2010 AÑO SACERDOTAL 25o. Aniversario Episcopal … · la naturaleza misma del matrimonio...

Arquidiócesis Primada de MéxicoVicaria de Pastoral

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2010 AÑO SACERDOTAL

25o. Aniversario Episcopal

Don Norberto Cardenal Rivera Carrera

JESÚS EUCARISTÍA

BUENA NUEVA

PARA LA CIUDAD

SUBSIDIO PASTORAL DE PREPARACIÓN

PRESENTACIÓN

El Jueves de Corpus es una de las tradiciones religiosas muy arrai-gadas en el pueblo de México. De acuerdo con los cronistas, el Jue-ves de Corpus comenzó a celebrarse en 1526, apenas cinco añosdespués de la caída de la Gran Tenochtitlán.

Esta tradición se iniciaba con una solemne procesión encabezadapor el arzobispo. Durante esta celebración, el zócalo de la ciudadde México era invadido por los creyentes, originando con el pasodel tiempo que comerciantes y artesanos se dieran cita en el cen-tro de la capital, arreando a sus mulas en cuyos lomos cargados dehuacales, transportaban sus mercaderías.

Los indígenas llegaban el Jueves de Corpus a la Plaza Mayor consus huacales de mercancías. Y después se hizo costumbre llevar alos niños a la catedral, durante esta celebración, vestidos de indi-tos, llevando en sus espaldas un huacal.

Y sin perder, todo este colorido que nos hace recordar nuestrasraíces, es necesario tener presente -afirma nuestro Arzobispo DonNorberto Rivera- que en la fiesta de Corpus contemplamos a: Cris-to, Luz del mundo, que vino a nosotros, se entregó por nosotros y sequedó con nosotros para acompañarnos en el camino de nuestravida, durante esta peregrinación que realizamos en esta tierra. Vinoa quedarse, y por amor y su decisión se encerró en un pedazo de Pany en un sorbo de Vino, para fortalecer nuestros pasos y para sercompañero de camino… Para ser Buena Nueva para la Ciudad.

Además, agrega la Solemnidad del Corpus es la fiesta del optimismoy de la esperanza, del perdón y del amor. El Señor sale a nuestrascalles a bendecir y a estar con su pueblo, sale al encuentro de unaciudad ofendida por la inseguridad y la violencia, por la pobrezamaterial y espiritual, por leyes que violan el derecho más fundamen-tal de todos los derechos humanos, el derecho a la vida, e ignoranla naturaleza misma del matrimonio fundamento de la célula básicade la sociedad que es la familia…

Aprovecha este material en tu comunidad para pre-parar y participar en la fiesta del Corpus dándole unsentido misionero.

Jesús Eucaristía, Buena Nueva para la Ciudad

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ía y el de la Caridad con los pobres.

Son abundantes los escritos del magisterio de la Iglesia, so-bre el sacramento del Orden, de gran valor para entender elministerio sacerdotal hoy, todo lo dicho a partir del ConcilioVaticano II.

En cuanto a la vocación para el ministerio sacerdotal, hoy seha puesto de relieve el concepto de “Caridad pastoral” comouna característica, que tiene que estar en la conciencia dequien se consagra por el sacramento del Orden, de una ma-nera muy particular al servicio del Pueblo de Dios en la Igle-sia, para ser los primeros que presiden a una comunidad alservicio del Mundo para ser constructores del Reino de Dios(cfr. Mt 20, 24-28; Mc 9, 35; Jn 13, 4-15).

El papa Juan pablo II dice a los obispos del mundo: “De estemodo viviendo como hombres de esperanza y reflejando enel propio ministerio la eclesiología de comunión y misión, losObispos deben ser verdaderamente motivo de esperanza pa-ra su grey. Sabemos que el mundo necesita de la “esperanzaque no defrauda” (Rm 5, 5). Sabemos que esta esperanza esCristo. Lo sabemos, y por eso predicamos la esperanza quebrota de la Cruz” (Pastores Gregis n. 5).

El Presbítero en comunión con el Obispo, hoy más que nuncaestá llamado a ser el primer animador y responsable de lastareas que manifiestan la necesidad de una Nueva Evangeli-zación, o una Evangelización renovada (cfr. El Presbítero,maestro de la palabra, ministro de los sacramentos y guía dela comunidad, ante el tercer milenio cristiano, Congregaciónpara el Clero, a. 1998).

Fiesta de Corpus Christi 2010

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R E F L E X I Ó N

El ministerio ordenado

El ministerio ordenado es uno de los siete sacramentos, estáal servicio de la comunidad cristiana, fue instituido por Cris-to en la persona de los apóstoles en la Última Cena y está eníntima relación con el misterio Eucarístico, haciendo memo-ria permanente de su Pascua a través del milagro del Pan ydel Vino.

En la definición del Compendio del Catecismo de la IglesiaCatólica, “La Ordenación episcopal da la plenitud del sacra-mento del Orden, hace al Obispo legítimo sucesor de losApóstoles, lo constituye miembro del Colegio episcopal, com-partiendo con el Papa y los demás obispos la solicitud portodas las Iglesias, y le confiere los oficios de enseñar, santifi-car y gobernar” (n. 326).

En cuanto al sacerdocio ministerial, dice: “Los sacerdotesordenados, en el ejercicio del ministerio sagrado, no hablanni actúan por su propia autoridad, ni tampoco por mandatoo delegación de la comunidad, sino en la Persona de CristoCabeza y en nombre de la Iglesia. Por tanto, el sacerdocioministerial se diferencia esencialmente, y no sólo en grado,del sacerdocio común de los fieles, al servicio del cual lo ins-tituyó Cristo” (n. 336).

