01-Lord Loss [Español] - Darren Shan

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1 libro de la saga DEMONATA de Darren shan, maestro del terror, para jovenes

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  • Lord Loss

    Traducido por:

    Sandra

    Shintzu

    Arcanist

    Corregido por:

    Thiago Agustn

    Tania

  • 1. TRIPAS DE RATA

    unos minutos, habra dicho que no poda imaginar nada peor en la vida. Pero

    cuando suena un golpe en la puerta, y se abre, y descubro a mam fuera, me

    convenzo de una cosa: en esta vida siempre hay algo peor.

    Cuando un padre se presenta inesperadamente en el colegio, significa una de dos:

    o que alguien prximo a ti ha resultado gravemente herido o muerto, o que ests

    metido en un lo.

    Mi reaccin inmediata es: Por favor, que no haya muerto nadie! . Pienso en

    pap, en Gret, en mis tos, tas y primos. Poda ser cualquiera de ellos. Vivito y

    coleando esta maana. Ahora, rgido y fro, con la lengua fuera, un pedazo de

    carne muerta a la espera de ser incinerado o enterrado. Recuerdo el funeral de la

    yaya. El atad abierto. Su piel brillante, tener que darle un beso en la frente, el

    dolor, las lgrimas. Por favor, que no haya muerto nadie! Por favor! Por favor!

    Entonces veo la cara de mam, plida de furia, y s que est aqu para castigarme,

    no para consolarme.

    Suelto un gemido, pongo los ojos en blanco y murmuro en voz baja:

    Que me traigan los cadveres!

    y despotricando acerca de los cigarrillos. Me han visto fumando detrs del

    cobertizo de las bicis (el tpico ms viejo del mundo!). Quiere saber si el director

    es consciente de lo que hacen los alumnos de su colegio.

    Siento un poco de lstima por el Sr. Donnellan. Tener que sentarse ah, como si l

    mismo fuera un colegial, arrastrando los pies y diciendo que no saba que esto

  • estaba pasando, y que abrir una investigacin, y que pondr fin rpidamente a

    esto. Mentira! Por supuesto que lo saba. Cada colegio tiene una zona de

    fumadores. As es la vida. Los profesores no lo aprueban, pero hacen la vista

    gorda la mayor parte del tiempo. Ciertos chavales fuman: es un hecho. Es ms

    seguro tenerlos fumando en el colegio que saliendo a hurtadillas del recinto

    durante los recreos y el almuerzo.

    Mam tambin lo sabe. O debera! Ella fue joven una vez, como me est

    recordando siempre. Los chavales no eran distintos en su poca. Si se parase a

    pensarlo un minuto, vera qu vergenza tan grande me est haciendo pasar. No

    me habra importado que me echara la bronca en casa, pero uno no entra al

    colegio como Pedro por su casa y empieza a dar rdenes en el despacho del

    director. Se ha puesto muy borde; mucho.

    Pero no puedo decrselo, verdad? No puedo gritarle Eh! Mam! Nos ests

    avergonzando a los dos, as que cierra la puta boca! .

    La idea me hace sonrer de satisfaccin, y, naturalmente, es entonces cuando

    mam hace una brevsima pausa y me pilla.

    De qu te res? ruge, y luego, vuelta a empezar: que si me estoy cavando

    una tumba prematura a base de humo, que si el colegio es responsable, que qu

    clase de espectculo freak dirige el Sr. Donnellan, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla.

    BLARRRing!

    que me llevo al llegar a casa. Gritos a pleno pulmn, sin parar.

    gusta tener que levantarme al amanecer todas las maanas y hacer cien flexiones

    antes de desayunar. Qu tal suena eso?

  • Dan desayunos decentes o esa mierda de cereales con yogur? es mi

    respuesta, y nada ms salir de mi estpida boca s que es la equivocada. No es

    momento para que el famoso Grubbs Grady haga gala de su ingenioso sentido del

    humor.

    Es la seal para que mi enfurecida mam lance los cohetes. Quin me creo que

    soy? S cunto se gastan en m? Y si me expulsan del colegio? Y a

    continuacin el argumento definitivo, al que mam no recurre muy a menudo, y

    que, cuando lo hace, s que significa que me va a caer una buena:

    Espera a que tu padre llegue a casa!

    decepcionado que est. Me han advertido muchas veces sobre los peligros que

    entraa fumar, de cmo destruye los pulmones de la gente y les produce cncer.

    Fumar es estpido dice. Estamos en la cocina (no he salido de all desde que

    mam me trajo temprano del colegio, excepto para ir al bao) . Es repugnante,

    antisocial y mortal. Por qu lo haces, Grubbs? Pensaba que tenas ms sentido

    comn.

    Me encojo de hombros sin decir nada. Qu hay que decir? No estn siendo

    justos. Por supuesto que fumar es estpido. Por supuesto que produce cncer.

    Por supuesto que no debera hacerlo. Pero mis amigos fuman. Es guay. Puedes

    juntarte con la gente guay en el almuerzo, y hablar de cosas guays. Pero slo si

    fumas. No puedes estar en la onda si ests fuera de ella. Y ellos lo saben. Aun as,

    aqu estn, actuando como la Gestapo, pidindome explicaciones por mis actos.

    Desde cundo fuma? Eso es lo que quiero saber! Mam ha empezado a

    referirse a m en tercera persona desde que pap lleg. No soy digno de una

    mencin directa.

    S dice pap . Desde cundo fumas, Grubbs?

  • No s.

    Semanas? Meses? Ms?

    Unos meses, tal vez. Pero slo un par diario.

    Si dice un par, quiere decir cinco o seis por lo menos bufa mam.

    No! grito . Quiero decir un par!

    No me levantes la voz! ruge mam en respuesta.

    Calma empieza pap, pero mam sigue como si l no estuviera all.

    Crees que es inteligente? Llenarte los pulmones de porquera, suicidarte?

    No te criamos para ver cmo te provocas un cncer! No necesitamos esto, y

    desde luego no en este m

    Basta! grita pap, y ambos pegamos un brinco. Pap casi nunca grita.

    Generalmente, conserva la calma cuando est enfadado. Ahora tiene la cara

    colorada y una mirada furiosa; pero nos mira a ambos, no slo a m.

    Mam carraspea, como si se avergonzara de s misma. Se sienta, se echa el pelo

    hacia atrs y me mira con expresin herida. Odio cuando pone esa cara. Es

    imposible mirarla de frente u objetarle algo.

    Quiero que lo dejes, Grubbs dice pap, recuperado el control . No vamos a

    cas Mam empieza a disentir, pero pap la hace callar con un gesto

    cortante de la mano

    fcil. S que tus amigos te lo pondrn difcil. Pero esto es importante. Hay cosas

    ms importantes que parecer guay. Me lo prometes, Grubbs? Hace una

    pausa

    Pues claro que soy capaz murmuro . No soy adicto, ni nada.

    Entonces, lo hars? Por tu bien, no por el nuestro.

  • Me encojo de hombros, intentando restar importancia al asunto, como si de todas

    formas hubiera estado pensando en dejarlo.

