2heler
-
Upload
migueldelvalle -
Category
Documents
-
view
3 -
download
0
description
Transcript of 2heler
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 47
HUMANIDADES - CIENCIAS SOCIALES
INVESTIGACIN
Claroscuros de la responsabilidadsocial organizacional, una miradadesde la filosofa
Heler, Mario
Resumen
Hoy se promociona la responsabilidad social organizacional. La puesta en discu-
sin de esta responsabilidad remite a un problema central de la tica organizacional
(no siempre tematizado): la relacin entre la sociedad y las organizaciones. Sin
embargo, la expresin misma puede operar como un obstculo epistemolgico en
su discusin, ya que no se trata de una expresin unvoca que prescriba mecanis-
mos para abordar dicha relacin. Desarrollar una forma de entender la cuestin
de la responsabilidad social organizacional, desde la comprensin del circuito de
la relacin de responsabilidad. Algunas precisiones a los actuales significados
ambiguos de trminos como moral, tica y poltica servirn para estipular dos
sentidos de responsabilidad que se mantienen en oposicin/tensin cuando se
trata de poner en prctica la responsabilidad social organizacional. Tal estipula-
cin tal vez constituya una contribucin de la tica de tradicin filosfica a la
discusin en las organizaciones sobre su responsabilidad.
Palabras clave: Filosofa poltica, dimensin tico-poltica, orden moral-policial,
organizaciones, responsabilidad social
Artculo derivado del proyecto de investigacin: Modernidad y transicin actual: la dimensin tico-poltica en lasociedad de control, Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas -CONICET/ Universidad de Buenos Aires-UBA;remitido en: mayo de 2009, admitido en: diciembre de 2009.
Autor: Facultad de Ciencias Sociales y Ciclo Bsico Comn CBC, UBA; CONICET (Buenos Aires, Argentina). E-mail:[email protected]
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201048
HUMANITIES - SOCIAL SCIENCES
RESEARCH
Chiaroscuros of the Social Responsibilityof Organizations, a Philosophical View
Heler, Mario
Abstract
The social responsibility of organizations is being fostered nowadays. The starting
of the discussion of this responsability refers to a central problem of the ethics of
organizations (not always considered a topic): the relation between society and
organizations. However, the expression can operate as an epistemological obstacle
for the discussion, as far as it is not an univocal expression which prescribes
devices to approach the above mentioned relation. I shall explain a way of thinking
the question of the social responsibility of organizations by means of understanding
the circuit of the relation of responsibility. A few remarks about the present
ambiguous meanings of terms such as morals, ethics and politics will help to
stipulate two meanings of responsibility that stand in opposition/tension when
carrying out the social responsibility of organizations. This stipulation might become
a contribution of the ethics of philosophical tradition to the discussion in the
organizations about their responsability.
Key words: political philosophy, ethical-political dimension, moral-policial
order, organizations, social responsability
Paper derived from the research proyect Modernity and actual transition: the Ethical-Political Dimension in the Societyof Control, Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas CONICET/ Universidad de Buenos AiresUBA; submitted in May 2009; admitted in December 2009.
Author: Faculty of Social Sciences and Ciclo Bsico Comn CBC, UBA,/CONICET (Buenos Aires, Argentina). E-mail:[email protected]
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 49
I. Introduccin
Hoy circulan demandas de tica que promocionan (en especial, pero no
exclusivamente, desde organismos internacionales y/o regionales) la
responsabilidad social organizacional (la referencia a las organizaciones
ampla el campo de aplicacin del concepto ms all de las empresas,
incluyendo por ejemplo a las universidades)1. A su vez, tal promocin
confluye con los planteamientos de una tica empresarial2 que ha teni-
do cierto impulso, paradjicamente, con la instalacin de polticas
neoliberales, as como en vinculacin con la delimitacin y consolida-
cin de la llamada tica aplicada (Maliandi: 2004). No obstante, cabe
la sospecha de que estas promociones se orienten hacia un maquillaje
de las prcticas propias de la actual etapa del capitalismo, buscando
disimular sus manifestaciones salvajes pero sin atentar contra su
dinmica. Bajo estas circunstancias, la tica filosfica como cuestin
filosfica puede ofrecer una mirada crtica sobre el fenmeno, capaz
de contribuir a las discusiones sobre el tema en las organizaciones. Es
que la filosofa no tiene por qu quedar reducida a una reflexin abs-
tracta sin referencia social. Es capaz de contribuir al trabajo de elucida-
cin de las propias prcticas sociales y, en este caso, se apunta a la
responsabilidad social en las organizaciones.
En este sentido, adoptar la perspectiva que interpreta como un
avance la consideracin actual de la responsabilidad social organi-
zacional. Las discusiones y experiencias sobre el modo de abordaje de
la cuestin tica en las organizaciones, desde fines del siglo XX, han
desembocado en tal consideracin. Y puede tomarse como un avance
en tanto el solo hecho de la puesta en discusin de esta responsabili-
dad remite abiertamente a un problema central de la tica empresarial:
la relacin entre las organizaciones y la sociedad. Con su planteamiento
se abre la posibilidad de cuestionar que sea el mercado el nico lugar
capaz de dar cuenta de tal relacin, rompiendo con el supuesto de que
es natural3 que esas relaciones se rijan por lgicas del lucro, dado que
es en el mercado donde las variadas y diferentes interrelaciones se
equivalen en intercambios mediados por el dinero y dirigidos a la obten-
cin de ganancias (Friedman: 1970).
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201050
Sin embargo, la remisin a la sociedad de esa relacin/problema
pone en juego aspectos de las organizaciones habitualmente invisi-
bilizados, que sealan algo ms que los mecanismos del mercado. Es
que llama la atencin sobre las cadenas de dependencia mutua4 que
componen la red de relaciones y relaciones de relaciones que constitu-
yen lo social y, por tanto, tambin a las organizaciones. Por ello, la cues-
tin de la responsabilidad social lleva a poner en discusin que puedan
pensarse las organizaciones como si fueran entes aislados que en al-
gn momento se vinculan en el espacio del mercado y con el nico
objetivo de obtener ganancias. Por el contrario, permite observar que
las organizaciones slo existen y se desarrollan en el medio social:
actan formando parte de la sociedad. Las organizaciones son ejem-
plos paradigmticos de la sociedad que integran.
La promocin de la responsabilidad social organizacional est moto-
rizada por problemas surgidos precisamente en las relaciones existen-
tes entre las organizaciones y la sociedad, problemas que aumentan la
conflictividad que amenaza las actividades de aqullas. La invitacin a
la prctica de la responsabilidad social en las organizaciones consti-
tuye una de las posibilidades para responder a esos problemas. En
consecuencia, desde un punto de vista tico, estas respuestas resul-
tarn pertinentes y relevantes si logran establecer efectivamente al-
guna diferencia en las relaciones ya dadas entre las organizaciones y
la sociedad.
Pero las prcticas estandarizadas que adoptan los administradores
se basan sobre una serie de cuestiones que se estipulan como las que
son necesarias atender, con ciertos procedimientos, cuando una orga-
nizacin se involucra con la responsabilidad social (por ejemplo: Ramrez
Cleves: 2008; Crozier: 2008; Chamon y Amurrio: 2007; Enderle: 2007;
Etkin: 2008). De este modo, se hace primar una predeterminada forma
de encarar su involucramiento, explorando una posibilidad entre todas
las que se abren con el llamado a la responsabilidad social. Adems,
esa posibilidad estandarizada genera suspicacias, al emplear los mis-
mos recursos utilizados usualmente en las organizaciones para obtener
ganancias. Entonces, cabe interrogarse acerca de qu clase de diferen-
cia establece en la relacin organizaciones-sociedad la modalidad con la
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 51
que se promociona la responsabilidad social en las organizaciones,
sean con o sin fines de lucro?
Aqu, no obstante, se trata de aprovechar las oportunidades genera-
das por el mismo planteamiento de la responsabilidad social de las
organizaciones para, al menos, comenzar a reflexionar sobre los pro-
blemas que presentan las relaciones organizaciones-sociedad en nues-
tra actualidad. Pero puesto que la expresin responsabilidad social
est lejos hoy de poseer una significacin que interpele y oriente los
comportamientos sociales, proponer una interpretacin de su significa-
do podra constituir un aporte al proceso de elucidacin, esto es, para el
necesario trabajo de pensar lo que se hace y saber lo que se piensa, en
las organizaciones (Castoriadis: 1993:11). En especial, teniendo en
cuenta que, tal como significa en la actualidad, la expresin misma
puede operar como un obstculo epistemolgico (Bachelard: 1978).
