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NARRATIVAS EN TORNO A LA RELACIÓN MINERÍA Y VIOLENCIA EN LA
REGIÓN DEL OCCIDENTE DE BOYACÁ
JUAN CAMILO LONDOÑO REYES
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
PROYECTO CURRICULAR LICENCIATURA BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS
SOCIALES
BOGOTA D.C
2015
NARRATIVAS EN TORNO A LA RELACIÓN MINERÍA Y VIOLENCIA EN LA
REGIÓN DE PEÑAS BLANCAS EN EL OCCIDENTE DE BOYACÁ
2
JUAN CAMILO LONDOÑO REYES
TRABAJO DE GRADO
DIRECTOR
JORGE DAVID SÁNCHEZ ARDILA
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
PROYECTO CURRICULAR LICENCIATURA BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS
SOCIALES
BOGOTA D.C
2015
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El presente trabajo, está dedicado a todas aquellas personas, trabajadores de las minas
esmeraldiferas de Boyacá, que sueñan y ponen en cada respiro un esfuerzo infinito por ver a sus
familias en las mejores condiciones posibles, porque en un país con tan pocas oportunidades,
ellos inspiraron a una generación a que aun en las peores condiciones sociales, todos los sueños
se pueden hacer realidad.
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CONTENIDO
INTRODUCCIÓN 8
1. CONSTRUCCIÓN METODOLÓGICA DE LA INVESTIGACIÓN: LA HERMENÉUTICA
Y EL TESTIMONIO COMO EJE TRANSVERSAL 11
2. REFERENCIAS TEÓRICAS Y PERTINENCIA DE LA INVESTIGACIÓN 17
3. CARACTERIZACIÓN DE LA REGIÓN ESMERALDÍFERA 24
3.1 ASPECTOS GEOGRÁFICOS 24
3.2 EXPLOTACIÓN ESMERALDÍFERA 39
3.2.1 IMPACTOS ECONÓMICOS DE LA EXPLOTACIÓN
ESMERALDÍFERA 41
3.2.2 SITUACIÓN ACTUAL Y TRANSFORMACIÓN DE LA EXPLOTACIÓN
ESMERALDÍFERA 44
3.3 CONSECUENCIAS DE LA MINERÍA EN TÉRMINOS DE VIOLENCIA Y
PROBLEMÁTICAS SOCIALES 47
4. CARACTERIZACIÓN DE LA POBLACIÓN 49
4.1 GUAQUEROS 51
4.2 ESMERALDEROS 55
4.3 PATRONES 59
4.4 ELEMENTOS COMUNES E INTERMEDIARIOS LEGÍTIMOS ENTRE LOS
POBLADORES DE LA REGIÓN ESMERALDÍFERA 62
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5. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA VIOLENCIA EN EL OCCIDENTE DE BOYACÁ
65
5.1 LA VIOLENCIA PARTIDISTA, EL FRENTE NACIONAL Y LA
TRASFORMACIÓN DE LA VIOLENCIA 65
5.2 LA DÉCADA DE LOS SESENTA Y LA PRIMERA GENERACIÓN DEL
CONFLICTO ESMERALDERO 68
5.3 LAS PRIMERAS GRANDES CONFRONTACIONES Y EL SURGIMIENTO DE LOS
LIDERES ESMERALDEROS 71
5.4 OCHENTAS Y NOVENTAS, LOS NUEVOS ACTORES DE LA VIOLENCIA Y LAS
NUEVAS DINÁMICAS DE PODER 73
5.4.1 LA LLEGADA DEL NARCOTRÁFICO, COMPADRAZGOS, INTERESES
ECONÓMICOS Y ESTRATÉGICOS 74
5.4.2 LOS ACTORES ARMADOS: GRUPOS INSURGENTES, PARAMILITARES,
SEGURIDAD PRIVADA Y FUERZA PÚBLICA 76
6. PROCESOS E INICIATIVAS DE PAZ 79
6.1 LA NECESIDAD DE LA PAZ 79
6.2 PRIMEROS PERIODOS DE PAZ Y NACIMIENTO DE LAS PAUTAS PARA LOS
ACUERDOS VENIDEROS 82
6.2.1 LA PAZ IMPUESTA POR EL ESTADO 82
6.2.2 EL SEGUNDO PERIODO DE PAZ 84
6.3 LA CONSTRUCCIÓN DE PROCESOS DE PAZ 85
6.4 APLICACIÓN DEL PROCESO DE PAZ 88
6.4.1 CONSECUENCIAS 90
6
6.4.2 LAS FALLAS DEL PROCESO DE PAZ 92
7. RELACIÓN ENTRE MINERÍA Y VIOLENCIA 94
7.1 PANORAMA DE LA VIOLENCIA EN RELACIÓN A LA MINERÍA 94
7.1.1 EVOLUCIÓN DE LA VIOLENCIA 96
7.1.2 LA MIGRACIÓN DE LA VIOLENCIA 97
7.1.3 LA CULTURA DE LA VIOLENCIA 99
7.2 EL MODELO POLÍTICO 101
7.3 EL MODELO ECONÓMICO 103
7.3.1 LA INFORMALIDAD 104
7.3.2 LA ILEGALIDAD 104
7.3.3 LA LEGALIZACIÓN DE LO ILEGAL Y LO INFORMAL 105
7.3.4 TRASFORMACIÓN DEL MODELO ECONÓMICO CONSENSADO POR EL
PROCESO DE PAZ 106
7.4 EL APARATO MILITAR 107
7.5 ACTUALIDAD DE LA VIOLENCIA EN RELACIÓN A LA MINERÍA 110
CONCLUSIONES 113
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 121
7
RESUMEN
En la presente investigación, se abordara una descripción de las características geográficas y
demográficas, en cuanto a la explotación esmeraldífera en la Provincia de Occidente en el
departamento de Boyacá, enfocándose en los guaqueros, esmeralderos y patrones, en relación a
las dinámicas sociales propias, que se desarrollan en las condiciones particulares de la zona
minera y las consecuencias de esta actividad económica, con el desarrollo de fenómenos de
violencia colectiva, así como las iniciativas de paz que nacen en este contexto; acudiendo entre
otras fuentes, a las narrativas de quienes han sido participes de dichos acontecimientos, se
demostrara que la violencia y la reconciliación en la región, no deriva directamente de la
minería, aunque es el factor que determina la transición de los comportamientos sociales,
producto de la tradición política como medio para consolidar el poder regional, a un escenario
donde el elemento económico es el nuevo medio para tal objetivo.
Palabras clave: violencia, minería, procesos de paz, guaqueros, esmeralderos, patrones,
poder regional.
ABSTRACT
In the present investigation, a description of the geographic and demographic characteristics
are addressed, as to the emerald mining in the Province of the West in Boyaca department,
focusing on the looters, emerald and patterns in relation to their own social dynamics, developed
in the particular conditions of the mining area and the consequences of this economic activity,
the development of phenomena of collective violence and peace initiatives that are born in this
context; You going among other sources, to the narratives of those who have been participants in
these events, it is established that violence and reconciliation in the region, does not derive
directly from mining, although it is the factor that determines the transition from social behavior,
product political tradition as a means to consolidate regional power, a scenario where the
economic element is the new medium for this purpose.
Keywords: violence, mining, peace processes, looters, emerald, patterns, regional power.
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INTRODUCCIÓN
Las investigaciones y estudios, relacionados con el fenómeno esmeraldero en Colombia, se
reduce a un gran número de relatos y descripciones acerca de las figuras que sobresalen en este
contexto; en la construcción del estado del arte, se pudo constatar, que muchos de los fenómenos
sociales que pudimos identificar, se dejan de lado y únicamente se analizan los impactos
personales, que algunos líderes esmeralderos han tenido en la región, así como su presunta
participación y relación con sectores del narcotráfico y el paramilitarismo.
Por esta razón, es pertinente identificar los relatos y los registros históricos, que logren
ubicar el origen y el desarrollo de las conductas sociales, que dieron origen a la aparición de
fenómenos de violencia colectiva y sistemática en la región del Occidente de Boyacá, así como
el análisis de las condiciones que posibilitaron la acción de los grandes esmeralderos, en
términos de su impacto en la región y en la cultura de todos los que participaron, de la evolución
de los procesos sociales.
En este orden de ideas, el presente estudio, se centró no en las figuras que sobresalen en
los hechos acontecidos en la región, si no en los antecedentes históricos, de donde proviene la
violencia que se transformó, desde los conflictos partidistas entre el liberalismo y conservatismo,
hasta la aparición del narcotráfico y el paramilitarismo, que logro converger y transformar las
dinámicas y problemáticas propias de la zona.
En ese mismo sentido, se integró al estudio la descripción del aspecto geográfico tanto
de la región como de la misma explotación esmeraldífera, que permite dimensionar las
consecuencias en términos de la intervención del Estado, la fuerza pública y las posibilidades
estratégicas que la misma región otorgo a los poderes regionales, para poder afianzar su
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influencia y relegar a las instituciones. También se describe el botín económico por el cual se
sostiene la confrontación violenta y las características del mismo que desembocan en la
construcción de formas de producción con características típicas, que a su vez se relacionan, con
los modelos políticos y las formas de gobernabilidad que la población adopto, legítimo y
apropio.
En términos culturales, se describe la división social que se da entre los guaqueros los
esmeralderos de nivel medio y los grandes patrones y líderes de la región de Occidente, así como
los imaginarios y las cargas culturales que pesan sobre cada uno de estos protagonistas, que se
termina convirtiendo en el sostén ideológico del orden social, que nace bajo las múltiples
condiciones que se describen.
Finalmente, el trabajo concluye con las iniciativas de paz, que desembocan en acuerdos
y pactos, que tienen un carácter transformador, serio y duradero, que logra identificar la mayoría
de las problemáticas, encontrando soluciones que las atienda y resuelva de fondo, logrando en
apenas una década, cambios tan profundos que afectan el imaginario social, al darse un nuevo
pacto colectivo, donde no solamente se involucran los directos responsables de la violencia
esmeraldera, sino también la población, que sin duda se ha visto afectada directa e
indirectamente, tanto de las problemáticas derivadas de la producción esmeraldífera, como de los
beneficios de la misma.
Para concluir, la importancia de la investigación, está también en el análisis de los
contextos actuales, revisando los alcances de los antecedentes de violencia sistémica y los
procesos de paz, que son consecuencia directa de cambios económicos, políticos y sociales, de
orden nacional, que terminan repercutiendo en la región de Occidente y a su vez ofreciendo
ejemplos de superación social, de coexistencia entre la institucionalidad y los poderes regionales,
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así como entre los grandes grupos económicos y la población, que logran asumir un compromiso
social, que pese a las adversidades, fallas en el mismo y errores en su ejecución, no tiene
precedentes en el país.
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1. CONSTRUCCIÓN METODOLÓGICA DE LA INVESTIGACIÓN: LA
HERMENÉUTICA Y EL TESTIMONIO COMO EJE TRANSVERSAL
El presente trabajo se basó en un enfoque cualitativo de la información, el cual tiene una
orientación inductiva en cuanto al desarrollo de las categorías problematizadas que son violencia
y minería (explotación esmeraldífera), es en este sentido que la perspectiva metodológica
utilizada deberá estar relacionada.
Para lograr enfocar la investigación en esta disposición utilizaremos un método
hermenéutico, con el cual se procurara hacer un análisis de los relatos de tal manera que las
historias efectúales pueda ubicar los contextos, en que cada una de las personas entrevistadas nos
situé desde su propia visión, la cual dependiendo de su experiencia nos aportara una opinión
horizontal, es decir toda una idea de lo que son los fenómenos de violencia en relación a la
actividad minera desde un determinado punto de vista.
Por otro lado las conclusiones que logremos formular desde la hermenéutica, nos permitirán
refutar esquemas estructuralistas, que no permiten hacer una definición, referencia y
comprensión de las múltiples realidades y de los sujetos, enmarcándolos en enunciaciones
generalizadoras, que parten de las teorías que universalizan los comportamientos sociales. Por su
parte este método nos permite que los puntos de vista se posibiliten a otras perspectivas y a la
vez el conocimiento pueda hallar nuevas visiones; para ello el ejercicio del entendimiento
histórico se solventa en la elaboración de un punto de vista histórico, para entender lo que uno
quiere sin que eso signifique apropiarse de la visión del entrevistado, el punto de vista histórico
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se obtiene ubicándose en una situación de contexto, entendiendo y reconociendo los sujetos a los
que se acude para que contribuyan con su relato.
En este sentido la comprensión se desarrolla en el tiempo en que nuestro punto de vista, al
referirse con el del entrevistado, se extiende a la vez que incluye al otro; dando origen a un
nuevo punto de vista. Desde la hermenéutica representa el entendimiento que se da en un punto
de vista comprensivo en el presente, que sería la distinción de la visión histórica. Un ejemplo de
esto son las categorías esenciales de Gadamer que son: comprensión-interpretación-confluencia
de horizontes-prejuicios, al referirse a espacios de tiempo.
Por otra parte para el desarrollo de la investigación siguiendo el método hermenéutico, se
utilizara la herramienta de la entrevista, la cual nos permitirá tener los textos que se someterán a
análisis. Se partirá de la visión y opinión que se tenga sobre el tema tratado, poniendo en
contraste los comentarios del entrevistado con la concepción que se tiene de este, en base a
estudios previos. Más sin embargo esta técnica es muy compleja y requiere de varios elementos
constitutivos para que se pueda implementar de manera adecuada, tomando como base las
características del grupo poblacional para que de esta forma se le pueda llegar, por ejemplo
haciendo uso de la técnica del grupo focal, en donde se seleccionara cuidadosamente a quienes
ira dirigida la entrevista; se debe manejar una metodología, un estilo de preguntas etc. Así se
podrá aprovechar y obtener unos resultados objetivos.
En conclusión el método hermenéutico nos aleja de las propuestas investigativas que se
basan en generalidades y descuidan las particularidades de los sujetos, que posibilita hallar en
ellos los textos que al ser interpretados, podemos ubicar las características únicas de complejos
contextos históricos, políticos, económicos y sociales, que aportan visiones únicas que recogen el
acumulado de todo un grupo social, de este modo el análisis nos arroja conclusiones que nos
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muestra la mirada no de un sujeto en particular si no de una población (que no necesariamente
generaliza) y contrastarlas con otros, que aunque pertenecen al mismo contexto su desarrollo los
posiciona en otras perspectivas.
Tomando como fundamento epistemológico y eje metodológico para la presente
investigación la disciplina histórica, resultan muy apropiados los aportes del académico francés
Marc Bloch (BLOCH, 2000). Quien trabajando alrededor de la legitimidad de este campo de
estudio en el plano del conocimiento señala su validez en términos científicos en base a su
relación directa con el intelecto representada en su caracterización como herramienta y ejercicio
de comprensión de la realidad social (y así mismo actuar sobre esta), fundado en el análisis
racional y complejo de esta construcción cambiante.
Es en tal punto en donde Bloch evidencia que precisamente el objeto de estudio y piedra
angular de la reflexión histórica es la acción del sujeto, pero como ésta se encuentra
transversalidad y condicionada por el contexto en donde se concretiza y materializa el análisis,
debe partir de una visión ampliada e interrelacionada de los factores que la motivan o afectan
entendiendo que los mismos corresponden a necesidades y elementos que plantean la urgencia de
transformaciones y acciones sobre los contextos, tal como el mismo lo expone : “Porque, sin
duda, el colmataje fue cuando menos favorecido por la construcción de diques, por la desviación
de canales, por desecación: actos humanos, nacidos de necesidades colectivas y que solo fueron
posibles merced a una estructura social determinada” (BLOCH, 2000, p.24).
Pese a la perspectiva positivista imperante que daría pie a la lectura histórica por un lado
desde las certidumbres y demostraciones y por el otro desde la experiencia menos ligada al
conocimiento científico propiamente dicho , Bloch plantea como los cambios producidos por los
avances y trabajos científicos han incluido a lo probable y a lo relativo en la ciencia y en la idea
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que se tiene de la misma, en donde la categorización de conocimiento científico iría conferida a
la estructuración de análisis centrados en las leyes generales de la razón, un poco más alejadas
de lo irrefutable e inmodificable.
Este proceso en el marco de la labor histórica se dirige precisamente a su objeto de estudio
y a su complejidad, en donde el tiempo juega un papel importante como lugar de intangibilidad
de la acción caracterizado por su continuidad y cambio constante, es allí donde la relación entre
presente y pasado se hace evidente en tanto la ubicación y acción en el momento actual debe su
realización a hechos y causas pasadas, así como su lectura desde el presente remite a una
consideración significativa del pasado como construcción social.
Ahora bien, la labor misma del investigador centrada en la comprensión de lo vivo, a partir
de lo cual le es conferido dinamismo y complejidad al proceso histórico en la medida en que
nada es inmutable, que incluso el hombre es un ser cambiante en toda su configuración y en
tanto el presente y el pasado se interrelacionan como procesos continuos que obedecen y se
encuentran condicionados por factores de diverso orden, los cuales, al mismo tiempo entrarán a
definir y determinar los métodos de abordaje de los hechos o fenómenos a estudiar.
En base a dicha conceptualización se desarrolla la propuesta metodológica planteada por
Bloch en cuanto a la reconstrucción histórica, siendo ésta concretamente la observación
histórica, fundamental en este campo investigativo al contemplar la imposibilidad en la que se
encuentra el historiador de acercarse directamente a los hechos o realidad estudiada teniendo por
tanto que recurrir a los testimonios como fuentes vivas y primarias de los mismos, se reconocerá
sin embargo, que tales narrativas se encuentran limitadas por la misma facultad de atención y los
sentidos del sujeto que le permiten percibir solo una parte de lo sucedido –de ahí la importancia
de los múltiples testimonios-, es por ello que en complementariedad a los testigos del hecho
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otras fuentes dadas por el contexto mismo de desarrollo de los hechos, como por ejemplo las
producciones que no fueron pensadas para emplearse con posterioridad con el fin de tergiversar,
sino que simplemente dan cuenta -muchas veces sin pretenderlo- del contexto (las guías de viajes
en las tumbas de los egipcios), entraran a suplir las falencias, llenar los vacios y contrastar la
información de los testigos para verificar las versiones y acercase mucho más a la verdad de lo
acontecido.
En este orden de ideas, se orientan los objetivos de la investigación, de recopilar las
narrativas de los involucrados en los fenómenos de violencia, que surgen alrededor de la
explotación esmeraldiferas en el territorio del Occidente de Boyacá y realizar un contraste con
los referentes históricos de esta problemática, identificando los elementos comunes que dan
origen a la aparición de manifestaciones violentas en la explotación esmeraldífera, analizando
también las características generales de los guaqueros, esmeralderos y patrones que permiten la
convergencia con los fenómenos de violencia y describir los procesos de paz en el Occidente de
Boyacá cómo una práctica de solución de problemas, surgida de la violencia en torno a la
minería y su impacto en la región.
Retomando lo anterior, el historiador en esa incapacidad de vivir en carne propia lo que
pretende visibilizar y reconocer cuenta en contraparte con la posibilidad y habilidad de conferirle
existencia a las huellas dejadas por el fenómeno, es decir los testimonios, complementando y
complejizando la tarea con su dinamismo y visión holística de lo real que lo remiten a no
conformarse con lo expuesto por el testigo, sino a preguntar y cuestionar para obtener mayor
información frente a los objetivos trazados y al hecho en concreto a reconstruir.
En cuanto a las fuentes se visibiliza entonces una tipificación entre las mismas encontrando
por una parte los testimonios de tipo voluntario, en donde se ubican los testigos directos del
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hecho y las secundarias o no voluntarias, en donde se encuentran los archivos, informaciones,
representaciones artísticas (monumentos, obras por ejemplo) que en su seno de surgimiento no
se piensan con el fin que les confiere el historiador -es decir como fuentes de información-. Con
esta diversidad de fuentes que brindan un rico conocimiento sobre el pasado o el presente el
historiador debe seleccionar, manejar adecuadamente la información con las técnicas acertadas
dependiendo del tipo de testimonio, y contrastar las múltiples visiones confiriéndole veracidad a
su trabajo, allí el trabajo en equipos es fundamental en la medida que aporta múltiples enfoques y
herramientas técnicas para abordar el contexto y situación que rodea al hecho trabajado y al
hecho en sí mismo.
Gracias a tales fuentes y referentes obligados para el historiador, éste se encuentra con un
conocimiento más próximo del terreno a trabajar , encontrando de manera general sea cual sea el
ejercicio de reconstrucción y recuperación que emprenda, que existe una presencia y/o ausencia
de información, construcciones y archivos correspondiente a causas humanas concretas ligadas a
una serie de relaciones de poder que permiten y alimentan estas dinámicas; es por ello que
Bloch destaca cómo en momentos coyunturales de levantamiento o explosión social se pueden
encontrar ricas fuentes de información escondidas y apropiadas por algunos sectores sociales,
ante las cuales sin embargo, el historiador como crítico y sujeto político no debe ni puede
reducirse lo cual le exige jugar un papel activo en la lucha contra las dos principales causas del
olvido y la ignorancia de la sociedad frente a la historia: “la negligencia, que extravía los
documentos, y, más peligrosa todavía, la pasión del secreto -secreto diplomático, secreto de los
negocios, secretos de las familias-, que los esconde o destruye” (BLOCH, 2000, 62).
