(3ª y última parte)biblioteca.fundacionlasierra.org/sites/default/... · LUZ EN LA OSCURIDAD, Y...

[LUZ EN LA OSCURIDAD, Y 3ª PARTE] 23 de diciembre de 2017

Juan C. Pérez Gómez Página 1

“Luz en la oscuridad”

(3ª y última parte)

Otra vez, el Vaticano. Allí saben muy bien que tenemos almas, nuestros

espíritus y que éstos nunca mueren, viven en un cuerpo de carne que sí muere.

El cuerpo morirá pero el espíritu o el alma vivirá para siempre, dicen en muchas

de sus plegarias. Reconocen que somos mortales, pero el espíritu no.

-El espíritu y el alma son la misma cosa. Puesta dentro de carne, se convierten

en lo que llamamos humano. No veis que hay espíritus buenos en cuerpos de

carne y espíritus malos, también en cuerpos de carne.

-Entonces, ¿Hemos existido antes como espíritus y luego puestos en cuerpos

de carne, o somos un nuevo engendro puesto en cuerpos de carne?

-Ambas cosas pueden acontecer. La mayoría de seres enviados que nacen

como humanos no recuerdan haber estado en el espacio. Saben que están

aquí por alguna razón, aunque no saben ciertamente qué es. Habrá ocasión

de hablar de esto en próximos encuentros. No os preocupéis. Continuando

con las rocas lunares, cuando el presidente Richard Nixon ordenó que fueran

fragmentadas y enviadas a todos los jefes de estado del mundo, dos jóvenes

cardenales negociaron el destino final de la figurilla alada: el Vaticano, y la

llamaron el Ángel de la Luna.

-Es cierto, dos piedras llegaron a España: una para Franco, que estuvo en su

despacho hasta su muerte, y la que Kissinger obsequió a Carrero Blanco.

Miré alrededor desconcertado. No supe qué decir, me limité a acariciar el

áspero tronco de un pino cercano. Bajo la sutil luz de noche, aquellas colinas

se convertían en las curvas de un cuerpo llamado Tierra. Recordaba a un Juan

escéptico, de los que pensaban que el hombre nunca puso los pies en la Luna;

que todo había sido un simulacro caro, un montaje para demostrar el poder de

los americanos frente a los rusos en plena Guerra Fría. Yo en cambio, he



mantenido que fue uno de los grandes logros del hombre. Ambos tenemos

ahora motivos suficientes para decir que sí estuvo el hombre en la Luna.

-Nos divisaron _expuso Ardefiel_, en las pruebas de armas nucleares que se

hicieron en 1945 en el desierto de Nuevo México. Vinimos a detener una guerra

nuclear entre Estados Unidos y Rusia y militares de alto rango fueron testigos

de nuestra llegada. En Iesod, la superioridad quería estudiar vuestra capacidad

militar. Aparecimos cuando desarrollasteis las armas atómicas por la amenaza

de estos elementos para el cosmos. Estudiamos cuidadosamente todas las

misiones Apolo hasta que los astronautas del Apolo XI advirtieron nuestra

presencia, incluso cómo les alcanzábamos con nuestras naves. Los monitores

registraban rápidos latidos de corazón de vuestros navegantes. Sabemos

además que se barajó la idea de usar armas atómicas allí arriba. Alguien dijo

que Irsod sería una plataforma perfecta.

-Eran los tiempos de la guerra fría y por lo que se, esas propuestas jamás

prosperaron ¿O quizás sí?

-Sabemos que en la década de 1950 se desarrolló un plan secreto para

detonar una bomba nuclear en Iesod y observar si el tamaño de la nube

atómica generada sería lo suficientemente grande como para ser visible desde

la Tierra, a simple vista. Pretendían realizarlo en la cara oculta, muy cerca del

límite visible y que los rayos solares iluminaran la nube radiactiva para hacerla

visible. El artefacto iba a ser dos o tres veces mayor que el de la bomba

atómica de Hiroshima. Además querían saber cómo afectaría la gravedad lunar

a la nube radiactiva y hasta qué punto se expandiría en el espacio exterior así

como examinar si la nube contenía materia orgánica.