Desde esta perspectiva, propondr una forma de entender la cues-
tin de la responsabilidad social en las organizaciones en nuestra ac-
tualidad en transicin, a partir de una interpretacin del circuito de la
relacin de responsabilidad. Har falta estipular, adems, algunas pre-
cisiones en las significaciones hoy ambiguas y multivalentes de los tr-
minos moral, tica y poltica (a los que agregar polica, conforme a las
diferenciaciones que se han propuesto en la filosofa poltica actual).
De este modo, podr definir dos sentidos de responsabilidad que se
mantienen en oposicin/tensin cuando se trata de poner en prctica
la responsabilidad social organizacional en nuestro contexto socio-his-
trico. El valor de la propuesta que aqu se realiza depender de que
sea fructfera en la bsqueda de orientaciones crticas para el accionar
de las organizaciones (aunque tal vez pueda llegar a serlo para aque-
llos de sus integrantes que ya estn disconformes con la modalidad
promocionada y ya estn predispuestos a explorar otras perspectivas).
II. El circuito de la relacin de responsabilidad
En principio, la expresin responsabilidad social organizacional atribu-
ye a las empresas o, con mayor generalidad, a las organizaciones5, una
responsabilidad ante la sociedad. Pero tomemos primero la idea de
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201052
responsabilidad para poder pensar esto de que, con ella, hay una
atribucin por tanto, un responsable y un ante quien se tiene esa
responsabilidad, como forma de percibir el circuito de la relacin de
responsabilidad.
Una de sus usuales caracterizaciones vincula a la responsabilidad
con el ejercicio de la libertad. En las sociedades modernas la libre elec-
cin es postulada al mismo tiempo como un derecho y una obligacin
de cada uno y de todos. Pero precisamente por decidir libremente su
comportamiento, el agente debe ser (mandato moral) responsable por
las decisiones que adopta. Como responsabilidad significa etimol-
gicamente capacidad de responder, asumir este mandato remite a dos
capacidades que debe poseer el agente: la de poder dar una respuesta
aceptable a la pregunta acerca de por qu se va a actuar o se actu de
una manera u otra6, por un lado, y por otro, la capacidad de responder
por las consecuencias de su accin hacindose cargo.
La responsabilidad refiere a una relacin de causalidad. El agente
libre (causa) decide un curso de accin y lo ejecuta, provocando efectos
en el agente y en el medio donde la accin se realiza (incluidos los otros
agentes). Decisin, accin y consecuencias quedan as enlazadas en
una secuencia causal a travs del agente que ha operado libremente
(libre en tanto, al menos, estaba en su poder no actuar). Conforme a la
concepcin dominante en nuestras sociedades, la decisin del agente
consiste en determinar cules sern las acciones que le permitan obte-
ner sus fines, realizar sus intereses (efectos esperados por el agente).
Pero todas las decisiones estaran siempre orientadas y convergeran
hacia un fin final o inters central, convirtiendo en medios a los fines
particulares. Este centro de convergencia de fines e intereses consisti-
ra en la autoconservacin, tanto de individuos y grupos como de las
organizaciones y de la sociedad en su conjunto7. Las acciones de los
agentes, todos ellos persiguiendo sus fines e intereses, y los efectos de
todas esas acciones, confluyen y provocan consecuencias que de he-
cho afectan a las decisiones y las acciones de los agentes buscando su
autoconservacin. Pueden ser consecuencias queridas o no, previstas
o imprevistas, pero si puede atribuirse el carcter de causante a un
agente, ste es responsable por ellas8.
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 53
Por haber decidido libremente su acto, el agente debe entonces ser
capaz de responder sobre el porqu de su decisin, lo que significa ser
capaz de brindar un sentido a las acciones elegidas; esto es, investir las
acciones (los movimientos y desplazamientos de los cuerpos, con sus
afecciones mutuas) con un relato que se pueda narrar sin avergonzarse
delante de los interlocutores. En principio, cualquier integrante de la
sociedad puede preguntar a cualquiera y es ante cualquiera que el rela-
to con que se responde debe ser aceptable, y ser aceptable en tanto y
en cuanto en el relato se apele a usos y costumbres compartidos, es
decir, a usos y costumbres que han sido establecidos socialmente como
los correctos y esperables para los miembros de una sociedad (en reali-
dad, usos y costumbres compartidos y a la vez diferenciados segn las
diversas partes Rancire: 1996 de la sociedad e incorporados a los
individuos en el proceso de socializacin). Es, entonces, como partcipe
de un colectivo ms o menos extenso, ms o menos asentado, etc.
que alguien pregunta a otro integrante y ste responde, sabiendo de
antemano cules razones para su comportamiento son aceptables. La
vergenza aparece frente a otros cuando no se tienen razones que
puedan ser evaluadas como correctas conforme a los compartidos cri-
terios sociales de lo esperable y por tanto aceptable. En este sentido, la
expresin responsabilidad social organizacional es redundante: toda
responsabilidad es social.
Se es responsable, entonces, ante un colectivo de interlocutores que
comparten los cdigos de la sociedad a la que pertenecen y/o de
parte de ella. Por lo tanto, aquel ante quien se es responsable tiene el
derecho de reclamar que el comportamiento que uno de nosotros
adopte sea conforme a los usos y costumbres establecidos en ese
nosotros (y que prescriben cmo actuar entre nosotros y en relacin
con los otros con los que nosotros nos relacionamos). Al referirnos a
la responsabilidad social empresarial, habr entonces que tener en
cuenta ante quines las organizaciones son responsables por serlo
frente a la sociedad en general y, consecuentemente, visualizar esos
cdigos compartidos sobre lo aceptable.
Por otro lado, dejamos sealado que la exigencia de ser responsable
implica asimismo la capacidad de responder con el significado de hacerse
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201054
cargo de las consecuencias del propio accionar. En tanto se trata de una
causalidad con explcitas connotaciones morales, las consecuencias con-
sideradas positivas atribuyen mrito al agente. En este sentido, ser res-
ponsable es, entonces, loable para la sociedad (traducido al lenguaje
usual en las organizaciones, podra decirse que las consecuencias posi-
tivas de los comportamientos brindan beneficios). Mientras que las
consecuencias negativas reclaman la reparacin de los daos provo-
cados y el hacerse cargo adquiere as el significado de pagar los costos,
tanto como forma de reparacin del perjuicio como de castigo del agente
que lo ha ocasionado. Cabe recordar que la palabra responsable se usa
tambin como sinnimo de culpable.
Las consecuencias negativas de un acto se presentan por el lado de
las vctimas particulares, de aquellos que son lesionados a travs de
las consecuencias de la accin. Pero tambin se presentan por el lado
del dao causado a la cohesin social en general. Aqu surge otra con-
notacin de la responsabilidad, la que la asocia a una referencia rec-
proca entre derechos y obligaciones. Tal reciprocidad est mediada por
un reconocimiento social: si un derecho es socialmente reconocido como
tal, a su vez queda determinado su respeto como una obligacin (aun-
que muchas veces ese reconocimiento falta y debe ser conquistado).
Pero la reciprocidad se expresa en el modo del deber ser. Por consi-
guiente, no est asegurada: no necesariamente el reconocimiento y el
respeto se corresponden con los comportamientos particulares. La idea
de dao se asocia as con la posibilidad de la lesin de derechos. No
obstante, la correlacin entre los derechos y las obligaciones, pese a no
estar totalmente asegurada, es una de las condiciones de posibilidad
de la cohesin social, pues sta se teje con las expectativas sociales
sobre el cumplimiento generalizado (universal)9 del respeto de dere-
chos socialmente reconocidos. La creencia en la tendencia universal al
cumplimiento robustece la fuerza de coaccin de los usos y costum-
bres sociales.
Por el lado de la vctima, su reconocimiento como tal puede ocasio-
nar compasin, pero su reclamo tendr legitimidad si se ha daado
algunos de sus derechos reconocidos y tendr xito si se puede deter-
minar el responsable-culpable. Cuando el comportamiento produce con-
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 55
secuencias negativas, entonces el responsable de la victimizacin no
ha cumplido con sus obligaciones en relacin con los derechos de la o
las vctimas (hacia una parte de la sociedad). Pero adems y al mismo
tiempo, tampoco ha respetado el derecho de la sociedad a que sus
integrantes acaten los mandatos sociales, mandatos que son traduci-
bles en la obligacin del respeto de los derechos socialmente reconoci-
dos. La falta de respeto de este derecho de la sociedad puede ser
reclamada por cualquiera (en tanto beneficiario y contribuyente a la
cohesin social).