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2. REFERENCIAS TEÓRICAS Y PERTINENCIA DE LA INVESTIGACIÓN
En Colombia se han dado un sinfín de conflictos violentos por diferentes motivaciones; en
nuestra historia reciente se desarrolla la violencia política, fruto de la discordia entre las clases
dirigentes del país representadas en el liberalismo y el conservatismo, este fenómeno de
violencia condujo no solo a la muerte de miles de colombianos, sino que tras su aparente
solución se excluyeron otras expresiones políticas, que sumado a una sistemática persecución,
dieron origen a las guerrillas de izquierdas, que estallaron en una nueva oleada de violencia; en
los años 70 y 80 aparece el narcotráfico, que da comienzo a una nueva clase social, que empieza
a concentrar la tierra, acumular grandes fortunas y a formar ejércitos privados para proteger su
patrimonio; tras la arremetida del gobierno contra este fenómeno una nueva etapa de violencia se
da a finales de los 80 y principios de los 90, tras culminar ese periodo, surge una nueva
generación de grupos paramilitares que se lanzan en una ofensiva contra la insurgencia y todas
las expresiones opositoras al establecimiento.
La anterior cronología, nos evidencia el complejo panorama en el que se desarrolla la
explotación esmeraldífera, que para nada ha sido ajeno a los diferentes actores del conflicto
social colombiano. Este recuento es pertinente porque se mencionan actores que han
posibilitados los fenómenos de violencia alrededor de esta actividad.
Si bien los conflictos alrededor de las zonas esmeraldífera no son recientes, como lo
muestras algunos antecedentes.
La producción de esmeraldas en Muzo ha sido una importante actividad económica
reconocida desde el período prehispánico hasta nuestros días; indudablemente ha sido una de las
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fuentes de riqueza captada por algunas distinguidas familias de la élite nacional, pero ha sido casi
nulo y muy poco significativo el aporte que este sector económico (en un alto porcentaje de
propiedad del departamento), ha hecho al desarrollo social de esta región del país. Por el
contrario, desde los inicios la época republicana (S. XIX) Muzo se convirtió en fuente de
corrupción administrativa e inseguridad con presencia de grupos armados generalmente al
margen de la ley y protagonistas de innumerables desafueros. (Amaya, 2006, p.1)
En este sentido, el problema investigativo toca aspectos históricos y coyunturales, así como
organizaciones, personalidades y la población nativa y migrante de las zonas esmeraldiferas, que
han convergido en una relación dialéctica con las dinámicas económicas de la región, que en este
caso es la explotación esmeraldífera, así como la interferencia de aspectos políticos y
económicos, de carácter legal e ilegal, propios del contexto colombiano; fruto de estas relaciones
han surgido fenómenos de violencia que desembocan en el principal componente de esta
investigación que es la minería y todo lo que se deriva de esta actividad, en la región del el
Occidente de Boyacá.
En relación con las anteriores implicaciones, el desarrollo minero energético del país, ha
tomado mucha fuerza en los últimos años, ya que Colombia cuenta con importantes y
estratégicos recursos, que pretenden ser explotados en base a los planes de desarrollo económico,
que tienen como fin posicionar la economía del país entre las tres primeras del continente. Este
proceso ha logrado atraer importantes empresas extranjeras dedicadas a la explotación minera,
que cuentan con toda la infraestructura, experiencia y capitales para iniciar sus operaciones en el
país; asimismo en importantes territorios donde existen recursos mineros principalmente oro, se
han desarrollado estructuras ilegales de explotación de estos recursos, en ambos casos ya bien
sea la explotación por medio de empresas extranjeras o por estructuras ilegales, en torno a esta
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actividad se han desarrollado fenómenos de violencia sistémica; teniendo en cuenta este
panorama que trasciende en la definición de las relaciones que los sujetos generan con otros y
con su medio, en consecuencia con la sociedad, con el espacio geográfico y sus recursos.
Surgen además numerosos interrogantes sobre la relación entre las industrias extractivas y
violencia colectiva en nuestro país, acerca de los cuales conviene compilar evidencia a través de
estudios de caso y desarrollar marcos de análisis que permitan abordar el asunto mediante
enfoques novedosos y producir y difundir conocimientos que soporten recomendaciones. ¿Qué
incidencia concreta tiene la actividad de la industria extractiva sobre la presencia de grupos
armados ilegales y la violencia colectiva en las zonas de operación? ¿Son mitigables los riesgos e
impactos que la presencia de actores armados acarrea para las dinámicas de violencia colectiva
en zonas de operación minera? ¿Hay compromisos de autorregulación adicionales a los suscritos
en el acuerdo promovido por la Asociación del Sector de la Gran Minería que puedan contribuir
específicamente a mitigar esos riesgos e impactos?¿Sobre qué temas debe centrarse los diálogos
de políticas y las consultas con los diversos agentes de intereses en zonas de actividad minera,
afectadas por dinámicas de violencia colectiva? ¿Qué alternativas de alianzas y acción colectiva
son relevantes en esos contextos? ¿Cómo pueden evaluarse sus resultados? ¿Qué mecanismos de
rendición de cuentas son viables en estos ámbitos? (Corporación Nuevo Arco Iris y Fundación
Avina Colombia, 2012, p.9)
Esta concepción general de la relación entre la actividad minera y los fenómenos de
violencia, con base a estudios que se orientan en la hipótesis que se plantea en la investigación y
que es en últimas lo que se quiere evidenciar, ubicando esta problemática en un territorio donde
la violencia ha sido posiblemente producto directo de la explotación minera.
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Este dualismo entre minería y violencia se tendría que analizar desde los contextos
históricos, acudiendo a fuentes que describan los diferentes fenómenos sociales, políticos y
económicos que se dispusieron para generar esta situación, sin embargo hay que acudir a la
fuente primaria la cual es el protagonista de los acontecimientos mencionados y asistiendo a la
perspectiva del historicismo diltheiano, se tendrán en cuenta todas las acciones humanas que
tienen que ser concebidas dentro de este contexto, así los valores, los elementos culturales y por
supuesto los acontecimientos históricos podrán ser entendidos.
En este sentido podríamos llegar a diferenciar elementos propios de la naturaleza de las
zonas mineras y por otro lado los sujetos que se desenvuelven en este contexto; se distinguirían
respectivamente, en el primer caso acudiendo al uso de un método analítico explicativo y al uso
de un procedimiento de compresión representativa en el segundo caso. Conocimiento y
percepción de un significado y sentido es lo que se muestra en la comprensión como contenido;
sólo podemos establecer el entendimiento por el sentido y el sentido apenas por el
entendimiento.
Por otro lado, toda comprensión es percepción de un sentido; todo conocimiento de las
ciencias humanas es una comprensión y un conocimiento histórico. Este conocimiento se
posibilita porque la vida origina estructuras, ya sean desde una obra gráfica o una literaria;
entonces otorga a la hermenéutica el papel de disciplina delegada a interpretar dichas estructuras,
asintiendo el conocimiento en las ciencias humanas.
De esta manera la dualidad entre minería y violencia puede llegar a ser interpretada y
definida, así como identificar su origen, desarrollo y contexto en base a las diferentes relaciones
humanas, que posibilitaron esta analogía.
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Las diferentes realidades que se pueden llegar a identificar en el contexto de la explotación
minera en el Occidente de Boyacá, depende de los desarrollos y experiencias de vida de quienes
ocupan hoy una posición dentro de la estructura esmeraldífera; las características particulares de
cada uno de los protagonistas que interactúan en este espacio, son ejemplo de una realidad
moldeada a razón de unas dinámicas superiores, es decir unas realidades mucho más amplias,
que corresponden a la realidad nacional de un determinado tiempo histórico.
La realidad nacional que posibilito el surgimiento de las características de los sujetos que se
desenvuelven en este contexto obedece a situaciones, que incluso hoy siguen vigentes, las
posiciones políticas liberales y conservadoras, el narcotráfico con toda su estética y discurso, las
tradiciones típicas de la región que terminan convergiendo con las nuevas dinámicas de
conducta; estos elementos contribuyeron a que se construyera toda una concepción de lo que
debe ser el esmeraldero, esa categoría es la que se posiciona en la cúspide de lo que
correspondería llegar a ser en el imaginario de este escenario, porque representa toda una
imagen, de la cual se deriva un comportamiento legitimado.
Para ubicar estos elementos en una interpretación hermenéutica que permita hallar la razón
de ser de esta caracterización de los sujetos, se acudirá los planteamientos de Gadamer en cuanto
a que la gente tiene una conciencia histórica modelada, esto quiere decir que la conciencia es
consecuencia de la historia y estamos inmersos completamente en la cultura e historia de nuestro
lugar y tiempo, de tal manera que volvemos a utilizar la “fusión de horizontes”, donde se
enmarcan las rutas que la historia de los textos relaciona con el trasfondo histórico-cultural.
Los postulados de Gadamer, utilizados en la investigación, no pretenden ser un nuevo
método hermenéutico, sino más bien sería una descripción permanente de los quehaceres, aun
cuando se ignora que se está realizando el proceso de verdad y método.
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La interpretación debe evitar la arbitrariedad y las limitaciones surgidas de los hábitos
mentales, centrando su mirada en las cosas mismas, en los textos. Afirma que siempre que nos
acercamos a un texto lo hacemos desde un proyecto, con alguna idea de los que allí se dice. A
medida que profundizamos la lectura, este proyecto va variando y se va reformulando según la
lectura nos vaya confirmando o alteando nuestra pre comprensión (Gadamer, 1960).
Ahora bien los discurso utilizados por los sujetos que serán objeto de estudio, están
enmarcados en contextos particulares que no solamente obedece a características lingüísticas
propias de una región, sino más bien a maneras de interrelación, que se van construyendo a la par
de la aparición de la división social que surge en la misma actividad minera; por ejemplo el
patronazgo y el compadrazgo, son dos categorías claves que permiten entender las relaciones que
se dan en este ámbito, ya que de ellas se desprenden fenómenos que se ligan a la lealtad, las
enemistades, las rivalidades, los respaldos en los conflictos, la identidad y la familiaridad con los
grupos de esmeralderos, que confluyen en la iniciación de episodios violentos.
Se puede inferir que las características de los sujetos, involucran el origen de elaborados
símbolos, en los cuales se destacan conceptos propios y generalizados (escenarios, opiniones,
relaciones, conductas, disposiciones sujetos, objetos) que se representan en los discursos y las
prácticas sociales de la población y que concluyen por apropiasen, naturalizarse y legitimarse en
la cotidianidad, sin embargo no se distancia de formulaciones teóricas formales y estructuradas
que permiten interpretarlos y definirlos.
Finalmente el análisis de la información tendrá que orientarse a una interpretación de los
componentes económicos y de seguridad que se han organizado en la zona de explotación
esmeraldífera, ya que estos dos elementos son sin duda la razón de las confrontaciones en las
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llamadas guerras verdes que posibilitan la acciones violentas; desde allí se desenvuelven todas
las consecuencias de las que ya hemos hecho mención.
En primer lugar la estructura económica que gira alrededor de la explotación esmeraldífera,
se ha desarrollado a tal punto que converge con muchas otras dinámicas del campo económico,
como lo son la ganadería, los proyectos agrícolas, la posesión de la tierra, entre otras actividades;
a su vez en un escenario de subeconomía se mueve un mercado que se mimetiza entre lo
informal y lo ilegal. Por un lado la comercialización de gemas que carecen de controles estatales,
tano para su comercialización nacional como para las exportaciones; al convertirse estas
actividades económicas de gran impacto en una dinámica semiformal, empiezan a aparecer
movimientos económicos de carácter ilegal, principalmente el lavado de activos y la evasión
fiscal.
Al empezar a conformarse estas estructuras económicas ilegales, también lo hacen las
estructuras armadas, que al igual que la dinámica económica, funciona en un semiformalismo,
donde convergen los esquemas de seguridad privada licenciados y legales a la par de un tráfico
de armas, conformación de grupos sicariales, de cobro y estructuras paramilitares, todo esto
alrededor de la necesidad originada en el aspecto económico, con el fin de darle una
sostenibilidad y una protección ante los grupos económicos rivales.
Estos dos ejemplos permiten deducir la postura epistemológica desde la cual se desarrollara
el trabajo investigativo sobre la relación que existe entre la minería y la violencia, vinculadas a
disciplinas socio-económicas y psico-sociales, como guía de las dinámicas sociales que se
construyen en torno a la explotación esmeraldífera; las estructuras económicas, políticas y
sociales, detallas en la investigación, que son afines a la problemática plateada, ya que son
elementos constitutivos propios de los fenómenos originados en este campo, lo que posibilita
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poner en contexto las narrativas de los sujetos que son protagonistas directos de toda la
estructura social, que se enlaza a esta actividad económica y de donde se desprenden las
representaciones mencionadas.
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3. CARACTERIZACIÓN DE LA REGIÓN ESMERALDÍFERA
3.1 Aspectos geográficos
La Provincia de Occidente en Boyacá, además de sus amplios recursos naturales, cuenta con
una posición estratégica privilegiada, al colindar con los departamentos de Cundinamarca,
Antioquia, Santander y Caldas, cuenta con 16 municipios y una extensión territorial de 3500
kilómetros cuadrados, la zona está dividida en tres regiones, la Central, la Oriental y la
Occidental; la región central es sin duda la que comprende el foco del conflicto que se tratara en
la investigación, pues es allí donde se concentran los municipios donde se ubican los principales
yacimientos esmeraldiferos, en esta zona se sitúa la cuenca del río Minero y municipios como
San Pablo de Borbur, Briceño, Muzo, Quípama, Otanche, Pauna y la región de Peñas Blancas;
esta provincia se constituye en una de las más importantes zonas del departamento de Boyacá, el
cual cuenta con una superficie de 23.189 Km2 y una población de 1.263.281 habitantes
(Dirección Administrativa Nacional de Encuestas [DANE] 2008).
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Históricamente el departamento de Boyacá, cuyo nombre viene del vocablo chibcha de
Bojacá, que significa región de la manta real o cercano del cacique, fue la zona donde más
próspero la civilización chibcha; tras la conquista de América por parte de la corona española,
esta llego a administraba la región por medio de un gobernador designado directamente por el
rey. El departamento de Boyacá, además de que fue uno de los enclaves más importante de los
españoles durante la colonia, se llegó a convertir en el escenario de la decisiva batalla de Boyacá,
sucedida el 7 de agosto de 1819, entre los ejércitos independentistas y los ejércitos que estaban a
favor de la corona, la cual le concedió la victoria definitiva a los independentistas y con ello se
logró la independencia de lo que hoy es la Republica de Colombia.
Ya para 1821 se elaboró la constitución de Cúcuta, la cual lleva el nombre de la ciudad
colombiana que es hoy en día capital del departamento de Norte de Santander; en dicha
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constitución se dispuso de una organización político administrativa en donde el territorio se
dividía en departamentos, éstos en provincias, las provincias en cantones y éstos en parroquias,
es allí donde se da inicio al departamento de Boyacá como entidad administrativa, constituida
por las provincias de Tunja, Socorro, Casanare y Pamplona; posteriormente, por medio de la ley
del 15 de junio de 1857, Boyacá se convirtió en Estado soberano, formado por las provincias de
Tunja, Casanare, Tundama y los cantones de Chiquinquirá y Vélez; consecutivamente, ese
mismo año es aprobada una ley el 31 de octubre, creando 4 departamentos, Tunja con 42
distritos, Tundama con 46, Oriente con 6 y Casanare con 21.
En 1863, con la nueva constitución de Rionegro, Boyacá sufrió varias reformas y en base a
una ley se da una nueva división político administrativa, esta vez en 6 departamentos, los cuales
fueron Casanare, Tundama, Norte, Occidente, Oriente y Centro; con la constitución de 1886, de
orientación centralista, el país se dividió en departamentos, éstos en provincias y estas en
municipios; sin embargo las provincias fueron eliminadas por medio de un decreto ejecutivo, en
el año de 1911, a raíz de esto varios municipios se separaron de Boyacá para constituir la
comisaría de Arauca; consecutivamente los municipios pertenecientes a la Orinoquia
constituyeron la intendencia de Casanare, siendo su territorio agregado nuevamente al
departamento de Boyacá hasta el año de 1973, cuando se definió su actual territorio.
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En un aspecto más amplio, las características geográficas del departamento de Boyacá, lo
sitúa en la región Andina, en el centro oriente del país, la cordillera Oriental pasa por gran parte
de su territorio, otorgándole una amplia diversidad de pisos térmicos; adicionalmente el
departamento de Boyacá, representa el 2.03 % del territorio nacional y comparte límites con
departamento como Santander y Norte de Santander, en la parte norte, Arauca y Casanare, por el
este, Meta y Cundinamarca, en el sur y en el oeste con Cundinamarca y Antioquia.
Así pues el departamento de Boyacá cuenta con una amplia hidrografía, los ríos y quebradas
de la región tienen su origen en la cordillera Oriental, de igual manera son dependientes
directamente de los ríos Arauca, Meta y Magdalena; el río Arauca, tienen su desembocadura los
ríos Cobaría, Royatá, Bojabá, Garrapato, Culebras, Orozco, Chuscal, La Unión, Rifles, Cubugón,
Derrumbado y Támara; por su parte el rio meta tiene influencia sobre los ríos Mueche,
Encomendero, Guavio, Upía, Siamá, Negro, Pisba, Pauto, Focaria, Cravo Sur y Niuchía; por
último los ríos que derivan de la cuenca del Magdalena son el Minero, Suárez, Sutamanchán,
Riachuelo, Moniquirá, Tuta, Pesca, Loblanco, Rechiminiga, Chitano, Susacón, Ermitaño,
Arcabuco, Tota, Chicamocha, Iguaque, Sasa, Cambas, Loblanco, Rechiminiga, Chorrera,
Sáchica, Saguera y Chíquiza.
Por otra parte, el departamento de Boyacá, además de sus ríos y quebradas cuenta con
importantes lagunas, como la de Tota, Sochagota, el embalse de Chivor y Fúquene que comparte
con el departamento de Cundinamarca, así mismo se encuentran en la sierra nevada del Cocuy
las lagunas de Chucas, Batanera, Laguna Grande de la Sierra y Ocubi Grande.
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En cuanto al clima, sobresalen tres zonas pluviométricas, el altiplano central de menores
lluvias, que tienen un promedio anual entre 1.000 mm y las vertientes altas en ambos lados de la
cordillera Central, con un promedio anual inferior a 2.500 mm; el altiplano central cuenta con
lluvias bimodales determinadas por dos períodos que se dan en abril y junio, y octubre y
noviembre; por la gran accidentalidad del relieve se cuenta con todos los pisos térmicos, como
por ejemplo el nival en la Sierra Nevada del Cocuy, hasta el cálido, en la vertiente oriental de la
cordillera Oriental.
En relación a lo anterior, el relieve del departamento de Boyacá, hace parte del sistema
andino, haciendo una distinción en las unidades morfológicas del valle del río Magdalena, la
cordillera Oriental, el altiplano y el piedemonte de los llanos orientales; en este orden, el valle
del Magdalena medio en el Occidente de Boyacá, comprende las áreas bajas y planas entre el río
Magdalena y la vertiente occidental de la cordillera Oriental, con una altura inferiores a 500
metros sobre el nivel del mar; por otro lado la cordillera Oriental domina la mayor parte del área
departamental con alturas que llegan hasta los 5.380 m sobre el nivel del mar, como por ejemplo
en la sierra nevada del Cocuy; entre los accidentes geográficos más característicos están la
cordillera del Zorro, la serranía de las Quinchas y los páramos de la Rusia, Rechíniga, Pisba,
Guantiva y Chontales; por su parte la sierra nevada del Cocuy, es la única altura nevada de la
cordillera oriental, compuesta por 25 nevados entre los cuales está el Ritacuba Blanco, el punto
más alto, el Púlpito del Diablo, el Pan de Azúcar, el Cóncavo, el Ritacuba Norte y el Ritacuba
Negro.
En relación al altiplano, zona en la que se sitúa una de las regiones más pobladas del país,
que es llamada también como el Altiplano Cundiboyacense, se extiende desde el páramo de
Sumapaz hasta los asientos de la sierra nevada del Cocuy; Boyacá se caracteriza por un
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entramado de valles, que se intercala con montañas de diferentes alturas, sobresaliendo el
altiplano principal conformado por la meseta de Tunja, los valles de Belén, Tundama, Corrales,
Sogamoso, Paz de Río y Floresta, también por las regiones de Soatá y Susacón, así como los
valles adyacentes de Moniquirá y Tenza; Por último el piedemonte de los llanos orientales,
consta de la parte occidental de la cordillera Oriental, donde su vertiente cuenta con valles
constituidos por ríos que proceden de la cordillera y pertenecen a la cuenca del Orinoco, contiene
además algunos sectores planos que pertenecen a la región de los llanos orientales como Cubará
San Luis de Gaceno y Paya.
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Imagen No. 1. Paisaje. Montañas de la Provincia de Occidente en el departamento de Boyacá. Archivo personal.
La inhóspita geografía de la región, ha hecho de esta una zona donde la migración y la
colonización de tierras es reducida, sin embargo las vetas mineras, han atraído un importante
número de pobladores, que forjaron los accesos a las zonas y crearon toda una infraestructura
dada a la explotación minera; esta barrera natural, fue la que impidió por muchos años, que la
población nativa creciera y que los recursos esmeraldiferos, fueran explotados masivamente,
pues en el caso de las minas de Peñas Blancas, cuando fueron descubiertas, su explotación estaba
restringida a un pequeño número de arriesgados expedicionarios, que lograban surcar las difíciles
condiciones geográficas, para acceder a las vetas y luego lograr salir con un importante hallazgo.
