23032015 Salmos 2-7-8

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“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra.” – Salmos 2.7-8 Este precioso texto nos presenta la realidad del Pacto que en la eternidad fue realizado entre el Padre y el Hijo. Se suele llamar a este pacto, el Pacto de la Redención. Es el Hijo el que afirma que Él está encargado de publicar el decreto y nos informa que el Padre le ofreció una herencia y una segura posesión. Si tenemos un entendimiento correcto de los pactos, nuestra interpretación de la Biblia será más clara y mucho más consistente, lo cual evitará que nos desviemos de la Verdad. La Biblia nos enseña que hubo un pacto de obras en Edén y varios otros pactos que fueron revelando poco a poco el plan de Dios, el cual culminó con el Nuevo Pacto o Pacto de Gracia en la sangre de Cristo, pero el Pacto que aquí se describe es llamado el Pacto de Redención, realizado en la eternidad entre el Padre y el Hijo. El Hijo de Dios, llamado en este Salmo “el ungido”, es quien asegura que Él publicará lo que Dios ha decretado. Esto significa que desde la eternidad está determinado que el Hijo funcionaría como el vocero, Él publica lo que ha sido decretado, Él nos revela al Padre, Él nos lo da a conocer. Pero también Él se encargaría de que toda la Palabra de Dios tuviera firme cumplimiento. El Hijo es engendrado del Padre y esto es un hecho desde la eternidad, no en el tiempo, sino que así ha sido siempre, por eso en el salmo se utiliza la expresión HOY. Al usar esta palabra no se está definiendo un tiempo en el pasado en el cual el Hijo fue engendrado, sino que HOY es el día en el cual el Padre lo engendró. Por esta razón el credo de Atanasio dice “engendrado del

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  • Yo publicar el decreto; Jehov me ha dicho: Mi hijo eres t; Yo te

    engendr hoy. Pdeme, y te dar por herencia las naciones, Y como

    posesin tuya los confines de la tierra. Salmos 2.7-8

    Este precioso texto nos presenta la realidad del Pacto que en la eternidad fue

    realizado entre el Padre y el Hijo. Se suele llamar a este pacto, el Pacto de la

    Redencin. Es el Hijo el que afirma que l est encargado de publicar el

    decreto y nos informa que el Padre le ofreci una herencia y una segura

    posesin.

    Si tenemos un entendimiento correcto de los pactos, nuestra interpretacin

    de la Biblia ser ms clara y mucho ms consistente, lo cual evitar que nos

    desviemos de la Verdad.

    La Biblia nos ensea que hubo un pacto de obras en Edn y varios otros pactos

    que fueron revelando poco a poco el plan de Dios, el cual culmin con el Nuevo

    Pacto o Pacto de Gracia en la sangre de Cristo, pero el Pacto que aqu se

    describe es llamado el Pacto de Redencin, realizado en la eternidad entre el

    Padre y el Hijo.

    El Hijo de Dios, llamado en este Salmo el ungido, es quien asegura que l

    publicar lo que Dios ha decretado. Esto significa que desde la eternidad est

    determinado que el Hijo funcionara como el vocero, l publica lo que ha sido

    decretado, l nos revela al Padre, l nos lo da a conocer. Pero tambin l se

    encargara de que toda la Palabra de Dios tuviera firme cumplimiento.

    El Hijo es engendrado del Padre y esto es un hecho desde la eternidad, no en

    el tiempo, sino que as ha sido siempre, por eso en el salmo se utiliza la

    expresin HOY. Al usar esta palabra no se est definiendo un tiempo en el

    pasado en el cual el Hijo fue engendrado, sino que HOY es el da en el cual el

    Padre lo engendr. Por esta razn el credo de Atanasio dice engendrado del

  • Padre desde la eternidad o antes de todos los tiempos. Antes que existiera

    el universo, antes del tiempo mismo, ya el Hijo es engendrado del Padre.

    En este texto vemos que el Padre le garantiza al Hijo el cumplimiento de todo

    lo que pida. Le dice al Hijo pdeme y te dar.

