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BIOGRAFÍA Recorrido literario y fotográfico por la vida de Antonio Machado 01 1875 - 1898 Antonio Machado nace en Sevilla, el 26 de julio, en el seno de una familia de la burguesía media, liberal y progresista. Es el segundo hijo del matrimonio de An- tonio Machado y Álvarez y Ana Ruiz Hernández, des- pués de Manuel, nacido en 1874, y a los que siguieron José (1879), Joaquín (1881), Francisco (1884, ya en Ma- drid) y Cipriana (1885, que murió a la edad de 15 años). Su padre, “Demófilo”, amigo de Joaquín Costa y de Fran- cisco Giner de los Ríos, pu- blicó numerosos estudios sobre el folklore andaluz y gallego. Su abuelo, Antonio Macha- do Núñez, era médico y pro- fesor de Ciencias Naturales. En 1883, toda la familia se traslada con él. Antonio Ma- chado completa entonces su formación en la célebre Ins- titución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Gi- ner de los Ríos. Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muer- te de su padre por tubercu- losis en 1893. 1899 - 1918 En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano, el poeta Manuel Machado, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de tra- ductor para la Editorial Gar- nier. Allí entrará en contac- to con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Baroja y asiste a las clases del filósofo Hen- ri Bergson, que le impresio- nan profundamente. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller. En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Da- río. De vuelta a Madrid enta- bla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903). En 1907 publica Soledades, Galerías y otros poemas, una versión ampliada de Soleda- des, y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés. Elige la vacante del instituto de Soria, donde co- noce a Leonor Izquierdo, con la que se casará tres años después; cuando ella tiene 15 años y él, 34. En 1911 viajará a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios. Leonor cae enferma de tu- berculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre, dedicado a la ense- ñanza y al estudio. En 1912 publica Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los ras- gos modernistas que pre- sentaba su obra Soledades y del intimisimo hacia el que había evolucionado en Sole- dades, Galerías y otros poe- mas, acercándose a las in- quietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98; en efecto, ha mantenido una amplia corresponden- cia epistolar con Miguel de Unamuno y algunas de sus ideas se reflejan en este li- bro. En Baeza, en 1917, cono- ce a Federico García Lor- ca, con el que entabló gran amistad. Claustro de profesores del Instituto de Baeza, hacia 1918. Antonio Machado es el tercero por la derecha, sentado. Reunión de la Academia de la Poesía, en Madrid, 1910. Antonio Machado, de pie, a la derecha (número 27). Soria a comienzos de siglo. Palacio de las Dueñas. Fotografía de boda de Antonio Ma- chado y Leonor. Julio de 1909. Campos de Castilla, Madrid, 1912. Antonio Machado hacia 1917.

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BIOGRAFÍA Recorrido literario y fotográfico por la vida de Antonio Machado01

1875 - 1898Antonio Machado nace en Sevilla, el 26 de julio, en el seno de una familia de la burguesía media, liberal y progresista. Es el segundo hijo del matrimonio de An-tonio Machado y Álvarez y Ana Ruiz Hernández, des-pués de Manuel, nacido en 1874, y a los que siguieron José (1879), Joaquín (1881), Francisco (1884, ya en Ma-drid) y Cipriana (1885, que murió a la edad de 15 años).Su padre, “Demófilo”, amigo de Joaquín Costa y de Fran-cisco Giner de los Ríos, pu-blicó numerosos estudios sobre el folklore andaluz y gallego. Su abuelo, Antonio Macha-do Núñez, era médico y pro-fesor de Ciencias Naturales. En 1883, toda la familia se traslada con él. Antonio Ma-chado completa entonces su formación en la célebre Ins-titución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Gi-ner de los Ríos. Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muer-te de su padre por tubercu-losis en 1893.

1899 - 1918En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano, el poeta Manuel Machado, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de tra-ductor para la Editorial Gar-nier. Allí entrará en contac-to con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Baroja y asiste a las clases del filósofo Hen-ri Bergson, que le impresio-nan profundamente. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller. En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Da-río. De vuelta a Madrid enta-bla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903).En 1907 publica Soledades, Galerías y otros poemas, una versión ampliada de Soleda-des, y gana las oposiciones

al puesto de catedrático de francés. Elige la vacante del instituto de Soria, donde co-noce a Leonor Izquierdo, con la que se casará tres años después; cuando ella tiene 15 años y él, 34. En 1911 viajará a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios.Leonor cae enferma de tu-berculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza

(Jaén), donde vivirá con su madre, dedicado a la ense-ñanza y al estudio.En 1912 publica Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los ras-gos modernistas que pre-sentaba su obra Soledades y del intimisimo hacia el que había evolucionado en Sole-dades, Galerías y otros poe-mas, acercándose a las in-quietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98; en efecto, ha mantenido una amplia corresponden-cia epistolar con Miguel de Unamuno y algunas de sus ideas se reflejan en este li-bro. En Baeza, en 1917, cono-ce a Federico García Lor-ca, con el que entabló gran amistad.

Claustro de profesores del Instituto de Baeza, hacia 1918. Antonio Machado es el tercero por la derecha, sentado.

Reunión de la Academia de la Poesía, en Madrid, 1910. Antonio Machado, de pie, a la derecha (número 27).

Soria a comienzos de siglo.Palacio de las Dueñas.

Fotografía de boda de Antonio Ma-chado y Leonor. Julio de 1909.

Campos de Castilla, Madrid, 1912.

Antonio Machado hacia 1917.

Biografía Recorrido literario y fotográfico por la vida de Antonio Machado02

1919 - 1932En 1919 se traslada a Segovia, donde encontrará un am-biente cultural más acorde con sus gustos y comenzará a participar en las activida-des de la reciente Universi-dad Popular, que tiene como objetivo la extensión de la cultura a los sectores sociales tradicionalmente más apar-tados de ella. Así, fue profe-sor de francés en el Instituto de Segovia. Continuará hasta 1932, cuando se le concede un puesto de profesor en el Instituto Calderón de la Bar-ca, de Madrid.Escribe textos en prosa que luego serán recogidos en los dos apócrifos Juan de Maire-na y Abel Martín. Por enton-ces corteja a una dama casa-da, Pilar Valderrama, que en los versos de Nuevas can-ciones (1924), su último libro de poesía, progresivamen-te ampliado, como los otros, aparece bajo el nombre de Guiomar.

1936 - 1939Con el estallido de la Guerra Civil Española marcha a Va-lencia. Vivió en la localidad de Rocafort desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1938. En 1937 publica La guerra. Entre 1937 y 1939, Machado publica un total de 26 artí-culos en La Vanguardia (que en aquella época era el órga-no de expresión del gobierno de la República). A finales de enero de 1939, y ante la in-minente ocupación de la ciu-dad, sale de Barcelona. Tras unos primeros días en Raset (Girona), pasa su última no-che en España, la del 26 al 27 de enero, en Viladasens. En la tarde del día 28 llega final-mente a Collioure (Francia), en donde muere el día 22 de febrero en el Hotel Bougnol-Quintana. A los tres días, fa-llece su madre. En el bolsillo de su abrigo se encuentra un último verso: “Estos días azu-les y este sol de la infancia”.