Por tal razón, las mismas condiciones geográficas de la zona, propiciaron la creación de las
elites que controlarían la producción esmeraldífera, ya que el difícil acceso imposibilitaba
inclusive el acceso a autoridades que no fueran la región, por lo que registros, estudios y
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controles estatales, quedaban restringidos a la voluntad de los apoderados de las vetas y a los
organismos regionales, controlados por los mismos; de igual forma la salida de la zona
esmeraldífera, hacia el magdalena medio y la ubicación del departamento de Boyacá limitando
con el departamento del Meta, la convertía en un corredor que conectaba el sur oriente del país
con las salidas hacia la costa atlántica, esto marcaría un punto clave en conflictos violentos que
se darían en la región; de ahí la importancia de ubicar geográficamente la zona para entender de
esta manera el desarrollo de los fenómenos sociales que derivan de la actividad esmeraldífera
(Gobernación de Boyacá 2015).
3.2 Explotación Esmeraldífera
La explotación esmeraldífera en Colombia, se remonta a periodos históricos donde las
nacientes instituciones nacionales, empezaron a regular la actividad minera; dicho proceso,
estuvo marcado por un débil aparato institucional, que no fue capaz de asumir la instalación de
una infraestructura y una administración adecuadas, que permitieran el óptimo desarrollo de la
actividad minera, así como la rentabilidad y la sostenibilidad económica de las mismas.
Ya para mediados del siglo XX, en el año 1947, el Banco de la República, asumió la tarea
de administrar el sector esmeraldífero del Occidente de Boyacá, el cual estaba adsorbido por
factores derivados del abandono del Estado, dichos factores correspondían a un mercado
informal, que abarcaba desde la explotación minera, haciendo uso de métodos artesanales, hasta
todo un mercado de venta de las gemas, que incluía la regulación de los precios, entre otros
negocios emanados de las migraciones, que llegaban a las zonas atraídos por el auge minero.
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Imagen No. 2. Infraestructura. Mina de esmeraldas en el Occidente de Boyacá. Archivo personal.
Imagen No 3. Paisaje. Cambios ambientales a causa de la explotación esmeraldífera en el Occidente de Boyacá. Archivo Personal.
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Esta informalidad, sumado a la corrupción presente en el aparato institucional local, llevo a
las autoridades nacionales y al Banco de la República, a un sin salida y a una total incapacidad
de administración de los recursos mineros, por lo que se optó por ceder a una alternativa, que
consistía en crear una empresa pública que cumpliera exclusivamente, con las funciones
encargadas al Banco de la República, este intento fracaso, pues termino cediendo ante el
creciente y arraigado poder regional, que termino por imponer, el modelo organizativo,
económico y social, característico por ser informal, asimilado por la población, propio a la
cultura Cundiboyacense.
Por culpa de la ineficiencia estatal, el poder regional, termino apoderándose de los recursos
mineros, consolidando grupos familiares que controlaban toda la actividad, dando nacimiento a
una división social, resultado del modelo económico emergido bajo las condiciones particulares,
descritas en el Occidente de Boyacá. Fue entonces que la misma dinámica asumida por los
pobladores de la región, permitió el desarrollo y el declive de la producción esmeraldera, en las
siguientes décadas hasta finales de los 90.
3.2.1 Impactos económicos de la explotación esmeraldífera. Para comenzar a dimensionar,
los fenómenos sociales que nacen alrededor de la actividad minero económico, en el Occidente
de Boyacá, es indispensable hacer mención del impacto económico que hoy día se vive en esta
zona y que repercute además en otros sectores económicos del país; en esta actividad se estima
están involucrados unas 100.000 personas (Ministerio de Minas y Energía [MINMINAS]), en
todos los niveles, que van desde los mineros, talladores, comerciantes, exportadores entre otros,
la producción esmeraldífera, sitúa a Colombia entre los mayores productores de esta gema, así
como el productor de mayor calidad.
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Colombia presenta una de las mayores producciones de esmeraldas en el mundo y una de las
más preciadas por su gran calidad. En 2000 el principal país comprador de esmeraldas
colombianas fue Estados Unidos de América con 3.620.148 quilates (43%), seguido de Hong
Kong con 1.559.633 quilates (18%), India con 1.442.815 quilates (17%) y otros. El precio para
la comercialización internacional se denomina primario para gemas en bruto y secundario para
gemas talladas y engastadas. El precio primario para esmeraldas no pulidas colombianas ha
variado entre US$ 0,28 y 0,40 por quilate en los años 1998 – 1999, mientras que en el mismo
período las piedras engastadas han variado según los datos oficiales de exportación entre US$ 53
y US$ 63 y las piedras talladas, US$ 118 y US$ 151. (Instituto Colombiano de Geología y
Minería [INGEOMINAS] y Ministerio de Minas y Energía [MINMINAS], 2004, p.13)
Sin embargo, la correlación entre producción, calidad y precios, han sido un componente,
que ha variado a lo largo de los años, pues hacia las décadas de los 60 y 70, la producción que se
mantenía restringida por la informalidad y la explotación artesanal, tuvo ligeros aumentos entre
mediados de los 60 y un importante crecimiento a principios de los 70, y para la década de los
80, hubo un descenso drástico, el cual se realzo a finales de la misma y tuvo su mayor auge a
principios de los 90 y finales de la misma década.
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Las anteriores cifras coinciden perfectamente, con los conflictos violentos registrados en
cada periodo; cuando la violencia se agudiza, se supera un conflicto violento y los poderes
regionales se consolidad, la producción tiende a variar; claro está que el factor técnico determina
44
la producción y ha sido un significante en la reducción de la explotación, sobre todo en la
actualidad, sin embargo como se puede contrastar, la violencia es la que influye con mayor
vehemencia en los precios.
3.2.2 Situación actual y transformación de la explotación esmeraldífera. Actualmente, la
situación económica del sector esmeraldífero, sigue siendo el detonante de las confrontaciones
violentas y el objetivo de las pugnas entre los poderes regionales, buena parte de los recursos
económicos procedentes de la actividad minera, se han destinado a alimentar la confrontación, a
ampliar la influencia regional e institucional y en general a edificar un aparato de poder,
adicionalmente, los recursos mineros se han destinado a otros sectores económicos, como por
ejemplo los mega proyecto agro industriales, que solo pueden ser desarrollados en otras regiones
del país, ya que la geografía rural de los municipios mineros, no es apta para la agricultura a gran
escala o para la ganadería intensiva, otro sector económico, al cual se han invertido importantes
capitales, procedentes del sector esmeraldífero; esto sin duda, genera una reducción en la
reinversión económica en las minas, lo que impide su desarrollo tecnológico e innovación, que
aumente la producción.
En este sentido, el sector se ha preocupado por resolver este problema, atrayendo la
inversión extranjera, este fenómeno se mostró con mayor intensidad durante la década de los 90;
la inversión extranjera, tiene una incidencia importante en de los nuevos comportamientos de los
sectores de poder en la región, ya que estos nuevos actores que intervienen, necesitan el respaldo
institucional y las garantías de seguridad que solo pueden depositar en la fuerza pública; sin
entrar en detalle acerca de las proyecciones que varias empresas mineras tiene en Colombia,
específicamente en el sector de las esmeraldas, se sabe de la adjudicación de varios títulos
mineros, a empresas de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.
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Las inversiones de estos sectores, contemplan la transformación de las dinámicas laborales,
al formalizar la labor minera, se empieza una trasformación de la división social y de los
imaginarios colectivos, respecto a la profesión minera, los métodos artesanales, quedan
totalmente reducidos a un pequeño sector de la población, los mismos mercados informales
desaparecen y el liderazgo de los patrones esmeralderos, empieza a reducirse, siendo
reemplazado por una economía más formal.
Aun así el panorama no mejora, pues esta transición, no renuncia a los componentes
sociales, que permiten afianzar su influencia en la región, por el contrario los apropia y
reproduce, de esta manera la aparente legitimidad estatal e imagen corporativa de las empresas
extranjeras, solo trasforma las condiciones que le permiten operar dentro de sus lógicas
empresariales, manteniendo toda la infraestructura de poder de quienes manejan el poder en la
región y les permiten la entrada a operar en la zona, esto se puede resumir en una alianza de
nuevos actores con los arraigados sectores, que mantiene el monopolio de la explotación
esmeraldífera, manteniendo en exclusividad este sector económico.
3.3 Consecuencias de la minería en términos de violencia y problemáticas sociales
Ante todo, en esta etapa de la presente investigación, no se puede llegar a concluir que la
actividad minera en la Provincia de Occidente en el departamento de Boyacá y en especial la
región de Peñas Blancas, sean la causante de los fenómenos violentos que se han desarrollado
allí, sin embargo si podemos establecer en este punto, la relación existente entre minería y
violencia, en particular, se puede llegar a evidenciar que las mismas dinámicas económicas que
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giran alrededor de la explotación esmeraldífera, se adaptan a las dinámicas sociales de una
región que históricamente han mantenido unas relaciones de poder sumidas en la violencia.
En este orden de ideas, tampoco se puede responsabilizar a la explotación esmeraldífera,
con las profundas crisis sociales, de pobreza, problemáticas en educación, infraestructura, salud,
altas tasas de desempleo entre otras dificultades; por el contrario la actividad minera, ha sido
favorable a la población y resultado ser la fuente económica, que más regalías deja a los
municipios de la Provincia de Occidente.
Así mismo, durante el desarrollo de esta actividad, se han ido implementado, sobre todo
desde la década de los 90, protocolos tales como el desarrollo del Programa Nacional de
Formalización Minera, el Sistema Integrado de Monitoreo de Explotación Ilícita de Minerales
(SINEIM), el programa de uso racional y eficiente de energía (PROURE), así como el apoyo en
actividades para control de la explotación ilícita de los recursos mineros, la definición de una
hoja de ruta necesaria para mitigar el impacto medio ambiental, mejorar las condiciones
laborales de quienes están vinculados formalmente al sector y aumentar las inversiones sociales
sin ánimo de lucro, aparte de los pagos en conceptos de gravámenes, que terminan siendo
responsabilidad del Estado y de las autoridades locales, su adecuada inversión y utilización en
pro de la población de los municipios a los que corresponde la jurisdicción de las minas.
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4. CARACTERIZACIÓN DE LA POBLACIÓN
Para poder lograr entender, los fenómenos sociales que se desarrollan en el complejo
panorama de la explotación esmeraldífera en el Occidente de Boyacá, es necesario entender a los
protagonistas, quienes desde su vivencia, son un testigo directo de dichos fenómenos, al encarnar
el inicio de los mismos y su desarrollo; es por ello que se logró acceder al testimonio de algunas
personas que tienen o han tenido alguna relación directa con estos acontecimientos; en el
presente trabajo la narrativa se constituye en un eje trasversal, sobre todo a la hora de elaborar la
descripción de las categorías de guaquero, esmeraldero y patrón, como figuras poblacionales
representativas de la región, del gremio esmeraldero y de los fenómenos de violencia y sus
derivados que se dan en el contexto de la investigación.
En este orden de ideas se logró tener acceso al testimonio de 2 guaqueros y 1 mujer esposa
de un guaquero de la región, el primero corresponde a un hombre oriundo del municipio de
Otanche (Boyacá), de 68 años de edad, radicado en el municipio de Muzo (Boyacá), casado dos
veces, con 5 hijos (2 en el primer matrimonio y 3 en el segundo), dedicado a la actividad minera
informal (guaquería) desde los 12 años de edad, según su estratificación dada por parte de las
autoridades municipales, pertenece al estrato 2 y se encuentra en las bases de datos del SISBÉN
(Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales); el segundo
corresponde a un hombre de 64 años de edad, oriundo del municipio de Galacha
(Cundinamarca), radicado en el municipio de Muzo (Boyacá), viudo, con 7 hijos, dedicado a la
actividad minera informal (guaquería) desde los 20 años d edad, pertenece al estrato 2 y se
encuentra afiliado al SISBÉN; el tercero es una mujer de 62 años de edad, oriunda del municipio
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de Pacho (Cundinamarca), radicada en el municipio de Muzo (Boyacá), casada, con 3 hijos,
esposa de un guaquero desde los 23 años de edad, pertenece al estrato 2 y se halla afiliada al
SISBÉN. Estas tres entrevistas se realizaron, en el Municipio de Muzo Boyacá el 12 y13 de
diciembre de 2014.
En segundo lugar se tuvo acceso a 2 esmeralderos, el primero un hombre de 65 años de
edad, oriundo de Puerto Salgar (Cundinamarca), radicado en la ciudad de Bogotá D.C.,
divorciado y posteriormente en una relación de unión libre, con 5 hijos (3 en el matrimonio y 2
en su segunda relación), dedicado al comercio de esmeraldas desde hace 30 años y pertenece al
estrato 3; el segundo es un hombre de 59 años de edad, oriundo de Chiquinquirá (Boyacá),
radicado en la ciudad de Bogotá D.C., separado, con 2 hijos, dedicado al comercio de esmeraldas
desde hace 25 años y pertenece al estrato 3. Las anteriores entrevistas se realizaron en la ciudad
de Bogotá D.C., el 15 de enero de 2015 y el 2 de febrero de 2015, respectivamente.
Por último se logró contar con el testimonio de un patrón esmeraldero, entrevistado en la
Ciudad de Bogotá D.C., el 23 de abril de 2015, en este caso no se tuvo acceso detallado acerca
de la información personal del entrevistado, salvo que es oriundo del municipio de Guateque
(Boyacá), tiene 74 años de edad y se dedica al negocio esmeraldífero desde hace
aproximadamente 50 años.
Las anteriores entrevistas, no se realizaron en base a un formulario de preguntas
específicas, todas se realizaron a manera de conversación, cuyo objetivo principal era conocer de
la mano de los entrevistados, su opinión personal acerca de la violencia en la zona esmeraldífera,
las posibles causas, las consecuencias y las soluciones en base al proceso de paz de los años 90;
durante el desarrollo de la entrevista iban surgiendo preguntas que describieran algún fenómeno
en particular desde su perspectiva, como por ejemplo, en correlación a las dinámicas que sociales
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que se dan y las relaciones de poder que se tejen entre los diferentes grupos poblacionales
entrevistados en el contexto esmeraldífero, específicamente como era la relación entre un
guaquero, un esmeraldero y los grandes patrones, como se veían los unos a los otros, a la
violencia, en el pasado y el presente, las iniciativas de paz y el futuro de la región en términos de
cómo se proyectan ellos mismos en la zona; es de allí que surgen los siguientes resultados.
4.1 Guaqueros
En la organización social, que se dio en la Provincia de Occidente, los pobladores nativos y
los migrantes que llegaron a la zona, en busca de la riqueza que el embrujo verde sembró en los
imaginarios de propios y foráneos, se dio el nacimiento a una labor combinada entre la tradición
artesanal, la cultura raizal, la cultura importada, la violencia tradicional del país, la violencia
propia de la región y una imaginación de soñadores; estos son los guaqueros, los más bajos en la
cadena de la producción esmeraldífera, pero de donde han salido los más importantes líderes y
patrones que se posicionan en las cumbres de este negocio.
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Imagen No 4. Actividad minera. Guaqueros en mina a cielo abierto en Muzo Boyacá. Archivo personal.
Para poder llegar a ser esmeraldero, pájaro y patrón, hay que pasar por ser guaquero, por
tener una ilusión, característica propia de quienes han tenido la valentía de internarse a buscar
suerte, a buscar la fortuna y en últimas a buscar el poder; en el camino muchos han muerto,
muchos siguen esperando que la tierra les arroje un tesoro verde, otros más han logrado
enguacarse, término que se refiere aquella persona que lograr encontrar una piedra por la que
valga la pena tanto sacrificio y riesgo.
Entonces, todo recién llegado a la zona o todo nativo que quiere probar suerte, se inicia en el
Rio Minero, río que a veces se lleva los años de muchos, tratando de hacer fortuna, a veces se
lleva los cuerpos de quienes desafiaron las leyes regionales y terminaron muertos y arrogados a
sus aguas, otras veces se lleva simplemente a un guaquero despistado, que se dejó ganar de la
fuerza traicionera de este río.
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La zona, para mi concepto, más violenta que ha tenido Colombia es esa, porque allá murió
gente de mucha parte, gente que no tenía familia, gente que no se sabía de dónde venía. Los
echaban al río y quién sabe, quién los pregunta, ni se sabe de dónde eran. ¡Pero cualquier
cantidad de gente! Eso es aterrador ese río, la gente que se ha llevado es innumerable. (Valero,
2008, p.5)
El guaquero, se constituye en la más vieja tradición cultural, mucho ha cambiado de los
viejos campesinos, que para los años sesenta y setenta ya habían dejado atrás, por lo menos su
estética y fue reemplazada, por una imagen de charro, jeans, sombreros, armas, caballos y
mujeres, de lo campesino únicamente se conservó el poncho, esta estética fue reforzada en los
años ochenta, con la llegada del narcotráfico y su cultura propia, el guaquero solo se apegaba a
una idea que se pasó de generación en generación, la idea de hacer fortuna.
A pesar de todo, esta cultura, la construcción y evolución del guaquero, moldeo la vida y el
desarrollo social de la Provincia de Occidente, el afán de hallar una veta, una piedra preciosa,
trasformo a la misma geografía, de la región, se construyeron caminos, asentamientos,
comercios, infraestructura, claro está que improvisadas, pero hechas para poder sortear los
obstáculos de la naturaleza y lograr llegar a sus botines, esta es una característica perdurable del
guaquero, su inquebrantable trabajo, la persistencia que lleva a algunos a permanecer días en los
socavones, a arriesgarse al punto de comerse las piedras preciosas que logran encontrar, a riesgo
de que se las arranquen literalmente del vientre.
Sin embargo, este afán por hacerse de una fortuna, es el mismo que mueve las relaciones
interpersonales y genera en la población lealtades muy significativas, que ayudan a los sectores
de poder a construir los grupos que se terminan enfrentando; este fenómeno, tiene las mismas
lógicas, que originaban la violencia partidistas entre liberales y conservadores, solo que en este
54
caso, el motivo de los enfrentamientos, no radica en causas político ideológicas, si no por
lealtades a los poderes económicos, que los apadrinan, protegen y sustentan la esperanza de
ascender, en la escala social de la región, cuya única manera de lograrlo es con la acumulación
de capitales y ganándose la aceptación y respeto entre la comunidad.
Imagen No 5. Actividad minera. Guaqueros en mina a cielo abierto en Muzo Boyacá. Archivo personal.
Este sector de la población, que se adapta a los cambios que se van dando en torno a la
actividad minera, también se transformaron en los momentos en que el fenómeno del
narcotráfico entro en la región, a pesar de esto la llamada cultura del narcotráfico, dista mucho de
la cultura propia de lo que hace referencia al guaquero o al enguacarse, en la medida, que la
misma legalidad de que ha gozado la explotación esmeraldífera, construye el imaginario de que
la actividad es legítima, reconocida socialmente y sobre todo se imprime una fuerte alusión al
trabajo duro, que se termina constituyendo en el elemento cultural, transmitido de generación en
generación que más ha perdurado en relación al trabajo de los mineros y de quienes heredan la
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labor, que en la actualidad se limita a los nativos, puesto que las migraciones de otras regiones a
la zona esmeraldífera, se ha reducido significativamente en los últimos tiempos.
Imagen No 6. Actividad minera. Mineros formales en la entrada de un socavón en Muzo Boyacá. Archivo personal.
4.2 Esmeralderos
El siguiente grupo en la escala social, de la cultura esmeraldera, son quienes han logrado,
construir fortunas, crear relaciones de compadrazgo y padrinaje, con los duros o patrones de la
región; estos personajes, son quienes logran ascender y coordinar las operaciones comerciales
del negocio de las esmeraldas, son también los que ayudan en la logística de seguridad.
El esmeraldero, al igual que el guaquero, se va transformando con forme cambian las
dinámicas del negocio minero; se podría decir que antes de la década de los sesenta, estos se
establecían como el grupo más alto y de mayor respeto en la zona, esto a causa de que hasta ese
56
momento no se habían conformado los monopolios esmeraldiferos, tampoco los grupos
familiares de donde provendrían los grandes patrones, se habían apropiado de yacimientos
esmeraldiferos, sin embargo ya para mediados de los sesenta y para la década de los setenta, los
esmeralderos se convertían en los encargados de comercializar la producción esmeraldífera y
buscar los mercados en Bogotá y el extranjero.
A consecuencia de lo anterior, este grupo en particular, fue el protagonista más notorio en
los episodios de violencia de la década de los setenta, ochenta y noventa, pues eran la base
operacional de los grupos familiares que controlaban las minas, por otro lado este grupo fue el
que extendió la influencia de los poderes regionales y los expandió a la ciudad de Bogotá,
provocando la llegada de la cultura esmeraldera a la capital de la república y con ella la violencia
que se configuro en balaceras, acciones sicariales, e inclusive atentados con explosivos, como los
registrados en las oficinas administrativas de empresas esmeraldiferas, durante los momentos
más críticos de la guerra en los años ochenta.
