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Boletín de la Sociedad Española de Ciencias y Técnicas Historiográficas PALEOGRAFÍA III: LA ESCRITURA GÓTICA (DESDE LA IMPRENTA HASTA NUESTROS DÍAS) Y LA ESCRITURA HUMANÍSTICA VI JORNADAS DE LA SOCIEDAD ESPAñOLA DE CIENCIAS Y TéCNICAS HISTORIOGRáFICAS Guadalajara, 16 y 17 de junio de 2008 Coordinadores: Blas Casado Quintanilla y José Miguel López Villalba Boletín de la Sociedad Española de Ciencias y Técnicas Historiográficas Universidad Nacional de Educación a Distancia 2011

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Boletín de la Sociedad Española de Ciencias y Técnicas Historiográficas

PALEOGRAFÍA iii:LA ESCRiTURA GÓTiCA

(DESDE LA iMPRENTA HASTA NUESTROS DÍAS)Y LA ESCRiTURA HUMANÍSTiCA

Vi JORNADAS DE LA SOCiEDAD ESPAñOLA DE CiENCiAS Y TéCNiCAS HiSTORiOGRáFiCAS

Guadalajara, 16 y 17 de junio de 2008

Coordinadores:Blas Casado Quintanilla y José Miguel López Villalba

Boletín de la Sociedad Española de Ciencias y Técnicas HistoriográficasUniversidad Nacional de Educación a Distancia

2011

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La escritura en Castilla durante los siglos XVi y XViia través de los procesos de canonización

Antonio Claret García MartínezUniversidad de Huelva

introducción

La aparición y expansión de la escritura humanística en Europa re-presenta uno de los fenómenos culturales de más amplio alcance, quizás por coincidir con circunstancias históricas que ayudaron a su consoli-dación y hegemonía: expansión del Viejo Continente en diversos órde-nes de la vida, como las exploraciones transoceánicas, el desarrollo eco-nómico, la aparición de grandes potencias continentales, la plenitud del estado moderno y el acceso de estratos sociales cada vez más amplios a la alfabetización1. Por todo ello, el estudio de la escritura humanística

1 Sin embargo en la investigación actual es un tema escasamente tratado y las monografías exis-tentes son escasas, muy especialmente en nuestro país. Solamente hay que repasar los aparta-dos correspondientes a la escritura humanística en los manuales para comprobar esto: desde los más clásicos de García Villada (1923) y Millares Carlo (1931) hasta los más recientes, los de la UNED (1978) y Riesco (1995). Véase Z. García Villada, Paleografía española. I. Texto. 1ª ed. Madrid, 1923; A. Millares Carlo, Tratado de Paleografía española. 3ª ed. con la colab. de J. M. Ruiz Asencio, Madrid, 1983, tomo I; UNED, Paleografía y Diplomática. Madrid, 1978 (5ª ed., Madrid, 1997); y Á. Riesco Terrero (ed.), Introducción a la Paleogra-fía y la Diplomática general, Madrid, 1999. O trabajos que abordan diversos aspectos de la humanística, bien en ámbitos geográficos concretos o cuestiones más generales. Véanse Mª L. Mandingorra Llavata, “La escritura humanística en Valencia. Su introducción y difusión en el siglo XV”. En Estudis Castellonencs, 3, 1986, pp. 5-94 y “La escritura humanística en la Corona de Aragón. Sus origenes y difusión social en el siglo XV”. En XIV Congreso di Storia della Corona d’Aragona, IV, Sassari-Alguero, 1990, pp. 222-238; J. C. Galende Díaz, “La escritura humanística en la Europa del Renacimiento”. En Espacio, Tiempo y Forma, serie III, Historia Medieval, t. 11, 1998, pp. 187-230; J. D. Garrido i Valls, “L’escriptura humanís-tica al Principat de Catalunya”, Faventia 25/2 (2003), pp. 139-170. Tampoco son numerosos

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Antonio Claret García Martínez

se enmarca en unas coordenadas que afectan a un mayor número de personas, situa-das en espacios geográficos más amplios, que desarrollan un conjunto de actividades más diversificadas y generan flujos de información que encontraron en esta nueva escritura los cauces adecuados para su circulación, llegando las nuevas formas gráfi-cas o las derivadas de ellas a anular en relativamente poco tiempo a las de tradición gótica. Lo que comenzó siendo una reacción estética y filosófica contra los cimien-tos del mundo medieval, acabó convirtiéndose en una realidad cotidiana, resultado en cierta medida del pragmatismo que el capitalismo en auge pudo imponer como práctica social por el menor costo económico y la reducción de tiempo y esfuerzo en su aprendizaje, repercutiendo a la larga en la unificación de formas2.

Esta diversidad de espacios y de escribientes hace que las posibilidades de estudio sean también más amplias, ya que se diversifican las fuentes disponibles y aumenta la cantidad de textos al alcance de los paleógrafos. Además, la irrup-ción de la imprenta en el panorama gráfico europeo supuso una interacción entre escritura a mano y escritura impresa que tendrá consecuencias muy importantes en el mundo de la cultura escrita. Todo ello hace necesarios unos planteamientos metodológicos que respondan a los retos de esta compleja realidad europea y puedan proporcionarnos las vías de análisis a fenómenos sociales que están muy influidos por el uso de la escritura y las nuevas exigencias de la sociedad europea de la modernidad.

Sobre la implantación de la escritura humanística en España se suele recurrir con frecuencia a las generalidades. Sobre su llegada, su expansión, su interacción con las góticas y su definitiva consolidación como sistema gráfico. Pero escasean los trabajos que estudien estos fenómenos a nivel local, que nos ofrezcan una visión ajustada de los caminos que recorre la escritura humanística en todas las zo-

los trabajos en el panorama internacional, debiendo acudir a los manuales clásicos y a algunas monografías. G. Cencentti, Lineamenti de storia della scrittura latina, Bolonia, 1954. B. L. Ullman, The origin and development of Humanistic Script. Roma, 1960. A. C. de la Mare, The Handwriting of ltalian Humanists. Vol. I, fascicule 1, Oxford, 1973. A. L. D’Arienzo, “Alcune considerazioni sul passagio della scrittura gotica all’umanistica nella produzione documentaria catalana dei secoli XIV e XV”. En Studi di Paleografia e Diplomatica, Padua, 1974. A. Derolez, Codicologie des manuscrits en écriture humanistique sur parchemin. 2 vols., Turnhout, Brepols, 1984. A. Petrucci, Breve storia della scrittura latina. Roma, 1989. En este mismo volumen podemos encontrar la magnífica síntesis que plantea la Prof.ª Ruiz Albi en la primera parte de su trabajo: Irene Ruiz Albi, “La escritura humanística documental durante el siglo XVI. El pa-norama castellano a través de la documentación de Cámara de Castilla (Archivo de Simancas)”.

2 En este mismo volumen el Prof. Herrero Jiménez refiere las dificultades que se le plantean a un padre a la hora de contratar los servicios de un maestro para la enseñanza de la escritura y la lectura de sus hijos, por la complejidad del panorama gráfico del siglo XVI y comienzos del XVII. En este mismo vol. M. Herrero Jiménez, “La escritura procesal que no entendía Sata-nás, el fin del ciclo. Una mirada al Registro de Ejecutorias de la Chanciller4ía de Valladolid”.

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nas del país y cómo, por dónde y cuándo acaba definitivamente imponiendo en todos los ámbitos escriturarios. Creemos que es la mejor manera de abordar un período tan decisivo para la historia de la escritura como es el de los comienzos del mundo moderno, auténtico pilar de nuestra realidad actual.

l. Fuentes y metodología

l.a. Los espacios de estudio de la escritura humanísticaDe todos los aspectos a estudiar de la escritura humanística, quizás el de sus

orígenes geográficos y gráficos sean los más frecuentados. A ello debemos unir los intentos por establecer una nomenclatura unificada que refleje de la mejor manera posible la realidad escrituraria de este período, aunque hasta el momento esto no ha sido posible y la variedad de términos empleados para definir las variantes de la humanística siguen los mismos derroteros que para los sistemas gráficos anteriores: diversidad de propuestas y matices.

Otro de los grandes espacios de investigación que ha atraído la atención de los especialistas es el de la penetración del uso de la escritura humanística en los disintos estratos sociales, motivado, quizás por su vinculación a los procesos de alfabetiza-ción que experimentan los estados europeos en los albores de la Edad Moderna. Avance de la alfabetización en Europa y consolidación del uso de la escritura huma-nística y sus formas derivadas quizás conformen un binomio que pueda ayudarnos a comprender muchos aspectos en torno a las características que toma la cultura escrita en este período de la Historia.

Para la investigación sobre el panorama gráfico del período señalado, a nosotros nos interesa estudiar especialmente cómo conviven, interactúan, comparten espa cios institucionales y cotidianos y se enfrentan los dos grandes sistemas gráficos que ocupan el solar europeo a lo largo del siglo XVI y todo el XVII: el gótico en su fase final y el humanístico. Nos interesa conocer cuáles son las propuestas gráficas que se ofrecen desde las instituciones, laicas y eclesiásticas, y cuáles las que asume el hombre de la calle, el carpintero, el albañil, la criada, el enfermero, el maestro de escuela y tantos otros profesionales o gentes sin trabajo reconocido que en el día a día hacen uso de la escritura y realizan una apuesta decidida por uno de los sistemas gráficos disponibles en el momento. Aprender a leer y escribir era costoso y la elección que se hiciera de uno u otro sistema debía responder a los principios de utilidad y rentabilidad que una sociedad de recursos limitados para la mayor parte de la población tenía3.