    Y bostezo.

    Pap sonre. Mam sonre. Yo sonro.

    Entonces entra Gret por la puerta de atrs y tambin sonre; pero es una sonrisa

    de superioridad de malvada hermana mayor.

    Ya hemos resuelto todos nuestros problemillas? pregunta, con voz aguda y

    llena de falsa inocencia.

    Y lo s instantneamente: Gret se ha chivado de m a mam! Averigu que

    estaba fumando y se lo cont. Vaca!

    Mientras pasa contonendose, con el rostro iluminado por una sonrisa angelical,

    abro ardientes agujeros en su nuca con mis ojos, y una sola palabra resuena en

    Venganza!

    ntrar todo tipo de guarreras. El

    lugar perfecto cuando buscas algo con lo que vengarte de una hermana traidora.

    Escalo montculos de basura y rebusco entre bolsas negras y cajas de cartn

    empapadas. No s exactamente lo que voy a utilizar, ni de qu modo, as que

    espero a que me llegue la inspiracin. Entonces, en una pequea bolsa de plstico,

    encuentro seis ratas muertas, con el cuello roto, que acaban de empezar a

  • ina. Le he bajado el volumen a la

    radio. Escucho los ruidos del piso de arriba. Intento no rerme. Aguardo la

    explosin.

    Gret est en la ducha. Se ducha todo el tiempo, al menos dos veces diarias, antes

    de irse al colegio y cuando vuelve. A veces tambin se ducha antes de irse a la

    cama. No s por qu alguien se molestara en mantenerse tan limpio. Para m es

    una forma de locura.

    Como est tan obsesionada con la ducha, mam y pap le dieron el dormitorio con

    cuarto de bao. Imaginaron que a m no me importara. Y no me importa. De

    hecho, es perfecto. No habra podido preparar mi jugarreta si Gret no hubiera

    tenido su propia ducha, con su propio toallero.

    La ducha se cierra. Chapoteos, luego goteos, y despus, silencio. Me pongo tenso

    de excitacin. Me conozco al dedillo la rutina de Gret. Siempre coge su toalla de la

    percha despus de ducharse, no antes. No oigo sus pasos, pero la imagino dando

    Ya: gritos a mansalva. Al principio, slo un grito de asombro. Luego toda una

    descarga, uno detrs de otro. Empujo a un lado mi tazn de copos de maz

    empapados y me dispongo a soltar la mayor carcajada del ao.

    Mam y pap estn junto al fregadero, hablando de la jornada que les espera. Se

    quedan rgidos al or los gritos, y luego salen corriendo hacia las escaleras, que

    puedo ver desde mi asiento.

    Gret aparece antes de que lleguen a las escaleras. Sale como una tromba de su

    habitacin, chillando, sacudindose jirones sanguinolentos de los brazos,

    arrancndolos de su pelo. Est cubierta de rojo. La toalla aferrada con una mano

    por delante del cuerpo: ni un susto de muerte lograra hacerla bajar desnuda!

    Qu pasa?! grita mam . Qu ocurre?!

    Sangre! chilla Gret

  • Se detiene. Ha descubierto que me estoy riendo. Me estoy partiendo de la risa. Es

    la cosa ms graciosa que he visto nunca.

    Mam se da la vuelta y me mira. Pap tambin. Se han quedado sin habla.

    Gret se quita un grumo pegajoso y rosado del pelo, esta vez despacio, y lo estudia.

    Qu pusiste en mi toalla? pregunta serenamente.

    Tripas de rata! allo, golpeando la mesa y llorando de risa

    Estoy a punto de vomitar, de

    tanto como me ro.

    Mam me mira fijamente. Pap me mira fijamente. Gret me mira fijamente.

    No oigo el resto del insulto; Gret vuela escaleras abajo antes de acabarlo. Deja

    caer la toalla por el camino. Antes de darme tiempo de reaccionar, ya est sobre

    m, abofetendome y arandome la cara.

    Qu pasa, Gretelda? ro tontamente, defendindome mientras la llamo por el

    nombre que odia. Normalmente, ella me responde llamndome Grubitsch, pero

    ahora est demasiado furiosa para pensar en eso.

    Escoria! chilla.

    Entonces arremete bruscamente contra m, me sujeta la mandbula, me abre la

    boca e intenta con todas sus fuerzas meterme un puado de tripas de rata en la

    garganta.

    Dejo de rer al instante: un bocado de tripas de rata podrida no forma parte de mi

    magistral sper broma!

    Quita! vocifero, golpendola furiosamente.

  • Mam y pap se recuperan de golpe y gritan exactamente al mismo tiempo:

    Ya basta!

    No le pegues a tu hermana!

    Es una luntica! jadeo, cayndome de la silla al apartarme bruscamente de la

    furibunda Gret.

    Es un animal! solloza Gret, quitndose ms trozos de tripas del pelo y

    limpindose sangre de rata del rostro. Advierto que est llorando (lgrimas de

    verdad) y su rostro est tan rojo como su pelo largo y liso. No rojo de sangre: rojo

    Mam recoge la toalla, se la lleva a Gret y la cubre con ella. Pap est justo detrs

    de ellas, el rostro tan sombro como la muerte. Gret se quita ms hebras y lazos

    de tripas de rata del pelo, y luego lanza un aullido de angustia.

    Las tengo todas por encima! chilla, y me arroja algunas tripas . Pequeo

    monstruo sangriento!

    T eres la sangrienta! cacareo.

    Gret se me tira a la garganta.

    Basta ya! Pap no levanta la voz, pero su tono nos detiene en seco.

    Mam me contempla con abierta repugnancia. Pap echa chispas por los ojos.

    Siento que soy el nico que le ve el lado gracioso a esto.

    Slo era una broma murmuro a la defensiva, antes de que vuelen las

    acusaciones.

    Te odio! sisea Gret, y luego rompe a llorar otra vez y huye dramticamente.

    Cal le dice mam a pap, congelndome con una furiosa mirada glacial .

    Ocpate de Grubitsch. Voy a subir a intentar tranquilizar a Gretelda.

  • Mam siempre nos llama por nuestros nombres completos. Los escogi ella, y es

    la nica persona en el mundo que no se da cuenta de lo escalofriantemente

    espantosos que son.

    Mam se va al piso de arriba. Pap suspira, va hacia el mostrador, arranca varias

    hojas de papel de cocina y limpia parte de las tripas y manchas de sangre del

    suelo. Tras un par de silenciosos minutos, mientras yazgo indeciso junto a mi silla

    patas arriba, vuelve hacia m una mirada acerada. Un montn de arrugas

    profundas rodean su boca y sus ojos: es seal de que est realmente enfadado,

    an ms enfadado que cuando se enter de que fumaba.

    No debiste hacer eso dice.

    Fue divertido murmuro.

    No! ladra . No lo fue!

    Yo no busqu nada de esto! grito . Ella me hizo algo peor! Le cont a

    mam que fumaba! S que fue ella! Y te acuerdas de cuando fundi mis

    Hay cosas que nunca deberas hacer me interrumpe pap con voz queda .