Las consecuencias negativas de la accin manifiestan entonces la
violacin de derechos y es esta manifestacin concreta la que reclama
resarcimiento (esto es, reconocimiento y reposicin del derecho viola-
do), a travs del hacerse cargo por parte del agente (causante y culpa-
ble). Pero dada la faz particular y social del dao provocado por esas
consecuencias, no alcanza entonces el resarcimiento de la o las vcti-
mas, sino que es necesario tambin reparar la cohesin social. Hace
falta, por ende, la sancin (jurdica y/o social)10 acompaada preferen-
temente por el sentimiento de la culpa (que conllevara el arrepenti-
miento del responsable con una promesa de no repetir el incumpli-
miento). La reparacin y la sancin, el pago de los costos, tambin
tienen as una funcin ejemplificadora: anticipar los efectos que debe
esperar cualquiera que no acate los usos y costumbres instituidos so-
cialmente como correctos, buenos, justos.
Por todo ello, la responsabilidad debe ponerse en prctica antes de
que se produzcan las consecuencias del acto libremente decidido. Ya
desde la toma de decisin, el comportamiento responsable se orienta,
entonces, por el deber de evitar victimizaciones, inscribindose en las
expectativas sociales, confirmndolas y revalidndolas (aunque sea en
apariencia)11. La responsabilidad como mrito corresponde a aqul que
evita las consecuencias negativas que reclamarn reparacin y castigo,
tomando todos los recaudos necesarios y posibles para no provocarlas
(y si se producen, podr apelar a su impredecibilidad, negando que se
trate de imprevisin del agente; por otra parte, desde el punto de vista
de la conveniencia, parecera relevante que tales consecuencias no se
hicieran pblicas, ni admitir ser el causante, as como ocultar informa-
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201056
cin incriminatoria, etc.). De cualquier manera, siempre existe el peli-
gro de ocasionar perjuicios no queridos o que haya consecuencias que
sean valoradas negativamente por parte de la sociedad.
El circuito de la relacin de responsabilidad interpela, entonces, al
agente a inscribir su accionar en un proceso que lo obliga a ser respon-
sable desde el momento de la toma de decisin hasta una vez ocurri-
das las consecuencias de su accionar, cuando deber hacerse cargo
efectivamente de los efectos negativos ocasionados, si los hubiere. En
todo el circuito, es responsable ante otros agentes sociales: ante aqu-
llos que tienen derecho a que acte respetando sus derechos y, por ende,
ante quienes tienen derecho a demandar reparacin y castigo. Pero tam-
bin es responsable ante la sociedad en su conjunto. Frente a la mirada
social, la responsabilidad del agente ser eficaz y eficiente si su modo de
actuar ha evitado o eludido las posibilidades de tener que pagar los
costos por consecuencias que estaba en su poder no causar.
Adems de ser una relacin social, la relacin de responsabilidad
previene entonces un estado de peligro estructural: nadie puede preve-
nir totalmente todas las consecuencias de sus accionar, por lo tanto,
cualquiera es virtualmente culpable. No lo ser efectivamente si puede
persuadir de lo contrario, justificando (narrando) su accionar y mostran-
do, ante quien es responsable, que no es el culpable de las consecuen-
cias negativas producidas, ya que ha actuado de manera responsable
en todo su accionar y que lo seguir haciendo tambin despus. Si su
narracin es aceptada, no deber pagar los costos, y deber hacerlo si
es rechazada (aunque tambin haya cuestiones de grados en la acep-
tacin o el rechazo atenuantes que estipularn el precio a pagar).
Pero, en cualquiera de los casos, la atribucin de responsabilidad
tanto como el pago de los costos admiten la calificacin de justos o
injustos. Y esa calificacin constituye una cuestin crucial para las orga-
nizaciones que tienen que ser responsables en su accionar: cul es,
entonces, la medida de responsabilidad predominantemente en nues-
tras sociedades, es decir, cules son los parmetros que juegan en la
atribucin de responsabilidad tanto como en la especificacin del ha-
cerse cargo de las consecuencias?
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 57
III. La medida de la responsabilidad (el orden moral-policial)
Las costumbres y los usos establecidos, en consonancia con los dere-
chos socialmente aceptados, fijan los criterios de inclusin y exclusin
que operan en las interacciones sociales, establecen la frontera entre lo
que es y no es permitido, aceptable, correcto, esperable, justo. De esta
manera, hacen posible ver y decir determinados asuntos, al mismo tiem-
po que invisibilizan y hacen incomprensibles otros. Estos otros asuntos
quedan as fuera de consideracin (tal vez en los mrgenes) y, si igualmen-
te se expresan, tienen visos de irracionalidad: no pertenecen al mbito de
lo razonable, ni siquiera resultan del todo inteligibles para el entendimien-
to compartido de la sociedad y de sus organizaciones.
Es que el orden social se impone en el juego de las fuerzas sociales
conformando un sistema de dominacin12 que logra gobernar podra-
mos decir sobre los cuerpos y las almas de los miembros de la sociedad
y en cada organizacin, de modo de obtener obediencia (aunque sea
a travs de una conformidad ficticia). La dominacin se articula en el
entramado de usos y costumbres que no slo se observan en los com-
portamientos de sus integrantes (observar en el significado tanto de
percibir como de cumplir), sino tambin en las caractersticas y funcio-
nes de las instituciones que los objetivan. Bajo estas condiciones, los
cambios en los usos y costumbres, el reconocimiento de nuevos dere-
chos, parece que tendrn que ser provocados contra la dominacin y
mediante luchas.
Teniendo en cuenta la vaguedad y multivocidad de los trminos invo-
lucrados, introduzco la expresin orden moral-policial para especificar
como sistema de dominacin lo que hasta ahora he referido como
orden social establecido o status quo. El significado etimolgico de la
palabra moral permite referir a los usos y costumbres incorporados en
sus individuos (aspecto subjetivo), mientras que polica13 alude al as-
pecto objetivo de esos usos y costumbres, productores y productos de
leyes y ordenanzas, de instituciones y organismos sociales que admi-
nistran y gestionan lo comn. En este sentido, con esa expresin pre-
tendo reunir y poner en correspondencia el aspecto subjetivo y objetivo
del orden social y el de las organizaciones que en tanto partes de ese
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201058
orden a su vez lo recrean idiosincrsicamente en un orden propio. Ms
adelante contrapondr a este orden y desde l una dimensin tico-
poltica14.
El orden moral-policial instituye una particin y una reparticin de la
sociedad, al dividir el todo social en sus partes y al distribuir los dere-
chos y obligaciones de cada una de ellas. Conlleva entonces una conta-
bilidad, puesto que estipula la condicin en que cada parte cuenta (se
la tiene en cuenta) en la sociedad. Sin embargo, puede haber partes
que no cuenten, partes que no son partes (Rancire: 1996).
En la modernidad y hasta nuestros das, las desigualdades y opresio-
nes de las partes manifiestan una conflictividad peculiar, dada la
postulacin distintiva del moderno orden moral-policial: la (formal) li-
bertad e igualdad de todos. Tal postulacin oculta que la igualdad y la
libertad constituyen el punto de inflexin para la reproduccin de nues-
tras sociedades de la igualdad desigual, es decir, encubre que esa
postulacin es condicin de la generacin de desigualdades y opresio-
nes. La igualdad y libertad de todos se vincula con la idea de contrato: las
partes contratantes son iguales en tanto se obligan por igual y en forma
libre dan presuntamente su consentimiento sin coercin (la esclavitud
es inadmisible). Pero las obligaciones que contraen libremente tienden a
ser desiguales para cada contratante (Heler: 2002; 2009).
Esta particin y reparticin del orden moral-policial se incorpora en
sus habitantes (moral) en los procesos de subjetivacin, otorgndoles
un sentido prctico (Bourdieu: 1999) para actuar en la sociedad, con-
forme a su pertenencia a una parte de la misma y segn la posicin que
ocupan. El sentido prctico opera con lo visible y lo decible dentro del
orden policial, con dificultades para dar cuenta de las desigualdades y
opresiones generadas por la particin y reparticin social (que las
invisibiliza y silencia). De este modo, slo es racional y razonable lo que
encaja dentro de lo esperado y esperable, estipulado por los usos y
costumbres que impone el orden moral-policial con su contabilidad. Por
consiguiente, el orden moral-policial tiene como una de sus funciones
fundamentales estabilizar e inmovilizar el devenir de los usos y costum-
bres ya impuestos. stos definen regularidades cuyo respeto conserva
el orden establecido. El orden dado se toma, entonces, como el buen
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 59
orden y como tal debe ser conservado. Su administracin y gestin
debe, por consiguiente, ser conservadora: dirigirse a la preservacin del
orden a travs del tiempo. Contra esta direccin conservadora se en-
frentan las demandas de cambios sociales15, en tanto que las instan-
cias gubernamentales y directivas prefieren encargarse de introducir
modificaciones que acallen aquellas demandas y slo alteren en la
menor medida posible el sistema de dominacin (tanto en la sociedad
como en las organizaciones).