Ahora bien, los esmeralderos, por ser el puno medio entre quienes trabajaban duramente
para lograr enguacarse en los socavones y los grandes líderes de la región esmeraldífera,
fluctuaban entre las acciones violentas y las actividades económicas mineras, pero también
fácilmente se veían involucrados en actividades delictivas, por lo que algunos esmeralderos se
vieron envueltos en el auge del narcotráfico en los ochenta, facilitando la entrada de este
fenómeno en las actividades que les correspondía, permitiendo también la entrada de elementos
culturales propias de la cultura del narcotráfico y la formación de una imagen poco favorable, en
la sociedad Bogotana, los cuales tildaban a los esmeralderos de narcotraficantes y mafiosos.
57
Imagen No 7. Actividad minera. Minero saliendo de un socavón en Muzo Boyacá. Archivo personal.
Esta desafortunada percepción de los esmeralderos, era reforzada por una mezcla de
apariencias ostentosas, exhibición de armas, géneros musicales y todas las acciones violentas que
no se podían ocultar a la opinión pública; esta situación a la larga le traería al gremio toda una
estigmatización y creación de estereotipos, que afectaría al mismo negocio económico, al afectar
las inversiones, la diversificación y el mismo relevo generacional en las zonas esmeraldiferas, al
reducirse el interés por ingresar al gremio.
58
Por otra parte, además de la confrontación entre los bandos enemistados, existían
rivalidades, marcadas por la competencia propia de la cultura esmeraldera, donde quien ascendía
era el que más lo merecía y ese merecimiento se ganaba sobresaliendo inclusive dentro de los
individuos de sus mismos bandos.
Imagen No 8. Organización social. Minero y esmeralderos en un yacimiento esmeraldífero en Muzo Boyacá. Archivo personal.
Aun así, la competencia no rara vez llegaba a los altos niveles, es decir a cambiar de un
bando a otro, traicionando a sus patrones, en este aspecto los esmeralderos se caracterizan, por
un alto grado de lealtad hacia sus patrones, esta lealtad es en últimas el motor de la confrontación
y el regulador de la misma, pues pone a bandos contrarios a enfrentarse, por los intereses de los
jefes esmeralderos, poniendo por encima, amistades, familias e inclusive los mismos intereses
económicos, pues en el imaginario del esmeraldero se crea una imagen del patrón, que quieren
59
alcanzar, admiran, respetan y dotan de legitimidad y sobre todo agradecimiento por el padrinaje,
la protección y el permitirles participar del negocio esmeraldero, que es elitista y restringido, por
ende el ganarse un acceso a este mercado, conlleva una lealtad a quien se lo permite.
De cualquier modo, este sector es el impulsador de la influencia política, económica y
cultural del sector esmeraldífero, gracias a él se construyeron las redes necesarias, para que se
abrieran los mercados nacionales e internacionales de la esmeralda, posicionando a Colombia
entre los mayores productores de estas gemas en el mundo, llegando inclusive a alcanzar el 55%
del mercado mundial; son quienes además, provienen de ese sueño que se ha mantenido vivo por
décadas, los que han transformado la economía de un departamento y le han contribuido también
a la trasformación del gremio, limpiando su imagen en la última década y son quienes hoy
prevalecen a las cambiantes dinámicas de este sector, que hoy en día ve el ocaso de los grandes
patrones, así como el fin de las familias tradicionales, haciendo más competitivo los mercados y
democratizando los recurso.
4.3 Patrones
La falta de un estado fuerte, de unas instituciones dedicadas a atender las necesidades
sociales, la falta de liderazgos políticos y una región con amplios recursos económicos,
propiciaron la aparición de líderes regionales, estos líderes se apropiaron de los ya descubiertos
yacimientos esmeraldiferos; muchos de estos líderes, con gran conocimiento de la región y de
sapiencias empíricas en cuanto a las condiciones geográficas, que identificaban los territorios,
donde posiblemente se encontraban vetas esmeraldiferas, condujo al descubrimiento de nuevas
60
minas y al apropiamiento de estas pro parte de ellos y sus familias, que además coordinaban la
explotación de las mismas y la seguridad de las mismas.
Imagen No 9. Organización social. Guaqueros en mina a cielo abierto, supervisados por un jefe esmeraldero en Muzo Boyacá. Archivo personal.
Con importantes recursos económicos, gran influencia y reconocimiento en los pobladores
de la región, estos líderes logran construir los primeros monopolios esmeraldiferos y se
convierten en autoridades que influían en todos los sectores de la sociedad, la cual los acepta,
reemplazando al Estado por su evidente y tangible presencia y facilidad para solucionar las
necesidades inmediatas y resolver las rencillas entre los pobladores.
Estas capacidades de liderar la región del Occidente de Boyacá, propicio dos generaciones
que marcarían al gremio; la primera correspondía a todos lo que tuvieron protagonismo durante
61
las décadas de los 60 y 70, la segunda a los herederos de esta primera generación, formada
dentro de las lógicas que reproducirían y que formarían al gremio esmeraldero hasta el presente.
Es en estas décadas donde nacen los patrones y con ellos toda un nuevo tipo de relación
social, los “duros” son vistos y asumidos como padres simbólicos, que protegen y mantienen el
orden en la región, en estas lógicas, esta también un elemento religioso, que encarna la figura del
padrinaje, donde se construye una relación, más horizontal, basada en el respeto, la cordialidad,
la amistad y la familiaridad, todo esto sin afectar las posiciones jerárquicas; de allí se derivan los
compadrazgos, estas relaciones trascendieron, de lo personal, a lo económico y seria el referente
de alianzas que trasformarían las dinámicas mismas del negocio esmeraldífero.
Un ejemplo de lo anterior, es la relación personal de Gilberto Molina, reconocido líder
esmeraldero, con Gonzalo Rodríguez Gacha, presunto narcotraficante; esta relación de
compadrazgo, hiso el fenómeno del narcotráfico, penetrara en la región y los negocios mineros,
es de allí que estas relaciones, que aunque no son propias del Occidente de Boyacá, pues el
compadrazgo y el padrinaje, son tradiciones de varias regiones del país, en el caso particular del
sector esmeraldífero, permitió el desarrollo de los liderazgos y monopolios que se convertirían,
en los escenarios, donde se desenvolverían los fenómenos de violencia, así como la superación
de los mismos.
Tanto Gonzalo Rodríguez Gacha, como Gilberto Molina, surgen en un ambiente regional
violento (Uribe, 1992, Parra, 2006; Páramo, 2011), y en relaciones sociales coaptadas por
costumbres campesinas enraizadas por la ley del monte. Provenientes del Noroccidente de
Cundinamarca, (Pacho y Tudela, inspección de Paime), llegarían a convertirse en el súmmum
representativo por excelencia de la sociedad esmeraldera y el cartel de drogas del centro de
Colombia; comunidades asociadas culturalmente precisamente por sus expresiones de
62
criminalización, nexos con mercados ilegales y manifestaciones identitarias próximas al Lejano
Oeste estadounidense o, también, a la cultura popular mexicana. (Almonacid, 2013, p.4)
En resumidas cuentas, el padrinaje y el comadrazgo, creo también una serie de lealtades y
formas de refrendar los pactos y acuerdos, que se basaban en la palabra, la cual toma un valor
muy importante en las relaciones de poder en la región, ya que al carecer de una tradición
institucional como por ejemplo, la elección de autoridades regionales y nacionales y el
reconocimiento de las mismas al ser elegidas por una mayoría en ejercicio del sistema
democrático, se relega al clientelismo y la corrupción, de igual manera la poca confianza que se
deposita en las fuerzas del orden público para la solución de problemas, la falta denuncia y
controles por medio del debido proceso y los mecanismos constitucionales, se suma a la
infracción deliberada de las leyes, que desembocan en una cultura desligada de las instituciones
estatales, por consiguiente la palabra y la legitimidad de lo pactado, se traducía en compromisos
y juramentos que se hacían cumplir con la muerte de quienes los violaran, estas lógicas,
posicionan a los pobladores de la región, en manos de una nueva representación de lealtad, que
ya no corresponde a los partidos políticos tradicionales y sus líderes.
En síntesis, el patrón, no solamente utilizaba un aparato económico militar, así como la
intimidación o la capacidad de corrupción, si no que gozaba de una legitimidad, una aceptación y
un respeto, inclusive entre los mismo rivales, lo que facilitaría el nacimiento de los mismo
mecanismos para la solución de las problemáticas y diferencias que llevaban al desarrollo de
episodios de violencia. Estas capacidades de algunos esmeralderos de alto rango y provenientes
de aquellas familias que lograron monopolizar la producción esmeraldífera, dio nacimiento a los
primeros zares de las esmeraldas, cuyo apelativo solo fue otorgado a aquellos empresarios con
las capacidades de controlar, todos los aspectos del negocio de la explotación esmeraldífera.
63
4.4 Elementos comunes e intermediarios legítimos entre los pobladores de la región
esmeraldífera
En primer lugar, hay que describir tres sectores, que han logrado intervenir en la región del
Occidente de Boyacá, estos sectores han logrado ingresar de tal manera que se han ganado la
aprobación de los poderes locales, pero también han logrado gozar de legitimidad,
convirtiéndose en mediadores e inclusive liderar trasformaciones en la zona.
Uno de esos sectores es el Estado colombiano y sus instituciones, este siempre ha estado
marcado por una fluctuación entre, la falta de presencia en la región y la intención, a veces
exitosa y a veces fracasada, de intervenir y asumir el rol que históricamente debió asumir; la
presencia del Estado colombiano en esta zona, se ha caracterizado por la subyugación de las
instituciones al poder local, sin embargo, las propias necesidades del mercado, que en ultimas y
pese a todos los posibles componentes de ilegalidad, que afectan directa e indirectamente, a la
explotación esmeraldífera, esta sigue siendo un gremio legalmente constituido, por lo que
necesita del Estado, no solamente para mantener el control en la zona esmeraldífera, si no para
respaldar los mercado internacionales de la esmeralda.
En este orden de ideas, aparece el segundo sector que logra llegar a la región y aplicar
cambios en las dinámicas sociales, el cual corresponde a las empresas extranjeras, tales como
Gemfields de Reino Unido, Chivor Emerald Minig de Canadá, Texas Group de los Estados
Unidos, entre otras, que según Acodes, (Asociación Colombiana de Exportadores de Esmeraldas)
ya tienen inversiones en el sector esmeraldífero colombiano; este sector acompaña al Estado, en
la necesidad del gremio por mejorar la infraestructura y la capacidad técnica, para aumentar la
explotación de las gemas, ya reducidas por la falta de una transformación que lleve de la
64
informalidad a la tecnificación; en vista de esta necesidad y de intereses económicos, estos
sectores el Estado y las empresas extranjeras, logran pactar con los poderes regionales, sus
estrategias y planes en la Provincia de Occidente, lo que a su vez provoca su aceptación, su
capacidad de decisión y trasformación en las lógicas de la población, que ven cómo se van
transformando, muchas de las reglas tradicionales, pasando a un reconocimiento más amplio de
las instituciones y la formalidad legal.
En este mismo sentido, la fuerza pública, empieza a ser una presencia, más acorde a los
intereses estatales, que a los intereses de los poderes regionales, garantizando las condiciones
para que estos nuevos sectores de poder, puedan desarrollar sus proyectos; a pesar de estos, tanto
el Estado como las empresas extranjeras, siguen apoyándose en los patrones de la región para
poder gozar de aceptación, pues a pesar de estar cobijados por la legalidad, no estarían
legitimados por la comunidad, si no fuera por la protección y asociación de quienes mandan en la
zona.
Por último, la institución que más reconocimiento tiene, entre la población local, en toda su
jerarquía, por encima del Estado, es la Iglesia Católica, esta institución, es respetada por una
población, mayoritariamente católica y que tradicionalmente, a otorgado a la iglesia una
aceptación y una enorme carga simbólica de lo que es una autoridad moral, lo que le da facultad
de mediar en todas las instancias, facilitando los escenarios de dialogo y confianza entre las
partes enfrentadas, para lograr encontrar los elementos comunes que conducen a la superación de
los momentos de violencia.
Adicionalmente a lo anterior, la iglesia católica, es quien refrenda y se convierte en garante
del cumplimientos de los acuerdos; aun cuando la palabra tiene un enorme peso simbólico y un
importante respeto entre los habitantes de la región y sobre todo entre las altas jerarquías de la
65
sociedad, la intervención de la credibilidad de la Iglesia, es sin duda el factor que ha permitido,
perdurar y respetar los acuerdos, que han llevado al cese de la violencia, así han facilitado la
participación del Estado, la fuerza pública y otros actores que van llegando conforme las nuevas
demandas del mercado esmeraldífero y generan transformaciones a las tradiciones regionales, de
los pobladores y en general del gremio esmeraldífero.
66
5. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA VIOLENCIA EN EL OCCIDENTE DE
BOYACÁ
5.1 La violencia partidista, el Frente Nacional y la trasformación de la violencia
Los fenómenos de violencia que se han desarrollado en el Occidente de Boyacá, tienen su
origen en las disputas partidistas, que propiciaron periodos de violencia en todo el territorio
nacional, dicha región no fue ajena a los enfrentamientos políticos del partido liberal y el partido
conservador; en dicha región el enfrentamiento partidista estaba enmarcado por una necesidad de
controlar los escenarios institucionales, careciendo de una proyección política clara, esta fue una
característica de la llamada violencia partidista en esta región, es de resaltar esta particularidad,
ya que la confrontación fue un simple asunto de militancias, desprovisto de ideologías, que se
heredó de manera tal que las luchas políticas no fueron por trasformaciones estructurales o la
imposición de un proyecto político, si no la administración de los espacios de poder regionales.
Durante el período del Radicalismo, se conformaron compañías particulares de explotación
y comercialización de esmeraldas a las que fueron otorgados los contratos con una escaza
intervención del Estado en los procesos económicos realizados por éstas; el gobierno entonces
cedió todos los derechos y renunció a su condición de administrador de éste capital nacional; es
esta una de las posibles razones para que durante éste período no se hayan generado cálculos
estadísticos oficiales sobre las características y condiciones de los contratos otorgados para la
producción de las esmeraldas colombianas. Los intereses económicos de los diversos grupos
sociales dominantes generaron enfrentamientos y luchas entre los dos partidos políticos
67
tradicionales, que según sus posibilidades de dominio imponían su voluntad sobre los grupos
económicos en formación y por ende susceptibles de ser presionados a alinearse políticamente en
uno de los bandos dominantes. (Pecaut, 2001, p.71)
Posteriormente durante el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla y la junta militar que lo
precedió, la Provincia de Occidente en Boyacá sufrió una militarización, con el objeto de la
pacificación de la región, por ello las alcaldías de los municipios de Muzo y de Pauna, fueron
intervenidas, de esta manera se logró detener la violencia al no existir escenarios institucionales
que disputar, adicionalmente durante este periodo se da inicio a una gran inversión en
infraestructura, provocando una oleada de colonización en las cabeceras municipales de dicha
provincia, así como de las zonas rurales.
De igual manera la creciente actividad minera de explotación de esmeraldas, tuvo su gran
auge y mayor grado de tecnificación, gracias a la administración del Banco de la Republica,
institución encargada de los yacimientos desde 1947.
Las políticas nacionales y las estrategias de base histórica, habían tenido consecuencias
directas para el comportamiento político-defensivo regional y permitían incluso atender la región
en función de ellas, pero ahora comenzaba un proceso distinto, abiertamente contrario,
consistente en el surgimiento de una élite regional de acción y comportamiento autónomos, con
intereses y objetivos sociales y económicos locales precisos. Definitivamente, principiaba una
nueva fase caracterizada por los rangos de poder situacional en la que el poder organizacional y
sistemático del gobierno, el Estado y la sociedad se alejaban y en su distancia, solamente se
percibirían a través de acciones represivas, gestiones precarias y omisiones permanentes. (Polo,
Restrepo y Mayorga, 1996, p.48)
68
Sin embargo tras la transición del gobierno militara a un gobierno civil, representado por las
elites liberales y conservadoras, que se constituyeron en el Frente Nacional, cuyo pacto político
repartía el botín burocrático en todo el país, la violencia partidista se logró contener
definitivamente y la pugna por las instituciones de poder regional, quedo superada. Sin embargo
aunque el Frente Nacional, contribuyo a cesar dichos fenómenos de violencia, no logró superar
las tensiones sociales, que se padecían en zonas aisladas de los poderes centrales, esta crisis
social, sumado a las mismas debilidades democráticas del pacto político entre liberales y
conservadores, que limitaba la participación política y no prestaba atención a las múltiples
necesidades de los habitantes de zonas empobrecidas, principalmente rurales.
Por lo anterior, se empezó a generalizar un descontento y una falta de credibilidad hacia las
instituciones, así mismo los conflictos sociales antes enmarcados en la violencia partidista,
empezaron a transformarse hacia una violencia por los recursos económicos. Es este el escenario
donde se marca una ruptura en la tradición violenta del departamento, pues en relación al
creciente abandono institucional en las regiones, empieza la conformación de poderes regionales,
no ligados a los poderes tradicionales o a las clases políticas y carentes de toda formalidad y
reconocimiento de la institucionalidad.
5.2 La década de los sesenta y la primera generación del conflicto esmeraldero
En la década de los sesenta, entra en escena un personaje llamado Efraín Gonzales, quien
llego a la región del Occidente de Boyacá, a desencadenar un conflicto violento, con una
característica que recoge los antecedentes de la violencia política, pues las razones de dicho
personaje son las de combatir a los dirigentes liberales de la región y a los mismo conservadores,
69
que a su juicio abrían traicionado los principios de dicho partido, los propósitos violentos de este
nuevo episodio de violencia, se podría calificar como una venganza, fruto de las ya reducidas
rencillas entre liberales y conservadores.
La imposición del poder por medio de la fuerza, llevo a Gonzales a convertirse en una
autoridad, que mediaba en todos los escenarios de la región; una de las principales actuaciones
gira en torno, al control de los recién descubiertos yacimientos esmeraldiferos de Peñas Blancas,
donde se desato una oleada de violencia entre los pobladores por el control de estas minas.
La importancia de este personaje, radica no en su historia personal, si no el icono que se
convirtió entre los pobladores de la región y que sería la semilla, de una cultura propia que
definiría los devenires sociales de la Provincia de Occidente en Boyacá. La imagen de Gonzales,
es construida por la población, quien lo ve como un justiciero, un defensor de los desfavorecidos,
una autoridad que cumple como juez y verdugo, a tal punto que las nacientes elites regionales,
conformadas por familias esmeralderas, lo convirtieron en su aliado, lo que muestra las
dinámicas en la relación de poderes que se gestaba en la zona, al preferirse la informalidad y la
auto gobernabilidad, antes que recurrir a las instituciones estatales o a la fuerza pública.
En este periodo se consolidan los poderes regionales, las familias que tradicionalmente han
controlado la explotación minera, se convierten en señores de la región, las inevitables
confrontaciones por controlar los yacimientos esmeraldiferos, son pactados por firmes liderazgos
que evitan caer en fenómenos de violencia sistémica; estas trasformaciones sociales, son
reforzadas por migraciones, procedentes principalmente de municipios del departamento de
Cundinamarca, las cuales agregan un elemento de expansión de la influencia de los poderes
regionales, a otras zonas del país, con ello entran en las zonas esmeraldiferas, armas y nuevos
70
inversionistas, que hacen que los capitales producto de la minería, sean invertidos en sectores
como la ganadería y la concentración de la tierra.
Esta nueva orientación en la visión de los pobladores, de la región del Occidente de Boyacá,
en cuanto a que se deja de lado la lucha partidista, los conflictos enmarcados entre liberales y
conservadores, así como las problemáticas de orden nacional, permiten que se gesten nuevas
interpretaciones y relaciones sociales, nuevas lealtades, e inclusive nazca una proyección
política; en este último punto, el origen conservador de las principales familias esmeralderas, sus
aliados políticos personajes que sobresalen como Efraín Gonzales, hacen que la influencia
política gire alrededor de la corriente del líder conservador Mariano Ospina Pérez.
A pesar de esto, una corriente política, que tenía mucha aceptación dentro la región era la
ANAPO (Alianza Nacional Popular), esto en vista a la popularidad de Gustavo Rojas Pinilla, a
raíz de que en su gobierno se hicieron muchas inversiones en la infraestructura de la región. Sin
embargo esta corriente, no generó ningún episodio violento, por el contrario esta corriente tuvo
aceptación e inclusive se formaron alianzas estratégicas con los líderes regionales, lo que indica
que las dinámicas de dicho orden ya no giraban en torno a lo político, sino a lo económico.
Por otro lado, tras la muerte del reconocido líder Efraín Gonzales, y tras la decisión del
estado y del Banco de la Republica de iniciar un proceso de entrega, de algunos yacimientos
esmeraldiferos a empresas privadas, los líderes de la región empezaron a mostrarse preocupados,
por la idea de perder su fortín económico, es entonces cuando varios de los líderes, deciden traer
a la región a Humberto Ariza, conocido como el “Ganso” Ariza, quien era pariente de Efraín
Gonzales y que para entonces se encontraba detenido en la ciudad de Bogotá, este se fugó
gracias a una acción organizada presuntamente por líderes esmeralderos, con el propósito de que
liderara un gremio de familias tradicionales, que empezarían con la administración de las minas
71
esmeraldiferas como los de Muzo y Coscuez, sumado a su ya construida red de contactos fuera
de la región, que les ayudo a encontrar mercados internacionales, este grupo consolido el primer,
monopolio esmeraldífero.