3 Tomamos varias de las ideas que desarrollamos en este trabajo de F. Gimeno Blay, “Presentación”,Escribir y leer en Occidente, Seminario organizado por la Universidad Internacional

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Desde hace algo más de una década, venimos trabajando una fuente histórica que nos parece de gran interés: los procesos de canonización; y dicho interés no sólo ha ido aumentando con el paso del tiempo por su riqueza documental, sino, muy especialmente, por la variedad de muestras gráficas que suelen contener. Los procesos de canonización se convierten en “pequeños universos de muestras gráficas”, reflejos del uso de la escritura en la vida cotidiana, institucional y del hombre de la calle. Si tenemos en cuenta que se pueden contar por centenares los testigos que participan en cada uno de estos procesos, residentes todos ellos en una o varias ciudades, dando su testimonio vivencia! y dejando constancia gráfica de ello, y no sólo a través de su firma, sino frecuentemente a través de una frase de una o dos líneas completas que escriben de su puño y letra, las posibilidades de investigación se presentan, cuanto menos, interesantes.

Todo ello posibilita un acercamiento a los usos escriturarios de la población de una ciudad en su más diverso componente social y económico, ya que a los procesos de canonización no se sustrae ni la alta nobleza ni los trabajadores de los oficios más humildes; todos son llamados a dar su testimonio sobre la persona promovida a los altares.

l.b. Los procesos de beatificación/canonización. Fuentes para los estudios paleográficos y diplomáticos

El 22 de enero de 1588 el papa Sixto V creaba la Sagrada Congregación de los Ritos y le confería la tarea de regular el ejercicio del culto divino y de estudiar las causas de los Santos4. La Iglesia católica diseñaba un nuevo y eficaz instrumento para luchar contra los avances de la Reforma protestante y relanzar la cristiani zación de la sociedad europea a través de regular de forma más explícita el siem-pre conflictivo proceso de elevación a los altares de aquellas personas cuyas vidas estuvieron marcadas por el ejercicio de las virtudes cristianas o habían sufrido el martirio, alcanzando el reconocimiento público de ello. Se fijaba la forma y las fases que debían seguirse en el desarrollo de todo proceso de beatificación/canonización y se establecían los procedimientos que debían culminar con la pre-sentación en la Curia romana de un amplísimo expediente que avalara los méritos de santidad del candidato, para que pudiesen ser defendidos en Roma por un postulador elegido por los promotores de la causa.

Menéndez Pelayo, 14 al 18 de junio de 1993. Actas editadas por el Dpto. de Historia de 1a Antigüedad y de la Cultura Escrita. Universidad de Valencia, 1995, p. 5 y ss., y de los trabajos recogidos en esta obra.

4 Ramón Pita Revert, “Procesos de canonización de la Iglesia Española su localización”, en Memoria Ecclesiae, XXVI, p. 358.

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Todo ello generó un activo fervor popular y la puesta en marcha de un eleva-do número de procesos de canonización, parte de los cuales vieron culminados feliz ente sus esfuerzos; sin embargo, otra parte de los mismos quedaron reteni-dos por las más diversas razones. No obstante, tanto unos como otros generaron una abundantísima, rica y variada documentación que se encuentra hoy disper-sa, principalmente, entre los archivos catedralicios y diocesanos de todo el país.

Desde sus inicios hasta su culminación, los procesos de canonización su-ponían un largo procedimiento administrativo en el que se veían implicados, habitualmente, centenares de personas, decenas de instituciones y todo un en-tramado socio-económico que los convierten en espacios muy interesantes para su estudio. Desde las primeras gestiones realizadas por los promotores de la causa y tendentes a obtener las licencias necesarias para abrir el proceso, hasta la proclamación de la santidad del candidato efectuada por el Sumo Pontífice, pasando por las declaraciones de los testigos y la recogida de una abundante do-cumentación que venía demostrar sus virtudes. Todo ello dilatado en el tiem-po, en ocasiones, durante varios siglos, que acababa generando un amplísimo expediente que podía alcanzar con frecuencia una extensión de miles de folios.

Esta diversidad de escritos y de escribientes que le dan forma convierte a los procesos de canonización en fuentes para conocer las formas, el uso y la función de la escritura en el período comprendido entre los siglos XVI y XVII. Además, es habitual que los testigos presentados sean personas de avanzada o muy avan-zada edad, de entre sesenta y noventa años, con lo que sus usos gráficos pueden perfectamente reflejar la escritura que aprendieron muchas décadas atrás, cuando adquirieron sus destrezas gráfico-lectoras. Es muy probable que un artesano o cualquier otro trabajador de ochenta o más años, retirado ya de sus quehaceres profesionales y que testifica en 1631 muestre una escritura (al margen de las in fluencias de su estado de salud) que haya aprendido 50 ó 60 años atrás.

En este contexto cabría plantearnos una serie de cuestiones que servirán de hilo conductor a este trabajo con un componente de fuerte base metodológi-ca. ¿Qué valor podrían tener los procesos de canonización como fuentes para el estudio de la Historia de la escritura en la España de la Edad Moderna? ¿Qué información podrían proporcionarnos sobre la penetración de la alfabetización en los distintos estratos sociales? ¿Cuál era el panorama gráfico en la España del mo-mento? ¿Cómo coexistieron las escrituras gótica y humanística y provocaron un multigrafismo que culminó con la desaparición de las góticas o su uso en espacios residuales y la evolución hacia las formas actuales?5

5 El campo de indagación es muy amplio, como ya planteó en su momento A. Petrucci en sus dis-tintos trabajos. A. Petrucci, “Para la historia del alfabetismo y de la cultura escrita: métodos, materiales y problemas”. En Alfabetismo, escritura, sociedad. Barcelona, 1999, p. 26.

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No cabe duda que todas ellas son cuestiones de largo recorrido, pero el estudio desde distintas perspectivas a buen seguro posibilitará un mejor cono-cimiento de la importancia que la escritura humanística fue adquiriendo con la consolidación del Estado Moderno y como agente diseñador de estrategias y espacios de poder.

l.c. El proceso de canonización de Bernardino de Obregón, un enfermero enla Corte de Felipe ii

Quizás la figura de Bernardino de Obregón destaque a igual nivel o por en-cima incluso que la de otros enfermeros españoles que llevaron a cabo en las décadas finales del siglo XVI profundas reformas en el concepto y práctica de la Enfermería en España. Hay que remarcar que Bernardino de Obregón mantuvo una estrecha amistad con Felipe II, a quien asistió en su propio lecho de muerte por petición expresa del Monarca, que le mandó llamar en 1597 a Lisboa, en donde se encontraba por su mandato llevando a cabo la reforma de los hospitales portugueses, en una empresa difícil que tenía tanto o más de diplomática que de política sanitaria.

Con el apoyo del Monarca y de sectores importantes de la nobleza castellana, Bernardino dio forma a una congregación de enfermeros y desarrolló una ingente tarea fundadora y reformadora de hospitales en España y Portugal y realizó una valiosa labor científica diseñando un corpus de conocimientos enfermeros adap-tados al desarrollo científico de su época, tanto más valioso por cuanto debió depurar sistemáticamente numerosas técnicas enfermeras con larga tradición en el ámbito hospitalario e incorporar otras nuevas como resultado de sus propias experimentaciones y consultas cotidianas con el personal médico6.

Todo ello le proporcionó un amplio reconocimiento que le dio renombre y fama de santidad, de tal manera que pocos años después de su muerte en 1599 sus hermanos enfermeros decidieron poner en marcha el proceso para su beatifica-

6 Los avances en materia médica se sucedieron a lo largo de todo el siglo XVI y tanto los profesio-nales de la Medicina y de la Cirujía como los enfermeros dispusieron de un creciente número de textos desde donde poder aprender remedios y técnicas de curas, que posteriormente eran aplicados en los hospitales. Pero, para ello, era necesario la formación de personal sanitario encargado de la prestación de los cuidados: los enfermeros. Obras como Método verdadero de curar las heridas y Método de curar las fiebres, del cirujano Francisco Arceo de Fregenal, impreso en 1574, son buenos exponentes de esta literatura científica que sirvió de base a todo este movimiento reformador en la Enfermería española. Véase A. Oyola Fabiány J. M.ª Cobos Bueno (eds.), Método verdadero de curar las heridas. Método de curar las fibres. (de Francisco Arceo de Fregenal). Col. Biblioteca Montaniana, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva. Huelva, 2009.

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ción7. Es precisamente ese proceso, cerrado en 1633, el que utilizamos funda-mentalmente para este trabajo.

Para poner en marcha una causa o proceso de canonización era necesario que una persona o institución asumiera la tarea de promoverlo, con la finalidad de conseguir el reconocimiento de santidad de una persona que por su méritos se creía merecedora de ello, e hiciera la solicitud correspondiente a la autoridad ecle-siástica de su jurisdicción, que era la que autorizaba el inicio de las distintas fases que debían conducir el procedimiento administrativo.

Desde ese momento se iniciaba una estrecha relación entre “promotores de la causa”, “autoridades eclesiásticas” y “comunidad de fieles”, fruto de cuya inte-rrelación se generaba una ingente documentación que quedaba recogida en un expediente. Cuantos más esfuerzos económicos y humanos desplegasen los pro-motores, más amplio y rico era, habitualmente, el expediente generado. No son escasos los procesos de canonización que contienen varios miles de folios, corres-pondientes a los cientos de documentos que generó su desarrollo y las personas que se vieron de una u otra manera implicadas en él. Desde poco tiempo después de la muerte del Fundador en agosto de 1599, los hermanos de la Congregación de enfermeros debieron concebir la idea de iniciar su proceso de canonización. Sin embargo, la tarea sería larga, compleja y costosa como el tiempo así lo demos-traría. La idea de abrir el proceso debió ir tomando forma a comienzos del siglo XVII, cuando se encomienda la elaboración de una vida del Fundador al Padre Pedro de Bárcena, quien aceptó el trabajo después de haberlo propuesto perso-nalmente a Fr. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, quien no pudo realizar el encargo por haberse marchado a Flandes con el Embajador de España. Una carta del P. Bárcena fechada en Madrid, el día 2 de marzo de 1612, le remite a Fr. Jerónimo el texto manuscrito con la vida del Fundador que había compuesto para que lo corrigiese y añadiese de su parte cuanto viera de oportuno, ya que Fr. Jerónimo había sido confesor personal de Bernardino de Obregón y frecuentó su persona durante muchos años:

«Los Hermanos del Hospital General desta Corte andubieron muy cuidadosos buscando quién les pudiera dar por escrito la bida de su padre y fundador el Hermano Bernardino de Obregón y yo les dije me pareçía que sólo Vuestra Paternidad lo po-

7 Además, en las primeras décadas del siglo XVII fueron numerosas las causas de beatificación que se abrieron y que dieron como resultado una importante transformación del santoral del momento. Los hermanos de San Juan de Dios inician su proceso hacia 1624 y se beatifica en 1631; el proceso de San Juan de la Cruz se inicia en 1627 y finaliza en 1630, siendo beatificado en 1675 por Clemente X. El proceso de Santa Teresa de Jesús fue más rápido aún, ya que muere en 1582 y fue proclamada santa en 1622; y San Ignacio de Loyola, que fue beatificado en 1609 y canonizado en 1622; y ellos no son más que muestras de una larga nómina.

