13 suplemento kusama

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Obsesión Infinita: la muestra en el MALBA Fusión Arte y Moda: su colaboración con Louis Vuitton Kusama, PopArt y Minimalismo Yayoi Kusama: la dama de los lunares

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Publicación Periodística Experimental Pedagógica. Taller Multimedia. UADE. Suplemento realizado como Trabajo Práctico. Año 2013.

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Obsesión    Infinita:    la  muestra    en  el  MALBA  

Fusión  Arte  y  Moda:    su  colaboración  con  Louis  Vuitton  

Kusama,  Pop-­‐Art  y  Minimalismo  

Yayoi  Kusama:    la  dama  de  los  lunares  

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Yayoi Kusama nació en el seno de una familia japonesa de clase media. Tuvo una infancia dura ya que era atormentada por lo que su madre le hacía observar a su padre manteniendo relaciones sexuales con geishas. Después de esto era obligada a relatar con lujo de detalles todo lo que había visto.

Después de haber vivido esta traumática infancia empezó a tener alucinaciones

visuales y auditivas y a su vez tendencias obsesivas y

mucha depresión.

En 1957 abandonó Japón y se fue a vivir a

Estados Unidos donde participó de manera indirecta en la psicodelia y el arte pop. Agobiada mentalmente por la actividad de la ciudad de Nueva York, emprendió la vuelta a Japón de manera definitiva en el año 1973, donde vive por voluntad propia en un hospital psiquiátrico.

Para 1994 se dedicó a moldear esculturas para espacios públicos en diferentes ciudades de Japón. También lo hizo para otros países como Francia, Estados Unidos y Portugal.

En 1998 se realizó la primera gran exposición del trabajo de Kusama en los Estados Unidos y en 1999 la segunda gran exposición fue en el Museo de Arte

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Contemporáneo de Tokio.

En el año 2011, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se realizó otra exposición,que se presentó un año más tarde en el Centro Pompidou, la Tate Modern y el Whitney Museum.

Una exposición parecida, con unas 100 obra, se exhibió en el Malba de Buenos Aires este año, curada por Frances Morris y Philip Larratt-Smith.

En el 2002 fue parte de la exposición “Sunday Afternoon” para la Galería 303 de Nueva York. La exposición de obras se realizo con el fin de destacar cómo la minimización de los medios y los gestos a través de la repetición pueden producir obras de extrema densidad visual, física y conceptual.

Kusama recibió muchas distinciones no solamente en Japón sino a nivel internacional como por ejemplo: la Orden de las Artes y Letras francesa en el año 2003 y en 2006 el “Praemium Imperiale” japonés en la categoría de pintura.

Adquirió mucha celebridad por sus instalaciones en la década de 1960 en las cuales incluía: espejos, globos

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rojos, juguetes, en donde ella era parte de la escena. Por otro lado también adquirió mucha fama por sus dibujos, pinturas, collages, esculturas, películas e

intervenciones en espacios públicos.

A su vez también experimentó en los campos de diseño de modas, poesía y literatura. Dentro de este último campo tiene 13 novelas publicadas y una autobiografía que es considerada “best seller” en su país.

Una de las particularidades de sus trabajos son los famosos lunares rojos, verdes y amarillos. Estos son característicos de su obra y son muy recurrentes en varias de ellas. Dichos lunares representan: la tierra, el sol y la luna.

Hoy en día Yayoi continúa con sus trabajos en su estudio ubicado en Tokio. Lo particular de su vida cotidiana es que una vez que termina de trabajar en su estudio, regresa por las noches a la clínica psiquiátrica que eligió para continuar con sus tratamientos.

 

Por  Sebastian  Del  Campo  

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Por Buenos Aires pasó la

primera muestra retrospectiva que llegó a América

Latina de la mayor artista japonesa,

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Desde el 30 de junio hasta el 16 de septiembre en Capital Federal se pudo disfrutar de una muestra de arte que presentó un recorrido exhaustivo a través de más de 100 obras creadas entre el año 1950 y el 2013, que incluyen pinturas, trabajos en papel, esculturas, videos, slideshows e instalaciones especiales.

Organizada por el Malba –Fundación Constantini, la exposición presentó la trayectoria de esta artista que va desde el ámbito privado a la esfera pública, desde la pintura a la performance, del estudio de la calle. El  planteo   de   los   curadores   Philip  Larratt-­‐Smith   y   Frances   Morris,   jefa  de   Arte   Internacional   de   la   Tate  Modern,   da   cuenta   de   ese   paso   del  ámbito   privado   a   la   esfera   pública  atravesada   por   cada   una   de   las  corrientes   estéticas   inscriptas   desde  la  posguerra  hasta  la  posmodernidad.  Aunque  el   denominador   común   en   la  obra  de  Kusama  es  el  punto,  el   lunar,  el   círculo   en   colores   multiplicado   al  

infinito   en   cualquier   superficie  en   un  intento   de   autorrepresentación   y   de  esbozo,   a   su   vez,   del   mundo   que   su  percepción  recrea.  