Es entonces cuando los representantes de dicho monopolio esmeraldífero, adquieren un
poder económico, significativo en la región, con el liderazgo del “ganso” Ariza, este grupo
conocido como la “pesada”, dio inicio y reforzó la autoridad de los patrones, los cuales
incidieron en las nuevas dinámicas económicas, que trasformaron las relaciones, entre los
habitantes del Occidente de Boyacá, pues el compadrazgo, la familiaridad y vecindad, así como
el beneficio económico, termino por dejar de lado las nuevas lealtades políticas,
reemplazándolas, por unas nuevas rivalidades esta vez entre bandos que se disputaban un fortín
económico.
A causa de esta nueva distribución de la economía esmeraldera, se empiezan a generar las
nuevas rencillas, y los primeros episodios de violencia entre la inestable repartición de la
riqueza; entre los diferentes grupos familiares empezó a generarse desconfianzas y acusaciones
de robos y asesinatos, importantes líderes de la región así como sus socios empezaron a ser
asesinados en las propias zonas esmeraldiferas, como también en la ciudad de Bogotá, esto sin
duda alguna, marca el origen lo que se llegaría a conocer como guerra verde, y es donde surgen
los fenómenos de violencia, directamente relacionados con la actividad minera.
5.3 Las Primeras Grandes Confrontaciones y el Surgimiento de los Lideres Esmeralderos
En esta primera confrontación de gran importancia, se marcan las rivalidades y los grupos
que se mantendrían en un constante conflicto, pausado por pactos de paz o sostenido en una baja
72
intensidad, que no se evidencia ante la opinión pública por no tratarse se enfrentamientos
espectaculares, con gran número de muertos y heridos, sino más bien por el asesinato en
operaciones sicariales, de mandos medios y en ocasiones de importantes líderes, que en su
momento no llama mucho la atención, pero que al final los balances siempre arrojan un
importante número de víctimas, es esta la pauta de las siguientes décadas.
La primera confrontación se da al darse una ruptura entre el “ganso” Ariza y quienes lo
apoyaron en algún momento, esta ruptura se debió al gran poder que los bandos iban acumulando
y al llegar a un punto en que los intereses de unos chocaban con los de otros, la confrontación
estallo; es de destacar que los rivales del “ganso” quienes conformaban la pesada, se refugiaron
en Bogotá y desde allí iniciaron una alianza, con la que hasta entonces era una inexistente fuerza
pública y autoridad estatal en la zona. Ante las autoridades y utilizando su poder económico,
acusaron al “ganso” de ser el responsable de múltiples crímenes en la región del Occidente de
Boyacá, poniendo a la fuerza pública en contra de dicho personaje.
Por otro lado el “ganso” utilizo su cercanía con los pobladores, a quienes abordo utilizando
retórica populista y regionalista, aprovechando la poca aceptación de la pesada entre la
población, a la que la comunidad empezó a ver como una elite, discriminatoria y que abusaba de
su posición económica e influencias. Así entonces estos dos bandos pusieron a decenas de
familias en confrontación.
Es de resaltar la dinámica del conflicto, el cual involucraba familias enteras, las cuales
terminaban siendo víctimas y alimentaban la violencia, al generarse motivaciones personales y
venganzas que aumentaban el número de muertes en la región; por su parte la fuerza pública se
empecino en atrapar al “ganso”, tras lograr este objetivo, quedo sembrada la alianza de los
73
poderes regionales con la fuerza pública, que sirvió a sus intereses, legitimándose al posar de
comerciantes y campesinos, victimas del bandolerismo.
Es en este escenario, cuando se legitiman los esquemas se seguridad privada, que conforman
los grupos esmeralderos, contratando jóvenes de la región, así como otros traídos de Bogotá y
otras zonas de Cundinamarca, quienes son capacitados, armados y jerarquizados, dando
nacimiento a otro importante actor, ya que no solamente eran los patrones, guaqueros,
campesinos o simples esmeralderos, si no que a estos se sumaban, los lugartenientes y hombres
de seguridad, que dependiendo de la cercanía y relación de confianza o parentesco familiar con
los más importantes líderes de turno en la región del Occidente de Boyacá, gozaban de
privilegios en estas zonas, particularmente otorgados por la misma comunidad, que les confería
autoridad; estos eran conocidos comúnmente como pájaros, los cuales no tenían una
participación directa de la explotación esmeraldera.
5.4 Ochentas y noventas, los nuevos actores de la violencia y las nuevas dinámicas de
poder
Para comenzar la descripción, de la evolución de los fenómenos de violencia en el
Occidente de Boyacá, en la década de los 80 y comienzos de los 90, hay que empezar por hacer
una descripción de un fenómeno, que no solamente se desarrolló en esta región, si no que tomo
fuerza en todo el territorio nacional y corresponde a la penetración de las instituciones estatales,
por parte de los poderes económicos reinantes en dichas zonas, estos poderes, utilizaron las
instituciones para desarrollar proyectos de orden territorial que favorecieran, intereses
económicos; en el caso de la Provincia de Occidente en Boyacá, el poder de los patrones
74
esmeralderos, llego a ejercer una enorme influencia, en cuanto a los alcandías, concejos y de
demás órganos administrativos de los municipios, donde tenían influencia económica.
Teniendo en cuenta lo anterior, se empieza evidenciar una nueva relación de poder, entre un
estado que no cumplió su papel constitucional y generó una sensación de abandono y por ende,
una pérdida de legitimidad entre los pobladores de la región, los cuales se vieron obligados a
ampararse en los poderes regionales, a los cuales dotaron de legitimidad absoluta, para arbitrar
todas las relaciones socioeconómicas e inclusive, las de la vida cotidiana de los pobladores;
ahora bien, con la llegada de las instituciones y su aparente fortalecimiento, estas no fueron más
que un instrumentó, que sirvió para consolidar los poderes regionales y ampliar su influencia, al
contar ya con una legitimidad, esta vez no dada por la población, sino por las leyes nacionales,
así mismo, la fuerza pública, se mostró afín a los intereses de estos poderes consolidados, ya que
representaban la institucionalidad y tenían gran aceptación entre la población.
Sin embargo la simbiosis entre las familias esmeralderas, las instituciones y la fuerza
pública, estuvo siempre cobijada por la corrupción, propia de una región donde el poder central
no lograr ejercer autoridad y donde los flujos de capital son elevados y no existen controles a
estos; esta situación que no es particular y que obedece a un fenómeno nacional, surgido de la
aparición de importantes núcleos económicos, desemboco en una nueva oleada de violencia,
donde el armamento, los grupos armados, los capitales y el silencio de las autoridades, sumado a
la llegada de otros actores importantes como lo son los grupos insurgentes y los sectores
provenientes del narcotráfico, hacían más sofisticada la confrontación.
5.4.1 La llegada del narcotráfico, compadrazgos, intereses económicos y estratégicos. En
una época donde el narcotráfico en Colombia estaba quizás en su punto más alto, era casi
inevitable la llegada de los capitales del narcotráfico, al sector esmeraldífero, esto a razón de que
75
la Provincia de Occidente en Boyacá, se convirtió en una entrada estratégica para acceder al
Magdalena medio y conectar a varios municipios estratégicos, de Boyacá y Cundinamarca con
los llanos orientales, lo que lo convertía en un corredor del narcotráfico; además, hay que tener
en cuenta que a falta de presencia de los poderes centrales y de la prácticamente autonomía
institucional de la zona, esta se podría facilitar el lavado de las grandes fortunas provenientes del
narcotráfico.
Ahora bien, uno de los presuntos narcotraficantes, que marco la intromisión de este
fenómeno en la región, fue Gonzalo Rodríguez Gacha, quien era oriundo de la región de
Cundinamarca y se desempeñó como guaquero en las minas de Boyacá, así como labro una
relación de compadrazgo con uno de los más importantes líderes esmeralderos, esto facilito su
entrada en la región y su participación en la explotación minera; en este escenario, algunos
líderes esmeralderos, se vieron señalados de apoyar operaciones de narcotráfico, desde esta zona,
facilitada por los elementos de control económico, político, social e institucional ya
mencionados.
La situación anterior, genero una inevitable lucha entre poderes y un escalamiento
importante de la violencia, donde al aumentarse los recursos económicos y de personal, se
aumentaba el poder de fuego y de confrontación, esta rencilla, termino con la muerte del líder
esmeraldero Gilberto Molina, quien murió en un tiroteo en el municipio de Sasaima, este echo
genero un reacomodamiento de los poderes regionales, quienes sobrevivieran a la confrontación
se irían ganando la legitimidad de la comunidad y reclamarían el derecho de liderar el devenir de
la explotación esmeraldífera en la región.
Finalmente, la confrontación, nacida por la intervención del narcotráfico en la zona, culmino
tras la muerte de Gonzalo Rodríguez Gacha, con su muerte, surgió un nuevo liderazgo, por parte
76
de un reconocido empresario esmeraldero que gozaba de los recursos económicos, la influencia
política, el respaldo institucional y sobre todo, de la legitimidad de los pobladores, para liderar la
trasformación del gremio que se adentraba en una nueva relación de poder, que venía desde las
más importantes patrones, hasta la relación con el mismo Estado.
5.4.2 Los actores armados: grupos insurgentes, paramilitares, seguridad privada y fuerza
pública. Ante todo, para que se desarrolle un conflicto violento, que tenga una escala tan
importante, aparte de los elementos políticos, económicos o de otro orden, que lo sustente, el
aparato armado, cumple sin duda alguna, un papel relevante, no solo al momento de hacer la
guerra si no también, al proponer las alternativas para la construcción de la paz.
En el territorio nacional, se desarrolla un conflicto armado, cuyas consecuencias se logran
sentir en la zona del Occidente de Boyacá, grupos guerrilleros como las FARC (Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia), no han tenido mayor incidencia en esta zona, no se
tienen registros sobre incursiones, o acciones de combate entre miembros de la fuerza pública y
la guerrilla, en los municipios de la Provincia de Occidente en Boyacá, esto debido
posiblemente, a factores como la tradición conservadora de la región, y la poca aceptación de los
pobladores a los discursos políticos izquierdistas; otro factor relevante lo constituye, el fenómeno
paramilitar de gran impacto en el municipio de Puerto Boyacá, en el Magdalena Medio, fortín de
la guerrilla de las FARC en dicha zona y que fue expulsada por los nacientes grupos
paramilitares; el último factor, se debe a la situación geográfica de la zona, que posiblemente
dificulto, el avance de la guerrilla desde municipios limítrofes en el departamento de
Cundinamarca y del Santander, sumado a la conformación y fortalecimientos de autodefensas
campesinas, que servían junto con la fuerza pública y los esquemas de seguridad privada ya
77
existentes, los obstaculizaron la posible llegada de grupos guerrilleros como las FARC, que se
constituían en el único grupo con posibilidades de incursionar en la zona.
Del mismo modo, denominados grupos de paramilitares, protagonizaron varios intentos de
entrar en la zona, en primer lugar, los grupos ajenos a la región, hicieron su arribo de la mana del
narcotráfico, en la guerra desatada con Gonzalo Rodríguez Gacha, luego de la superación de este
episodio, los grupos paramilitares provenientes de otras zonas del país, llegaron hacia principios
del 2000, cuando las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), llegaron de la mano,
presuntamente de algunos empresarios esmeralderos que forjaron alianzas, para transformar el
equilibrio de poder, esta situación no dista mucho de las dinámicas que tomaron fuerza en los
años 80, de introducir aliados de otras regiones, que sirvieran para fortalecer poderes internos,
estas alianzas por supuesto, desembocaron en confrontaciones, que a la larga terminaron ganando
los poderes tradicionales de la región, fortaleciendo su liderazgo, influencia y manteniendo a
raya los intentos de otras fuerzas por usurpar el fortín económico, político, social y militar en las
zonas esmeralderas.
Es en relación a lo anterior, que los grupos armados dentro de la Provincia de Occidente en
Boyacá, cobran un papel de importancia estratégica, desde los inicios de la conformación de los
primeros monopolios y grupos familiares consolidaron su presencia en la región, la
conformación de un aparato militar ha sido clave para la supervivencia de los mismos, en la
década de los 90, estos grupos armados, se trasformaron, en esquemas de seguridad privada,
encargados además de la seguridad de las minas, de los patrones y sus familias, servían de apoyo
logístico, en cuanto mantener un orden social, institucional y controlar asuntos, correspondientes
a las funciones de la fuerza pública, sin embargo estas actividades no violan la ley, por el
contrario, están reconocidas institucionalmente, cuentan con los permisos y regulaciones para su
78
armamento, equipos de comunicación, vehículos, entrenamiento y capacitación así como,
cooperan con la fuerza pública en materia de seguridad.
Por consiguiente, el papel de la fuerza pública, dígase ejército y policía nacional, ejercen
una acción de coexistencia entre los mandatos institucionales y constitucionales, pero a su vez
con los poderes, regionales y las leyes propias de la región, leyes que se caracterizan por tener
una mayor aceptación y legitimidad en el imaginario de la población, es por ello que la fuerza
pública, se acopla a las dinámicas que rigen en la zona, lo que facilita la aceptación de la misma,
pues para la década de los 90, estos no son vistos con desconfianza, desprecio o tratados con
hostilidad, pues la fuerza pública, ha sabido un buen aliado de los intereses generales, ayudando
a mantener las confrontaciones violentas en bajas escalas.
Lo anterior, se da gracias a la misma iniciativa de los esmeralderos y patrones de querer
legitimar su profesión y atraer la inversión extranjera, dando garantías de seguridad con el apoyo
de la fuerza pública y la presencia del estado, buscando además la legitimidad en mercados y
escenarios económicos más formales, necesarios para diversificar los ingresos de la región, este
fenómeno trajo una mayor apertura económica e integración regional, más presencia del Estado
en relación al poder central, sin debilitar el liderazgo y el poder vernáculo de la región.
79
6. PROCESOS E INICIATIVAS DE PAZ
6.1 La necesidad de la paz
Las iniciativas de paz, se constituyen en complemento de los fenómenos de violencia, estos
procesos son parte esencial, de las confrontaciones y no son independientes o fruto de factores
sociales ajenos a los mismos intereses que movilizan a las acciones violentas, esto quiere decir
que los procesos de paz y los fenómenos de violencia, desarrollados en la Provincia de Occidente
en el departamento de Boyacá, hacen parte un mismo fenómeno social, que podríamos enmarcar
dentro de la constante confrontación, socio económica que emana de unas condiciones
particulares, entre fenómenos de orden nacional, regional y personal, recíprocos.
Así mismo, la llamada guerra verde, comprende un conflicto más allá de las muertes o
acciones violentas en general, también los escenarios de discusión hacen parte del conflicto, pues
todo pacto de paz, termina por abordar transformaciones, fortalecimiento de alguna de las partes,
favorecimiento de intereses económicos, entre otras condiciones favorables, a quienes llegan a
las negociaciones con fortalezas económico militares.
Así pues, pues podemos afirmar que los procesos de paz, son otro escenario de
confrontación, en el que radica su importancia en la necesidad de construir un espacio de
interlocución; este tipo de espacios, son indispensables en todos los grupos sociales y aún más
importantes en una región, donde los escenarios institucionales, donde se debería discutir las
diferencias, no existen o carecen de la imparcialidad necesaria para generar la suficiente
80
confianza, para que las partes puedan llegar a acuerdos válidos y con posibilidades de cumplirse
y respetarse.
Es entonces que las conversaciones, acuerdos y la firma de pactos, se ha convertido más que
procesos de paz, en mecanismos de transición de etapas donde la violencia, reestructura el sector
esmeraldífero; es decir, cuando se da la muerte de algún líder importante, o cuando un sector de
los altos poderes, tiene la suficiente capacidad económica y militar para enfrentarse a sus rivales,
o ya bien sea que se descubra un yacimiento esmeraldífero importante, la misma dinámica del
sector, conduce a un enfrentamiento violento, al reacomodamiento de los poderes, es una
transición ya consagrada, esto trae a flote las lealtades, la rivalidades, los asuntos personales y
económicos, todo se junta para crear el escenario propio que genera un cambio de mando.
Estas transformaciones violentas, solo conducen a un nuevo pacto de paz, donde los
vencedores y perdedores se reúnen para fijar los nuevos términos y las nuevas relaciones que se
van a cumplir, hasta que las condiciones mismas, que estabilizaron la confrontación se disuelvan,
provocando el estallido de un nuevo conflicto que terminara en una nueva ratificación del bando
vencedor.
Este panorama, parece convertirse en un inevitable sin fin de violencia, podríamos llegar a
afirmar que es así, pues esta dinámica está arraigada, a la región y la manera como se solucionan
los problemas, pueden parecer arcaicas, pero esta dinámica encierra muchos elementos que se
constituyen en una respuesta propias a la falta de Estado, pues una región con importantes,
recursos económicos y humanos, a la que el Estado abandona y no hace partícipe de los procesos
nacionales, desarrolla sus propias dinámicas de Estado, es decir las dinámicas de la guerra y paz,
la garantía de seguridad y los organismos que le garanticen a la población, respuestas efectivas a
las diferencias que se puedan presentar.
81
Retomando lo anterior, podemos evidenciar que los fenómenos de violencia, no obedecen a
acciones desproporcionadas, individuales, ni a una población violenta o que no allá los
mecanismos para solucionar los problemas sin la necesidad de recurrir a la violencia, tampoco de
se debe a unos poderes regionales enclaustrados en la violencia, que amedrenta o por medio del
poder de corrupción, vuelcan a la población a la violencia; estas dinámicas obedecen a lo que
podemos definir como un micro Estado, donde los sectores enfrentados, se movilizan por las
lealtades propias de la familiaridad, sanguínea y artificial.
En este mismo sentido, es que los procesos de paz, logran su cometido, lo muestra a una
población que no se somete al régimen constitucional del Estado, pero si se somete a sus propias
condiciones de convivencia, por ello los pactos de paz, trascienden del campo guerrerista y los
intereses de los lideres esmeralderos, a ser un pacto social, que aceptan y legitiman los habitantes
de la región esmeraldífera, al tal punto que la paz se apropia en la vida cotidiana, en las
relaciones sociales, en las diferencias vecinales, en el trato mismo de quienes en un momento son
enemigos, tratando de matarse a cuando se convierten en aliados y pueden llegar a trabajar y
cooperar en distintos escenarios sociales sin problemáticas de ningún orden; otro ejemplo,
muestra como habitantes de la región, que comparten vínculos familiares cercanos o amistades
de muchos años, se ven enfrentados violentamente cuando los bandos de poder a los que
pertenecen son distintos y estos están en guerra y de esta misma manera, una vez se resuelve la
contienda, las relaciones familiares y las amistades, vuelven a un comportamiento común.
Así pues, la necesidad de los pactos de paz, se convierten en un compromiso colectivo, que
logra ser asumido socialmente, regulando todos los aspectos de la vida diaria de los habitantes de
la Provincia de Occidente, haciendo de estos una necesidad, que brinda estabilidad, seguridad y
se valida por las responsabilidades asumidas colectivamente.
82
El proceso de paz es también un proceso reinserción social. Es, en síntesis, propiciar la
fórmula para encontrar un desarrollo integral con equidad. La parte correspondiente a la
capacidad integradora dentro de la estrategia nacional había correspondido en principio, al Plan
Nacional de Rehabilitación. Esto fue concebido como un modelo institucional para el cambio
político y social en Colombia desde el año de 1986. (Polo et al., 1996, p.82).
6.2 Primeros periodos de paz y nacimiento de las pautas para los acuerdos venideros
6.2.1 La paz impuesta por el estado. El primer pacto de paz en la región, careció de un
proceso ordenado y consensuado, el mismo se dio, gracias a un factor que no es particular en los
procesos dados en los años venideros, el cual corresponde a la participación estatal, la cual se vio
reflejada en la presencia militar, cuyo objetivo era controlar las grandes oleadas migratorias, que
traían la guaquería informal, alrededor de los yacimientos esmeraldiferos, que no estaban siendo
explotados legalmente; las descontroladas migraciones, provocaron un descontrol, que escapo de
las manos de los aun recién consolidados poderes regionales, los cuales veían amenazados sus
intereses, por la aparición de nuevos acaudalados personajes foráneos.
La intervención de la fuerza pública, controlo la guaquería, contuvo las migraciones y ayudo
a mantener el orden pactado entre los patrones de la región; aun así esta paz que se vivió después
los intensos periodos de violencia de comienzos de los 70, no contaba con las características de
un verdadero pacto de paz, más bien este periodo que se comprendió entre comienzos y
mediados de la misma década, su un cese de las acciones bélicas entre los bandos enfrentados,
fruto de una imposibilidad de bando y bando de hacerse daño y prestar mayor atención, a las
83
problemáticas que se estaban acrecentando en las minas, poniendo en aprietos sus ingresos
económicos y por ende su capacidad ofensiva.
Este primer periodo de paz en la región, se produjo gracias también, a la desaparición en la
escena esmeraldífera, de algunos de los principales protagonistas de la violencia, lo que mermo
en una escala importante la confrontación, otro factor se debe a que la violencia alcanzo un pico
importante, que afecto la demografía de la región y produjo importantes pérdidas de vidas, que
obligo a los bandos a reorganizarse y replegarse para poder recuperar la capacidad ofensiva.