En la Teología de este sacramento se afirma que, al igual queel Bautismo, el sacramento del Orden imprime carácter, esdecir, tiene una dimensión espiritual indeleble, por eso nopuede repetirse ni conferirse por un tiempo determinado(cfr. CIC 1008).

El ministerio del Obispo y del Presbítero al igual que el sa-cerdocio bautismal, está ligado al llamado triple oficio deCristo el buen Pastor, es decir, de enseñar, santificar y servira todo el pueblo de Dios. Así que en su ejercicio ministerial,los obispos y presbíteros son los primeros maestros de laPalabra divina, los que sirven a la mesa el Pan de la Eucarist-


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H O R A S A N T A

‘La Eucaristía, luz que ilumina nuestra realidad’

Monitor: Hermanos (as) celebrar la presencia de Cristo Eucarist-ía en medio de nosotros nos lleva a contemplar la realidad actualde nuestra Ciudad en donde estamos insertos como Iglesia Pere-grina; en los últimos años nuestra sociedad ha vivido grandestransformaciones que se manifiestan casi en todos los campos:sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos. Cambiosque podemos entenderlos desde nuestra propia identidad de per-sonas que creemos en Cristo. En el momento actual como naciónestamos celebrando el Bicentenario de la Independencia y el Cen-tenario de la Revolución, ¿qué significará para nosotros la pre-sencia de Cristo en ese contexto?Nuestra Iglesia para seguir caminando en medio de nuestra Ciu-dad, necesita buscar su propia identificación con Cristo, Señor dela historia. Dispongámonos a iniciar nuestra celebración.

CantoCon nosotros está y no lo conocemos,con nosotros está, su nombre es el Señor.

Su nombre es el Señor y pasa hambrey clama por la boca del hambrientoy muchos que lo ven pasan de largo,acaso por llegar temprano al templo.

Su nombre es el Señor y sed soportay está en quien de justicia va sedientoy muchos que lo ven pasan de largo,a veces ocupados en sus rezos.

Su nombre es el Señor y está en la cárcel,y está en la soledad de cada preso,y nadie lo visita y hasta dicen:“Tal vez ese no era de los nuestros”.

(Durante el canto se hace la exposición del Santísimo según el rito ordinario)


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Presidente: Oremos. Señor, Padre Santo, que en Jesucristo, tu Hijo,presente realmente en la Eucaristía, te pedimos que concedas a tupueblo que peregrina en esta Ciudad, celebrar con ánimo los aconte-cimientos históricos de nuestra patria, recordando que Cristo, tuHijo, es Buena Nueva para nosotros.

Todos: Amén.Sentados.

Monitor: Escuchemos con atención el siguiente texto:

Lector: Como comunidad cristiana tenemos que estar atentos a la

situación o realidad en la que estamos inmersos, tenemosque saber entrar en diálogo y no en confrontación; el“mundo” (con todas sus realidades: culturales, sociales,económicas, políticas…) no puede ser nuestro enemigo, sinonuestro destinatario, hacerlo un interlocutor, para hacerpresente el Reino de Dios, precisamente en medio o inmersoen ese mundo, no en otro que puede ser irreal, o que se hayaquedado en una imagen de lo que fue en el pasado, comonostálgicos de tiempos antiguos.

El cristianismo primitivo tuvo que dar fe del Resucitado enun “mundo” adverso, sin embargo hizo del cristianismo lareligión más importante de Occidente y en su momento deOriente; así que bien nos vendría a nosotros la Iglesia de laArquidiócesis de México, preguntarnos y ¿Nosotros qué esta-mos haciendo?, la Misión de Jesús no termino en la Cruz¿Qué es lo que nos toca hacer?

Los católicos todavía bastante centrados en la celebración dela Eucaristía, no podemos quedarnos en una actitud pasiva,las experiencias narradas en los evangelios sobre las mani-festaciones del Resucitado a sus discípulos y apóstoles,hacen una fuerte referencia entre los gestos eucarísticos y laactitud misionera, es decir, el deseo de compartir con los de-más la experiencia de haberse encontrado con el Resucitado(cfr. Lc 24, 28-35; Jn 21, 12-15).


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Presidente:Bendito sea Dios.Bendito sea su Santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.Bendito sea el nombre de Jesús.Bendito sea su Sacratísimo Corazón.Bendita sea su Preciosísima Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.Bendita sea su gloriosa Asunción.Bendita sea María, Madre de la Iglesia.Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.Bendito sea San José, su Castísimo Esposo.Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Canto

Bendigamos al Señor,que nos une en caridad,y nos nutre con su amoren el Pan de la unidad:¡Oh Padre nuestro!

Conservemos la unidad,que el Maestro nos mandó:donde hay guerra que haya paz,donde hay odio que haya amor:¡Oh Padre nuestro!

El Señor nos ordenódevolver el bien por mal,ser testigos de su amor,perdonando de verdad:¡Oh Padre nuestro!


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Presidente: Para que los que sufren en nuestra patria por la po-breza o el hambre, obtengan un mayor desarrollo y gocen de lapaz, y así reciban con mayor facilidad el anuncio del Evangelio,roguemos al Señor.

Todos: Te rogamos, Señor.

Presidente: Para que nosotros seamos luz del mundo y sal de latierra en nuestra Ciudad, y así la gente que nos rodea, al ver nues-tras buenas obras, dé gloria también al Padre del Cielo, roguemosal Señor.


Presidente: Confiando en la Palabra del Señor, y con la certeza deque las tinieblas no vencen a la luz que es Cristo, pidamos al Padreque venga su Reino: Padre nuestro...

Bendición con el Santísimo Sacramento. Rito ordinario. Incensación.

