Post on 24-Nov-2015
1
UNIVERSIDAD DE VALPARASO
FACULTAD DE HUMANIDADES
INSTITUTO DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
TESIS DE GRADO PARA OPTAR A LOS GRADOS
DE
LICENCIADO EN HISTORIA, LICENCIADO EN EDUCACIN
Y TTULO PROFESIONAL DE PROFESOR DE ENSEANZA
MEDIA EN HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES.
MARIATEGUI Y LA FORMACION DEL PARTIDO SOCIALISTA
PERUANO.
Acercamiento a la praxis poltica en el pensamiento de Jos
Carlos Marategui (1926-1930).
CLAUDIO ANDRES BERRIOS CAVIERES.
PEDAGOGA EN HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
VALPARASO
2013
Profesor Gua: Jaime Massardo.
2
Agradecimientos.
Agradezco y dedico este trabajo de titulacin a las siguientes personas:
A mis padres, Patricia Cavieres y Jos Berrios, quienes depositaron su confianza en m,
junto con un gran apoyo en mi vida acadmica, que ac encuentra un pequeo fruto.
A mi gua de tesis y amigo, Jaime Massardo, profesor humanista, a quin agradecer
los seminarios (2008-2009), efectuados en base a la filosofa de la praxis. Mucho de
sus tpicos tratados sirvieron de base a este trabajo.
A la familia Espinoza Araya, los que me brindaron el apoyo cotidiano al momento de
escribir este trabajo. En especial a Eugenio Espinoza, quien me entreg por medio de
largas conversaciones, gran parte de una visin verdaderamente socialista,
acompaados del cielo nocturno porteo y el humo de nuestros cigarros.
Y a mi novia, Dbora Espinoza Araya, pilar en mi vida para construir, a base de
insistentes reclamos, el trmino de este trabajo. Gracias por su constancia.
A todos ellos, junto a mis cercanos fuera de los mencionados dedico estas primeras
palabras.
Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los
medios de produccin y de cambio, no expropian las cuevas de Al Bab. Pero quiz desencadenen la
alegra de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque
sea un poquito, es la nica manera de probar que la realidad es transformable.
Eduardo Galeano.
3
ndice
Introduccin. .................................................................................................................... 4
Captulo I: La adopcin de una fe. ................................................................................. 15
Las conferencias de la crisis mundial de 1923. .......................................................... 16
Indigenismo en Maritegui. ........................................................................................ 19
Agona y mito dentro del marxismo. ........................................................................... 24
La creacin de Amauta. ............................................................................................. 29
Maritegui y el frente nico. ....................................................................................... 34
Captulo II: 1928, ao de rupturas ................................................................................. 38
Maritegui y la ruptura con el Apra............................................................................. 38
Maritegui y la fundacin del Partido Socialista Peruano. .......................................... 42
Captulo III: Socialismo como lucha. .............................................................................. 56
Segunda fase de Amauta: las problemticas de lucha............................................... 57
Las polmicas dentro de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana. ........ 67
A modo de conclusin. .................................................................................................. 75
Bibliografa. .................................................................................................................... 79
4
Introduccin.
No hay un hecho en la historia que no est precedido, acompaado y seguido de
determinadas formas de conciencia, sea esta supersticiosa o experimentada, ingenua o
refleja, madura o naciente, impulsiva o amaestrada, caprichosa o razonadora.
Antonio Labriola.
Jos Carlos Maritegui, es sin duda alguna, una de las mentes ms ricas e
interesantes que nos dio Latinoamrica a lo largo del siglo XX, en lo que respecta a la
creacin de un nuevo pensamiento socialista desde esta regin, lo cual Oscar Tern lo
denominar socialismo de los mrgenes. Nacido en Moquehua el 14 de Junio 1894 y
muerto el 16 de Abril 1930 a la corta edad de 35 aos, Maritegui abri un espectro de
anlisis y paradigmas nuevos, no slo para el Per de la dcada del veinte, si no que,
para todo Latinoamrica y el mundo. l se encarg de dar progresivamente, desde el
margen peruano y latinoamericano en su conjunto, herramientas metodolgicas para
entender la realidad mundial y regional, tratando de abordarlas desde los ms variados
puntos de perspectivas, sean estos econmicos, polticos, sociolgicos, etc. mientras
que a su vez, intent dar luz a un proyecto emancipador en el Per de la dcada del
veinte, enarbolando la bandera de lucha socialista, de carcter marxista, con lo cual se
tiene presente la tesis nmero 11 sobre Feuerbach acerca de la labor activa hacia el
cambio de sociedad1. Dicho marxismo adoptado por Maritegui o tambin conocido
como el amauta2- despertar nuevos enfoques de la realidad, frente a crticas desde
diversas voces, tanto cercanas o no, a lo que en su momento era el centro neural del
pensamiento marxista: La Unin Sovitica.