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dría haçer, por hauer tratado muy familiarmente mucho tiempo y consultado sus cosas, y a todos pare<;ió muy bien, y mucho mejor a mí por el deseo que yo tenía de que esto saliese calificado y escrito de persona tan graue como Vuestra paternidad.

Y al tiempo que escribieron a Valençia suplicando a Vuestra Paternidad esta merçed era ya partido a Flandres con el Sr. Embaxador y biéndose desconsola-dos por este camino acudieron a mí con grande instançia para que yo lo hiçiese. Excuselo quanto pude por tener poca memoria y casi ser muertos los Hermanos que pudieran darme alguna más luz, y, considerando que yo no conoçía quien lo pudiese escribir, me bençieron los ruegos y deseos feruorosos que tenían de tener luz de la bida y birtudes de su padre y fundador para en todo tener un espejo en qué mirarse y poder ymitarle; y, en biéndome conbençido, tomé la pluma en la mano y no la lebanté del papel hasta ponerlo como ay ba, sin más limarlo ni perfiçionarlo, por estar muy enfermo y temeroso de la muerte; y tube por mejor fuese ansí que no que se quedasen birtudes tan exçelentes sepultadas en un per-petuo olbido. Ay lo ymbío a Vuestra Paternidad en modo de consulta para que lo bea, emiende, añada o quite lo que le pareçiere y más açertado sería escribirlo Vuestra Paternidad de nuevo, que todabía terná más luz para haçerlo por eso poco que ba escrito, y por un amigo tal como el Hermano Obregón bien se puede tomar qualquier trauajo y espe<;ialmente por la gloria que ha de resultar a Dios, que tan birtuoso y sancto le hiço, el qual guarde a Vuestra Paternidad como supplico y deseo. De Madrid, 2 de março 1612.

El liçençiado Bárzena [fdo.]»8

Era fundamental evitar la pérdida de la memoria del Fundador y la avanzada edad de quienes lo conocieron y trataron en vida hacía urgente la elaboración de escritos que fijaran en papel los pasajes más importantes de la vida y obra del personaje9.

A esta tarea su sumó la recogida de testimonios sobre Bemardino llevada a cabo antes de 1620; la elaboración de una breve biografía compuesta por Andrés Fernández poco antes de morir éste en 1625 y otra documentación muy diversa, que fue toda ella reunida y agregada al expediente elaborado entre 1631 y 1633, y remitida finalmente a Roma.

La Congregación de los enfermeros Obregones conocía el extraordinario es-fuerzo que la empresa iba a suponer y planificó en la medida de sus posibilidades unas estrategias que fueron tomando forma entre 1610 y 1635 para conseguir la canonización del Fundador; estrategias en las que se observa con toda claridad la elaboración (y en parte impresión) de un abundante material recopilado en torno

8 Proceso de Canonización de Bernardino de Obregón. A.D.T., Libro 6, ff. 66-83. 9 La obra del P. Pedro Bárcena es la biografía más antigua que conocemos de Bernardino de Obregón.

Véase Antonio Claret García Martínez y Manuel Jesús García Martínez, “Manuscrito con la Vida de Bernardino de Obregón elaborada por el Licenciado Pedro de Bárcena en 1613. Estudio y Transcripción”. En Híades: Revista de Historia de la Enfermeria. Núm. 11. 20 11, en prensa.

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a su persona: biografías, las constituciones de su congregación10, tratados enfer-meros y un largo etcétera. Entre todo este material se podría destacar tareas como la difusión de la vida de Bernardino de Obregón a través de la impresión de dis-tintas obras relacionadas directamente con su vida y obra, lo que se convirtió en una vía eficaz de promover la figura del enfermero. De hecho, una parte impor-tante de los documentos incorporados al Proceso sirvieron posteriormente para la elaboración de varias de sus biografías11.

10 Los siglos XVI y XVII conocen un período en el que las más diversas instituciones, órdenes y congregaciones, cofradías y concejos imprimen o trasladan de forma manuscrita sus reglas o constituciones, de tal manera que uno de los instrumentos de funcionamiento de estas corpora-ciones se erigen en imagen y representación de la institución de cara a la sociedad. En palabras de María Luisa Pardo: “Desde finales del siglo XV y comienzos de la centuria siguiente las hermandades y cofradías de Sevilla fueron acumulando escrituras, títulos de bienes, posesiones, censos y rentas( ... ). Entre estos documentos que constituyeron la memoria escrita e histórica de estas agrupaciones destaca la confección de las reglas, ya que, sin duda, uno de los temas básicos que en un primer momento debían solucionar las cofradías era la de su organización interna( ... ). En la Sevilla barroca fue costumbre habitual el trasladar y copiar el contenido de estos documentos jurídicos y normativos -las reglas- en libros manuscritos e impresos”. Véase M.ª Luisa Pardo Rodríguez, El Libro de Reglas de la Hermandad del Rosario de Nuestra Se-ñora de Rocamador. Fundación El Monte. Sevilla, 1997, pp. 17 y ss. Y de la misma autora, Las Ordenanzas de Moguer de I538. Sevilla. Fundación Cultural el Monte, 2003. Véase también Antonio Claret García Martínez, “Regla de la Hermandad y Cofradía de la Trasfixión y Soledad de María Santísima. Mairena Del Alcor (Sevilla) 1565” (2003). En José Sánchez Herrero (ed.), CXIX Reglas De Hermandades y Cofradías Andaluzas: Siglos XIV, XV y XVI. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva. Huelva, pp. 1.087-1.097. En esta obra se incluyen las reglas manuscritas o impresas de 119 hermandades andaluzas de los siglos XIV al XVI, especialmente esta última centuria, buena muestra del interés que este tipo de prácticas alcanzó en estos años. Todo induce a pensar que se convirtió en tarea urgente la elaboración por parte de Bernardino de Obregón de las constituciones de su Congregación, y que algunos años después, ya fallecido él, sus hermanos la dieran a la imprenta. Véase también Pilar Ostos Salcedo, Las Ordenanzas de Zalamea la Real. I535: una Normativa Ecológica del Siglo XVI. Za-lamea la Real- Huelva. Diputación Provincial de Huelva, 1994; y de la misma autora “Regla de la Cofradía de los Escribanos Públicos de Córdoba (1570)”. En Estudios en Memoria del Profesor Dr. Carlos Sáez: Homenaje. Madrid, Ediciones Universidad de Alcalá de Henares, vol. 1, 2007, pp. 483-497. Las referencias a este respecto serían interminables.

11 Como las reglas y constituciones de la Congregación. Sus biógrafos recogen que fueron ela-boradas por el mismo Fundador y parte de ellas se conservan manuscritas por su dictado y corregidas de su puño y letra. Tres décadas después se envían a imprenta dichas constituciones ampliadas y transformadas. Véase Manuel Jesús García Martínez, Antonio Claret Gar-cía Martínez, Juan I. Valle Racero, “Constituciones y Regla de la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres, dispuestas y ordenadas por N(ro). P(re). y fundador el Vene-rable Bernardino de Obregón, escritas de su mano y manda sus Hijos las observen y guarden” (1994). En Híades. Revista de Historia de la Enfermería, núm. 2. Qalat Chábir. A. C. Alcalá de

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2. Los documentos

No es nuestra intención realizar un estudio diplomático de los procesos de canonización, asunto éste de importancia que nos ocupará en futuros trabajos, pero sí creemos necesario ofrecer siquiera una visión de conjunto de su estructura, para comprender el complejo entramado institucional y documental que se crea en ellos y percibir mejor así el uso y la función de la escritura en su elaboración. Para ello tomaremos como fuente fundamental el expediente generado para la canonización de este enfermero burgalés, Bernardino de Obregón, nacido en Las Huelgas, Burgos en 1540 y fallecido en Madrid en 1599, que fue fundador de una congregación de enfermeros que se expandió por toda la Península Ibérica. El expediente se cierra en Toledo el 5 de julio de 1633, con una autorización del Excmo. Sr. Cardenal Primado, concediendo permiso para el traslado de las infor-maciones y autos a los hermanos obregones para que pueda ser enviada una copia del mismo a la Santa Sede y comenzar así la “fase romana” del proceso12.

2.a. La materialidad del libro de beatificación de Bernardino de Obregón

Encuadernado en pergamino, el libro está formado por 530 folios manus-critos, resultado de la reunión en base a un orden cronológico (aunque a ve-ces con saltos importantes en el mismo) de documentos procedentes de distintos lugares y momentos; incorporando las actuaciones administrativas que se fueron sucediendo para dar forma legal a la causa con documentos de diversa naturaleza incorporados al procedimiento para justificar méritos y presentar testimonios, con-

Guadaíra (Sevilla), pp. 77-116. Y de los mismos autores la segunda parte: “Regla y Constituciones de la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres (segunda y última parte)” (1995). En Híades. Revista de Historia de la Enfermería, núm. 2. Qalat Chábir. A. C. Alcalá de Guadaíra (Sevilla), pp. 181-216.