Claustro de profesores del instituto de Segovia, hacia 1920. antonio Machado en el círculo blanco.

Homenaje a antonio Machado en Soria, el 5 de octubre de 1932, con motivo de su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad.

antonio y Manuel Machado, a finales de la década de los 20

antonio Machado en su lecho de muerte, en su habitación del hotel

Bougnol Quintana, Collioure (fran-cia), el 22 de febrero de 1939.

antonio Machado en el café de las Sa-lesas de Madrid, en diciembre de 1933.

(foto alfonso) Debajo, la primera colabo-ración de Machado en La Vanguardia, en

julio de 1937.

PoesíaSu obra poética se inicia con Soledades (1903), que fue es-crita entre 1899 y 1902. En el breve volumen notamos ya muchos rasgos personales que caracterizarán su lírica posterior.En Soledades, Galerías y otros poemas (octubre de 1907) la voz del poeta se alza con personalidad propia. En este mismo año, se instala en la ciudad de Soria para ense-ñar francés. En esta ciudad conocerá a la que será su es-posa Leonor. Quizá lo más típico de esa personalidad sea el «tono» nostálgico, sua-vemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales o de temas muy de la época.

En lo fundamental este in-timismo nunca desapare-ce, aunque en la entrega si-guiente, Campos de Castilla (1912), Antonio Machado explore nuevos caminos (no en vano, es su libro noventa-yochista).

El libro Nuevas canciones (1924), escrito parcialmente en Baeza, recuerda en algu-na de sus partes el tono nos-tálgico del primer Machado. Hay una presencia de las tie-rras sorianas, evocadas des-de lejos; la hay, también, de la Alta Andalucía, espacio geográfico real y mítico a la vez; continúa, además, en el nuevo libro, la línea senten-ciosa (proverbios y cantares) que ya iniciara en Campos de Castilla.

Las ediciones de Poesías completas de 1928 y 1933 presentan novedades dig-nas de ser destacadas. Espe-cialmente, hay que reseñar la aparición de dos importan-tes apócrifos, Juan de Maire-na y Abel Martín —maestro de Mairena—, más un terce-ro, que lleva el mismo nom-bre que el poeta. Son, todos ellos, autores de los poemas añadidos a estas nuevas edi-ciones. Juan de Mairena es, además, autor de comenta-rios en prosa: de éste ha de

decir Machado algunos años más tarde que es su «yo filo-sófico». Entre los textos que a dichos personajes se atri-buyen destacaremos, por una parte, los de carácter filosó-fico (filosof ía impregnada de lirismo); por otro lado, unos cuantos poemas eróticos, cuya inspiradora (Pilar de Valderrama en la vida real; Guiomar en la poesía) fue el último gran amor del poeta.

EnsayoEn 1936, ya en vísperas de la Guerra Civil, publica un libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apun-tes y recuerdos de un profesor apócrifo. Se trata de una re-unión de ensayos que venía publicando en la prensa ma-drileña a partir de 1934. Este volumen muestra que su au-tor es uno de los más origi-nales prosistas de nuestro si-glo. A través de esas páginas, Machado-Mairena habla so-bre la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la política, la filosof ía. Durante la con-tienda civil marcha con su familia a Valencia. Machado escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Algunos —verso y prosa— se recogen en su último libro, La guerra (1937, con ilus-traciones de José Machado). Si buena parte de la escritu-ra última debe verse como puramente testimonial, hay —no obstante— ciertos tex-tos de gran calidad literaria. Entre ellos, El crimen fue en Granada.

TeatroDurante la década del vein-te y los primeros años de la década del treinta, escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. Am-bos estrenan en Madrid las siguientes obras: Desdichas de la fortuna o Julianillo Val-cárcel (1926), Don Juan de Maraña (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fer-nanda (1931) y La duquesa de Benamejí (1932).

LA OBRA La producción literaria en poesía, ensayo y teatro03

04 MACHADO EN ROCAFORT Cronología de la estancia del poeta en Villa Amparo

1936El día 24 de noviembre tie-ne lugar la evacuación de intelectuales a Valencia, dispuesta por el Gobierno Republicano y organizada por el V Regimiento. León Felipe y Rafael Alber-ti convencen a un reticente Antonio Machado de que él y su familia (su madre, sus hermanos José, Francisco, Joaquín y las familias de es-tos últimos) formen parte de ella. Tras un accidentado trayecto, la expedición lle-ga a Valencia el día 26, ins-talándose en la Casa de la Cultura. Pocos días después se trasladan a Villa Amparo, cerca del pueblo de Rocafort y próximo a Valencia. A los pocos días de su estableci-miento concede una entre-vista al periódico Fragua So-cial, en la que se toma una de las dos imágenes conoci-das hasta ahora de Machado en Rocafort.

En noviembre firma la reso-lución del Secretariado de la Asociación Internacional de Escritores para la Defen-sa de la Cultura (junto con Rafael Alberti, José Berga-mín, Ilya Ehrenburg, An-dré Malraux, etc.).

1937Prosigue la publicación de Juan de Mairena a partir del primer número de la revista Hora de España (enero 1937 - octubre 1938), órgano de los intelectuales republica-nos y una de las publicacio-nes más importantes de los años de guerra (fundada y dirigida en Valencia por Ra-fael Dieste, Antonio Sán-chez Barbudo, e ilustrada por Ramón Gaya).

Participa en la Conferen-cia Nacional de Juventudes Socialistas (12 de enero) en Valencia. En este acto se re-cogen las únicas imágenes que se conocen grabadas en cine del poeta, tal y como puede verse en la proyec-ción que acompaña esta ex-posición.

Mapa de carreteras de mediados de los años 30 donde se aprecia el trayecto que emprendió la familia Machado.

Imagen de Villa Amparo tal y como la conoció Antonio Machado durante su estancia en Rocafort. Foto cedida por Juan Pérez.

Antonio Machado (a la izquierda) con su hermano José, la mujer de éste, Matea Monedero, las tres hijas de ambos, Carmen, María y Eulalia, y la madre de los Machado, Ana Ruiz. Madrid, hacia 1933. Todos ellos resi-dieron en Vil.a Amparo (Foto Alfonso).

Machado posa junto a los reporteros del Diario Fragua Social en las escaleras de Villa Amparo. Diciembre de 1936.

Reseñas de los diarios ABC (arriba) y La Vanguardia de la llegada de Machado a Valencia.