    Eso estuvo mal. Invadiste la privacidad de tu hermana, la humillaste, heriste su

    Se detiene un instante y concluye con voz

    sumamente dbil

    Mira su reloj.

    Preprate para ir al colegio. Ya hablaremos de tu castigo ms tarde.

    Subo desganadamente al piso de arriba, con aspecto miserable, incapaz de

    entender a qu viene tanto lo. Fue una broma genial. Cuando se me ocurri,

    estuve horas rindome. Y el trabajo que me cost! Trocear las ratas, mezclarlas

    con agua para conservarlas y espesarlas, levantarme temprano, entrar

    furtivamente en su cuarto de bao mientras ella dorma, colocar cuidadosamente

  • Paso ante el dormitorio de Gret y la oigo llorar lastimeramente. Mam le susurra

    en voz baja. Se me hace un nudo en el estmago, como me suele pasar cuando

    s que he hecho algo malo. Lo ignoro.

    Me da igual lo que digan rezongo, abriendo de una patada la puerta de mi

    habitacin y quitndome a tirones el pijama . Fue una broma brillante!

    n mes.

    colegio. Pap tambin deja en mi habitacin el ajedrez. Cmo no! Mis padres,

    fanticos ajedrecistas, jams me dejaran sin eso. El ajedrez es casi una religin

    en esta casa. Gret y yo nos criamos con l. Mientras otros nios aprendan a

    armar rompecabezas, nosotros estbamos ocupados aprendiendo las ridculas

    reglas del ajedrez.

    Puedo bajar a comer, y estn permitidas las visitas al cuarto de bao, pero aparte

    de eso, soy un prisionero. Ni siquiera puedo salir los fines de semana.

    A solas en mi habitacin, la primera noche la dedico a llamar de todo a Gret. La

    siguiente, son mam y pap quienes se llevan la mayor parte de mis maldiciones.

    Despus de eso, me siento demasiado infeliz para culpar a nadie, as que me

    sumo en un hosco silencio y juego al ajedrez contra m mismo para pasar el rato.

    No me hablan durante las comidas. Los tres actan como si yo no estuviera. Gret

    ni siquiera me lanza miradas ni sonrisas despectivas, como suele hacer cuando he

    cado en desgracia.

    Pero qu he hecho de malo? De acuerdo, fue una broma de mal gusto y saba

    que me metera en problemas; pero su reaccin es demasiaaaaaaado exagerada.

    Si hubiera hecho algo que avergonzara a Gret en pblico, pues vale, aceptara lo

    que me cayera. Pero sta fue una broma privada, slo entre nosotros. No hace

    falta armar tanto revuelo por eso.

  • Las palabras de pap vuelven a resonar en mi cabeza: Y qu oportuno! .

    Pienso mucho en ellas. Y en las de mam, cuando me estaba echando la bronca

    por fumar, justo antes de que pap la cortara en seco: No necesitamos esto, y

    Qu queran decir? De qu estaban hablando? Qu tiene que ver lo oportuno

    con todo esto?

    Aqu ha

    Paso mucho tiempo escribiendo. Mi diario, historias, poemas. Intento dibujar un

    comic -'Grady Grubbs, Superheroe! ', Pero no soy bueno para dibujar. Tengo muy

    buenas notas en mi otras materias, mucho mejores que las de cara-de-cabra Gret,

    como a menudo le recuerdo. Pero tengo el talento artstico de un pato.

    Juego mucho al ajedrez. Mam y pap son fanticos de este,hay un tablero en

    cada habitacin y juegan varios juegos la mayora de las noches, uno contra el

    otro o contra amigos de su club. Nos obligan a Gret y a m a jugar tambin. Mi

    primer recuerdo es de estar chupando una torre blanca mientras pap me

    explicaba cmo se mueve un caballo.

    Puedo ganarle a casi cualquier persona de mi edad, he ganado concursos

    regionales, pero no estoy al mismo nivel que mam, pap o Gret. Ella gano un

    torneo de nivel nacional y puede ganarme sin mirar el tablero nueve de cada diez

    veces. Slo he ganado dos veces a mam en toda mi vida. Pap, nunca.

    Ha sido la mayor discusin que recuerde. Mam y pap no presionan para que me

    vaya bien en la escuela o en otros deportes, pero insisten todo el tiempo sobre el

    ajedrez. Me hacen leer libros y ver vdeos de torneos. Tenemos largos debates

    cuando cenamos en el estudio acerca de los juegos legendarios y los grandes

    maestros, y sobre cmo puedo mejorar. Me contratan tutores y me hacen entrar

    en competiciones. He discutido con ellos al respecto; en lugar de hacer esto yo

    preferira estar jugando al ftbol, pero siempre se mantuvieron firmes.

  • La Torre blanca toma al pen negro, amenazando a la reina negra. La Reina

    negra se retira hacia la seguridad. Yo la persigo con con mi Alfil. Reina negra se

    mueve otra vez. Sigue en peligro. Esto es ahora una cuestin infantil; podra haber

    terminado con la amenaza cinco movimientos atrs, cuando se hizo evidente, pero

    no me importa. De una manera mezquina, esto es mi contraataque. Ustedes me

    quitan mi televisor y el ordenador?Me dejan aqu sin nada que hacer? De

    acuerdo, voy a aprender a jugar el peor ajedrez del mundo. Veamos que les prece

    eso, Pap Cabo y Mam Comandante!

    No exactamente como Luke Skywalker devolviendo el golpe contra el malvado

    Imperio con el estallido de la estrella de la muerte, lo s, pero hey, todos hemos

    empezado con algo!

    Estudio mi pelo en el espejo. Rgido, lacio, con tonos rojizos. Pap sola ser

    pelirrojo cuando era ms joven, antes de que el gris se instalara. Dice que tena

    quince o diecisis aos cuando se dio cuenta del cambio. Entonces, si yo siguiera

    sus pasos, slo tengo un puado ms de aos de pelirrojo a los que aspirar.

    Me gusta la idea de algunas canas, no con la cabeza llena de ellas como pap,

    slo unas pocas. Y distribuidas -no quiero un parche de otra tonalidad entre

    medio del rojo! Soy grande para mi edad, ms alto que la mayora de mis amigos,

    y corpulento. No luzco tan adulto, pero si tuviera algunas canas, yo podra ser

    capaz de hacerme pasar por un adulto en una zona con poca luz. Pase verde a

    las pelculas clasificadas para mayores de 18!

    La puerta se abre. Gret, sonriendo con timidez. Estoy en el da 19 de mi sentencia.

    Lleno de odio por Gretelda Grotesca. Ella es la ltima persona que deseara ver.

    Sal de aqu!

    Vine a que nos reconciliemos , dice.

    Demasiado tarde , le gruo groseramente. Slo me faltan once das.

    Prefiero esperar a hacer las pac ... Me detengo. Ella est sosteniendo una

    bolsa de plstico. Algo blanco dentro. Qu es eso? La interrogo con recelo.