1 Los filsofos de han hecho ms que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo. Marx, Karl, Obras Escogidas, Tomo II, Editorial Progreso. 1955. Mosc. p. 399 2 Haciendo referencia a la palabra quechua, la cual significa sabio.
5
Mirar a Maritegui con los ojos del siglo XXI, en donde el capital financiero mundial,
de la mano de un sistema neo liberal, cuya fuerza econmica, poltica y social se han
encontrado en este ltimo tiempo bajo crisis constante, demuestra con mayor precisin
la frase de Marx: La depreciacin del mundo de los hombres aumenta en razn directa
con la entrada en juego de los valores de mundo de las cosas3. El actual sistema
hegemnico que envuelve a la sociedad, muestra con ms fuerza el carcter mercantil
de la realidad, en donde los grupos sociales deben vivir como elemento en potencia
productivos para la economa. En este sentido, entender el pensamiento de Maritegui
es un desafo enmarcado, por un lado, en la reconstruccin y difusin necesaria de su
obra y accin, es decir de su praxis; y por otro, recalcar su labor y espritu
revolucionario, es decir, el ideal del cambio de un mundo necesario, justo y real.
Reconstruir el pensamiento de Maritegui es, por ende una labor necesaria de cualquier
pensamiento socialista actual.
El objetivo que nos proponemos para este trabajo consiste en analizar el desarrollo
del pensamiento y accin poltica de Maritegui a lo largo de los aos ms fructferos de
su vida en el mbito intelectual (1926-1930), tomando como eje central el ao 1928,
tiempo en que dos procesos confluyen, uno a consecuencia de otro, que marcarn la
vida personal y poltica de Maritegui y el Per. Estos dos casos son la ruptura que
Maritegui tiene con el Apra (Alianza Popular Revolucionaria Americana), cuando este
ltimo es constituido como partido desde Mxico por su lder, Vctor Ral Haya de la
Torre; y la fundacin del Partido Socialista Peruano, de la mano de nuestro autor. Estos
dos procesos articulan un nuevo posicionamiento de Maritegui en la escena poltica
peruana, ya que articulan la formacin de grupos polticamente definidos, mostrando un
panorama diverso, en un Per en donde el civilismo desde finales del siglo XIX haba
mantenido el poder poltico como clase dirigente, representando los intereses propios
de la oligarqua terrateniente-feudal, en contraposicin a otros integrantes de dicha
clase que dieron mayor apoyo a un proceso de industrializacin en el pas, apoyado en
un capital extranjero, primero britnico, posteriormente norteamericano. En esta ltima 3 Marx, Karl. Manuscritos econmicos-filosficos de 1844. Editorial Colihue. 2006. Buenos Aires. p. 57
6
instancia perteneca Augusto Legua, presidente por once aos (1919-1930). Dentro de
este oncenio Maritegui realizar, entre 1926 hasta 1930 sus mayores y ms
importantes trabajos polticos e intelectuales. Dichos trabajos irn desarrollando una
lnea de pensamiento que se puede apreciar en el desarrollo metodolgico que
establece Maritegui frente a todo tema que sea abordado por este.
Es en este sentido, que nuestro trabajo busca reunir en torno a los procesos
estudiados las vinculantes que conformarn el ideario de Jos Carlos Maritegui, en
torno a la formacin del Partido Socialista del Per. Tras esto, el trabajo consta de su
elaboracin a partir de un estudio centrado en el trabajo mismo del amauta, en conjunto
a trabajos relacionados a nuestro autor, y que nos darn la orientacin necesaria para
nuestro tema. Como mdula al contenido a investigar dispondremos del estudio de
trabajos de Robert Paris, Alberto Flores Galindo, Osvaldo Fernndez y Jaime
Massardo, entre otros.