Canto para prepararnos a recibir la bendición.

CantoUn solo Señor, una sola fe, Un solo bautismo,Un solo Dios y Padre.

Llamados a compartir una misma esperanza en Cristo,cantamos y proclamamos.

Un solo Señor, una sola fe, …

Presidente: Nos has dado pan del cieloTodos: Que contiene en sí todo deleite.

Presidente: Oremos, Señor nuestro Jesucristo, que en este Sacra-mento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concéde-nos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y detu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros losfrutos de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de lossiglos.Todos: Amén.

Después de la bendición


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El cristiano auténtico tiene que estar dispuesto a dar testi-monio, a ser un testigo, un mártir. El testimonio en la espiri-tualidad actual se entiende como el mantener una actitudcoherente entre lo que creemos y lo que vivimos, para todoses famoso el drama de nuestro tiempo que señalaba ya PauloVI en “Evangelii Nuntiandi” y repetido frecuentemente en elmagisterio de Juan Pablo II, el divorcio entre fe y vida, entreEvangelio y cultura. La necesidad de terminar con ese“drama” se hace más incisivo para aquellos que participamoscon mayor frecuencia de la Eucaristía y queremos anunciarla presencia de Cristo en el actual contexto histórico en quevivimos.

1. ¿Cómo lo podremos hacer?2. ¿Qué esfuerzos nos exige poner para lograrlo?3. ¿Qué acciones concretas podremos realizar como respuesta a

la actual pastoral diocesana?

Silencio.

Canto

Tú reinarás este el gritoque ardiente exhala nuestra fe.Tú reinaras oh rey benditopues tu dijiste reinaré

Reine Jesús por siempre, reine su corazónen nuestra patria en nuestro sueloes de María la nación en nuestra patriaen nuestro suelo es de María la nación.

Tú reinarás dulce esperanzaque al alma llena de placerhabrá por fin paz y bonanzafelicidad habrá doquier.

Reine Jesús por siempre, …


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Monitor: Es indudable, especialmente en este tiempo de pascuaque nuestra reflexión nos lleve a comprender que debemos ser enmedio de nuestra Ciudad, testigos del Resucitado, optando cadauno de los miembros de la Iglesia, bautizados laicos, consagradosy consagradas, ministros ordenados, por los valores del Reino quehoy son necesarios en nuestra sociedad. Escuchemos la Palabra deDios:

De pie.

Presidente: (Lc 24, 13-35)

“Ese mismo día, dos discípulos iban de camino a un pueblecito lla-mado Emaús, a unos treinta kilómetros de Jerusalén, conversandode todo lo que había pasado.Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó yse puso a caminar a su lado, pero algo impedía que sus ojos lo re-conocieran. Jesús les dijo: ‘¿Qué es lo que van conversando juntospor el camino?’ Ellos se detuvieron, con la cara triste.Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: ‘¿Cómo, así que tú eresel único peregrino en Jerusalén que no sabe lo que pasó en estosdías?’ ‘¿Qué pasó?’, preguntó Jesús. Le contestaron: ‘Todo eseasunto de Jesús Nazareno. Este hombre se manifestó como un pro-feta poderoso en obras y en palabras, aceptado tanto por Dios co-mo por el pueblo entero. Hace unos días, los jefes de los sacerdo-tes y los jefes de nuestra nación lo hicieron condenar a muerte yclavar en la cruz. Nosotros esperábamos, creyendo que él era elque ha de liberar a Israel; pero a todo esto van dos días que suce-dieron estas cosas. En realidad, algunas mujeres de nuestro gruponos dejaron sorprendidos. Fueron muy de mañana al sepulcro y, alno hallar su cuerpo, volvieron a contarnos que se les habían apa-recido unos ángeles que decían que estaba vivo. Algunos de losnuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicholas mujeres; pero a él no lo vieron.’Entonces Jesús les dijo: ‘¡Qué poco entienden ustedes, cuánto lescuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No tenía queser así y que el Cristo padeciera para entrar en su Gloria?’Y comenzando por Moisés y recorriendo todos los profetas, lesinterpretó todo lo que las Escrituras decían sobre él.


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cuando disimulamos una ofensa para evitar una pelea; cuan-do enterramos un secreto para no herir el buen nombre delotro; cuando escondemos un dolor para no dar tristeza a losdemás. Cuando haces eso, depositas un valor en ese inmensodepósito que sostiene el mundo.

Se ama sin una razón o bien con todas las razones del mundo–que en el fondo es lo mismo-.

La paz la sostiene aquel que vive convencido de que con laviolencia no vendrá nunca la paz.

La salvación no es otra cosa que la recomposición en Cristodel designio de Dios.

Qué alegría nos debe dar todo intento de integrar la comuni-dad. Lo definitivo es la unidad entre todos los ministeriosque surgen de la Iglesia. La Eucaristía va ordenada a contri-buir en ese objetivo.

Silencio. - De pie.

Oración comunitaria.

Presidente: Oremos, hermanos, a Dios Padre, por medio de Jesu-cristo, su Hijo, que se entregó por la salvación de todos y digamos:Te rogamos, Señor.

Presidente: Para que los pastores y los demás fieles sean en elmundo anuncio claro y sacramento eficaz de la salvación que Diosprepara a todos los hombres y a los que vivimos en esta Ciudad,roguemos al Señor.


Presidente: Para que los hombres y mujeres de nuestra Ciudad,en un esfuerzo por encontrar a Dios, descubran con gozo que elSeñor no está lejos de cada uno de ellos, roguemos al Señor.



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Sentados.

Reflexión

La Eucaristía integra todos los ministerios para ponerlos alservicio del hombre.

