11-11-2012 LITERARIA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DE 2012 5 a SECCION E ste es el romance del Aniceto y La Francisca, de có- mo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más… Este fue el título de la película que me hizo conocer a Leonardo Favio. Por una cosa o por la otra, en aquellos años no vi Crónica de un niño so- lo. Lo hice después. Debe de ser porque, excepto la inolvidable Juegos prohibidos, no soy muy proclive a historias que narran los infortunios de la infancia, infortunios mate- riales que devendrán en reformatorios, en crímenes, en cárceles y en miserias de todo tipo. Tampoco en oportunidad de su estreno vi Los 400 golpes, de Truffaut. Carencia de sensibilidad, dirán algunos, exceso de sensibi- lidad, argüirán los de más allá. Ni lo uno ni lo otro. Simplemente no las vi en aquella época. Creo que compensé mi omisión años des- pués, cuando tanto Favio como Truffaut tenían en su ha- ber títulos más importantes de los que enorgullecer- se y yo asistía a ellos con puntualidad. Crónica de un niño solo es, esencialmente, auto- biográfica, y dentro de esa historia está la infancia de Favio, el abandono por parte de su padre, el de- lito latente, la concreción de esos delitos, módicos pe- ro que encendían luces de advertencia, que lo lleva- ron a institutos de menores y que llegaron a recluirlo en una celda. No estaba físicamente solo: cuidaban de él su madre y su tía, mujeres que desarrollaban su vi- da laboral en el ambiente de la radiofonía. Llegó Torre Nilsson y su casi paternal protección, lle- gó en consecuencia su labor como actor, donde intervi- no en numerosas películas del nuevo cine argentino de los años 60. No era un gran actor, aunque sí eficiente. Pero lo que Favio ansiaba era dirigir. Ayudado por el generoso Torre Nilsson, encaró una de sus obras fundamentales: El Aniceto y la Francisca. Cuando la vi, que- dé seducido por el intento de lenguaje que mostraba (se filmó en 1966, plena vigencia de la nouvelle vague) y que ubicaba a Favio no en el papel de revolucionario que quería cambiar al mundo a golpes de planos cinematográficos llenos de violencia (como creen algunos que no han visto su filmografía), sino en una posición que no difería mucho del nuevo cine argentino de los años 60, algo más metido en el interior de los personajes. Luego, encaró la que después de años fue reconocida como su obra consagratoria, El dependiente, con la que completó su trilogía de cine intimista y encontró algo que nunca creyó que resultaría tan exitoso: su actuación como baladista. El suceso fue asombroso, nun- ca, nadie, argentino o extranjero, pudo superar los registros de venta de Favio en 1968. Viajó por toda América, entonando baladas emotivas como Fuiste mía un verano y Ella ya me olvidó, que él cantaba con personalidad y cierta reciedumbre que atraían. No soy Serrat, decía, pero me gusta lo que hago. Teniendo como protagonista a sus canciones filmó algu- nas películas de las que mejor no acordarse pero que le aseguraban tranquilidad económica. Ya estaba en las antí- podas del “niño solo” de su primera obra cinematográfica. Cuenta la crónica que, en la triste jornada identifica- da como “la masacre de Ezeiza”, él, que había estado a cargo de la escenografía de un acto que se presu- mía iba a ser festivo, en el hotel de Ezeiza, llorando y amenazando con matarse, salvó de la muerte a una docena de jóvenes pertenecientes a uno de los bandos en pugna. Después del éxito como cantante, ya en la Argentina, se abocó a Juan Moreyra, película con la que ingresaba al color y que resultó una obra muy lograda. Es conmovedora la escena final, cuando el Sargento Chirino hiere a Moreyra (Rodolfo Bebán) y éste se asoma a un ventanuco con rejas y lleno de luz y dice tres palabras con las que se lamenta de la muerte que ya merodea: “Con este sol”. Esta frase, de las más felices que se han dicho en el cine, pertenece al innega- ble talento de Leonardo Favio, cuyo Juan Moreyra alcanzó cifras de público solamente superadas por otra obra de él, Nazareno Cruz y el lobo. Esta última, basada en una leyenda popular argentina, se re- solvía en estructuras visuales operísticas, en desbordes que muchos consideraron influencia de Fellini. Hubo críticas y alabanzas. El 5 de noviembre murió un artista apasionado, visceral, que hizo historia en el cine, que mostró cierta incoherencia, privilegio de los talentosos, que no se envaneció con sus aciertos y no se sintió des- truido por las críticas. © LA GACETA E l hombre, Fernández, es empleado de una fe- rretería ruin. Camina solo por la noche silen- ciosa y negra. Unos pocos focos cuelgan de los postes curvos y solitarios. La noche es enorme y el rayo fugaz del amor late en su co- razón. Ella, la señorita Plasini, es una mujer blanca y extraña. Y está parada, sola, en la ve- reda quieta. Tiene la mirada lenta, los ojos grandes y negros, y vive con su madre al lado de la casa espiritista. El hombre, Fernández, llega a la vereda de tierra, frente a las chapas grises que enmarcan la casa solariega. La mujer es- tá callada. Él sabe que la quiere pero no sabe cómo decírselo. De espaldas, suelta la lengua y habla de asuntos triviales, ridí- culos. La mujer, rara, con una voz grave, inolvidable, le contes- ta. Luego, lo invita a pasar. La película recién empieza y el clima absurdo late en cada de uno de los planos desde los primeros instantes. Esta es- cena pertenece a El dependiente (1968) y marca el primer encuentro entre Fernández y la señorita Plasini. Con el paso de los calculados planos, el amor crece, lo siniestro crece, lo grotesco crece. El curso minucioso e inmóvil de los he- chos contiene a cada paso una tensión hipnótica, inu- sual. Esta mínima escena anticipa la locura y una de las formas del crimen. El dependiente es la segunda película de Leonardo Favio. Es un caso único en la historia del cine argenti- no. Se podría decir que es la versión kafkiana de un ro- mance imposible en un pueblo desvencijado. Es la ver- sión kafkiana de un odio utópico, de un frenesí sola- pado y cruel. Con un decoro exótico, con una cáma- ra devota que retrata el amor extraño, con la parsi- monia elegíaca de los ángulos de toma, Favio ha construido un film inolvidable, provinciano, universal. Con esta película, Leonardo Favio merece un lugar en el panteón reducido de los directores únicos. Pero Favio filmó nueve largometrajes. Todos o casi todos son clásicos. Su cine refleja la vida despojada de los marginales, de los olvidados de la historia. Desde Crónica de un niño solo has- ta la segunda versión de Aniceto, Favio es un artista de la mirada. Esa mirada es una lupa lírica que agranda los sen- timientos, que penetra la memoria de los ojos, que elude los tramos insípidos y rutinarios de las vidas incómodas. Con esas historias de personajes populares, Favio elabora un cine poé- tico, geométrico, nostálgico. Crónica de un niño solo (1965) narra la vida de un pequeño recluso que busca, afanosamente, la libertad. Esta historia sen- cilla y elemental está narrada con la cámara matemática y sen- timental de un joven director experto. Este es el romance del Aniceto y la Francisca… (1966) es un cuento de amor triangu- lar y frustrado narrado con la exacta poesía de los travellings circulares y con la nostalgia sutil de los ojos de un artista. Juan Moreira (1973) es el relato mítico y cuidadoso del hé- roe popular y libresco. Nazareno cruz y el lobo (1975) cuenta la vida infeliz y alucinada de un séptimo hijo varón y de su amor trágico. Soñar, soñar (1976) encuentra en el boxeador Monzón y el can- tante Gian Franco Pagliaro las figuras del iluso ganador de pueblo que pierde todas las batallas y del errático ingenuo que está destina- do a perder todo. Gatica, el mono (1993), es el re- trato lúcido y melancólico de un héroe popular que vivió su vida como si fuera una pelea con la felicidad, una felicidad que se fuga para siempre. Perón, sinfonía del sentimiento (1999), extenso documental, es un elogio desmesurado de la epopeya del peronismo. Aniceto (2008) es un poema cinemático de los cuerpos, embebido en el ro- jo fulgor de la sangre y en una música tenaz y prodigiosa. Después de verla, nadie olvida la enorme luna del amor ni la música potente ni los ojos impuros. Favio es un artista exquisito, una biblioteca de sueños, un poeta visual, un río que no cesa, un maestro del nuevo cine ar- gentino. Su filmografía ha marcado a las nuevas generaciones. Los rostros de Aniceto y Fernández, la huida de Polín hacia la nada, la conversación de Nazareno con el diablo en las cata- cumbas vernáculas, la gesta interminable de Moreira, la vana pelea de Gatica con la desdicha ya forman parte de la historia. Leonardo Favio ha muerto. Sus películas, no. Cada plano es una minuciosa odisea visual, hermosa y geométrica. Una or- gía precisa, perpetua, turbulenta que agranda y desmenuza la memoria de los sentimientos. © LA GACETA L EONARDO F AVIO El artista que hizo historia en el cine Un poeta visual Por Fabián Soberón PARA LA GACETA - TUCUMÁN “Con este sol” Por Asher Benatar PARA LA GACETA - BUENOS AIRES En Cámara Gesell , Guillermo Saccomanno usa el “pueblo chico” como primer plano del “mundo grande” que no sale en los medios. Horacio González enfoca textos esenciales de la cultura argentina desde la óptica del honor, la injuria, la venganza y el ultraje. 2 3

