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Unidad IV Trastornos psicopatológicos en Período de Latencia Trastorno por déficit atencional - Trastornos del Aprendizaje BIBLIOGRAFIA Dolto, F. "Evolución de los instintos" Etapa de Latencia Dolto, F. “Castración edípica”. DSM IV Y su actualización DSM V "Trastorno por Déficit Atencional". "Trastornos de Aprendizaje". Freud, S. “Tres ensayos de teoría sexual”. “La sexualidad infantil" Punto II. Freud, S. “La organización genital infantil" "El Sepultamiento del complejo de Edipo". Klein, M “El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas” URIBARRI, R. “Adolescencia y aparato psíquico”

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Unidad IV

Trastornos psicopatológicos en Período de Latencia Trastorno por déficit atencional - Trastornos del Aprendizaje

BIBLIOGRAFIA

Dolto, F. "Evolución de los instintos" Etapa de Latencia

Dolto, F. “Castración edípica”.

DSM IV Y su actualización DSM V"Trastorno por Déficit Atencional". "Trastornos de Aprendizaje".

Freud, S. “Tres ensayos de teoría sexual”. “La sexualidad infantil" Punto II.

Freud, S. “La organización genital infantil" "El Sepultamiento del complejo de Edipo".

Klein, M “El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas”

URIBARRI, R. “Adolescencia y aparato psíquico”

Lic. Lucia Bozzalla - Lic. Fabiana Naiman“Período de latencia”: características típicas

Joseph Knobel Freud“Cuando no se instala la latencia: niños hiperexcitados sexualmente”

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DOLTO, F “Pediatría y Psicoanalisis”SIGLO VEINTIUNO EDITORES S. A. 1996 – Madrid – 16 Edición

Etapa de Latencia

La fase de latencia, normalmente muda, o casi, desde el punto de vista de las manifestaciones y curiosidades sexuales, se emplea en la adquisición, de los conocimientos necesarios a la lucha por la vida en todos los planos. Las facultades de sublimación pronto entraran en juego progresivamente.

La represión del interés sexual erótico va a permitir a la personalidad liberada desplegar toda su actividad consciente y preconsciente en la conquista del mundo exterior, como caja de resonancia abierta todos los sonidos, como las velas abierta todos los vientos, como placa sensible a todos los colores – si se nos permite a estas imagenes. Es el aspecto cultural de la fase de latencia, fase no solamente pasiva, sino activa, puesto que, implicara la síntesis de los elementos así recibidos y su integración al conjunto de la personalidad irreversiblemente marcada por el sello de su pertenencia al grupo masculino o femenino de la humanidad.

Si al entrar en la fase de latencia el niño se encuentra en un estadio edípico bien trazado y bien marcado, no quedara en el inconsciente mas que esos pares antagónicos ligados a catexis arcaicas. La libido, no inmovilizada en el inconsciente (como en el niño neurótico, para dominar los afectos reprimidos), estara enteramente al servicio de un superyó objetivo. También el inconsciente participara en la adquisición cultural, en la conquista del mundo exterior. El complejo de Edipo sera progresiva y enteramente disociado y el tabu del incesto claramente integrado a la vida imaginaria. Y cuando el niño experimente los estados afectivos y eróticos, que anuncian la pubertad y la masturbación terciaría, en lugar de reaccionar como si fuese pecaminoso, se expansionara aun mas sabra, conquistar su libertad sin timidez ni pena, progresivamente, día a día; sin reacciones autopunitivas.

La importancia y el valor de las sublimaciones de la fase de latencia son grandes. No sólo porque en esta época cuando se esbozan las características sociales del individuo sino porque la manera en que un niño utiliza neurótica o normalmente este período hace que fije o no, exagere o haga desaparecer componentes arcaicos de la sexualidad y sus elementos perversos.

Con el despertar de la pubertad, malas adquisición sociales (escolares, si el medio es intelectual, deportivas si el medio es obrero, practicas industriosas en general, cualquiera que sea el medio) haran dificil la expansión, porque el niño no podra legítimamente tener confianza en sí mismo. Y se dira con razón de este niño que no se desarrolla, que esta en la “edad ingrata”.

La causa de ello puede ser una deficiencia real de las disposiciones naturales del niño, cosa bastante rara. En efecto, en este caso, habra tratado por sí mismo -si es sano- de superar su inferioridad en un punto por el desarrollo como pensador de otras disposiciones. La culpa puede ser también de causas exteriores al niño (cambios constantes de escuela qué madres inconscientemente castradoras imponen a sus hijos, enfermedades, accidentes personales, catastrofes familiares, duelos, reveses de fortuna) que perturban la atmósfera afectiva del niño.

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DOLTO, F “La imagen inconsciente del cuerpo”Editorial Paidos, Buenos Aires, 1994 – 3a edición

COMPLEJO DE EDIPO Y CASTRACION GENITAL EDIPICA (PROHIBICION DEL INCESTO)

El período que sucede al momento en que los niños han descubierto su pertenencia a un sexo es aquel en el cual ingresan en lo que el psicoanalisis denomina complejo de Edipo.(1) Desde que el niño tiene conocimiento de esta definitiva pertenencia a un solo sexo, la imagen de su cuerpo cambia para él; esta imagen ya no es inconsciente, sino que es conscientemente aquella que debe, en la realidad, ponerse en concordancia con un cuerpo que mas tarde sera el de una mujer o el de un hombre. En cuanto al sujeto, y al deseo que éste tiene en lo que respecta a dicho futuro, es un deseo de identificación al ser que mas ama en ese momento de su vida. Y por eso es tan importante, a causa de su función -ejercida o no- de iniciador en la Ley, como espero haber demostrado ampliamente, que el niño haya obtenido respuesta en lo que atañe al papel que le cupo a su padre en su concepción y después en su nacimiento: rol de acuerdo con la naturaleza en la unión sexual, segun la Ley en el reconocimiento del niño ante el Registro civil, y papel afectivo en la toma a cargo del niño. El padre le ha dado o no su apellido, ha ayudado o no a la madre a criarlo. El niño puede o no contar con él como guía, como ayuda para hacerse hombre o mujer adulto. Si su genitor falta, otro hombre, compañero de su madre, puede servirle de padre tutelar. A partir de la entrada en el Edipo se desarrolla en el niño una visión de sí en el mundo donde su vida imaginaria esta dominada por su relación actual con los dos progenitores, en cuanto ligada al proyecto -que él acaricia- de su porvenir adulto, segun su sexo, seductor y exitoso. El Edipo puede resultar, o bien sanamente conflictivo, o bien patológicamente conflictivo a causa de la derelicciones de pertenecer al sexo que tiene. Esto puede suceder cuando la madre no ha podido o querido decir la verdad sobre la filiación del niño, mujer o varón. Pero también puede ocurrir si a causa de continuos dramas entre los padres el niño se ve obligado a sufrir por su madre debido a la actitud del padre, a juzgar mal a su padre, o a la inversa. Se dira: ¿qué se puede cambiar de la vida de un niño que tiene la desgracia de hallarse entre una pareja desavenida, de ser criado por un hombre o una mujer solteros, o de que sus padres estén divorciados, etc.? Hay mucho que hacer, poniendo palabras justas sobre la situación de hecho, y ayudando al niño a decir lo que él cree culpable oír, a decir lo que cree culpable pensar; porque un niño piensa siempre cosas positivas sobre su padre y su madre, incluso si piensa cosas negativas, incluso si tiene pruebas visibles de su des inteligencia y sufre por la actitud educativa, a veces terrible de soportar, de ciertos padres. Los hijos siempre encuentran cómo disculparlos. Lo importante, puesto que el niño vive, es sostenerlo, ayudarlo a hacerse cargo de sí mismo y a hablar sin verguenza de lo que sucede. No es cómodo ni agradable. Sus padres le causan problemas; pero para poder seguir desarrollandose acorde con el orden de su genitud, debe ser sostenido, esforzandose por confiar en él como su hijo o hija. Es lo que yo llamo en psicoanalisis «sostener el narcisismo de este niño», su narcisismo primario, el gusto por la vida, y su narcisismo secundario, el interés por sí mismo, como alguien que va-deviene adulto en el sexo al que pertenece: bien sea tomando como modelos a las personas que conoce, bien sabiendo que, aun con modelos que él no querría imitar, hay en él un deseo que busca un modelo para hacerse adulto del sexo que es el suyo.Supongamos que el niño cuente con condiciones suficientes de entendimiento de la pareja parental como para proseguir su evolución. En este momento hay una diferencia entre la niña y el varón. El varón quiere identificarse con su padre, como también la niña. Cada uno quiere actuar como los dos padres. Pero el varón, que por obra de su intuición viril tiene la iniciativa sexual, decide que quiere casarse con mama. También la niña, en el momento en que va a entrar en el Edipo, dice querer casarse con su madre. Lo que sucede es que todavía cree que la madre produce digestivamente a los hijos y que, si se hace amar por su madre, ésta le dara, en todo o en parte, lo que su marido le ha dado a ella misma, es decir, con qué tener hijos; porque para ella, en sus fantasmas, la concepción y el parto son cosas exclusivamente femeninas y tienen aun algo de magico. Con qué hacer un bebé anal, esto es lo que ella querría recibir del adulto amado, hombre o mujer. Papa, si esta en la casa, de todas maneras sería y seguiría siendo el papa, de ella misma y de sus hijos. El varón esta mucho mas directamente en el Edipo. Si estima a su padre y si siente que su madre estima a su padre, esta orgulloso de él, quiere parecérsele, busca identificarse totalmente

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con él y, naturalmente, gozar de las prerrogativas de que su padre disfruta con su madre en la intimidad. Es aquí cuando el padre puede y debe dar a su hijo lo que llamamos, en psicoanalisis, la castración; declararle: «Siempre sera imposible que un hijo ame a su madre como otro hombre la ama. No porque tu eres pequeño y yo grande, sino porque tu eres su hijo, y un hijo y su madre jamas pueden vivir la unión sexual y engendrar niños».

El varón

¿Qué imagen del cuerpo esta en juego para el niño que entra en el Edipo? Hablemos del varón. Las pulsiones genitales activas, que como hemos visto se arraigan en lo uretral, siguen siendo pulsiones parciales penianas, de sentido centrífugo en dirección al objeto del deseo. Se trata de las pulsiones que el varón traspone sobre los objetos parciales que representan, a su vez, imagenes parciales de su cuerpo, el sexo peniano en particular, que él desplaza sobre todos los instrumentos percutientes, las armas destinadas al ataque, a la agresión penetrante, en juegos balísticas, en acciones sadicas, de reventamiento, orientadas a las niñas y supuestamente para matarlas. Proyecta él aquí, hay que decirlo, bien sea su deseo de lanzar un líquido mortífero (los excrementos son aprehendidos como malos, puesto que el cuerpo los rechaza), bien sea su deseo de lanzar algo con lo que hacer bebés, cuando ya sabe que esto va a suceder alguna vez en la vida, porque lo dicen los adultos o compañeros de escuela mas grandes. Esta alternativa no tiene nada de contradictorio. Los niños que juegan a matar pretenden rotundamente que acto seguido el muerto resucite. Es decir «lo hacen por decir», «en broma»; (*) las pulsiones, en fantasmas, no son «realidad». (2) Y encima, oye hablar del nacimiento de un bebé: ¿de dónde vino? ¿Y la muerte? Ella toca a personas del entorno del niño. ¿Adónde vamos? Cuando el niño esta en pleno período edípico, la vida y la muerte son la cuestión mas importante. Renunciara entonces a sus juegos agresivos penianos, al menos a los que no estan reglamentados en juegos casi sociales. Y ello gracias a la prohibición del incesto, que debe ser pronunciada tanto en relación con los hermanos como con las hermanas, es decir, tanto homosexual como heterosexual. Los varones trasponen la agresión peniana de tipo centrífugo, inconsciente o preconscientemente deseada, sobre la actividad manual, la actividad intelectual, la actividad de todo su cuerpo, ludica e industriosa. Por la palabra del padre y su ejemplo de respeto a las mujeres, a su mujer y a sus hijas, el varón capta la diferencia entre su deseo uretra anal de adueñarse del cuerpo del otro, de palmearlo agresivamente para sentirse viril (algo semejante al celo de los animales), y el hecho de dar un día la vida, llegada la elección del amor asociado al deseo; con el sentido de la responsabilidad que compromete a los amantes entre sí y después a los genitores, aquellos que han traído al mundo un niño y que se comprometen, uno y otro, a educarlo hasta su mayoría de edad. Cuando esto es dicho por el padre a su hijo, se trata de la iniciación del hijo para la vida humana. La castración edípica es eso. «Te prohíbo tu madre, porque es mi mujer y te ha traído al mundo. Las dos cosas son importantes. Tus hermanas te estan prohibidas sexualmente igual que tu madre. Por mi parte, no me he casado ni con mi madre, tu abuela paterna, ni con tus tías, que son mis hermanas; tu madre no se ha casado ni con su padre, tu abuelo materno, ni con sus hermanos, etc.» (3) De este modo el niño oira lo que va a introducido en el orden de la humanización genital. Aquí la escuela también tendría que desempeñar un papel, hablando de la diferencia entre la pulsión genital humana, ligada al amor y el celo fecundador de los animales, que obedece a un instinto ciego de acoplamiento entre macho y hembra, sin amor, sin sentido de la responsabilidad y del compromiso, aunque ciertos animales observen un tiempo de emparejamiento para el sustento paterno y materno de las crías, hasta que sepan procurarse solas su alimento. Carencia del padre, inepto para dar la castración. Si el padre, o alguien, no imparte esta educación en el dominio del deseo prohibiendo el incesto, el varón puede seguir toda su vida con la idea de una elección exclusivamente narcisística del objeto elegido, que tal vez no sea su hermana o su madre pero que estara destinado exclusivamente a sus placeres parciales genitales: objeto elegido eventualmente para ser mantenido bajo su dependencia por intimidación y violencia. La sumisión del padre a la ley de respeto, de no agresión a su cónyuge, que es la madre del niño, despierta al varón al hecho de que la vida relacional de los adultos no es de tipo uretroanal como él suponía partiendo de su manera de sentir y segun su narcisismo infantil, sino de otro tipo que aquella que a su edad le apetece. De ahí el papel perturbador de un padre violento, o de la ausencia total de padre. Los que son agresivos, los que en la familia son odiosos