Antonio Machado en la sesión inaugural de la Conferencia Nacional de las Juven-tudes Socialistas Unificadas, Valencia, 15 de enero de 1937.

Soria a comienzos de siglo.

Antonio Machado hacia 1917

En un acto público al aire li-bre, el 1 de mayo en Valen-cia, lee su «Discurso a las Juventudes Socialistas Unifi-cadas».

En julio interviene en el II Congreso Internacional de Escritores, organizado por la Alianza Internacional de Escritores Antifascistas como demostración de so-lidaridad de los intelectua-les de todo el mundo con la causa de la República (la delegación española esta-ba formada por Benavente, Álvarez del Vayo, Ricardo Baeza, Margarita Nelken, María Teresa León, Ber-gamín, Alberti, Navarro Tomás y León Felipe); Ma-chado lee en el Congreso reunido en Valencia el dis-curso de clausura, «Sobre la defensa y la difusión de la cultura».

Es nombrado presidente del Patronato de la Casa de la Cultura, colaborando en Madrid. Cuadernos de la Casa de la Cultura; colabo-ra además, en este año, en numerosas publicaciones de la guerra: La Voz de España, Ahora, Servicio Español de Información, Ayuda, Nues-tra Bandera, Mediodía, De-fensa Nacional, Liberación, Nueva Cultura, Nuestro Ejército, Frente Rojo..., ade-más de sus artículos men-suales en Hora de España. Publica su último libro, La guerra (Madrid, Espasa-Cal-pe), ilustrado por su herma-no José.

1938Ante el avance de los nacio-nales, en marzo se traslada a Barcelona. Allí vivirá has-ta su exilio hacia Francia, en enero de 1939. En la tar-de del día 28 llega finalmen-te a Collioure (Francia), en donde muere el día 22 de fe-brero en el Hotel Bougnol-Quintana.

MACHADO EN ROCAFORT Cronología de la estancia del poeta en Villa Amparo05

Machado, en el II Congreso Interna-cional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Salón de sesiones del Ayuntamiento de Valencia, julio de 1937.

Antonio Machado (segundo por la de-recha) al término de la sesión inaugu-ral de la Conferencia Nacional de las Juventudes Socialistas Unificadas, Va-lencia, 15 de enero de 1937.

Antonio Machado en la terraza de Villa Amparo, probablemente en 1937. La ubi-

cación de esta foto fue durante mucho tiempo situada erróneamente en Co-

llioure.

A la izquierda, ilustración de Ramón Gaya para uno de los artículos que Ma-

chado escribió en Hora de España. Aunque la ilustración no está titulada, es lícito deducir que se trata de un re-

trato del poeta durante un paseo por la acequia de Montcada, próxima a Villa

Amparo.

Antonio Macha-do leyó «Ho-menaje al gran poeta García Lorca» (asesi-nado en Gra-nada el 19 de agosto), con motivo de la in-auguración de la «Tribuna de agitación y pro-paganda» ins-talada en me-dio de la plaza Castelar de Va-lencia por el Ministerio de Instrucción Pú-blica. El acto tuvo lugar a las 4 de la tarde, en una plaza abarrotada de gente, y con la asistencia del ministro Jesús Hernández, y la intervención de León Felipe.

06 En 1982, Ernestina de Champourcin cedió la propiedad de estos manuscritos (que perte-necen al poemario Poesías de la Guerra) a la Biblioteca Nacional. Champourcin, conocida como la poetisa del 27, era en 1937 la esposa de Juan José Domenchina, secretario perso-nal de Manuel Azaña.

Machado mantuvo amistad y correspon-diencia con Domenchina, por lo que es pre-sumible que estos manuscritos (que para los vecinos de Rocafort son de gran valor, pues constituyen la única prueba física y docu-mental de la estancia del poeta en Rocafort) llegaran a las manos de Juan José Domen-china tras la apresurada marcha de la familia Machado a Barcelona.

Por su interés reproducimos los textos de los manuscritos reproducidos en el mural:

IDe mar a mar entre los dos la guerra,más honda que la mar. En mi parterre,miro a la mar que el horizonte cierra.Tú asomada, Guiomar, a un finisterre,miras hacia otra mar, la mar de Españaque Camoens cantara, tenebrosa.Acaso a ti mi ausencia te acompaña.A mí me duele tu recuerdo, diosa.La guerra dio al amor el tajo fuerte.Y es la total angustia de la muerte,con la sombra infecunda de la llamay la soñada miel de amor tardío,y la flor imposible de la ramaque ha sentido del hacha el corte frío.

IIOtra vez el ayer. Tras la persiana,música y sol; en el jardín cercano,la fruta de oro; al levantar la mano,el puro azul dormido en la fontana.Mi Sevilla infantil, ¡tan sevillana!,¡cuál muerde el tiempo tu memoria en vano!¡Tan nuestra! Aviva tu recuerdo, hermano.No sabemos de quién va a ser mañana.Alguien vendió la piedra de los laresal pesado teutón, al hambre mora,y al ítalo las puertas de los mares.¡Odio y miedo a la estirpe redentoraque muele el fruto de los olivares,y ayuna y labra, y siembra y canta y llora!

III

Trazó una odiosa mano, España mía,-ancha lira, hacia el mar, entre dos mares-zonas de guerra, crestas militaresen llano, loma, alcor y serranía.

Manes del odio y de la cobardíacortan la leña de tus encinares,pisan la baya de oro en tus lagares,muelen el grano que en tu suelo cría.

-Otra vez- ¡otra vez!- oh triste España,cuanto se anega en viento y mar se bañajuguete de traición, cuanto se encierraen los templos de Dios mancha el olvido,cuanto acrisola el seno de la tierrase ofrece a la ambición, ¡todo vendido!

MACHADO EN ROCAFORT Los poemas que el poeta escribió durante su estancia en Villa Amparo

Amanecer en Valencia (Desde una torre)

Estas rachas de marzo, en los desvanes-hacia la mar- del tiempo; la palomade pluma tornasol, los tulipanesgigantes del jardín, y el sol que asoma,bola de fuego entre dorada bruma,a iluminar la tierra valentina...¡Hervor de leche y plata, añil y espuma,y velas blancas en la mar latina!Valencia de fecundas primaveras,de floridas almunias y arrozales,feliz quiero cantarte, como eras,domando a un ancho río en tus canales,al dios marino con tus albuferas,al centauro de amor con tus rosales

IVMas tú, varona fuerte, madre santa,sientes tuya la tierra en que se muere,en ella afincas la desnuda planta,y a tu Señor suplicas: ¡Miserere!¿A dónde irá el felón con su falsía?¿En qué rincón se esconderá sombrío?Ten piedad del traidor. Paríle un día,se engendró en el amor, es hijo mío.Hijo tuyo es también, Dios de bondades.Cúrale con amargas soledades.Haz que su infamia su castigo sea.Que trepe a un alto pino en la alta cima,y en él, ahorcado, que su crimen vea,y el horror de su crimen lo redima.