En la entrada había una cortina negra para preparar al visitante a enfrentar lo que se les venía en la muestra. Bastaba un paso para sumergirse en la oscuridad y bastaban dos o tres más para entregarse a la luminosidad de un ambiente mágico, diseñado por lucesitas de colores que, suspendidas en el aire, brillaban y se reflejaban en flujos de agua que sumaban luz y más luz a la escena. Como si no bastara, espejos imperceptibles rodeaban la sala y transformaban los destellos del cuarto en un universo infinito, uno podía

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imaginarse extendido en el cielo entero de Buenos Aires. A cada segundo los colores cambiaban y se tejían nuevas constelaciones. La luz se imponía sobre el negro y los visitantes del Malba se quedaron sin aliento.

Uno de los signos identificatorios fueron sus lunares con los que cubre muchas obras, muchos cuerpos humanos en las performances y el suyo propio a través de sus vestimentas. Son formas repetidas obsesivamente. Ellos, son para ella “energía y vida”, dos de sus obsesiones recurrentes y también aparecieron entre sus alucinaciones más primigenias en la infancia.  Esos puntos de color, que ella pinta obsesivamente, mezclan la figura con el fondo, como un espacio continuo donde el que uno es absorbido por el escenario que lo rodea.

Su temática permanente es la "auto obliteración", es decir, hacerse desaparecer a uno mismo. En la muestra del Malba se puede apreciar un documental en el que se la ve pintar repetitivamente puntos de colores sobre todo lo que se le cruza. Y cuando digo todo es "todo": árboles, gatos, caballos y hasta un río. Sí, la pintora entra en el agua y empieza a colocar gotas de pintura de manera azarosa sobre ella. ¿Surrealista? ¿Inútil? ¿Genial? Aquí no valen las respuestas rápidas, precipitadas. Hay que experimentar su obra y, recién ahí, animarse a ensayan conclusiones que, sin duda, serán complejas.

En la muestra se destacó las Infinity Nets (Redes infinitas) de los años 50 y las Accumulation sculptures (Esculturas de acumulación), sus performances y happenings neoyorquinos de los años 60, presentes en series como Self-Obliteration (Autoborramiento), y sus pinturas e instalaciones recientes, como I’m Here, but Nothing (Estoy aquí, pero nada, 2000-2013), Infinity Mirrored Room – Filled with the Brilliance of Life (Sala de espejos del infinito – Plena del brillo de la vida, 2011) y The Obliteration Room (La habitación del borramiento, 2002-2013).  

En ocasión de la exposición publica un libro que incluye

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ilustraciones en color de las obras expuestas, ensayos de Larratt-Smith (“Canción de una adicta al suicidio”) y Frances Morris (“Yayoi Kusama. Mi vida, un punto”) y una cronología visual de la vida de la artista.

La muestra recorrerá cuatro sedes más: el Centro Cultural Banco do Brasil, Río de Janeiro (12 de octubre de 2013 al 26 de enero de 2014) , el Centro Cultural Banco do Brasil, Brasilia (17 de febrero – 27 de abril de 2014), el Instituto Tomie Ohtake, San Pablo (21 de mayo– 27 de julio de 2014), y el Museo del Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México (25 de septiembre de 2014 – 19 de enero de 2015). Yayoi Kusama Obsesión infinita se llevó a cabo con la colaboración de Kusama Studio, el apoyo de IRB-Brasil Re y el aporte de las galerías Ota Fine Arts, Tokio, Victoria Miro Gallery, Londres y David Zwirner, New York.

Larratt-Smith dijo al recorrer la muestra con los curadores: "Cuando uno conoce a Yayoi Kusama entiende que el arte es su salvación, su bálsamo terapéutico y su ejercicio existencial. Ella hoy vive para trabajar y trabaja para vivir. Tiene el control absoluto de su obra y una alta pero justa valoración de lo que su producción significa dentro del quehacer artístico. Quizá, por eso, su afán es trascenderlo y transformarlo en algo popular con llegada a toda la gente. De hecho, lo ha logrado.". En Buenos Aires tuvo el afán de trascender y logró impactar a los visitadores con su arte alocado.*

   

Obsesión Infinita Por:  Julieta  Plastina  

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Yayoi   Kusama   se   distingue   por   sus  exhibiciones   colmadas   de   colores  psicodélicos   y   repeticiones.   Es   una  precursora  del  pop  art,  el  minimalismo  y  el   arte   feminista   e   influenció   a   grandes  artistas   como   Andy   Warhol   y   Claes  Oldenburg.    El  minimalismo  fue  una  de  las  tendencias  artísticas   que   emergieron   de   Estados  Unidos   en   la   década   de   los   60.     La  tendencia  consiste  en  obras  que  eliminan  las   formas  no  esenciales  para   resaltar   la  esencia   o   la   identidad   de   un   sujeto.  Considerando   que   el   minimalismo   fue  influenciado   por   el   diseño   y   la  arquitectura   japonesa,   no   es   una  