Maritegui es parte de una corriente de pensamiento en el cual el marxismo toma
vida de manera abierta y necesaria para un estudio de nuestra sociedad, a diferencia
del ya conocido marxismo ortodoxo que ba al mundo desde 1926. En efecto, el
proceso denominado bolchevizacin que tuvo su sede en la URSS. a manos de Stalin,
cierra un ciclo a un periodo rico en formacin de pensamientos autnomos de
mrgenes de izquierda, como lo fue Amrica latina, lo que Michael Lowy denomina
periodo revolucionario4, en donde la obra de Maritegui comienza a construirse.
Este pensador peruano fue capaz de entender la sociedad a nivel mundial y
nacional a travs de un marxismo que no se encontraba regido, ni por concepciones
completamente mesinicas, ni deterministas. Este marxismo del cual se hace
referencia, se vio influido, y ms bien formado, por las corrientes marxistas italianas de
finales del siglo XIX y comienzos del XX, de la mano de pensadores tales como Piero
Giobetti, quien era en filosofa, un crociano de izquierda y en poltica, el terico de la
4 Lowy, Michael. El marxismo en Amrica Latina. Editorial Lom. 2007. Chile.
7
revolucin liberal5, Benedetto Croce, cuya fama de filosofo y literato es enorme,
mundial y legitima6, y contemporneamente a Maritegui, Antonio Gramsci, quien junto
a Terracini, conforman el Partido Comunista de Italia y el diario L`Ordine Nuovo, dos
de los ms notables intelectuales del partido7. No es de extraar dicha relacin, ya que
nuestro pensador vivi 3 aos en Italia, en donde, como seala Jos Aric, ley a Marx
con el filtro del historicismo italiano.8 Dicho filtro se enmarca en una visin
singularmente historicista de la vida del hombre y la humanidad en su conjunto,
elementos que se remontan a la figura de Joan Battista Vico en el siglo XVIII, quien a
travs de su propuesta Verum ipso Factum, rompiendo la base del anlisis cartesiano,
pone la Historia como pilar del ser humano.9
Este periodo vivido por Maritegui en la Italia de la posguerra se enmarca en un
periodo muy particular para la regin, donde sucesos como el biennio rosso y el
ascenso del fascismo posiciona un lugar de lucha poltica y social, de la cual el amauta
no se sentir ajeno. De esta manera sealar Robert Paris la Italia vivida y absorbida
por Maritegui:
Sin que sea necesario insistir sobre el cosmopolitismo tradicional de los
intelectuales italianos, Italia desempea el papel de pivote o de una caja de resonancia.
Es en Italia donde Maritegui encuentra- durante un tiempo exiliado en Florencia- al
conde Karolyi. Es en Italia donde descubre ciertas obras de la literatura rusaEs a
travs de la lectura de los peridicos como el Avanti, Critica Sociale, Umanit Nuova,
LOrdine Nuovo que rene todo lo que constituir la sustancia de sus conferencias
sobre la crisis mundial y, a ms largo plazo, de ese vasto panorama en el que Amauta
se esforzar por reubicar la evolucin del Per contemporneo.10
5 Maritegui, Jos Carlos. El alma matinal. Y otras estaciones del hombre de hoy. Lima. Editorial Amauta. 1972 p.
136 6 Maritegui, Jos Carlos. Cartas de Italia. Lima. Editorial Amauta. 1972 p. 72
7 Ibd. p. 123
8 Aric, Jos. Maritegui y los orgenes del marxismo latinoamericano. Pg. XV
9 Para mayor detalle recurrir al libro de Rodolfo Mondolfo, Verum Factum, Desde antes de Vico hasta Marx.
Buenos Aires, Argentina. Editorial siglo XXI, 1971. 10
Paris, Robert. La formacin ideolgica de Jos Carlos Maritegui. Mxico. Cuadernos de Pasado y Presente 92, 1981. pp. 90-91.