La muerte del niño herido

Otra vez en la noche... Es el martillode la fiebre en las sienes bien vendadasdel niño. —Madre, ¡el pájaro amarillo!¡Las mariposas negras y moradas!

—Duerme, hijo mío. —Y la manita oprimela madre, junto al lecho. —¡Oh, flor de fuego!¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?Hay en la pobre alcoba olor de espliego;

Fuera, la oronda luna que blanqueacúpula y torre a la ciudad sombría.Invisible avión moscardonea.

—¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?El cristal del balcón repiquetea.—¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!

Antonio Machado. Rocafort, 1937

Letra manuscrita de Antonio Ma-chado, extraída

de uno de los manuscritos de

los poemas que compuso en

Rocafort.

En los años de la guerra, es-pecialmente a partir de su traslado a Valencia, Anto-nio Machado lleva a cabo una actividad ingente, a pe-sar de su ya avanzada edad y su precario estado de salud. En apenas dos años, 1937-38, publica un total de 102 escritos, casi tantos como en toda su vida hasta entonces. Su firma aparece en más de 50 revistas y periódicos, de los cuales por lo menos en 21 de ellos son colaboracio-nes directas.

En su etapa de Rocafort, destacan especialmente sus artículos mensuales en la re-vista Hora de España, desde su primer número en ene-ro de 1937 hasta el último n.º XXIII, de noviembre de 1938, que ya no llegó a ver la luz. También su colabo-ración regular en el boletín diario del Servicio Español de Información. Colabora asimismo en la lu-josa revista Madrid. Cua-dernos de la Casa de la Cultura, editada por el Mi-nisterio de Instrucción Pú-blica, así como en muchas de las diversas publicaciones del Socorro Rojo Internacio-nal, especialmente en Ayu-da. Semanario de la solida-ridad. Todo ello sin contar su colaboración en las di-versas publicaciones y folle-tos editados por el gobierno de la República, en especial el Ministerio de Instrucción Pública.

Una cuidada selección de los escritos de la guerra de An-tonio Machado, en poesía y prosa, fue recogida en el li-bro La guerra (Madrid, Es-pasa-Calpe, 1937), ilustrado con dibujos de su hermano José, en el que aparecen seis láminas con diversos paisa-jes de Rocafort.

Por otra parte, la actividad cívica de Machado en 1937 durante su estancia en Ro-cafort fue asimismo notable: presidente del Patronato de la Casa de la Cultura; parti-cipación en la Conferencia

MACHADO EN ROCAFORT Artículos y ensayos que el poeta escribió durante su estancia en Villa Amparo07

Dos de las colaboraciones que A. Ma-chado escribió para La Vanguardia, mientras residía en Villa Amparo.

Portada y páginas interiores de “Madrid, Baluarte de nuestra guerra e independen-cia” del Servicio Español de Información.

Fotografía de boda de Antonio Ma-chado y Leonor. Julio de 1909.

MACHADO EN ROCAFORT Artículos y ensayos que el poeta escribió durante su estancia en Villa Amparo

Reproducción del poemario dedicado a García Lorca, incluido en el libro recopi-latorio La guerra, que recoge muchos de los poemas que Antonio Machado es-cribiera en Villa Amparo, ilustrado con dibujos de su hermano, seis de los cuales son paisajes de Rocafort. Bajo estas líneas puede observarse una copia del origi-nal mecanoscrito (probablemente por José Machado) de este mismo poema que sirvió para que Antonio Machado lo leyera el 11 de diciembre de 1936 en la plaza Emilio Castelar de Valencia, en un acto en el que también participó León Felipe. Original cedido por Rafael Solz, en el que también puede apreciarse un detalle de la nota de prensa emitida por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Estos documentos han permanecido inéditos hasta esta exposición.

Portada del número 1 de Hora de Espa-ña. El primer artículo de la publicación es de Antonio Machado, escrito probable-mente en Rocafort.

Nacional de Juventudes orga-nizada por las Juventudes So-cialistas Unificadas en enero de 1937, y su posterior “Dis-curso a las Juventudes Socia-listas Unificadas” pronuncia-do en el local de las JSU el 1 de mayo de 1937 (recogido en La guerra); intervención en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, inaugurado en Valencia el 4 de julio de 1937, donde leyó en la sesión de clausura su famoso discurso “Sobre la defensa y la difusión de la cultura”.Pero especialmente emotiva fue, poco después de su llega-da a Valencia, la lectura pú-blica del poema a la muerte de García Lorca, asesinado en Granada el 19 de agosto de 1936. Machado leyó esta poe-sía —con el título de «Home-naje al gran poeta García Lorca»— el 11 de diciembre de 1936, en la plaza de Emi-lio Castelar de Valencia, que José Bergamín glosa en es-tas líneas: “Yo he visto subir al poeta, un claro mediodía, a un tingladillo levantado en medio de la plaza más gran-de de Valencia. Le rodeaba una inmensa muchedumbre. Parecía que subía al cadal-so. Mas no ahogaba su voz por eso contrario, habló desde allá arriba con tal fuerza que

aquel deje tímido y altivo de su palabra le iba desnudando o, mejor digo, vistiéndola de sangre, por un pensamiento que expresaba los sentimien-tos en conmoción de todos los pueblos de España”.

La estancia de Machado en Rocafort es especialmente fe-cunda, como cuenta su her-mano: “se quedaba todas las noches ante su mesa de tra-bajo, rodeado de libros. Me-tido en su gabán desafiaba el frío escribiendo hasta pri-meras horas del amanecer en que abría el gran venta-nal para ver la salida del sol o, en otras ocasiones, y a pe-sar de estar cada día menos ágil, subir a lo alto de la to-rre para verlo despertar, allí lejos, sobre el horizonte del mar. En estas largas noches invernales trabajaba, traba-jaba sin cesar para atender el sin fin de peticiones que de todas partes le hacían. Tra-bajaba sin descanso en la To-rre de Rocafort durante los quince meses aproximada-mente que duró su estancia aquí”.