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Domingo 11 de noviembre de 2012 Literaria LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DE 2012

5aSECCION

Este es el romance del Aniceto y La Francisca, de có-mo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocascosas más… Este fue el título de la película que mehizo conocer a Leonardo Favio. Por una cosa o porla otra, en aquellos años no vi Crónica de un niño so-lo. Lo hice después. Debe de ser porque, excepto lainolvidable Juegos prohibidos, no soy muy proclive a

historias que narran los infortunios de la infancia, infortunios mate-riales que devendrán en reformatorios, en crímenes, en cárceles y enmiserias de todo tipo.

Tampoco en oportunidad de su estreno vi Los 400 golpes, deTruffaut. Carencia de sensibilidad, dirán algunos, exceso de sensibi-lidad, argüirán los de más allá. Ni lo uno ni lo otro. Simplemente nolas vi en aquella época. Creo que compensé mi omisión años des-

pués, cuando tanto Favio como Truffaut tenían en su ha-ber títulos más importantes de los que enorgullecer-se y yo asistía a ellos con puntualidad.

Crónica de un niño solo es, esencialmente, auto-biográfica, y dentro de esa historia está la infancia

de Favio, el abandono por parte de su padre, el de-lito latente, la concreción de esos delitos, módicos pe-ro que encendían luces de advertencia, que lo lleva-ron a institutos de menores y que llegaron a recluirloen una celda. No estaba físicamente solo: cuidaban deél su madre y su tía, mujeres que desarrollaban su vi-da laboral en el ambiente de la radiofonía.Llegó Torre Nilsson y su casi paternal protección, lle-

gó en consecuencia su labor como actor, donde intervi-no en numerosas películas del nuevo cine argentino de los

años 60. No era un gran actor, aunque sí eficiente. Pero loque Favio ansiaba era dirigir.Ayudado por el generoso Torre Nilsson, encaró una de sus

obras fundamentales: El Aniceto y la Francisca. Cuando la vi, que-dé seducido por el intento de lenguaje que mostraba (se filmó en1966, plena vigencia de la nouvelle vague) y que ubicaba a Favio no

en el papel de revolucionario que quería cambiaral mundo a golpes de planos cinematográficosllenos de violencia (como creen algunos que nohan visto su filmografía), sino en una posiciónque no difería mucho del nuevo cine argentinode los años 60, algo más metido en el interior delos personajes.

Luego, encaró la que después de años fuereconocida como su obra consagratoria, Eldependiente, con la que completó su trilogíade cine intimista y encontró algo que nunca

creyó que resultaría tan exitoso: su actuacióncomo baladista. El suceso fue asombroso, nun-

ca, nadie, argentino o extranjero, pudo superarlos registros de venta de Favio en 1968.

Viajó por toda América, entonando baladas emotivascomo Fuiste mía un verano y Ella ya me olvidó, que élcantaba con personalidad y cierta reciedumbre queatraían. No soy Serrat, decía, pero me gusta lo que hago.Teniendo como protagonista a sus canciones filmó algu-nas películas de las que mejor no acordarse pero que leaseguraban tranquilidad económica. Ya estaba en las antí-podas del “niño solo” de su primera obra cinematográfica.

Cuenta la crónica que, en la triste jornada identifica-da como “la masacre de Ezeiza”, él, que había estado

a cargo de la escenografía de un acto que se presu-mía iba a ser festivo, en el hotel de Ezeiza, llorando

y amenazando con matarse, salvó de la muerte a una docena dejóvenes pertenecientes a uno de los bandos en pugna.