Resulta, entonces, que dentro de un orden moral-policial todo est
dispuesto para que la relacin de responsabilidad la atribucin de
responsabilidad y el ante quien se es responsable, el tipo de narracin
en la que se da cuenta de las acciones, as como los mritos y las
culpas por las consecuencias producidas se realicen conforme a su
contabilidad, siendo funcionales a la autoconservacin de los usos y
costumbres. Ms an, operan dispositivos sociales de clausura16 que
tienden a que, en el ejercicio de su responsabilidad, el agente conside-
re slo posibles estticos (Heler, 2007 y 2005: 56); esto es, posibilida-
des impuestas como las nicas viables, autosustentables, que son
funcionales a la reproduccin de la dominacin y generadores de una
ficcin de eleccin libre17.
Desde la perspectiva expuesta, la medida de la responsabilidad pre-
dominantemente se determina en funcin del orden moral-policial dado:
la atribucin y el pago de los costos del responsable derivan de su
contabilidad. Los mecanismos sociales funcionan, subjetiva y objetiva-
mente, para la atribucin y el pago de los costos en consonancia con lo
socialmente establecido. Pero estos mecanismos son falibles. A su vez,
la orientacin conservadora, seguida por el orden moral-policial, redu-
ce la posible injusticia en la atribucin y estipulacin de costos a una
falla tcnica o humana. De esta manera se procura evitar que se mani-
fieste una cuestin de fondo: las desigualdades y opresiones que impo-
ne la participacin y reparticipacin social18 y que pueden impugnar sus
determinaciones de atribucin y pago de costos. Claro que tal impugna-
cin requiere otra disposicin de responsabilidad. Pero esta otra dispo-
sicin se deja entrever, en cada momento, por referencia al postulado
moderno de la igualdad y la libertad de todos, exigiendo ir ms all de
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201060
su formal postulacin en el moderno orden moral-policial. Es en nom-
bre de la igualdad y libertad de todos que se demandan otros usos y
costumbres posibles, el reconocimiento de otros posibles derechos. El
orden moral-policial induce la concentracin en los posibles estticos,
mientras que esas otras posibilidades (podramos denominarlas en con-
traposicin posibles dinmicos) quedan invisibilizadas y silenciadas.
IV. Otra disposicin de la responsabilidad (la dimensin tica-poltica)
Precisamente, en relacin con lo invisible y lo indecible en un determi-
nado orden moral-policial, cabe la interpretacin de la irrupcin de la
dimensin tico-poltica (Heler: 2009)19.
Si tica se entiende en funcin de la tradicin que le asigna el papel
de la crtica a la moral y si poltica se comprende como la lucha contra
la particin y reparticin policial, como la impugnacin de la invisibilidad
e indecibilidad de las desigualdades y opresiones que el orden policial
impone, entonces, las cuestiones tico-polticas problematizan la parti-
cin y reparticin social dominantes en nombre de la igualdad y la liber-
tad. A su vez, suponen un proceso subjetivo de desidentificacin y nue-
va subjetivacin (tica) en la disputa, en la lucha (poltica) para que
cuenten quienes no cuentan en la contabilidad social.
La contraposicin entre el orden moral-policial y la dimensin tico-
poltica constituye una oposicin/tensin que no se resuelve en una
eleccin (encrucijada)20. El orden moral-policial no slo reprime las po-
sibilidades dinmicas; tambin nos constituye en lo que somos (nos
adjudica un papel social y el guin de nuestro desempeo en l, en
correspondencia con nuestra posicin social y permitiendo un espectro
de variaciones que dan lugar a las diferencias individuales). Sin embar-
go, nos constituye sobre la base del postulado de la igualdad y libertad.
Y aunque lo haga slo formalmente, deja abierta la posibilidad de im-
pugnar el orden moral-policial en cuanto a sus desigualdades y opresio-
nes. Pero el orden moral-policial posibilita, al mismo tiempo que obtu-
ra, esta dimensin. Es que lo tico-poltico es una dimensin del orden
moral-policial que, cuando irrumpe, exige el ser consecuente con ella,
luchando por transformar el orden moral-policial con el objetivo de lo-
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 61
grar un aumento de la libertad e igualdad en las relaciones y relaciones
de relaciones que tejen el entramado social. Por lo tanto, ser conse-
cuente lleva a una disputa, siempre subjetiva y objetiva: esfuerzo de
crtica, de nueva subjetivacin, de resignificacin y de argumentacin,
dirigidos a la transformacin del orden moral-policial.
No obstante, no puede predecirse cundo ni cmo irrumpir la di-
mensin tico-poltica. Tampoco las acciones consecuentes tendrn
garantas respecto a sus efectivos resultados. Por tanto, la irrupcin de
la dimensin tico-poltica conlleva un desafo que puede asumirse o
no. Pero, si se asume, constituye una apuesta pues sus logros pueden o
no llegar a transformar las relaciones sociales segn lo esperado; no es
previsible lo que ocurrir.
Teniendo entonces en cuenta los conceptos de orden moral-policial
y de dimensin tico-poltica, en su contraposicin, se pueden proponer
dos formas de responsabilidad: una a la que podemos llamar respon-
sabilidad moral-policial y otra que denominar responsabilidad tica-
poltica. A partir del planteamiento de la primera existe la posibilidad de
que emerja la segunda, cuestionando la medida de responsabilidad de
la primera y reclamando otra disposicin. Son dos formas de responsa-
bilidad en relacin de confrontacin, donde la segunda no existe sin la
primera, ya que el moderno orden moral-policial posibilita la responsa-
bilidad tico-poltica al mismo tiempo que trata de clausurar su emer-
gencia y sus posibles efectos.
La otra disposicin de la responsabilidad es una posibilidad (dinmi-
ca) que se construye en la lucha contra las insuficiencias e inadecua-
ciones de la medida predominante de atribuir responsabilidad y pagar
costos. Ya en la interpelacin a ser responsable sucede la solicitacin
por la eleccin de los posibles estticos (encrucijada), que no alteren
sino que fortalezcan al orden moral-policial (aunque s pueden hacerlo
ms vivible), a la vez que deja en disponibilidad otras posibilidades,
que amplan el espectro de alternativas de una situacin ms all de
los posibles estticos, orientndose hacia una mayor igualdad y liber-
tad de todos.
Desde la perspectiva aqu adoptada, el planteamiento de la cuestin
de la responsabilidad social organizacional pone en juego esta oposi-
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201062
cin/tensin entre las dos formas de entender la responsabilidad. Aun-
que el abordaje de esta oposicin/tensin no ahorra dificultades, el
hecho de que hace posible que sea vivenciada abona la idea que el
planteamiento de esta cuestin ha significado un avance (idea que
adoptamos como punto de partida de este escrito). Las dificultades
que genera abordar la oposicin/tensin entre la responsabilidad mo-
ral-policial y la responsabilidad tico-poltica en las organizaciones co-
mienzan desde el momento mismo en que se plantea la discusin
sobre la responsabilidad social organizacional. Sobre todo si se preten-
de evitar el maniquesmo fcil de descubrir al malo de la pelcula, sin
atender a las condiciones de posibilidad reales de ejercer, en cada
situacin, una responsabilidad crtica y transformadora de las desigual-
dades y opresiones de la sociedad. Adems, resulta arduo determinar
cundo se est o no en presencia de una reposicin de cuestiones
funcionales a una estrategia conservadora en la lucha por alguna trans-
formacin en la relacin entre la sociedad y las organizaciones.
Aproximmonos entonces al estado de situacin en que comienza a
circular la cuestin que aqu nos preocupa, para tratar de ver cmo se
manifiesta esta oposicin/tensin.
V. Neoliberalismo y Responsabilidad Social Empresarial
Desde la segunda mitad del siglo XX, nuestro orden moral-policial tien-
de a la transnacionalizacin de las economas y la desnacionalizacin
de los Estados del capitalismo perifrico, la eliminacin de los obstcu-
los al flujo del capital productivo y especulativo, la reduccin de los
costos de la fuerza de trabajo, la libre explotacin de los recursos natu-
rales, la reduccin del gasto y aumento (regresivo) de los impuestos, el
replanteamiento estructural del papel y la funcin del Estado, el au-
mento de la marginacin y la exclusin social. Con la activacin de
estas tendencias, las organizaciones deben sobrevivir enfrentando una
fuerte competencia (con concurrentes de muy desigual magnitud), de-
sarrollando sus ventajas competitivas (Porter: 2002a; 2002b) frente a
permanentes innovaciones y cambios que hacen incierta la toma de
decisiones, siendo el xito (las ganancias) el criterio bsico para eva-
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 63
luar sus acciones (cumpliendo con las disposiciones jurdicas que regu-
lan la actividad en el mnimo imprescindible).