8
Maritegui no se reconocer ms peruano que en Europa, en donde nos habamos
entregado (refirindose a su amigo Csar Falcn) sin reservas, hasta la ltima clula
a Europa, a su existencia, a su tragedia.11 Tragedia en la cual descubriramos, al final,
sobre todo, nuestra tragedia, la del Per, la de Hispano-Amrica.12 Para Mariategui
escribir sobre Europa nos seala Flores Galindo- le proporciona un distanciamiento
indispensable que fue posible porque antes de tomar el barco, ya la ilusin europea se
haba mellado en su espritu.13 Los escritos de Juan Croniquer14 recogen un temprano
desengao por el progreso,15 con lo cual llegar a Europa con un rechazo al iluso
germen de la adulacin al viejo continente. As comenzara a crear desde el extranjero
las bases para el entendimiento de la realidad, su realidad, teniendo en consideracin
los elementos propios de su nacin, a fin de poder entender el espectro total de esta.
Europa le dar la posibilidad a Maritegui de ir extendiendo el horizonte de sus
preocupaciones, ensanchando las bases de sus referencias histricas y enriqueciendo
su apreciacin de la escena contempornea.16 Es por eso que para Maritegui el
socialismo como dir aos ms tarde- no deber ser ni calco, ni copia de las
realidades alternas, sino creacin heroica17 de conceptos y valores del Per del
veinte. En este sentido, Maritegui apela a la construccin y formacin de un espritu o
pathos dentro de la clase obrera, reconociendo en ellas su misin revolucionaria.
Elemento que abordaremos ms tarde.
Debemos destacar en Maritegui la existencia de dos periodos claros en la vida de
este. Dichos periodos son articulados con respecto al desarrollo y formacin intelectual
que nuestro pensador tuvo a lo largo de su vida, teniendo como punto de divisin su
viaje que el amauta realiza hacia Europa.
11
Maritegui, Jos Carlos. Peruanicemos el Per. Lima, Per. Editorial Amauta. 1972 p. 146 12
Ibdem. 13
Flores Galindo, Alberto. La agona de Maritegui. Lima. Centro de estudios y promocin del Desarrollo. 1980 p. 42 14
Juan Croniquer fue el seudnimo que utiliz Maritegui en muchos de sus escritos antes de volver de Europa. 15
Flores Galindo, Alberto. La agona de Maritegui. ed. cit. p. 42 16
Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. Santiago, Chile. Editorial Lom. 2012. p. 196 17
Maritegui, J.C. 7 ensayos de la interpretacin de la realidad peruana. Santiago, Chile Editorial Quimant. 2008. p. 6
9
En ese sentido, la primera parte est caracterizada por una labor periodstica
autodidacta, y es as como se recuerda. Su trabajo lo podemos ver desde los catorce
aos, cuando ingresa al diario La Prensa, cuya labor consista en llevar a la imprenta
los trabajos de escritores y reporteros. Como destaca Oscar Tern, en su biografa
sobre Maritegui, all, los maestros son sus compaeros de trabajos, en especial los
periodistas.18 No es hasta 1911 cuando comienza a escribir19, entrando a travs de la
literatura y las artes plsticas, artculos publicados en el sealado diario La Prensa.