-En alguna ocasión rompieron el silencio y dieron explicaciones un tanto

reservadas... Aquellos que "hablaron demasiado" fueron dados de baja y

tuvieron que abandonar el servicio activo.

-Hubo un código de silencio _señaló Juan_. Recuerdo que Armstrong, el

primero en pisar la Luna, se negaba a conceder entrevistas: "No me hagan

ninguna pregunta y yo no les diré ninguna mentira", decía. Luego publicó,

"Nunca fuimos a la Luna", un libro donde denunciaba alunizajes falsos,

fotografías retocadas, rocas lunares que jamás salieron de la Tierra y

astronautas programados psicológicamente para mantener una impostura tan

perfecta que ellos mismos se la creían. Por eso siempre pensé que todo había

sido un fraude.

-No querían que el público se asustase con lo que sucedía en el espacio.

Mezclaron escenas reales con otras grabadas en un estudio de cine al frente

del director Stanley Kubrick, razón por qué Stanley vivió obsesionado con el

temor de ser asesinado por todo lo que sabía. Muchos investigadores vieron

pronto las diferencias imposibles en fotografías y filmaciones; encuadres de un



fotógrafo profesional y no de un astronauta con la cámara a la altura del pecho

de su traje espacial...

Juan, experto en fotografía, aclaró:

-Es muy raro que con una cámara Hasselblad y la sensibilidad de la película

utilizada -una Ektachrome de 160 ASA-, a ninguno de los astronautas se le

ocurriese hacer una instantánea con un tiempo de exposición suficiente como

para recoger ese firmamento único. Un fotógrafo de la Royal Photographic

Society declaró que "Muchas fotografías están llenas de incoherencias". En

una de las más famosas, aparece una roca marcada con la letra C, algo

habitual en escenarios de cine. La historia escrita por la NASA está llena de

mentiras. No obstante, tiene derecho a no dar a conocer las informaciones

científicas, tecnológicas y relacionadas con la humanidad y está libre de la

vigilancia del Congreso, lo que constituye una protección del Departamento de

Defensa de Estados Unidos.

-La Luna está llena de mentiras porque en ella habitan los que someten. En

definitiva, cuantos más datos recogemos sobre el satélite, mas misterios

presenta.

-Ya nos lo advirtió Nicolás Copérnico cuando dijo “que nadie espere nada

seguro de la astronomía, pues nada cierto nos ofrece”. Sus palabras,

proféticas, se ajustan como un guante.

Quizás lo más inexplicable de la Luna sea que, sencillamente, no debería estar

donde está. Es lo que piensa la mayoría de los científicos. El hecho de que

esté ahí es una de esas casualidades demasiado buenas para poder ser

aceptadas. Los planetas pequeños como la Tierra, con débiles campos de

gravedad, normalmente carecen de satélites. Plutón no tiene ningún satélite



conocido, tampoco Mercurio o Venus. Pero la Tierra, de manera sorprendente,

tiene la Luna. No todo consiste en tener satélites; lo importante es el tamaño de

esos satélites. Generalmente, cuando un planeta tiene satélites, éstos son

mucho menores que él. Así pues, la Tierra no sólo tiene un satélite, sino que

tiene un satélite gigantesco ¿Cómo es posible?. Sorprendente; y como

licenciado en Física, no dejo de sorprenderme. Además gira a la misma

velocidad que la Tierra, por eso siempre nos muestra la misma cara. Algo

estrechamente relacionado con la evolución de la vida en la Tierra.

-Poner a un hombre en la Luna, no fue fácil. Había que desarrollar nuevas

tecnologías: sistemas de comunicación inexistentes, ordenadores complejos,

materiales para estar expuestos a las temperaturas extremas y presiones

increíbles del espacio. Tampoco sabían cómo sería afectado el hombre al estar

expuesto por un largo período de tiempo a gravedad cero, aparte de las

radiaciones. En fin, habían problemas para los cuales no tenían experiencia ni

información. El único aliciente era que los avances que se hacían, podrían

tener aplicaciones en la industria y en ciencias como la medicina y la fisiología.