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para convivir, o se emborrachan, los que cuando vuelven a casa pegan a su mujer, los que son irresponsables y no hablan con sus hijos, ninguno de estos los forman con vistas a su desarrollo afectivo. Asimismo, hombres que no procuran ninguna alegría a su familia sino a quienes sus hijos ven poseyendo violentamente a la madre, son patógenos, porque de cualquier forma el hijo joven los admira. Son machos que le parecen de una potencia fantastica, y que para él son modelos animales mucho mas que humanos. Padres así, con la sumisa complicidad de su esposa, dan a sus hijos el ejemplo mismo de comportamientos masculinos irresponsables. Su conducta «viril,} aparece ante los niños, cuando son pequeños, como magico, podemos decir: narcisista, oral, anal, fascinante. Es lo que hallamos en los ogros de los cuentos, en los monstruos de los mitos. La reivindicación de dominación, y hasta de desprecio del varón por la niña, (4) que para él forma mas o menos parte, momentaneamente, de su desarrollo normal desde la castración primaria hasta el final del Edipo, es dada en estos casos por el ejemplo de la conducta del padre respecto de la madre. Si el padre continua siendo el unico que hace la ley en la casa, dentro del registro de sus pulsiones orales, anales y uretrales, satisfechas en el etilismo o en el comportamiento paranoico, el hecho de que el niño vea a este hombre amo absoluto de una mujer amedrentada y haciéndole bebés a cada paso, confirma, al varón que lleva el apellido de este hombre, que si el hombre es ciudadano valioso en la sociedad es gracias a las pulsiones uretroanales. Grande es entonces la sensibilización del chico a la homosexualidad: bien sea a la homosexualidad pasiva, por identificación a la madre a veces depresiva pero valiosa, porque es la unica protectora de los niños ante el padre; bien sea homosexualidad activa, estructurada en la relación con el padre, cuyo ejemplo lo incita a pensar que hacerse hombre, en el verdadero sentido del término, es eso. Así se fabrican hombres de comportamiento paranoico, violadores de mujeres y de normas tan pronto como su deseo impulsivo e indominable resulta mínimamente contrariado. Son adultos que, en su infancia, no han planteado nunca completamente el Edipo, o que nunca han recibido castración de su padre. Han sido sólo individuos masculinos, no del todo humanizados, guiados por sus pulsiones mas que dominandolas a ellas, habladores, pendencieros, hacedores de la ley, la suya, a menudo inteligentes, lógicos, y -el niño lo ve a las claras en el café- apreciados por sus amigos. De hecho, en sociedad, son modelos de vida afectiva homosexual; y en casa, en su relación con su mujer, animales siempre en celo. Es evidente que las mujeres forzadas a aceptar una situación semejante también han nacido en familias que en su juventud las abrumaron con situaciones dificiles. En estos casos es importantísimo el papel que pueden cumplir los adultos del entorno, los adultos de la escuela, los médicos que conocen a los niños: no separarlos de su medio familiar pero hacerles comprender la falta educativa que dio origen a las dificultades de su padre. No lo amaran menos por ello, pero sera menos nocivo como modelo de identificación. Ademas, cuando los niños eran pequeños, tales padres han estado, con frecuencia, perdidamente enamorados de su mujer, pero tanto en su condición de hijos como en la de amantes; son hombres cuyo Edipo ha transcurrido muy mal, y que, muy a menudo, lo reviven en los celos que los agobian respecto del afecto y el interés que su mujer dirige a sus hijos, y mas especialmente a los hijos varones. Un médico conocedor del psicoanalisis y al corriente de lo que es una vida familiar como ésta, puede dar muy bien él mismo la prohibición del incesto al varón y decirle que tiene que dejar de mimar a su madre, que ni siquiera debe hacerla para consolarla cuando la ve desdichada con su padre: él ya es grande, debe trabajar en la escuela, respetar a su padre y a su madre y dejar de comportarse como un amigo exclusivo de mama. Su padre no siempre fue como él lo ve en casa y, por otra parte, la madre puede decirlo al médico en presencia del niño. El padre ha caído en este estado a menudo por razones de depresión, de cansancio, de las dificultades de la vida material. Todo esto ayuda mucho al niño a relativizar los dramas de que es testigo; y, de una manera diferente, ayuda a los dos padres a través de su hijo. Cuando un varón ha alcanzado un nivel edípico imposible a causa de un padre patógeno, el trabajo consiste en hacerle entender que aprendera mejor en clase, que triunfara mejor, si deja el hogar familiar y pide él mismo ingresar en un internado, si ello es económicamente posible; y, si no lo es, con la ayuda de la sociedad. Pero la petición ha de provenir del niño. No porque la situación sea dificil se debe, salvo excepción, separar al niño de su familia. Hay que esperar a que el propio niño lo pida. Es en el seno de la familia donde ha de resolverse el Edipo.

La nina

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Hablemos ahora del Edipo de la niña, del que decía que al principio es tanto homosexual como heterosexual, puesto que la chiquilla entra en la vida genital con la finalidad de seducir a alguien que la haga madre igual que su madre. Para ella, que se remite al falo, los hombres tienen pene y las mujeres tienen niños, esta claro. Su deseo de identificación a su madre conduce a la niña, si la pareja parental se entiende, a desear disponer de las prerrogativas que el padre reconoce a la madre. Pero la niña sólo puede entrar en el Edipo a condición de que intente transgredir la prohibición del incesto, haciendo caer a su padre en la trampa de su seducción. La niña no tiene las pulsiones activas centrífugas penianas del varón. Con relación al falo, sus pulsiones son centrípetas. Ella atrae hacia sí. Acecha el objeto que para ella representa la potencia y que quiere tomar para sí misma. En fantasmas, la transgresión de la prohibición del incesto por su padre o un hermano da valor a su persona y a su filiación. Ser tomada, ser penetrada como mama lo es por papa, y hasta sometida por la fuerza a esta potencia seductora, esto es lo que explica sus sueños de persecución, rapto y violación por un señor cuya cara no ve pero que tiene tales características de su papa o de uno de sus hermanos. En la realidad, lo que desea es gustar. Este deseo la lleva a desarrollar cualidades femeninas que puede utilizar para el éxito social: aprender sus lecciones, hacer bien sus deberes, portarse bien, obtener buenas notas y demostrar cualidades femeninas en el hogar, con las cosas domésticas, con la vajilla, en todas las actividades que ve que hacen los adultos, tanto la madre como el padre, en las que ella se aplicara para gustar a ambos y, de ser posible, para gustar mas al padre, a fin de que éste la considere tan valiosa como su mujer y, por qué no, mas valiosa aun. De aquí resulta que la actitud «perversa» de las niñas es mas manifiesta y visible que la de los varones, en el Edipo. Las niñas son «perversas» en el sentido de seductoras, para desviar al otro de la ley luego que ésta les ha sido significada. Por eso es importante que esta ley sea claramente significada. «Si lo complazco realmente, si soy mas valiosa que mama, él vera que soy yo quien mejor lo comprende, que su mejor esposa sería yo»; a lo cual se añade el hecho de que esta expresión de deseos hacia el padre toma a menudo un cariz embustero, artero, calumniador, mas o menos ostentoso respecto de la madre. Por ejemplo, cuando el padre llega a casa: «Oh, mira, mama ha salido, no sé donde esta, no sé si volvera para la cena». Otras chiquillas fantasean hasta la mitomanía haber gustado a hombres que se han permitido intimidades sexuales a su respecto, fantasmas que nunca verbalizan ante su madre: estan destinados a despertar los celos del padre, para que él haga otro tanto con ellas, otro tanto si no mas que esos supuestos hombres que ellas dicen haber logrado seducir. En suma, las actitudes perversas de la niña son mucho mas verbalizadas que las actitudes perversas del varón, que son mucho mas vividas sin ser verbalizadas. Ya se sabe, las niñas tienen la lengua muy larga, y su astucia al servicio de su fin (o «hambre»," siempre mas o menos oral en su genitalidad). Esto se debe a que las niñas han descubierto que su poder de seducción reside en su aceptación de no tener el pene y en su deseo de que otro se lo dé: no para tener el pene, sino para ser dueñas (**) de quien lo tiene y puede así satisfacerlas. ¿Qué blanco mejor que su padre, o el amante de la madre, aquel que satisface a su madre? ¿Cómo discriminar entre estos fantasmas contados por las chiquillas, y la realidad? En los periódicos leemos continuamente historias de seducción sexual y recibimos muchas en las consultas. ¿Cómo discernir lo verdadero de lo falso? Es muy simple. Hay una enorme diferencia entre la manera en que habla, con detalles realistas, una chiquilla que ha sido verdaderamente objeto de un seductor, y la que mitomaniza. Por desgracia, estos fantasmas engañosos para los adultos implican en ocasiones secuelas sociales traumaticas para todos; y todos los psicoanalistas han tenido que tratar mujeres cuyos fantasmas edípicos verbalizados habían promovido la credibilidad del entorno, y trastornado y estropeado su vida. 0, por el contrario, niñas que, sometidas por obra de su imprudencia seductora a los asaltos de hombres familiares o parafamiliares, no han podido hablar de ello a tiempo, porque se sentían a la vez culpables y orgullosas de despertar la atención de un adulto. Una vez mas, pienso que sería muy importante el papel de la escuela en cuanto a dar a los niños la ley de la prohibición de relaciones sexuales entre adultos y niños, a fin de que puedan distinguir entre sus fantasmas y la realidad y de que, si el niño se ve sometido realmente a una situación tan perturbadora para él, sepa decir al adulto: «Es que esta prohibido»; en general, carecen de palabras para esquivar h¡>s avances de los perversos, porque nunca se les ha hablado de ellos antes de una experiencia que los encuentra completamente desarmados.El decir de la prohibición del incesto saca al varón del Edipo y, al contrario, introduce en él a la niña, sobreexcitando su lenguaje y las sublimaciones orales y anales del decir y del hacer que le permiten transgredir la prohibición o mas bien conseguir que la transgreda el adulto. Su coquetería suscita el

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apreciado don de pequeños objetos, anillos, pendientes, collares, destinados a brillar, a atraer la atención de los hombres sobre su apariencia, y a que las otras niñas la envidien. El padre y los varones siguen teniendo para ella un valor predominante y quiere gustarles. También ella, mucho mas que los varones, queda atraída por el espejo en el cual mide la seducción de su apariencia. En realidad, el narcisismo de las niñas respecto de la femineidad que tienen que mostrar se vive mucho mas en superficie que el de los varones, cuya vivencia del Edipo es mucho mas profunda, tanto en las emociones que experimentan respecto de su madre como en la rivalidad que sienten respecto de su padre, al que aman. La actividad falica de la niña, como expresión activa y espectacular utilizable donde sea, en casa, en la escuela, es enorme; así se explica el facil éxito de las niñas durante el período edípico, y después durante el de latencia, tras la resolución del Edipo, sobre todo si conservan la esperanza de gustar, con sus actividades falicas, tanto a las mujeres como a los hombres. La prohibición del incesto despierta en la niña sublimaciones de las pulsiones pregenitales, mientras que en el varón provoca sobre todo el despertar reforzado de pulsiones epistemofilicas. Lo que para él esta en juego es la cuestión del saber, que se puede oír y escribir como «eso-ver». (*) Él quiere comprender como esta hecho el mundo, cómo devenir jefe, quiere conocer las leyes que regulan los derechos entre los humanos; mientras que, para la niña, se trata de «eso-ser», de «parecen>, (**) de gustar, de conquistar todo cuanto se pueda para ser valiosa ante las instancias maestras. Maledicencia y calumnia son entonces armas contra las otras niñas, en sociedad. Varón o mujer, el niño se fragiliza en el momento de la resolución sana del Edipo, porque, haga lo que haga, al varón no le es posible seducir a la madre ni a la niña al padre, pues estos dos adultos tienen sus deseos ocupados por objetos sexuales que estan en otra parte, el cónyuge o una persona ajena al hogar, la querida de papa, (5) como dicen los niños que oyen a sus madres quejarse de ella a sus amigas. No por ello ha disminuido la necesidad que aun tiene el niño de la protección de sus padres, en todo caso de la protección de adultos que lo sostengan; tiene necesidad de tutela educadora para las dificultades que van a surgir ante él en la sociedad. La prohibición de su deseo genital en familia lo catapulta a un deseo de jugar con los niños de su edad; hacia amistades auxiliares con seres humanos de su sexo, marcados por la misma dura prueba que él en relación con sus padres. Entre los humanos del otro sexo, ansía conquistar objetos de los que, enamorado, estara orgulloso de obtener familiaridades sensuales y sexuales, y si es posible un amor compartido; pero entonces chocara con la rivalidad de los de su mismo sexo por el mismo objeto. El desplazamiento social del Edipo matiza la vida social de los niños, en particular en la escuela, aunque se encuentren en fase de latencia en cuanto a la preocupación sexual genital como tal. Las preocupaciones afectivas sexuadas y la busqueda narcisista de placeres parciales no ceden jamas. Muchos niños han vivido mal su Edipo o su salida del Edipo por falta de una castración, quiero decir cuando queda sin verbalizar la prohibición de la realización del deseo sexual en familia, la cual libera el deseo para su realización fuera del medio familiar. Por falta de ocasiones frecuentes de estar con otros niños, cuando en los días festivos los padres los retienen consigo, procuran tener animales domésticos, tanto para amarlos como para colocarlos bajo su dependencia. Gatos, perros, animales de compañía, hamsters, e incluso también, ahora, caballos que gustan mucho a los niños cuando son mansos. Por otra parte, esto no significa que tales niños, con el tiempo, no iran a «salir del aprieto» y resolver su Edipo; pero esto ocurrira mas adelante, porque los animales son como sus objetos transicionales de antaño, que los enlazaban imaginariamente a su madre-pecho. Estos animales a los que gustan mimar, acariciar, y cuyo afecto se granjean, sobre los que mandan o por los que se hacen temer, son para ellos objetos transicionales de su relación sensual difusa con los padres previa a la resolución del Edipo: antes de haberse dado cuenta de que con los padres amados no había esperanza del lado del porvenir fecundo y del deseo genital. Este apego a los animales puede, ademas, convertirse en meta de sublimaciones que, mas tarde, se continuaran en una vocación ligada al mundo animal. No quiero decir que toda buena relación con los animales sea para los seres humanos el signo de una imagen del cuerpo no salida de la relación edípica. Pero sí, si esto sucede cuando se trata de animales a los que el amor de su amo aísla de sus congéneres, por la necesidad narcisista del niño de contar con un confidente afectivo y mudo.Después del Edipo, en el período de latencia, el papel de los adultos, padres, educadores, radicalmente diferente del de los amigos y compañeros, sigue siendo muy importante para los niños en las situaciones de fracaso, de contrariedades narcisísticas, de dificiles trances en sus amistades y amores. Cuando el niño se siente afligido, la manera de reaccionar de los adultos puede ayudarlo o culpabilizarlo. El niño es sensible a la escucha discreta de la presencia casta, sensible del adulto que, sin reproches ni discursos moralistas, lo