La sociedad internacional busca caminos de unidad. En esamisma línea camina la Iglesia. Somos el pueblo de Dios quecamina en la historia con todos los demás pueblos sin excep-ción alguna.

Nosotros no somos una alternativa. Estamos dentro del mis-mo plan y del mismo camino.

El orden y la escala de los problemas de la sociedad globali-zada son tales y tienen tal grado de novedad que suscitanperplejidad aun a altos niveles de la Iglesia.

Hoy se barajan muchos temas que requieren nuestra re-flexión: una relación más viva entre autoridad y fieles; laprofundización de la eclesiología de comunión; la función yla identidad del clero en la sociedad nueva; los espacios parala opinión pública en la Iglesia –el respeto por los teólogos yla apertura teológica más plural; los pasos efectivos de unpositivo desarrollo ecuménico; la ética de la sexualidad ymuchos otros temas-. Casi todos ellos han sido sugeridos porel Papa en sus diversas intervenciones.

Por eso el Papa propone que revisemos, con el corazón en lamano, qué tanto hemos asimilado el Vaticano II.

La humanidad está herida y enferma; la Iglesia no puede en-cerrarse en el castillo de la pureza ni pasar de largo como lospersonajes de la parábola del buen Samaritano.

Hay que hacer verdad las primeras líneas de la Gaudium etSpes: “La Iglesia hace suyas las penas y aflicciones de loshombres”.

Creamos un depósito invisible, inmenso, universal cuandotomamos para nosotros una fatiga para ahorrársela a otro;


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Cuando ya estaban cerca del pueblo al que ellos iban, él aparentóseguir adelante. Pero le insistieron, diciéndole: ‘Quédate con noso-tros, porque cae la tarde y se termina el día.’ Entró entonces paraquedarse con ellos.Una vez que estuvo a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lopartió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo re-conocieron, pero ya había desaparecido.Se dijeron uno al otro: ‘¿No sentíamos arder nuestro corazóncuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?’Y en ese mismo momento se levantaron para volver a Jerusalén.Allí encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo.Estos les dijeron: ‘¡Es verdad! El Señor resucitó y se dejó ver porSimón.’Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lohabían reconocido al partir el pan.” Palabra del Señor.

Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.

Sentados.

Reflexión:

En los textos evangélicos de la Resurrección se destaca larelación estrecha entre la Resurrección y la Eucaristía, el pa-saje de Lucas (24, 13-35) que narra la experiencia de losdiscípulos de Emaús, ya que éstos después de recibir la res-puesta afirmativa de Jesús “Y entró para quedarse con ellos”,a partir de los gestos eucarísticos “tomó un pan, pronunció labendición, lo partió y se lo dio”… “se les abrieron los ojos y loreconocieron”.

Ante la invitación “Quédate con nosotros” y después de losgestos eucarísticos “Él se les desapareció”, nos hace com-prender la necesidad de la presencia permanente de Jesús enla Eucaristía, descubriéndolo como el compañero de caminoque nos hace responder a las situaciones y realidades con-trarios a la Resurrección y la Luz que representa el Evange-lio.

Silencio - De pie.


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Oración Comunitaria.

Presidente: Conscientes de la presencia de Jesús Eucaristía, Bue-na Nueva para la Ciudad, elevemos nuestra súplica, con la espe-ranza de contemplar el rostro de Cristo, Dios y hombre verdadero,en cada uno de nosotros, digamos:

Todos: Haz brillar tu rostro sobre nosotros.

Presidente: Jesús, hombre nuevo, haz participar a cada uno denosotros de tu vida divina, para que transformemos nuestra Ciu-dad en semilla del Reino de Dios.


Presidente: Jesús, Hijo de Dios, manifiesta a todos los que vivimosen nuestra patria, la nueva dignidad de hijos, para que vivamos enpaz y en la justicia.


Presidente: Jesús, que para devolver al hombre el rostro del Pa-dre asumiste todas nuestras debilidades, concede a todos los en-fermos y a los que sufren en nuestra Ciudad, la esperanza de losbienes eternos.


Presidente: Jesús, que resucitado de entre los muertos nos llamasa una vida nueva iluminada por la luz del Espíritu, concédenosperseverar en el cumplimiento de tus mandatos y transformarnuestra Ciudad.


Presidente: Jesús, que te quedas realmente presente en este Sa-cramento admirable, ayúdanos a contemplar siempre tu rostromisericordioso en cada uno de los que vivimos en esta Ciudad.



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Presidente: (1 Co 12, 12-30)“Del mismo modo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros,y todos los miembros del cuerpo, por muchos que sean, no formanmás que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque todos noso-tros, judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos recibido un mis-mo Espíritu. Por lo demás, el cuerpo no está compuesto de un solomiembro, sino de muchos. Si el pie dijera: ‘Como no soy mano, nosoy del cuerpo’, ¿dejaría por esto de pertenecer al cuerpo? Si todoel cuerpo fuera ojo, ¿cómo podría oír? Y si todo fuera oído, ¿cómopodría oler?Con razón Dios puso cada uno de los miembros en el cuerpo comole pareció conveniente. Pues si todo se redujera a un miembro,¿dónde quedaría el cuerpo? Por eso, aunque hay muchos miem-bros, el cuerpo es uno. Y el ojo no puede decir a la mano: ‘No tenecesito’; ni la cabeza puede decir a los pies: ‘No los necesito’. Alcontrario, los miembros del cuerpo que consideramos más débilesson los más necesarios, y a los que consideramos menos nobles,los rodeamos de especial cuidado. También tratamos con mayordecoro a los que consideramos más indecorosos, mientras otrosmiembros que son presentables no lo necesitan. Dios mismo dis-tribuyó el cuerpo dando mayor honor a lo que era menos noble,para que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos losmiembros se preocupen los unos a los otros.Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él. Si unmiembro recibe honores, todos los miembros comparten su alegr-ía.Ahora bien, ustedes forman el cuerpo de Cristo y cada uno es unmiembro de ese cuerpo. Y Dios ha asignado a cada uno un lugar enla Iglesia: primero están los apóstoles, después los que hablan departe de Dios, a continuación los encargados de enseñar, luegoviene el poder de hacer milagros, el don de curar enfermedades,de asistir a los necesitados, de dirigir la comunidad, de hablar unlenguaje misterioso. ¿Son todos apóstoles? ¿Hablan todos de partede Dios? ¿Enseñan todos? ¿Tienen todos el poder de hacer mila-gros, o el don de curar enfermedades? ¿Hablan todos un lenguajemisterioso, o pueden todos interpretar ese lenguaje? Palabra deDios.Todos: Te alabamos, Señor.