  • Un regalo para compensar el que te hayan castigado por mi culpa , dice ella, y

    lo deja en mi cama. Ella mira por la ventana. Las cortinas estn abiertas. Una luna

    menguante ilumina el alfizar. Hay algunas piezas de ajedrez sobre l, de cuando

    yo jugaba antes. Gret tiene escalofros, luego se aleja.

    Mam y pap dijeron que puedes salir. Ha terminado temprano.

    Ella se va.

    Desconcertado, rompo el plstico. Dentro una remera de Tottenham Hotspur,

    pantaln y medias. Estoy sorprendido. Los Spurs son mi equipo, mis campeones

    de ftbol. Mam me sola comprar el conjunto al comienzo de cada temporada,

    hasta que llegu a la pubertad y comenc a crecer.

    Ella no me comprara nada ms hasta que pare de crecer; el ltimo me quedo

    chico en menos de un mes.

    Esto debe haber costado una fortuna, era nuevo, no de la temporada pasada. Esta

    es la primera vez que me ha hecho un regalo, excepto en Navidad y cumpleaos.

    Y pap y mam nunca han terminado antes de tiempo un castigo. Son muy

    estrictos con lo cualquier cosa que establezcan.

    Qu diablos est pasando?

    Tres das despus de mi puesta en libertad anticipada. Decir que la situacin es

    extraa es el eufemismo de la dcada. El ambiente es como cuando muri la

    abuela. Mam y pap pasean como robots, sin decir mucho. Gret se esconde en

    su habitacin o en la cocina, comiendo dulces y jugando al ajedrez sin parar. Ella

    es como una adicta. Es bizarro.

    Quiero preguntarles al respecto, pero cmo? Mam, pap -Acaso

    extraterrestres se han apoderado de su cuerpo? Ha muerto alguien y tienen

    demasiado miedo de decirme?Han visto la pelcula Misery?

  • En serio, bromas aparte, tengo miedo. Estn compartiendo un secreto, algo malo,

    y no me quieren contar sobre ello. Por qu? Tiene que ver conmigo? Saben

    algo que yo no? Como tal vez ... tal vez ...

    (Vamos, junta coraje! Dilo.)

    Como tal vez que me voy a morir?

    Estpido? Una reaccin exagerada? Estoy dndole ms importancia de lo que

    merece? Quizs. Pero acortaron mi castigo. Gret me dio un regalo. Se ven como

    si estuvieran a punto de estallar en llanto en cualquier minuto.

    Grubbs Grady a punto de desaparecer? Una enfermedad mortal que cog en

    vacaciones? Un defecto cerebral que he tenido desde nacimiento? El malvado,

    terrible cncer?

    Qu otra explicacin hay?

    Recurdame que opinas sobre el ballet.

    Estoy viendo los titulares de ftbol. Solo en la sala con pap. Me sorprendo ante el

    extrao, desconcertante cuestionamiento, y me encojo de hombros. Basura ,

    suelto.

    No crees que es una forma de arte muy hermosa? Nunca has querido tener

    una experiencia de primera mano? No quieres disfrutar con El Lago de los

    Cisnes, o endulzar tu da con un Cascanueces?

    Me ahogo con una risa. Es esto alguna clase de trampa? Pap sonre.

    Slo quera asegurarme. Tengo entradas para la funcin de maana. Compr

    tres, anticipando tu poco entusiasta reaccin, pero probablemente podra

    conseguir una extra si cambias de parecer.

    De ninguna manera!.

  • Tu pierdes. Pap se aclara la garganta. El ballet es fuera de la ciudad y

    termina muy tarde. Ser ms fcil para nosotros pasar la noche en un hotel.

    Eso significa que voy a tener la casa para m solo? Le pregunto con

    entusiasmo.

    No tendrs tanta suerte , se re entre dientes. Creo que eres lo bastante

    mayor para proteger el fuerte, pero Sharon ... Mam ... tiene una opinin

    diferente, y ella es la que manda. Tendrs que quedarte con la ta Kate.

    No con SinCitas-Kate, me quejo. Ta Kate slo es un par de aos mayor que

    mi mam, pero vive como si tuviera noventa. Tiene un televisor en negro y blanco,

    pero slo lo enciende para ver las noticias. Escucha la radio el resto del tiempo.

    No podra simplemente suicidarme? Sealo.

    No hagas bromas como esa! Pap suelta, inesperadamente furioso. Fijo la

    mirada en l, herido, lo que lo obliga a esbozar una leve sonrisa. Lo siento. Un

    mal da en la oficina. Arreglare con Kate, entonces.

    Tropieza mientras se va, como si estuviera nervioso. Por un momento es como si

    todo fuera normal, yo y pap haciendo bromas, y me olvid de todas mis

    preocupaciones recientes. Ahora volvan de golpe. Si yo no estoy en la fila del

    matadero, por qu estaba tan molesto por mi forma de hablar?

    Curioso y asustado, me escabullo hacia la puerta y escucho como telefonea a la

    ta Kate y arregla mi estancia con ella. Nada sospechoso en su conversacin. l

    no habla de m como si estos fueran mis ltimos das. Incluso cuelga con un

    de retirarme y ponerse al da con el ftbol cuando oigo que Gret habla en voz baja

    desde las escaleras.

    El no quiso venir?

    No, Pap susurra en contestacin.

    Todo est listo?

  • S. Se quedar con Kate. Slo seremos nosotros tres.

    No podamos esperar hasta el prximo mes?

    Mejor hacerlo ahora, es demasiado peligroso como para aplazarlo.

    Tengo miedo, pap.

    Lo s, cario. Yo tambin

    Silencio.

    Mam me deja en lo de la ta Kate. Intercambian una pequea conversacin en la

    puerta, pero esta apurada y no dicen mucho. Dice que tienen que darse prisa o

    llegarn tarde al ballet. Ta Kate les cree, pero yo he visto a travs de la mentira.

    No s lo que mam y compaa estn tramando, pero no van a ver a un montn

    de farsantes con mallas dando saltos como tteres.

    Se bueno con tu ta , dice mam, acomodando mis cabellos detrs de mi oreja.

    Disfruten el ballet , le respondo con una sonrisa hueca.

    Mam me abraza, y luego me besa. No puedo recordar la ltima vez que me bes.

    Hay algo desesperado al respecto.

    Te quiero, Grubitsch grazna, casi sollozando.

    Si yo no hubiera sabido ya algo estaba muy, muy mal, el miedo en su voz me

    hubiera avisado.

    Preparado para ello, soy capaz de sonrer y con sorna, digo al estilo de Humphrey

    Bogart, Yo tambin te quiero, cario.

    Mam se va. Creo que ella est llorando.

  • Acmodate en la sala , ta Kate dice. Preparare t para nosotros. Es casi la

    hora de las noticias.

    Invento una excusa tras las noticias. Dolor de estmago, y necesito descansar. Ta

    Kate me hace engullir dos cucharadas grandes de aceite de hgado de bacalao y

    me manda a la cama.