Esta esquemtica descripcin del estado de situacin en el que se
asienta el planteamiento de la cuestin de la responsabilidad social
organizacional todava necesita completarse teniendo en cuenta los
cambios en la produccin, que desafan directamente a la administra-
cin y gestin de las organizaciones. Se trata fundamentalmente del
pasaje factible por la automatizacin y la informatizacin de una
produccin fordista a otra posfordista, de la preponderancia del trabajo
material a la del trabajo inmaterial (Hardt y Negri: 2002; Sennett: 2006);
un pasaje que es causa y efecto de una produccin dirigida al consu-
mismo, a la multiplicacin suntuaria, despilfarradora y a la renova-
cin incesante del consumo (Bauman; 2007; Heler: 2008). Pero capaz
de incrementar el capital.
Aparece, entonces, como paradjico que, mientras se consolidaba
globalmente este estado de situacin, al mismo tiempo se planteara la
cuestin de la responsabilidad social empresarial. Pero quiz no sea tan
paradjico, si pensamos en las resistencias generadas, y a su vez limita-
das, por el afianzamiento del neoliberalismo, dentro del juego de las
fuerzas sociales con sus estrategias y contra-estrategias. Un aspecto re-
levante que hay que tomar en cuenta es que, con tal afianzamiento, el
mundo de la poltica (en el significado usual de la palabra), de la econo-
ma, de la produccin cultural y artstica y de la cotidianidad del ser huma-
no pudo ser invadido por las relaciones mercantiles del capitalismo. Inva-
sin que deja mantenerse a flote a las organizaciones que son aptas
para sobrevivir en la selva posmoderna del mercado neoliberal.
Dadas estas tendencias y resistencias, la cuestin de la responsabi-
lidad social organizacional se hace actualmente visible y decible en los
trminos siguientes: se supone que una organizacin es responsable
ante quienes tienen algo en juego en su actividad. Pero ese algo en
juego es notoriamente diferente si se trata de propietarios o accionis-
tas, directivos o empleados, de la competencia, los proveedores o los
clientes, de la sociedad en su conjunto o de la comunidad21. La hetero-
geneidad de aqullos ante quienes se es responsable depende de los
tipos de interacciones que mantiene la organizacin. Pero todos esos
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201064
tipos de interacciones tienen un denominador comn: son entendidos
como intercambios.
En la mayora de los casos, el intercambio se establece a travs de la
figura del contrato, ms o menos explcito. Por lo tanto, se guan por la
lgica de me-da-esto-le-doy-aquello-conforme-a-contrato. A su vez, lo
que se intercambia (productos o servicios, bienes tangibles o intan-
gibles) tienen un precio, se hacen equivalentes a travs de su valor en
dinero. Bajo esta lgica mercantil, los intercambios pueden ser (y por lo
general lo son) desiguales, y en algunos casos bajo condiciones mni-
mas de libertad para alguna de las partes (ya hemos hecho referencia a
la igualdad desigual que caracteriza a la sociedad y a las organizacio-
nes modernas). En cualquier caso, los derechos y obligaciones de cada
parte estn estipulados contractualmente en los intercambios particu-
lares, mientras que los vacos pueden cubrirse con las disposiciones
legales. La responsabilidad de las partes consiste, por lo tanto, en cum-
plir de la mejor manera posible con las obligaciones de cada cual (y la
mejor manera posible ser aqulla que represente un bajo costo y un
alto rendimiento). El contrato (sea implcito o explcito), al establecer
derechos y obligaciones, atribuye responsabilidades. En tanto que se
conciba como un contrato mercantil, permite adems calcular
monetariamente el costo que habr de pagar quien no haya ejercido su
responsabilidad adecuadamente (en los contratos explcitos se incluye
a veces alguna clusula que especifica los montos indemnizatorios
que corresponden al incumplimiento de alguna obligacin). Desde esta
visin parecen poder afrontarse todas las cuestiones en torno a la res-
ponsabilidad social de las organizaciones. Y adems se confirmara la
opinin de Milton Friedman: sus responsabilidades radican en el incre-
mento de sus ganancias.
Dado que los contratos estipulan, mediante libre consentimiento,
las obligaciones de las partes, las organizaciones asumen las obligacio-
nes que eligen y las eligen porque obtienen a travs de ellas aquello
que buscan: ganancias. Claro que si ste es el fin final, el autntico
inters de las organizaciones, cmo obtengan sus ganancias carece de
absoluta importancia. Tener una visin, una misin y propsitos, ofre-
cer especficos productos o servicios en el mercado segn los impera-
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 65
tivos de, digamos, la calidad total (por ejemplo, Feigenbaum: 2004)
no establecera diferencia alguna, porque todo se reducira al resultado
positivo del clculo costo-beneficio. Se hace as cada vez ms difcil
distinguir qu era el medio y qu era el fin, una vez que la vida en su
totalidad queda enlazada en las invisibles cadenas de dependencia
que confluyen en el capital22. Tampoco la relevancia adquirida por los
derechos de los clientes/consumidores parece generar problemas des-
de esta matriz de interpretacin moral-policial, ya que tambin la rela-
cin entre la organizacin y el cliente se comprende como un intercam-
bio regido por contrato implcito. Sin embargo, se puede considerar
excesivo, y por tanto peligroso, el reconocimiento social de los dere-
chos del consumidor si de alguna manera hace atractivo el ponerse en
el lugar de la vctima y demandar resarcimiento; aunque, por otra parte,
tambin cumplira un papel ejemplificador contra probables aumentos
fciles y rpidos de las ganancias. Adems, habra que considerar el
papel del cliente/consumidor cuando la produccin se organiza a
medida de la demanda (por ejemplo: Monden: 1993; Crdenas: 1993;
Lefcovich: 2007).
La situacin sera diferente ante la sociedad en general y ante la
comunidad, salvo que la relacin logre reducirse a un intercambio basa-
do tambin en derechos y obligaciones de alguna manera valuables
monetariamente. De este modo, los reclamos podran ser canalizados
y reducidos no slo a lo que el contrato estipula, sino tambin a aquello
que sea capaz de encontrar una equivalencia en dinero. La va judicial
ya est disponible, poniendo en prctica esta reduccin (pero tambin
en relacin con una sancin como la privacin de la libertad). Pero las
comunidades y la sociedad (no limitada al Estado) son muy complejas
y las obligaciones de la organizacin ante ellas se pueden multiplicar
desfavorablemente, si la nica responsabilidad de las organizaciones
es la ganancia.
Por otra parte, en el marco de las polticas neoliberales se promueve,
desde los organismos internacionales, la participacin de la sociedad
civil como contrapeso al Estado, los polticos profesionales y los funcio-
narios, frente al problema de la corrupcin pero una vez movilizada tal
participacin se dificulta su restriccin a un solo aspecto (Murillo: 2008).
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201066
Asimismo, si el fin final de toda organizacin es el lucro y la respon-
sabilidad debe ejercerse para asegurar su obtencin, la cuestin ame-
nazante se ubica en el pago de los costos por la atribucin de responsa-
bilidad frente a consecuencias negativas. Esta cuestin pone en peligro
los beneficios, sobre todo en pocas de incertidumbre, cuando adems
el xito sera el nico respaldo y la aparicin de consecuencias impre-
vistas, azarosas, es siempre un riesgo de difcil clculo. Pero la literatu-
ra sobre la responsabilidad social empresarial no deja de remarcar que
la puesta en prctica de la misma brinda beneficios, es rentable. Enton-
ces las acciones previas a la aparicin de consecuencias desfavorables
tienen que ser proactivas anticipativas y no meramente reactivas,
post-factum (Covey: 2005). Estas acciones parecen responder al tradi-
cional dicho curarse en salud y operar de manera similar a una inver-
sin en un seguro por riesgos. Tambin remiten a la sospecha ya men-
cionada anteriormente de que cualquiera es virtualmente culpable.
Entonces, las acciones emprendidas en nombre de la responsabili-
dad social adquieren la forma de intercambios en los que la organiza-
cin, calculando un riesgo probable de tener que hacerse cargo del
pago de costos, entrega su parte ahora para recibir a cambio algo, si
fuera necesario, en el futuro ms o menos mediato: al menos una
buena predisposicin de la comunidad y de la sociedad hacia su accio-
nes dirigidas a la obtencin de ganancias (con sus probables conse-
cuencias)23. No olvidemos que (para el neoliberalismo y retomando la
concepcin econmica del marginalismo) el valor dependera de la atri-
bucin de valor que realizan en forma subjetiva los concurrentes al
mercado24. El prestigio, la imagen positiva, son entonces tambin recur-
sos para la obtencin de beneficios.
La responsabilidad social se convierte as en una cuestin ms para
aadir a las tareas de administracin y gestin de las organizaciones.