    El versculo que estamos considerando debe ser un motivo de gran gozo y

    consuelo para nosotros los creyentes. Jesucristo es nuestro mediador y su

    mediacin es perfecta. No hay nada que el Hijo pida al Padre que no le sea

    concedido, porque el Hijo siempre pide conforme a la voluntad del Padre. Por

    eso el Padre dice pdeme y te dar.

    Qu es lo que el Hijo le pide al Padre?

    No pensemos en ese lenguaje como pensara un rey terrenal, porque Cristo

    mismo dijo que Su reino no era de este mundo (Juan 18.36). Pensemos en

    las veces que Cristo pidi algo especfico al Padre, algo relacionado con Su

    reino.

    En el captulo 17 del Evangelio de Juan leemos varias peticiones que Cristo

    hizo en favor de sus discpulos y en favor de los futuros creyentes (17.17,

    20)

    En esto descansa nuestra confianza y nuestra esperanza: No hay peticiones

    que nuestro Salvador hiciera, que el Padre no le atienda.

    Si consideramos el ejemplo de dos hombres que anduvieron con Cristo

    podremos entender cun poderosa y eficaz es la intercesin de Cristo. Tanto

    Judas como Pedro traicionaron a Cristo, pero solo a Pedro le dijo el Seor yo

    he rogado por ti, que tu fe no falte (Lucas 22. 32). Y as fue, a Pedro no le

    falt la fe, Pedro tuvo verdadero arrepentimiento y Pedro fue restaurado.

    El Padre le dio a Cristo un pueblo, para que l gobierne sobre ellos, pero ese

    pueblo primero deba ser rescatado del poder del pecado y del poder del

  • diablo. La garanta de triunfo final de los cristianos sobre el mal descansa en

    la promesa y pacto de la redencin. Alabado sea Dios por esto!

    Cristo, que es la expresin misma del Padre, vino para redimirnos y l mismo

    se constituy en el fiador del Nuevo Pacto, el Pacto de Gracia. (Hebreos 7.22)

    El Pacto de Gracia, ratificado por la sangre del Cordero de Dios, promete que

    todos aquellos que el Padre escogi sern llevados a Cristo y entonces todo

    aquello que por figuras fue enseado al antiguo Israel, se cumple en todos los

    creyentes. Como est escrito: cunto ms la sangre de Cristo, el cual

    mediante el Espritu eterno se ofreci a s mismo sin mancha a Dios, limpiar

    vuestras conciencias de obras muertas para que sirvis al Dios vivo?

    (Hebreos 9.14)

    Aqu vemos al Dios del Pacto actuando. El Espritu Santo traer a Cristo todos

    aquellos que el Padre quiso darle, y a todos estos, el Mesas salv sin faltar

    uno de ellos.

    Todo lo que el Padre me da, vendr a m (Juan 6.37)

    El Padre le dio un pueblo al Hijo y a ese pueblo Cristo lo rescata para

    convertirlos en sbditos de Su Reino.

    Todos los dems, que fueron dejados en su rebelda y en su obstinacin

    pecaminosa, se describen en el Salmo 2 como personas que piensan cosas

    vanas, que piensan que de algn modo impedirn que Cristo reine.

    Pero Dios ha puesto su Rey sobre Sin (v.6), y a todos los rebeldes

    quebrantar y desmenuzar en su ira (v. 9).

    Siendo esto as, debemos atender al llamado del Salmo en su conclusin:

    Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcis en el camino; Pues se

    inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en l confan (v.12)

  • Este llamado a honrar a Cristo es el medio por el cual podemos determinar si

    alguien est incluido en el pacto o no. Aquellos que con corazn humilde se

    rinden ante este Rey y le pide perdn, son recibidos. Aquellos que de forma

    insensata se niegan y pretenden seguir viviendo bajo sus propias reglas,

    recibirn ira.

    Honremos al Hijo. Amn.

    Pr. Alexander Len