    Espero cinco minutos, hasta que oigo a Frank Sinatra cantando. SinCitas Kate

    ama Ol Blue Eyes y siempre se las arregla para encontrarlo en la radio. Cuando la

    oigo cantar una balada cursi, me deslizo por las escaleras y salgo por la puerta

    delantera.

    No s lo que est pasando, pero ahora que s que esto no va a ser como un

    cuento de hadas, y yo estoy decidido a descubrirlos. No me importa qu clase de

    lo estn metidos. No voy a dejar que mam, pap y Gret me dejen de lado, no

    importa lo malo que sea. Somos una familia. Deberamos enfrentar las cosas

    juntos. Eso es lo que pap y mam siempre me ensearon.

    Deslizndome por las calles, haciendo los seis kilmetros hasta casa tan pronto

    como me es posible. Podran estar en cualquier parte, pero voy a empezar por la

    casa. Si no los encuentro all, voy a buscar indicios de dnde podran estar.

    Pienso en mi padre diciendo que tiene miedo. Mam temblaba mientras me bes.

    La voz de Gret cuando estaba en las escaleras.

    Mi estmago se aprieta con miedo. Lo ignoro, corro a buen ritmo, y trato de

    escupir el sabor del aceite de hgado de mi boca.

    Casa. Veo un rayo de luz en el dormitorio pap y mam, donde las cortinas dejan

    un espacio abierto. Esto no quiere decir que estn adentro; mam siempre deja

    una luz encendida para disuadir a los ladrones. Paso por la parte trasera de la

    casa y miro por la ventana del garaje. El coche esta aparcado en el interior. As

  • Me arrastro hasta la puerta de atrs. Inclinado, abro la puerta para el perro,

    escuchando. Nada. Tena ocho aos cuando muri nuestro ltimo perro. Mam

    dijo que nunca permitira que otro entrara a la casa; siempre resultaban

    atropellados en la carretera y estaba harta de enterrarlos. Cada pocos meses, mi

    padre dice que deberamos tapiar la puerta para el perro o conseguir una nueva

    puerta, pero nunca lo ha hecho. Creo que est todava tiene la esperanza secreta

    de que mam cambie de opinin. Pap ama a los perros.

    Cuando yo era un beb, poda arrastrarme a travs de la solapa. Mam me ataba

    a la mesa de la cocina para disuadirme de irme a escondidas de la casa cuando

    ella no estaba mirando. Estoy demasiado grande para eso ahora, as que busco

    bajo la piedra en forma de pirmide a la izquierda de la puerta y encuentro la llave

    de repuesto.

    La cocina est fra. No debera estarlo, el sol ha estado brillando todo el da ha y

    es una noche clida, pero es como estar parado en un pasillo de un supermercado

    en el ara de los refrigeradores.

    Me arrastro hacia la puerta de la sala y me detengo, de nuevo la escucha de

    sonidos. Nada.

    Saliendo de la cocina, reviso la sala de estar, el living (usualemente donde Gret y

    yo casi no podemos ir salvo en ocasiones extraordinarias)y el estudio de pap.

    Vacas. Todas tan fras como la cocina.

    Al salir del estudio, me doy cuenta de algo extrao y me giro. Hay un tablero de

    ajedrez en un rincn. El tablero favorito de pap. Las piezas se basan en

    personajes de la leyenda del Rey Arturo. Talladas a mano por algn artesano

    famoso en el siglo XIX. Cuesta una fortuna. Pap nunca le dijo a mam el precio

    exacto. Nunca se atrevi.

    Me acerco. Esculpido en mrmol, de diez centmetros de espesor. Jugu un

    partido con pap en su superficie lisa hace apenas unas semanas. Ahora esta

    marcado por profundos, feos surcos. Casi como rasguos de uas -salvo que

  • ningn humano podra marcar sus uas a travs de mrmol macizo. Y todas las

    piezas cuidadosamente talladas no estn aqu. El tablero esta desnudo.

    Subo las escaleras sudando con nerviosismo. Los dedos apretados firmemente.

    Mi aliento sale como niebla ante mis ojos. Una parte de m quiere darse la vuelta y

    correr. No debera estar aqu. No necesito estar aqu. Nadie sabra si me doy la

    vuelta y ...

    Recuerdo la cara de Gret despus de la broma con las tripas de rata. Sus lgrimas.

    Su dolor. Su sonrisa cuando me dio el kit de Tottenham. Peleamos todo el tiempo,

    pero yo la quiero muy en el fondo. Y no tan en el fondo.

    No voy a dejarla sola con pap y mam para afrontar los problemas que tengan.

    Como me dije anteriormente- somos una familia. Pap siempre dijo que las

    familias deben aunar esfuerzos y luchar como un equipo. Quiero ser parte de esto

    gn

    sentido.)

    El primer piso. No esta tan fro como la planta baja. Reviso mi habitacin, luego la

    de Gret. Vacas. Muy clidas. La piezas de ajedrez de Gret tambin estn

    desaparecidas. La mas no haban desaparecido, pero estaban tiradas en el piso y

    mi tablero se haba roto en astillas.

    Me acerco ms al cuarto de mam y pap. He sabido todo el tiempo que aqu es

    donde deberan estar. Retrasando el momento de la verdad. A Gret le gusta

    llamarme cobarde cuando ella quiere lastimarme. Grande como soy, siempre me

    he salido de mi camino para evitar peleas. Yo sola pensar (temer) que ella podra

    estar en lo cierto. Cada paso que doy hacia la habitacin de mis padres, para mi

    sorpresa , prueba que estaba equivocada.

    La puerta est al rojo vivo, como si un fuego estuviera ardiendo detrs. Presiono

    mi odo contra la madera, si escucho el crepitar de las llamas correr directamente

  • hacia el telfono y llamare al 999. Pero no hay crujidos. No hay humo. Slo una

    respiracin profunda, pesada ... y un curioso sonido de goteo.

    Mi mano esta sobre el pomo de la puerta. Mis dedos no se mueven. Mantengo mi

    oreja pegada a la madera, a la espera ... rezando. Una lgrima se escurre de mi

    ojo izquierdo. Se seca en mi mejilla debido al calor.

    Dentro de la habitacin, alguien se re -un sonido bajo y gutural, sdico. No es de

    mam, pap o Gret. Hay un sonido de rasgar, seguido por un golpe y crujidos.

    Mi mano gira.

    La puerta se abre.

    El infierno es revelado.

  • 2. DEMONIOS

    Sangre por todas partes. Terribles salpicaduras y charcos. Salvajes rayas en el

    piso y en las paredes.

    Salvo que las paredes no son paredes. Estoy rodeado por los cuatro lados por

    telaraas. Millones de hilos, ms gruesos que mi brazo, algunos conectados con

    ordenados diseos, otros separndose caticamente. Muchos de los hilos estn

    teidos de sangre. Detrs de la primera capa, ms capas, telaraas hasta donde

    alcanza la vista. Hasta el infinito.