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El elemento constitutivo de la unidad de la Iglesia, sea uni-versal o particular, es la comunión, la cual se expresa “por lacomunión en la fe y en los sacramentos, con su obispo orde-nado en la sucesión apostólica y con la Iglesia de Roma, ‘quepreside en la caridad’ ” (Ib n. 167).

El signo por excelencia de la comunión eclesial está en la Eu-caristía, “es fuente y culmen de toda la vida cristiana… Ex-presa y produce la comunión en la vida divina y la unidad delpueblo de Dios” (Ib n. 274).

1. ¿Valoramos la comunión de la Iglesia de acuerdo con los di-ferentes ministerios que realizan sus miembros?

2. ¿Valoramos los diferentes ministerios que afloran en la Igle-sia? ¿Están al servicio de la comunión?

3. ¿Valoramos e integramos los ministerios para impulsar launidad-comunión en la Iglesia?

Canto

Un solo Señor, una sola fe,Un solo bautismo,Un solo Dios y Padre.

Llamados a guardar la unidad del Espíritu,por el vínculo de la paz,cantamos y proclamamos.

Llamados a formar un solo cuerpoen un mismo Espíritu,cantamos y proclamamos.

Silencio.

Monitor: La palabra de Dios nos hace conscientes de la riquezade la Eucaristía que viene a alimentar nuestra unidad, fraternidad,nuestra misma fe. Escuchemos la Palabra de Dios:

De pie.


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Presidente: Terminemos nuestras plegarias con la oración queCristo nos enseñó, pidiéndole que venga a nosotros su Reino. Pa-dre nuestro...


Canto para prepararnos a recibir la bendición.

Canto: Tú reinarás dichosa eradichoso pueblo con tal reyserá tu cruz nuestra banderatu amor será nuestra ley

Reine Jesús por siempre, reine su corazónen nuestra patria en nuestro sueloes de María la nación en nuestra patriaen nuestro suelo es de María la nación

Presidente: Nos has dado pan del cieloTodos: Que contiene en sí todo deleite.

Presidente: Oremos, Señor nuestro Jesucristo, que en este Sacra-mento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concéde-nos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y detu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros losfrutos de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de lossiglos.

Todos: Amén.Después de la bendición

Presidente:Bendito sea Dios.Bendito sea su Santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.Bendito sea el nombre de Jesús.Bendito sea su Sacratísimo Corazón.Bendita sea su Preciosísima Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.


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Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.Bendita sea su gloriosa Asunción.Bendita sea María, Madre de la Iglesia.Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.Bendito sea San José, su Castísimo Esposo.Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Canto

¿Qué llevabas conversando?Me dijiste, buen amigo,y me detuve asombrado a la vera del camino.- ¿No sabes lo que ha pasado ayer en Jerusalén,a Jesús de Nazaret, a quien clavaron en cruz?,por eso me vuelvo triste a mi aldea de Emaús.

Por la calzada de Emaús un peregrino iba conmigo.No le conocí al caminar; ahora sí, en la fracción del pan.

Van tres días que se ha muertoy se acaba mi esperanza.Dicen que algunas mujeres al sepulcro fueron de alba.Pedro, Juan y algunos otroshoy también allá buscaron,más se acaba mi confianza;no encontraron a Jesús,por eso me vuelvo triste a mi aldea de Emaús.

¡Oh, tardíos corazonesque ignorancia a los profetas!En la ley ya se anunció que el Mesías padecieray por llegar a su Gloriaescogiera la aflicción.En la tarde de aquel día,yo sentí que con Jesúsnuestro corazón ardía a la vista de Emaús.


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Presidente: Oremos. Dios nuestro, que nos has reunido para pre-pararnos a celebrar con júbilo la fiesta de Corpus Christi alabandoy reconociendo tu presencia entre nosotros, concédenos amar yproclamar cuanto nos mandas para que el pueblo cristiano, el quetú has llamado a tu Reino, viva unido por la fe, el amor y la justicia.Por Jesucristo nuestro Señor.


Monitor: La Eucaristía construye la Iglesia, realiza de un modoconcreto el Cuerpo místico del Señor, nosotros somos ese Cristovivo en la tierra.

Lector: Para comprender el significado de la Iglesia particular, el

texto clásico de ésta, comprendida como un cuerpo utilizadapor San Pablo es válido (cfr. 1 Cor 12, 12-30); además losotros textos que se refieren a la diversidad de carismas, noshace comprender que en el cuerpo cada miembro unido a laúnica cabeza que es Cristo, ayuda a la edificación de la Iglesia(cfr. Ib 12, 1-11).