Antonio Machado estaba prácticamente recluído en Vi-lla Amparo. Tan sólo cogía el trenet para comprar libros en las librerías de viejo del barrio del Mercado. Fiel a su imagen solitaria, en Valencia se refu-giaba, como hacía en Madrid en el Cafe Gijón, o en un rin-cón del Cafe Ideal Room de la calle de la Paz, como recoge el historiador valenciano Joan Chabas.También acudió a Valencia en ocasiones excepcionales, como las que requería su condición de Presidente de la Casa de la Cultura o las ponencias del Congreso de Intelectuales. Sin embargo, las visitas a Vi-lla Amparo de los intelectua-les que residían o visitaban Valencia eran constantes. Por los jardines de membrillos y li-moneros pasearon personajes de la talla de Tristán Tzara, León Felipe, Rafael Alberti, Octavio Paz, José Bergamín, Vicente Gaos, María Zam-brano, Juan Gil Albert, o Ra-món Gaya (muchos de ellos miembros de la redacción de Hora de España), que han de-jado en sus obras las reseñas de sus encuentros con el poe-

ta, pero muy probablemen-te también los miembros del gobierno republicano (según Ian Gibson, Negrín le ofreció a Machado la cartera de Cul-tura, que rechazó) que tam-bién pernoctaban en las lujo-sas mansiones de la burguesía valenciana de Godella y Roca-fort, que la República requi-só para sus autoridades. Así es muy probable, que el pro-pio Azaña o Largo Caballero visitaran a Machado en Villa Amparo.

Pero posiblemente la referencia más ilustrativa de la estancia de Machado en Rocafort es la del escritor alicantino Pascual José Pla y Beltrán: Rocafort, asentado sobre el de-clive de un cerro enano, tien-de lar gamente sus pies al cer-cano mar donde las espumas marinas se confunden con las jaspeadas barcas pescadoras. La tierra fulge verdes rabiosos, amarillos tonantes y acalora-dos sienas, cruzado de conti-nuo —de día y de noche— por ese rumor fresco que tiene el agua de las acequias. Estos son los pies de Rocafort. (...) En este Rocafort levantino moró Machado algunos me-ses. Ocupaba un bello chalet en la parte baja del pueblo, con un huerto de jazmines, de rosales y de limoneros. Este paisaje, en el crepúsculo

de su edad, le recordaba su niñez en Sevilla. El edificio tenía —o tiene— un mi rador abierto desde donde podía adivinarse el mar. En aque-lla pequeña terraza solía re-cibir Machado a sus visitas.

También el gran escritor mexicano y premio Nobel de literatura Octavio Paz también dejo ha dejado tes-timonio encuentro con An-tonio Machado durante la Guerra Civil comparándolo con el escritor americano Robert Frost:De regreso, me acordé de otro solitario, de otro visi-ta. Creo que a Robert Frost le hubiera gustado conocer a Antonio Machado. Pero, ¿Cómo se hubieran enten-dido? El español no ha-

visiTAs ilusTREs Testimonios de los escritores que visitaron a Machado en Villa Amparo08

Rafael Alberti, Jose Bergamín y Manuel Altolaguirre. Valencia, 1938

Octavio Paz, en una imagen inédita de su ficha del Congreso Internacional de escritores.

Maria Zambrano, la única mujer perte-neciente a la redacción de Hora de Es-paña.

Manuel Azaña, presidente de la República.

Max Aub, que cita en “Campos de Al-mendros” sus visitas a Villa Amparo.

Tristán Tzara, promotor de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, también mantuvo contacto con Machado.

Juan Negrín, quien segun Ian Gibson ofreció a Machado la cartera de cultura, en su condición de Jefe del Gobierno.

Bajo estas líneas, texto extraído del libro “Campo de Almendros” de Max Aub, que visitaba frecuentemente a Machado en Rocafort en su calidad de Secretario del Consejo Central de Teatro.

blaba inglés y éste no conoce el castellano. No importa, hubie-ran sonreído. Estoy seguro de que se hubieran hecho amigos inmediatamente”. Me acor-dé de la casa de Rocafort, en Valencia, del jardín salvaje y descuidado, de la sala y los muebles empolvados. Y Ma-chado, con el cigarro apagado en la boca. El español también era un viejo sabio retirado del mundo y también se sabía reír y también era distraído. Como al norteamericano, le gustaba filosofar, no en los colegios sino al margen. Sabios de pueblo; el americano en su cabaña, el es-pañol en su café de provincia. Machado también profesaba horror a lo solemne y tenía la misma gravedad sonriente. Vermont, junio de 1945Octavio Paz, de “Las peras del Olmo” (Seix Barral)

El poeta Rafael Albertí fue junto con León Felipe, asiduo visitante de Villa Amparo, y también habla de su estancia en Villa Amparo:Su poesía y su persona ya ha-bían sido tocadas de aque-lla ancha herida sin fin que

habría de llevarle poco des-pués hasta la muerte. La fe en su pueblo, aunque ya an-tes la hubo dicho, la escribía entonces a diario, volviendo nuevamente a adquirir su voz aquel latido tan profundo, de su época castellana, aho-ra más fuerte y dolorosa, pues el agua de su garganta borbo-teaba con una santa cólera en-vuelta en sangre. Mas, como siempre, a él, en apariencia, nada se le transparentaba. Es-taba más contento, más tran-quilo, al lado de su madre, de sus hermanos y aquellos so-brinillos de todas las edades, que lo querían y bajaban del brazo al jardín dándole así al poeta una tierna apariencia de abuelo. Desde los limone-ros y jazmines -¡oh flor y árbol tan puros en su verso!- cerca-na, aunque invisible, la pre-sencia del mar Mediterráneo, Machado veía contra el cie-

lo cobalto las torres y azoteas de Valencia, bajo el constante moscardoneo de los aviones de guerra.

Juan Gil Albert, en su calidad de jefe de redacción de Hora de España, visitaba al poeta en Rocafort para recoger sus co-laboraciones en la revista:

La casa de Machado, cercada de verja y ligeramente des-nivelada hacia el poniente, era un naranjal. A él se abrían las puertas sobre unos cuantos peldaños que servían como de peana a la construc-ción, cuadrada, y con zócalo de azulejos, que ayudaban a dar al conjunto, con las copas esmeraldi-nas de los naran-jos, tupidas y ba-jas, árbol no para la sombra, para el deco-rado, y dos o tres palmeras de jardín que curvaban sus altos cuellos sobre un con-fín calmoso, esa resonan-cia moruna incrustada en los flancos de la latinidad. Machado me pareció, en medio de la incuria de las habitaciones, alguien que está de paso sobre un mundo removido. Más viejo de lo que, seguramente era. Y descuida-do, el cuello sin abotonar, los cordones de los zapatos a me-dio anudar, el belfo caído: en-trecanoso. (...) En una ocasión, sentados en sillones de mimbre, con el comienzo, enfrente de un ocaso violeta, y sintiendo bajo nues-tros pies el contacto de esos grumos de tierra característi-cos de los naranjales entreca-vados, me habló de Valencia y de la finura de su luz, que se-gún el, no había sido captado en toda su sutileza. Como si se hubiera prestado más atención a la abundancia que a la cali-dad, quiso decir.

Juan Gil Albert. Obra comple-ta en prosa, tomo 2. Memora-bilia. pp 317-321

visiTAs ilusTREs Testimonios de los escritores que visitaron a Machado en Villa Amparo

Reseñas de Ramón Gaya y Juan Gil Al-bert sobre la estancia de A. Machado en Rocafort, recogidas en un especial que el diario ABC publicó en 1975. A la izquierda, Gaya, Gil Albert y Altolagui-rre, compañeros en el consejo de re-dacción de Hora de España.

