100604 Utrecht
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La ciudad de Utrecht suenaen España porque cada vezque hay problemas con Gi-braltar sale a la palestra el tra-tado que se firmó en esa ciu-dad holandesa el 11 de abril de1713. Corría el siglo XVIII yEuropa se encontraba metidaen una refriega de intereses araíz del problema sucesoriosurgido con la Corona espa-ñola. Hartos de andar a la gres-ca se juntaron en esta hermo-sa localidad del norte de Eu-ropa para hacer las paces y, depaso, repartirse territorios. EnUtrecht, Felipe V fue recono-cido por las potencias euro-peas como rey de España,siempre que renunciase a laCorona francesa; Gibraltar yMenorca pasaron a manos in-glesas y Austria se quedó conlos Países Bajos españoles, Ná-poles y Cerdeña, mientras queSaboya se anexionó Sicilia.Eso es todo. Muy pocos sonlos que, además, saben queUtrecht es hoy una ciudad demediano tamaño –unos288.000 habitantes–, cerca-na a Amsterdam –unos 40km–, y con tantos atractivos–culturales, arquitectónicos,paisajísticos– como la que
más. En realidad es una pe-queña delicatessen holande-sa que merece la pena sabo-rear despacio y con gusto–mucho–.
Para empezar, puede pre-sumir sin reparo de sus cana-les. No son tantos como los deAmsterdam pero tienen tan-ta solera como los que más. ElOudegracht –el Canal Viejo–,que serpentea por el centrohistórico de la ciudad, es úni-co por sus características entoda Holanda. Esta vía de na-vegación surgió en el siglo XIIpara hacer llegar las mercan-cías que ya circulaban porotros canales de Holanda. Eldescenso del nivel de las aguasen el siglo XIII hizo que se pu-dieran añadir sus hoy famo-sos embarcaderos y almace-nes, abiertos bajo las casas yal mismo nivel del agua,creando una larga acera infe-rior a ambos lados del canal.Aquellas bodegas profundasen las que los comerciantesalmacenaban las mercancíasque transportaban las barca-zas están hoy ocupadas poranimados restaurantes llenosde encanto y cafeterías quehan conservado el sabor delos viejos tiempos. Además,si no hace demasiado frío,ofrecen la posibilidad de dis-frutar de sus terrazas al ladomismo del agua.
Por suerte, Utrecht puedepresumir de una arquitectu-ra tradicional bien conserva-da en la que no faltan las her-mosas casas que levantó la cla-se social más pudiente juntoa los canales durante los mo-mentos de prosperidad vivi-
dos entre los siglos XVI yXVII. Un poco antes, entre lossiglos XI al XVI, Utrecht ha-bía sido la principal ciudad deHolanda. Esa arquitectura,que tuvo la suerte de verse li-bre de los bombazos que du-rante la Segunda Guerra Mun-dial sí sufrieron otras ciuda-des holandesas, encuentra sucomplemento ideal con el di-seño de jardines surgidos enel siglo XIX para formar unaperfecta combinación entrelos espacios para habitar y losdestinados a disfrutar.
Utrecht tiene también susmonumentos emblemáticos,como la torre Dom, orgullo dela ciudad, visible casi desdecualquier punto en el que unose encuentre. Y aunque éstepueda ser su orgullo más an-tiguo no es, ni mucho menos,el único. Entre los secretosplaceres que reserva la ciudadpara quien quiera tomarse eltiempo de degustarlos se en-cuentra su bien surtido –y en-vidiado– repertorio de mu-seos. Tantos y tan variadosque su acumulación en el cas-co histórico de la ciudad haconvertido a este distrito enel Barrio de los Museos. Reco-rrerlos sin perderse las mejo-res propuestas es un reto enel que se pueden emplear, sinesfuerzos y con mucho goce,un par de días. Además, haypropuestas para todos los gus-tos, edades e intereses.