En la definición de diócesis que nos ofrece el CIC, se afirmaque en la Iglesia particular está presente toda la Iglesia: una,santa, católica y apostólica; esto significa que no es solo unaparte, ya que en virtud de la comunión de la única Iglesia deCristo, manifestada en la colegialidad apostólica de todos losobispos del mundo con el Sumo Pontífice, se garantiza lapresencia salvadora de Cristo en el mundo, siendo ésta semi-lla y germen del Reino.

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, define a laIglesia como el “pueblo, del que se llega a ser miembro me-diante la fe en Cristo y el bautismo, tiene por origen a DiosPadre, por cabeza a Jesucristo, por condición la dignidad y lalibertad de los hijos de Dios, por ley el mandamiento nuevodel amor, por misión la de ser sal de la tierra y luz del mun-do, por destino el Reino de Dios, ya iniciado en la Tierra” (n.154).


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H O R A S A N T A

La eucaristía, signo por excelencia de la comunión eclesial

Monitor: La comunión de una Iglesia particular se da no sólo porsu naturaleza, sino que implica la comunión de acciones parahacer realidad su quehacer en la Iglesia que es la Misión evangeli-zadora. Esto sería la comunión pastoral, para lo cual en la organi-zación del cuerpo de Cristo, a través de sus distintas estructurasdiocesanas, tiene que manifestar una unidad que responda a losdistintos desafíos que plantea el ambiente o los ambientes en don-de ésta subsiste. Iniciemos nuestra celebración.

Canto

Todos unidos formando un solo cuerpo,un cuerpo que en la Pascua nació;miembros de Cristo en sangre redimidos,Iglesia peregrina de Dios.Vive en nosotros la fuerza del Espírituque el Hijo desde el Padre envió,Él nos conduce, nos guía y alimenta,Iglesia peregrina de Dios.

Somos en la tierra semilla de otro reino,somos testimonio de amor.Paz para las guerras y luz entre las sombrasIglesia peregrina de Dios.

Rugen tormentas y a veces nuestra barcaparece que ha perdido el timón.Miras con miedo, no tienes confianza,Iglesia peregrina de Dios.Una esperanza nos llena de alegría;presencia que el Señor prometió.Vamos cantando, Él viene con nosotros,Iglesia peregrina de Dios.



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R E F L E X I Ó N

“El Kerigma en nuestra realidad”

En el camino de renovación del quehacer de la Iglesia el con-cepto de Misión y Evangelización se fueron implicando mutua-mente, de tal forma que hoy entendemos que la Misión de laIglesia es la proclamación de la Buena noticia que es Jesucristo.

El detonante de todo el proceso de la evangelización es el kerig-ma: anuncio de la buena noticia que Dios da para la salvaciónde todos. “El acontecimiento Cristo es, por lo tanto, el inicio deese sujeto nuevo que surge en la historia y al que llamamosdiscípulo: “No se comienza a ser cristiano por una decisión éti-ca o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimien-to, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, conello, una orientación decisiva”” (DA 243).

De tal forma que el anuncio kerigmático hoy adquiere una ma-yor relevancia, no sólo como la proclamación de una noticiasino como la tarea de llevar a otro al contacto con una Personaque es Jesucristo. (Evangelii Nuntianti n. 22 y Catechesi Traden-dae n. 19).

Durante el tiempo pascual hemos estado meditando y contem-plando a partir de la lectura del libro de los Hechos de los Após-toles cómo la Iglesia surge de la proclamación, del anuncio delkerigma cristiano

Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimo-nio personal, el anuncio del kerigma y la acción misionera de lacomunidad. El kerigma no sólo es una etapa, sino el hilo con-ductor de un proceso que culmina en la madurez del discípulode Jesucristo.

Así, el anuncio del kerigma que ha de llevar al encuentro conJesucristo encuentra toda su riqueza en los otros aspectos delproceso del discípulo misionero que son: la Conversión, el Dis-cipulado, la Comunión y la Misión.

En este camino de iluminación hay que resaltar el lugar tanprioritario de la Eucaristía unido a la Misión de anunciar a Jesu-cristo en el hoy de nuestra Iglesia. El papa Juan Pablo II en la


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Carta titulada Ecclesia de Eucharistia (a. 2003) habla de la rela-ción entre la Eucaristía y la Iglesia, ésta nace del misterio pas-cual que inicia con la institución de la Eucaristía en la ÚltimaCena, en la cual y por la cual, la Iglesia sigue haciendo memoriade la acción salvífica de Dios, al proclamar “anunciamos tumuerte, proclamamos tu Resurrección, Ven señor”; es entoncesen la Eucaristía y desde la Eucaristía como el anuncio de la Bue-na nueva de Dios, sigue resonando en muchos oyentes sedien-tos de buenas noticias.

Nuestra Ciudad necesita escuchar esta noticia: “Cristo debe serBuena Noticia en la transformación de nuestra Ciudad”.

En la línea kerigmática se requiere “una pastoral acogedora delas personas y sus búsquedas actuales” lo que conlleva a decirle“No a la burocracia. No al desinterés. No a la frialdad. Sí a la ca-lidez, a la cercanía y a la ternura” (Ib. pp. 13-14).

El kerigma requiere salir y no quedarnos en nuestros templos,grupos, movimientos, esperando a los que vengan; se requiere“que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al en-cuentro, una casa acogedora…” (DA 370).

Asumir el Kerigma como el hilo conductor de todo el Procesoevangelizador misionero, implica no quedarnos con una partedel todo, sino mirar todo el conjunto del proceso y de sus as-pectos fundamentales; nuestra Ciudad requiere, para ser trans-formada en el reino de Jesús, que sepamos transmitir nuestraexperiencia de Cristo, Señor de la vida.