Después del éxito como cantante, ya en la Argentina, se abocó aJuan Moreyra, película con la que ingresaba al color y que resultóuna obra muy lograda. Es conmovedora la escena final, cuando elSargento Chirino hiere a Moreyra (Rodolfo Bebán) y éste se asoma aun ventanuco con rejas y lleno de luz y dice tres palabras con las quese lamenta de la muerte que ya merodea: “Con este sol”. Esta frase,de las más felices que se han dicho en el cine, pertenece al innega-ble talento de Leonardo Favio, cuyo Juan Moreyra alcanzó cifras depúblico solamente superadas por otra obra de él, Nazareno Cruz yel lobo. Esta última, basada en una leyenda popular argentina, se re-solvía en estructuras visuales operísticas, en desbordes que muchosconsideraron influencia de Fellini. Hubo críticas y alabanzas.

El 5 de noviembre murió un artista apasionado, visceral, que hizohistoria en el cine, que mostró cierta incoherencia, privilegio de lostalentosos, que no se envaneció con sus aciertos y no se sintió des-truido por las críticas.

© LA GACETA

El hombre, Fernández, es empleado de una fe-rretería ruin. Camina solo por la noche silen-ciosa y negra. Unos pocos focos cuelgan delos postes curvos y solitarios. La noche esenorme y el rayo fugaz del amor late en su co-razón. Ella, la señorita Plasini, es una mujerblanca y extraña.Y está parada, sola, en la ve-

reda quieta. Tiene la mirada lenta, los ojos grandes y negros,y vive con su madre al lado de la casa espiritista.

El hombre, Fernández, llega a la vereda de tierra, frente alas chapas grises que enmarcan la casa solariega. La mujer es-tá callada. Él sabe que la quiere pero no sabe cómo decírselo.De espaldas, suelta la lengua y habla de asuntos triviales, ridí-culos. La mujer, rara, con una voz grave, inolvidable, le contes-ta. Luego, lo invita a pasar.

La película recién empieza y el clima absurdo late en cadade uno de los planos desde los primeros instantes. Esta es-cena pertenece a El dependiente (1968) y marca el primerencuentro entre Fernández y la señorita Plasini. Con el pasode los calculados planos, el amor crece, lo siniestro crece,lo grotesco crece. El curso minucioso e inmóvil de los he-chos contiene a cada paso una tensión hipnótica, inu-sual. Esta mínima escena anticipa la locura y una de lasformas del crimen.

El dependiente es la segunda película de LeonardoFavio. Es un caso único en la historia del cine argenti-no. Se podría decir que es la versión kafkiana de un ro-mance imposible en un pueblo desvencijado. Es la ver-sión kafkiana de un odio utópico, de un frenesí sola-pado y cruel. Con un decoro exótico, con una cáma-ra devota que retrata el amor extraño, con la parsi-monia elegíaca de los ángulos de toma, Favio haconstruido un film inolvidable, provinciano, universal.

Con esta película, Leonardo Favio merece un lugar enel panteón reducido de los directores únicos. Pero Faviofilmó nueve largometrajes. Todos o casi todos son clásicos.Su cine refleja la vida despojada de los marginales, de losolvidados de la historia. Desde Crónica de un niño solo has-ta la segunda versión de Aniceto, Favio es un artista de lamirada. Esa mirada es una lupa lírica que agranda los sen-timientos, que penetra la memoria de los ojos, que elude lostramos insípidos y rutinarios de las vidas incómodas. Con esashistorias de personajes populares, Favio elabora un cine poé-tico, geométrico, nostálgico.

Crónica de un niño solo (1965) narra la vida de un pequeñorecluso que busca, afanosamente, la libertad. Esta historia sen-cilla y elemental está narrada con la cámara matemática y sen-timental de un joven director experto. Este es el romance delAniceto y la Francisca… (1966) es un cuento de amor triangu-lar y frustrado narrado con la exacta poesía de los travellingscirculares y con la nostalgia sutil de los ojos de un artista.Juan Moreira (1973) es el relato mítico y cuidadoso del hé-roe popular y libresco. Nazareno cruz y el lobo (1975)cuenta la vida infeliz y alucinada de un séptimo hijovarón y de su amor trágico. Soñar, soñar (1976)encuentra en el boxeador Monzón y el can-tante Gian Franco Pagliaro las figuras deliluso ganador de pueblo que pierde todas lasbatallas y del errático ingenuo que está destina-do a perder todo. Gatica, el mono (1993), es el re-trato lúcido y melancólico de un héroe popular quevivió su vida como si fuera una pelea con la felicidad,una felicidad que se fuga para siempre. Perón, sinfoníadel sentimiento (1999), extenso documental, es un elogiodesmesurado de la epopeya del peronismo. Aniceto (2008)es un poema cinemático de los cuerpos, embebido en el ro-jo fulgor de la sangre y en una música tenaz y prodigiosa.Después de verla, nadie olvida la enorme luna del amor nila música potente ni los ojos impuros.

Favio es un artista exquisito, una biblioteca de sueños, unpoeta visual, un río que no cesa, un maestro del nuevo cine ar-gentino. Su filmografía ha marcado a las nuevas generaciones.Los rostros de Aniceto y Fernández, la huida de Polín hacia lanada, la conversación de Nazareno con el diablo en las cata-cumbas vernáculas, la gesta interminable de Moreira, la vanapelea de Gatica con la desdicha ya forman parte de la historia.

Leonardo Favio ha muerto. Sus películas, no. Cada plano esuna minuciosa odisea visual, hermosa y geométrica. Una or-gía precisa, perpetua, turbulenta que agranda y desmenuza lamemoria de los sentimientos.

© LA GACETA

LEONARDO FAVIOEl artistaque hizo

historia enel cine

Un poeta visual◆ Por Fabián SoberónPARA LA GACETA - TUCUMÁN

“Con este sol”◆ Por Asher BenatarPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

En Cámara Gesell, Guillermo Saccomanno usael “pueblo chico” como primer plano del“mundo grande” que no sale en los medios.

Horacio González enfoca textos esencialesde la cultura argentina desde la óptica del

honor, la injuria, la venganza y el ultraje.

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DE 2012

Marcos Rosenzvaig, desde hacepor lo menos una década, se haposicionado casi secretamente co-mo uno de los mejores dramatur-gos de su generación. Una de lasrazones de esta evidencia es sinduda su constante búsqueda de ex-perimentación formal, sumada asu talento para la puesta en escenay a su fuerte convicción narrativa.Debido a lo antedicho no es extra-ño que Rosenzvaig también cultive

el género novelístico. Hace poco sereeditó su primera novela: Perderla cabeza, y ahora acaba de apare-cer la segunda: Madres…

El argumento de la novela es im-posible de contar. Sin embargo, laaventura comienza cuando el pro-tagonista narrador, un abogado ysu desopilante secretario, LeónGurlievich, emprenden la tarea dedesactivar una secta secreta llama-da Leche Materna, cuyo propósitoes aniquilar y borrar a los padresdel planeta, para que finalmentelos hijos queden en manos de susmadres. Todo sucede en un contex-to social de descomposición y sutu-ra. La propuesta narrativa, enton-ces, es un viaje con destino incier-to, una suerte de poética del caos

con salto al vacío incluido.El estilo de Rosenzvaig novelista

parece un remolino vertiginoso,circense, con algo de bacanal des-controlada que por momentos re-

cuerda a Copi, a Gombrowicz y aFellini. La ironía que recorre suspáginas, no obstante, está clara-mente emparentada con al clásicohumor judío que ha popularizado

Woody Allen. Así, por ejemplo, nofaltarán las confusiones nominales(la mención a los Rosentantos) queparecen entrar en relación directacon la impaciencia y el miedo dequienes cargan el estigma de laculpa y la persecución. Acá tam-bién se puede leer lo que Paul Ri-coeur ha llamado, sabiamente, laidentidad narrativa.