12 Archivo Diocesano de Toledo (en adelante ADT). Informac;ión de la uida y costumbres del benerable hermano Bernardino de de (sic) Obregón. Anduuo en ella el hermano Pedro Lagarto de Çepeda. Natural de Toledo. Año de 1633. Libro 3.466. En este mismo fondo se encuentran otros procesos de canoniza-ción abiertos, también muy interesantes, algunos anteriores y otros posteriores en el tiempo a éste de Bernardino de Obregón. Destacamos el proceso de otro enfermero, ya concluido, el de San Juan de Dios, un expediente con 1.144 folios manuscritos y algunos cuadernos impresos añadidos al final del mismo. Sobre este proceso estamos realizando Manuel Jesús García Martínez y yo mismo un estudio desde el año 2004. Como resultado de ello ha sido la presentación del Proyecto titulado “Hitos para la Historia de la Orden Hospitalaria. Un documento olvidado: el manuscrito del año 1671 con el Proceso de Canonización del Beato Juan de Dios conservado en el Archivo Diocesano de Toledo” al 31º Certamen Internacional de Enfermería de San Juan de Dios, febrero de 2011.

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formando todo ello un arco cronológico que va desde 158613 , hasta 1633, con una autorización de traslado a Roma que cierra el expediente14.

En total, el libro contiene 285 documentos, la mayor parte de ellos en formato in folio, aunque encontramos cuadernos de menor tamaño15 y algunos docu-men tos plegados16. Por su procedencia diversa, los cuadernos no son homogé-neos, con algunos uniones insertos y otros con un número elevado de bifolios. La diversa procedencia se observa también en su foliación, que es propia e indepen-diente en algunos de los cuadernos, a la que se superpone otra con la finalidad de unificar todo el libro.

El estado general de conservación es bueno, aunque algunos folios presentan pérdida de soporte, pero sin dificultar ello su lectura. Algo más deteriorado se encuentra, por el contrario, su encuadernación en pergamino.

2.b. Tipología documental del Libro de Beatificación de Bernardino de Obregón

El libro se organiza en tres piezas, como así se denominan en su interior a cada una de las tres partes que lo constituyen. La tercera de ellas reúne documentación incorporada posteriormente a las dos primeras, ante la negativa recibida por parte del Primado de Toledo a tramitar la causa por la falta de consistencia de la docu-mentación presentada en una primera instancia. El libro está conformado por la siguiente documentación:

a. Documentos administrativos que dan forma legal a la causa.b. Documentos recopilados y producidos en distintos momentos y lugares

(entre 1586 y 1625) y que se presentan como demostrativos de méritos del can-didato.

13 A.D.T., L. 3.466, tercera pieza, ff. 122r.-130v.14 Autorización dada por los Sres. del Consejo de Su alteza el Excm. Sr. Cardenal Infante, con-

cediendo el traslado auténtico de las informaciones y auto a los Hermanos de la Congregación para que lo presenten ante el Papa y la Sacra Congregación de los Eminentísimos Cardenales de Ritos. Figura en la parte superior del escrito la leyenda: «Tiene esta pieza 200 fojas. En 5 de Jullio 1633 dásele traslado authéntico de todo para Roma para presentarlo ante Su Santidad y en la Sacra Congregación de los Ritos con ynterposición de la autoridad ordinaria y decreto judicial» (Toledo, 5-VII-1633), Tercera Pieza, f. 200.

15 Como el cuaderno que contiene el capítulo X de las Reglas de la Congregación de los enferme-ros obregones, redactadas por el propio Fundador.

16 Fecha del documento más antiguo incorporado, que contiene el inventario del Hospital de Convalecientes de Madrid, de “catorçe fojas”, mandado hacer por Diego de la Calzada, Obispo y Visitador General del Arzobispado de Toledo el nueve de octubre de 1586, encontrándose presente el mismo Bernardino de Obregón, quien juró y firmó dicho inventario

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c. Declaraciones de testigos17.

Cada una de las tres piezas del Libro contiene indistintamente documentos administrativos, documentación probatoria de méritos y testimonios de personas requeridas a testificar.

a. Documentos administrativos que dan forma legal a la causa.

Las gestiones desarrolladas a partir de 1615 y hasta 1633 por los hermanos enfermeros generaron una abundante y variada documentación administrativa, que podemos englobarla en los siguientes tipos documentales:

-Edictos.-Nombramientos.- Autorizaciones.-Actas.- Provisiones.- Mandamientos.- Notificaciones.- Otorgamientos de poder.-Peticiones.- Certificaciones.- Interrogatorios.- Juramentos.- Presentaciones.- Traslados18.

Las gestiones llevadas a cabo por Teodosio Machado, hermano mayor de la Congregación de enfermeros a finales de los años 20 del siglo XVII, dieron como resultado la obtención de una Provisión del Cardenal de Toledo para poner en marcha el proceso:

«Theodosio Machado, hermano Mayor del Hospital General desta villa de Ma-drid. Digo que el dicho Hospital y yo, en su nombre, e ganado Prouisión de los Señores del Consejo de Su Alteza para haver ynformavión de la vida y milagros del sieruo de Dios Bernardino de Obregón, fundador del dicho hospital, dirigida a V.

17 Hemos elaborado un regesto documental que por razones de espacio no podemos incorporar al presente trabajo, pero que nos ha servido de base al presente estudio.

18 Por la naturaleza y extensión de este trabajo, no podemos entrar en el estudio diplomático de cada uno de estos tipos documentales, estudio que dejamos para un trabajo posterior.

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La Escritura en Castilla durante los siglos XVI y XVII 85

M. para que la haga por ante el presente notario, como della consta que presentó con el juramento necesario.

A V.M. suplico la aya por presentada y acepte la juridivión y en su cumpli-miento para que se haga conforme al estilo de la Corte Romana, se sirua de re-ciuir juramento de dicho notario y nombrar cursor y días de audienvia y lugar donde an de jurar y decir los testigos que fueren presentados por mi parte( ... ).

Otrosí a V.M. pido y suplico mande dar sus cartas de.hedicto para que se publiquen en las yglesias desta villa y las personas que supieren de la vida y mila-gros del dicho sieruo de Dios Bernardino de Obregón lo digan y declaren( ... ).

El hermano Teodosio Machado.»19.

Esta aprobación era el documento necesario para comenzar todo el proceso administrativo que acabaría en 1633 con el cierre del expediente.

Así es, la maquinaria administrativa de la Iglesia puede ser estudiada en toda su magnitud en procesos administrativos como las causas de canonización, que implican a muy diferentes parcelas administrativas y servicios dentro de la Institu-ción, generando todo ello un entramado documental que afecta a todos los nive-les de la Administración, desde el ámbito más local hasta la misma Curia romana. En la Causa de Bernardino de Obregón intervienen notarios eclesiásticos y laicos, escribanías de distintas ciudades y administraciones y personal subalterno de dis-tinto nivel administrativo que dejan constancia gráfica en sus intervenciones.

b. Documentos recopilados y producidos en distintos momentos y lugares (entre 1586 y 1625) y que se presentan como demostrativos de méritos.

Para el avance de la Causa era necesaria la presentación por parte de sus promotores de una abundante documentación que demostrara las virtudes reconocidas al personaje, y especialmente obras originales que probaran su pensamiento más profundo. Bernardi-no de Obregón no fue un teórico de la Teología, ni de la mística, sino un enfermero. Sus escritos tenían una clara orientación científica en este sentido, pero estaban imbuidos de una profunda religiosidad que se desprende de su sola lectura. Se recopilaron, pues, los escritos personales de Bernardino de Obregón, en concreto las reglas manuscritas que elaboró en 1592 cuando se encontraba en Lisboa, y documentación administra-tiva referente a asuntos en los que intervino personalmente; se incorporaron escritos sobre su vida, elaborados poco después de su muerte, y que sirvieron de base a impresos posteriores; igualmente se extrajeron del Archivo del Hospital General de Madrid ex-pedientes generados en asuntos muy significativos para la Congregación, como el viaje a Roma de una comisión de enfermeros obregones para solicitar del Papa un signo

19 ADT, Pieza Primera, f. Ir.

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distintivo que le permitiesen pedir limosnas (recibiendo de Paulo V la Cruz Mo-rada). En concreto, se reunieron los siguientes documentos de especial importancia para la Historia de la Congregación:

• El Capítulo X de las reglas manuscritas elaboradas por Bemardino de Obre-gón20.

• Una vida sobre Bemardino escrita en 1610 por Pedro de Bárcena21.• Una breve vida sobre Bemardino escrita por Andrés Femández22.• Documentación de los trabajos de reunificación hospitalaria llevada a cabo por

el Fundador23.• Varios informes sobre el levantamiento de su cadáver unos años después de su

muerte24.• Memoriales de acontecimientos muy significativos para la Congregación: viaje

a Roma a solicitar una cruz distintiva25, etc.

Para la recogida de toda esta documentación fueron necesarias las autorizaciones legales pertinentes y la inclusión de las mismas en el propio proceso y así es como Francisco Martínez, notario diputado para la causa, levanta acta el lunes, 22 de septiembre de 1631, en el Hospital General de Madrid, en presencia del hermano Alonso del Espíritu Santo,. archivero de dicho Hospital, dando fe de que éste le exhibió y entregó un cuaderno manuscrito de 17 hojas con la vida de Bernardino de Obregón, firmado por el licenciado Pedro de Bárcena, su confesor26. Actuaciones como ésta aparecen en distintas ocasiones.

20 ADT, Pieza Primera, ff. 51-7 5. Véase Antonio Claret García Martínez, “Las constituciones manuscritas elaboradas por Bernardino de Obregón para la Congregación de los Enfermeros Pobres (¿1592-1598?)”. En Híades. Revista de Historia de la Enfermería, núm. 10 (2008), Qalat Chábir, A.C., pp. 203-253.

21 Biografía sobre el Fundador elaborada hacia 1610 por Pedro de Bárcena, del Santo Oficio. ADT, Pieza Primera, ff. 28-38.