-Tenía razón Tsiolkovski al decir que “El imposible de hoy se convertirá en el

posible del mañana”. No me extraña que la Unión Soviética mintiera sobre su

carrera espacial...

-Los rusos os vendieron muy bien la historia de la perrita Laika orbitando

alrededor de la Tierra durante una semana, aportando datos para hacer más

seguras futuras expediciones tripuladas por humanos. Laika falleció siete horas

después del despegue, víctima de un ataque al corazón provocado por el

pánico. Una muerte poco apropiada para el triunfalismo que requería la

propaganda de la Guerra Fría. Han desaparecido las maletas 698, 699 y 700

donde que contenían los registros del alunizaje del Apolo XI. Tres días antes de

que partieran, los soviéticos enviaron una sonda no tripulada. Querían recoger

rocas y traerlas a la Tierra antes que los astronautas del Apolo XI. Por un fallo

técnico, la sonda soviética se estrelló contra la superficie de la Luna unas horas

después de que Armstrong la pisara.

-Sabemos que hubieron problemas "espaciales".

-Muchos. No lo sabéis bien: si el despegue de regreso hubiese fallado, con el

poco oxígeno que les quedaba, no hubieran vuelto y sin tiempo para organizar

un rescate. Las pulsaciones de Armstrong se dispararon hasta 156. Sintieron la

muerte de cerca. El piloto automático les llevaba hacia un cráter como un

campo de fútbol, rodeado de montañas y rocas gigantescas que les hubiera

causado serios daños si el alunizaje hubiese sido automático.

-¿Vosotros conocíais todo eso?



-Al detalle. El combustible estaba calculado solo para llegar a la superficie

lunar, y en esta maniobra estuvieron a punto de consumirlo todo. Un fracaso en

el alunizaje hubiera sido un problema para el presidente Nixon. Tenían

preparado un discurso por si todo fallaba; algo así como: "el destino ha

decretado que los hombres que viajaron a la luna para explorar en paz se

queden en la luna para descansar en paz". Más de seiscientos millones de

personas veíais en directo el alunizaje.

-Jesús Hermida fue el encargado de transmitirlo en España, el que tradujo

aquella célebre frase "es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto

para la humanidad".

-Los ordenadores de a bordo tenían menos capacidad que un teléfono móvil de

los que usáis ahora y los efectos de la defecación y de la micción en gravedad

cero no fueron tomados en consideración, y uno de ellos tuvo que estar con

antidiarréicos.

-Pero poniendo un hombre en la Luna se contestaron muchas preguntas que,

de no ir, no hubieran tenido respuesta. La Luna era una excelente plataforma

para montar instrumentos astronómicos, sin las desventajas atmosféricas de la

Tierra.

-Nos dejaron un disco lleno de mensajes y saludos de todas las naciones,

medallas, insignias, un nuevo sello de correos... El mensaje decía: “Aquí, unos

hombres del planeta Tierra pisaron por primera vez la Luna, en julio de 1969

d.C. Vinimos en son de paz y en nombre de toda la humanidad” y desplegaron

una bandera con dificultad para clavarla en el suelo. Les resultó complicado

porque pensaban que el suelo era blando, y en cambio, bajo una fina capa de

polvo hay roca muy dura.



-Yo vi cómo la clavaron y cómo se movía, algo supuestamente imposible donde

no hay atmosfera y donde no hay aire, no hay movimiento. Ahora dicen que no

queda ni rastro debido a la acción continua de los rayos ultravioleta del Sol

durante tantos años.

-La bandera cayó por la acción de los gases de escape, quemada, durante el

despegue.

-Perdona, ¿dices que la bandera se quemó en el despegue?... ¿Sin oxígeno?...

-La bandera se quemó con el fuego de los propulsores según subían. Lo vieron

perfectamente sus tripulantes. Nunca os dejaréis de hacer preguntas acerca

del Cosmos que os rodea. Vuestra mente está hambrienta de sabiduría y

buscará seguir haciendo ciencia. Si el hombre nunca se destruye a sí mismo,

no hay duda, de que un día viajará a las estrellas. Sois parte del Cosmos y el

hacer ciencia es una manera del Cosmos conocerse a sí mismo. Cuando el

sabio señala la Luna, el necio se queda mirando el dedo. Eso es lo que ocurre

con las religiones cuando quieren atrapar la verdad. E igual ocurre con los

idealistas en política, y en cualquier campo en que se trata de poseer la verdad.