Marcos Rosenzvaig, hacia el fi-nal, ya embarcado sobre su nom-bre propio, navega en busca de suterritorio personal, comunitario,con la aspiración, el deseo y la ne-cesidad de un mundo más armóni-co y justo para todos.

© LA GACETA

L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R Í T I C A D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L O S M Á S V E N D I D O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

No v e d a d e s

BAILA, BAILA, BAILAHaruki MurakamiTUSQUETS (464 PÁGINAS)El protagonista de esta novela siente la necesidad deajustar cuentas con el pasado. Viaja para alojarse en unhotel donde años atrás pasó una semana con una mujermisteriosa. Pero descubre que han derribado el hotel,mientras aparecen personajes con un aura de irrealidad.

BOLEROS QUE MATANSilvia PlagerSUDAMERICANA (480 PÁGINAS)Florencia se enreda con quien fuera un “periodistaestrella” de la prensa amarilla y juntos investigarán elhomicidio de Isaías Silberman, el abuelo de Florencia,un joyero judío y cantante vocacional de boleros, quefue asesinado en Tucumán dos décadas atrás.

EL AMOR NOS DESTROZARÁDiego ErlanTUSQUETS (264 PÁGINAS)Agustín pasa en lo de su abuela las últimas vacacionesde su infancia: ese verano muere su hermana casiadolescente. El retorno a Buenos Aires inicia una vidade secretos. El hallazgo de tres casetes grabados por ellamarca un quiebre: con la música, la historia cambia.

SALUTE Y LA GAVIOTALydia CarrerasLA BRUJITA DE PAPEL (32 PÁGINAS)Salute es un gato hermoso y malhumorado. La gaviotaes un ave pequeñita y llorona. Salute no tiene amigos.La gaviota no sabe volar. Pero en una playa vacía haciael final del verano, estos dos seres tan diferentes están apunto de descubrir el principio de una amistad.

EL ESTUDIANTE UNIVERSITARIOSandra CarliSIGLO VEINTIUNO EDITORES (288 PÁGINAS)Hacia una historia del presente de la educación pública,es el subtítulo de esta obra que responde al interrogantede qué significa hoy estudiar en una universidad pública.Pero en lugar de enfocarse en la historia institucional dela educación superior, se concentra en los alumnos.

EL PODER, UNA BESTIA MAGNÍFICAMichel FoucaultSIGLO VEINTIUNO EDITORES (288 PÁGINAS)¿Cuándo y por qué Foucault se interesa en el poder? Através de entrevistas, conferencias e intervencionesinaccesibles en español, este volumen esclarece lascircunstancias políticas y las preocupaciones personalesen el origen de los libros y de los cursos del autor.

JUEGO DE EGRESADOSMaría Prat GayBUYAMUN EDICIONES – (200 PÁGINAS)Un grupo de antiguos egresados convivirá durante dosdías y participará de un juego: cada uno deberáaveriguar qué pasó en la vida de los demás desde elmomento en que dejaron de verse. El conflicto sealterna con humor y el final resulta sorprendente.

LA ESPADA DE DAMOCLESPetros MárkarisTUSQUETS (144 PÁGINAS)La crisis en Grecia y el destino de Europa, es el subtítulode esta obra, donde el autor sostiene: “la corrupción esun delito y tiene sus culpables y sus víctimas. Y, en estecaso, las víctimas no son ni la Unión Europea niAlemania, sino únicamente los propios griegos”.

LA SOCIEDAD DE IGUALESPierre RosanvallonMANANTIAL (376 PÁGINAS)Vivimos una contrarrevolución. Desde los 80, los másricos no dejaron de incrementar su porción de losingresos, invirtiendo la anterior tendencia secular a lareducción de las brechas de riqueza. El deterioro de laidea de igualdad desempeñó un papel crucial.

TEORÍA REVISIONISTA DEL BIG BANGGuillermo Gómez OrtizEDITORIAL DUNKEN (96 PÁGINAS)Habiendo siempre mostrado interés por la astronomía,el autor indagó en los últimos años sobre el origen ydestino del universo. Tras advertir las innumerablesdudas que hoy subsisten el respecto, contrapone elmodelo de universo abierto con el de universo cerrado.

EL AMOR Y LA LITERATURA EN LA EUROPABAJOMEDIEVAL Y RENACENTISTAMartín J. Ciordia y Leonardo Funes (comp.)COLIHUE (256 PÁGINAS)Una serie de trabajos sobre el amor y la literatura en laBaja Edad Media y el Renacimiento, en España e Italia,durante los siglos XIV a XVII. Los autores son docentesde las cátedras de Literatura española medieval yLiteratura europea del Renacimiento de la UBA.

LUIS BUÑUEL: EL DOBLE ARCO DELA BELLEZA Y DE LA REBELDÍAOctavio PazFONDO DE CULTURA ECONÓMICA (80 PÁGINAS)Para festejar los 98 años del nacimiento del escritor yNobel mexicano, y los 60 años de la presentación enCannes de Los olvidados, del cineasta español(naturalizado mexicano), este volumen reúne los textosque Octavio Paz escribió sobre el cine de Luis Buñuel.

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Lengua del ultraje es un agu-do ensayo de Horacio Gonzálezque enfoca textos fundamentalesde la cultura y la literatura ar-gentinas. “Papeles del archivonacional”, “documentos del dis-curso público argentino” deno-mina el autor a esos textos, sinduda muy estudiados por inves-tigadores y críticos, pero mira-dos en este libro desde una ópti-ca original, la del honor y sus re-versos: la injuria, la hostilidad, lavenganza, el ultraje.

El ultraje, ese sentimiento que,para González, “proviene delquiebre de un manojo de creen-cias que protegen el ilusorio re-cinto de nuestro yo”, supone un

ejercicio eminentemente lingüís-tico. Es, entonces, “el modo co-mo el lenguaje actúa en una má-xima torsión del léxico, allí don-de vibran sus imputaciones y ca-pacidad de ofensa”.