En este sentido, este periodo de paz no es un pacto, tampoco hubo un proceso que condujera
acuerdos, por lo que el estañillo de violencia era inevitable, sin embargo se puede considerar
como la primera paz, al tratarse de un proyecto estatal con el fin de llevar el orden a la región,
utilizando la fuerza pública, en una operación no improvisada y que obligo a los poderes
enfrentados a aceptar una paz impuesta.
De cualquier modo, la fuerza pública y el Estado, no garantizarían la paz en la región
permanentemente, esta acción se debió más a una respuesta mediática, con resultados inmediatos
para evitar una confrontación violenta de escalas muy superiores a las ya vividas y que podría
desplazarse a la capital de la Republica; una vez estos objetivos se cumplieron, el ejército quien
lidero la intervención pacificadora, fue reemplazado por un reducido número de policías, que
carecía de la capacidad de contener la inevitable confrontación.
Efectivamente, una nueva oleada de violencia estallo, no obstante el periodo de paz, sembró
la semilla de lo que serían los futuros acuerdos y pactos en esta materia, esto debido a las
lecciones aprendidas en cuanto a la funcionalidad de la paz, para fortalecer todos los intereses de
los patrones esmeralderos; a partir de ese momento la paz se convirtió en la manera, más efectiva
de contrarrestar problemáticas comunes, como la intervención de agentes externos que pongan
84
en peligro a los poderes regionales, en este mismo sentido, se podría utilizar la paz como
estrategia de guerra, la poder fortalecerse económica y militarmente durante estas fases,
adicionalmente a esto durante la paz impuesta por el Estado y la fuerza pública, que conto en el
apoyo de los patrones, se pudieron dar los primeros acercamientos, que deslumbraban la
posibilidad de buscar los espacios propicios, para resolver las disputas mediante diálogos.
Finalmente la lección más importante de este primer momento de paz, fue el miedo a la
intervención estatal permanente, que les arrebatara la posibilidad de controlar los yacimientos
esmeraldiferos, perdiendo de esta manera la fuente de poder regional.
6.2.2 El segundo periodo de paz. Las lecciones aprendidas de la guerra y paz, conllevo un
segundo periodo de paz, durante la transición y trasformación económica, que la región sufrió a
finales de los setenta y comienzos de los ochenta, con la privatización de las minas y la entrega
legal de los vetas a los esmeralderos, quienes hasta entones las habían explotado informalmente,
con este proceso el poder de la elite esmeraldera se consolido, con lo que el reconocimiento de
estos tanto en la región como ante el Estado como líderes, debía ser demostrado, con un gesto de
paz, esta vez fruto del consenso y no de las circunstancias.
La primera razón que permitió y garantizo el diálogo, fue precisamente el carácter legal, que
el gobierno nacional, otorgo al dar la concesión de las minas a estos grupos, este mismo aspecto
fue el que logro mantener la confrontación suspendida, al no existir ninguna disputa territorial,
por el control de un yacimiento; no obstante, no este pacto carecía de un proceso continuó que
garantizara la paz durante un tiempo prolongado, este pacto fue muy similar al proceso de
intervención estatal que mantuvo a las partes controladas, pero que en ningún momento,
desarrollo estrategias que dieran soluciones definitivas a las causas que originaron la guerra, por
lo que este nuevo periodo de paz, solamente contuvo a las partes y se transformó en otro
85
armisticio cuyo fin no era otro que un estañillo violento, de mayores proporciones, pues el
capital económico, la cantidad de hombres y armas era mayor.
En esta etapa, tampoco existían garantes de que los acuerdos mínimos se respetaran, ni
mucho menos mediadores, para acercar a las partes; esta fue otra lección muy importante, en
estos primeros acercamientos de paz, pues así como las confrontaciones se hacían inevitables, lo
mismo ocurría con la necesidad de pactar la no confrontación entre los poderes regionales.
6.3 La construcción de procesos de paz
Como en el primer periodo de paz, una tercera oleada de violencia era inevitable, pues
estaban presentes las mismas circunstancias, que terminarían por desestabilizar, las condiciones
que originaron los periodos de paz y como en la misma situación, la violencia que se avecinaba
se configuraría, en niveles todavía más importantes; aunque la ruptura de la paz se dio por
circunstancias más complejas y con marcadas diferencias, esta situación movilizo los esfuerzos
de todos los lideres esmeralderos que sobrevivieron a la guerra verde, ya que el último
enfrentamiento termino con la vida de muchos de los líderes de la región, así como una enorme
cifra de muertos y heridos; para evitar una situación similar a futuro y aprendiendo de las
lecciones anteriores, deciden dar inicio a un verdadero proceso de paz, que figaría los términos
en los cuales esta iniciativa se desarrollaría, para que de este pueda surgir un pacto duradero y
con garantías de que lo que se acuerde se cumpla.
Bajo este contexto, se logró acordar lo que sería el pacto que garantizara la conservación de
la elite esmeraldífera, prolongar la confrontación y hacer inevitable llegar a un acuerdo, los
debilitaría como gremio y al no existir la posibilidad de triunfo de ninguno de los bandos, así
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como una creciente amenaza de grupos guerrilleros que empezaron a amenazar las zonas de
explotación minera.
Es así como se empiezan a dar los acercamientos, para tratar los puntos más delicados de un
posible acuerdo, referente a la misma producción; ante todo los patrones esmeralderos, son
hombres de negocios y el interés primordial tanto de la guerra como la paz, son los recursos
económicos, este factor hace viable un proceso de paz a largo plazo, que permite aumentar
significativamente sus ingresos; estas motivaciones son sin duda los primeros pasos hacia la
construcción de una pacto que se transcribiría en un proceso que integra a la población directa e
indirectamente afectada, por las decisiones de sus protectores.
A raíz de lo anterior hay que preguntarse ¿Porque es un proceso y no un simple pacto?, las
condiciones que llevaron a este nuevo intento de paz en la región, se desarrollaron bajo un
consenso entre los bandos enfrentados, a esto se suma la proyección de una serie de medidas en
donde por primera vez, se tiene en cuenta a la comunidad en general y se propone solucionar
problemáticas de fondo, como la erradicación del narcotráfico y la no intervención de personal
ajeno a la región que pueda desestabilizar los acuerdos, estas medidas de proyección hacen de
este un proceso que comprende etapas a inmediato, mediano y largo plazo, lo que hace del
mismo una innovadora propuesta que podría llegar a ofrecer soluciones duraderas.
Para lograr comprender los alcances de esta propuesta, se tiene que entender la legitimidad y
el respaldo que varios sectores de la sociedad colombiana le dieron a estas, por ejemplo el papel
del Estado colombiano, si bien la falta de presencia del mismo ha sido una de las razones mismas
de la violencia, los mismos lideres esmeralderos, consideran la intervención de estatal como un
punto indispensable para que los acuerdos se cumplan, este reconocimiento de parte y parte por
entender la necesidad que ambos sectores tienen por cooperar en la solución a las problemáticas
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sociales, los llevo a dejas de lado, por ejemplo por parte de los lideres esmeralderos, la
desconfianza hacia el Estado y los temores de que pudieran perder la administración de las
minas.
Por su parte, el Estado entendió que este no tenía la capacidad de entrar en la región, a
asumir el control de las minas y crear unas condiciones óptimas para el desarrollo del Occidente
de Boyacá y que era indispensable trabajar en coordinación con los poderes regionales y locales,
apoyando todas sus iniciativas y sirviendo de veedores y acompañantes en dichas decisiones;
está clara debilidad de las instituciones, legitimaba aún más a los líderes esmeralderos, ya que el
Estado, lo único con lo que se podía imponer, era con la fuerza pública y un control militar y
policial, que ya había quedado demostrado, que no ofrecía ninguna solución.
Los puntos sociales que se discutían en este acuerdo, tenían dos disyuntivas, por un lado se
reconocía que en el fondo de las confrontaciones, existía un problema de tipo social, que
desembocaba en agudizar las condiciones para que la violencia en la zona se perpetuara, por
tanto se debía abordar la formulación de proyectos de largo plazo que mitigara la crisis, estas
iniciativas incluían la inversión en educación, infraestructura vial, apoyo a la micro empresa,
desarrollo agropecuaria en cuanto al aumento de la producción y comercialización de productos
agrícolas, planes de vivienda y programas de salud, incluyendo un plan de manejo de las regalías
mineras, todo esto desde la figura de una alianza publico privada, entre los empresarios
esmeraldiferos y las autoridades regionales; por otro lado estas iniciativas no se proponían con
un interés meramente altruista, pues los lideres esmeralderos, consideraban la crisis social como
una bomba de tiempo, que podría generar un inconformismo hacia sus liderazgos, perdiendo la
legitimidad y el respeto en la región, de esta misma manera, las políticas sociales emanadas de
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los acuerdos, eran un tire y afloje con el gobierno y una estrategia de negociación, para mostrar
al acuerdo mismo como un pacto social, y no como un pacto entre elites.
6.4 Aplicación del proceso de paz
A partir de la construcción del primer acuerdo de paz y de su firma, se dio inicio a su
aplicación, en este punto se definiría si era posible la estabilidad en la región y se mantuviera por
un tiempo prolongado y posiblemente definitivo los acuerdos consensuados. En un primer
momento se die el cese de toda acción violenta, esta parce se logró cumplir sin mayores
problemas, los grupos armados al mando de los sectores de poder en la región se cumplieron el
compromiso de realizar ningún acto violente que mermara la confianza entre las partes, esto
demostró una capacidad de mando y una unidad entre los grupos de poder que reunía a las
familias enfrentadas, solo que facilito este primer hecho concreto y vital.
En un segundo momento y tras el éxito de la no agresión, los grupos armados en la zona se
desarticularon y fueron reemplazos por esquemas de seguridad privada, más reducidos y con
legalidad para la posesión de armas, capacitación y operación en la zona; esta reducción de la
capacidad violenta de los grupos enfrentados, abrió el camino definitivo para que los demás
acuerdos de realizaran sin mayores problemas.
En este nuevo ambiente, el Estado pudo entrar a ser veedor y garante del cumplimiento de lo
pactado, apoyando logísticamente lo anteriormente mencionado y dando el acompañamiento
jurídico y respaldo legal a las iniciativas, en este punto se puso en marcha el trabajo asociado
entre los sectores de poder regional y local, con el Estado y el régimen legal, que empezó a ser
interpuesto en todos los aspecto que comprende la explotación minera esmeraldífera.
89
Con la legitimidad y la legalidad que el Estado le dio al proceso, la eliminación del
narcotráfico, se convirtió un compromiso que pretendía eliminar un actor, que se involucró en el
negocio esmeraldífero y en ultimas fue el detonante de la última confrontación violenta,
adicionalmente, el fenómeno del narcotráfico, traía un desequilibrio en los poderes regionales,
una deslegitimación y un problema de legalidad que impediría el reconocimiento del Estado, por
estas razones y la intensión de trasformar la percepción del gremio ante la opinión pública, esta
desvinculación con el narcotráfico y el desconocimiento y rechazo de quienes se mantuvieran
involucrados en estas actividades delictivas, termino de limpiar la explotación esmeraldera de los
fenómenos delictivos de mayor impacto.
Ya en términos sociales, se dio inicio a un proceso de formalización de las condiciones
laborales e los trabajadores mineros, esta formalización, vino acompañado de una tecnificación
de la explotación minera y una mejora en las condiciones laborales, así mismo se amplió la
participación de la población en los yacimientos, lo que condujo a un aumento significativo del
empleo.
Las iniciativas sociales, se ocuparon también de la reactivación de la debilitada
infraestructura agraria, la cual generaba un importante recurso económico para los pobladores de
la región y la cual esta se vio fuertemente afectada, por el tránsito de los pobladores a la
actividad minera, también se por el desplazamiento directo e indirecto de los camposinos
agricultores fruto de la violencia. La intensión de reactivar este sector económico, tenía por
objetivo, brindar otras alternativas económicas y fuentes de empleo, pues no toda la población
activa de la región podía desempeñarse laboralmente en el sector; en esta labor se dio un
interesante proceso de restitución de tierras, que permitió el regreso de familias campesinas
desplazadas.
90
Por último, además del Estado, participaron como garantes y mediadores, la fuerza pública y
sobre todo la iglesia católica, quien en cabeza del obispo de Chiquinquirá, sirvió como autoridad
moral y como representante valedero y neutral del que todos los negociadores podían confiar, de
esta manera la institución católica contribuyo sustantivamente, en el cumplimiento de los
acuerdos.
6.4.1 Consecuencias. Los logros de este importante acuerdo, convirtieron al proceso de paz
del Occidente de Boyacá, en un modelo efectivo, para la solución de problemáticas de violencia
regional; en primer lugar se logró transformar un aparato militar ilegal, cobijado bajo la figura de
autodefensa, en organizaciones de seguridad privada legalmente constituidas, con vigilancia del
estado y con la capacidad de coordinar la seguridad de la zona con la fuerza pública, lo que llevo
a una aceptación más amplia de las instituciones militares y de policía, en la población,
mejorando la confianza y la credibilidad en estas instituciones, cambiando el imaginario social
que se tenía, respecto a este sector y a consecuencia de esto del mismo Estado; esto cambio
sustancialmente la manera como se resolvían los conflictos del común, entre la población, que
acudía únicamente ante la mediación de los poderes que los protegía, esta vez las instituciones
estatales, empezaron a asumir su rol, trayendo consigo una disminución en la influencia social de
los líderes regionales.
A pesar de todo, los líderes esmeralderos, continuaron con su compromiso de continuar
construyendo la paz, de esta manera siguieron las reuniones y los seguimientos para que se
avanzara en todos los objetivos propuestos, muestra de esto son varias declaraciones que en su
momento hiso el empresario y líder esmeraldero Víctor Carranza, quien en su rol de líder e
importante figura dentro de la región y el gremio esmeraldífero, que a su vez representa a buena
parte de los empresarios, líderes e inclusive a empresas extranjeras del sector minero del
91
Occidente de Boyacá, afirmo públicamente y a importantes medios de la prensa como por
ejemplo la revista Semana, sus intenciones y las de quienes firmaron los acuerdos de paz, de
hacer todo lo posible para que los acuerdos no terminen en un nuevo episodio de violencia,
dando no solamente la palabra de los líderes esmeralderos, si no también, de los que se están
preparando para sucederlos; luego de dos atentados contra la vida del empresario Victo Carranza,
en los años 2009 y 2010 en el departamento del Meta, la respuesta a estos hechos, fue la de
recurrir a las vías del dialogo, la refrendación de los acuerdos y la participación de las
autoridades para resolver dichos episodios violentos y garantizar la seguridad así como de los
mediadores, como la iglesia católica, para que no se recayera en una nueva ola de violencia,
haciendo del escenario del proceso de paz, un espacio que permite evitar futuras confrontaciones.
Teniendo en cuenta el anterior panorama, se logró profundizar en un proyecto educativo,
que llevara las iniciativas de paz a una apropiación más profunda en la población, proyecto que
arrojo resultados importantes pues en la población del común, el ambiente de paz y
reconciliación se apodero de la población y es aquí donde se da una ruptura importante en la
violencia histórica de la Provincia de Occidente, pues la población en general se desvinculo de la
guerra de los grupos familiares enfrentados; esta fue la primera vez en que la región rompió con
las lealtades que conllevaban a enfrentamientos entre pobladores, reducción el conflicto a los
directos implicados, inclusive dentro de la misma jerarquía esmeraldera, algunos sectores como
el caso de los mineros, fueron apartados de las confrontaciones y de los ambientes de hostilidad
entre grupos, lo que llevo aun enorme proceso de reconstrucción del tejido social de los
municipios de la provincia.
Estos logros, tuvieron tal reconocimiento, que se dio inicio al desarrollo y al fortalecimiento
de la política social, acompañada por un plan que involucraba masivamente a órganos del
92
gobierno nacional, departamental y locas, así como la necesaria participación de los líderes
regionales, la comunidad y la iglesia católica; todos estos actores, desarrollaron lo que podría
denominarse el segundo proceso de paz, el cual contemplaba un ambicioso plan de desarrollo
social y económico.
A causa de lo anterior, para la ejecución de dichos compromisos, se elaboró una hoja de
ruta, con compromisos a inmediato, media y largo plazo, siguiendo el mismo razonamiento,
utilizado para la primera propuesta de paz, es que se logra concreta dicho plan de intervención,
social, este es quizás una de las consecuencias positivas más importantes y de mayor impacto en
la reducción de la violencia sistémica.
En este orden de acontecimientos, son los pobladores quienes logran un reconocimiento
especial, pues en ellos en quienes se deposita la responsabilidad de que los procesos sociales que
lleven a un desarrollo sostenible de la región y al acabose definitivo de la violencia, se puedan
cumplir, para ello se crean comisiones que dan apoyo a la formación de líderes sociales, esto da
una mayor visibilidad, a las problemáticas propias de la población y a razón de esto, la
elaboración de proyectos que atiendan dichas problemáticas, desde sus raíces, consecuencias y
secuelas, dando como resultado soluciones integrales apropiadas.
6.4.2 Las fallas del proceso de paz. A partir de todas las consecuencias en materia social,
que trajo el proceso de paz, hay que recalcar, que esto acarreó consigo un nuevo orden social,
para todos los pobladores de la región, independientemente de su vinculación directa o indirecta
con la producción esmeraldífera, los cambios sustanciales de estas transformaciones fueron
positivos, sin embargo existen algunos indicadores que muestran deficiencias, en relación a la
aplicación del proceso mismo, aunque podemos afirmar que este no condujo a nuevos fenómenos
93
de violencia o reforzó los existentes, más bien las fallas están en la imposibilidad de solucionar
al cien por ciento, los problemas que se suponía debía resolver.
En relación a lo anterior, la violencia sigue estando presente en el Occidente de Boyacá,
obviamente con una significativa reducción y una disminución sustancial de los involucrados y
victimas indirectas, a pesar de esto los incidentes violentos se siguen presentando en todos los
escenarios de la vida social, debido a que la cultura violenta no se ha podido erradicar
completamente y se requerirá de un mayor tiempo, para que las nuevas generaciones asuman
completamente una cultura de paz; esto ocurre también por circunstancias tales como la
desigualdad social, producto de la acumulación de la riqueza proveniente de la actividad minera,
que mantiene a buena parte de la población en condiciones de pobreza, a la cual hay que sumarle
las difíciles condiciones económicas, donde la actividad minera se constituye en la única fuente
económica sostenible, a diferencia de las otras actividades que se mantienen o se han impulsado,
como por ejemplo el caso del sector agrario, que por las precarias condiciones geográficas no
hace de esta actividad económica algo rentable, lo que mantiene la enorme diferencia social entre
los más importantes empresarios esmeraldiferos y los sectores empobrecidos de la sociedad del
Occidente de Boyacá.
Por otra parte un elemento que sigue alimentando la violencia, es sin duda la falta de justica,
pues esta fue una falla significativa desde el principio del proceso, pues a pesar de que se pactó,
detener las agregaciones y dar garantías de no repetición, nunca hubo esclarecimiento de muchos
crímenes y nunca se estableció una comisión de la verdad, pues era obvio que los patrones
esmeralderos, presuntos responsables de la violencia, nunca admitirían su participación en
acciones que les pudiera acarrear cárcel, lo que dejo un vacío de justica que no permitió que la
población confiara en las instituciones encargadas de esta tarea, por lo que en la población
94
continuó la cultura de la complicidad, la no denuncia y de la venganza personal. Esto por
supuesto alimentaba la violencia y no permitía que la paz penetrara, pues esta forma de aplicar la
justicia prevaleció pese a todas las demás consecuencias positivas del proceso.
A este panorama de impunidad y justicia por mano propia, se agrega un problema que no
fue solucionado en el proceso y es el referente a la proliferación de armas en la región, a pesar de
que los grupos de autodefensa se desmontaron, redujeron y trasformaron en organismos de
seguridad privada, nunca se realizó un efectivo registro y confiscación de armamento y mucho
menos un control a la llegada de nuevas armas, por lo que esta situación sigue alimentando la
violencia, a lo que se suma la falta de una autoridad policial efectiva, que ejecute los controles
necesarios para evitar la violencia, pues estas autoridades siguen estando subordinadas al poder
de corrupción que evita, se investigue y se actué en materia de justicia.
En resumen, el elemento de justicia y esclarecimiento de los hechos que llevaron a las
acciones violentas, es lo que permite cerrar las heridas abiertas en todo conflicto y mejorar el
panorama para que los demás esfuerzos por construir paz se puedan arrogar resultados, sin
embargo este elemento carece en este intento de construir paz y por tal razón podemos afirmar
que el proceso solo sirvió para reducir, eso sí, significativamente la violencia y permitir el
desarrollo de muchos proyectos sociales, así como la intervención paulatina del Estado en la
región entre otros aspectos ya mencionados.
95
7. RELACIÓN ENTRE MINERÍA Y VIOLENCIA
7.1 Panorama de la violencia en relación a la minería
Para comenzar, teniendo en cuenta los antecedentes mencionados y los análisis de los
mismos, podemos encontrar que efectivamente existen dinámicas violentas en torno a la
actividad minera, sin embargo estos episodios de violencia, no surgen directamente de esta
actividad económica; los fenómenos de violencia que se desarrollan en estos espacios, obedecen
a factores históricos y coyunturas que se ven entremezclados, con unas condiciones propias de
un determinado contexto y características culturales, de quienes se inmergen en las acciones
violentas; estos factores son los que propician la violencia sistémica; mientras tanto la actividad
minera se constituye en un botín económico que agudiza las condiciones ya dadas aumentando la
violencia.