Completa las estrategias para la autoconservacin y debe estar planifi-
cada, y hasta registrarse en un Balance Social, parte a su vez del Balan-
ce General. Pues ninguna accin debe dejar de ser registrada en las
columnas del debe y el haber. Es que todo este tratamiento de la res-
ponsabilidad social organizacional se inscribe en lo usual y acostum-
brado. No establece ninguna diferencia, sino que conduce a ms de lo
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 67
mismo (es decir, a la clausura dentro del orden dado). Por ende, es la
responsabilidad moral-policial la que se demanda a las organizaciones,
aunque la matriz de interpretacin que la inviste deje entrever proble-
mas y cuestiones (de los cuales he tratado de brindar algunos indicios
en la exposicin precedente), que hacen factible un planteamiento ti-
co-poltico. Claro que es mejor una responsabilidad moral-policial brin-
dando algn paliativo a las injusticias sociales que nada.
VI. Posibilidades tico-polticas de la responsabilidad social empresarial
La interpelacin a la responsabilidad social organizacional puede orien-
tarse a convertirse en una responsabilidad tico-poltica. No ser en-
tonces simplemente una tarea ms que se agrega a la larga lista de
tareas de un administrador-gestor de organizaciones, sino que llevar a
la revisin de las que ya se vienen llevando adelante, pues la cuestin
es establecer alguna diferencia dentro de la organizacin y en las rela-
ciones con la sociedad. Tampoco se tratar de disfrazar al lobo de cor-
dero para morder un mejor bocado de ganancias.
Apostar a la responsabilidad social tico-poltica ser una tarea que
deber, adems, enfrentar fuertes oposiciones justamente por salirse
de lo usual y acostumbrado, por afectar tal vez las posibilidades de
lucro.
Afrontar, entonces, el desafo de responder a la dimensin tico-
poltica se presenta ms bien como un desafo, un desafo necesario
de afrontar si se habr de ser consecuente (Badiou: 2004) con la irrup-
cin de la dimensin tico-poltica; un desafo que no puede planificar-
se, implementarse y evaluarse teniendo en cuenta slo los resultados
cuantificables monetariamente, porque si ha de ser evaluado lo ser
por su proceso ms que por sus productos, importarn ms lo sucedido
y las posibilidades que abra para continuar combatiendo las desigual-
dades y las opresiones.
Asumir la responsabilidad tico-poltica en la prctica concreta supo-
ne un proceso de descubrimiento: de revelar las grietas por donde
emerge la dimensin tico-poltica en la organizacin (pero no enten-
diendo a la organizacin como un ente aislado, sino como una red de
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201068
relaciones que la constituye y la comunica directamente con partes de
la sociedad e indirectamente con la sociedad en su conjunto). Supone
asimismo un proceso de invencin: porque el modo de trabajar en y con
la responsabilidad tico-poltica no encontrar ofertas de recetas (tc-
nicas, procedimientos, concepciones) listas para su uso, sino que en
cada caso particular habr que recrear, inventar cmo hacer responsa-
bilidad social. Al mismo tiempo, requerir su construccin: edificar la
responsabilidad tico-poltica, subjetiva y objetivamente. Pero ser un
proceso de descubrimiento-invencin-construccin que, en s mismo,
constituye el ejercicio de la responsabilidad tico-poltico que se produ-
ce cooperativamente, en los esfuerzos compartidos de crtica, de
desidentificacin y de nueva subjetivacin, de resignificacin y de argu-
mentacin, dirigidos a la transformacin del orden moral-policial de la
organizacin. Un proceso donde es relativamente escaso el valor de los
habituales procedimientos de cuantificacin, mecanizacin, opera-
tivizacin, de coordinacin por medio de organigramas y cronogramas
de todas las herramientas desarrolladas para la gestin de la organiza-
cin y donde el experto en administracin y gestin debe enfrentar
creativamente con los otros la necesidad de potenciar la produccin
cooperativa (Heler: 2008 y 2010) en la organizacin. En ltima instan-
cia, se trata del descubrimiento-invencin-construccin de posibles di-
nmicos, que a diferencia de los posibles estticos, requieren de la
produccin cooperativa para quedar en disponibilidad.
La interpelacin a la responsabilidad social pone a la administracin
y gestin de organizaciones en medio de la oposicin/tensin entre las
dos clases de responsabilidad que hemos diferenciado. En esa oposi-
cin/tensin, la responsabilidad tico-poltica no es, entonces, una po-
sibilidad fcil. Ni pueden ser determinados con antelacin los caminos
que tomar, si se intenta ejercerla. Entonces, una utopa ms? Supon-
gamos que s.
Aun as, la puesta en consideracin de esta oposicin/tensin entre
los dos tipos de responsabilidad una vez que se pone en circulacin la
interpelacin a la responsabilidad social de las organizaciones, al me-
nos permite no crear falsas expectativas con la demanda de tal respon-
sabilidad, ni favorece cierto escepticismo que deja todo como est con
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 69
fra distancia. Tampoco oculta las desigualdades y opresiones, las injus-
ticias. De esta manera, genera condiciones de posibilidad para que
emerja la dimensin tico-poltica y se acte consecuentemente para
establecer alguna diferencia con el estado del orden moral-policial en
un momento determinado, una diferencia potenciadora de mayor liber-
tad e igualdad para todos (cualquiera sea inicialmente la extensin de
ese todos).
No obstante, pareciera que tales condiciones de posibilidad no son
tan lejanas y dificultosas, sino que encuentran un asidero en el hecho de
que en el capitalismo se hacen dos cosas al mismo tiempo: se produce
algo a la vez que se obtienen ganancias; no importa si se cultivan cam-
pos, se cra ganado, se fabrica o se vende vestimenta, se disean o se
construyen puentes, se otorgan prstamos con inters, se brindan servi-
cios o cualquier otra produccin especfica, mientras simultneamente
se busca aumentar el capital en todos esos quehaceres (Brown: 1999).
Pero esta simultaneidad est invisibilizada por el predominio de la lgi-
ca del capitalismo, por el tipo de visin que enuncia Friedman y que las
prcticas sociales hegemnicas confirmaran.
Establecera diferencia, en cambio, afrontar la tensin/oposicin que
se juega en el seno de las prcticas de cualquier organizacin, atender
por ende a la tensin/oposicin entre la lgica de la produccin espec-
fica y la lgica de las relaciones capitalistas, cuestionando la pretendi-
da primaca exclusiva de esta ltima y atendiendo a ambos elementos
de la tensin/oposicin. Se tratar entonces de encontrar, en cada cir-
cunstancia, el modo de enfrentar esta tensin/oposicin, quiz esta-
bleciendo un punto de inflexin para que se pueda apostar por la res-
ponsabilidad social tico-poltica.
Notas
1. Por ejemplo, en Latinoamrica y el Caribe,
Iniciativa Interamericana de Capital Social, tica
y Desarrollo (SDS), sostenida por el Banco Inte-
ramericano de Desarrollo (BID), cuyo referente
es Bernardo Kliksberg. Entre sus proyectos in-
cluye el Boletn informativo de tica y Desarrollo
(2008) que se distribuye electrnicamente y que
tiene como uno de sus temas principales promo-
ver la responsabilidad social. Sin embargo, el si-
tio web fue cerrado en el 2009.
2. De la numerosa bibliografa sobre la tica
empresarial tomo algunos ejemplos que fueron
publicados en castellano, en la dcada de los 90
(momento de su auge): Brown: 1992; Fernndez:
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201070
1994; Garay: 1991; Glinder: 1991; Gorosquieta:
1996; Ortiz: 1995; Sen: 1989; Schlemenson: 1990.
3. Calificar a algo de natural le otorga la
connotacin de dado universalmente, de forma
inmodificable y, entonces, incuestionable, pese
a ser un suceso socio-histrico. Tambin se habla
de naturalizacin. Como veremos luego se vin-
cula con lo que llam posibles estticos.
4. El lapso de tiempo entre el primer paso
hacia un objetivo y el lapso con que se llega al
objetivo se hizo ms largo, y los pasos interme-
dios, ms numerosos. [] Poco a poco ese pero-
do de tiempo se fue prolongando. El instrumen-
tal se adecu ms a los objetivos; aument el
nmero de herramientas especializadas y tam-
bin se multiplicaron los oficios () Y en el trans-
curso de ese proceso, cada vez ms personas
quedaron sujetas por las invisibles cadenas de
una creciente dependencia mutua. [] A medida
que las cadenas de acciones se hicieron ms nu-
merosas, se hicieron tambin menos perceptibles
para los individuos entretejidos en esa red de
interdependencias tanto por sus necesidades
como por sus capacidades; y, finalmente, se hizo
cada vez ms difcil distinguir qu era el medio y
qu era el fin. (Elas: 1990: 156-157) [la cursiva
me corresponde].