Desde esa clave se construyeun corpus a la vez relevante yatractivo, que abarca las discu-siones entre Esteban Echeve-rría y Pedro de Angelis, el Fa-cundo (verdadero punto dequiebre que hace difícil “imagi-nar el difuso tiempo anterior enque este libro no existía”), laejemplarmente injuriante polé-mica entre Sarmiento y Alberdi(que en definitiva discuten so-

bre los títulos intelectuales decada uno, sobre quién está máshabilitado para pensar la etapaposterior a Caseros), el duelointelectual entre Mitre y VicenteFidel López (un combate sobrela historia y el lugar del docu-mento que “contiene una parteesencial del camino fundadorde la historiografía argentina”)y ciertas “literaturas honorífi-cas”: cuentos como EmmaZunz, El Sur, El Aleph, de Bor-ges, el Borges de Bioy Casares(definido, entre otras fórmulas,como la “administración delsentimiento aristocrático de lamaledicencia”), El payador, de

Lugones, la novela Tartabul, deDavid Viñas.

No se trata de un libro de lec-tura fácil. Las abundantes citasy discusiones bibliográficas, lasextensísimas notas (la nota 32comienza en la página 55 y fi-naliza en la 60), las largastranscripciones, las digresionesy las frecuentes reflexiones me-talingüísticas, el estilo recursivoy moroso –aunque salpicadopor destellos de humor e ironía-con el que se da vueltas en tor-no a los temas, escudriñándolosdesde distintas aristas, perfilanun lector esforzado, paciente,reflexivo.

Con todo, la posibilidad deasistir al despliegue de un pen-samiento maduro y lúcido acer-ca de nuestra historia político-cultural hace que el esfuerzo val-ga la pena.

© LA GACETA

ELUNIVERSAL.COM

NOVELAMADRESMARCOS ROSENZVAIG(Luxemburg – Buenos Aires)

MARCELO DAMIANI ◆

ENSAYOLENGUA DEL ULTRAJEHORACIO GONZÁLEZ(Colihue – Buenos Aires)

con la publicación de su segunda novela, el escritor tucumano consolida su identidad narrativaLeche Materna para aniquilar a todos los padres

Un análisis de textos que abarca desde laGeneración del 37 hasta la obra de David

Viñas. Comprende desde polémicasinjuriantes hasta duelos intelectuales

HONORES Y ULTRAJESde la cultura argentina

Ra n k i n g

FICCIONCINCUENTA SOMBRAS DE GREYE. L. James

CINCUENTA SOMBRAS MÁS OSCURASE. L. James

UN FINAL PERFECTOJohn Katzenbach

CINCUENTA SOMBRAS LIBERADASE. L. James

BAILA, BAILA, BAILAHaruki Murakami

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NO FICCIONCORAZÓN DE REYSergio “Maravilla” Martínez

AGILMENTEEstanislao Bachrach

ENCUENTROSGabriel Rolón

26 PERSONAS PARA SALVAR EL MUNDOJorge Lanata

KAMIKAZESReynaldo Sietecase

12345

Ra n k i n g

FICCIONCINCUENTA SOMBRAS DE GREYE. L. James

CINCUENTA SOMBRAS MÁS OSCURASE. L. James

CINCUENTA SOMBRAS LIBERADASE. L. James

UN FINAL PERFECTOJohn Katzenbach

BAILA, BAILA, BAILAHaruki Murakami

12345

NO FICCIONCORAZÓN DE REYSergio “Maravilla” Martínez

AGILMENTEEstanislao Bachrach

ENCUENTROSGabriel Rolón

26 PERSONAS PARA SALVAR EL MUNDOJorge Lanata

BIENVENIDO DOLORPilar Sordo

12345

T U C U M A N

LIBRE

RIA

SEL

ATEN

EO,E

LG

RIEG

OY

LAFE

RIA

DEL

LIBRO

A R G E N T I N A

FUEN

TE:R

EVIS

TAÑ

SOLEDAD MARTÍNEZ ZUCCARDI ◆

“La ironía que recorresus páginas se encuentraemparentada con elclásico humor judío que hapopularizado Woody Allen”.

PARADIGMA. Borges, el libro de Bioy Casares sobre su amigo, es definido como la “administración del sentimiento aristocrático de la maledicencia”.

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LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DE 2012

L A G A C E T A L I T E R I A / E N T R E V I S T A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / H O M E N A J E S

“Todos ocultamos algo”

PERFILGuillermo Saccomanno nació en Buenos Aires, en 1948, y

vive en Villa Gessell. Ganó el Premio Crisis de NarrativaLatinoamericana, el Premio Club de los XIII, el PrimerPremio Municipal de Cuento, el Premio Nacional de

Novela, el Premio Biblioteca Breve Seix Barral y el PremioDashiell Hammett. Su último libro es Cámara Gessell. Porel anterior, Un maestro (2011), recibió el Premio Rodolfo

Walsh. Es colaborador de Página/12.

NOVELACÁMARA GESELLGUILLERMO SACCOMANNO(Planeta – Buenos Aires)

HERNÁN CARBONEL ◆

Es extensa en la literatura argentina la lista de li-bros ambientados en pequeños pueblos del interior:baste nombrar a Dal Masetto, Iparraguirre, Conti, Pi-glia, Almeida, Gamerro, Lozano. Unas veces, es puraficción; otras, suena imposible excluir la relación en-tre el autor y la noción geográfica.

Algo de ese cruce hay en Cámara Gesell, de Guiller-mo Saccomanno (vive desde hace años en Villa Ge-sell).Villa.Así se llama el pueblo en la ficción. Un pue-blo de unos 40.000 habitantes donde es omnipresen-te la naturaleza, la fuerza del clima costero, la belle-za alucinante del paisaje de mar. Donde contrasta laventura del verano gracias al turismo versus la opa-cidad del invierno.

Pero también un lugar donde se juega al “todoscontra todos”, donde “aunque no les des la lana, igualte tejen el suéter”, donde todo el mundo ve la paja enel ojo ajeno y se cambia algo para que todo siga igual:hipocresías, abusos, desapariciones, infidelidades,negociados, suicidios y asesinatos, extorsiones, segre-gación, corrupción política.

Esta visión casi apocalíptica, escéptica, es contadade manera coral, en una multiplicidad de historiasque se entrecruzan, de manera fragmentaria y con unnarrador que le habla directamente al lector: “Estanoche, hipócrita lector, mi semejante, mientras estásempezando a leer este libro, novela, cuentos, crónica,como más te guste llamar a estas prosas...”. En cadapequeño párrafo cualquiera puede tomar la voz y, ala vez, ser narrado en tercera persona.