09 HEMEROTECA Algunas reseñas periodísticas sobre la estancia de Machado en Rocafort

Tomás Gorria Ortega■ VALENCIA

EL 26 de noviembre,hace ahora setentaaños, y tras un azarosotrayecto, la caravana

llegaba a Valencia. La familia Ma-chado se instaló, como el resto dela comitiva, en la Casa de la Cul-tura, en la calle de la Paz. Pero losproblemas de salud del poeta re-comendaron un cambio de aires.Las autoridades republicanas dis-pusieron entonces que su destinofuera Rocafort, un tranquilo pue-blo, a veinte minutos en tren des-de la Estacioneta, en el que se en-contraba Villa Amparo, un chaletburgués de estilo neoclásico, conamplios jardines de limoneros,palmeras y buganvillas, junto a lahuerta y la acequia de Montcada.«Desde los miradores se abarca-ba la maravillosa huerta valen-ciana, labrada con ese amor quelos valencianos ponen sobre suscampos», escribirá años mas tar-de José Machado, en el libro «Ul-timas soledades de Antonio Ma-chado».

Los biógrafos del poeta coinci-den en que la época de Rocafort fueel período más tranquilo de la últi-ma etapa de su vida, además deprotagonizar una feraz actividad li-teraria. Escribió colaboracionesperiodísticas (Abc, La Vanguardia),poemas (recopilados en el libro LaGuerra, editado por Espasa Calpeen 1937), artículos de más caladoensayístico (colaboraciones deJuan de Mairena para Hora de Es-paña) o encargos más o menos ur-gentes para las combativas publi-caciones de la época.

«En el amplio comedor —escri-be su hermano José— se quedabatodas las noches ante su mesa detrabajo y, como de costumbre, ro-deado de libros. Metido en su ga-bán desafiaba el frío escribiendohasta las primeras horas del ama-necer, en que abría el gran venta-nal para ver la salida del sol o, enotras ocasiones, y a pesar de estarcada día menos ágil, subía a loalto de la torre para verlo desper-tar allá lejos, sobre el horizonte delmar».

En realidad, el poeta sevillanoestaba prácticamente recluido en

8/9 En domingo 26 de noviembre de 2006

A finales de noviembre de 1936, la situación de Madrid era extremadamente delicada. ElQuinto Regimiento organizó una comitiva paratrasladar a una comisión de intelectuales ycientíficos a nuestra ciudad, sede del gobiernorepublicano. En uno de aquellos autobuses,que partió de Madrid viajaba Antonio Machado y su familia.

Francisca Castellano, vecina deRocafort, trabajó al servicio de la

familia Machado durante suestancia en Rocafort. En la imagen,

en los jardines de la finca. FOTOCEDIDA POR LA FAMILIA MARCO CASTELLANO

Machadoen Rocafort

HACE SETENTA AÑOS LLEGABA A VALENCIA ANTONIO MACHADO, QUE VIVIÓ EN ROCAFORT HASTA MARZO DE 1938ANIVERSARIO

LA lealtad de Antonio Machado ala causa republicana, a la legi-

timidad democrática que repre-sentaba el gobierno republicanodel Frente Popular fue una lealtad -y nunca mejor dicho- a prueba debombas. Machado, desde Rocafort y a pesarde su debilidad física, trabajó conenergía generosa y solidaria al ser-vicio de la causa republicana conla fuerza de su pluma, que era lafuerza de su razón (aunque, pordesgracia, ya sabemos que lasguerras las gana la razón de lafuerza y no la fuerza de la razón).Colaboró en todos los números dela revista «Hora de España» que,junto a «Nueva Cultura» son, sinduda, dos de las mejores revistaspublicadas durante la guerra civil yambas en aquella Valencia republi-cana. Ayudó en la medida de susposibilidades a la entonces nece-saria labor de agitación y propa-ganda: firmó manifiestos; intervinoen polémicas como la suscitadapor el doctor Lafora a propósito dela Casa de la Cultura, y siempre lohizo en defensa de las autoridadesdel Ministerio de Instrucción Públi-ca porque representaban para él lacausa «popular». Y no por casuali-dad sobre pueblo y cultura versósu discurso el 10 de julio de 1937

ante el Segundo Congreso Interna-cional de Escritores para Defensade la Cultura, inaugurado el día 4en el salón de sesiones del Ayunta-miento de Valencia, el acto de pro-paganda más espectacular organi-zado por el gobierno republicanodurante la guerra civil. Un Congre-so en el que intervinieron algunosde los mejores escritores de todoel mundo, que vinieron a nuestraciudad para manifestar pública-mente su solidaridad con la Espa-ña republicana, atacada por el fas-cismo internacional (nunca deberáolvidarse que la República no hizola guerra sino que se la hicieron).Y, ante todo y sobre todo,AntonioMachado siguió escribiendo desdeRocafort infatigablemente porqueésa era la mejor manera de expre-sar su solidaridad con los milicia-

nos republicanos que, a vida omuerte, combatían en las trinche-ras en defensa de la democracia yde la libertad. Y Antonio Machadosiguió escribiendo en Rocafort lasprosas de su excelente «Juan deMairena» y sus poemas de guerra,en donde latía el mismo alientoque impulsaba a aquellos milicia-nos en los frentes, milicianos y susjefes militares que representabanpara él lo más noble del pueblo es-pañol.Antonio Machado, por su calidadliteraria, lealtad política y firmezade convicciones, se convirtió -como Valle-Inclán, Federico GarcíaLorca y, más tarde, Miguel Hernán-dez- en un símbolo del antifascis-mo intelectual, en un escritor querepresentaba la causa republicanaen guerra contra el fascismo.

■ MANUEL AZNAR SOLER. Catedrá-tico de Literatura Española en laUniversitat Autónoma de Barcelo-na, coautor de «La guerra civil enla Comunidad Valenciana»

La Repúblicaque no pudo ser

Manuscritosde poemas de

AntonioMachado

escritos enRocafort,

cuyosoriginales se

encuentranen la

BibliotecaNacional.

Durante algún tiempo,se creyó que esta foto

estaba tomada enColliure. La foto de la

derecha, tomada en laterraza de Villa Amparo,demuestra el verdadero

origen de la misma.FOTO: EDITORIAL PLANETA

FOTO: T. GORRIA

Ilustración de Ramón Gaya para el artículo deMachado, «Sigue hablando Mairena a sus alumnos»,

del número II de Hora de España (febrero de 1937), enel que se puede adivinar la silueta del poeta cruzando

un pequeño puente sobre la acequia de Montcada,cercana a Villa Amparo.

la finca. Tan sólo cogía el trenetpara comprar libros en las librerí-as de viejo del barrio del Mercadoo en ocasiones excepcionales,como las que requería su condiciónde Presidente de la Casa de la Cul-tura o las ponencias del Congresode Intelectuales. Su acto publicomás destacado fue su presencia enun mitin del Primero de Mayo delas Juventudes Socialistas, con undiscurso en en el que paradójica-mente se declaró no marxista.