Continua esta prctica hasta 1916, en donde se aleja de dicho peridico, trabajando
junto a Cesar Falcn, Ruiz Bravo y Luis Ulloa, en la redaccin de El Tiempo, donde
comenta y analiza la situacin poltica.20 Ya en 1918, junto a Falcn y Flix del Valle,
participa en la publicacin del diario Nuestra poca. En donde, luego el mismo
Maritegui se referir a ese proceso, en donde desde 1918, nauseado de poltica
criolla, me oriente resueltamente en el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos
de literato inficionado de decadentismo y bizantismos finiseculares, en pleno apogeo.21
En una carta a Samuel Glusberg, en respuesta a su pedido de una breve resea
autobiogrfica en 1917. Para Maritegui, este periodo encierra un trabajo un tanto
miscelneo, en lo que respecta a su trabajo como periodismo tanto en su forma de
escribir. Al tercer nmero es cerrada la revista. En 1919 se aleja de El Tiempo,
comenzando a editar el diario La Razn. Es ah, en ese mismo ao, cuando se produce
un paro general en Lima, que dura ocho das, y el cual estar organizado por grupos de
obreros y artesanos limeos. Maritegui, en su labor en el peridico, apoya
constantemente la huelga, durante los das en que se produce. Las demandas dentro
de la huelga iban dirigidas hacia la proclamacin de las 8 horas de trabajo y la
disminucin econmica en la calidad de vida.22 Como resultado, y a modo de resumen,
se termina con una represin a los huelguistas y un golpe de Estado al gobierno de
18
Oscar Tern. Jos Carlos Maritegui. Un marxismo indgena. La estacin del periodismo. p. 30 19
La primera publicacin de Maritegui lleva como ttulo Crnicas Madrileas, publicada en La Prensa, Lima, 24 febrero de 1911. Extrado de Maritegui, Jos Carlos. Invitacin a la vida heroica (Antologa). Lima. Instituto de Apoyo Agrario. 1989 20
Oscar Tern. Jos Carlos Maritegui. Un marxismo indgena. La estacin del periodismo. p. 30 21
Ibd. Pg. 62 22
Como seala Julio Cotler: el alza de precios de los productos de importacin deriv en una violenta onda inflacionaria: entre 1914 y 1918 el alza del costo de vida fue en Lima del 84%. Cotler, Julio. Clases, estado y nacin en el Per. Lima, Instituto de estudios peruanos. 1978 p. 177
10
Jos Pardo por parte del ex presidente Legua. Los trabajadores agradecen la labor del
diario, por su apoyo a la huelga. Al poco tiempo es cerrada La Razn, y a Maritegui se
le ofrece una invitacin, por parte del nuevo presidente Legua para viajar hacia Europa,
a travs de una beca como estudiante. Armando Bazn sealar que el motivo
fundamental de Maritegui para aceptar esa beca era algo claro: Acept esa beca para
estudiar, para perfeccionar sus conocimientos, para formarse una conciencia clara de
su ideal, sin adquirir ningn compromiso.23
Este es el punto inicial dentro de la formacin del pensamiento de Maritegui, en
donde la asimilacin de los textos de Marx entrar a conformar las herramientas
tericas y prcticas en el anlisis que este pensador pondr a la palestra de su nacin
tras su vuelta en 1923.
Su llegada a Per en Marzo de 1923 encierra un periodo clave para entender la
agitacin poltica y social que viva enrgicamente el pueblo peruano, en razn al rpido
desgaste que el gobierno de Legua anunciaba. Como seala Percy Murillo:
El ambiente poltico haba tomado entonces (1923) un sesgo inesperado. Lejos
quedaban las promesas de la Patria Nueva con sus proclamas infladas de
patrioterismo y sus promesas de descentralizacin para favorecer las provincias. La
poltica de emprstitos y el dispendio fiscal provocaron agudas tensiones sociales. A ello
deba agregarse la determinacin de Legua de autoprorrogar su mandato en flagrante
violacin de expresos dispositivos contenidos en la Constitucin promulgada en 1920.24
En efecto, la crisis poltica que viva Per era el resultado del desarrollo y
consiguiente vaco en el cual se encontr el gobierno de Legua, quien haba agotado
todos los recursos necesarios para seguir manteniendo el populismo que lo llev a ser
por segunda vez presidente. No obstante, esta crisis no daba lugar sino a un
descontento general que alertaba a la sociedad civil.
A nivel econmico, el gobierno de Legua, quien se destac por apoyar a la naciente
burguesa financiera en el Per, comenz a generar un desplazamiento del capital
23
Bazn, Armando. Biografa de Jos Carlos Maritegui. Chile. Editorial Zig-zag. 1939. pp. 59-60. 24
Murillo, Percy. Historia del APRA. 1919-1945.Lima, Per. Editorial Atlantida. 1976. p. 43
11
ingls al capital norteamericano, debido al notorio proceso de industrializacin, y por
consiguiente proletarizacin de la urbe pobre peruana. Maritegui logra entender este
cambio al sealar que:
La gradual superacin del poder britnico por el poder norteamericano. El Canal de
Panam, ms que Europa, parece haber aproximado el Per a los Estados Unidos. La
participacin del capital norteamericano en la explotacin del cobre y del petrleo
peruanos, que se convierten en dos de nuestros mayores productos, proporciona una
ancha y durable base al creciente predominio yanqui.25
Esto que suceder entre la segunda parte del siglo XIX y los primeros decenios del
siglo XX en Per, y en casi toda Amrica Latina, ser lo que dar lugar a la formacin
de un proletariado industrial en la costa, y un proletariado artesanal, que se funda en la
sierra. Se debe entender esto a partir de la expropiacin de tierras a los sectores
campesino, para la aniquilacin de un sistema de corte feudal, y la siguiente
incorporacin de la necesidad a la venta de la fuerza de trabajo por los campesinos,
pasando a estructurarse como clase proletaria.