    Mis ojos se separan de las paredes. Hago rpidas miniaturas mentales de otros

    detalles. Me encuentro entumecido. Funcionando como una mquina.

    El sonido de goteo. Un cuerpo colgado boca abajo del techo en el centro de la

    habitacin. Sin cabeza. La sangre cae al piso del rojo corte del cuello. Incluso sin

    la cabeza, lo reconozco.

    Pap! Grito, y el llanto casi rompe mis cuerdas vocales.

    A mi izquierda, una criatura obscena gira y grue. Tiene el cuerpo de un perro muy

    grande, la cabeza de un cocodrilo. Debajo de esta, inmvil, mam. O lo que queda

    de ella.

    Un aullido terrible a mi derecha. Gret! Sentada en el suelo, mirndome fijamente,

    mecindose, su rostro blanco, excepto donde esta manchado de sangre.

    Comienzo a llamarla. Ella se gira a medias, y es entonces cuando me doy cuenta

    de que ha sido dividida en dos. Algo hay detrs de ella, en la cavidad en la parte

    posterior, movindola como a una marioneta.

    El 'algo' empuja a Gret. Es un nio, pero ningn nio de este mundo. Tiene el

    cuerpo de un infante de tres aos, con una cabeza mucho ms grande que la de

    cualquier persona normal. Su piel de color verde plido. No tiene ojos , una

    pequea bola de fuego parpadea en cada una de sus cuencas vacas. No tiene

    cabello, pero sin embargo su cabeza est llena de movimiento. A medida que el

  • nio del infierno avanza, veo que los objetos son cucarachas. Vivas.

    Alimentndose de su carne podrida.

    El cocodrilo-perro se aleja de mam y se acerca a m, intercambiando miradas con

    el nio monstruoso, quien tambin reduce la brecha.

    No me puedo mover. El miedo se apoder de m completamente. Miro desde

    mam a pap, y de pap a Gret. Todos rojos. Todos muertos.

    Imposible! Esto no est sucediendo! Un mal sueo, Eso debe de ser!

    Pero incluso en mi peor pesadilla, nunca me imagin algo as. Yo s que es real

    simplemente porque es demasiado horrible para no serlo.

    Las criaturas estn casi sobre mi. El cocodrilo-perro grue hambriento. El nio del

    infierno sonre macabramente y levanta sus manos. Hay bocas en sus dos palmas,

    pequeas, llenas de afilados dientes. No hay lenguas.

    Oh, cielos , dice alguien, y las criaturas paran a la distancia de un escupitajo.

    Qu tenemos aqu?

    Un hombre se desliza por detrs de un grupo de pegajosos filamentos. Delgado.

    De plida piel roja, deforme y desigual, como si estuviera hubiera hecho con masa

    para modelar. Sus manos estn destrozadas, los huesos sobresalen de la piel, sus

    dedos fundindose unos con otros. Calvo. Ojos extraos, sin blanco, slo el iris de

    color rojo oscuro y una pupila an ms oscura. Hay un gran agujero desgarrando

    el lado izquierdo de su pecho. Puedo ver limpiamente a travs de l. Dentro del

    agujero, serpientes. Decenas de pequeas, siseantes, enrolladas serpientes, con

    largos colmillos curvos.

    El nio del infierno grita y se acerca hacia m. Los dientes en sus pequeas bocas

    se separan y juntan con impaciencia.

    Detente, Artery, el hombre, el monstruo, dice imperativamente, y da un paso

    hacia m. No, no da un paso, ... se desliza. No tiene pies. La carne abultada de la

  • parte inferior de sus piernas termina en tiras que no tocan el suelo. Est flotando

    en el aire.

    El perro-cocodrilo ladra salvajemente, sus ojos de reptil resplandecen con hambre

    y odio.

    Aguanta, Vein, el monstruo ordena. Avanza a una nfima distancia de mi.

    Se detiene y me estudia con sus antinaturales ojos rojos. Tiene una boca pequea.

    Labios blancos. Parece triste, la criatura ms triste que alguna vez he visto.

    T eres Grubitsch , dice malhumorado. El ltimo de los Gradys. Tu no

    deberas estar aqu. Tus padres deseaban que no sufrieras de esta forma. Por

    qu has venido?

    No puedo responder. Mi cuerpo no es mo, excepto por los ojos, que no dejan

    de contemplar y analizar, aunque deseara cerrarlos por completo y sumirme en la

    oscuridad.

    El nio del Infierno hace un sonido gutural e intenta alcanzarme otra vez.

    Desobedeceme si te atreves, Artery, el monstruo dice suavemente. El

    barbrico beb deja caer sus manos y se inclina hacia atrs, el fuego en sus ojos

    centellando. El coco-perro se retira tambin. Ambos mantienen sus ojos en m.

    Tanta tristeza , suspira el monstruo, y hay piedad genuina en su voz. Los

    padres, muertos. La hermana, muerta. Completamente solo en el mundo. Cara a

    cara con los demonios. Ni idea de quienes somos o por qu estamos aqu.

    Hace una pausa y la duda cruza su rostro. No lo sabes, verdad, Grubitsch?

    Nadie nunca te dijo, o explic, la historia del solitario Lord Loss?

    Todava no puedo contestar, pero lee la ignorancia en mis ojos y sonre con sus

    finos labios dolorosamente. Eso imaginaba , dice. Trataron de protegerte de

    las crueldades del mundo. Buenos, amantes padres. Los extraaras, Grubitsch,

    pero no por mucho tiempo. Las criaturas a mi izquierda y derecha hacen

    enfermos y gorgogeantes sonidos. Tu tristeza durara poco. En cuestin de

  • minutos mis familiares estarn sobre ti, y todo lo terminar pronto. Habr un gran

    dolor, pero luego la paz absoluta del ms all. La Muerte vendr como una

    bendicin, Grubitsch. Le dars la bienvenida al final, as como lo hicieron tus

    padres y tu hermana.

    El monstruo se pasea a mi alrededor. Me doy cuenta que no tiene nariz, slo

    dos agujeros grandes por encima de su labio superior. l olfatea a su paso, y yo

    de alguna manera entiendo que l esta oliendo mi miedo.

    Pobre Grubitsch , murmura, detenindose delante de m otra vez. Estando

    tan cerca, puedo ver que su piel de color rojo esta surcada por pequeas grietas,

    las cuales destilan gotas de sangre. Tambin noto varios apndices debajo de sus

    brazos -tres a cada lado, enrollados alrededor de su estmago.- Parecen delgados

    brazos extra, aunque podran ser extraamente moldeadas capas de carne.

    Qu ... Qu ... es ... lo que eres? Gruo, obligando a salir a las palabras entre

    mis dientes castaeantes.

    El principio y el final de tus ms grandes arrepentimientos, el monstruo

    responde. Lo dice sin emocin, sin alarde alguno.

    Ma-mam? Susurro entrecortadamente. Pap? Gr-Gr ... Gr ...