Una forma de irlos enlazan-do da comienzo con la visitaal Museo Holandés del Ferro-carril –Nederlands Spoorweg-museum–. Ubicado en la an-tigua estación de trenes de
Utrecht, que funcionó entre1847 y 1939, es uno de los mu-seos más visitados de Holan-da –385.000 visitantes en el2006–. Su espectacular mon-taje museográfico utiliza par-te de aquellas instalacionespara hacer un repaso de todala historia del ferrocarril ho-landés permitiendo a niños y
grandes recorrer antiguos va-gones, subirse a viejas loco-motoras o –incluso– realizarun viaje en el tiempo hasta elpueblo minero en el que des-cansa el primer tren que cir-culó por Holanda en 1839, en-tre Amsterdam y Haarlem.
Un paseo junto al canalStadsbuitengracht lleva en-
seguida hasta el baluarte deZonneburg, donde se ubica elMuseo y Observatorio Astro-nómico. El camino hacia elMuseo Central de Utrecht dis-curre por la calle Agnietens-traat, una hilera de casas le-vantadas en el siglo XVI paracumplir la última voluntad deun hombre que deseaba que
El canal de Oudegracht al caer la noche, con sus terrazas al borde del agua. :: REPORTAJE
Utrecht, laciudad delos tesorosEntre los siglos XI y XVI fuela urbe más importante deHolanda. En ella nació el únicoPapa holandés y se establecióla República holandesa en 1579
JAVIERPRIETO
RUTAS CON ENCANTOHOLANDA
Puente sobre el canal de Singelplantsoen.
2 GPS Viernes 04.06.10EL NORTE DE CASTILLAPLANES
Recreación de un pueblo minero en el Museo del Ferrocarril.
fueran utilizadas por la gen-te sin recursos. Un poco másallá, la visita al Museo Cen-tral, el museo municipal másantiguo de Holanda, ofreceun concienzudo repaso a lahistoria de la ciudad gracias auna variada colección de pie-zas arqueológicas, pinturas,arte, objetos de decoración omuebles diseñados por GerritRietveld. Precisamente, la ad-miración que despierta en elmundo entero la obra de esteimportante arquitecto y dise-ñador nacido en la ciudad es,también, uno de sus principa-les reclamos turísticos. La casaque diseñó para la familiaSchröder en 1924 es el edifi-cio más famoso de la ciudad,hasta tal punto que este cen-tro de peregrinación, al queno sólo acuden los amantesde la arquitectura, fue decla-rado Patrimonio de la Huma-nidad en el año 2000. En elmuseo se exponen muchasde las piezas diseñadas paraamueblar la casa, aunque enrealidad se trata sólo del ape-ritivo antes de tomar el auto-bús que desde la misma puer-ta del museo conduce al edi-ficio de Rietveld.
El otro nombre famoso deUtrecht vinculado al mundodel diseño gráfico y el dibujoes el de Dick Bruna. Sus cuen-tos infantiles ilustrados, y enespecial su personaje más co-nocido, el conejo Miffy, tam-bién son conocidos en elmundo entero. Cruzando lacalle, el Museo Central tieneun edificio dedicado a mos-trar la obra de este autor, es-pecialmente preparado paraque disfruten los más peque-
ños. Pero donde realmentelevanta pasiones la obra deBruna, que se caracteriza porlos trazos sumamente sen-cillos y la casi ausencia de co-lores, es en Japón, desde don-de cada año llegan a Utrechtmiles de visitantes casi conel único propósito de admi-rar los originales que se exhi-ben en el museo.
Siguiendo la calle LangeNieuwstraat, ya en direcciónal centro histórico de Utrecht,aparece en primer lugar elmagnífico Museo de la Uni-versidad –Universiteitsmu-seum–, con curiosidades cien-tíficas de primer orden y tam-bién muy enfocado para inte-resar a los más jóvenes. Lejosdel concepto de museo paramirar, lo que se ofrece en suinterior son una gran canti-dad de experimentos para dis-frutar. Además del magníficoespacio ajardinado en el queestuvo el Jardín Botánico dela ciudad entre 1723 y la déca-da de los 60 del siglo XX.