El final de Cámara Gesell es apoteosis: escena co-lectiva, celebratoria, aires de función teatral. Mirar yser mirado. Algo para que todo siga igual.

Saccomanno había contado ya la historia de supatria elegida en El Viejo Gesell, una serie de notasque más tarde se convirtieron en libro, por lo queSaccomanno, según él mismo cuenta, fue criticado:“¿Cómo se me ocurría contar que un pionero, nadamenos que el fundador, era de carne y hueso y te-nía sus contradicciones?”. Casi 30 años después,aquel libro hoy es lectura en los colegios de VillaGesell.

Ya se sabe: desde lo minúsculo puede contarse louniversal.

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E N T R E V I S T A A G U I L L E R M O S A C C O M A N N O

Villa Gessell, ciudad en la que vive el destacado novelista porteño, es el disparador de su última novela. Pero la historia remite a una sociedad chica quepuede estar emplazada en cualquier lugar de la Argentina y que sirve para leer al país. “Si una ventaja tiene el pueblo es que permite ver en primer

plano conductas que no se comprenden a veces en la lectura de los diarios, la tele, los medios”, afirma el autor.

- Cámara Gesell conjuga aquello de “Pinta tu aldea” con la idea de “Pueblo chico, infierno grande”, ¿no?

- Estoy convencido de que la his-toria colectiva se comprende siem-pre desde una perspectiva quecomprende lo privado, lo íntimo.Digamos, la relación del uno con eltodo. Desde este punto de vista, minovela no es sobre Villa Gesell -te-rritorio disparador de la novela-,sino sobre una Villa que puede sertanto Bariloche como cualquierotro espacio turístico -o no necesa-riamente turístico-, una sociedadchica desde la cual leo el país. Siuna ventaja tiene el pueblo es quepermite ver en primer plano con-ductas que no se comprenden a ve-ces en la lectura de los diarios, latele, los medios. Se trata de la dia-léctica entre individuo y sociedad.Una acción de bisturí que no ejer-cen los medios más preocupadospor el amarillismo que por la com-prensión de las tensiones de la rea-lidad social. Hablo del resentimien-to, la frustración, la caída social ytambién, aunque escasea, la soli-daridad.

- El título alude a las salas dividi-das en dos, con “un espejo unidi-reccional”, que suele utilizar la po-licía para los interrogatorios. ¿Us-ted fue un poco eso, el que obser-vaba y oía desde el otro lado, sin que el otro supiera que era oído y observado?

- El título tiene la palabra Gesell,pero no alude a la Villa en que vi-vo (ni a su fundador), como a lacreación de Arnold Lucius Gesell,un médico pediatra norteamerica-no que en los años 30 inventó estacámara tan vista hoy en el cine ne-gro. A la cámara, en su origen, Ar-nold Gesell la empleó para estu-diar poscomportamientos de pibescon problemas. Ahora, en lo judi-cial, se practica el interrogatorio yde este lado se lo puede ver sinque te vean. La intención del títuloes plantear que hay una comuni-dad entera que está judicializada.De los 40.000 habitantes de la Vi-lla real hay 400 prontuariados deambos sexos y todas las edades:chorros, pungas, violadores, dea-lers, golpeadores, estafadores, et-cétera, etcétera. Dudo que esta es-tadística sea patrimonio del lugar

en que vivo, mi “lugar en el mun-do”. Como escritor, esta perspecti-va, la de la cámara Gesell, me per-mitía ver la realidad desde un lu-gar de testigo moral. Todos somosinterrogados, todos ocultamos al-go, todos somos observados, todossomos sospechosos. La sociedades panóptica. Y como escritor deci-dí apelar a este enfoque para com-prender desde abyecciones a soli-daridades. El escritor, lo quiera ono, mira, escucha -sobre todo, es-cucha- cuenta y juzga. Y debe ha-cerse cargo de su mirada que, aveces, suele ser no sólo de testimo-nio sino de denuncia. Es decir, enel afán de encontrar una buenahistoria, uno se enfrenta con uno ytambién con los otros.

- Usted cuenta en la novela una multiplicidad de historias y relacio-nes interpersonales de “la Villa”. En página 120 dice “De verdad pa-só”. ¿Hasta qué punto es realidad y hasta qué punto ficción lo que se cuenta en Cámara Gesell?

- La novela es una ficción. Cá-mara Gesell no es un texto perio-dístico, sino de narración ficcio-nal. Determinados hechos de larealidad funcionaron como dispa-radores de la imaginación. La fic-ción, si una virtud tiene, es quepermite ir más allá del mero pe-riodismo, de la crónica. Eso de“esto pasó” no es lo que garantizala verosimilitud, sino la forma enque uno lo cuenta. Suele ocurrir -por desgracia- que aquello queuno imagina se queda chico com-parado con la realidad, no la rea-lidad de la literatura sino la quevivimos. El periodista necesitaprobar que quien le testimoniaponga el gancho, se identifique yse comprometa. En una sociedadcareta y de doble discurso, estosuele implicar que, por miedo onegación, quien testimonia no sequiera comprometer. Desde la es-critura de ficción uno cuenta conla libertad de imaginar, aventurarcómo fue un hecho. Y por lo gene-ral, si no acierta, le pega en el pos-te. También, muchas veces, sequeda corto. Se dice que la reali-dad suele superar a la ficción. Nosiempre es así. Y este es el caso.Mi novela es un reflejo pálido deuna realidad bastante más cruda.

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Fue, tal vez, el poeta que más influyó sobre otros poetas de su misma generación. Cada libro del escritor

peruano, muerto el 6 de octubre pasado, era el descubrimiento de algo que hubiésemos querido decir y

no hicimos; dentro de una forma que hubiésemos querido inventar, pero que no se nos ocurrió.

Recordando a Antonio Cisneros

◆ Por Rogelio Ramos SignesPARA LA GACETA - TUCUMÁN

UN PERRONEGROPOR ANTONIO CISNEROS

Un perro. Un prado.Un perro negro sobre un granprado verde.

¿Es posible que en un paíscomo éste aún exista un perronegro sobre un gran pradoverde?

Un perro negro ni grande nipequeño ni peludo ni peladoni manso ni feroz.

Un perro negro común ycorriente sobre un pradoordinario.Un perro. Un prado.

En este país un perro negrosobre un gran prado verdees cosa de maravilla y derencor.

Desde mi modesto entender, élsiempre fue un paso delantede los demás, en cuanto a

poesía se refiere.Cuando en 1968 ganó el premio

Casa de las Américas, de Cuba, y seeditó en nuestro país el libro encuestión, Canto ceremonial contraun oso hormiguero, no sólo nos en-teramos que ya tenía tres volúme-nes anteriores, sino que algunosaceptaron que ya no podrían seguirescribiendo como lo venían hacien-do. Otros, un poco menores y querecién comenzábamos, lo vimos co-mo la luz de un camino a seguir.