22 Biografía sobre el Fundador elaborada hacia 1619 por Andrés Fernández, Hermano Mayor de la Congregación por dos veces y gran impulsor de la Causa de Canonización. Pedro de Bárcena, del Santo Oficio. ADT, Pieza Tercera, ff. 99-120. Gran parte de estos documentos son citados en una biografía elaborada por Francisco Herrera y Maldonado e impresa 1633.

23 ADT, Pieza Tercera, ff. 131-132. Documento sobre la reducción de hospitales y entre ellos el Hospital de Convalecientes, fundado por Bernardino de Obregón. Contiene el testimonio de 14 personas y está firmado por el Hermano Andrés Fernández.

24 ADT, Primera Pieza, ff. 124 y ss. Un expediente de 1621 con todo lo relativo al traslado de los huesos del Fundador a la iglesia del Hospital General de Madrid. Folios sin numerar ubicados a continuación del122 de la Primera Pieza.

25 ADT, ff. 76-118r.26 ADT, L. 3.466, Primera Pieza, f. 21.

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c. Declaraciones de testigos.

Una parte muy importante en todo proceso de canonización es la llamada general a la participación de todos los cristianos en los procesos abiertos, con la finalidad de contribuir a demostrar los posibles méritos de los aspirantes en base a sus propias experiencias personales, bien como consecuencia del trato directo con los mismos, bien a través de testimonios de segunda mano, pero que podrían representar significativas aportaciones para los jueces. Así es como comienza todo un procedimiento de localización y presentación de testigos por parte de los pro-motores y así es como también se hizo en el proceso de Bemardino de Obregón. Todo un despliegue publicitario se realizaba en distintas ciudades, en iglesias es-pecialmente «Otrosí a V. M. pido y suplico mande dar sus cartas de hedicto para que se publiquen en las yglesias desta villa y las personas que supieren de la vida y milagros del dicho sieruo de Dios Bemardino de Obregón lo digan y declaren ( ... )»27.

Para este caso se emitieron edictos en Madrid, Burgos, Oropesa, Lisboa y Braga para reunir a un número significativo de testigos que dieron sus testimonios en di-chas ciudades e hicieron sus aportaciones sobre la figura del enfermero. Testificacio-nes que ofrecen datos muy interesantes sobre su figura y, además, dejan testimonio gráfico de sus destrezas en la práctica de la escritura, al terminar sus declaraciones con su rúbrica y con una frase completa de conformidad escrita de su puño y letra. Esto abre un interesante espacio de investigación en tomo a los niveles de destreza gráfica alcanzados en distintos estratos sociales y en diferentes localidades, al mos-trar la escritura pracricada por cientos de personas de una ciudad.

3. Los escribientes

En total, son más de 200 personas las que dejan constancia gráfica en el pro-ceso, pertenecientes a todos los estratos sociales y niveles culturales, que reunimos en cuatro grupos28:

l. Representantes de la Iglesia2. Personas con ocupación diversa.3. Profesionales de la escritura29.4. Personas sin oficio u ocupación reconocidos.

27 ADT, Pieza Primera, f. 1r.28 Agradezco a la prof.ª Elena E. Rodríguez Díaz las acertadas sugerencias, matizaciones y reflexio-

nes que me ha ido haciendo a lo largo de la elaboración de este apartado.29 Si bien los profesionales de la escritura también pertenecen a profesiones liberales, preferimos

incluirlos en un grupo propio por razones por su especial vinculación con el mundo de la escritura.

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3.a. Representantes de la iglesia

Un nutrido elenco de personalidades pertenecientes al ámbito eclesiástico in-tervienen en distinta manera y momento en el proceso. Altas autoridades, como D. Fernando de Austria, Cardenal Infante de España, Administrador Perpetuo del Arzobispado de Toledo, D. Alonso Velasco y Acevedo, Vicario General de Madrid, encargados de abrir y cerrar la Causa con sus autorizaciones y edictos como máximos representantes eclesiásticos de la zona en donde se promueve el Proceso. Dependientes de ellos, intervienen en distinta manera jueces, procura-dores, notarios y otras personalidades y profesionales de la escritura que cubren el variado instrumental administrativo desplegado en el procedimiento o lo hacen como testigos.

3.b. Personas con diverso oficio y ocupación

Conforman el grupo más numeroso e interesante de los testigos que acuden a la causa; desde representantes de la alta nobleza, como el Duque de Sesa, hasta los pertenecientes a oficios más humildes, como labradores, carpinteros y albañiles. Así, testifica Baltasar Salgado, que es maestro sastre; Juan Rodríguez Cornejo, cordonero y horero; Antonio soldado, labrador; Alonso de Frutos Hernández, labrador; Fran<;isco Merchán, albañil y pocero y Francisca Rodríguez, criada de doña Isabel de Peralta, quien también testifica en el Proceso.

También encontramos un buen número de profesionales liberales, entre los que destacan los médicos y cirujanos, personas vinculadas al Hospital General de Madrid y que conocieron en vida a Bernardino de Obregón, y un importante número de oficiales de la Corte: Diego de Obregón Porres, ayuda de cámara de Su Majestad Felipe III, Gaspar de Fuensalida, cerero mayor de Su Majestad, Matías Ruiz, secretario del Conde de Chinchón, etc. Hay que tener en cuenta que el Fundador guardó una estrecha relación con Felipe II y su entorno durante toda su vida. Aparecen igualmente un nutrido número de enfermeros obregones, des-de hermanos mayores como Andrés Fernández o Teodosio Machado, hasta otros destacados personajes de la congregación.

3.c. Profesionales de la escritura

Hasta 15 profesionales de la escritura intervienen en distinta medida en el Proceso, en cualquiera de sus fases o en los documentos recopilados para ser in-corporados al mismo, y algunos de ellos también lo hacen en calidad de testigos,

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ya que el enfermero intervino a lo largo de toda su vida en numerosas actuaciones judiciales, en donde era necesaria la presencia de notarios30.

Dejan numerosos testimonios gráficos Francisco Martínez, notario diputado de la Causa, Eugenio López, notario mayor de la Audiencia Arzobispal de Ma-drid, Remando de Valdés, escribano de su Majestad y persona que acompañó a Bernardino durante varios años en Portugal en 1592, por citar tan sólo algunos de ellos. Por razones de praxis administrativa, la mayor parte de los documentos que conforma el Proceso se deben a estos escribanos.

3.d. Personas sin oficio u ocupación reconocidos.

Por último, y todos ellos como testigos, existe un grupo de personas que no manifiestan oficio alguno, que viven principalmente en Madrid y conocieron personalmente a Bernardino. Entre ellos destacamos a Jorge de Tovar Balderrama, que vivía en la calle de Alcalá; a Diego Pérez Mexía, que “no tiene ejercicio algu-no; vive frontero de San Sebastián”; a Magdalena de Urbina de Colmenares, que era “viuda, vive en la calle de los Preciados”, o a Juan López Madera, que decla-raba “no tener ejercicio alguno, y vivir junto a Santa Cruz”. Personas que no han pasado a la historia por algo en particular y de las que nunca hubiésemos sabido nada de su formación a no ser por su participación en el proceso de beatificación de Bernardino de Obregón.

A esta nutrida nómina de personas que intervienen de forma directa en la Causa con sus declaraciones habría que añadir los testimonios recopilados en Lisboa y Braga, que se encuentran en portugués, por lo que son de menos interés para este trabajo y no los incluimos en nuestro estudio.

4. Las escrituras

La variedad documental y el número de personas que intervienen a lo largo de todo el Proceso tienen su reflejo en las escrituras recogidas en el libro.

Todos los testimonios gráficos se sitúan cronológicamente entre 1586 y 1633, pertenecientes a la documentación generada e incorporada. El Proceso se des-

30 El aumento continuo del trabajo de los escribanos públicos en ámbitos cada vez más amplios de la administración, civil o eclesiástica, se observa con toda nitidez en los procesos de canoniza-ción. Para otros ámbitos y la Edad Moderna, véase el trabajo de M.ª Carmen del Camino Mar-tínez, “En Torno a los Escribanos Públicos de Ceuta (1580-1700). En HomenaJe al Profesor Carlos Posac Mon, Ceuta, España. Instituto de Estudios Ceutíes, 1998, pp. 223-242.

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arrolló en dos fases, entre 1617-1621 y entre 1631-163331, y durante ambas fases se gene-ró y se recopiló documentación que fue agrupada para conformar el expediente cerrado en 1633, incluyéndose las declaraciones de más de 100 testigos con sus juramen-tos y firmas. Entre testigos y escribientes que participan en todo el proceso admi-nistrativo y en los documentos extraídos de distintos archivos hemos identificado en tomo a 200 manos que dejan constancia gráfica a lo largo de la documentación del Proceso32.

Para nuestro análisis paleográfico, vamos a distinguir tres grandes grupos de escribientes. El primero de ellos está integrado por los eclesiásticos, que por su condición de tales todos muestran unos buenos niveles de ejecución gráfica; el segundo lo conforman los profesionales de la escritura, que son los ejecutores de toda la documentación administrativa que da forma al Proceso, y, por último, los restantes escribientes, que dejan constancia escrita por muy diversa causa: como testigos, como autores de escritos que han sido incorporados al Proceso por su va-lor testimonial o por otras diversas circunstancias. Son tres grupos de escribientes que presentan características propias y es el tercero de ellos el que por su variedad de procedencia social y profesional refleja la cotidianeidad menos conocida del uso de la escritura en Madrid y lugares cercanos en la segunda mitad del siglo XVI y comienzos del XVII, en donde ha nacido y vive la gran mayoría de los testigos.

Para obtener una visión más detallada de todo ello, hemos elaborado las si-guientes tablas.

31 Por la documentación incorporada a la causa, se puede concluir que ya comenzó la recogida de testimonio antes de 1620. Posiblemente hubo un intento inicial de llevar a cabo el proceso, pero que por diversas circunstancias quedó detenido hasta 1630, momento cuando se desarro-llan de manera ininterrumpida todas las tramitaciones administrativas necesarias.