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escucha. Ganar confianza en sí mismo, incluso en y por sus fracasos, es posible para el niño cuando sus padres son atentos y compasivos, y sobre todo seguros de sí mismos. Un padre que dice' a su hijo: «Lo conseguiras, porque eres mi hijo y el hijo de tu madre, y porque somos buenas personas, por lo tanto tu también eres una buena persona, aunque en este momento para ti sea dificil", no es un padre que «sermonea» [«faire la morale»] sino un padre que sostiene el animo [«soutenir le moral»]: y el niño tiene necesidad de esto tanto como de ser felicitado sinceramente. Lo mismo para la niña que se mortifica y se queja ante su madre: «Los chicos no me quieren, soy fea, nunca encontraré marido. -Sí, cariño - responde una madre compasiva-, encontraras un excelente marido porque eres una excelente hija. Tu padre es estupendo y tenemos una hija estupenda. Por el momento has fracasado, pero la próxima vez te ira bien, porque eres una excelente muchacha)}. Y acto seguido le expone las cartas de triunfo con que ella' cuenta en el juego de la vida. Sólo por el reconocimiento de los padres de sus propios valores y, al mismo tiempo, por el amor y la confianza que le demuestran, el niño se siente valorizado y sostenido para superar sus fracasos con confianza en sí mismo, ligada precisamente al hecho de ser el hijo de estos mismos padres. Esta confianza, este afecto y este interés casto, podemos decir, de los padres hacia su hijo, son irremplazables después del Edipo. Porque el afecto de sus padres es de toda necesidad para el niño en el momento mismo en que, sabiendo que la intimidad sexual y sensual con ellos esta prohibida para siempre, cree que ya no tiene ningun valor a sus ojos, que ya no lo aman y que incluso lo rechazan. El discurso moralizador, tanto como las intimidades de una ternura consoladora, seran, nocivos a corto o .largo plazo, porque el niño debe desprenderse cada vez mas de la dependencia paren tal. El dificil papel de los adultos es contribuir a este progreso liberador por mediación de su auténtico afecto.

(1) Véase el capítulo sobre el complejo de Edipo en Au jeu du désir, op. cit. (2) «Pour de dire». «Pour de rire», en el original. [R.] (3) (2)No son «de veras». (4) Es importantísimo decir y repetir esto al hijo de madre soltera, cuyo patronímico puede parecer,

por comparación con el de los demas niños, el de su padre. (5) Los niños del otro sexo también hacen alarde de esta dominación y este desprecio; al menos algo

muy frecuente entre hermanos y hermanas (forma de subrayar la represión de las pulsiones incestuosas que son corrientes).

(6) Fin, fin, y faim, hambre, son homófonos. [T.]** «Maitresse»: en francés, tanto «dueña» como «amante». La autora se refiere a ello

(7) en la nota (5) de este capítulo. [R.]* Salloir, saber, y " Ca-voir, eso-ver, son homófonos. [T.] ** «Ca-etre», «paraitre», en el original. [R.]

(8) Hay muchas equivocaciones imaginarias, sobre todo en las niñas, en lo que concierne a la palabra «amante» [maitresse], cuando sus madres la emplean en su presencia refiriéndose a su rival en el corazón de sus esposos. En efecto, el término «maitresse» ha suplantado al de <<Institutrice» en el vocabulario escolar. [Maitresse es, asimismo, «maestra». Pero el término tradicionalmente empleado en Francia para designar a la «maestra» era Institutrice. T.l

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ADOLESCENCIA Y APARATO PSIQUICO

Uno de los procesos mas difíciles de la adolescencia es la desidealización de los padres. En la medida en que esto va ocurriendo, va quedando vacancia para aquello que el sujeto aspira. Este vacío es llenado por nuevas figuras de identificación, como ser un líder juvenil, un hermano mayor, un maestro, un par, etc.

RODOLFO URIBARRI. FICHA: “Modificaciones estructurales en el aparato psíquico”

El yo ideal es una formación del narcisismo infantil temprano, caracterizada por la omnipotencia y que declina con el desarrollo del yo a medida que este a través del principio de realidad, cede al principio de placer, entonces esta instancia yo ideal, con esta imagen de perfección y omnipotencia declina. Este estado narcisistico se abandona con las críticas de los padres. Se internalizan y formaran luego una instancia critica de auto observación que sera el superyó: una crítica desde adentro.El origen del superyó es en respuesta al mundo externo, y se desarrolla mucho antes de que asuma estructura de una instancia psíquica definitiva. Por lo tanto es propensa a ser re externalizada cuando la estructuración no es lograda. Se ponen afuera las figuras de autoridad o los ideales. Se re externalizan la prohibición en figuras prohibitorias o se re externaliza el ideal a través de figuras que encarnan el ideal deseado, como un líder de un grupo.

Las tres funciones del Superyó:

1. Autoobservación: coteja el ideal con los resultados.2. Conciencia moral: lo normativo, punitivo, regulador. La prohibición. El yo se somete por miedo al castigo. Siente culpa y persecución frente al temor a ser castigado por algun pecado. Rige lo que “Debería hacer”. El yo lo siente como un peligro interno, pero si cumple con los mandatos siente tranquilidad y bienestar.3. Ideales: de aquí se desprende el Ideal del yo como otra instancia diferenciada. Sustituto del narcisismo infantil perdido. La base son los objetos amados, con lo cual va cambiando de contenido a medida que avanza por los distintos estadios del desarrollo. A medida que evoluciona con la adolescencia se despersonaliza. Propende a el acercamiento a una meta, al cumplimiento de algo, conduce hacia el mejoramiento pero sin llegar nunca a alcanzarlo, por eso es un orientador de la conducta, promueve un trayecto. Las aspiraciones, que dejan de ser individualizadas como lo que mama no permite, sino lo que esta mal y bien universalmente, orientan respecto a lo que se busca llegar a ser o a tener. El yo se somete por amor, en un esfuerzo sostenido, un perfeccionamiento constante, pero en vez de sentir bienestar, siente movimiento hacia, siente que camina y hace camino.La idealización es un mecanismo temprano de defensa que se revive con la reedición del proceso adolescente. Cuando se idealiza se sobrestima un aspecto del objeto (un rasgo parcial que se totaliza) y se omite todos los aspectos fallidos o malos del objeto. Es un Dios. Al principio se atribuyen estas cualidades a los padres de los que uno depende y esta a merced. Estas figuras parentales idealizadas cuando se externalizan presentan una fanatica visión por un mundo perfecto que lleva a todo o nada, y cuando la ira se despierta como respuesta a la desilusión parental encuentra una expresión tardía en la irracionalidad de la violencia. Por ejemplo los crímenes pasionales, como pueden no quererlo si se inviste a sí mismo y se idealiza, es una injuria narcisista que significa tanto para el sujeto que no lo puede soportar y pasa al acto, o la mata, la viola o se suicida. Porque es todo o nada. Vida o muerte. El trabajo mas doloroso de la adolescencia es la desidealización del self y de los objetos, porque es aceptar las limitaciones propias, ajenas y del mundo. Es asumir la castración. El reto es conciliar estas limitaciones con el deseo, con la busqueda del cambio. Si se abusa de este mecanismo se empobrece la capacidad de discriminación, de diferenciación y de conexión con la realidad. Si el self se toma a sí mismo como objeto, se cree grandioso, que todo lo puede (yo ideal) pero es inestable porque la realidad asedia. Es un regulador primitivo de la

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autoestima. Por ejemplo, en las primeras etapas de la adolescencia los pequeños logros los vive como un éxito esplendido, cuando solo es algo comun desde la mirada de un adulto. Se toma de cualquier cosa, la engrandece y así temporariamente se siente valioso y seguro, hasta que un traspié lo hace bajar de un hondazo a la peor basura. Lo efimero es una característica de este modo de funcionamiento ligado a la idealización del self. Pero a medida que crece necesita cotejar con el código comun compartido con lo cual la idealización no alcanza para regular su autoestima. Tiene que cotejar con los pares, con lo objetivo, con lo real.Hay ideales pero hay un Ideal del yo que contiene los ideales y funciona como instancia psíquica. El ideal del yo tiene su matriz funcional en la resolución del complejo de Edipo negativo. Superyó e ideal del yo tienen comienzos distintos, no son lo mismo, sus funciones difieren. Lo que tienen en comun es su influencia en cuanto a la motivación sobre la conducta y su función reguladora del sentimiento de bienestar. El Superyó se construye al final del Edipo y el ideal del yo al final de la adolescencia. Si bien ambos tienen antecedentes. El ideal del yo tiene sus raíces en el narcisismo primario. Delinea a edad temprana la imagen corporal. La función primera es reparar sus primeras injurias narcisistas causadas por la confrontación con otros, por el estado de desvalimiento, dependencia y pequeñez fisica. Esta es la primera injuria. Por eso hace ese movimiento que es transferir la omnipotencia a la madre, al otro auxiliar. Luego vienen las injurias de la realidad. La castración es como una marca que termina de cerrar el proceso.Del narcisismo primario a este pasaje por la omnipotencia compartida con la madre, mas alla de las identificaciones narcisisticas con objetos idealizados (con los héroes), estas idealizaciones son progresivamente atemperadas por el principio de realidad que se acentua notoriamente con la resolución del complejo de Edipo y luego el superyó controla las tendencias megalómanas y omnipotentes que se van relegando a la fantasía. De alguna manera el superyó pone un coto a la omnipotencia a través de encuadrarlo dentro de lo permitido. Hay una adecuación a la realidad con la instalación del superyó que se manifiesta en la latencia. La omnipotencia queda relegada a la fantasía, se cargan los ensueños diurnos.

Estos serían como el equivalente transfigurado de la alucinación temprana de la vivencia mítica de satisfacción, ya barnizada por el paso del tiempo y el proceso secundario y con la diferencia de que ya no cree en que eso ocurra. Esta ensoñando, se satisface imaginandose esto y sabe que no es cierto, conserva la ligazón con la realidad. Sino estaría psicótico. Sería un delirio.

El primer proceso de individuación es a partir de una matriz indiferenciada madre-hijo, una simbiosis inicial, en donde la primera investidura libidinal tiene lugar sobre una representación indiferenciada del self y del objeto. Progresivamente con el desarrollo se diferencian de las representaciones del self y del objeto y concomitantemente su investidura libidinal y agresiva. Culmina con la introyeccion estable de la figura de la madre y es lo que permite la independencia motora y geografica. El segundo proceso correspondería con la adolescencia, con el desligamiento de las catexias de las figuras parentales.

Para Winnicott si la madre es lo suficientemente buena y responde al acople y requerimientos del bebe, no se vive una ruptura sino continuidad. La madre responde a los deseos y gestos espontaneos del niño. Se va desarrollando un self verdadero, espontaneo, que realiza lo que le va surgiendo. En cambio si debe tener que reaccionar por una falla del ambiente, se sobreadapta para compensar la falla, desarrolla su falso self, que es reaccionario y no espontaneo. No le puede dar sentido a lo que hace, a su vida, se vuelve futil. Se acoraza. Lo problematico es cuando debe recurrir a esta pauta reaccional todo el tiempo porque la falla en el ambiente es reiterativa e intensa, a partir de lo cual no puede desarrollar lo propio, lo espontaneo, lo creativo.