Su libro anterior, Comentariosreales, ya tenía el germen de este,

y nos abría al mundo de la poesíaperuana y, muy particularmente,al mundo de los escritores que, yaen andanada, pasaban por lapuerta que Manuel Scorza habíadejado abierta.

Sus libros posteriores (Como hi-guera en un campo de golf, El librode Dios y de los húngaros y Las in-mensas preguntas celestes, entreotros) lo confirmarían como elmaestro que estábamos esperando.

Y, como si todo eso fuese poco,nos entregó también una de lasmejores antologías de poesía ingle-sa del siglo XX, seleccionada y tra-ducida por él, justo a nosotros quenos mirábamos en ese espejo, y

que por desconocimiento nos veía-mos siempre deformados.

En 1989, cuando ya tenía una do-cena de libros publicados, tuvo lagran idea de preparar “Propios co-mo ajenos”, su propia auto-antolo-gía, para un público que no sabía deél; o que, sabiendo, ya no tenía có-mo conseguir los textos originales.

Antonio Cisneros (Toño, como legustaba que lo llamaran), tambiénganador del Premio Iberoamerica-no de Poesía Pablo Neruda 2010,falleció el sábado 6 de octubre, decáncer pulmonar, a los 69 años. Demás está decir que nos ha sumidoen la más terrible desolación aquienes veíamos en él a un maes-

tro palpable, al alcance de la mano.Además, y a no dudarlo, su muerteha dejado al cordón montañoso dela poesía escrita en lengua castella-na sin uno de sus picos más altos.

Ante lo irreparable, que siempreacentúa la soledad y nos pone defrente a nuestra propia pequeñez,sólo resta esperar la edición de supoesía completa, que algún día ten-drá que hacerse, para que los másjóvenes conozcan la obra de unpoeta diferente, original, profundo,irrepetible.

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Rogelio Ramos Signes – Poeta,novelista y cuentista.

◆ Por Hernán CarbonelPARA LA GACETA - SALTO (PROVINCIA DE BUENOS AIRES)

“Suele ocurrir -pordesgracia- que aquelloque uno se imagina sequeda chico comparadocon la realidad”.

“El escritor, lo quiera ono, mira, escucha, cuentay juzga. Y debe hacersecargo de su mirada, quepuede ser denuncia”.

Realidad actual desdeun pueblo de la ficción

Page 4: 11-11-2012 LITERARIA

LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DE 2012

Muy conocida es la vida deJosé Hernández en lo quehace a su desempeño polí-

tico así como poético y literario.Empero, mucho menos difundidoestá su extensa actividad realizadaen la Orden Masónica.

Nació José Hernández el 10 denoviembre de 1834 en una chacraseñorial llamada los caseríos dePerdriel, actual partido de SanMartín, en la provincia de BuenosAires.(*) El dueño, tío de la madre deHernández, fue un prestigioso es-tanciero de holgada fortuna, pro-bado militar, miembro del PrimerTriunvirato, diputado en el Congre-so de Tucumán y Director Supremode las Provincias Unidas del Río dela Plata. Se trata de Don Juan Mar-tín Mariano de Pueyrredón yO’Doggan (1776-1850), quien in-gresara a la Masonería iniciado enla Logia Lautaro de Buenos Aires.La misma de la que formaron par-te -entre otros destacados hombresde la Independencia- José de SanMartín, Carlos María de Alvear, Jo-sé Matías Zapiola, Bernardo de

Monteagudo, Antonio Álvarez Jon-te, Nicolás Rodríguez Peña y JuliánÁlvarez

Para el autor del Martín Fierro laMasonería, entonces, no implicabaalgo ajeno, sino -por el contrario-parte de la vida familiar cotidiana.Su hermano Rafael Hernándeztambién se integró a la hermandadmasónica, formando parte desde el4 de agosto de 1879 de la Logia Ca-ridad N° 22 y, posteriormente, de laLogia La Plata N° 80, que se reuníaen la ciudad bonaerense de esenombre.

José Hernández, el 3 de marzode 1865, fue iniciado (así se deno-mina a la ceremonia de ingreso a laMasonería constituida por un con-junto de prácticas rituales) en laLogia Asilo del Litoral Nº 18 (funda-da en 1860) cuyo templo estaba si-tuado en la ciudad de Paraná (En-tre Ríos). En ese mismo taller, alaño siguiente, ocupó su primer car-go como secretario. El más adecua-do para un hermano diestro en elejercicio de la pluma.

Cabe señalar que esta logia, aun-

que rebautizada como “Logia Asilodel Litoral Nº 18 Nº 484, continúareuniéndose -en la actualidad- dosveces al mes, como puede consta-tarse en la página oficial en Inter-net, integrada a la denomi-nada Gran Logia de laArgentina de Libresy Aceptados Ma-sones. Esta GranLogia es una delas que, en nú-mero cercanoa la veintena,se encuentrandistribuidas alo largo y an-cho de la Repú-blica Argentinaen la actualidad.

Pasó, luego, a traba-jar José Hernández en laLogia Constante Unión Nº 23 de laciudad de Corrientes, que es una delas más antiguas. Fundada el 12 deagosto de 1834, entre otros, por elcoronel Genaro Berón de Astrada,quien sería gobernador de la pro-vincia. El taller tuvo momentos de

esplendor y otros donde, directa-mente, dejó de funcionar. “Abatiócolumnas”, para expresarlo en lajerga masónica. En la reorganiza-ción ocurrida a mediados de 1867

Hernández se suma a los tra-bajos siendo electo para

ocupar el cargo deOrador (alguien

que no necesa-riamente sedestaque porsu oratoria, si-no que sea ca-paz de actuarcomo fiscal yjuez a la vez) de

la misma porvarios períodos.

Desde 1868 a 1869ocupó la presidencia

de la logia, con lo que ob-tiene la designación de “venerablemaestro.” (Se trata de un verdade-ro primus inter pares.)

Distinción poco comúnYa en Buenos Aires, el 30 de di-

ciembre de 1879, se incorpora a la

Logia Obediencia a la Ley Nº 13, ala que perteneció hasta su decesoacaecido el 21 de octubre de 1886.

Poco antes de su fallecimientofue designado Miembro Libre de laMasonería Argentina, una distin-ción que pocos alcanzan, pues exi-ge haber cumplido un cuarto de si-glo de pertenencia interrumpida enla Orden.