Hay que mirar la luna, y no quedarse mirando el dedo. Es un satélite de control

mundial.

Rodeados de bancales escalonados y vegetación, las estrellas parecían querer

iluminar solamente nuestros rostros. Contemplando aquel espectáculo quise

ver un mensaje celestial, donde seres humanos, vegetales o polvo de estrellas,

todos danzábamos al ritmo de una melodía misteriosa, entonada en la distancia

por un flautista invisible.

-Quiero que miréis las estrellas cada noche durante unos minutos antes de

acostarse. "Beber" de la luz de las estrellas, absorber su energía. Esto tendrá

influencia en la calidad de la conciencia durante la noche. Si encontráis

dificultad en mantener la vigilia durante el sueño, será porque vuestro cuerpo

astral está débil. Por lo tanto, antes de comenzar el viaje nocturno, tenéis que

saturar la conciencia con energía astral: la de las estrellas. Son una fuente

inagotable de inspiración. Sabios de diversas tradiciones han percibido las

constelaciones como morada de los seres espirituales más elevados. La luz

que llega de las estrellas, os permitirá vibrar a frecuencias diferentes a

cualquier cosa que podáis experimentar en la Tierra. Hace mucho que vuestro

mundo fue mi mundo; muy distinto a como es ahora. Había menos gente y

vivíamos más cerca de la tierra, de la Luna y de las estrellas. Conocíamos el

lenguaje de la lluvia y de las cosechas. Sabíamos cómo hablar con las estrellas

y con los seres del cielo. Intuíamos que la vida era sagrada y que era producto

del matrimonio entre la Madre Tierra y el Padre Cielo. Había equilibrio y éramos

felices.



Las estrellas perdieron sus nidos y la Luna no visible desde nuestro cobijo,

anduvo por los abismos desiertos de la noche. Ardefiel observaba y dejaba

vagar la mirada entre las sombras. Al oír la voz de aquél ser, hacer eco contra

el cerro que nos rodeaba, sentí que algo muy antiguo brotaba de su interior. De

repente, su voz susurró:

-De vez en cuando, fijaros en cosas que no estén hechas con las manos: Una

montaña, una estrella, la curva de un río. Desde aquí controlábamos una

extensa zona agrícola. Ahora, solo hay piedras que se extienden hacia lo que

hoy son huertas y olivares. Hay muy poco excavado; lo más importante está

bajo de los pinos y de la maleza.

-¿Te importaría contarnos como vivíais en este Cerro _le pregunté.

-Cultivábamos las tierras y pasturábamos ganado por umbrías y cañadas.

Como elaborábamos vino y aceite, nuestros talleres de alfarería fabricaban las

ánforas para su transporte. Sólo las familias importantes bebían vino en las

ceremonias. Se consumía al modo bárbaro, puro, sin mezclar con agua. El

aceite lo conseguíamos del olivo o del acebuche, la especie silvestre. Era muy

importante para nuestro sustento, conservación de alimentos, obtención de

ungüentos, perfumes, jabón y como combustible para las lámparas.

Todo esto me parecía tan interesante, que me despertó gran curiosidad.

-¿Teníais animales? _continué preguntando.

-Claro, teníamos animales domésticos, sobre todo cabras, ovejas, vacas,

cerdos, burros, mulos, bueyes, caballos, gallinas y perros. De las cabras y las

ovejas obteníamos carne, leche, queso y lana. Las vacas nos abastecían de

carne, leche, queso y cuero. Del cerdo lo aprovechábamos todo. Los burros,



los mulos y los bueyes se utilizaban para trabajar. Los caballos, para el

transporte y la caza. De la gallina se aprovechaba la carne y los huevos. Con

los perros y rapaces, íbamos a cazar conejos, liebres, perdices, palomas... y

algunas veces conseguíamos jabalíes.

