17 La Biblia dice que en el jardín de Edén

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17 La Biblia dice que en el jardín de Edén “Jehová Dios hizo crecer del suelo [...] el árbol de la vida”. La razón por la que se echó a Adán del jardín fue para que ‘no alargara la mano y efectivamente tomara fruto también del árbol de la vida y comiera y viviera’, sí, ¡para siempre! Después de expulsar a Adán y Eva del jardín de Edén, Jehová apostó “los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida” (Génesis 2:9; 3:22-24).

18 Si a Adán y Eva se les hubiera permitido comer del árbol de la vida, ¿qué habría significado para ellos? Nada menos que el privilegio de vivir para siempre en el Paraíso. Un comentarista de la Biblia especuló: “El árbol de la vida debió tener alguna virtud por la que el cuerpo humano evitara la decrepitud de la edad o la decadencia que culmina en la muerte”. Incluso creía que “existía una virtud herbácea en el Paraíso capaz de contrarrestar los efectos” de la edad. Sin embargo, la Biblia no dice que el árbol de la vida tuviera en sí mismo ninguna propiedad vital. Solo representaba la garantía divina de vida eterna a quien se le permitiera comer de su fruto (Revelación 2:7).

¿Qué era el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo?

Al tomar del fruto del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, Adán y Eva expresaron su rebelión. El Creador, como Soberano Universal, estaba en su pleno derecho de promulgar la ley sobre el árbol, pues Adán, por ser persona creada, y no soberana, tenía limitaciones y necesitaba reconocer este hecho. Para que hubiera paz y armonía universal, sobre todas las criaturas racionales recaía la responsabilidad de reconocer y apoyar la soberanía del Creador. Adán demostraría que reconocía este hecho si se abstenía de comer el fruto de aquel árbol. Como padre en perspectiva de una Tierra poblada de criaturas humanas, tenía que demostrar su obediencia y lealtad hasta en lo más mínimo. El principio implicado era: “La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho”. (Lu 16:10.) Adán tenía la capacidad de mostrar esa obediencia perfecta. Es evidente que no había nada intrínsecamente malo en el fruto del árbol en sí. (La prohibición no tenía nada que ver con las relaciones sexuales, pues Dios había mandado a la pareja que ‘llenasen la tierra’. [Gé 1:28.] Era el fruto de un árbol literal, como dice la Biblia.) La nota al pie de la página que aparece en Génesis 2:17 en la Biblia de Jerusalén expresa bien qué representaba el árbol:

“Esta ‘ciencia’ [conocimiento] es un privilegio que Dios se reserva y que el hombre usurpará por el pecado, [Génesis] 3 5, 22. No es, pues, ni la omnisciencia, que el hombre caído no posee, ni el discernimiento moral, que ya poseía el hombre inocente y que Dios no niega a su criatura racional. Es la facultad de decidir uno por sí mismo lo que es bueno y lo que es malo, y de obrar en consecuencia: una reclamación de autonomía moral, por la que el hombre no se conforma con su condición de criatura [...]. El primer pecado ha sido un atentado a la soberanía de Dios, un pecado de orgullo.”Docente