Tan sólo un poco más alláse encuentra otra de las joyasmuseísticas de la ciudad, elMuseum Catharijneconvent,un antiguo convento del si-glo XV repleto de obras dearte, retablos, vestimentas,esculturas, manuscritos, tra-bajos de Rembrandt o deFrans Hals, relacionadas conla agitada historia del cristia-nismo en Holanda.
Dos propuestas másY aunque la ciudad ofrece va-rias propuestas más, como elMuseo de Arte Aborigen,siempre debería dejarse tiem-po al menos, para otras dos
visitas. La primera de ellas lle-va hasta el sorprendente Mu-seo Nacional de los Relojesde Música y Organillos deCalle –Museum van Speel-klok tot Pierement–. El re-corrido por sus salas deparaen un fascinante viaje almundo de las cajitas de mú-sica, los relojes históricos,pianolas de inimaginablestamaños para terminar en elde los órganos ambulantes,de amplia tradición en Ho-landa, que de feria en feriallevaban la música sobre rue-das mucho antes de que seinventara la electricidad.
El otro rincón secreto quenadie debería dejar de visi-tar es el Betje Boerhave’sShop. Pregunten por la calleHoogt, un estrecho y escon-dido callejón sin salida cer-cano al edificio de Correos,en el que aguarda una peque-ña tienda de dulces fundadaen 1873.
No puede haber mejorguinda para una visita tanllena de rincones deliciososcomo ésta: la tienda de go-losinas que sus propietariasmantienen con todo el sa-bor de antaño. Es decir, ven-den caramelos a granel, té,lentejas al peso, chocolate,infusiones o dulces de mar-cas que ya no se encuentrancon facilidad en el mercado.Desde la caja registradorahasta los expositores reple-tos de golosinas y regalizson un homenaje a las tien-das de antaño. Y una tenta-ción irresistible que dejaráen la memoria el sabor dul-ce de una sorprendente vi-sita a Utrecht.
FOTOGRÁFICO DE J. PRIETO
Viernes 04.06.10EL NORTE DE CASTILLA PLANES 3
EL TECHO DEUTRECHT,LA TORRE DOM
Los habitantes de Utrechtproclamaron durante si-glos que la torre de su ca-tedral era la más alta delpaís. Sus 112,32 metroseran el techo de un paíssin montañas. Aún hoy si-gue ostentando la marcade ser la torre de iglesiamás alta de Holanda. Y su-bir sus 465 escalones unaexperiencia imprescindi-ble para quien quiera lle-varse en la memoria unade las mejores postales dela ciudad. Esta torre quehoy luce solitaria nacióen el mismo lugar en elque se asentó el campa-mento romano que dio lu-gar a la posterior funda-ción de la ciudad, en tor-no al año 47. El templodel que formó parte co-menzó a erigirse en el si-glo XIII después de queun fuego destruyera eltemplo románico ante-rior. La torre comenzó aganar altura a partir delaño 1321 mientras se con-tinuaba el trabajo en elresto del gran templo quese estaba construyendo.Los trabajos de la navecentral, a la que estuvounida la torre en su mo-mento, finalizaron en1517 pero la falta de pre-supuesto, que llevó a eli-
minar el tendido de con-trafuertes, y el empleo demateriales menos sólidostuvo como consecuenciael desplome de la nave du-rante un huracán ocurri-do en 1674. Con el pecu-liar sentido del humorque caracteriza a los habi-tantes de Utrecht, estosdicen que se les cayó portacaños. El espacio queocupaba la nave centraldel templo es el que hoyocupa la plaza Dom, encuyo pavimento unas lo-sas de distinto color seña-lan el lugar en el que estu-vieron apoyadas las co-lumnas de la iglesia.
«Sus canales notienen nada queenvidiar a los deotras ciudadesde Holanda»
«Cuenta con el másvariado y asombrosorepertorio demuseos que unopueda imaginarse»