    Se han ido , susurra, moviendo la cabeza, sangrando por las grietas en el

    cuello. Recurdalos, Grubitsch. No olvides los tiempos felices. Atesralos en

    estos, tus momentos finales. Llora por ellos, Grubitsch. Dame tus lgrimas.

    l sonre expectante y su mano derecha alcanza mi cara. Pasa sus

    machacados dedos a travs de mi mejilla izquierda, justo debajo de mis ojos,

    como si quisiera llamarlas.

    El contacto de su piel hmeda, spera y pegajosa, me repugna. Sin pensarlo,

    me doy la vuelta en el infierno de la habitacin de mis padres y corro. Detrs de m,

    el monstruo se re oscuramente, se aclara la garganta y dice, Vein, Artery. l es

    todo suyo.

  • Con viles y viciosos aullidos de alegra, las criaturas salen en mi persecucin.

    El primer piso. Los gruidos y el rechinar de dientes cada vez ms cerca cada

    segundo. Casi sobre mi. Mis pies resbalan. Me desparramo por el piso. Algo me

    sobrevuela y choca contra la pared de la parte superior de la escalera, el coco-

    perro, Vein.

    Una pequea mano agarra mi tobillo izquierdo. Los dientes de Artery estn

    cerca del dobladillo de mi jean. Me alejo instintivamente. Una larga tira de tela se

    desgarra. No hay dao para mi pierna. Artery se echa hacia atrs, asfixindose

    con el tejido.

    Vein se apresura a sus pies, sacudiendo su alargada cabeza de cocodrilo. Mis

    ojos se fijan en sus piernas. Estas no terminan en patas del perro, sino en

    pequeas manos humanas, con largas y astilladas uas, manchadas de sangre, -

    las de una mujer.

    Me retuerzo para pasar por el costado de Vein arrastrndome sobre mi

    estmago hasta las escaleras, jadeando de terror. Con el rabillo de mi ojo espi a

    Artery escupiendo parte del dobladillo de mis pantalones, ponindose de pie, y

    finalmente corriendo tras de m.

    Vein grue en la parte superior de la escalera, sus ojos de reptil furiosos,

    preparndose para abalanzarse. Al mismo tiempo que ella salta, Artery se estrella

    contra su espalda. Vein alla mientras su compaero sin querer la aplasta contra

    la pared. Artery llora como un beb, empuja a Vein, y se tambalea por las

    escaleras en pos de m.

    Mis manos tocan el suelo. Tengo una buena ventaja sobre Artery, quien todava

    est en la escalera. Voy a lograrlo! A pocos pasos ms y ...

    Algo se desliza entre mis piernas a una velocidad increble. Hay un sonido

    agudo y estrepitoso. La puerta tiembla. En su base, Artery se endereza y me

    dedica una sonrisa. El grotesco nio del infierno se esta frotando el hombro

    derecho, donde colision con la puerta. El fuego arde en sus ojos con ms fuerza

  • que nunca. Su boca es ancha y torcida. No tiene lengua, solo sus amplias fauces,

    de color rojo sangre.

    Yo grito incoherente hacia Artery, y luego tomo el telfono de la repisa -el

    objeto mas cercano a mi- y se lo lanzo con toda mi fuerza al demonio. Artery se

    corre bruscamente. Increblemente, el telfono rompe la puerta, atravesndola y

    terminando en la calle.

    No tengo tiempo para reflexionar sobre esta increble demostracin de fuerza.

    Artery esta momentneamente desorientado. Vein esta solo a la mitad de la

    escalera. Puedo escapar, pero solo si acto rpidamente.

    Haciendo una curva cerrada, me dirijo a la cocina y a la puerta de atrs. Artery

    lee mis intenciones y grita a Vein. El coco-perro salta de las escaleras y corre en

    busca de mi cara y mi garganta. Levanto un brazo y logro empujarla. Vein clava

    sus uas en mi brazo, rasgando el material de mi camisa y haciendo tres

    profundos surcos en la carne de mi antebrazo.

    Gritando de dolor, pateo la cabeza del cocodrilo diablico. Mi pie que golpea

    justo debajo de la punta de su hocico. La cabeza de Vein se impulsa hacia atrs y

    tambaleantemente se aleja unos pasos con un gruido.

    No me detengo a comprobar a Artery. Cruzo la cocina y me lanzo contra la

    puerta. Mis dedos aprietan el picaporte. Lo giro-de manera equivocada! Invierto el

    movimiento. Un clic. La puerta se abre ...

    ... y se cierra de nuevo mientras Artery se lanza contra la misma. La fuerza del

    demonio golpeando la puerta me tira a un lado. Logro rodar fuera del peligro

    inminente. Cuando me incorporo, Artery se ha recuperado y est de pie delante de

    la puerta, las piernas y los brazos abiertos, tres juegos de dientes brillando bajo el

    resplandor de la luz roja emitida por el fuego de las cuencas vacas de sus ojos.

    Retrocedo sobre mis rodillas para alejarme del infernal nio verde. Me detengo

    -un gruido a mi espalda. Una mirada de pnico. Vein se cierne sobre mi,

    bloqueando mi retiro.

  • Estoy atrapado entre ellos.

    Artery est sonriendo. Sabe que estoy acabado. Una cucaracha cae de su

    cabeza, de espaldas, y se da vuelta. Empieza a escapar. Artery pisa la cucaracha

    y la aplasta. Mantiene el pie en el aire, para que yo pueda ver los restos del

    insecto machacado. Se re maliciosamente.

    Un chasquido detrs de m. El hedor de la sangre y la decadencia. Vein casi a

    mi altura. Artery sisea -quiere unirse al derramamiento de sangre, pero es

    cauteloso. No abandonar su puesto. Es mejor quedarse a ver a Vein matarme,

    que hacerlo el mismo y dejar la puerta sin vigilancia. Siento el miedo del demonio

    hacia el que se encuentra en el primer piso. Llam a estos dos sus familiares , lo

    que significa que l es su amo.

    Vein roza mi espalda con su spero hocico. Grue roncamente. Se ha acabado.

    Estoy acabado. Muerto, al igual que pap y mam y ...

    No! Grito, sorprendiendo a los demonios. Mis pensamientos vuelven al

    telfono atravesando la madera slida de la puerta principal, ya Artery y a la

    rapidez con que se movi. Mis ojos se fijan en la solapa del perro. Demasiado

    pequea para que pueda caber, pero no pienso en eso. Me concentro slo en

    escapar.

    Levanto mis piernas. Me agacho. Me impuso hacia la puerta del perro al mismo

    tiempo que Vein intenta alcanzarme con sus dientes. Vuelo por el aire, ms rpido

    de lo que cualquier ser humano podra o debera. El fuego en las cuencas de los

    ojos de Artery arde con alarma. El demonio chasquea sus pequeas piernas

    juntas. Demasiado tarde! Antes de que puedan hacer algo, ya lo he logrado, mis

    dedos presionando la solapa perro fuera de mi camino, mis brazos, cuerpo y

    piernas fuera de la casa. Gritos y aullidos detrs. Pero no pueden hacerme dao

    ahora. Estoy volando ... afuera ... libre!