En este sentido, la sociedad peruana pasaba por un quiebre del antiguo rgimen
civilista, a uno con matices seudo populistas como lo del presidente Legua. La
rearticulacin de la sociedad pasar por tres focos: uno poltico, siendo disputado por
las oligarquas; uno econmico, debido al desplazamiento del capital ingles al
norteamericano; y por ltimo ser lo que podra ser visto desde el margen cultural,
como un vaco de un nuevo discurso para ponerse en marcha a fin de despertar la fe
hacia algo que poda o no llevarse a cabo en el pas. En efecto, tal como seala
Osvaldo Fernndez:
Pero el epicentro de este sismo poltico se situ, ms bien, en las alturas. Este fue
el foco de una crisis oligrquica, cuyas dimensiones restringidas se expresaron en una
cierta recomposicin del bloque de poder poltico, sin que variara la forma de la
dominacin oligrquica. No obstante provoca en el plano de la cultura un vaco que
25
Maritegui, J.C. 7 ensayos de la interpretacin de la realidad peruana. ed. cit. p. 17
12
requera ser llenado con un discurso nuevo, con prcticas distintas, con otra emocin
intelectual.26
En efecto, Per sufri una rearticulacin dentro del bloque de poder, caracterizado
por el Oncenio de Legua, el cual present la oportunidad histrica de aparicin de
movimientos de izquierda, de los cuales la gran mayora no dudaron en darle el apoyo
al nuevo rgimen en aparicin.
En este aspecto es donde Maritegui desviste su formacin intelectual articulada
desde Europa, y lo que respecta a la lectura que l tuvo de Marx en Italia, a la vista de
una formacin atrada por el pensamiento de personalidades como Piero Goretti y
Benedetto Croce, as como los estudios que hizo del pensamiento de George Sorel
revolucionario, tachado de hereja.27, articulador de una visin de la revolucin
enmarcada de una lucha sindical, la cual deba ser impulsada por la confeccin de una
fe, de un mito, que llevar a las clases ms oprimida a creer y luchar. Es esta forma de
mito, basado en la trasposicin del mito desde el mbito religioso al poltico28, lo llevar
a cuestionarse el prximo paso que deba darse para que en Per se pudiera hablar de
una lucha revolucionaria. Pero para dicha articulacin de ideas, Maritegui tendr que
armar un camino hacia la conformacin de un espritu en el Per que abrace su ideario
como forma de anlisis y lucha social.
Tras su llegada en 1923 a Per, Maritegui comenzar un incansable trabajo
intelectual y poltico que se ver reflejado en diversos aspectos, como lo fue en la
participacin en la Universidad Gonzlez Prada, su gran trabajo periodsticos y lo que
fue su mayor obra en el mbito de la discusin y reafirmacin de las ideas y esperanzas
socialistas: la creacin de la revista Amauta, en Septiembre de 1926.
Esta forma de entender la realidad, Maritegui lo plasmar en su participacin
dentro de los escenarios polticos e intelectuales peruanos. Es ah en donde tratar de
26
Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayectos herticos de Jos Carlos Maritegui. ed. cit. p. 17 27
Maritegui, Jos Carlos. Signos y Obras. Lima. Editorial Amauta. 1967 p. 119. 28
As lo seala Michael Lowy, en lo que respecta a esta transposicin: Lo que escribe Sorel es ms bien que los mitos revolucionarios ocupan el mismo sitio en la conciencia que la religin (el yo profundo) artculo titulado Mstica revolucionaria: Jos Carlos Maritegui y la religin. Pars. Centre dudes interdisciplinaires des Faits Religieux CNRS.