32 Hay que tener en cuenta que ciertos documentos son ejecutados por escribanos al servicio de notarios que intervienen en la causa y de los que desconocemos sus nombres, ya que trabajan en calidad de simples amanuenses encargados del trabajo rutinario, lo que dificulta su cuanti-ficación exacta.

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Tablas. Relación de personas que intervienen en calidad de testigos que dejan constancia gráfica en el Proceso de Canonización de Bemardino de Obregón (no incluimos los testimonios en portugués).

1. Representantes de la Iglesia Escribiente Ocupación Edad Escritura

Françisco de Vergança Patriarca Electo del Reino de Portugal e IndiasOrientales

63 Humanísticacursiva

Dionisio Ruiz de la Peña Sacerdote capellán de honor de Su Majestad 88 HumanísticaFrancisco Martínez Sacerdote capellán de las monjas trinitarias

descalzas51 Humanística

Joan Martínez Coxedor Sacerdote capellán perpetuo en la Iglesiaparroquial de San Ginés

70 Humanística

Pedro Fernández Tribaldos Religioso profeso de la Compañía de Jesús 70 HumanísticaJoan Bermúdez Sacerdote capellán de la cárcel de la Villa de

Madrid68 Humanística

Bartolomé de Luna Sacerdote de la Iglesia Parroquial de Santiago dela Villa de Madrid

73 Humanística

Joan de Montalbán Sacerdote beneficiado de la Parroquia de SanJuan

60 No escribe porestar ciego

Juan Francisco Román Religioso profeso de la Orden de San Juan deDios

62 Humanística

Diego de Ayala Clérigo presbítero 41 HumanísticaFrancisco de HerreraMaldonado

Prior de la Encomienda de Villela, en la ciudad deOropesa,

- Mixta

Juan de ValladaresValderrama

sacerdote - Mixta

García Garrido, cura del Hospital General - HumanísticaJoan Valladares Valdelomar clérigo presbítero de Córdoba - Mixta

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2. Personas con ocupación diversa.

Escribiente Ocupación Edad EscrituraFrancisco de Garnica Caballero de la Orden de Santiago - MixtaLuis Fernández de CórdobaCardona y Aragón

Duque de Sesa y Baena 44 Mixta

Baltasar Salgado Maestro sastre 66 MixtaAgustín Ximénez Maestro de obras 60 No sabe escribirFrancisca Rodríguez Asiste en casa de Dña. Isabel de Peralta No sabe escribirDiego de Obregón Porras En Alcázares Reales de la ciudad de Jerez de la

Frontera60 Mixta

Hernando de Villa Agente de negocios de los Duques del Infantado 73 HumanísticaJuan Díaz de Leyto Diputado del Hospital de los Desamparados 66 MixtaPedro Fernández Balmaseda Agente de negocios 70 MixtaGregorio Calderón Maestro de tundidor del Smo. Sr. Infante

Cardenal68 No firma

Christóual Pérez deLaçárraga

Contador de Su Majestad 73 Humanística

Felipe de Vergara Diputado del Hospital General de Madrid 64 Mixtade Alonso Sánchez deHerrera

Barbero y sangrador 60 Mixta

Antonio Soldado Labrador 65 MixtaJoan Rodríguez Cornejo Cordonero y horero 74 HumanísticaGil de Andrada Platero de oro 70 HumanísticaMiguel Carrillo Maestro de escuela HumanísticaFrancisco Merchán, Albañil y pocero No sabe escribirBlas García maestro de obras MixtaJorge de Touar Secretario No firmaAlfonso de San Pedro, Boticario del Consejo de Su Majestad del

Hospital Genera Mixta

Bartolomé Tirado Alguacil de Corte MixtaAntonio del Puerto mercader de la Villa de Madrid MixtaThomás Gracián Dantisco secretario HumanísticaPedro Baptista de Vivar Criado de Su Majestad, guarda de a caballo 50 HumanísticaJoan de Aguilera Criado de Su Majestad 71 HumanísticaGaspar de Fuensalida Cerero Mayor del Rey 62 HumanísticaAlonso Gonçález deÇepúlueda

Oficial de la Secretaría de las Lenguas 47 Mixta

Pedro Rodríguez Criado, Secretario del Rey y de Su Consejo 71 Humanística

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Roche Morante, Portero de Corte HumanísticaPedro Rodríguez Criado deFigueroa

Secretario del Rey D. Felipe Tercero Mixta

Francisco Gonçález deSepúlueda,

médico del Rey Mixta

Amador de la Haya criado del Rey HumanísticaChristóual de Camargo, criado del Rey y de su capilla MixtaAndrés de Tamayo Médico cirujano de la Cámara de Su Majestad 70 HumanísticaManuel de San Juan Cirujano 60 HumanísticaGabriel Rayado de Herrera Médico del Hospital General MixtaFrancisco Serrano Platicante de cirujía HumanísticaPedro Fernández de Araujo, Doctor de medicina HumanísticaFrancisco López Doctor HumanísticaGabriel de Ocaña Enfermero religioso del Hospital General de

Madrid57 Humanística

Jaime Felipe Enfermero obregón - HumanísticaJoan Baptista Enfermero Obregón - HumanísticaLuis Pérez Enfermero Obregón - MixtaAntonio Valerio, Hermano Mayor de la Congregación de los

Obregones- Humanística

3. Profesionales de la escritura Escribiente Ocupación Edad Escritura

Eugenio López Notario mayor de la Audiencia arzobispal deMadrid

54 Procesal

Joan de Obregón Escribano público de Su Majestad, Familiar delSanto Oficio de la Inquisición de Toledo

70 Mixta

Truxillo Escribano de Su Majestad 75 MixtaHernando de Valdés Escribano de Su Majestad 58 Mixta

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A la luz del análisis y con los datos recogidos, el Proceso de Beatificación de Bernardino de obregón muestra el siguiente panorama escrituraría.

4.a. Escrituras de tradición gótica

Al ser numerosa la documentación administrativa, son las góticas las escrituras que más presencia tienen cuantitativamente hablando en el proceso, pero no las que más personas las utilizan. Así, encontramos escrituras de tradición gótica, cursivas en distinto grado y que pertenecen a los tipos procesal y procesal enca-denada en las redacciones de los testimonios, en peticiones y otra muy variada documentación. Son por ello las utilizadas por los profesionales del documento castellanos, quienes manifiestan en numerosas ocasiones un buen conocimiento del sistema humanístico.

Así, la escritura procesal de Francisco Martínez, notario diputado para la cau-sa, manifiesta las siguientes características (Lám. 1):

l. Un aumento de los rasgos goticistas en proporción al aumento de la veloci-dad de su escritura; en cambio,

2. Cuando el ductus se hace más lento afloran formas de la cursiva usual de tradición humanística, como se observa en su firma.

3. Obsérvese lo que sucede con cierta frecuencia en este caso de Francisco Martínez, que escribe en procesal, el “ante mí”, y su nombre, “Francisco Martínez”, en cursiva de tradición humanística (véase la “r” o la “M” capital, y el “notario diputado” en una rapidísima procesal encadenada.

4. Personas sin oficio u ocupación reconocidos Escribiente Ocupación Edad Escritura

Matías Ruiz No referida 70 HumanísticaJuan de Castro Colona No tiene ocupación alguna 68 MixtaDiego Pérez Mexía No tiene ejercicio alguno 65 HumanísticaJorge de Tobar Balderrama No tiene ejercicio alguno 38 Mixta*Isabel de Peralta Gobierno de su casa y familia 30 HumanísticaGaspar de Camargo No tiene ejercicio alguno más de acudir a algunos

negocios que se le encargan56 Humanística

*Augustina Illán de Liébana No tiene ejercicio 60 HumanísticaMagdalena de Urbina yColmenares

Gobierno de su casa 70 No firma

Juan López Madera No tiene ejercicio 84 HumanísticaJoana Gregorio No tiene ejercicio alguno 28 No sabe escribirLope Félix de Vega Carpio No recoge alusión alguna HumanísticaJuan de Almunia No recoge alusión alguna MixtaAlonso Díaz de Guitián No recoge alusión alguna HumanísticaMathías Gonçález No recoge alusión alguna Humanística

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4. Así, podría afirmarse que Francisco Martínez conoce la escritura propia de su oficio (la procesal, como escritura profesional) y conoce también la cursiva de tradición humanística, es decir, la que se va conformando como la usual de la época, en un claro ejemplo de bigrafismo.

Otro claro ejemplo de bigrafismo de los profesionales del documento de los siglos XVI y XVII lo encontramos en el escribano del rey Hernando de Valdés. El documento por él suscrito está en una escritura cursiva de tradición humanística con elementos góticos; su suscripción aparece en procesal (Lám. 2a) y, según indica él mismo en el documento, a su pluma se debió también las Reglas de los Obregones, recogidas a continuación del documento, y escritas a dictado deBer-nardino hacía más de 36 años, con una humanística redonda (Lám. 2b ).

4. b. Escrituras de tradición humanística

Son las utilizadas por un mayor número de escribientes con diferencia; bá-sicamente son también empleadas por profesionales de la escritura, en ciertas ocasiones, para escribir los documentos más solemnes recogidos en el Libro, los edictos o las reglas de la congregación, aunque no es inusual encontralas para otros documentos que no responden necesariamente a tal cualidad.

Pero lo más destacable es que son las escrituras sistemáticamente utilizadas por aquellos que no son profesionales del documento, tanto eclesiásticos como laicos. Ejecutada con mayor o menor grado de rapidez, las escrituras cursivas derivadas de la humanística “podrían considerarse” como las escrituras usuales por exce-lencia de esta época en Madrid y sus alrededores, aunque sea habitual que estas humanísticas estén integrando ya algunas grafías procedentes de las góticas en su alfabeto, que acabaron formando parte de las mismas, sin que ello presuponga que el escribiente conozca los dos sistemas gráficos, el humanístico y el gótico.