Mientras lo escuchaba, me pareció que describía culturas aisladas y remotas

de tradiciones que ya no quedan, que tuvimos a menos de mil metros de mi

casa. Juan, preguntó:

-¿Cómo subíais las carretas hasta aquí arriba? _preguntó con voz cálida y

amistosa.

Ardefiel, dándose valor, agregó:

-Parece complicado, pero provechábamos las curvas de nivel y en las rocas

junto a las subidas más pronunciadas, habían unos orificios por donde

metíamos palos que frenaban a los carros; así descansaban los animales sin

que la carga se fuera hacia abajo. Aunque el depósito de alimentos lo

hacíamos en ánforas y tinajas, para el transporte de líquidos utilizábamos odres

de piel y para sólidos, sacos. Arriba, lo metíamos en silos excavados en el

suelo. El agua de las viviendas se almacenaba en ánforas.

-¿Vestíais como vistes ahora?

-No. Vestíamos túnica corta sujeta con cinturón y manto cogido al hombro con

un pasador. El pantalón lo usábamos poco. Las mujeres llevaban la túnica

hasta los tobillos. El manto, que cubría la túnica les llegaba hasta los pies.

Alguna vez utilizaban un velo hasta los hombros. Nuestro calzado era de paño

y cuero con suela de esparto. Para salir a otras partes, el calzado era más

fuerte.

Una gesto doloroso surcó su rostro, junto antes de añadir:

-Mis hijos se marcharon a la guerra...

-¿Guerra?... _murmuré, haciendo lo imposible por ocultar mi asombro.

-Guerras que ni nos iban ni venían; tanto griegos como cartagineses nos

utilizaron como soldados pagados. Teníamos fama de ser duros; usábamos

una espada corta, la "falcata", muy temida porque su filo era capaz de cortar

cascos y corazas. Con hondas, lanzábamos plomo contra las cabezas de

nuestros enemigos.

-Debieron ocurrir cosas muy extrañas, no nos digas...

-Algo ocurrió _nos explicó. Recuerdo un verano caluroso, mediterráneo.

Aquella mañana de hace más de 2.400 años, pasó algo extraño. El Sol ya

estaba bien alto en cielo. De repente empezó a perder fuerza. En ningún



momento dejó de lucir, pero los pobladores de este Cerro notamos que la

luminosidad del día se hacía cien veces menor; lo recordaré como el día del

Sol frío. Vivíamos, sin saberlo, un eclipse de Sol. Comenzaron a ocurrir cosas,

incluso olvidamos quiénes éramos. Poco a poco abandonamos el poblado. Nos

fuimos de aquí. Con el olvido, comenzamos a sentirnos separados, separados

de la tierra y de los demás. Deambulamos sin dirección ni conexión. En este

alejamiento, creíamos que teníamos que pelear para sobrevivir en este mundo,

y defendernos contra las mismas fuerzas que nos habían dado la vida, en la

que habíamos aprendido a vivir en armonía y confianza. Aprendimos a usar

toda nuestra energía para protegernos del mundo que nos rodeaba.

Aprendimos a ser humildes puesto que estábamos hechos de tierra, y a ser

nobles porque estábamos hechos de estrellas.

Esa noche, de nuevo se había producido un contacto entre habitantes de la

Tierra y un ser del espacio que una vez, también lo fue de aquí. En los meses

siguientes, nos dijo Ardefiel, que aprenderíamos su lenguaje siéndonos

permitido indagar en todo aquello que mueva nuestra curiosidad.

-No dudéis porque tendréis la sabiduría y la paciencia, y por encima de todo, la

seguridad de que no estáis solos en el mundo. En la Luna habitamos muchos

seres; unos que comandan y sostienen todo este entramado lleno de verdades

y de mentiras, y otros como yo que he venido y continuaré haciéndolo para

daros un poco de luz en la oscuridad que os envuelve. Sabéis muy poco

respecto al Universo que habitáis y en el que nosotros estuvimos. Buenas

noches hermanos.

(3ª y última parte)biblioteca.fundacionlasierra.org/sites/default/... · LUZ EN LA OSCURIDAD, Y...

Documents

Transcript of (3ª y última parte)biblioteca.fundacionlasierra.org/sites/default/... · LUZ EN LA OSCURIDAD, Y...