También desarrolló José Her-nández una prolífica labor en loque se conoce como “el filosofis-mo”, que es una verdadera “uni-versidad masónica” a la que sólo sepuede ingresar tras haber sidoexaltado al grado de Maestro Ma-són y por especial invitación quesuelen recibir los hermanos másesclarecidos con destacadas capa-cidades espirituales o intelectualeso ambas; estando -al momento desu muerte- en posesión del grado32º. Cada grado implica un proce-so de trabajos en logia, estudios es-pecíficos y atravesar un ritual par-ticular iniciático que habilita paraempezar la búsqueda del grado si-guiente hasta poseer el Grado 33.

En la Orden Masónica de la Re-pública Argentina Hernández ocu-pó el cargo de segundo vicepresi-dente, que masónicamente se de-nomina “Gran Primer Vigilante”,durante los años 1880/81.

Los investigadores hemos halla-do muchos e inequívocos rastrosde la simbología masónica en losversos de su Martín Fierro. Aun-que, tal vez, la más evidente esté enesas estrofas que afirman: Los her-manos sean unidos / esa es la leyprimera/ tengan unión verdadera /en cualquier tiempo que sea / puessi entre ellos pelean / los devoranlos de afuera.

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Antonio Las Heras – Doctor enPsicología social. Presidente de laAcademia Argentina de Masonería.

Nota:* Hoy funciona allí el Museo Histórico

José Hernández Chacra Pueyrredón, decuya primera comisión directiva funda-cional tuve, en 1971, el honor de formarparte.

Cada vez que recalo en París,no dejo de cumplir un actorecurrente: visitar, detrás deNotre Dame, al sauce al quemi viejo amigo Juan José

Saer alude, de paso pero no al azar, enpocas líneas de su agudo El río sin ori-llas. Es que ese sauce junto al Sena nopodía dejar de recordarle su juventuden Santa Fe, la misma en que nos cono-cimos, junto a Juan L. Ortiz. Y me revi-ve esas presencias queridas.

Pero también otros recuerdos omino-sos. Porque ese sauce está junto al Me-morial de la Deportación, el monumen-to que recuerda a los franceses presospor los nazis.Y su severa austeridad nodeja tampoco de traerme una heridacandente. Nada recuerda allí el omino-so hecho de que judíos franceses (y nosólo franceses), durante el gobierno tí-tere de Vichy, fueron arrancados de suhogar por la policía gala, amontonadosen el Vel d´Hiv (Velódromo de Invierno),para ser concentrados luego en Drancy

y desde allí enviados finalmente, a sa-biendas, hacia las insaciables faucesnazis del infierno de Auschwitz.

Hubiera sido horrible en cualquierparte, pero lo era mucho más, sin du-da, en el país de la libertad civil y losderechos humanos. (En casa de Juan L.Ortiz, recuerdo bien, un pequeño mar-co conservaba el recorte de su poema AFrancia, escrito durante la SegundaGuerra Mundial y publicado por undiario.) Pero a mi reciente paso por Pa-rís me aguardaba una enorme noticia:después de 40 años de silencio y 30 deforcejeos, no sólo burocráticos, Franciase había decidido a limpiar su nombre.

Y cuenta ya con el Memorial de esoshechos siniestros, en el único grancampo francés de internación y depor-tación todavía intacto, el de Les Milles,en Aix-en-Provence. Para que no que-den dudas, Jean-Marc Ayrault, primerministro socialista, afirmó: “La historiadel campo de Les Milles es una historiafrancesa”. Dicho campo, donde 10.000

personas fueron internadas entre 1939y 1942, estuvo siempre bajo la únicaautoridad del gobierno de Vichy, “quefue deliberadamente cómplice en 1942de las deportaciones efectuadas por laAlemania nazi.” La mayor parte eranrefugiados europeos que huían de laspersecuciones en su país de origen.“Todos pensaban que Francia -recalcó

Ayrault- patria de los derechos delhombre, les ofrecería protección y asi-lo. Conservamos el recuerdo de cadauno de esos refugiados, cuya confianzafue traicionada.” Entre los internadosfiguran numerosos artistas e intelec-

tuales: Max Ernst, Hans Bellmer, LionFeuchtwanger.

La inauguración del Memorial de LesMilles, realizada con gran pompa, seefectuó 70 años después de la partidadel último convoy hacia Auschwitz, yaspira a la educación cívica y ciudada-na en el respeto del otro. Asistieron los38 embajadores de los países de lasvíctimas. En medio de las siete hectá-reas del campo de Les Milles, se con-serva la explanada donde eran reuni-dos los presos, y un vagón ferroviariode 1940, estacionado en un trecho devía, siniestros recuerdos de los convo-yes nazis.

Unica sobrevivienteLa única sobreviviente de semejante

horror, Miriam Altman, de 88 años, re-sidente en Estados Unidos, a la que unaartrosis mantiene en su silla de ruedas,no pudo asistir. Pero su historia fami-liar, que comienza en Polonia, se volviósintomática. Su padre recorrió todos

los campos, entre ellos Saint-Cyprien oGours (donde Francia internó, antes, arepublicanos españoles), hasta caer enLes Milles y luego, por error, ponerseen manos de los nazis. Su madre murióde tifus en Les Milles. Pero ese mismotifus salvó a Miriam. Un enfermerofrancés la sustrajo del vagón que par-tía, con el pretexto de hospitalizarla. Deallí pasó a ser encubierta por un médi-co francés, que arriesgó su vida y la desu familia por salvarla.

Hay muchas heridas que Francia de-be todavía cauterizar: por ejemplo, sucolonialismo genocida, especialmenteen Argelia.Y que nos toca con la proba-da intervención de asesores franceses,de aquella atroz represión contra unapoblación civil, en la sangrienta dicta-dura del Proceso.

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Rodolfo Alonso – Poeta, traductor yensayista. Su último libro es Poemaspendientes (Alción).

El autor del Martín Fierro tuvo una larga y destacada actuación en la Masonería, donde ocupó algunos de los más altos cargos

y recibió reconocimientos no habituales. En los versos de su gran obra pueden encontrarse rastros de la simbología masónica.

Francia aceptaDespués de 40 años de silencio decidió limpiar su nombre. Les Milles, en Aix-en-Provence, fue un campo en el que 10.000 personas fueron

internadas entre 1939 y 1942. Miriam Altman, de 88 años, salvada por un enfermero francés, es hoy la única sobreviviente.

◆ Por Rodolfo AlonsoPARA LA GACETA - PARÍS

La poco conocida historia del masón José Hernández

“Hay muchas heridas queFrancia debe todavíacauterizar: por ejemplo, sucolonialismo genocida,especialmente en Argelia”.

MONUMENTO. El memorialdel campo de deportaciónde judíos franceses de LesMilles fue inaugurado el 10de septiembre pasado.

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◆ Por Antonio Las HerasPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

su más negro pasado