Un buen exponente de escritura humanística cursiva se observa en el ya men-cionado cuaderno que contiene el Capítulo X de las Reglas de los Obregones, escrito al dictado de Bernardino de Obregón hacia 1592 por Hernando de Val-dés, escribano del rey, y con correcciones marginales escritas por el propio Fun-dador. Dado el carácter del documento, es un libro institucional y símbolo de una Congregación, se elige una escritura legible, como es la humanística redonda bastante caligráfica. Aunque resulte casi axiomático mencionarlo, además de su legibilidad, queremos destacar también que la más elegante humanística redonda sirve para prestigiar su contenido, para lo que se contratan los servicios de un profesional del documento.

Pero junto a esta humanística redonda, hallamos abundantes muestras de la cursiva de tradición humanística, como las notas de corrección que aparecen en estas mismas Reglas citadas, realizadas de mano del propio Bernardino de Obre-

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gón, como se indica en el testimonio notarial de Hernando Valdés que le antecede y que es una cursiva usual de tradición humanística (lám. 3).

Encontramos numerosas muestras de cursivas de tradición humanística en los testigos (Láms. 4 a 7), entre ellos, las escritura de Dionisia Ruiz de la Peña, sacerdote de 88 años de edad (lám. 4a; Manuel de San Juan, cirujano de 60 años (lám. 4b); Gaspar de Camargo, de edad de 56 años de edad (lám. 5a); Baltasar Salgado, maestro sastre, de 66 años de edad (lám. 5b ); Isabel de Peralta, de 30 años de edad (lám. 5c).

4. c. Escrituras mixtas

La convivencia de dos sistemas gráficos en la Península Ibérica, como son el gótico y el humanístico, trajo como consecuencia la mezcla frecuente de grafías en un mismo escribiente, y en el caso de los profesionales de la escritura un bi-grafismo constatable en numerosos casos; pero también en otras personas no re-lacionadas profesionalmente con el mundo de la copia y la redacción documental

y por ello las escrituras mixtas son abundantes en el Libro de Beatificación.En esta muestra se observa una cursiva de ductus más bien lento, que combina

formas próximas a la humanística: ligadura “ct” del primer renglón, “P”, “M” capital), con otras formas más góticas: “f ’, “u/v”, cuyo goticismo se hace más evidente en la forma de ligar algunas letras.

También mixta es la escritura del f. 2, 2. De ductus más rápido que la anterior (ligaduras totalmente procesales del final del segundo renglón y principios del tercero), combina formas humanísticas con formas góticas (“v” ancha, ligadura “po”, “C” por debajo de la línea de renglón). Este goticismo se acentúa cuando aumenta la velocidad de la escritura.

Otra muestra es la escritura de Benito Martínez: “Yo, Benito Martínez, se-cretario de su Alteza, la fiz escriuir por su mandado / con acuerdo de los del Su Consejo”. Esta frase está ejecutada con una escritura muy redonda que, de nuevo, combina elementos humanísticos y góticos. Los humanísticos son el ductus que, aunque cursivo, no es demasiado rápido y morfología (“M” capital, “a”). Los elementos góticos se observan en algunas formas y ligaduras (por ej., el “de su” que aparece detrás de la abreviatura de “secretario”; el “escriuir”; el “de los del” (su Consejo), en donde la “s” del “los” es claramente la “s sigmática”, tan característica de la procesal) (Lám. 8).

4. d. Personas que no saben escribir

Finalmente encontramos varias personas que declaran no saber escribir, y así lo consigna el escribano que recoge su testimonio. Éstos son los casos de Agus-

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tín Ximénez, maestro de obras, de 60 años de edad; Francisca Rodríguez, que asiste en casa de Dña. Isabel de Peralta; Francisco Merchán, albañil y pocero y Joana Gregario, que no tiene ejercicio alguno, de 28 años de edad. Dos hombres y dos mujeres. Por último, Magdalena de Urbina y Colmenares, que se dedica al gobierno de su casa, de 70 años edad y que no firma, aunque el notario en este caso no especifica si es porque no sabe o por cualquier otra razón (lám. 9).

4. e. Niveles de ejecución gráfica y extracción social de los escribientes

En base a la selección de muestras analizadas, encontramos tres niveles de eje-cución gráfica: los profesionales de la escritura (escribanos y notarios) y la mayor parte de los testigos se mueven entre los dos primeros, niveles alto e intermedio; un nivel bueno muestran los profesionales liberales (médicos, cirujanos y los clé-rigos) y también los enfermeros; por el contrario, algunos testigos muestran un nivel bajo, además de las personas que declaran no saber escribir. El buen nivel de ejecución gráfica se observa tanto entre las manos que utilizan las escrituras de tradición gótica como entre los que utilizan escrituras de tradición humanística. Por otra parte, de los 49 testigos no eclesiásticos ni profesionales de la escritura sólo 4 manifiestan no saber escribir, un porcentaje realmente bajo.

Aplicado el análisis al grupo profesional de los enfermeros, todos manifiestan saber escribir y con un buen nivel de ejecución gráfica, aunque algunos de ellos podemos situarlo en un nivel intermedio, como Teodosio Machado, Hermano Mayor de la Congregación de los Obregones, que presenta más bien un nivel intermedio. Su firma reproduce una escritura minúscula y cursiva, de trazado tembloroso, con pocas y muy simples ligaduras, con la palabra “hermano” abre-viada con letras sobrepuestas de carácter general, pero con una “E” de deficiente ejecución, tosca y, sobre todo, las letras se trazan con un módulo grande, algo ca-racterístico de personas con un bajo nivel de práctica gráfica. Además, el hermano Teodosio Machado parece no ser un hombre de elevada cultura, pues escribe su nombre de pila sin “h”, como sí lo hacen los escribanos que recogen su nombre en distintos documentos (láms. 10 a 13).

Por lo que respecta a los escritos de enfermeros que hemos podido analizar, Bernardino de Obregón, Pedro Lagarto de Cepeda y Andrés Fernández demues-tran un buen nivel de ejecución gráfica, personas habituadas a despachar corres-pondencia y a intervenir en asuntos en donde se requería el uso de la escritura33.

33 Una de las exigencias que planteaba la Congregación a todos los aspirantes a enfermeros era que tuviesen un buen nivel de lectura, escritura y de operaciones aritméticas. Véase Antonio Claret García Martínez, “Cultura escrita y grupos profesionales. La escritura y la lectura entre los enfermeros españoles de los siglos XVI y XVII”, en Historia. Instituciones. Documentos, 31 (2004), p. 254.

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Si bien el muestreo efectuado debe ser más amplio para ser concluyente, con el trabajo progresivo sobre otros procesos de canonización y el estudio sucesivo de un mayor número de muestras gráficas de profesionales que ejercen distintos oficios podremos ir componiendo un panorama amplio de los niveles de ejecu-ción gráfica y los sistemas de escrituras utilizados entre los siglos XVI y XVII en distintas zonas de la Península.

5. Un antes y un después de un proceso de beatificación: nuevos espacios decultura escrita

En el verano de 1633 se da por concluida la recogida de informaciones so-bre Bernardino de Obregón. Tras ello, el Libro es presentado a Toledo para su aprobación y el envío inmediato de un traslado a Roma.

No obstante, el Proceso se detuvo en la Curia romana y sabemos que se re-abrió en distintas ocasiones en el siglo XVIII, como acaba de abrirse de nuevo a comienzos de los noventa del siglo XX. La primera mitad del siglo XIX vio la desaparición de casas y hospitales y la extinción definitiva de la Congregación. No obstante el desenlace final, en 1633 la Congregación estaba en plena expan-sión y en los años siguientes los enfermeros Obregones siguieron trabajando en el proceso y completando, en la medida de sus posibilidades, la proyección social del Fundador.

Para ello se lleva a cabo desde 1633 un despliegue muy importante de recur-sos, poniéndose en. marcha estrategias para conseguir un ambiente favorable a la causa. Estas estrategias pasaban por la articulación de una campaña de difusión del personaje y su obra en la sociedad madrileña y, en cierta medida, en todo el Reino, especialmente en los lugares con fundaciones hospitalarias y casas de los Obregones.

Así, en 1634 se imprimen las Constituciones y Regla de la Mínima Congre-gación de los Hermanos Enfermeros pobres; disposiciones para el buen funciona-miento de la Congregación y que fueron dispuestas en vida por Bernardino.

También de 1633 es la biografía sobre Bernardino realizada por Fran-cisco de Herrera y Maldonado (esta obra tiene las aprobaciones y censu-ras para su impresión fechadas en 1624, pero no pasó a imprenta hasta este año). Poco tiempo después, en 1637, se imprime en Madrid un trata-do realizado por Pedro Íñiguez, enfermero Obregón y archivero del Hospi-tal General de Madrid, titulado Epítome y Regla de exercicios espirituales. De los que profesamos el Ynstituto de Nuestro Benerable Padre Bernardino de Obregón. En 1639 sale de imprenta una nueva biografía Vida y muer-te de nuestro Benerable Ermano Bernardino de Obregón, padre y fundador de nuestro ávito de Hospitalidad. Sin fecha cierta, aunque también debió

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imprimirse por esos años, apareció un hoja ilustrada con pasajes de la vida de-Bernardino de Obregón, que mostraba su trabajo con los enfermos en los centros hospitalarios (lám. 14).

Como se observa, la congregación hizo un gran esfuerzo y promovió en estos años una intensa actividad impresora para conseguir entre la población el au-mento de la devoción a la figura del venerable siervo de Dios. Todo ello supuso la puesta en circulación en pocos años de abundantes materiales sobre la vida y obra del Fundador y sobre su congregación de enfermeros. Como continuación a las tareas de recogida de información sobre Bernardino de Obregón, la Con-gregación no reparó en gastos y promovió en estos años una intensa actividad impresora. De esta manera, el Proceso de Beatificación se convirtió en un ins-trumento generador a su vez de nuevos espacios de escritura y de lectura, con nuevos documentos, libros, estampas y otras muchas manifestaciones gráficas en circulación.