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El interés de la Iglesia por profundizar en la Vocación y Mi-sión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo, encontró unmomento de profundidad con la celebración de un Sínodo (a.1987) de Obispos que reflexionó sobre esto, los frutos que-daron plasmados en la Christifideles Laici, ahí a partir de laparábola del sembrador se afirmó “Id también vosotros. Lallamada no se dirige sólo a los Pastores, a los sacerdotes, alos religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos: tam-bién los fieles laicos son llamados personalmente por el Se-ñor, de quien reciben una misión en favor de la Iglesia y delmundo” (n. 2).

El servicio de los laicos hoy se hace más urgente ante losnuevos contextos que enfrenta nuestro mundo: “Nuevas si-tuaciones, tanto eclesiales como sociales, económicas, políti-cas y culturales, reclaman hoy, con fuerza muy particular, laacción de los fieles laicos.”

“La vocación de los fieles laicos a la santidad implica que lavida según el Espíritu se exprese particularmente en su in-serción en las realidades temporales y en su participación enlas actividades terrenas” (n. 17).

Iluminados por las principales orientaciones del magisteriode la Iglesia sobre los laicos, que es abundante, en la Arqui-diócesis de México hay una claridad en cuanto a su papel, tanimportante, que han de realizar como miembros de la Igle-sia, a través de las distintas tareas tanto extra como intrae-clesiales, con la conciencia de ser en esta realidad de nuestraCiudad constructores del Reino.


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R E F L E X I Ó N

Los Laicos, discípulos misioneros

El laico como miembro activo de la Iglesia, encuentra un mo-mento de gracia en el Concilio Vaticano II.

La Lumen gentium afirma de los laicos su carácter secularcomo algo propio y peculiar (cfr. n. 31). Por lo cual afirmaque a ellos “pertenece por vocación propia buscar el Reinode Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos tem-porales. Viven en el siglo, es decir, en todas y cada una de lasactividades y profesiones…” (Ib).

En uno de sus decretos: Apostolicam Actuositatem, utiliza elconcepto de apostolado, este documento destaca la impor-tancia de su “papel propio y enteramente necesario en la mi-sión de la Iglesia” (n. 1). El documento sigue explicitando co-mo su participación está en el origen mismo de la Iglesia, co-mo lo demuestran textos como: Hech 11, 19-21; Rm 16, 1-16y Flp 4, 3.

El decreto también explicita que los laicos han de cuidar demanera muy especial los valores y principios cristianos quese encuentran amenazados por los problemas “actuales”; asíque han de cuidar los asuntos de índole temporal, como sonlos bienes de la vida y de la familia, la cultura, la economía,las artes y profesiones, las instituciones de la comunidadpolítica, las relaciones internacionales… para que éstos esténacordes con los planes de Dios (cfr. AA 6-7).

Los laicos como miembros activos de la Iglesia tienen dere-cho y necesidad a una formación para el apostolado ya queéstos participan “de la misión de la Iglesia, su formaciónapostólica recibe una característica especial por su mismaíndole secular y propia del laicado” (Ib 29).


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H O R A S A N T A

La Eucaristía, alimento que nos conforta

Monitor: Hoy tenemos una experiencia más de proclamar a Jesu-cristo presente en la Eucaristía. El Señor nos convoca para que, eneste tiempo de fiesta por la celebración del Corpus Christi, partici-pemos del banquete que él mismo nos ofrece y que consiste en suPalabra, su Cuerpo y su Sangre, que alimenta nuestro espíritu ynos une a su cuerpo, que es la Iglesia.

Canto

Es mi cuerpo, tomad y comed,es mi sangre, tomad y bebed,porque Yo soy vida, Yo soy amor,oh Señor, nos reuniremos en tu amor.

El Señor nos da su amor como nadie nos lo dio,Él nos guía como estrella en la inmensa oscuridad.Al partir juntos el pan, él nos llena de su amor,pan de Dios el pan comamos de amistad.

Es mi cuerpo, tomad y comed, …


Presidente. Oremos. Señor y Dios nuestro, que en la Nueva Alianzainstituida por Cristo, continúas formándote sin distinción de razasni fronteras, un pueblo congregado por el Espíritu Santo en la uni-dad y fiel a la misión que le confiaste, haz que comparta siempre lasalegrías y las esperanzas para que todos los hombres se salven.



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Monitor: Dispongámonos a escuchar con atención el siguientetexto:

Jesús Eucaristía, es la luz que ilumina nuestra realidad, vivi-mos en una globalización ambivalente, y por eso a veces ex-cluyente. Aparecen sistemas económicos salvajes que no tie-nen en cuenta al hombre, culturas poderosas que excluyen alos más débiles; la brecha entre ricos y pobres, en vez deacortarse, se ensancha.

Lamentamos el oscurecimiento de la conciencia moral, lapérdida de la capacidad de amar hasta el fin, el terrorismo, lamuerte, y el sufrimiento ocasionados por la violencia, el des-interés por la verdad, la desunión de las familias, el dolor devivir la vida sin sentido, el aborto mediante el cual se matasin piedad a los más indefensos, empleos precarios que vanasfixiando lentamente la vida individual y familiar de mu-chos.

Las tinieblas parecen ensombrecer el camino del cristiano:“Entre estos pecados se deben recordar ‘el comercio de dro-gas, el lavado de las ganancias ilícitas, la corrupción en cual-quier ambiente, el terror de la violencia, el armamentismo,la discriminación racial, las desigualdades entre los grupossociales, la irrazonable destrucción de la naturaleza’. Estospecados manifiestan una profunda crisis debido a la pérdidadel sentido de Dios y a la ausencia de los principios moralesque deben regir la vida de todo hombre. Sin una referenciamoral se cae en el afán ilimitado de riqueza y de poder, queofusca toda visión evangélica de la realidad social” (EA, 56).