... La actividad extractivas no es el factor principal generador de la violencia colectiva. … El
factor primordial de la violencia colectiva observada es la deficiencia de las instituciones y reglas
que gobiernan los escenarios donde interactúan actividades extractivas y violencia colectiva
ligada a grupos armados. … La inadecuada atención de parte del Estado a dinámicas
relacionadas con el proceso de consulta previa y la oposición popular a la proyectos de
explotación minera a gran escala, así como a la ineficacia y corrupción administrativa de las
agencias públicas y su pasividad frente al incumplimiento de las empresas mineras de las
medidas de mitigación ambiental y social de los impactos de sus actividades, puede abrirle
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espacios a expresiones de violencia colectiva. (Corporación Nuevo Arco Iris y Fundación Avina
Colombia, 2012, p.120)
De cualquier modo, en el caso particular de la Provincia de Occidente en el departamento de
Boyacá, la explotación esmeraldífera, en ningún momento ha sido el causante de la violencia,
todos los fenómenos de este tipo, obedecen a circunstancias ajenas a esta actividad; siendo las
condiciones particulares de la región las que han permitido, el nacimiento y la evolución de la
violencia.
Sin embargo, los fenómenos violentos alrededor de la actividad minera, se transforman y
adaptan a las lógicas de carácter económico, que existen en el sector minero; lo anterior nos
muestra dos panoramas de la violencia en las zonas mineras: la primera corresponde a una
evolución de la violencia ya arraigada a una determinada región y en un segundo lugar la
migración de la violencia que se muda a las zonas de explotación minera; el primer caso lo
podemos observar en toda la región esmeraldífera, donde la violencia existente desde las disputas
partidistas, se transformó hasta llegar a la violencia esmeraldera. En el otro caso podemos ver,
como una dinámica de violencia o más bien un comportamiento social ligado a la violencia, se
traslada de una zona a otra, tras el descubrimiento de una veta.
7.1.1 Evolución de la violencia. En la región de Occidente en Boyacá, la violencia siempre
ha estado presente; a lo largo de los años las generación oriundas de la zona y quienes han
migrado allí, han crecido bajo las condiciones de la violencia; este fenómeno no cambia con la
población local o la migrante, por el contrario la población de la zona es quien se va adaptando a
los contextos que caracteriza la violencia del momento.
En esta región del país, el fenómeno violento, se desarrolla como una pirámide invertida,
donde una reducida población, en este caso la elite esmeraldera, encabeza la jerarquía de una
97
estructura social que expande la violencia en todos los sectores de esta sociedad en particular;
esta elite mantiene las mismas dinámicas de los promotores de la violencia política, que
antecedió a la violencia esmeraldera.
Dentro de este marco, es que la violencia en el occidente de Boyacá se transforma, sin
embargo los cambios de esta, obedecen más a las razones de la misma que a los móviles que la
ejecutan, ya que en aspectos como los protagonistas, estos siguen siendo los herederos de las
rencillas que se han vivido en el pasado, adicionalmente a esto, los grupos enfrentados siguen
siendo los mismos.
Entonces, el factor que trasforma la violencia, es el medio por el cual se llega al poder
regional, ya que al quedar a un lado la lucha política partidista, por el cual se pretendía
consolidar un proyecto político y a su vez posicionar en las estructuras de poder a los líderes de
estos aparatos políticos, la violencia se traslada a una contienda, no por el poder político si no
por el poder económico, con el cual se subyuga al poder y a los aparatos políticos, convirtiendo a
este en el nuevo objetivo de la contienda, el cual no es el fin si no el medio, pues el objetivo es el
poder regional, por lo menos en los primeros años de la guerra esmeraldera.
Cabe anotar, que en este tránsito, se sigue conservando, el modo de operación en las
acciones violentas, la cual se hace más compleja por los flujos de capital, que permiten mejores
dotaciones tecnológicas y capacidad de fuego.
7.1.2 La migración de la violencia. El modelo social que se genera en las zonas de
explotación esmeraldífera, se rige por los fenómenos de violencia, que se trasladan a todos los
sectores de la sociedad, pues la violencia no solamente, involucra a los directos responsables de
esta, si no que se convierte en la manera de cómo resolver y como relacionar el comportamiento
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social, por tal razón los pobladores de la región de Occidente apropian la violencia y la
convierten en un elemento constitutivo de su cultura social.
En testimonio de una de los guaqueros entrevistados, este decía “aquí un no confía en las
autoridades, porque siempre las cosas se quedan así, (sin resolver), uno aquí siempre acude es los
que mandan poaqui, cuando toca, porque si uno mismo puede resolver los problemas, pues
mejor, cuando se puede hablando se habla y cuando toca a las malas es a las malas”.
Dicho comportamiento, se traslada a otras partes de la región, cuando en esas zonas se dan
las condiciones económicas que posibilitan, la instalación de las lógicas de violencia, es decir ya
apropiada la violencia por todos los actores que participan de esta, el modelo social se importa a
otros lugares con contextos económicos similares a los escenarios donde se origina el fenómeno
de violencia por primera vez, gracias a la migración, que se produce por el intento de colonizar
nuevos yacimientos esmeraldiferos.
Cuando se dan estas migraciones internas desde la misma región y en un primer momento,
desde otras regiones del país, principalmente de Cundinamarca, los nuevos pobladores se
subyugan a los comportamientos de quienes ya proceden de las zonas esmeraldiferas donde el
comportamiento violento ya está arraigado; este panorama, sumerge a toda la región del
Occidente de Boyacá, en una expansión sistemática de la violencia; en relación a esto la esposa
de un guaquero entrevistada dice lo siguiente, “por allá en mi pueblo, (Pacho, Cundinamarca) las
cosas eran difíciles, por hoy se ha calmado todo, pero yo ya soy de aquí y me acostumbre a las
cosas de aquí y la gente de por acá es diferente, es como más verraca, pa’ eso de los problemas,
yo creo que es por las guerras que han habido entre los duros”.
Teniendo en cuenta lo anterior, se construye un monopolio alrededor del comportamiento
social, es decir que las elites esmeraldiferas, no solamente construyen las condiciones para
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monopolizar la producción de esmeraldas, el poder institucional u por consiguiente el poder
regional, sino que también, monopolizan el comportamiento social y las relaciones humanas.
No obstante, Esta situación no se traslada de un lugar a otro, por la cultura de la población,
el modelo se instala intencionalmente, cuando es dirigido por la elite que ostenta el poder en el
Occidente de Boyacá, el cual es impuesto para garantizar las condiciones que hagan del ambiente
un escenario propicio, para controlar la zona y que no exista ningún riesgo al orden establecido.
7.1.3 La cultura de la violencia. La cultura violenta, de la sociedad colombiana y en
particular la que se desarrolla en el Occidente de Boyacá, se liga a la narco cultura, que en los
años ochenta transformo y condiciono el devenir de la evolución violenta de la región,
proporcionando también el panorama de trasformación que se llevó a cabo en los años noventa y
que marcan las nuevas dinámicas de la violencia en la actualidad.
La cultura violenta, sin duda alguna se hereda de la violencia política, donde se instaló en el
imaginario colectivo, la incapacidad de lograr llegar a acuerdos sociales, que permitieran la
reconciliación del modelo político conservador y el modelo político progresista, construyendo la
idea del rechazo absoluto a toda forma de dialogo y aceptación del contrario, creando además un
ambiente de polarización, que sembró las bases de la división social, en grupos enfrentados por
lealtades a los sectores de poder.
Uno de los esmeralderos que compartió su testimonio dice lo siguiente en cuanto a lo
anterior, “cuando hay problemas, se trata de resolver hablando, para eso fueron los acuerdos que
se firmaron hace veinte años, pero hay mucha gente que no tiene palabra, que quiere siempre
como pelear y ganar a la brava y pues si toca defender lo de uno, pues es ahí cuando viene las
guerras, los muertos, todo eso, porque así ha sido toda la vida poaqui y como el gobierno no se
hace cargo de nada”.
100
En este caso, hay que reiterar en las fallas institucionales, que no ofrecieron a la sociedad la
posibilidad de garantizar su seguridad ante la violencia sistémica, lo que causaba la necesidad de
formar parte de uno de los grupos enfrentados que les ofreciera dicha seguridad; los pobladores
de la región se vieron obligados, en un mayor grado a buscar el respaldo de los grupos
enfrentados, durante las trasformaciones económicas de la región, que pasaron de lo agrario a lo
minero, pues esta era la única manera de poder acceder a este naciente sector productivo, es
entonces que la figura del patrón, se convierte entones en la figura paternal, que no solamente
garantiza seguridad, sí que garantiza bienestar económico.
De modo similar al surgimiento de la violencia, es que se da origen a la cultura que la
sustenta, pues nuevamente la pirámide invertida, donde la elite es la base de esta, encontramos a
la figura patronal como el ejemplo a imitar y es en la población joven, que nace entre los sesenta
y setenta, la que toma como ejemplo todas las características de los “duros”, entre estas
tipologías, el comportamiento violento y la imposición por la fuerza del contrario; esto marca un
enorme cambio en la manera como se conforman y comportan de los nuevos grupos familiares,
pues el ejemplo del patrón, no solamente se manifiesta en los hombres, sino también en las
mujeres, que adoptan la idea de no formarse académicamente, culturalmente, ni mucho menos
profesionalmente, haciendo de esta población en su gran mayoría, una sector subyugado a la
voluntad de los hombres y a la necesidad económica de depender de ellos, así mismo se insertan
los modelos estéticos que el narcotráfico tiene sobre la mujer y que fueron incorporados en la
década de los ochenta, reforzados con los reinados de belleza y una tradición de la misma
comunidad, de ofrecer a las niñas al deleite de los duros, con el afán de salvaguardar su
estabilidad económica y cumplir con el deber de procrear y criar niños, concepción que no solo
101
era aprobada por las familias, sino también por la única institución con credibilidad, la cual era la
iglesia católica y su tradición histórica, en el país y la región.
En el testimonio de un guaquero entrevistado este dice lo siguiente, “pues uno está
trabajando es pa’ hacer platica, pa’ enguacarse y dejarle algo a los hijos y la mujer, pues para ser
cura, hay que aspirar a ser sacristán, dicen por ahí y pues a uno se le quedan muchas cosas de los
patrones de uno, pues uno trata de aprenderles algo, porque si ellos están donde están es por algo
y pues yo no soy de problemas ni violento, pero mucha gente les aprende es lo malo, lo violento
y por eso hay tanto problema poaqui, por cualquier cosa, entre los vecinos”.
Con respecto a lo anterior, podemos ver cómo, la violencia es implícita, en la vida diaria de
la región, como esta se legitima y se reproduce, sin ni siquiera entenderse sus consecuencias
negativas, pues esta es la manera como se manejan las cosas; sin embargo, en la manera como se
construyó la cultura violenta, está también la manera de trasformar dicha cultura y es
precisamente, estos elementos culturales los que permitieron los resultados en el proceso de paz
de la región, pues la misma imagen paternal de los lideres, que llevo a la aceptación de la
violencia y su presencia en todos los escenarios de la vida social, también llevan a la
promulgación de la cultura de la paz, rompiendo con muchos de los paradigmas y creando un
nuevo ambiente de transito generacional, que se manifiesta en los jóvenes de la década de los
noventa en adelante.
7.2 El modelo político
A pesar de que existe una ruptura de la violencia partidista y su cambio hacia la violencia
económica, la organización social, económica y militar de los poderes regionales, mantienen un
102
ideario político, que se manifiesta en la sociedad y en los comportamientos de la misma, este
modelo político, no se manifiesta en una estructura de partido, de líderes caudillistas o de
afiliaciones políticas definidas.
La edificación de una estructura económica tan amplia como la explotación esmeraldífera y
la su expansión más allá de la región y la Provincia de Occidente, requiere inevitablemente, se su
alianza con los sectores de poder político de carácter nacional, que ayudan a respaldar la
estructura legal de la producción esmeraldífera, esto por supuesto además de tener un precio de
carácter económico, también lo es, en la configuración de fortines políticos regionales, que dan
la posibilidad al gremio esmeraldero de posicionar sus representantes ante las instituciones
nacionales, favoreciendo sus intereses.
Siguiendo estas lógicas, de la necesidad de participar políticamente, es que se acude a los
viejos imaginarios políticos, a los que pertenecían los líderes esmeralderos, es entonces que el
liberalismo y el conservatismo se convierten en las corrientes políticas que caracterizan a los
periodos donde se desarrolla la violencia, ejemplo de esto es la posición política conservadora
del líder esmeraldero, Gilberto Molina, quien en estas lógicas y tras ser uno de los primeros
líderes, luego de la ruptura de las viejas dinámicas de confrontación partidista, este caracterizo
muchas de sus acciones, sobre todo en las referidas a lo social, con los lineamientos del partido
conservador, en este mismo sentido, se forjaron las alianzas y también las rivalidades.
Por supuesto que la participación política, en la región del Occidente de Boyacá, se erige
bajo los principios de la democracia restringida, al no permitirse la participación de otras fuerzas
políticas, ni de representantes de sectores ajenos a los esmeralderos, limitando la participación de
la población campesina, e inclusive de la participación de sectores dentro del mismo gremio
esmeraldero, como los guaqueros, mineros formales, trabajadores de sectores económicos
103
adyacentes a esta actividad; por lo que la forma de gobierno regional, se podría definir dentro de
los términos de una plutocracia.
Esta situación, no cambio en ningún momento, ni siquiera durante y después del proceso de
paz, pues todo el aparato de poder político institucional, se mantenía bajo la influencia de la
familias esmeralderas; retomando el argumento de la migración de la violencia, hay que señalar,
que la enorme influencia política de las clases altas, llevo a estas a consolidar bastiones
económicos, fuera de la región de Occidente de Boyacá y en términos de influencia política, este
modelo también se trasladó y en la búsqueda de fortalecer alianzas e influencias, los temas
políticos de cada contexto, se vuelven un tema relevante y forma parte de los móviles de la
violencia, aun cuando no son los principales.
Para concluir, el líder esmeraldero, utiliza su figura de patrón, que como ya se menciono es
aceptada entre la sociedad, para promover sus intereses políticos, que favorezcan sus intereses
económicos, que a su vez afianzan su poder personal, utilizando la tradición carismática, de la
sociedad colombiana, elemento muy marcado dentro del imaginario político subjetivo de la
población, que permite mantener líderes que asuman el control de todos los sectores sociales.
“Colombia no supera la preeminencia en su cotidianidad de un tipo de legitimación
tradicional-carismática donde la tradición y la figura del líder priman sobre la de un Estado de
derecho neutro e imparcial”. (Jaramillo, 1994, p.22)
7.3 El modelo económico
La situación particular que surge en el contexto minero del Occidente de Boyacá, hace que
allí se desarrollen unas etapas de evolución, de la actividad extractiva que influye decisivamente
104
en lo que se refiere los comportamientos, sociales que agudizan o minimizan la violencia en la
zona esmeraldífera, es el modelo económico el punto decisivo, que trasforma las relaciones, de
poder, las relaciones políticas y las estructuras armadas que ejecutan la violencia. En
concordancia a la actividad económica se puede identificar, los aspectos de la informalidad, la
ilegalidad, la legalidad y el reconocimiento institucional y las nuevas y definitivas
transformaciones.
7.3.1 La informalidad. Esta es sin duda el inicio de todo el conflicto, en alusión a la
actividad minera de la región, durante décadas, la actividad minera de la región del Occidente de
Boyacá, estuvo marcada por una explotación esmeraldífera de carácter artesanal y rudimentario,
que no tenía mayor impacto económico y por ende, impacto social; aun así esta actividad genero
pequeñas fortunas, a algunos guaqueros, que les permitió ir ganando reconocimiento dentro de la
región, poco a poco la migración y el paso de los oriundos de la zona, a la actividad minera,
incremento la producción esmeraldífera, esto debido a las mismas condiciones geográficas, que
permitían una extracción de gemas, mucho más fácil de lo que es ahora, pues en ese momento, la
explotación se realizaba a cielo abierto y principalmente en la cuenca del rio Minero.
Posteriormente con el descubrimiento de vetas y la inversión estatal, para incrementar la
explotación, la informalidad se concentró alrededor la de infraestructura legal, que el Estado
administraba, aun así esta actividad de guaquería no presentaba ningún carácter ilegal, a pesar de
entorpecer la explotación estatal y propiciar la incapacidad del Estado por contener la
explotación informal que llego a superar la explotación legal.
Adicionalmente, otras dinámicas económicas informales, como tiendas, medios de
transporte, seguridad y de construcción, se empezaron a consolidar alrededor de la minería
informal; a este crecimiento desmedido de la economía informal, la evidente falta de controles a
105
este naciente aparato económico, hiso imposible evitar una rápida concentración de la riqueza y
la inversión de estos recursos en actividades de carácter ilegal.
7.3.2 La ilegalidad. Los aspectos económicos ilegales, que nacieron en torno de la
informalidad, alertaron a las autoridades, que se veían preocupados por el alto número de armas
ilegales, que empezaron a circular en la zona, así mismo, la mayoría de homicidios que se
empezaron a perpetrar, se cometían gracias a los capitales económicos sin control de la
informalidad; es de esta manera como se empieza a crear una estructura ilegal ante las leyes del
momento, pero legitimo ante las leyes sociales, del aparato económico informal; hay que señalar
que la ilegalidad no correspondía a la informalidad, esta estructura se mantenía separada de las
labores informales relacionadas con la explotación minera, como lo referenciamos anteriormente,
sin embargo ambos sectores económicos, se volvieron dependientes, por lo que el sistema
informal, ante los ojos de la ley se trasformó en un mercado ilegal, donde se agregaba el
contrabando de las gemas y la evasión fiscal.
Esta situación preocupo a los líderes esmeralderos, quienes se podían ver enfrentados a la
justicia, por lo que empezó un acercamiento a la legalidad, para lograr no el desmonte de los
medios ilegales ya funcionales, si no para cambiar la imagen del gremio, esto se empezó a
construir paradójicamente sobre unas bases ilegales, que comprendían la corrupción de las
instituciones locales, para que cobijara con un manto de legalidad, todo lo que podían suscribir
un riesgo ante las estancias del poder nacional.
7.3.3 La legalización de lo ilegal y lo informal. La manera que encontró el Estado para
lograr resolver la crisis y eliminar el poder mafioso que se estaba gestando al interior de la
actividad minera, fue la de dar la concesión de las minas a manos privadas, para que de esta
106
manera, la informalidad se pudiese controlar y se debilitaran todos los aspectos ilegales que
dependían de ella.
Sin embargo esta estrategia, solo genero un hibrido económico, es decir una serie de
escenarios económicos legalmente constituidos, que conviven en acuerdo con sectores
económicos ilegales, donde cada uno depende del otro y forman un espacio de producción difícil
de calificar entre lo legal o lo ilegal, por lo menos para las autoridades, aunque no carece de
legitimidad, en resumen es donde siguió conviviendo la ilegalidad, la legalidad y la informalidad,
pues solamente se ayudó a forjar la imagen de legalidad del gremio, sin que existiera un
seguimiento y un proceso de desmonte de las acciones ilegales; así mismo las concesiones, se
dieron a las figuras visibles que en algún momento se señalaron de presuntamente ser los
responsables de dichas acciones, en resumen es aquí donde nace el modelo económico, que hoy
en día mantienen muchas estructuras delincuenciales, sin decir que este es el primer modelo de
este tipo en el país.
7.3.4 Trasformación del modelo económico consensado por el proceso de paz. Para lograr,
llevar a cabo el proceso de paz del Occidente de Boyacá, fue necesario abordar los compromisos
necesarios en cuanto a la transformación del modelo económico, que permitiera que todos los
acuerdos pudiesen llegar a feliz término, estas trasformaciones, no solamente debían beneficiar a
las elites esmeralderas, si no que tenía la tarea de transformar todos los aspectos económicos de
la región, beneficiando así a toda la comunidad en general.
Estos objetivos, solo se podían cumplir, con la elaboración de un ambicioso plan de
desarrollo, aplicado a ser sostenible la región, en todos los términos que comprende la actividad
económica, esto quiere decir que se abordaron los aspectos medioambientales, de infraestructura,
107
recuperación de las actividades económicas agropecuarias, la industria e inclusive el turismo, así
como el tema de las regalías mineras.
La nueva perspectiva de los lideres esmeralderos, condujo efectivamente a un cambio en las
dinámicas económicas regionales, los resultados se empezaron a evidenciar, en asuntos de
desarrollo socioeconómico sostenible y de la disminución sustancial de la violencia, a eso se
suma los cambios culturales que se empezaron a manifestar en la región, como por ejemplo en
los compromisos de la sociedad por contribuir a que los cambios económicos se concretaran y no
obstaculizar el desarrollo de estas nuevas iniciativas.
Teniendo en cuenta lo anterior un patrón esmeraldero entrevistado dice, “las cosas hoy en
día a cambiado y nosotros como gremio tenemos que cambiar, para bien de la región, de las
minas y de la gente y los trabajadores, en eso uno si ve mucho el cambio, como que ahora todo
es más formal y de ahí vienen cambios por ejemplo en cómo se tratan a los trabajadores, cambios
en la misma gente y pues uno tiene que contribuir a esos cambios, que son positivos”.