VISITAS ILUSTRES. Sin embar-go, las visitas a Villa Amparo de losintelectuales que residían o visita-ban Valencia eran constantes. Porlos jardines de membrillos y limo-neros pasearon personajes de la ta-lla de Tristan Tzara, León Felipe,Rafael Alberti, Octavio Paz,José Bergamín, Vicente Gaos,María Zambrano, Juan Gil Al-bert, o Ramón Gaya (muchos deellos miembros de la redacciónde Hora de España), que han de-jado en sus obras las reseñas desus encuentros con el poeta,pero muy probablemente tam-bién los miembros del gobiernorepublicano (según Gibson, Ne-grín le ofreció a Machado la car-tera de Cultura, que rechazó) quetambién pernoctaban en las lujo-sas mansiones de la burguesía va-lenciana de Godella y Rocafort,que la República requisó para susautoridades.

En marzo de 1938, Antonio Ma-chado recibe un telegrama en elque se le conmina a que abandoneValencia y vaya a Barcelona, nue-va sede del Gobierno. Tras una es-tancia de unos meses en la CiudadCondal, en la inhóspita Torre Cas-tanyer, inicia el penoso camino delexilio, acompañado, entre otros,por el rector de la Universidad deValencia, José Puche. Semanasmas tarde, el 22 de febrero de 1939,Machado morirá en Colliure.

En lo que se refiere a las refe-rencias bibliográficas que reflejenla estancia del poeta en Valencia yRocafort podemos destacar la edi-ción en 1984, de Valencia a Ma-chado, un libro de gran formatoeditado por la Generalitat Valen-ciana, en el que se recoge la mayo-ría de la producción literaria delpoeta durante su estancia en nues-tra Comunitat. Un bello ejemplar,coordinado por Rafael Pérez Con-tel y Jesús Huguet, a la manera enla que la imprenta «La TipografíaModerna» editaba los libros de laValencia republicana, en la que elestilo tipográfico de Manuel Alto-laguirre marcó escuela.

Más allá de este libro homena-je, hay que rastrear en las diversasbiografías machadianas (la muyreciente de Ian Gibson) o en algu-nas obra aisladas como «Los lími-tes del modernismo», del valen-ciano Rafael Ferreres, en la que re-lata cómo le incomodaban las re-ferencias a su querido hermanoManuel, militante de la causa fran-quista.

En Internet, resulta imprescin-dible la visita a www.abelmar-tin.com, revista digital de estudiosmachadianos, dirigida por JordiDoménech, en la que se encuentraabundante y documentado mate-rial gráfico y literario sobre Anto-

nio Machado, también sobre su pe-ríodo valenciano.

LOS POETAS HABLAN POCO.Francisca Castellano Gómez (1906-1980) trabajó como criada de la fa-milia Báguena (propietaria de lamansión) en Villa Amparo desdeprincipios de la década de los trein-ta, pero una vez requisada la casacontinuó trabajando en ella, al ser-vicio de la familia Machado.

Seguramente fue una de las po-cas personas de Rocafort que tu-vieron trato con la familia del poe-ta, ya que en aquella época, la fincaestaba algo alejada del pequeño nú-cleo urbano del pueblo, y la familiade los Machado rara vez se acerca-ba a él. Tras la guerra, ella y su fa-milia trabajaron como caseros en lapropiedad.

Manuel Marco, hijo de Franciscay vecino de Rocafort, nació en VillaAmparo en 1946, y vivió hasta los 14

años en la casa. En declaraciones aLevante-EMV, Manuel comentó queaunque su madre no le llegó a con-tar nada relevante sobre aquellaépoca, (no tenían conciencia de laimportancia del personaje), sí re-cordaba una anécdota que su ma-dre le contó a Carmen Clausell, unapoetisa francesa que en 1979 reca-ló en Rocafort para rememorar laestancia del poeta: «Ustedes no ha-blan casi nada», le comento Pa-quita a Don Antonio, quien respon-dió; «los poetas hablan poco».

Sorprendentemente, una suertede manto de silencio rodea la es-tancia del poeta entre los habitan-tes de Rocafort. A excepción de lafamilia de Francisca, no hemos en-contrado testimonios que recorda-ran el paso de los Machado. Del mis-mo modo, un portavoz de la familiaBáguena, rehusó hacer cualquiertipo de declaraciones a este perió-dico sobre el tema, sin especificarsus razones.

Quizás el hecho de que la casafuera requisada por el gobierno re-publicano, con apresuramiento yposiblemente sin los requisitos le-gales pertinentes (y en una épocaciertamente convulsa), haya preva-lecido al paso del tiempo y al valorhistórico y literario de su ocupante.

Tan sólo una placa (instalada enla casa en 1979 por una asociacióncultural ya extinta) y la rotulaciónde una calle de nueva creación pró-xima a Villa Amparo, recuerdan elpaso del poeta por el pueblo, posi-blemente el único acontecimientopor el que el nombre de Rocafort esconocido fuera de la Comunitat Va-lenciana.

Tampoco parece que el Ayunta-miento (en manos del Partido Po-pular) planee honrar la memoria delpoeta a corto o largo plazo. A ins-tancias de este periódico, el Ayun-tamiento ni negó ni afirmó esta po-sibilidad pero si confirmó la inexis-tencia de documentación en sus ar-chivos sobre este tema.

Hace años se creó la denomina-da red de ciudades machadianas,integrada por las corporaciones lo-cales de Baeza, Barcelona, Madrid,Sevilla, Soria, y Segovia, pero Ro-cafort nunca perteneció a la mis-ma (tampoco cuando el gobiernomunicipal era socialista). En trein-ta años de democracia, ni una solapublicación, ningún acto de ho-menaje oficial, ningún recuerdo ohito relevante…

En la actualidad, y a través de lasubsede de la Fundación Societat iProgrés en Rocafort, se esta traba-jando en la preparación de una ex-posición y un programa de actosque constituya un año dedicado alpoeta en el 70 aniversario de su lle-gada a Rocafort, que posiblementese inaugure a finales de este año.

Por lo demás, Villa Amparo, queen la actualidad es un restauranteespecializado en recepciones y bo-das, es un edificio catalogado conel nivel 2 de protección urbanísti-ca, que permite pensar que no serávíctima de la especulación inmo-biliaria, a pesar de que su extensaparcela ocupa una privilegiada po-sición (al lado de la estación delmetro y en un entorno urbano re-sidencial) en el cada vez más ape-tecible suelo de esta población del’Horta Nord.