5. Desde el inicio he preferido utilizar el trmi-
no organizacin en vez de empresa, aunque
la referencia fuera en la mayora de los casos a
las organizaciones con fines de lucro. Esta prefe-
rencia, que sigue en realidad a la actualmente
usual, pretende hacer valer las concepciones de
la administracin y gestin tambin para las or-
ganizaciones sin fines de lucro. Por otra parte,
puede considerarse que esta intencin en el uso
de la palabra organizacin tendra sustento en
que todas las prcticas sociales deben hoy regir-
se conforme a las relaciones mercantiles del ca-
pitalismo. En otra terminologa, significa la
subsuncin real de la totalidad de la vida por el
capital. Cf. Marx: 2001: captulo V (indito); Hardt
y Negri: 2002.
6. La referencia a una accin por realizar (fu-
turo) o ya realizada (pasado) no debe pasarse
por alto. En el primer caso, se trata del ejercicio
de la responsabilidad durante la deliberacin
sobre los curso de accin que pueden seguirse,
pues tiene que ver con la toma de decisin pre-
via a la ejecucin, en tanto que el segundo caso
remite al juicio, a la evaluacin a la luz de sus
consecuencias de la accin efectuada; en este
segundo caso es una responsabilidad posfactum
y est expuesta a enfrentar efectivas demandas
de reparacin y sancin cuando las consecuen-
cias son evaluadas como negativas. En lo que
sigue conviene tener en cuenta esta distincin
ya que no ser explicitada, puesto que la exposi-
cin pretende mostrar ambos momentos en su
vinculacin dentro del circuito de la relacin de
la responsabilidad. La doble capacidad del signi-
ficado de la responsabilidad no se corresponde
exactamente con esta distincin, porque en la
toma de decisin ya hay que considerar las con-
secuencias y la justificacin es requerida una vez
llevado a cabo el curso de accin elegido.
7. La autoconservacin se entiende moder-
namente en el doble sentido de perseverar en el
ser y de ganarle un sentido a la existencia. En su
formulacin ms elaborada: se trata de conser-
var, por s mismo (auto), la vida, pero una vida
digna de ser vivida por un humano.
8. Y no importa entonces si la accin la ha
realizado un individuo en nombre propio o en
representacin de otros, v.g., de una organiza-
cin. En tanto, las organizaciones toman decisio-
nes sobre cuya base sus integrantes desarrollan
determinados comportamientos, una organiza-
cin es tambin una agente libre (y lo es en tanto
su libertad se muestra en que tiene la capacidad
de no actuar), aunque el grado de responsabili-
dad de sus integrantes depender de los meca-
nismos instituidos de decisin (usualmente jerr-
quicos). Por ello, en el mbito legal, las organiza-
ciones son personas jurdicas, una forma de
explicitar que les corresponden atribuciones de
responsabilidad.
9. Conviene tener en cuenta la distincin en-
tre un universal del discurso, que se restringe a
un universo o discurso particular, de la universa-
lidad general que vale para cualquier universo o
discurso particular. La discusin tica entre
comunitaristas y universalistas gira en torno a
esta distincin y a la relacin entre los trminos
diferenciados, defendiendo posiciones inclusivas
o exclusivas o una mezcla de ambas. Obviamen-
te, la distincin resulta interesante cuando se
piensa en la relacin entre el universo social y el
universo organizacional, es decir, la relacin en-
tre organizacin y sociedad.
HELER, MARIO
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 71
10. Las organizaciones parecen temer funda-
mentalmente a la sancin jurdica, con sus rga-
nos de aplicacin que hacen efectivo el pago de
los costos. La posible sancin social no posee
rganos de aplicacin, siendo ms difcil de pre-
decir y as como fciles de eludir, aunque puede
adems movilizar la sancin jurdica. El presti-
gio, la buena imagen de una organizacin es
una defensa contra la posible sancin social.
11. La representacin mental que el grupo
se hace de s mismo slo puede perpetuarse en
y a travs del esfuerzo incesante de representa-
cin (teatral) mediante el cual los agentes pro-
ducen y reproducen, incluso en y a travs de la
ficcin, la apariencia al menos de la conformidad
a la verdad ideal del grupo, a su ideal de verdad.
(Bourdieu: 1999: 222)
12. Sistemas o estados de dominacin: situa-
ciones en las que las relaciones de poder, en
lugar de ser inestables y permitir a los diferentes
participantes una estrategia que las modifique,
se encuentran bloqueadas y fijadas. Cuando un
individuo o un grupo social consigue bloquear un
campo de relaciones de poder haciendo de es-
tas relaciones algo inmvil y fijo e impidiendo la
mnima reversibilidad de movimientos median-
te instrumentos que pueden ser tanto econmi-
cos como polticos o militares, nos encontramos
ante lo que podemos denominar un estado de
dominacin. [la cursiva me corresponde] Ver:
La tica del cuidado de uno mismo como prcti-
ca de la libertad. Entrevista con Michel Foucault
realizada por Ral Fomet-Betancourt, Helmul
Becker y Alfredo Gmez-Muller el 20 de enero de
1984. (pp. 93-125). En: Foucault, M. (1996).
13. En el diccionario, polica tiene como una
de sus acepciones: buen orden que se observa y
guarda en las ciudades y repblicas, cumplindo-
se las leyes u ordenanzas establecidas para su
mejor gobierno. Cf. Rancire:1996; Heler: 2009).
14. La estipulacin del significado de ambas
expresiones es diferente al uso acostumbrado,
aunque en lnea con ciertas tradiciones.
15. El poder no puede ejercerse sobre el otro
ms que en la medida en que le queda a este
ltimo la posibilidad de matarse, de saltar por la
ventana o de matar al otro. Esto quiere decir que
en las relaciones de poder existen necesaria-
mente posibilidades de resistencia, ya que. si no
existiesen posibilidades de resistencia de resis-
tencia violenta, de huida, de engao, de estrate-
gias de inversin de la situacin, no existiran
relaciones de poder. Al ser sta la forma general
que adoptan las relaciones de poder, me resisto
a responder a la pregunta que a veces me plan-
tean: si el poder est presente, entonces no
existe libertad? La respuesta es: si existen rela-
ciones de poder a travs de todo el campo social,
es porque existen posibilidades de libertad en
todas partes. No obstante, hay que sealar que
existen efectivamente estados de dominacin.
En muchos casos, las relaciones de poder son
fijas, de tal forma que son perpetuamente
disimtricas y que el margen de libertad es extre-
madamente limitado. (Foucault:, 1996).
16. Castoriadis caracteriza la clausura as:
Cualquier interrogante que tenga sentido den-
tro de un campo clausurado, en su respuesta
reconduce a ese mismo campo, esto es,
reconduce todo planteamiento hacia los
parmetros y las modalidades aceptados dentro
del campo, procurando as desarraigar las disi-
dencias a travs de la domesticacin de la crtica
(Castoriadis: 1998: 319) (cf. Heler: 2005: 54-58).
17. Estos dispositivos adquieren nuevas y re-
levantes funciones cuando se produce el pasaje
que Deleuze, siguiendo a Foucault, estima que
se produce actualmente en el paso de la socie-
dad disciplinaria a la sociedad de control
(Deleuze: 1991).
18. En vez de decir que toda polica niega la
igualdad, diremos que toda polica hace dao a
la igualdad. Diremos entonces que lo poltico es
el escenario sobre el cual la verificacin de la
igualdad debe tomar la forma del tratamiento de
un dao. (Rancire: 1996: 35-60)
19. Al hablar de dimensin, pretendo sea-
lar que es un aspecto constitutivo y que emerge,
o se abre, en el interior del orden moral-policial.
20. Por lo comn, los conflictos y problemas
se comprenden como una encrucijada, don-
de se piensa como un camino que, al dividirse
en dos o ms senderos, obliga a elegir entre uno
de ellos, entre una de las posibilidades incom-
patibles. En cambio, concebido como un enre-
do, el conflicto/problema se percibe como re-
sultado de estar aprisionado en una situacin
por una red, cuyos hilos son factores de distinta
ndole y fuerza, difciles de compatibilizar, y que
actan juntos en una situacin. Esta red no deja
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 201072
ms que algunas posibilidades a elegir (encruci-
jada), salvo que se trabaje para intentar desen-
redarse. Entender el conflicto/problema como
enredo exige la diferenciacin de esos facto-
res que interfieren en la situacin, es decir, la
revisin crtica del conflicto (y no la salida rpida
por una de los caminos de la encrucijada). Dado
que los conflictos/problemas no se solucionan
sino que requieren su transformacin, afrontar-
los como una encrucijada es slo desplazarlos:
creyendo que se los est solucionando, cuando
en realidad slo se posterga su reaparicin. Con
la revisin crtica que deriva de su abordaje como
un enredo se puede comenzar a transformar
el conflicto/problema (Heler: 2005: 54-58).