  • Estoy planeando. Los brazos extendidos como alas. Regocijo. Magia.

    Momentneo placer. Me siento invencible, como un-

    Choco.

    La cerca del patio interrumpe mi vuelo. Golpeo duramente el suelo. Me levanto

    entre gemidos. Mi codo derecho sangrando donde golpee con la spera madera

    de la verja. Mareado. Me tambaleo sobre mis pies. Me siento enfermo.

    Recuerdo a los demonios. Mis ojos contemplan la entrada del perro. Me giro

    para correr ...

    ... Y luego me detengo. Ni rastro de ellos. Solo el silencio de la noche.

    Ellos no estn siguindome.

    Me quedo mirando la entrada del perro -pequea- entonces miro mis brazos y

    piernas. Las tres lineas rojas dejadas por Vein. Mi camisa y pantalones vaqueros

    rasgados, donde los demonios me agarraron. Mi zapato izquierdo desaparecido,

    que debe haber cado a mitad de vuelo. Pero por lo dems estoy ileso.

    No puede ser! Aunque la puerta del perro hubiera sido ms grande, yo no

    podra haber pasado a travs de ella a esa velocidad sin lastimarme. Cmo..?

    Todas las preguntas mueren cuando recuerdo el horror de la habitacin.

    Mam , sollozo, tambalendome hacia la puerta. Me detengo con la mano

    en el picaporte. Casi lo giro. No puedo.

    Me pongo de rodillas. Cuidadosamente abro la puerta del perro. Espi la cocina.

    No hay demonios, pero las manchas de sangre en las baldosas son una prueba no

    me imagine la persecucin.

    Me agacho. Una vez ms intento entrar. Una vez ms yo no me atrevo a

    hacerlo. Los recuerdos son demasiado aterradores. Los demonios son demasiado

  • amenazadores. Si pudiera ayudar a mi familia, tal vez sera diferente. Pero estn

    muertos, todos ellos, y tengo demasiado sentido comn (o carezco del suficiente

    valor) para arriesgar mi vida por un tro de cadveres.

    Retrocediendo, contemplo la casa. No hay diferencia desde afuera. No hay

    telaraas. No haba sangre. Paredes y ventanas normales.

    Gret murmuro inconscientemente. -Nunca te ped perdn por las tripas de

    rata.

    Pienso sobre ello que por un momento, aturdido, atontado. Entonces levanto la

    cara, abro la boca y grito.

    Es un grito sin palabras. Puro odio. Pura tristeza. Proviene de algn lugar

    profundo dentro de m y estalla con la misma fuerza imposible que cuando lance el

    telfono a Artery y pase a travs de la puerta del perro.

    El vidrio en las ventanas se rompe y estalla hacia dentro, rasga las cortinas a

    pedazos, sembrando el suelo de transparentes fragmentos irregulares. Los

    cristales de las casas a cada lado tambin explotan. Y tambin los de los autos

    cercanos y faroles.

    Grito tanto como puedo, tal vez un minuto entero sin detenerme, y entonces cae

    un silencio tan terrible como el grito mismo. Es un silencio aislado. Casi slido.

    Ningn sonido entra y ninguno sale.

    Despus de un rato los vecinos emergen de sus casas, temblando,

    descubriendo el origen del demente aullido. Veo sus bocas moverse, pero no oigo

    sus preguntas, o sus gritos cuando entran en mi casa y vuelven corriendo poco

    despus, con la tez blanca, sus ojos llenos de terror.

    Estoy en mi propio mundo. Un mundo de redes y sangre. Demonios y

    cadveres. Pesadillas y terror. El nombre de este mundo de esta noche en

    adelante.

    Mi hogar.

  • 3. DERVISH

    Perdido. El tiempo parece un crculo interminable. Acontecimientos errticos.

    Revoloteando dentro y fuera de la realidad. Momentneamente aqu, entonces

    lejos, reclamado por la locura y los demonios.

    Claridad. Una habitacin clida. Agentes de polica. Estoy envuelto en mantas. Un

    hombre con cara amable me ofrece una taza de chocolate caliente. La acepto.

    Esta hacindome preguntas. Sus palabras se diluyen en el aire.

    Mirando el lquido oscuro de la taza, empiezo a alejarme de la realidad. Para evitar

    el retorno a las pesadillas, levanto mi cabeza y me centro en los labios en

    movimiento.

    Durante mucho tiempo, nada. Luego susurros. Aumentan. Como si alguien subiera

    el volumen del televisor.

    No todas sus palabras tienen sentido, hay un sonido de eco dentro de mi cabeza,

    pero entiendo el concepto general.

    Est preguntndome acerca de los asesinatos.

    Demonios , murmuro, mi primera declaracin desde mi grito desgarrador.

    Su cara se ilumina y avanza hacia mi. Ms preguntas. Ms rpido que antes. Ms

    altas. Ms urgentes. En medio de la algaraba, le oigo preguntar: Los viste?

    S , grazno. Demonios.

    Frunce el ceo. Pregunta otra cosa. Me desconecto. Los bordes de la realidad

    comienzan a nublarse. La locura se condensa a mi alrededor, me captura, me

    devora, hacindome olvidar todo salvo las pesadillas.

    Una habitacin diferente. Policas distintos. Ms exigentes que los otros. No tan

    amables. Haciendo preguntas en voz alta, parndose frente a m, sosteniendo mi

  • cabeza hasta que nuestros ojos se encuentran y tienen mi atencin. Uno sostiene

    una fotografa de color rojo, un cuerpo separado por la mitad.

    Gret, gruo.

    S que es duro , dice un hombre, la simpata se mezcla con la impaciencia ,

    pero has visto quin los mat?

    Demonios , suspiro.

    Los demonios no existen, Grubbs, el oficial ruge. Ya tienes edad suficiente

    para saberlo. Mira, yo s que es difcil , se repite, pero hay que centrarse.

    Tienes que ayudarnos a encontrar la gente que hizo esto.

    Eres nuestro nico testigo, Grubbs, murmura su colega. T los viste. Nadie

    ms lo hizo.

    Sabemos que no quieres pensar en ello ahora mismo, pero tienes que hacerlo.

    Por tus padres. Por Gret .

    El otro polica agita la foto frente a mi nuevamente. Danos algo, cualquier cosa!

    ruega. Cuantos eran? Has visto sus rostros o estaban con mscaras?

    Cunto presenciaste?Puedes...

    Oscuridad. Adis oficiales. Hola horror.

    Gritos. Ensordecedores llantos. Miro a mi alrededor, preguntndome quin est

    haciendo tanto ruido y por qu no se calla. Entonces me doy cuenta que soy yo

    gritando. En una habitacin blanca. Mis manos atadas por una camisa blanca

    ajustada. Nunca he visto una de verdad antes, pero s lo que es: una camisa de

    fuerza.

    Me concentro detener mis gritos, y poco a poco se desvanecen en un gemido. No

    s cunto tiempo he estado gritando, pero mi garganta est seca y duele, como si

    mi voz hubiera estado al lmite durante semanas sin pausa alguna.