“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéisrobado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? Envuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois conmaldición, porque vosotros, la nación toda, me habéisrobado”

Podemos robar a nuestro prójimo de muchasmaneras, cuando tomamos lo que a él lepertenece legítimamente (cf. 1 Cor. 7:3-5; Rom.1:14,15; Ef. 5:33).

Sin embargo, hay un robo mucho más serio, ypor lo general ignorado: Robar a Dios.

Los judíos del Antiguo Testamento debíandiezmar cada año (Lev. 27:30-34; Num18:21; Deut. 14:22 y sig.).

o No estamos bajo la ley del Antiguo Pacto(Gal. 3:10; 3:23-25; 5:4), pero siemprepodemos robar a Dios bajo el NuevoPacto de Cristo.

o Toda clase de robo tendrá consecuencias(Gal. 6:7), y robar a Dios no quedará enla impunidad (Ex. 34:6,7).

La desobediencia es un tipo derobo, pues quita a Dios aquelloque por derecho le pertenece.

Robar a Dios es un pecado que todosnosotros alguna vez habremos cometido,del cual debemos arrepentirnos, y que yano debemos practicar.

Que no seamos como los escribas yfariseos de Mateo 23:25:

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,hipócritas! porque limpiáis lo de fuera delvaso y del plato, pero por dentro estáisllenos de robo y de injusticia”.

Tomando venganza:

“No os venguéis vosotros mismos,amados míos, sino dejad lugar a la ira deDios; porque escrito está: Mía es lavenganza, yo pagaré, dice el Señor” (Rom.12:19; cf. Apoc. 6:10).

Incumpliendo en el día del Señor:

“El primer día de la semana, reunidoslos discípulos para partir el pan, Pabloles enseñaba, habiendo de salir al díasiguiente; y alargó el discurso hasta lamedianoche” (Hech. 20:7; cf. 1 Cor.11:20; Apoc. 1:10; Heb. 10:25).

Incumpliendo en la colecta dominical:

“En cuanto a la ofrenda para lossantos, haced vosotros también de lamanera que ordené en las iglesias deGalacia. Cada primer día de lasemana cada uno de vosotros pongaaparte algo, según haya prosperado,guardándolo, para que cuando yollegue no se recojan entoncesofrendas” (1 Cor. 16:1,2; cf. 2 Cor. 9:6-8; Mar. 12:41-44).

Abandonando las reuniones de la iglesia local:

“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.

Tratando los talentos como si fueran nuestros:

“De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan”(Sal. 24:1; cf. Mat. 25:14-30).

Considerando nuestro ser comopropio:

“Y amarás al Señor tu Dios con todotu corazón, y con toda tu alma, y contoda tu mente y con todas tusfuerzas. Este es el principalmandamiento” (Mar. 12:30; cf. 1 Cor.6:19,20; 2 Tim. 3:2,4).

Dejando que su lugar en nuestro corazón sea usurpado:

“Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos” (Mal. 1:8; cf. Deut. 5:9; “las riquezas” Mat. 6:24; “avaricia” Col. 3:5).

Incumpliendo nuestros votos:

“Cuando a Dios haces promesa, no tardesen cumplirla; porque él no se complace enlos insensatos. Cumple lo que prometes.Mejor es que no prometas, y no queprometas y no cumplas” (Ecles. 5:4-5; cf.Mal. 1:14).

Dejemos de practicar este pecado, si lo estamos haciendo, porque sino, daremos cuenta a Aquel a quien hemos robado en el día final.

Si usted es un ladrón, ahora puede arrepentirse y buscar el perdón deAquel a quien ha robado.

o Rom. 10:17, Oír la palabra de Dios.

o Jn. 8:24, Creer en Cristo.

o Hech. 2:38, Arrepentimiento.

o Rom. 10:10, Confesar la fe en Cristo.

o Mar. 16:16, Bautismo para el perdón de los pecados.

o Col. 1:21-23, Perseverar en la fe.

Hech. 8:22, Arrepentirse si ha caído, rogar el perdón.

1 Jn. 1:9, Confesar el pecado.