El falso self se vuelve como una caractereopatia, que en vez de facilitar respuestas, encierra y obliga al self a ser de un modo rígido que no le permite desarrollarse, hacer algo propio.

El yo lo podemos pensar como la suma total de los procesos psíquicos que tienden a mantener una estabilidad e integración entre las exigencias de los impulsos, las normas y prohibiciones, y el mundo externo. Trata de concordar entre las posibilidades y las limitaciones para responder al deseo. El yo, por su origen, es el resultado de progresivas diferenciaciones, con el ello y el mundo externo. Las progresivas etapas libidinales dejan sus marcas como también las identificaciones con los distintos objetos. El empuje del ello en la pubertad debe ser reconducido armónicamente por el yo, preservando una continuidad, sino puede ocurrir una fractura en el desarrollo, manifestandose a través de una cristalización temprana de caracter a modo defensivo, rígido, que busca eludir ciertos conflictos. Sería un equivalente sintomatico pero mas dificil de detectar porque es funcional al medio, ego-sintónico. El observador lo ve, pero el sujeto

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no (dificil de cambiar como los beneficios secundarios). El dice “yo soy así”.

Los logros de la latencia:

1. Ampliación del yo: aumento de las catexias representacionales. El mundo interno se va poblando. Aparecen nuevas figuras de identificación, distintas de los objetos primarios; con lo cual aparece la posibilidad de modificación yoica. Se resiste a la regresión y trata de mantener la cohesión y la integración yoica. Hay una tendencia a adueñarse de la propia persona.2. Se forma un yo autocritico: complementa en forma creciente las funciones del superyó para regular la autoestima. Es una forma progresiva, que se independiza del medio exterior, que se va instalando como instancia autocritica que después pasa a conformar el ideal del yo.3. Aparece la sublimación como un mecanismo nuevo: tanto de defensa como posibilidad de creación y de tratamiento diferente a la pulsión que no sea solo la desviación de la descarga sino que produce algo mas. Es otra forma de placer, en el yo, como un orgasmo del yo. El goce genital tiene otro sentido. La sublimación afecta electivamente a las pulsiones parciales, en especial aquellas que no logran integrarse en la forma definitiva de la genitalidad: “Así, las fuerzas utilizables para el trabajo cultural provienen en gran parte de la supresión de lo que denominamos elementos perversos de la excitación sexual”.4. Reducción del uso expresivo de todo el cuerpo: aumenta la expresión verbal aislada de la actividad motora. Habla sin moverse, a lo sumo gesticula pero controla la motricidad.5. Mayor capacidad de pensar gracias a la instalación del proceso secundario y a la capacidad sublimatoria de poder aprender.6. Modificación de la pre-genitalidad en placer preliminar bajo la subordinación lograda gradualmente y en muchos casos, solo parcialmente, de la primacía genital.7. Los intereses y funciones del yo sé estratifican en una jerarquía de metas y valores. Subordinación, diferenciación y jerarquías se establecen dentro del aparto psíquico que al final de la adolescencia forman el caracter y se ve en las orientaciones vocacionales. Capacidad de prever, planificar y de poder disfrutar (no solo de la pura descarga). También la conducta se vuelve mas predecible.

Los orígenes del superyó:

Si bien el superyó es una institución post-edipica, como estructura funcionante, tiene elementos que la conforman que venían de etapas previas, tanto orales, como anales, etc. Tiene que ver con las limitaciones que los padres le dieron a lo pulsional. Por ejemplo limitaciones con la comida, luego con los esfinteres. Es una instancia que contiene, gracias a las identificaciones con los padres, los códigos de permisividad como de prohibición. En el periodo previo a la situación edipica, el riesgo que implica la prohibición es vivido como el riesgo del abandono, de la perdida de amor del objeto. Es el riego de no cumplir con lo que piden los padres y que estos le quiten su amor y lo abandonen. Es la vivencia de miedo y peligro. Mientras que con la situación edipica el cumplimiento de las normas tiene otro contenido.

El sistema de control que se inicia con el control de esfinteres, se va progresivamente interiorizando, se van interiorizando las prohibiciones y permisos y queda como estructura aunque no totalmente eficaz, hasta que no se sepulte el complejo de Edipo y se internalicen las figuras superyoicas de los padres y se cristalicen en el superyó. En esta situación, lo que antes era amenaza de pérdida del amor del objeto, se sustituye por otro sentimiento, que es el sentimiento de culpa. Culpa derivada de la crítica interna, del superyó al yo por no cumplir las metas. Esta ligado a lo agresivo y conflictivo de las fantasías del sujeto hacia el objeto que tienen que ver con el dañar al objeto amado y el consecuente temor al castigo del superyó que todo lo ve. Antes la prohibición venia desde afuera, ahora en la latencia viene desde adentro, “la vos de la conciencia”. Los desafios a la norma son producto de una imposibilidad de autocontrol, por lo tanto se pide en una figura externa la limitación, que venga de afuera. Después se enojara con la figura externa. Estos desafios cargados de agresión son los primeros intentos en la busqueda de autonomía y de desasimiento de las figuras parentales, es la busqueda del control del propio cuerpo.

Empiezan las primeras peleas con los padres, ya que se reedita, con la reactivación de las pulsiones parciales del estadio pre genital las peleas otrora por el control de esfinteres que no pudieron llevarse a cabo a través del desafio verbal y actuado, solo se hacía o no lo que pedía la madre. Los padres fueron los

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cuidadores de ese cuerpo y les cuesta dejar esa función, pero en el otro extremo esta cuando abdican de su función y los abandonan, con lo cual no tiene la posibilidad de tener esta lucha para diferenciarse y se encuentran en una situación anomica.

El superyó atraviesa momentos de inoperancia relativa, en tanto que el adolescente en sus comienzos busca desasirse de la autoridad de los padres y por lo tanto desinviste las catexias y el superyó pierde algo de fuerzas por consecuencia, pero esto es positivo, ya que permite que haya cambios de generación en generación. Recién hacia finales de la adolescencia el superyó opera en términos abstractos como códigos ético-morales.

Pero el superyó conlleva no solo los aspectos punitivos, sino de cuidado y guía. Y es también la internalización de los padres en los aspectos protectores que sirven al sujeto para que desde el superyó se sienta de algun modo limitado en cuanto a las acciones a realizar, en términos de una orientación, de cuidado en torno a peligros, o riesgos que pueden transformarse en dañinos para el sujeto. El superyó es también una instancia guía, de orientación, de cuidado y no solo punitiva. No solo influencia al yo a actuar, sino que es modificado por las reestructuraciones yoicas. También sucede que algunas de las funciones que eran del superyó las va tomando el yo a través de su especialización. Cuando por ejemplo la autocritica, que pasa al campo del yo, o la autoestima, que resulta de la operación independizada del ideal del yo. La respuesta crítica del superyó no se limita a aprobar o desaprobar impulsos o actos específicos, sino que va tendiendo mas a un elogio o condena del self como persona total, aumenta o disminuye el nivel total de la autoestima. Tiene influencia sobre el estado emocional generando las fluctuaciones del humor.

En la adolescencia debe reforzarse el tabu del incesto mas que nunca; debe coartarse los impulsos hacia los objetos primarios incestuosos porque el riesgo es mayor ya que hay posibilidad de concreción. Función específica que se remodela en el superyó en la adolescencia. A la vez se debe abrir un camino para la exogamia, para la realización de la sexualidad con otros objetos permitidos que le permitan concretar su sexualidad genital adulta. Antes, en la latencia, reprimía todo retoño de la sexualidad infantil pre genital pero ahora se la debe reeditar y hacer una permisividad selectiva y una prohibición selectiva: con alguno no, con el resto sí. La corriente tierna se une a la corriente erótica y el objeto exogamico pasa a ser cuidado en las relaciones que mantiene con el yo. La aceptación de la unión sexual con la corriente tierna y cariñosa es la aceptación de los padres como seres sexuados, que ha tenido que ser reprimido junto al sepultamiento del Edipo, pero que se sabe y no se sabe al mismo tiempo, desmentida. (Se ve en los insultos: HIJO DE PUTA). Un paso logrado es poder identificarse con los padres sexualmente activos, porque implica aceptar que ellos quieren esta vida y que el superyó como el yo se han consolidado pero reestructurado, antes era inaceptable el comercio sexual de los padres, con lo cual esto significa una reconstrucción de los valores éticos morales que regulan la nueva practica sexual adulta y genital. Es un cambio de contenido dentro del superyó y el yo. Algunos padres no hacen la evolución sexual porque todavía lo viven como algo desagradable y sucio, prohibido, mal visto que tiene que ser ocultado, son formas que tienen aun connotaciones de la ética anal y por eso es sucio. Por eso la primacía genital no es solo el acto, es un cambio ético-moral.Uno de los procesos mas dificiles de la adolescencia es la desidealización de los padres. En la medida en que esto va ocurriendo, va quedando vacancia para aquello que el sujeto aspira. Este vacío es llenado por nuevas figuras de identificación, como ser un líder juvenil, un hermano mayor, un maestro, un par, etc. El sujeto “veleta” tiene su parte positiva, porque esta a la busqueda de situaciones diferentes, a la busqueda de que es lo que él quiere y lo que quiere ser, y aunque abandone algo le queda, como algo que va a seguir siendo o algo que no quiere ser. Es un proceso selectivo en donde se van tomando y dejando identificaciones, se van modificando los ideales a los que se aspira y con los que se identifica. Al final de la adolescencia se decantan estas identificaciones alternativas junto a los aspectos deseados y rescatados de los padres (se hacen las paces) y se concluye en una amalgama de estas figuras identificadoras, gracias a la fuerza del narcisismo que cohesiona y une estos elementos dentro del yo, que integra y jerarquiza las identificaciones.

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Período de latencia: características típicasLic. Lucia Bozzalla - Lic. Fabiana Naiman.

"Rubén tiene un problema y una alegría; son, en ese orden, el diente flojo que debería caerse pero no cae y Silvia, que por fin le dijo que lo quiere. El problema necesita solución mas urgente que un telegrama. Nada debe oscurecer lo de Silvia.Si no fuera por eso estaría tan contento como cuando san Lorenzo iba primero y cantaron con papa oyendo como Fioravanti dijo por la radio que el juego del ciclón brilla. (...) .Si no fuera por el diente, la cara de Silvia, ayer, cuando dijo me gustas vos, sería lo unico. Porque Silvia es la mas linda y hace mucho que Rubén la busca. (....)Ayer, en la siesta, en vez de irse cada uno con sus amigos -ella con las chicas y él con los chicos- se encontraron en el galpón de la casa de Ruibé; el galpón esta en el fondo del patio, repleto e muebles inservibles y de herramientas con las que papa cultiva verduras y planta sus arboles y los poda. Entraron, cerró la puerta con la tranca, y buscó el lugar mas protegido, entre .los sillones que eran de la abuela y la cama destartalada que no sabe de quién fue. Ahí, en ese escondite, hablaron. (....) y porque ya terminaba la siesta y él le dijo sin mirarla que ella le gustaba para siempre y se despidieron sin besarse, aunque ya son novios."

Edgardo Gilli

Presentación.

El período de latencia ha quedado relegado en la producción bibliografica de nuestra disciplina, si comparamos con la abundante producción de trabajos sobre otros períodos del desarrollo. Nos proponemos en este trabajo rastrear los principales conceptos freudianos acerca de este período y enriquecerlos con los aportes de otros autores, de manera de sacar a la luz al período de latencia, con toda la riqueza que encierra, con las transformaciones intrapsíquicas que implica, con los conflictos que la constituyen y con sus manifestaciones conductuales mas características, las que se ven altamente influenciadas por factores de orden social, cultural y económico.

Realidades éstas ultimas cuya influencia sobre la infancia se hacen cada vez mas visibles, mostrando el temprano sufrimiento, las carencias y la precocidad sexual que rompen la concepción de una infancia monolítica asociada a la felicidad, el juego y los rituales típicos que se transmiten de generación en generación. Esperamos también entonces interrogarnos, cuestionarnos, preguntarnos, por ejemplo, si es posible en las condiciones actuales hablar de latencia y si lo es, especificar qué denominamos de esta manera.Esperamos así acercar al alumno un material que le facilite construir una perspectiva amplia sobre esta etapa de la vida en los niños, comunmente caracterizada de una manera simple y breve como un tiempo en el que la sexualidad no se hace ver y en el que se desarrollan aspectos fundamentalmente intelectuales (interés por el aprendizaje) y sociales (integración mayor al grupo de pares).

Nos proponemos también generar en los alumnos el interés por interrogarse sobre diferentes aspectos de la segunda infancia, especialmente en relación al momento actual y los diferentes contextos en los que transcurre.

Utilizaremos, para ejemplificar algunas de las cuestiones trabajadas, una experiencia realizada desde la catedra en el año 2002 de observación a grupos de latentes que concurrieron al Museo de los niños ubicado en el Shopping Abasto y citaremos fragmentos de textos literarios. Definición del período

¿Es posible hablar hoy de latencia sexual? Si es posible, ¿qué formas asume en el mundo actual? ¿Cuales son sus características de acuerdo a la situación socioeconómica y cultural en que viven diferentes niños y niñas? ¿Cómo impactan los cambios culturales que los exponen en la actualidad a ser partícipes de

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problematicas antes reservadas exclusivamente a la vida adulta? ¿Cómo incide, en los niños/as del periodo de latencia, la exhibición constante que hacen los medios de comunicación, tanto graficos como audiovisuales, de tematicas sexuales? ¿Qué consecuencia puede tener, sobre la sucesión esperable de las etapas del desarrollo, la eliminación de la diferenciación entre adultos y niños que realiza la ley del mercado al considerar a unos y otros como consumidores en igual grado?

Comenzar por revisar las definiciones y nociones que Freud desarrolla sobre el período de latencia (ver anexo final sobre distintas citas freudianas que consideran este período) es un camino necesario a recorrer para ir buscando respuestas a las preguntas planteadas. Podemos intentar definir el período de latencia, en base a diferentes criterios:

Por su ubicación cronológica Segun sus aspectos descriptivos Desde una perspectiva metapsicológica

El orden planteado no implica la importancia asignada a cada uno de los criterios.

Así pues, si definimos el período de latencia por su ubicación cronológica, podemos decir que se ubica entre el Complejo de Edipo y la pubertad. Es decir que se inicia con el sepultamiento del Complejo de Edipo, la constitución del Superyó y la instalación de los diques: sentimientos de asco y pudor y barreras éticas y estéticas en el interior del yo. Se extiende hasta la metamorfosis de la pubertad, en la cual niños y niñas se encuentran con un nuevo cuerpo, con una nueva exigencia pulsional y con la reanimación de las aspiraciones e investiduras de objeto de la temprana infancia, así como las ligazones de sentimiento del Complejo de Edipo. Esta definición se correlaciona directamente con las afirmaciones de Freud acerca de la acometida en dos tiempos de la sexualidad.

En 1925 Freud, En “Presentación autobiografica” escribía:

"El caracter mas notable de la vida sexual humana es su acometida en dos tiempos con una pausa intermedia. En el cuarto y quinto años de vida se alcanza la primera culminación, pero luego se disipa ese florecimiento temprano de la sexualidad, las aspiraciones hasta entonces vivas caen bajo la represión y sobreviene el periodo de latencia, que se extiende hasta la pubertad y en el que se instituyen las formaciones reactivas de la moral, la verguenza y el asco. (NOTA (1935): El periodo de latencia es un fenómeno fisiológico. Empero, sólo puede provocar una interrupción completa de la vida sexual en aquellas organizaciones culturales que han incluido en su programa una sofocación de la sexualidad infantil. (No es este el caso en la mayoría de los pueblos primitivos.)"

De manera descriptiva se puede definir el período de latencia por la disminución del interés por las actividades sexuales y el ocultamiento de aquellas que permanecen. El deseo de aprender toma el lugar de los intereses y la curiosidad sexuales previos y el niño y la niña invierten su energía, ahora disponible, para descubrir aspectos del mundo en el que viven y para integrarse en nuevos grupos sociales fuera del ambito familiar. La exclusividad de la importancia de las figuras parentales queda acotada por el conocimiento de otras familias y la relación con otras figuras de autoridad, principalmente los maestros, que heredan la historia afectiva que tenían con sus progenitores. El lenguaje se vuelve paulatinamente el principal medio de expresión y comunicación, gracias a la estabilización del proceso secundario. Los niños/as piensan, reflexionan, se ponen en el lugar de los otros, ganan en autonomía, desarrollan su propia moral. Podemos decir que entre lo 7 y los 12 años se produce un giro decisivo en el desarrollo mental y afectivo. Aparecen nuevos sentimientos morales como la honestidad, la camaradería, la justicia, y una organización de la voluntad. El equilibrio afectivo se hace mas estable.

Desde el punto de vista metapsicológico, en la latencia el aparato psíquico sufre una transformación. Una nueva instancia, el Superyó, se incorpora con la internalización de las figuras parentales, sus prohibiciones e ideales. El Yo debe cumplir sus funciones respondiendo a esta nueva

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organización. La acción inmediata como respuesta a los impulsos se coarta, aumenta el fantaseo y el pensamiento reflexivo.En este período se organiza definitivamente la heterogeneidad del Aparato Psíquico y la consecuente dinamica entre el yo y sus vasallajes respecto del Ello, el Superyó y la realidad. (2ª tópica)Considerado desde la primera tópica podría decirse que su comienzo esta marcado por la estabilización de la represión primaria y la divisoria intersistémica, es decir la consolidación de la diferencia entre el sistema Preconsciente-Consciente y el sistema Inconsciente.La constitución del Superyó y la erección de diques: sentimientos de asco, pudor y barreras éticas y estéticas en el interior del yo son poderosas formaciones reactivas frente a la sexualidad infantil que se reprime o se sublima, mediante la derivación hacia otros fines, el cambio de objeto y la aceptación cultural de sus producciones.

Analizando estas definiciones vemos un fuerte argumento para pensar que a pesar de los contextos socioculturales cambiantes, de los posibles cambios biológicos que parecen acortar la distancia entre la declinación del Complejo de Edipo y la pubertad, existe para todos los niños/as un compas de espera, una imposibilidad estructural y biológica que sigue sosteniendo un período en el que la sexualidad, a pesar de no desaparecer totalmente sus manifestaciones, no encuentra nuevas metas ni nuevas formas organizativas que le permitan sortear la imposibilidad de la satisfacción pulsional experimentada al final del Complejo de Edipo.No hay que desestimar el importante papel que cumple la cultura en la posibilitación del período de latencia, reforzando la represión y ofreciendo canales de derivación para la simbolización y la sublimación. Autores que trabajan sobre la situación de los niños y niñas en la actualidad se cuestionan sobre la existencia o la desaparición de la infancia en algunas situaciones actuales. Sea por las mayores posibilidades de sufrimiento, por la precoz exposición a estímulos que muestran sin velos imagenes de la vida sexual genital, por la desprotección que amplios sectores infantiles padecen, por la falta de inclusión en las instituciones sociales que significaban y daban sentido a la infancia, pareciera que ese compas de espera en algunos casos es destituido desde lo social, que no hay espera. El aumento de la pobreza, el trabajo infantil, y el desmembramiento de la familia, son ejemplos de situaciones que hacen que chicos de estas edades, lejos de gozar de la protección que aun necesitan, se encuentren en una situación de desamparo en la que deben asumir posiciones de responsabilidad que los condicionan en la estructuración de su subjetividad. Dejaremos una mayor profundización sobre estos aspectos para el desarrollo de la unidad V del programa

Origen del P. De latencia

La pregunta sobre el Origen del período de latencia que Freud se plantea en distintos momentos de su obra y que intenta responder mediante tres hipótesis complementarias nos permite seguir buscando respuestas a los interrogantes planteados.

a. Hipótesis fisiológica : se refiere a la disminución fisiológica de los impulsos. Freud, en el Cap. II de "Tres ensayos para una teoría sexual", en el apartado denominado "El periodo de latencia sexual de la infancia y su ruptura" menciona lo siguiente:

"...... Las inhibiciones sexuales. Durante este periodo de latencia total o meramente parcial se edifican los poderes anímicos que mas tarde se presentaran como inhibiciones en el camino de la pulsión sexual y angostaran su curso a la manera de unos diques (el asco, el sentimiento de verguenza, los reclamos ideales en lo estético y en lo moral). En el niño civilizado se tiene la impresión de que el establecimiento de esos diques es obra de la educación, y sin duda alguna ella contribuye mucho. Pero en realidad este desarrollo es de condicionamiento orgánico, fijado hereditariamente, y llegado el caso puede producirse sin ninguna ayuda de la educación. Esta ultima se atiene por entero a la esfera de competencia que se le ha asignado cuando se limita a marchar tras lo prefijado organicamente, imprimiéndole un cuño algo mas ordenado y profundo."

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Algunos autores, como Uribarri1cuestionan la hipótesis de la disminución fisiológica de los impulsos basandose en los siguientes argumentos:

no se registra disminución de los niveles hormonales o de los ritmos de crecimiento en esas edades no se podía explicar la intensa actividad de que son capaces los latentes existe una lucha constante contra la masturbación, los deseos incestuosos y las ocasionales

practicas genitales en los latentes

b. Hipótesis psicológica : su origen estaría vinculado a la declinación del Complejo de Edipo cuando el aumento de la angustia de castración, se resuelve con la concomitante identificación con los padres, la instauración del SY y el desarrollo gradual de la sublimación y la simbolización.

c. Hipótesis Filogenética : esta hipótesis estaría vinculada a la idea de que el complejo de Edipo es también un fenómeno determinado por la herencia.En el Sepultamiento del Complejo de Edipo, Freud plantea estas dos ultimas hipótesis: “El complejo de Edipo.............cae sepultado, sucumbe a la represión y es seguido por el periodo de latencia. Así el complejo de Edipo se iría al fundamento a raíz de su fracaso, como resultado de su imposibilidad interna.Otra concepción dira que el complejo de Edipo tiene que caer porque ha llegado el tiempo de su disolución, así los dientes de leche se caen cuando salen los definitivos. Es verdad que el complejo de Edipo es vivenciado de manera individual por la mayoría de humanos pero es también un fenómeno determinado por la herencia, dispuesto por ella, que tiene que desvanecerse de acuerdo con el programa cuando se inicia la fase evolutiva siguiente, predeterminada.”Y continua: “No puede negarse el derecho que asiste a ambas concepciones, pues las dos lo tienen. Pero ademas son compatibles entre sí; queda espacio para la ontogenética junto a la filogenética, de miras mas vastas.”

El período de latencia no es uniforme

Si bien el final del Complejo de Edipo es un momento de grandes transformaciones, los procesos de complejización psíquica no se dan de manera lineal ni inmediata. Siguiendo la propuesta de B. Bornstein, se pueden diferenciar dos subperíodos: latencia temprana y latencia tardía o primera y segunda latencia. El cambio se situa alrededor de los 8 años, edad que coincide aproximadamente con el momento en el que segun Piaget se organizan las estructuras de las operaciones concretas...

a) Primer subperiodo. Latencia temprana

En este subperiodo la nueva organización psíquica aun no esta consolidada. El nuevo funcionamiento es precario y fragil. La represión se va instalando lentamente y por lo tanto el control sobre los impulsos es inestable. Es frecuente la emergencia de angustia y la necesidad de presencia del adulto como reaseguro afectivo.Esto se observa facilmente en los grupos de niños que aun cuando estan realizando y participando de actividades de su interés requieren reiteradamente de la intervención del adulto ante desbordes emocionales que se suscitan como consecuencia de conflictos entre pares, que ellos no pueden resolver por sí mismos, es decir con sus propios recursos psíquicos.

En la observación realizada en el Museo de los niños del Shopping Abasto dos nenes querían realizar una actividad al mismo tiempo y comienzan a pelear a las piñas, tirándose bruscamente del pelo. Una chica sale corriendo a dar aviso de la pelea a la señorita: -“¡Seño, seño, se agarraron a piñas!. Uno de los nenes implicados se acerca a la maestra y la abraza.

1 Uribarri,R Replanteos sobre el periodo de latencia. CEP.

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En la latencia se produce un gran desarrollo del yo que comienza en este subperiodo. Siendo característica principal de esta instancia la demora de la descarga inmediata, los niños y niñas de estas edades mostraran conductas de postergación y control de la satisfacción de los impulsos, que durante este primer subperiodo se centraran principalmente en intentar controlar la motricidad. Esta nueva posibilidad va a permitirle al niño acceder al aprendizaje, facilitandole prestar mayor atención a la transmisión de diferentes tipos de información. Sin embargo, si bien es el momento de inicio del aprendizaje de la lectura y la escritura (si entendemos a éstas en su sentido mas amplio, extenso y complejo), muchas veces los niños no cuentan con los niveles de autonomía interior que son requeridos para esta tarea y es por éste y otros factores que involucran aspectos histórico- libidinales que niños de distintos niveles socioculturales suelen presentar sus principales dificultades escolares en el acceso al código de la lectura y la escritura, ya que se encuentra comprometida su actividad simbólica.

Frecuentemente en este subperíodo no logran “quedarse quietos”, al menos por mucho tiempo. La enorme diferencia que existía (y aun perdura) entre las propuestas educativas de nivel inicial (hasta los 5 años) y de comienzo de la escolaridad primaria (a partir de los 6 años aproximadamente), exigían a los niños una fuerte y brusca adaptación. De un modelo centrado en el juego con intensa participación del cuerpo, los afectos y la motilidad, los niños se veían incluidos en un modelo de participación en el aula basada en la permanencia en el banco y en la posibilidad de quedarse quietos. Actualmente existen propuestas que contemplan un pasaje gradual de un ciclo educativo al otro, incluyendo el juego como motor del aprendizaje.

Los chicos en esta subetapa siguen disfrutando intensamente del despliegue de la actividad motriz como descarga que le ofrece gratificaciones libidinales y agresivas a la vez que es una contención de las fantasías masturbatorias e incestuosas. La actividad motriz también permite el incremento de la capacidad para hacer prueba de realidad, facilitando el aprendizaje por la experiencia. Los niños que realizan experiencias participativas de aprendizaje, por ejemplo cuando participan en un taller de papel reciclado, utilizan la actividad motora al servicio de descubrir y comprobar cómo es el proceso de elaboración del mismo. Hemos escuchado una niña en el Museo de los niños, que, finalizada la actividad decía: "Yo no pensaba que se hacía así".

Asimismo la actividad motriz se despliega en el marco de juegos reglados y actividades deportivas que la regulan y evitan los desbordes. La espontanea separación por sexos que predomina en las actividades durante esta etapa esta también al servicio del control impulsivo.Otra característica propia de este subperíodo es la ambivalencia del niño frente a mandatos del superyo y la imposibilidad por determinar si los imperativos categóricos provienen de una voz interior o exterior. Las conductas manifiestas que se observan frente a las prescripciones y prohibiciones en estas edades son también ambivalentes pues van desde la obediencia complaciente hasta la rebeldía, aunque culposa.

La siguiente secuencia observada en una actividad realizada en un espacio del museo de los niños que reproduce un supermercado da cuenta de ambas opciones:El guía llama al grupo. La niña que hacía de “cajera” abre la caja registradora y le hace un gesto a la “clienta” (otra niña): -“Shhhh”, le dice. Saca una cantidad de billetes y se va. En el camino a reunirse con el grupo se cruza con otra nena y le muestra los billetes. Repite el gesto: -“Shhh. Todos se llevan”, le aclara. El coordinador explica la tarea del repositor que consistía en guardar cada cosa en su lugar. Mientras tanto un chico ve que otro se ha acercado a la caja registradora y retiraba billetes. Se levanta corriendo a su encuentro gritando: -“¡No te los lleves!”. La maestra se da cuenta que estos dos niños se han dispersado y los hace volver con el grupo. Una vez que el guía termina con la explicación. El nene que había dicho que no se lleve los billetes, sale corriendo primero que todos, se acerca a la caja y se lleva todos los billetes que encontró. Luego se los muestra a su compañero con risa maliciosa.

b) Segundo subperiodo. Latencia tardía

En él se plasman las características que se conocen como propias del período de latencia

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Esta caracterizado por un mayor equilibrio y una mayor estabilidad de las diferentes instancias. En esta etapa, tanto como en la anterior, no aparecen nuevas metas instintivas y se consolidan el desarrollo del yo y del superyo, ejerciendo un control mas eficaz y autónomo sobre los impulsos. La maduración neurobiológica producida entre los 6 y los 8 años colabora en este proceso.Los logros obtenidos durante este subperiodo terminan de conformar el plafond psíquico que permitira a niños y niñas afrontar los aumentos de tensión sexual y agresiva propios de la pubertad y los procesos de cambio adolescente. El superyo se afianza como instancia interior fortaleciéndose los procesos de abandono de las investiduras libidinales y su sustitución por identificaciones. Se desarrolla claramente un sentido de autovaloración, que se apoya en los logros y el autocontrol. Estos son reconocidos con valor positivo por el entorno escolar y familiar. Al volverse gradualmente mas autocríticos, su autoestima se vuelve mas vulnerable ya que empieza a verse en forma mas realista, con sus debilidades y sus fortalezas, lo que impacta sobre el sentimiento de omnipotencia. Los niños de esta edad se evaluan comparando sus habilidades y sus logros con los de los demas. En grupos de pares, miden por ejemplo quien salta mas lejos, quien es la estrella del partido de futbol, etc. El equilibrio narcisista es mantenido en forma mas o menos independiente de las figuras parentales y con una cierta dependencia de la aprobación del grupo de pares. Adquieren una perspectiva de sí mismos mas integrada y compleja al reconocer y diferenciar los roles que desempeñan en distintos espacios sociales (miembros de una familia, integrantes de una clase, de un club, etc.) y sus distintas habilidades (para los deportes, para la musica, etc.). Van afianzando un sentido de identidad. Pueden pensarse a sí mismos y relacionar sus acciones con sus rasgos de personalidad y con sus sentimientos. Alcanzan mayor estabilidad en los estados afectivos. Separan su pensamiento racional y su fantasía, la conducta publica y la privada. En este mismo sentido de la progresiva capacidad de diferenciación la capacidad para discriminar entre diferentes espacios, diferentes tiempos, y entre el yo y el objeto, contribuye a su creciente capacidad para la autonomía y la historización de sí, que se expresaría en términos de Piera Aulagnier, en la posibilidad de enunciación de "un proyecto identificatotio" que preservando aspectos del pasado ofrece al yo una imagen futura que lo orienta y le otorga sentidos.A partir de los 8 años niños y niñas van logrando una mayor concentración cuando trabajan de manera individual y una colaboración mas efectiva cuando participan en actividades de grupo. El niño pasa de un egocentrismo social e intelectual a nuevas coordinaciones que le van a permitir otras formas de organización, mayor autonomía y procesos complejos de reflexión.El inicio de construcciones lógicas en lo intelectual le permite comprender los sistemas de relaciones, la coordinación de distintos puntos de vista, un sistema de valores, lograr una moral de cooperación y autonomía personal. Aparecen nuevos sentimientos morales como la honestidad, la camaradería, la justicia, y una organización de la voluntad. El equilibrio afectivo se hace mas estable. Se atenua la ambivalencia.El juego cambia: se complejiza y mediatiza ya que se combinan habilidades con el azar, se inventan reglas o se modifican las transmitidas de generación en generación como una forma de expresar la verdadera comprensión del consenso que subyace a las mismas. Se juega cooperativamente, se reparten roles. El desarrollo del lenguaje, que deja de ser egocéntrico, da cuenta de las justificaciones lógicas utilizadas para la conexión entre ideas. Las posibilidades de discusión, la comprensión de distintos puntos de vista y valores y la justificación de las propias afirmaciones, hacen que las explicaciones entre los niños se den en el plano de la palabra y del pensamiento y no tanto en la acción. El cuerpo deja de ser un instrumento privilegiado para la expresión de los estados internos, en la medida que se han incrementado las posibilidades de expresión verbal. También logran mayores posibilidades de expresión artística. Como concreción de las posibilidades de sublimación.

El incremento de las posibilidades de sublimación y esta capacidad de organización y mediatización en la que se ponen en juego las habilidades que se van adquiriendo, se pone claramente de manifiesto en las actividades que se observaron en el museo de los niños

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Si bien la sobreestimulación que ofrece el contexto sigue favoreciendo la tendencia a la descarga motriz, en este subperiodo, sólo se observan conductas de este tipo de manera aislada, ya que los niños cuentan con mas recursos simbólicos para participar y mantenerse interesados en las propuestas.Ejemplo del estudio de Tv (Se trata de un espacio equipado con los instrumentos básicos de un estudio de TV: tres cámaras - dos móviles y una fija - que pueden “mezclarse” en un monitor, una escenografía, micrófonos y disfraces.Los chicos están sentados en una tarima, muy atentos a lo que les explica la guía. Frente a los efectos de cámara que ésta les enseña, ríen y aplauden. Al interrogar si saben cómo funcionan los efectos, la mayoría de los chicos levanta la mano para manifestar sus diferentes opiniones (sobre cuestiones técnicas de la televisión).Frente a la tarea de realizar un programa de TV, deben repartirse los roles. Las nenas prefieren actuar, hablar y bailar (salir en cámara), mientras que los nenes eligen manejar la consola y ser camarógrafos. Las nenas se muestran muy entusiasmadas en disfrazarse. Una propone hacer de Susana Giménez, otra de Natalia Graziano.Se dividen los roles dentro del grupo de las nenas: presentadora, invitada, bailarina.Los nenes practican diferentes planos con las cámaras. Un nene sube al escenario y canta “Dale Boca!”.Cuando comienza el programa, hacen silencio y después aplauden...

Recordemos que el nucleo del superyo, constituido por la prohibición del incesto, interdicta una conducta que es imposible de realizar por el niño, pues éste no posee la maduración biológica suficiente. Los sueños diurnos, como formación sintomatica evolutivamente adaptativa, es una transacción entre los mandatos superyoicos y los impulsos. Estos son concientes para el yo del latente pero se ocultan a la percepción del adulto. Constituyen un recurso eficaz para lucha contra las fantasías masturbatorias, que amenazan con su tendencia autoerótica la investidura del conocimiento necesaria para el aprendizaje. Las formaciones reactivas, que tiñen las conductas y actitudes del latente deben entenderse como la inversión con respecto a los impulsos que se desean realizar.El cuestionamiento de las normas en este subperiodo continua encontrando sus fuentes en las luchas conectadas con el conflicto edípico, de las cuales constituyen un desplazamiento.En términos generales podemos decir que a lo largo de este periodo la relación entre las instancias se ira modificando: el superyo debera ir haciéndose cada vez mas permisivo ante la pujanza de las fuerzas impulsivas y el yo ira contando cada vez con mas mecanismos y recursos para domeñar las pulsiones de manera operativa. Como resultado, la angustia como señal ganara escena paulatinamente, reemplazando a los desbordes habituales del subperiodo anterior.

A modo de síntesis, y citando a Peter Blos, mencionaremos sintéticamente los principales logros del período de latencia

"La inteligencia debe desarrollarse a través de una franca diferenciación entre el proceso primario y el secundario del pensamiento, y a través del empleo del juicio, la generalización y la lógica.

La comprensión social, la empatía y los sentimientos de altruismo deben de haber adquirido una estabilidad considerable

La estructura fisica debe permitir independencia y control del ambiente Las funciones del yo deben haber adquirido una mayor resistencia a la regresión y desintegración

bajo el impacto de la vida cotidiana. La capacidad sintética del yo debe ser efectiva y compleja El yo debe ser capaz de defender su integridad con menos ayuda del mundo exterior."

El mundo social del latente:

Freud en 1914, en Psicología del colegial, afirma que las actitudes afectivas se establecen en forma definitiva en los primeros seis años de vida. Esto es que la forma y el tono afectivo que se ha fijado en la relación con los padres y hermanos van a ser transferidas a todas las relaciones que en el futuro establezca con otros adultos y niños; podra desarrollarlas y orientarlas en otros sentidos pero ya nunca abandonarlas.

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“Todos los hombres que haya de conocer posteriormente seran para él personajes sustitutivos de estos primeros objetos afectivos (quiza, junto a los padres, también los personajes educadores), y los ordenara en series que parten todas de las denominadas imagos del padre, de la madre, de los hermanos, etc. Estas relaciones ulteriores asumen pues, una especie de herencia afectiva, tropiezan con simpatías y antipatías en cuya producción escasamente han participado; todas las amistades y vinculaciones amorosas ulteriores son seleccionadas sobre la base de las huellas mnemónicas que cada uno de aquellos modelos primitivos haya dejado.”En la etapa de la segunda infancia el niño amplía sus relaciones, se vincula con otros pares y conoce otras familias. Las observaciones que realiza del mundo, lo llevan a comparar a sus padres con otros, y la imagen idealizada que de ellos tiene comienza a vacilar. En el campo de la intersubjetividad, pueden diferenciarse las características del vínculo

con los padres o sustitutos diversos con los integrantes de la escuela (adultos y pares) con el grupo de pares

Señalaremos algunas características de cada uno de acuerdo a lo descrito por Gela Rosenthal, desde una perspectiva psicoanalítica. En el vínculo con los padres o sustitutos diversos el niño pone en evidencia principalmente las defensas frente a los impulsos. En la fantasía inconsciente del latente estas figuras mantienen su caracter incestuoso, a la vez que representan las amenazas de castración. La represión se va estableciendo con el transcurso del tiempo y no de manera instantanea. La misma se refuerza por medio de mecanismos obsesivos: la formación reactiva, la anulación, la magia del pensamiento y de la palabra, por ejemplo.La latencia no es un período de estabilidad y tranquilidad en cuanto a la fuerza de los impulsos. Existe un permanente conflicto ya que la sexualidad infantil reprimida sigue siendo una fuerza pulsionante aunque se encuentra contenida por las nuevas estructuras. Si bien frente a los adultos, la vida impulsiva del latente queda oculta, no ocurre lo mismo frente a los grupos de pares. Con los adultos, el ocultamiento y los secretos se hacen frecuentes. Los niños experimentan aventuras y dificultades que muchas veces éstos desconocen.De todas maneras, la posibilidad creciente de establecer una demora en la satisfacción impulsiva, el atractivo que ejerce el mundo social extrafamiliar y el gusto por la actividad del pensamiento y la producción de símbolos permiten la expansión del deseo de aprender y la ampliación del mundo de pertenencia.Toda la conducta de los niños en la escuela, tanto con los adultos como con sus pares, debe ser comprendida a la luz de las relaciones establecidas durante la primera infancia dentro del ambito familiar. Ante los maestros y figuras de autoridad escolar los niños también ponen en juego las defensas obsesivas y el ocultamiento. Les trasladan la ambivalencia correspondiente a la temprana relación con sus progenitores o cuidadores. De este modo, la escuela, con su oferta de conocimientos y de ideales, puede constituirse al mismo tiempo para el latente en un atractivo y un nuevo campo de lucha, desplazamiento de las rivalidades y luchas conectadas con el conflicto edípico. Asimismo, la diferencia existente entre el medio familiar y este espacio de inscripción en lo social/cultural ampliado permite confrontar la propia imagen conformada "en casa" con la que le devuelven sus maestros y compañeros. El aprendizaje resultara facilitado o perturbado por la calidad de estas relaciones. El grupo de convivencia entre pares en la escuela, esta caracterizado por un intenso intercambio afectivo entre los compañeros que se caracteriza por: competencia por lograr la atención y la satisfacción de los adultos, solidaridad y cooperación, pactos secretos, exclusiones, envidia, celos, todo ello se entrelaza con la función formal de la escuela.El grupo de compañeros tiene una gran influencia en la constitución de la autoestima. Para el niño/a, ser aceptado por el grupo es de fundamental importancia en la construcción de la autovaloración positiva. Como dijimos anteriormente, los niños se hacen cada vez mas dependientes de sus compañeros ya que necesitan de su compañía para disfrutar de actividades de juego o de aprendizaje pero también para la aprobación y para recibir consejos. En esos vínculos, aprenden a resolver conflictos, asumir compromisos, compartir y defender puntos de vista e intereses como iguales.El vínculo del latente con los pares (sin supervisión del adulto) se caracteriza por la busqueda de lealtad. Se establece una identidad, basado ya no en la pertenencia familiar, ni en la aprobación o desaprobación de

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los adultos sino en la inserción en un grupo de sujetos de la misma edad, con un conjunto de normas y costumbres diferentes de los de la cultura general del entorno. Estos grupos van constituyendo formas propias de comportamiento con un vocabulario especial, códigos en el vestir y formas de conducta que se desarrollan muchas veces sin la aprobación, ni el conocimiento de los adultos. Esto se va acentuando a medida que avanzan en este periodo. Asimismo, esta nueva subcultura, intenta establecer una mayor independencia de los adultos. Comienzan a aparecer el rechazo a las demostraciones de afecto en publico, ciertas conductas agresivas, burlonas, sarcasticas, sobre todo hacia aquellos que se muestran “débiles” o con necesidad de atención del adulto.Presentan liderazgos marcados (con reconocimiento y valoración del líder) y también suelen destinar a algun/a compañero/a roles desprestigiados, facilitando la depositación en ellos de los propios aspectos desvalorizados.Estos grupos permiten un primer nivel de socialización distinto del de la familia y diferente del de la escuela.

Algunas reflexiones e interrogantes que siguen abiertos.

Si bien hemos descrito características generales del período de latencia, no queremos, menos desde el psicoanalisis, generar la ilusión de un niño universal y teórico, sino dejar en claro que siempre nos vamos a encontrar con niños e historias particulares, que discurren en contextos familiares / sociales que los constituyen en unicos. Obviedad, o no tanto, que van a poder constatar en el trabajo practico que desarrollaran en la materia, al observar a un niño en particular y al realizar la Historia Vital Evolutiva.Los procesos descritos, se encuentran inscriptos en condiciones de época. Nos habíamos preguntado si en los contextos actuales, podemos seguir hablando de la misma "latencia", tal como se la ha descrito en épocas no tan lejanas, en los ambitos científicos. Desde hace varias décadas, pero de manera mas marcada en los ultimos años con el auge de las políticas neoliberales, los niños de estas edades se han constituido en importantes destinatarios del interés de los mercados. Conferido el lugar de plausibles consumidores, los ideales internalizados se han imbuido de aspiraciones materiales, tanto para los que son posibles y efectivos consumidores como para aquellos que estan excluidos de tal condición. Para ambas situaciones, en la medida en que se cree que se "es" en tanto se "tiene", es en la relación con el objeto (a consumir) y no con el sujeto donde se espera alcanzar la satisfacción. En este marco, la posibilidad de acercamiento a los ideales "consagrados" desde distintos ambitos (entre los cuales los medios de comunicación ocupan un importante papel), se vuelve nula para una gran mayoría, que no encuentra un lugar en la sociedad "legitimada" y se ve anulada y/o intenta existencia y expresión de maneras violentas o consideradas marginales y delictivas por el discurso dominante. ¿Función materna deficitaria?, ¿función paterna no ejercida?, ¿fallas tempranas en la narcisización? ¿Subjetividades desdibujadas y sin reconocimiento social? ¿Obstaculos en las posibilidades de simbolización? ¿Formas sociales cada vez mas injustas? ¿Instituciones en crisis?Otra pregunta nos habíamos formulado, acerca de si es posible seguir hablando de un período de latencia sexual, gira en torno al hecho de estar participando niños y niñas de un contexto cultural en el cual la sexualidad adulta es exhibida en los medios graficos y sobre todo en los audiovisuales (televisión, internet). ¿Hasta dónde estos estímulos pueden perturbar la latencia sexual?2

Mantenemos en pie los interrogantes, a la vez que señalamos que aun siendo cada vez mas dificil desde el punto de vista integral arribar a generalizaciones validas, la falta de maduración de la función genital sigue siendo un elemento por ahora inamovible en cuanto a la falta de nuevas metas sexuales durante este período.

2 Freud, Sigmund “Presentación autobiográfica” 1925. Nota agregada en 1935: "El periodo de latencia es un fenómeno fisiológico. Empero, sólo puede provocar una interrupción completa de la vida sexual en aquellas organizaciones culturales que han incluido en su programa una sofocación de la sexualidad infantil. (No es este el caso en la mayoría de los pueblos primitivos.)"

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Bibliografía

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Cuando no se instala la latencia: ninos hiperexcitados sexualmenteJoseph Knobel Freud

Deuteronomio 5:16 “Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.”

La necesidad de revisión y continua adaptación a los nuevos contextos sociales de los principios psicoanalíticos formulados por Freud hace ya mas de 100 años es, sin duda, un imperativo de nuestro trabajo y labor como psicoanalistas y difusores del psicoanalisis.Es en esta dirección en la que me propongo cuestionar y debatir la vigencia del período de latencia.

A partir de una serie de viñetas de la clínica actual en las que la latencia no se instala vemos una serie de síntomas en los niños que giran alrededor de una hiperexcitación sexual.

Freud (1905) describe el período de latencia como el momento en el que “se edifican los poderes anímicos que mas tarde se presentaran como inhibiciones en el camino de la pulsión sexual y angostaran su curso a la manera de unos diques (el asco, el sentimiento de verguenza, los reclamos ideales en lo estético y en lo moral).”

Agrega Freud que estos diques que son tan importantes para el crecimiento del individuo civilizado emergen a costa de sus impulsos sexuales infantiles, cuya energía es disociada de su uso sexual hacia otros fines a través del proceso de sublimación.

Desde los tres ensayos en adelante, para Freud el período de latencia sería lo esperable después de la disolución del complejo de Edipo.

Siguiendo la perspectiva freudiana se deberían dar una serie de factores para que la perversión polimorfa de las pulsiones parciales quede atrapada bajo los efectos de una represión exitosa, entendiendo habilidad para contener el impulso a la realización inmediata del deseo.

Entre los remanentes de períodos previos sobre los cuales se instala la represión podemos destacar las características Goldstein (1971): “Se estructura un mundo espiritual, bondadoso, alimentador, bajo la primacía oral y el control con severos mecanismos obsesivos, donde no existe o se evita la analidad, la sexualidad y los impulsos agresivos que quedan adscriptos al otro mundo, poblado por objetos de la sexualidad y la agresividad a todos los niveles , mundo carnal, a la represión como un mecanismo relacionado con la de un tipo de disociación descripta por R. Zac de material, sexual, excitante, deseado y temido y denigrado como conjunto”.

Podemos acordar con G. Rosenthal (1975): “Esto genera la angustia latente de los latentes: el temor a que se mezclen y contaminen ambos mundos”.Pero lo que nos encontramos en la clínica actual de los niños aparentemente latentes es que ya no esta esta disociación, probablemente porque tampoco se instaló la represión necesaria, los niños no entran en la latencia porque las fases previas de evolución de la libido no terminan de estar latiendo, manifiestas, en su vida cotidiana.

En el segundo de los tres ensayos “La sexualidad infantil” Freud (1905) nos alerta: “Resulta evidente que no se requiere de la seducción para despertar la vida sexual del niño, y que ese despertar puede producirse también de forma espontanea a partir de causas internas”.

Nos esta alertando de los peligros de la seducción, ya que aparece como obvio que ésta despierta la vida sexual de los niños. Ahora podríamos decir: ¡No sólo la despierta, es que no la deja dormir!

Tomemos el tema de dejar dormir: en la clínica actual con niños descubrimos que la hora de dormir es un permanente juego de intercambio de lugares que no hacen mas que confirmar nuestra hipótesis:

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¿Cómo dormir/ aplacar/ reprimir las pulsiones edípicas que se despiertan si el niño puede dormir con uno u otro progenitor sin que medie ninguna ley que regule estos lugares? El co-lecho es una practica bastante extendida, sin dejar de mencionar los beneficios secundarios de muchas fobias infantiles: conseguir dormir con mama dejando a papa en el sofa o en la misma cama del niño.

Cuando nos encontramos con estos casos la respuesta suele ser bastante generalizada: “Pobrecito”, “se la esta pasando muy mal”, y un largo etc. que da cuenta de la incapacidad de los padres para poner un límite a sus propias pulsiones parciales y a las de sus hijos. En este sentido sí sigue vigente Freud (1905) cuando en los Tres Ensayos nos advierte:”Ahora bien: si la madre conociera mejor la gran importancia que tienen las pulsiones para toda la vida anímica, para todos los logros éticos y psíquicos,.... Cuando enseña al niño a amar, no hace sino cumplir su cometido; es que debe convertirse en un hombre íntegro, dotado de una enérgica necesidad sexual, y consumar en su vida todo aquello hacia lo cual la pulsión empuja a los seres humanos. Sin duda, un exceso de ternura de parte de los padres resultara dañino, pues apresurara su maduración sexual; y también «malcriara» al niño, lo hara incapaz de renunciar temporariamente al amor en su vida posterior, o contentarse con un grado menor. Uno de los mejores preanuncios de la posterior neurosis es que el niño se muestre insaciable en su demanda de ternura a los padres; y, por otra parte, son casi siempre padres neuropaticos los que se inclinan a brindar una ternura desmedida, y contribuyen en grado notable con sus mimos a despertar la disposición del niño para contraer una neurosis. Por lo demas, este ejemplo nos hace ver que los padres neuróticos tienen caminos mas directos que el de la herencia para trasferir su perturbación a sus hijos“.

Y este famoso parrafo nos sirve también para ejemplificar lo que sucede con los espacios de intimidad y la visión de la desnudez corporal en los tiempos de la infancia. Sigue siendo frecuente que la sorpresa sea de los padres cuando los terapeutas nos esforzamos en hacerles entender que la visión de los genitales de los adultos puede ser una situación traumatica para el niño. Los padres consultantes comienzan a sospechar de cierta mojigatería en la actitud del terapeuta, cuando no despliegan sus propias formaciones reactivas para dar cuenta de un síntoma de ellos que vuelve a dar cuenta de la falta de límites en el espacio familiar contemporaneo.

Esto equivale a demandas narcisistas parentales que proyectan un narcisismo irrestricto en los niños, evitando el trabajo parental de la educación.Puesta en juego de una fantasía “pseudoliberal”, que ademas coincide con un discurso social de nuestra cultura.

Este discurso de la cultura actual, en todas sus instancias efectivas, tiende a producir un sujeto consumidor, y fundamentalmente, consumidor de placeres con poca restricción. La renuncia al amor, que le sería imposible al futuro adulto así criado, es mas consecuencia de un sobreinvestimiento narcisista, que impide el trabajo de amar.

No se trataría entonces de amor, porque el amor, como trabajo inherente a lo pulsional, se quedaría fijado a los impulsos de dominio y de poder, desconociendo el trabajo del yo de realidad definitivo que señala Freud. Estaríamos enfrentados así, a la institución promovida por un discurso social, de organizaciones de personalidad predominantemente narcisistas, que se relacionan con el otro semejante como si fueran objetos de posesión y dominio, pero que desconocerían el trabajo del amor, que supone, por lo tanto, una renuncia narcisista en beneficio de un cuidado y un respeto por el objeto. El yo ideal no se sentiría solicitado a efectuar renuncias.

La frase “es que usted no vivió el franquismo, o la rigidez de las monjas que nos hacían ir tapadas” en cualquiera de sus versiones habla por sí sola de este exhibicionismo que no hace mas que mantener no latentes las pulsiones parciales de la sexualidad infantil; siguiendo a Freud (1905):“Sobrevenida la represión de estas inclinaciones, genitales de otras personas (de su propio sexo o del otro) permanece como una presión martirizante, que en muchos casos de neurosis presta después la mas potente fuerza impulsora la curiosidad de ver a la formación de síntoma.”

Los padres no se identifican como padres, asumiendo las diferencias generacionales, sino que operarían desde identificaciones adolescentes e incluso infantiles. Todo esto habla claramente, de un deseo de venganza, reactivo, proyectado, haciendo que el niño goce de lo que el adulto no gozó. Estos padres se apoyan en una identificación lograda como afan de sentirse partícipes de una nueva era sin prohibiciones, confundiendo totalmente sus deseos, haciendo libertinos en lugar de sujetos libres.

En la época en que Freud nos apuntaba los excesos del afuera como factores que no permiten una correcta instalación de la represión sexual, no debía poder imaginar que 100 años mas tarde uno de los

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programas televisivos mas vistos en todo el mundo sea “Gran Hermano”, gran escaparate de una sexualidad adolescente acorde con los tiempos que corren, los tiempos que van tan deprisa, la sociedad de la inmediatez, que promueve una sexualidad marcada por la desafectivización. Las relaciones dejan de ser afectivas para ser efectivas y se cuentan como trofeos mas que como logros o capacidades personales. Gran hermano es el paradigma, pero no se quedan atras series españolas tan vistas en la actualidad como “Física o Química” donde la representación de un Instituto de Secundaria promociona la diversidad en los encuentros sexuales como un valor, sin llegar a tocar en ningun momento, la posibilidad de la emergencia de afectos.

Como las dificultades en la puesta de límites es una de las características de la paternidad contemporanea la televisión pasa a ser un invitado de excepción en la familia, se le otorga un lugar especial en la vida familiar y se permite con excesiva frecuencia que los niños vean estos programas.

Un niño enurético de 11 años estaba muy preocupado ante la inminente llegada de las colonias del cole y comentó: “No voy a poder jugar la noche del edredoning”, comentando a continuación que todos los niños ya esperaban con ansiedad la famosa noche del “todo puede pasar debajo de un edredón”. Una gran idea prestada por la televisión para fomentar en los niños que aquello que llamabamos la fantasía de la escena primaria, deja de ser una fantasía para pasar a ser una posible realidad, donde ademas el niño no es el tercero excluido sino un activo y excitado participante.

El papel de la televisión y el conjunto de los medios, ademas de las ofertas de todo tipo que brinda la industria, hace las veces de una instancia parental mas poderosa, a la que los padres suelen plegarse para sentirse “pertenecientes” a este mundo y “no ser menos que los otros”, influidos por la fantasía de quedar relegados de esta mundaneidad, o despreciados como sujetos a otro tiempo. El mensaje televisivo y de los medios es pervertisante. Se trata de ganar consumidores. Y en este caso, el sexo se ha vuelto para el presente, un objeto mas de consumo, con una parafernalia producto del marketing, que lo instituye en un plano de meta “a la carta” para lograr sentirse “alguien”, como la ropa, las costumbres, las modas, etc.

La televisión no es solamente algo para “ver”, sino también para “mirarse”, y “compararse”, Estamos en el plano de la constante excitación.

Una vez apuntadas estas cuestiones mas teóricas y bastante generalizadas, querría comentar unos casos mas concretos que me llevan a mantener la hipótesis de que la latencia ya no se instala, al menos no del modo que lo formula Freud en Los Tres Ensayos.

Poco antes de comenzar las vacaciones de verano, recibo una llamada urgente de unos padres: su hijo menor, Jaume, de cinco años de edad, mantenía una pelea con su hermano dos años mayor que él: éste fue a tocarle el pene y Jaume le respondió:”Ahí no puedes tocarme, mi pito es de Ricardito”. La madre estaba en la escena y alertada por lo que acababa de escuchar intentó sacarle mas información a Jaume: “Le prometí a Ricardito no decirle nada a nadie, mi pito es suyo y el suyo es mío, me dijo que si se lo contaba a alguien me obligaría a casarme con él…Nos chupamos los pitos a la hora del recreo desde hace mucho tiempo”. Frente a tal información la madre se lo contó al padre y ambos acudieron asustados a una entrevista con la directora del centro educativo quien, para tranquilizarlos, les dijo que eso era sólo “juegos de niños” y que no debían alarmarse.

Una de las multiples funciones de un terapeuta de niños en la actualidad es la de poder intercambiar información con las diferentes personas que rodean el mundo del niño: la “tranquilizadora” frase de esta directora me llevó a hablar con ella. Su respuesta fue contundente: “Los niños juegan a estas cosas y ustedes los psicoanalistas tienden a exagerarlo todo”. Los padres de Jaume intuían que la directora no tenía razón: los niños (¿latentes?) no juegan en la hora del recreo a hacerse felaciones en el baño; tampoco es normal la amenaza de Ricardito, parece formar parte del “nuevo desorden familiar” (E. Roudinesco) y su mayor preocupación era que las practicas realizadas con Ricardito (dos años mayor que él) lo llevaran directamente a la homosexualidad.

Estos padres no se equivocaban en lo que respecta a lo poco normal del juego de su hijo con su amiguito: la madre quería denunciar al colegio por no vigilar lo que ocurría en los lavabos ala hora del patio; mi intervención con la directora sirvió para que ésta, a pesar de sus quejas, investigara sobre la vida del otro niño, donde se descubrió rapidamente que Ricardito sufría abusos sexuales por parte del abuelo que lo cuidaba, y el padre de Jaume pudo trabajar en las entrevistas conmigo el miedo que se había instalado en él: su hijo sería homosexual por haber padecido estos abusos en este momento de su vida.

Mientras, la madre insistía en querellarse contra el colegio, como una forma de desplazamiento para no pensar en sus propios fallos dentro de la dinamica familiar.

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En estas entrevistas que se plantearon con los padres (no me pareció pertinente ver a Jaume de entrada) se pudo trabajar todo esto y constatar que el hermano de Jaume era un enurético primario que mantenía a toda la familia alrededor de su síntoma, sacando y limpiando sabanas a la madrugada y cambiando a todos de cama y de lugares dentro de la familia. El lugar del padre era totalmente nulo, y todo lo que tenía que ver con una prohibición o límite estaba fuera de la dinamica familiar.

El episodio de Jaume en el colegio funcionó como un disparador que permitió consultar e intentar comenzar a construir alguno de esos diques de los que Freud hacía mención ya en 1905. Para que haya latencia algo tiene que quedar latente, si nada se reprime la sexualidad polimorfa mas típica de los primeros años de vida se instala como funcionamiento permanente en el psiquismo infantil. En este caso la enuresis del hermano mayor se puede entender como un intento, fallido, de reprimir sus fantasías sexuales edípicas. Ni Jaume, ni su hermano, pueden ser considerados niños latentes.

Este caso, como muchos otros, abre toda una línea de debate alrededor de los procesos típicos esperables de la latencia. Estos niños pueden estudiar, es decir, poner cierta cantidad de energía mental al servicio de la sublimación y la simbolización.

La cuestión sería ¿es esto realmente así? ¿Acaso este tipo de situaciones, la imposibilidad de hacer una latencia, no explica las problematicas que bajo el epígrafe de patologías actuales nos encontramos en los niños de hoy? La hipótesis es que mas de un conflicto bastante típico en la infancia puede ser producto de este exceso de sexualización que impide la puesta en marcha de la represión necesaria para que se instale la latencia.

Así vemos trastornos del aprendizaje que van desde la falta de atención y concentración y la hiperexcitación motriz, tan de moda de ser categorizada por los laboratorios como trastorno de atención (con o sin hiperactividad); u otro tipo de dificultades de aprendizaje que posiblemente hacen que la función de la escuela como organizador social y encauzador de las pulsiones parciales reprimidas fracase. En muchos casos hay fracaso escolar porque hay fracaso de latencia: hiperexcitación sexual no reprimida.Hablo de hacer una latencia porque considero que es un trabajo que el yo del niño debe enfrentar y que muchas veces se lo debe ayudar para poder hacerlo. En este sentido coincido con los autores que proponen a la latencia no como un período o etapa, sino como un trabajo que lleva un gran esfuerzo y debe realizarse hasta bien entrada la adolescencia (y habría que pensar si no toda la vida); segun R. Urribarri (2000): “La nueva organización que se gesta es derivada del esfuerzo psíquico que debe encarar el yo para acallar la expresión sexual directa, y lograr que lo que al principio es basicamente ejecutado por los procesos defensivos (represión, formación reactiva) progresivamente posibilite afirmar la inhibición de meta y la descarga pulsional mediante la sublimación.”

Se trata de “un trabajo de latencia”, es decir, de una tarea del aparato anímico del sujeto, necesario para preparar la disposición de los diques anímicos para el trabajo siguiente, el de la resignificación de las huellas de la sexualidad infantil a partir de las modificaciones corporales de la pubertad, que se entrelaza en la adolescencia. Esa sexualidad en dos tiempos no debe dejarnos de rescatar el trabajo necesario de la latencia, que justamente coincide con un relajamiento de los lazos amorosos y hostiles, que despoja de su caracter pasional los investimientos y organiza al yo, permitiéndole la entrada en procesos de sublimación.

Es acorde con esto (y no resulta casual) que dichas transformaciones del primer sepultamiento del complejo de Edipo, dan lugar a los efectos de transformación del yo que dan lugar a la entronización del superyo como instancia psíquica. Allí se modelan los rasgos de caracter como primeras transformaciones efectuadas sobre el mundo pulsional, rebajando su intensidad. Allí también influye la educación. Y sobre todo, la incidencia de la educación brindada en el seno de la familia. El “malcriar” parece implicar un singular investimientos narcisista por parte de los agentes parentales, investimientos correspondientes a demandas insatisfechas de un yo ideal, un “his majesty the baby” sin restricciones.

Cuando este trabajo no se puede hacer nos encontramos con una organización de la personalidad basada en lo defensivo y sus fallas notorias, dificultad para tolerar la demora y la frustración así como la confrontación con límites (en el propio sujeto o en el mundo exterior); muy poco desarrollo de los procesos secundarios del pensamiento, del lenguaje y escasa capacidad sublimatoria, con todo lo que esto conlleva.Segun la bibliografia clasica sobre el período de latencia, parecería ser que la unica manera de pasar por ella (pongo el acento en pasar y no en entrar) es enfermando; construir una buena neurosis obsesiva permitiría pasar por los requerimientos típicos de la edad y lograr que este pasaje sea mas o menos satisfactorio; así los controles obsesivos permiten a los niños desarrollar determinados mecanismos adaptativos, como el establecimiento de una capacidad motriz cada vez mas refinada, lo que permite

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aprender a escribir (entre otras cosas).Podemos apreciar la puesta en marcha de estos mecanismos obsesivos en estas edades porque es

aquí cuando surgen los juegos donde existen secretos y escondites, como equivalentes de un refugio en lo latente, es decir aquello que queda oculto por el propio cuerpo a la mirada del otro, tal como ocurre con la zona anal. El coleccionar en todas sus acepciones también es una manifestación equivalente, implica mantener guardados y controlados ciertos tesoros.

Se trata de pasar por los momentos de la infancia que requieren un esfuerzo de socialización, ya que es en estos momentos cuando el niño va a tener tres tipos de relaciones con los que tendra que establecer vínculos muy diversos: el primer vínculo proviene de etapas anteriores y se prolonga, es el de la relación con los padres y sustitutos. El segundo es con la escuela y lo que ésta representa como organizadora de normas y de introducción en la cultura.

El tercero es con el grupo de pares: ahora por la entrada en la escuela el niño se encuentra con que tiene que lidiar con sus iguales; para algunos autores la relación con los pares constituye la mejor defensa contra los conflictos por las pulsiones incestuosas y por sus derivaciones en el desafio a las normas institucionales escolares. Pero, ¿y si en el grupo de pares se encuentran con niños aun mas excitados sexualmente que ellos como el caso que hemos visto? O en otros casos que se nos presentan en la clínica.

Una niña de 10 años es traída a la consulta porque la pillaron en el baño del colegio haciendo felaciones a sus compañeros de clase, actos por los que cobraba de uno a cinco euros segun el caso. Cuando se le preguntó a esta niña por su conducta dijo que lo hacía porque lo había visto en el ordenador del padre: “Mi papa tiene en su ordenador un montón de señoras que hacen eso y le debe gustar mucho porque las ve muy a menudo….”Cuando se le preguntó porqué cobraba dijo: “Eso no fue idea mía, me lo dijo Fulanito porque dice que los chicos pagan por esas cosas y así nos compramos chuches para el recreo.”

Un padre que deja pornografia en su ordenador al alcance de su hija, muchos padres que ven junto a sus hijos productos televisivos de dudosa calidad y de una intensa capacidad excitatoria; padres que se exhiben desnudos con argumentos políticamente correctos, espacios de intimidad rotos, puertas que se pueden abrir en cualquier momento.

Los “abusos” sexuales provienen del medio. No solamente se trata de la clínica, sino de todo un malestar de la sociedad que encuentra en la violencia uno de sus vértices mas eficaces. La sociedad esta violentando los crecimientos y las construcciones subjetivas de nuestros niños y adolescentes, con una violencia que ejerce efecto traumatizante y dislocalizante en la serie de las filiaciones.Podemos afirmar que lo que esta en juego, lo que se niega y hasta se desmiente es la diferencia generacional. La diferencia generacional es algo que tiene que darse para que a continuación puedan complejo de Edipo: la prohibición del incesto y el complejo de castración.“La percepción por parte del niño de su impotencia infantil para satisfacer al adulto implica reconocer un nuevo espacio intermediario que lo separa de la relación narcisista confusional –de carne e intercambio de líquidos corporales-que tiene con el objeto primario.” (Sapisochin 2009). La idea de la importancia de la diferencia generacional ya la propone Jones en 1913 (“La fantasía del trastocamiento de las generaciones”.E.Jones, 1913)“La desmentida, propiciada por los propios padres, de esta brecha generacional, no sólo no permite la disolución edípica sino que, al producir trastornos en la estructuración triangular de la mente, afecta directamente a la génesis de los procesos de pensamiento: procesos altamente necesarios para las posibilidades sublimatorias y, por lo tanto para la supuesta entrada en la latencia.” (Sapisochin, 2009)Lo que vemos en la clínica actual son niños que tienen que cuidar de sus padres porque ellos no se presentan ante sus hijos como adultos deseantes de su condición de adultos, capaces de poner un freno a pulsiones parciales que los alejarían de una posición mas narcisista con sus propios hijos. Esta podría ser una explicación de las fobias en la infancia.

Para Winnicott: "...allí donde esté presente el desafío de un joven en crecimiento debe haber un adulto dispuesto a enfrentarlo. Lo cual no resultará necesariamente agradable. En la fantasía inconsciente, éstas son cuestiones de vida o muerte".

En la mitología griega, Lete, la hija de Eris --personificada por lo general como diosa de la discordia-- dio su nombre al manantial del Olvido, que mas tarde se convirtió en la laguna Lete o río Leteo, en cuyas aguas los muertos bebían para olvidar su vida terrestre y no tener recuerdos de ella.

Las almas que retornaban a la vida, ya con un nuevo cuerpo, volvían a beber del río Leteo para olvidar lo que habían visto en el mundo de las sombras. El nombre de darse las condiciones necesarias para

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un posible hundimiento del Lete proviene del verbo lanthano ‘olvidar’, ‘esconder’, y de aquí sus derivaciones hasta llegar a latente, lo escondido.

Acordes con los nuevos tiempos, todo parece indicar que las aguas del río Leteo son muy escasas o se han agotado. Hay sequía de olvido.

El psicoanalisis actual se enfrenta con el reto de crear nuevos diques para recuperar los pantanos del olvido y la represión y no dejar que la infancia sea un permanente latir de pulsiones parciales que buscan a cualquier precio sus caudales de salida.

Bibliografía

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