1. Ante esta realidad nos preguntamos, ¿qué hacer para queCristo sea Buena Noticia en nuestra Ciudad?

2. ¿Cómo discípulos de Jesús, somos luz que transforme nues-tro ambiente social?

3. ¿Cuál es nuestro testimonio para que Cristo sea aceptadocomo Buena Nueva en nuestra ciudad?

Silencio.


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Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.Bendito sea San José, su Castísimo Esposo.Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Canto

No podemos caminarcon hambre bajo el sol,danos siempre el mismo pantu cuerpo y sangre, Señor.

Comamos todos de este panel pan de la unidaden un Cuerpo nos unió el Señorpor medio del amor

Señor, yo tengo sed de Tisediento estoy de Diospero pronto llegaré a verel rostro del Señor.


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Cuando el pobre nada tiene y aún reparte,cuando un hombre tiene sed y agua nos da,cuando el débil a su hermano fortalece,va Dios mismo en nuestro mismo caminar.

Cuando crece la alegría y nos inunda,cuando dicen nuestros labios la verdad,cuando amamos el sentir de los sencillos,va Dios mismo en nuestro mismo caminar.


Sacerdote: Nos has dado pan del cieloTodos: Que contiene en sí todo deleite.

Presidente: Oremos. Señor nuestro Jesucristo, que en este Sacra-mento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concéde-nos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y detu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros losfrutos de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de lossiglos.

Todos: Amén.

Después de la bendición

Presidente:Bendito sea Dios.Bendito sea su Santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.Bendito sea el nombre de Jesús.Bendito sea su Sacratísimo Corazón.Bendita sea su Preciosísima Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.Bendita sea su gloriosa Asunción.Bendita sea María, Madre de la Iglesia.


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Canto

No podemos caminarcon hambre bajo el solDanos siempre el mismo pan,tu cuerpo y sangre, Señor

Comamos todos de este panel pan de la unidaden un Cuerpo nos unió el Señorpor medio del amor

Señor, yo tengo sed de Tisediento estoy de Diospero pronto llegaré a verel rostro del Señor

Monitor: El mismo Jesús ora al Padre por aquellos a quienes lesha confiado ser luz del mundo, de transformarlo, para que el mun-do sea el espacio donde los hombres vivan los valores del Reino.La presencia de los discípulos en el mundo, es la esperanza paraque el mundo acepte la Buena Noticia, escuchemos:

De pie.

Presidente: (Jn 17, 6-11)

“A los que me diste, salvándolos del mundo, les he hecho saberquién eres tú. Los sacaste del mundo, pues eran tuyos, y me losdiste, y han hecho caso de tu palabra.Ahora ellos reconocen que viene de ti todo lo que me diste.Las palabras que me confiaste, se las he entregado y las han recibi-do. Reconocieron verdaderamente que yo he salido de ti, y creenque tú me enviaste.Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que tú mediste, que ya son tuyos –todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío-,y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, peroellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti. Padre Santo,


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guárdalos en ese tu Nombre que a mí me diste, para que todos se-an uno como nosotros.” Palabra del Señor.

Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.

Sentados - Silencio.

Canto

Sois la semilla que ha de crecer,sois la estrella que ha de brillarsois levadura sois grano de sal,antorcha que debe alumbrar.

Sois la mañana que vuelve a nacer,sois espiga que empieza a granarsois aguijón y caricia a la vez,testigos que voy a enviar.

Id amigos por el mundo anunciando el amor,mensajeros de la vida, de la paz y el perdón,sed amigos los testigos de mi resurrección,id llevando mi presencia con vosotros estoy.

Sois una llama que ha de encenderresplandores de fe y caridad.Sois los pastores que han de guiaral mundo por sendas de paz.

Sois los amigos que quise escoger,sois palabra que intento gritarsois reino nuevo que empieza a engendrarjusticia, amor y verdad.

Oración comunitaria.

Sacerdote: Llenos de gozo y esperanza roguemos al Señor paraque Jesucristo sea Buena Noticia, para nuestra Ciudad, a cada peti-ción digamos: Haznos testigos de tu resurrección.


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Presidente: Para que haya paz y solidaridad en nuestra patria.Todos: Haznos testigos de tu resurrección.

Presidente: Para que los pobres conozcan la Buena Nueva.Todos: Haznos testigos de tu resurrección.

Presidente: Para que en nuestro país prevalezca la vida sobre lamuerte.Todos: Haznos testigos de tu resurrección.

Presidente: Para que en nuestra Ciudad prevalezca la esperanzasobre el desencanto.Todos: Haznos testigos de tu resurrección.

Presidente: Para que se multipliquen los profetas, pacificadores yvoluntarios que anuncien y trabajen por una Ciudad nueva.Todos: Haznos testigos de tu resurrección.

Presidente: Para que seamos sembradores de la Buena Noticia.Todos: Haznos testigos de tu resurrección.

Presidente: Para que compartamos el pan que Tú nos das para lasalvación de todos los hombres.Todos: Haznos testigos de tu resurrección.

Todos: Escúchanos, Jesús Eucaristía, tú que eres la Buena Noticiadel Padre, aumenta nuestra fe y hazte presente en medio de nues-tra Ciudad. Amén.

Canto

Mañana llegará la primaveranuestro sueño se hará ya realidad.Y comeremos juntosun pan y un vino nuevos,que nacen de la tierracuando esta vive en paz.

2010 AÑO SACERDOTAL 25o. Aniversario Episcopal … · la naturaleza misma del matrimonio...

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