7.4 El aparato militar
La existencia de sectores armados, ya bien sea del Estado, subversivos, paramilitares o la
simple proliferación de armas, es el punto clave de la ejecución de la violencia, en relación al
sector minero, la violencia conexa a esta actividad en términos generales del país, esta o ha
estado ligada a uno de estos actores, en el caso de la provincia de Occidente, la conformación de
agrupaciones armadas se a entremezclado con la necesidad propia de la actividad minera, a la
necesidad de sobrevivencia de los lideres esmeralderos, la seguridad y el orden de la región, así
como su mismo desmonte dependió también del despliegue de fuerza.
108
Los actores armados cambian y ajustan sus objetivos estratégicos y tácticos en presencia de
la actividad minera, a fin de maximizar los beneficios que esperan obtener mediante los
mecanismos de depredación de activos y de rentas que han desarrollado a lo largo de su
trayectoria como grupos armados. (Corporación Nuevo Arco Iris y Fundación Avina Colombia,
2012, p.120)
En primer lugar en la explotación esmeraldífera, aparece la necesidad de conformar
escuadrones de seguridad, para evitar robos y poder movilizar las gemas hasta los mercados; en
cumplimiento de lo anterior, aparecen los esquemas de seguridad privada, que empiezan también
a efectuar la labor de seguridad de los lideres esmeralderos, en vista del ambiente de
desconfianza; posteriormente al empezar las confrontaciones entre grupos económicos, estos
esquemas de seguridad, pasan a la ofensiva y es allí cuando adquieren un carácter ilegal.
En concordancia, la ilegalidad de los primeros grupos armados en la región, obedece a la
configuración del nuevo rol que asumen estas agrupaciones en la guerra que se da entre los
poderes económico, esto quiere decir que la ejecución de la violencia, no se basa en las lógicas
económicas de la región, sino más bien a unas lógicas derivadas de quienes ostentan el poder
económico, por ello la sociedad, que se ve envuelta y cae víctima de la escalada violenta, entran
en las disposiciones de quienes están en a la cabeza y asumen como autoridad, es decir que las
muertes y la violencia son resultado de la aplicación del orden social, que los patrones imponen
al poseer la superioridad de fuerza, frente a una casi inexistente y débil presencia de la fuerza
pública.
Por otro lado, al igual que, los modelos socio económicos van cambiando y adaptándose a
los contextos locales y nacionales, la dinámica de la guerra propicia cambios y transformaciones,
por ejemplo hacia los años ochenta, cuando los niveles de violencia alcanzaron los más altos
109
índices, la región vio cómo se paso de las armas cortas, a las de largo alcance y la conformación
de numerosos grupos armados, bien equipados y preparados.
Esta desproporción de fuerza, inevitablemente condujo al vínculo de estas agrupaciones con
estructuras criminales, necesarias para poder ejecutar acciones como por ejemplo, atentados
contra personalidades en ciudades como Bogotá, que requerían de una logística más elaborada,
en relación al transporte del personal involucrado, armamento, implementación de sistemas de
comunicación, evasión de los organismos de seguridad, construcción de redes de contactos
dentro de la ciudad para la obtención de información necesaria para montar las acciones
mencionadas; en resumen, métodos muy diferente a los empleados en los cascos urbanos de los
municipios de la Provincia de Occidente y las zonas rurales; en estas mismas lógicas, algunas de
estas agrupaciones, se vieron también vinculadas al creciente fenómeno paramilitar de mediados
y finales de los ochenta.
Nuevamente las amenazas del contexto, como lo fueron en su momento los grupos
subversivos que intentaban llegar a la región, ocasionaron la respuesta de los líderes
esmeralderos, que sumado a los ya fortalecidos grupos armados, que una vez superadas las
situaciones de violencia no se desarmaron ni redujeron su capacidad militar, si no por el
contrario la mantuvieron y fortalecieron, generando una carrera armamentista de ver quien era
capaz de acumular más poder y someter al contrario, propiciando un ambiente en el cual no se
podría llegar a una reducción de la violencia si no por el contrario al crecimiento de la misma.
Esta insostenible situación, solo se resolvió, llevando a los grupos armados de la región a
convertirse, nuevamente en esquemas de seguridad privada, encargados de tareas logísticas
relacionadas con esta metería, en las minas y acompañando a los empresarios esmeralderos, que
por su poción de líderes e innegable capacidad económica, debían gozar de protección.
110
Con estos propósitos y con la condición de que la fuerza pública, mejorara la situación de
seguridad, así como los pactos de no agresión y la garantía del cumplimiento de los acuerdos,
permitieron un retorno y una reorganización de los grupos armados del Occidente de Boyacá, al
punto de convertirse en empresas de seguridad, legalmente constituidas y con la preparación y
experiencia suficiente para desempeñar su labor.
En resumidas cuentas, estos grupos conformados en un principio, por las necesidades
mismas de la actividad minera, pero que por circunstancias ajenas a esta actividad, llegaron a
convertirse en agentes ilegales, vuelven a sus tareas iniciales, dejando a la fuerza pública
acopiarse de los asuntos que pertenecen a su jurisdicción.
7.5 Actualidad de la violencia en relación a la minería
Los fenómenos de violencia que se desarrollaron alrededor de la actividad minera, están
lejos de acabarse y sus secuelas todavía se sienten, sin embargo en la situación actual, la
violencia se ha reducido significativamente y los actores en confrontación han cumplido con los
acuerdos, lo que da como resultado una nueva realidad, en torno a la minería; esta actividad y en
particular la explotación esmeraldífera, fue estigmatizada, por un momento histórico por el que
atravesó, y el que está superando con el trabajo mancomunado de los empresarios, el gobierno, la
fuerza pública y la comunidad en general.
Sin embargo otras formas de violencia se siguen presentando, como por ejemplo, la
discriminación de la mujer, el maltrato a la niñez, el racismo, la intolerancia hacia minorías
sexuales, la transmisión de rencores por la desaparición de un ser querido a causa de las
violencias pasadas a las nuevas generaciones, los casos de violencia a raíz de la intolerancia,
111
entre otros; aunque estas se dan en un sentido más simbólico, estas formas de violencia tienen
sus raíces en el desarraigo, de una población que se intenta reconstruir sobre la perdida de uno o
más seres queridos, así como de una imposibilidad de desempeñarse o tener otras proyecciones
económicas diferentes a la actividad minera y por ultimo a una cultura de la violencia que se
mantiene en una menor medida, pero que se convierte en un factor que promueve las conductas,
en las que se asientan dichas expresiones de violencia.
Es este uno de los primeros errores, de un modelo social que no ha podido superar, la
discriminación a causa de la victimización, es decir, no se han logrado abrir las opciones a las
víctimas, para superar su condición, al seguir siendo dependientes de un modelo económico, que
guarda relación simbólica con los daños causados a estas y que en algunos casos re victimiza,
por ejemplo a las mujeres, que llegan a ser excluidas, del aparato económico minero.
En el caso de la mujer, es quizás la que más consecuencias negativas, ha mantenido y
fortalecido, con la reducción de la violencia sistémica y las nuevas expresiones de violencia que
se dan en el contexto minero, pues el factor cultural, sigue reproduciendo el machismo, del que
desafortunadamente, participan tanto el hombre como la mujer, pues las mujeres han asumido
culturalmente un rol de servir al hombre y permitir la violencia de género, así mismo los
hombres se mantienen en la idea cultural de mantener económicamente a la mujer, quienes se
deben someter a su voluntad por esta razón, esto por supuesto se valida socialmente, por la
actividad económica predominante que es la minería, la cual se hace exclusiva para la labor
masculina, mientras que la oferta laboral para la mujer, se reduce a las actividades conexas a la
explotación minera u a otros oficios que no demandan buenos ingresos, lo cual obliga a la mujer
a buscar el sostén económico por medio de su pareja sentimental, manteniendo esta situación que
desemboca en violencia de genero.
112
En el caso de la violencia de género, la esposa de un guaquero, que nos ofreció su
testimonio dice, “pues aquí a uno la respeten, pero si se ve mucho, como hay maridos que le
pegan a la mujer, ve uno como que tratan mal a las esposas, hay mucho machismo, claro que uno
se hace respetar y se hace uno valer, pero si se sigue viendo mucho eso todavía, falta educar más
a los chinos (niños) para que no sigan siendo así”.
Otro factor importante es el de la situación electoral, en este caso el panorama es mucho
mejor, pero aún siguen habiendo un ambiente de captación del poder político por parte de las
elites económicas de la región; ahora bien, la pugna por el poder político no se ha abordado
formalmente en los acuerdos de paz, pues esto llevaría a una confesión, de parte de los lideres
esmeralderos, a admitir su injerencia en los poderes institucionales de la región, lo que
provocaría una deslegitimación tanto de las instituciones, como de los lideres esmeralderos, los
representantes políticos y el respaldo del Estado al proceso, por medio de los poderes políticos
regionales.
En este caso, se mantiene el apoyo de los sectores económicos, a determinados líderes
políticos, manteniendo sus bastiones electorales, en las zonas donde cada grupo mantiene su
poder e influencia; entre tanto la competencia por ganar las representaciones institucionales, se
hace discutiendo y dentro de las reglas electorales, dejando totalmente de lado la violencia en
estos asuntos.
Sin embargo todavía existe la falta de garantías para la participación de la población en las
cuestiones electorales, pues a pesar de que no se tiene registros de acciones violentas que
obliguen a algún sector en particular a no participar en política, desde la consolidación de los
acuerdos, no hay forma de competir con el poder económico y las influencias de los lideres
esmeralderos, lo que sigue manteniendo un régimen de democracia restringida; esta situación
113
repercute en la imposibilidad de los pobladores a aspirar a una representación política en las
instituciones, que atienda directamente sus necesidades y exigencias, sociales lo que a la larga
puede llevar a generar una nueva pérdida de credibilidad en el aparato institucional.
Uno de los guaqueros entrevistado dice lo siguiente, “aquí uno no cree, en los políticos, esos
son por allá, en lo de ellos y por aquí no aparecen, esa gente solo habla es con los duros, y pues
uno les cree más es a ellos (“duros”) que a los políticos, además eso aquí nunca habido eso de
que la política, se vea que le deje algo bueno, por lo menos a uno de trabajador, de minero”.
114
CONCLUSIONES
En suma, la relación de la violencia y la minería, se convierte en una dualidad, mediada por
múltiples características, que en el caso de la Provincia de Occidente en el Departamento de
Boyacá, crean las condiciones necesarias para que fenómenos de violencia, se desarrollen y
lleguen a niveles en el contexto regional y nacional, involucrando otros actores que intensifican
el complejo panorama social de la región; alimentando la construcción de imaginario colectivo,
que responsabiliza a la actividad minera del origen mismo de la violencia, creando un estigma
sobre todos los que participan de la explotación esmeraldífera en este caso concreto.
Este complejo panorama, a su vez ofrece las soluciones necesarias, para dar respuesta a las
dificultades que se derivan o relacionan de la actividad minera, es decir, que la misma
responsabilidad que la opinión pública da a la actividad minera por el surgimiento o agudización
de la violencia, le otorga la legitimidad, para que alrededor de esta, se sienten las bases, para la
transformación de las condiciones necesarias, que conduzcan al fin de la violencia en los
contextos relacionados con la actividad esmeraldífera.
Esto quiere decir, que así como existe una relación entre la minería y la violencia, también
se desarrolla una relación entre la minería y la paz, pues estas iniciativas siempre han dependido
de la voluntad, de la elite económica, cuyos recursos provienen de dicha actividad y es de allí
que se han obtenido los fondos, que han profundizado y han sostenido la violencia sistémica.
En relación a lo anterior, las trasformaciones sociales, la inversión en infraestructura y el
desarrollo regional integrado, son ahora motores de una movilización social, cuyo fin es el de
profundizar y promover un ambiente de paz, que involucre a todos los que participaron o fueron
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víctimas de los periodos de violencia, logrando de esta manera resarcir el impacto negativo de la
explotación esmeraldífera.
Por supuesto, que esta ardua labor, no se logrará de la noche a la mañana y sus resultados,
solo se están viendo en la actualidad; lo anterior se logra observar en las comunidades de los
municipios del Occidente de Boyacá, donde se percibe un descenso en aspectos de la violencia
como el asesinato, el desplazamiento, las amenazas, las tensiones entre los grupos esmeralderos
enfrentados, así como una mejora en la desconfianza hacia la fuerza pública y una sensación de
seguridad social y económica, frente a la incertidumbre derivada de la actividad económica
informal; después de casi dos décadas de su puesta en marcha, poco a poco se han ido
corrigiendo las fallas y superando los obstáculos que han amenazado con romper con el proceso,
tales como la presunta alianza entre organizaciones criminales de los llanos orientales y algunos
empresarios esmeralderos, que motivaron atentados contra la vida del empresario Víctor
Carranza y algunos de sus socios, entre otros importantes líderes regionales, de igual manera,
algunas tensiones entre familias y grupos esmeralderos, por el control de significativos
yacimientos esmeraldiferos que colindan en predios, que pertenecen a sectores rivales, lo que
ocasiona un aumento en la desconfianza y la posibilidad de una respuesta violenta entre quienes
firmaron los pactos de paz.
Así entonces, la imagen de los protagonistas principales del complejo panorama del
Occidente de Boyacá, se trasforma para que de esta manera también cambie, el imaginario
colectivo sobre este, que sin duda es uno de los procesos más complicados, pues implica que
existan verdaderas trasformaciones sobre los comportamientos de los mismos, es allí donde
radica la verdadera voluntad de paz, que como los fenómenos sociales aquí mencionados,
empieza desde las elites y luego se traslada al grueso de la población como consecuencia social,
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de imitar al líder esmeraldero, protector y representante de la tradición carismática de la
población de la Provincia de Occidente.
Es por ello que si bien, el éxito del proceso está todavía por concretarse, un aporte
sustancial, radica en los discursos de quienes empiezan a convertirse también, en líderes y
ejemplos de paz en la región, como lo fue en su momento el liderazgo del llamado zar de las
esmeradas, el empresario Víctor Carranza, quien logro convertirse en una de las figuras más
influyentes en el proceso de paz del Occidente de Boyacá y quien es visto por los participantes
del proceso como un ejemplo de estas iniciativas.
Para finalizar, existe un nuevo régimen social en el Occidente de Boyacá, cuyo pacto ahora
se centra, en la búsqueda de la paz, donde la explotación esmeraldífera, como principal recurso
económico, se ubica en el punto central de los cambios, estas trasformaciones sin embargo no
podrán materializarse y sostenerse si no se construye un pacto ético, fundamentado en la
tradición católica arraiga en la población, que promueva la construcción de una cultura que se
adhiera a la comunidad, para que asimile las nuevas formas de relación social, de esta forma se
podrían ver los acuerdos de paz, convertirse en un aspecto de la cultural regional, que haga de la
población un actor con participación directa y garante de que los acuerdos se mantengan y
fortalezcan; esto se lograría, si la iglesia católica que cuenta con la legitimidad necesaria, tanto
en los sectores de poder regional, como en el común de la población, asuma un papel de
promotor en un programa social, con acompañamiento de las instituciones gubernamentales, la
empresa privada, los líderes social y esmeralderos, basado en reiterativas campañas que apelen a
las tradiciones religiosas y políticas de la región, para que sea más de asumir y aceptar por las
anteriores y nuevas generaciones; la anterior propuesta podría derivar en una mayor participación
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ciudadana, que trasforme las lógicas y los imaginarios arraigados en la labor del esmeraldero, el
guaqueros el minero y toda la población que depende de dicha actividad.
Resulta entonces, que la relación de los fenómenos de violencia, con la actividad
esmeraldífera, se constituye en un elemento cuyo origen no es directo; a dicha actividad
económica, se pudo establecer, que la actividad minera en el Occidente de Boyacá, no origina las
condiciones necesarias, para que los diferentes protagonistas de la violencia, resulten inmersos
en ciclos permanentes de acciones que desemboquen en largos periodos de violencia sistémica.
Con la investigación y el análisis de la información, se pudo identificar una serie de
comportamientos sociales, culturales y tradiciones históricas, que comprenden la vida política,
económica, institucional y los comportamientos sociales, así como los individuos que al
converger con dichas condiciones, resultan generando el panorama propicio para que la
Provincia del Occidente de Boyacá, caiga en las ya mencionadas problemáticas violentas, que
afectan todos los aspectos de la vida cotidiana de la población, a tal punto que da origen a nuevas
formas de violencia, que no son aisladas e independientes de los fenómenos, locales, regionales y
nacional.
En definitiva, aun cuando la minería y la explotación esmeraldífera, no son la causante,
directa de la violencia, si se puede establecer, que la actividad extractiva, atrae y complejiza,
situaciones que por sí mismas, son expresión de la violencia social, como la pobreza, la
desigualdad social, aspectos culturales como el machismo, la desconfianza, los
fundamentalismos políticos, que a su vez permiten que se construyan actores sociales propios de
la región esmeraldífera; imaginarios sobre estos y de allí derivan los comportamientos colectivos
de definen la intensificación, sostenimiento y fin de la violencia relacionada con la minería.
En síntesis, las conclusiones a las que se llegó son:
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a) la violencia partidista, que padeció el país y que en el departamento de Boyacá, tuvo un
importante protagonismo, sembró las bases de la violencia esmeraldífera, pues definió los grupos
rivales, pues los bandos enfrentados por el poder político, más tarde pasarían a una contienda por
el poder económico en la región.
b) las identidades políticas, principalmente el conservadurismo, marco un importante punto
de inflexión, en el desarrollo social de la región de Occidente, pues se convirtió en el fundamento
político, que constituiría las relaciones electorales y la democracia restringida, así como la
construcción de los imaginarios en torno a los líderes, por la tradición carismática que definía los
liderazgos políticos, el cual se trasladó a las figuras que posteriormente ostentaron el liderazgo
económico de la región.
c) la falta de presencia del Estado Colombiano en la región y la inoperancia de la fuerza
pública, condujo a la necesidad social de crear los modelos de gobernabilidad, que arbitraran en
todos los escenarios de la vida social de los pobladores de la región, conduciendo a una
deslegitimación de las instituciones y a un reemplazo de las mismas, por líderes que ocuparon
todas las funciones del Estado y construyeron su propio modelo de régimen social.
d) el origen de la violencia en el Occidente de Boyacá, se debe a una lucha por el control de
los medios de poder, en un primer momento estos eran las incitaciones de gobierno local, que
permitían ejercer la autoridad de gobierno en la región, alimentado por la pugna entre liberalismo
y conservatismo; en un segundo lugar tras la superación de la lucha entre partidos, gracias al
pacto del Frente Nacional y los descubrimientos de importantes yacimientos esmeraldiferos, la
confrontación se trasladó hacia el control de estos recursos económicos, que sustentaron la
conformación de una infraestructura, capaz de sobreponerse y subyugar el hasta entonces poder
institucional.
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e) los recursos económicos, provenientes de la explotación esmeraldífera, permitieron el
crecimiento desmedido de estructuras armadas, que se convirtieron en ejecutores de la violencia.
f) la influencia de fenómenos como el narcotráfico, el paramilitarismo y la propia crisis
institucional que ocasiono la ingobernabilidad de algunas regiones del país, penetraron en el
gremio esmeraldero, gracias a relaciones personales entre protagonistas de los mencionados
sectores, que desembocaron en la intensificación de la contienda, al entrar en choque el
narcotráfico y el aparato paramilitar que dependía de este y el sector esmeraldero con sus
estructuras armadas.
g) la tradición carismática, heredada de la práctica política, ayudo a que alrededor de los
grandes esmeralderos, naciera el imaginario del protector, que vistió de legitimidad a los líderes
de las familias que monopolizaron la explotación esmeraldífera en el Occidente de Boyacá, para
asumir el control social de la población; sumado a esto, está la familiaridad construida bajo la
figura del compadrazgo, que ayudó a tejer redes de lealtades, que fortalecían los grupos de poder,
que polarizaron a los población, creando además la figura del enemigo que puso en guerra a la
comunidad de la Provincia de Occidente.
h) las trasformaciones económicas del sector minero, llevaron a la necesidad de buscar los
medios para solucionar, las diferencias que conllevaron al enfrentamiento y agudización de la
violencia esmeraldera, con el fin mejorar las condiciones económicas que se estaban viendo
seriamente afectadas por la confrontación, con lo que llevo al proceso de paz.
i) el consenso, entre las partes enfrentadas, se logra gracias un compromiso de trasformación
social, que aborda todos los aspectos de vida en la región, estos cambios son fruto de la
elaboración de un nuevo pacto social, que desde las élites, que controlan los poderes
económicos, busca erradicar las relaciones sociales basadas, en la violencia.
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j) la ejecución de un proceso de paz integral en la región de Occidente, condujo a la
reducción significativa de la violencia, esto se logró en parte a los nuevos imaginarios de la
cultura de la paz, que llevo a la población a aceptar exitosamente, nuevas formas de resolver los
conflictos; por otra parte la actividad extractiva de la región, continuó siendo el principal recurso
económico y el eje, que conduce el proceso de trasformación social hacia la paz, concluyendo
que si bien la violencia en la región de Occidente, se relacionaba en muchos aspectos con la
minería, esta no necesariamente hace permanente estos problemas y por el contrario puede
generar mecanismos efectivos para que exista, una paz sostenida, que relaciona a la minería con
las acciones de paz.
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