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sorpresa   que   Kusama   sea   una   de   las  exponentes   de   este   movimiento  artístico.    La   idea  de   la   simplicidad  aparece  en   la  cultura  Japonesa  del  Zen:  se  transmiten  conceptos  de  libertad  y  de  la  esencia  de  vivir.  La  simplicidad  no  es  solo  un  valor  estético,   sino   que   también   tiene   una  percepción   moral   que   busca   la  naturaleza   de   la   verdad   y   revela   las  cualidades   internas   de   materiales   y  objetos.    Sin   embargo,   tomando   en   cuenta   el  famoso   lema   minimalista   “menos   es  más”,  Yayoi  Kusama  es  una  minimalista  un  poco  diferente.  Muchas  de  sus  obras  son     extremadamente   recargadas:   de  colores,  de  puntos,  de  objetos,  de  luces.  Pero   coinciden   en   que   son   formas  básicas,   generalmente   planas   y   sin  mucha  perspectiva.  Kusama  fue  una  de  las  pocas  artistas  en  su  llegada  a  Nueva  York   que   propuso   la   idea   de   que   una  superficie   pudiera   ser   reducida   a   un  campo  simple  e  indiferenciado.  Empezó  en   los   años   50   con   sus   Net   Paintings  (Pinturas  de  Red)  que  consistían  en  una  grilla  que  llenó  con  lunares.  Por   otro   lado,   la   artista   fue   también  

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precursora   del   pop   art,   el   movimiento  artístico  en  el  que  el  material  es  sacado  de   su   contexto   e   introducido   en   otro   o  aislado  por  completo.  Se  usan  imágenes  u   objetos   cotidianos   y   se  descontextualizan.  Así  se  puede  vincular  uso   y   la   repetición   de   los   lunares,   que  representa   para   Kusama   el   infinito.   De  esta  manera,  los  lunares  transmiten  esa  sensación   de   infinito   que   la   artista  deseaba  expresar.  El  pop  art  también  se  vincula   a   la   producción   en   serie   y   la  moda,   lo   que   se   puede   apreciar   en   el  trabajo  de  Kusama  con  la  casa  de  moda  Louis   Vuitton,   en   donde   sus   famosos  

lunares   fueron   plasmados   en   bolsos   y  carteras.          

Fusión Arte y Moda

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La obsesión por los lunares de la artista japonesa Yayoi Kusama se convirtió en un ícono de moda a partir del desembarco de la artista en el mundo fashion. En el 2012 realizó junto a la marca Louis Vuitton dos colecciones cápsulas dónde plasmó su obra. Marc Jacobs –director creativo de Louis Vuitton– se acercó al refugio de la artista en Tokio (lugar al que Yayoi regresó en 1973) en varias oportunidades, pero una y otra vez la artista lo recibió y se negaba a participar activamente en alguna de las colecciones hasta el año pasado. “Creo que éste era el momento correcto. Me siento muy honrada de poder colaborar con Louis Vuitton, y además pienso que Marc Jacobs es un diseñador increíble con un gran talento artístico. Sus creaciones son reconocidas por todo el planeta y sus equipos creativos están

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llenos de ideas... Por eso pienso que esta colaboración es única, algo que seguramente atraerá los corazones de la gente de todo el mundo” aseguraba Kusama. Por su parte, Marc Jacobs es un gran admirador de las pinturas y esculturas de Kusama: “El carácter obsesivo y la inocencia de su trabajo me emocionaron. Consigue compartir su visión del mundo con nosotros.” Kusama ya había tenido otras colaboraciones en el mundo de la moda. En 1968 tuvo sus productos en la icónica Bloomingdale’s y en 2011 Lancôme lanzó un labial by Kusama, pero su alianza con Louis Viutton – dónde intervino bolsos, zapatos y accesorios- también incluyo una instalación en New York con la artista incluida. El local ubicado en la 5ta avenida se

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convirtió en una galería de arte y en un espectáculo para las miles de personas que transitaban el lugar. Kusama estaba con una peluca roja sentada en su silla de ruedas con un vestido de seda amarilla a lunares negros, con medias de puntos en colores, y anteojos, bolso, zapatos y hasta la silla de ruedas haciendo juego. De esta manera, la artista japonesa hacía oficial su colaboración con la marca francesa. La colección contó con prendas, bolsos, zapatos y accesorios diseñados por Jacobs e impregnados por las obras de Kusama: fondos amarillos, rojos, negros y azules con lunares blancos o contrastantes. Sin embargo, en algunos casos se dejó el estampado característico de la marca y se fundió con los puntos infinitos de la artista.

Por  Adriana  Porras  

Por  Milagros  Orlando  

Kusama: Pop-Art y

Minimalismo