José Miguel es un niño al que le gustan mucho

los dulces, chocolates y pasteles. Él fue ayer a una fiesta de cumpleaños y comió muchas golosinas, tal vez demasiadas.

Por ello su cuerpo tuvo que librar una verdadera batalla.

El estómago luchaba por procesar todos los

chocolates, salchichas, colas... El corazón latía

fuerte y rápido.

Sus habituales pum, pum, pum, pum… ahora eran ¡PUM,

PUM, PUM, PUM, PUM, PUM!!!

El hígado, un órgano interno ubicado en el lado derecho de su barriguita, también se sentía mal.

Su tarea, cuando una persona come, es separar los nutrientes de lo que no le sirve al cuerpo humano.

Con tanto que comió, el hígado tuvo mucho trabajo y se sintió agotado.

Todo el cuerpo de José Miguel estaba caliente y, por lo tanto, sentía mucho calor. Pero ese calor fue una señal de que algo pasaba en su organismo y eso alertó a su mamá quien de inmediato lo llevó al médico.

El calor no solo era un poco molestoso, sino que hacía que, para defenderse, la piel (que es el órgano más extenso del cuerpo humano) le diera señales de frío al niño, por eso él sentía escalofríos, por más que se lo abrigara.

El calor interno también le causó a José Miguel dolor de cabeza. Eso y el dolor que sentía en su barriguita lo tenían triste y preocupado.

Quiso ir al baño y sintió que su cuerpo estaba pesado. Llamó a su mamá y ella le puso una toalla húmeda en la cabeza, le dio agua y una medicina para la indigestión.

El cuerpo humano es como una máquina que tiene varias partes y cada una está relacionada con la otra. Por eso, hay que cuidarlo y alimentarlo correctamente.

Después de esta noche llena de malestares, José Miguel lo pensará dos veces antes de comer más de la cuenta, ¿verdad?

Autora: Paulina Trujillo