21. El trmino comunidad, en este contex-
to, se suele utilizar para referirse a la parte de la
sociedad ubicada en el entorno social de la orga-
nizacin (pueblo, barrio, etc.); aunque la organiza-
cin no realice con la comunidad sus intercambios
especficos, sus actividades afectan de alguna
forma a los intereses comunitarios, pudiendo
hacerlo en forma favorable o perjudicial. Actual-
mente habra que incluir a las organizaciones
de la sociedad civil (defensores de consumido-
res, ecologistas, otros grupos de intereses espe-
cficos) y a los medios de comunicacin?
22. Ver supra nota 5. Adems, en relacin con
la dominacin sobre la vida en su totalidad, en
trminos de la discusin actual sobre la
biopoltica, cf. por ejemplo: Giorgi y Rodrguez:
2007 (adems de su excelente prlogo, a cargo
de los compiladores, el libro rene textos funda-
mentales en esta discusin de G. Deleuze, M.
Foucault, G. Agamben, A. Negri y S. Zizek).
23. As pueden interpretarse las acciones
filantrpicas que incluyen la puesta en prctica
de la responsabilidad social (cf. para la Argenti-
na, Agenda de la Responsabilidad Social Empre-
saria: 2007).
24. Cf. en esta lnea de interpretacin: Casas:
2009.
HELER, MARIO
Referencias Bibliogrficas
A.A. (s/d). Agenda de la Responsabilidad Social
Empresarial Responsabilidad para contener
ms de 100 casos locales. Revista Punto Biz.
Informacin de negocios (edicin especial).
BACHELARD, G. (1978). La formacin del espritu
cientfico. Mxico: Siglo XXI.
BADIOU, A. (2004). La idea de justicia, en: Acon-
tecimiento. Revista para pensar la poltica, N
28: 9-22.
BAUMAN, Z. (2007). Vida de consumo. Buenos
Aires: FCE.
BOLETN INFORMATIVO DE TICA Y DESARROLLO,
en http://www.iadb.org/etica/index.cfm y
http://www.iadb.org/etica/documentos/
info.htm [27.06.08]
BOURDIEU, P. (1999). Razones prcticas. Sobre
la teora de la accin. Barcelona: Anagrama.
BROWN, M. T. (1992). La tica de la empresa.
Estrategias para la toma de decisiones. Bue-
nos Aires: Paids
CRDENAS, A. (1993). Administracin con el M-
todo Japons. Mjico: Edit. CECSA.
CASAS, J. M. (2010) Sobre la naturaleza de la nece-
sidades humanas. (pp. 41-84). En: HELER, M.,
CASAS, J.M.; GALLEGO, F.M. (comps.). Lgicas de
las necesidades. La categora de necesidades
en las investigaciones e intervenciones socia-
les. Buenos Aires: Espacio Editorial.
CASTORIADIS, C. (1993). La institucin imagina-
ria de la sociedad. Buenos Aires: Tusquets.
(1998). Hecho y por hacer. Pensar la ima-
ginacin. Buenos Aires: EUDEBA.
CHAMON, J.; AMURRIO, J.C. (2007). Responsabili-
dad Social de la Organizacin. En www.iadb.
org/etica [25.05.08]
CORTINA, A.; CONILL, J. (1998). Democracia
participativa y sociedad civil: una tica empre-
sarial. Santaf de Bogot: Siglo del Hombre Edi-
tores.....
COVEY, S. R. (2005). Los 7 hbitos de la gente
altamente efectiva. Madrid: Paids.
CROZIER, M. (2008). El papel de la tica en las
ciencias organizacionales. En www.iadb.org/
etica [25.05.08]
DELEUZE, G. (1991). Posdata sobre las socieda-
des de control (pp.43-49). En: FERRER,
Christian (Comp.). El lenguaje libertario. Mon-
tevideo: Ed. Nordan.
ELAS, N. (1990). La sociedad de los individuos.
Barcelona: Pennsula.
-
CIENCIA, DOCENCIA Y TECNOLOGA | AO XXI | N 40 | MAYO DE 2010 73
ENDERLE, G. (2007). La tica corporativa a co-
mienzos del siglo XXI. En www.iadb.org/etica
[05.07.08]
ETKIN, J. (2008). El potencial tico de las organi-
zaciones. Las formas de integrar la eficacia
con los valores sociales. En www.iadb.org/
etica [05.07.08]
FEIGENBAUM, A.V. (2004). Control Total de la Ca-
lidad. Mjico: Edit. C.E.C.S.A.
FERNNDEZ, J.L. (1994). tica para empresarios
y directivos. Madrid: ESIC.
FRIEDMAN, M. (1970). The Social Responsibility
of Business is to Increase Its Profits.. en: The
New York times, 13-09-1970.
FOUCAULT, M. (1996). Hermenutica del sujeto.
La Plata: Altamira.
GARAY, J. de. (1991). El juego. Una tica para el
mercado. Madrid: Daz de Santos.
GLINDER, O. (1991). tica de los negocios. Ma-
drid: Espasa-Calpe.
GIORGI, G.; RODRGUEZ, F. (comp.). (2007). Ensa-
yos sobre biopoltica. Excesos de vida. Bue-
nos Aires: Paids.
GOROSQUIETA, J. (1996). tica de la empresa.....
Bilbao: Mensajero.
HARDT, M.; NEGRI, A. (2002). Imperio. Buenos Ai-
res: Paids.
HELER, M. (Ed.). (2002). Filosofa social & Trabajo
Social. Elucidacin de una profesin. Buenos
Aires: Biblos.
HELER, M. (2005). Dispositivos de clausura en
las reflexiones sobre el ethos contempor-
neo. (pp.53-76). En: AA.VV. Miradas sobre lo
urbano. Reflexiones sobre el ethos contem-
porneo. Buenos Aires: Antropofagia.
(2007). Acerca de la produccin coope-
rativa en la enseanza y el aprendizaje, en:
Paideia. Revista de filosofa y didctica filo-
sfica, N 78, Enero-Abril: 179-204.
(2008). La lgica del excedente y el actual
predominio de la perspectiva del consumidor,
en: Cuadernos del Sur-Filosofa. Baha Blanca:
Universidad Nacional del Sur. (en prensa).
(2009). El orden moral-policial y la dimen-
sin tico-poltica (pp.237 254). En:
AMBROSINI, C.M. (comp.). tica. Convergencias
y divergencias. Homenaje a Ricardo Maliandi.
Remedios de Escalada: Ediciones de la UNLa.
(2010). El orden moral-policial, la dimen-
sin tico-poltica y el Trabajo Social. En: Ac-
tas del XXIV. Congreso Nacional de Trabajo
Social, Mendoza: Colegio de Trabajadores
Sociales de Mendoza y Federacin Argentina
de Asociaciones Profesionales de Trabajo
Social (en prensa).
LEFCOVICH, Mauricio (2007). Sistema de Pro-
duccin Justo a Tiempo JIT. En http://
w w w . t u o b r a . u n a m . m x / p u b l i c a d a s /
040913102430.html [18.06.08]
MALIANDI, R. (2004). tica: conceptos y proble-
mas. (3 ed.). Buenos Aires: Biblos.
MARX, K. (2001). El Capital. Mxico: Siglo XXI.
MONDEN, Y. (1993). El Sistema de Produccin
Toyota. Buenos Aires: Edic. Macchi.
MURILLO, S. (2008). Colonizar el dolor. La inter-
pelacin ideolgica del Banco Mundial en
Argentina de Blumberg a Croman. Buenos
Aires: CLACSO.
ORTIZ, J. M. (1989). La hora de la tica empresa-
rial. Madrid: McGraw-Hill.
PORTER, M.E. (2002a). Ventaja Competitiva. Crea-
cin y sostenimiento de un desempeo supe-
rior..... Mjico: Edit. C.E.C.S.A.
(2002b). Estrategia competitiva. Tcni-
cas para el anlisis de los sectores industria-
les y de la competencia. Mjico: Edit. C.E.C.S.A.
RAMREZ CLEVES, G. A. (2008). Globalizacin y
RSE - links sobre el tema. . . . . En http://
iureamicorum.blogspot.com/2007/02/
globalizacin-y-rsc.html [18.06.08]
RANCIRE, J. (1996). El desacuerdo. Poltica y fi-
losofa. Buenos Aires: Nueva Visin.
SCHLEMENSON, A. (1990). La perspectiva tica
en el anlisis organizacional. Un compromiso
reflexivo con la accin. Buenos Aires: Paids.
SEN, A. (1989). Sobre tica y economa. Madrid:,
Alianza.
SENNETT, R. (2006). La cultura del nuevo capita-
lismo. Barcelona: Anagrama.
Rancire
CLAROSCUROS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL...