06. la manifestacion de jesus

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El origen de la celebración El núcleo de la fe cristiana es la revelación del amor de Dios a los hombres en la resurrección de Jesús, como una oferta de perdón y Vida nueva para todos los creyentes. Pero también las palabras, acciones y toda la vida de Jesús son una MANIFESTACION de la presencia de Dios entre los hombres (Hech 10,38). Por eso en Oriente se comenzó a festejar la EPIFANÍA (gr. Manifestación) del Hijo de Dios en el mundo: En el NACIMIENTO de Jesús en Belén (según las tradiciones de Jerusalén, Antioquía y resto de Siria). En su BAUTISMO en el Jordán (según la tradición egipcia), En el primer signo de Jesús durante las BODAS DE CANÁ (según el obispo Epifanio de Salamina). La celebración de la EPIFANÍA se trasladó también a Occidente. Más tarde el DÍA DEL NACIMIENTO DEL SEÑOR ese día se fue separando de la EPIFANÍA, que quedó significando la manifestación del Mesías a las naciones, representados en los magos que siguieron la estrella. La fiesta de la EPIFANIA La Manifestación del Hijo de Dios

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El origen de la celebración El núcleo de la fe cristiana es la revelación del amor

de Dios a los hombres en la resurrección de Jesús, como una oferta de perdón y Vida nueva para todos los creyentes.

Pero también las palabras, acciones y toda la vida de Jesús son una MANIFESTACION de la presencia de Dios entre los hombres (Hech 10,38).

Por eso en Oriente se comenzó a festejar la EPIFANÍA (gr. Manifestación) del Hijo de Dios en el mundo:

En el NACIMIENTO de Jesús en Belén (según las tradiciones de Jerusalén, Antioquía y resto de Siria).

En su BAUTISMO en el Jordán (según la tradición egipcia),

En el primer signo de Jesús durante las BODAS DE CANÁ (según el obispo Epifanio de Salamina).

La celebración de la EPIFANÍA se trasladó también a Occidente.

Más tarde el DÍA DEL NACIMIENTO DEL SEÑOR ese día se fue separando de la EPIFANÍA, que quedó significando la manifestación del Mesías a las naciones, representados en los magos que siguieron la estrella.

La fiesta de la EPIFANIA La Manifestación del Hijo de Dios

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Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.«En Belén de Judea, -le respondieron-, porque así está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"».Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino» (Mt 2,1-12).

Hemos venido a adorarlo

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Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo» (Mt 2,1-2).

Unos magos de Oriente

Mateo describe la infancia de Jesús según el modelo de las grandes figuras de la historia de Israel:

Como SALOMÓN es visitado por reyes de Oriente (1 Re 10,1-13)

como MOISÉS es salvado de la matanza de los niños ( Ex 1-2).

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«La reina de Sabá había oído la fama de Salomón... y vino a probarle por medio de enigmas. Llegó a Jerusalén con gran número de camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y piedras preciosas; llegada que fue donde Salomón, le dijo todo cuanto tenía en su corazón. Salomón resolvió todas sus preguntas. No hubo ninguna proposición oscura que el rey no le pudiese resolver» (1 Re 10,1-3)

«Daniel, Ananías, Misael y Azarías quedaron al servicio del rey. Y en cuantas cosas de sabiduría o de inteligencia les consultó el rey, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos que había en todo su reino» (cf. Dn 1,20;

«No hay nadie en el mundo capaz de descubrir lo que quiere el rey; y por eso mismo ningún rey, por grande y poderoso que sea, pregunta jamás cosa semejante a ningún mago, adivino o caldeo» (Dn 2,2-10).

Según Herodoto, los magos procedían de una tribu meda que se convirtió en casta sacerdotal de los persas. Practicaban la adivinación, la medicina y la astrología, que no tiene muy buena fama en la Biblia:

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La tradición convertirá a los Magos en REYES, interpretando el salmo:

«que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas le paguen tributo. Que los reyes de Arabia y de Sebá le traigan regalos» (Sal 72,10).

Incluso desarrollará narrativamente el relato del Evangelio, fijando el número en tres, teniendo en cuenta los regalos ofrecidos:

ORO, INCIENSO MIRRA.

«Y, al mismo tiempo, un ángel se apresuró a ir al país de los persas, para prevenir a los reyes magos, y para ordenarles que fuesen a adorar al niño recién nacido. Y ellos, después de haber sido guiados por una estrella durante nueve meses, llegaron a su destino en el punto y hora en que la Virgen acababa de ser madre. Porque, en aquella época, el reino de los persas dominaba, por su poder y por sus victorias, sobre todos los reyes que existían en los países de Oriente. Y los reyes de los magos eran tres hermanos: el primero, MELKON, que imperaba sobre los persas; el segundo, BALTASAR, que prevalecía sobre los indios; y el tercero, GASPAR, que poseía el país de los árabes. Habiéndose reunido por obediencia al mandato de Dios, se presentaron en Judea en el instante en que María había dado a luz. Y, habiendo apresurado su marcha, se encontraron allí en el tiempo preciso del nacimiento de Jesús».

Evangelio Armenio de la infancia 5,10 (Siglo VI)

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De magos a reyes«Y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra» (Mt 2,11).

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Arriba: Los magos, según el mosaico de la iglesia de S.Apolinar, en Ravena (s. VI EC).

Abajo: Sarcófago paleocristiano de Castiliscar (340-350 EC).

En ambos casos se los representa con atuendo persa.

También son representados así en la Basílica de la Natividad de Belén. Eso hizo que fuera la única iglesia de Tierra Santa salvada de la destrucción durante la invasión persa a comienzos del siglo VII.

«Dijo José a Simeón: «Creo que son unos adivinos, pues efectivamente no están quietos un momento, siempre están observando y discutiendo entre sí. Y me parecen además forasteros, pues su vestimenta es distinta a la nuestra: su traje es amplísimo y de color oscuro. Finalmente tienen también birretes en sus cabezas y llevan unos pantalones ceñidos a sus piernas»

Libro de la infancia del Salvador n.89 (s. IX EC)

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Las representaciones antiguas

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Al mencionar la estrella, Mateo no piensa en un fenómeno de tipo natural. En el mundo helenístico se utilizaba este lenguaje para recordar a la gente su destino, «su estrella».

El tema de las señales anunciadoras del nacimiento de un gran hombre estaba muy extendido. En el caso de Alejandro la ruina del Templo de Diana en Éfeso el día de su nacimiento anunciaba su futura conquista de Asia (cf. Plutarco, Alejandro 3).

Lo mismo sucedía en el mundo judío. Se contaba que unos astrólogos habían anunciado al rey el nacimiento de Abraham:

«han visto una ESTRELLA que subía por los cielos... Esto significa que un NIÑO se hará dueño del mundo entero» (Midrash Sefer ha-Yashar).

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«La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño» (Mt 2,9).

La Estrella de Oriente

«Un ASTRO subirá a Jacob y un HOMBRE surgirá de Israel».

«Un REY se levantará de la casa de Jacob y un SALVADOR de la casa de Israel».

«Yo soy el Retoño y el descendiente de David, la ESTRELLA brillante de la mañana» (Ap 22,16).

La estrella simboliza al rey-Mesías. El texto de Números 24,17 ha sido traducido en la Biblia griega de la manera siguiente:

La traducción aramea precisa todavía más:

Y de Jesús, viniendo al final de los tiempos, se dice:

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«La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino» (Mt 2,9-12).

Mateo insiste mucho en el hecho de que el Mesías inaugura una religión abierta a todos los pueblos:

«Muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos» (Mt 8,11)

«Esta Buena Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como testimonio delante de todos los pueblos» (24,14)

«Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (28,19).

De Oriente y de Occidente al Reino de los Cielos