Conclusiones

Los libros de beatificación representan una fuente de gran valor histórico para la investigación paleográfica y diplomática, ya que reflejan un “pequeño universo documental y gráfico”, incluyendo frecuentemente documentos muy interesantes y valiosos, elaborados durante el desarrollo de los procesos; pero también an-teriores, al ser insertados para la demostración de los méritos de los personajes propuestos para alcanzar el reconocimiento de la santidad, procedentes de los más variados archivos institucionales y privados. Por el elevado número de personas que intervienen en los mismos, y sistemáticamente pertenecientes a las más diver-sas profesiones y niveles culturales que dejan muestras de su escritura, nos permite acercarnos a los usos de escritura practicados en las ciudades en donde sellevan a cabo dichos procesos.

Con el estudio de las escrituras incluidas en el Libro con el Proceso de Beatificación de Bernardino de Obregón hemos podido comprobar que, para un muestreo de casi 100 personas residentes en Madrid y otras pobla-ciones cercanas, lugares de trabajo o procedencia de la mayor parte de los testigos presentados y en unas fechas que van desde 1586 a 1633, las cursi-vas de tradición humanística se habían impuesto de forma clara entre los no profesionales de la escritura en su uso cotidiano; humanística que en mu-chos casos aparece con una abundante presencia de elementos gráficos gó-ticos, que fueron conformado formas mixtas que marcaron en gran medi-da la evolución de las formas gráficas imperantes en todo el resto del siglo XVII. También hemos podido comprobar que los profesionales del docu-mento utilizan de forma preferente las escrituras del sistema gótico, en sus

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variantes procesal y procesal encadenada, aunque con una creciente presencia de la escritura humanística.

Desde nuestro punto de vista, se está produciendo un proceso que va más allá de la hibridación de formas gráficas entre lo gótico y lo humanístico, que es tan sólo su etapa inicial; se observa un fenómeno gráfico que tendrá como consecuencia una nueva escritura de fusión, que responde no sólo a motivaciones puramente gráficas, sino también sociales y psicológicas, con claro predominio de los elementos humanísticos.

Pero, a su vez, los procesos de beatificación y canonización son un reflejo de las estrategias desarrolladas por una institución o grupo de personas para la con-secución de unos fines determinados, en este caso promovidos por una congrega-ción de enfermeros con su sede central en Madrid, y su estudio nos ha permitido explorar el uso de la escritura realizado por estos enfermeros para conseguir la consolidación y expansión de su congregación. El Proceso de Beatificación de su fundador supuso, a su vez, la creación de todo un espacio de cultura escrita que produjo la reunión de materiales escritos dispersos por archivos y bibliotecas institucionales y privados y la creación de otros nuevos, en forma de biografías, tratados científicos y espirituales, estampas y otros textos que venían a proyectar la imagen del enfermero y su congregación. En este período los distintos grupos profesionales van tomando conciencia de la importancia de la formación entre sus miembros (como así lo demuestran los enfermeros), aumentando las exigen-cias entre ellos en materia de alfabetización y relación con el mundo de la cultura escrita.

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Láminas

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La escritura de Francisco Martínez, notario diputado para la causade beatificación de Bernardino de Obregón

Obsérvese lo que sucede con cierta frecuencia en el caso de Francisco Martí-nez, que escribe en procesal “ante mí’ y “Francisco Martínez” en cursiva de tra-dición humanística (véase la “r” o la “M” capital, y el “notario diputado” en una rápida procesal encadenada).

Así, podría afirmarse que Francisco Martínez conoce la escritura propia de su oficio (la procesal, como escritura profesional) y conoce también la cursiva de tradición humanísti-ca, es decir, la usual de la época, en un claro ejemplo de bigrafismo.

Lám. 1

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La escritura de Hernando de Valdés, escribano del Rey en 1624

Otro claro ejemplo de bigrafismo de los profesionales del documento de los siglos XVI y XVII lo encontramos en el escribano del rey Hernando de Valdés.

El documento por él suscrito está en una escritura cursiva de tradición humanís-tica con elementos góticos; su suscripción aparece en procesal y, según indica él mismo en el documento, a su pluma se debió también las Reglas de los Obrego-nes, recogidas a continuación del documento, y escritas a dictado de Bernardino hacía más de 36 años, con una humanística redonda.

Documento que certifica que el cuaderno que sigue fue escrito por este mismo notario (Hernando de Valdés) 36 años atrás en Portugal, cuando acompañaba a Bernardino de Obregón en Lisboa.

Lám. 2a

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La escritura humanística de Hernando de Valdés

Reglas de la congregación de los enfermeros obregones, dictadas por el Fundador y escritas por Hernando Valdés en 1592

Lám. 2b

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La escritura humanística de Bernardino de Obregón

Otra muestra de las cursivas de tradición humanística está en las notas de correc-ción que aparecen en las mismas Reglas, realizadas de mano de Bernardino, como se indica en el testimonio notarial de Hernando Valdés que le antecede, y que es una cursiva usual de tradición humanística.

Páginas del cuaderno con las Reglas de los enfermeros Obregones.Correcciones y anotaciones de la mano de Bernardino de Obregón.

Lám. 3

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Escrituras de los testigos en el Proceso de Beatificaciónde Bernardino de Obregón

4a. Dionisio Ruiz de la Peña, sacerdote, de 88 años de edad y natural de Talavera. De puño y letra del testigo: “E yo, el doctor Licenciado Dionysio Ruiz de la Peña he declara-do por verdad lo que sé”.

4b. Don Manuel de San Juan, cirujano de 60 años, poco más o menos. De puñoy letra del testigo: “Yo, Manuel de San Juan e declarado por verdad lo que sé”.

Lám. 4

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Escrituras de los testigos en el Proceso de Beatificaciónde Bemardino de Obregón

5a. Gaspar de Camargo, de edad de 56 años, no tiene ejercicio alguno más de acudir a algunos negocios que se le encargan. De puño y letra del testigo: “Yo,

Gaspar de Camargo, he declarado en este mi dicho por berdad lo que sé”

5b. Baltasar Salgado, maestro sastre, de 66 años de edad. De puño y letra deltestigo: “Yo, Baltasar Salgado e declarado por berdad lo que sé”

5c. Doña Isabel de Peralta, se dedica al gobierno de su casa y familia, de más de 30 años. De puño y letra del testigo: “Yo, Doña Ysabel de Peralta, e declarado

por berdad lo que sé”

Lám. 5

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Escrituras mixtas

6b. La escritura bajo la cual aparece el nombre de Pedro Lagarto, es otra escritura mixta, que podemos definir como una escritura usual con fuertes reminiscencias góticas y de ductus rápido, que se convierte en procesal encadenada (final del primer renglón “de los pobres”, final del 2.0 y 3.0 renglón) y que es más legible cuanto más lenta.La suscripción de “el hermano Pedro Lagarto” no pertenece a la misma mano que el texto al que acompaña, es decir, texto y suscripción no son de la misma persona.

Lám. 6

ct MP

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Escrituras mixtas.

7a. Juan de Castro Colana, no tiene ocupación alguna. De puño y letra del testigo: “Yo, Joan de Castro Colana he declarado por verdad lo que sé”

7b. Antonio Soldado, labrador, de 65 años. De puño y letra del testigo: “Yo, Antonio Soldado, e declarado en esta deposizión por berdad lo que sé”

Lám. 7

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Escrituras mixtas.

Otra muestra es la escritura del f. 2-2, que recoge: “Yo, Benito Martínez, secre-tario de su Alteza, la fiz escriuir por su mandado 1 con acuerdo de los del Su Consejo”.

Esta frase está ejecutada con una escritura muy redonda que, de nuevo, combina elementos humanísticos y góticos. Los humanísticos son el ductus que, aunque cursivo, no es demasiado rápido y morfología (“M” capital, “a”).

Los elementos góticos se observan en algunas formas y ligaduras (por ej., el “de su” queaparece detrás de la abreviatura de “secretario”; el “escriuir”; el “de los del” (su Consejo), en donde la “s” del “los” es claramente la “s sigmática”, tan caracte-rística de la procesal).

Lám. 8

“s” sigmática Ligadura “desu”

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Testigos que no saben escribir. Escrituras de los testigosen el Proceso de Beatificación de Bernardino de Obregón.

Fig. 3a. Francisca Rodríguez, su ejercicio es asistir en casa de Doña Isabel de Peralta. De letra del escribano: “Y no firma porque no sabe escreuir. Firmolo el dicho Sr. Vicario”.

Fig. 3c. Augustina Illán de Liébana, no tiene ejercicio, de 60 años y más de edad.De mano del notario: “no firmó porque no puede escreuir”

Lám. 9

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Escrituras de enfermeros obregones

Suscripción de Bernardino de Obregón “Bernardino Siervo de los pobres”

Correcciones marginales autógrafas de Bernardino de Obregón, realizadas en elArtículo X de las Reglas de la Congregación

Teodosio Machado. Hermano Mayor de la Congregación de los enfermerosObregones en 1632.

Lám. 10

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Muestras de escrituras de enfermeros obregones

Gabriel Fontanet, hermano de la Congregación de los enfermeros Obregones

Alonso del Espíritu Santo, Archivero del Hospital General de Madrid, hermano de la Congregación de los enfermeros Obregones

Lám. 11

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Muestras de escrituras de enfermeros obregones

Pedro Lagarto de Cepeda, enfermero Obregón Procurador para la Causa de Beatificación de Bernardino de Obregón

El hermano Gracián de la Madre de Dios, Hermano Mayor de la Congregación de los enfermeros Obregones desde 1632.

Suscripción de Andrés Fernández, Hermano Mayorde los enfermeros Obregones en 1618

Lám. 12

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Muestras de escrituras de enfermeros obregones

Hermano Felipe, de la Congregación de los enfermeros Obregones

Juan Baptista, hermano de la Congregación de los enfermeros Obregones

“Yo, el hermano Gabriel de Ocaña, e declarado la verdad de lo que sé”. Rúbrica

Lám. 13

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Estampa ilustrada con pasajes de la vida de Bernardino de Obregón

Lám. 14

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