L igero de equipaje», la biogra-fía de Machado del escritor

hispano-irlandés Ian Gibson hasido uno de los acontecimientoseditoriales de los últimos meses.El escritor ha respondido a laspreguntas de Levante-EMV sobresu libro y la relación de Machadocon Valencia y el gobierno repu-blicano.

—¿Qué importancia tuvo la es-tancia en Valencia y Rocafort enlos últimos años de su vida?—Machado siempre decía que le afec-taban mucho los lugares en que residía.Era el caso, seguramente, de Rocafort.Allí escribió obra importante, disfrutódel paisaje, gustaba de subir a la torrede Villa Amparo y ver desde allí el mar alamanecer, compuso sonetos conmove-dores, muchos artículos para la prensa,era visitado por distinguidos escritores ynumerosos periodistas, etc.—¿Cómo fue su relación con elgobierno republicano?—Relación estrecha, desde luego, has-ta el punto de que, según los familiaresdel poeta, Juan Negrín le ofreció en1937 la cartera de Cultura, oferta re-chazada. No hay que olvidar nunca queMachado casi nació con el republicanis-

mo en la sangre, debido en primer lugara su abuelo. Durante los cinco años dela Segunda República su compromisocon la democracia y su antifascismoeran conocidos de todos.A lo largo dela guerra afirmó una y otra vez su leal-tad a la República y se podría decir quedio su vida por ella.—¿Cómo valora la repercusióneditorial de su biografía sobreMachado?, ¿Considera que elpoeta esta suficientemente reco-nocido en nuestro país? —Creo que era un libro necesario, queha llenado una laguna.Alrededor delpaís la gente me ha expresado su fervormachadiano, la profunda admiraciónque le suscitan el hombre y su obra.Me alegro de haber podido a llevar abuen puerto mi proyecto biográfico,aunque soy el primero en reconocer susdeficiencias. Pienso que el poeta serácada vez más conocido, aquí y fuera.Yno sólo el poeta sino el pensador. Ma-chado es hoy un referente ético para to-dos cuantos desean una España culta yprogresista. ■ T. GORRIA

«Negrínofreció aMachado lacartera deCultura»

Los biógrafos deAntonio Machadocoinciden en que la estancia delpoeta en Rocafortfue el período mástranquilo de sus últimos años yespecialmentefructífero en suproducciónliteraria.

FOTO: T. GORRIA

Aspecto actual de Villa Amparo.Bajo estas líneas, una delas portadas de laedición valenciana deHora de España, en laque Machado colaboraba

con regularidad.

En las escaleras de Villa Amparo, Machado (en el centro) junto a dosperiodistas de Fragua Social. La imagen ilustra una entrevista publicada

en ese diario cenetista el 19 de diciembre de 1936, días después de lallegada de Machado a Rocafort. FOTO: HEMEROTECA MUNICIPAL DE VALENCIA

Ian Gibson.FOTO: EFE

ENTREVISTA

JAIME MILLAS Valencia«En esta casa vivió el poeta An-tonio Machado desde noviem-bre de 1936 a abril de 1938.» Así reza la placa conmemora-tiva colocada en la puerta de entrada de Villa Amparo por la Asociación Cultural de Roca-fort, con motivo del homenaje realizado para recuperar la es-tancia del poeta castellano en Valencia a los cuarenta años de su muerte.La placa fue des-cubierta por el presidente de la Diputación, Manuel Girona, a quien acompañaban miembros de la familia Baguena Garcés, propietarios del chalet, que sub-rayaron la calidad humana del ilustre poeta, quien, al pasar por Barcelona camino de Francia, les agradeció personalmente la estancia en su casa, pese a que estuvo incautada durante la guerra civil.

El profesor de la Univer-sidad de Valencia y escritor Jenaro Talens habló a un nu-meroso público reunido en los jardines de la casa sobre la ter-cera época de la producción de Machado. A su juicio, se trata de la etapa más importante, por estar dedicada a desentrañar el proceso de elaboración de sus textos poéticos. Por ello no se trata de un período de agota-miento, sino todo lo contrario, de reconstrucción del oficio del escritor que no quiere perman-ecer en su torre de marfil.

Homenaje a Antonio Machado en Rocafort,donde vivió

1.- Fragua Social. 19 de diciembre de 1936. Autor desconocido2.- Suplemento En domingo. Levante-EMV, 26 de noviembre de 2006. Tomás Gorria3.- El Pais, 1 de julio de 1976.Jaime Millás.4.- Valencia Semanal, 10 de julio de 1977. Rafel Ventura Melià.5.- Suplemento Diario ABC. 19756.- Valencia Semanal, Julio de 19767.- El Pais, 1 de julio de 1976. Jaime Millás. 21 de julio de 1979

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JAIME MILLAS ValenciaLa Generalitat ha editado en un

libro todos los textos literarios, de prosa y poéticos, que escribió Anto-nio Machado en Valencia durante su estancia entre finales de 1936 y mi-tad de 1938. El volumen, muy cui-dado en todos sus aspectos formales y de contenidos, ha sido impreso por Artes Gráficas Soler, continuadora de la antigua Tipografía Moderna, donde Machado dio a imprimir gran parte de la obra que escribió en la ci-udad del Turia y en Rocafort, pueblo próximo. Esta edición es la última

aportación al homenaje de Valencia al poeta realizado los meses pasados en recuerdo de su estancia. “La Casa de Cultura”, escribe Joan Lerma, presidente de la Generalitat, “que instalada en la calle de la Paz sirvió de refugio a tantos artistas e intelec-tuales venidos de Madrid, produjo en dos años una ingente cantidad de obras”.El libro Valencia a Machado recupera en sus 230 páginas el car-acterístico estilo de las ediciones de la generación del 98, al estilo de pub-licaciones de Valle-Inclán y Gabriel Miró. Los textos de los poemas se

han compuesto, a mano, en tipo de fundición Ibarra, y las prosas, en la familia Garamond, por el sistema de fotocomposición. Las ilustraciones pertenecen a artistas que coincidi-eron con don Antonio en Valencia, como Rafael Pérez Contel, Gutiér-rez Solana, Rodríguez Luna y Fran-cisco Carreño. Las letras capitulares y viñetas son de Pérez Contel. Esta publicación aparece al mismo tiem-po que la edición de ocho rutas de aproximación al patrimonio cultural valenciano realizado por la Generali-tat y diputaciones provinciales. “Al editar de nuevo estas rutas”, asegura Cipriá Ciscar, consejero de Cultura, “queremos llegar a los ciudadanos, sensibilizarlos, mostrarles que hay monumentos que son irrepetibles y que no deben sucumbir a la agresión del progreso mal entendido”.

La obra valenciana de Machado, editada por la Generalitat

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