13
dar sentido a los distintos elementos que conforman su sociedad, tomando un actor que
en cierta manera la oligarqua nacional le daba la espalda, y que el marxismo sovitico
no reconoca dentro de sus parmetros, como es la figura del indio, quienes vivan aun
en comunas que formaban parte de la estructura social precolombina29 estructurando
el llamado ayllu. El sector indgena formaba el 80 por ciento del conjunto de la sociedad
peruana. Este nuevo actor social, en el sentido de anlisis, dar un giro que ser
trabajado por el propio Maritegui en el momento de hablar sobre el proceso
revolucionario que debe vivir Amrica Latina, y cmo la figura del indio debe ser la de
un personaje principal dentro de esta Historia nacional.
Por otro lado Maritegui tambin se formar dentro de la llamada generacin
nueva o denominada vanguardia, una agrupacin de intelectuales que conforman la
puesta en marcha de un proceso que se antepone al sistema imperialista, al capital
yanqui, y en ese sentido, al gobierno del presidente Legua. Dentro de esta generacin
Maritegui articular el Partido Socialista del Per.
Es por esto, que el siguiente trabajo tiene como objetivo central enfocarse en la
formacin del Partido Socialista Peruano, y cmo Maritegui tuvo que enfrentarse a
tpico diversos, dentro de una sociedad determinada como es la del Per de la
segunda dcada del siglo XX, articulando su pensamiento y accin en razn a su ideal
y mvil: el socialismo en Per. En este sentido, el ao de 1928, encierra el quiebre
poltico entre el amauta con el Apra de Vctor Ral Haya de la Torre, quien se encuentra
exiliado desde 1923 por orden del gobierno peruano y que desde el extranjero, intentar
junto a su agrupacin en 1928, dar vida a la transformacin de la alianza en partido
(Partido Nacionalista de Liberacin), lo cual producir el rechazo por parte de nuestro
pensador, y dar lugar a una necesaria aparicin del Partido Socialista del Per. Este
nuevo escenario pondr a Maritegui bajo nuevas problemticas en las cuales el
amauta deber ir enfrentando y, generalmente polemizando. En este sentido, nuestro
trabajo se encuentra dividido en tres captulos, articulados en razn al movimiento
histrico y de pensamiento en la vida de Maritegui. En el primer captulo nos
29
Franco, Jean. La cultura moderna en Amrica Latina. Mxico. Editorial Grijalbo. p. 95.
14
encontramos con ciertos elementos previos al ao 1928, los cuales nos pueden ayudar
a entender la formacin y entrelazado del pensamiento del amauta. El segundo captulo
encierra los sucesos acaecidos en el ao 1928, tanto la ruptura con el Apra, como la
formacin del Partido Socialista peruano, los dos hechos que articulan el tema central a
estudiar. Por ltimo, el tercer captulo aborda los elementos de pensamiento y accin en
Maritegui ocurridos a la postre de los sucesos de 1928, en lo que se destaca con
fuerza la labor dentro de Amauta y la internacionalizacin del Partido Socialista en su
participacin en la Primera Conferencia Comunista Latinoamrica de 1929.
En este sentido, abarcamos desde la perspectiva de hiptesis, en sealar que en
vista a los procesos econmicos, polticos, sociales y culturales que vive Per, a lo
largo de la dcada del 20, Maritegui estructurar un plan de trabajo alimentado en
diferentes tpicos de anlisis, los cuales sern plasmados, en sentido de lucha poltica,
dentro del Partido Socialista peruano y el trabajo a travs de la revista Amauta. Dos
momentos que paralelamente tendrn la intencin de engendrar el espritu socialista de
Jos Carlos Maritegui. De esta manera, queremos entender cules son dichos tpicos,
y cmo dentro de estos, el Partido creado por el amauta, dar lugar a una praxis poltica
de corte marxista y revolucionaria.
15
Captulo I: La adopcin de una fe.
No soy un crtico imparcial y objetivo. Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis
sentimientos, de mis pasiones. Tengo una declarada y enrgica ambicin: la de
concurrir a la creacin del socialismo peruano.
Jos Carlos Maritegui.
Como se seal anteriormente, este trabajo tiene como objetivo principal
comprender uno de los aos decisivos dentro de la formacin poltica e intelectual de
Jos Carlos Maritegui, correspondiente al ao de 1928, en donde la separacin de
nuestro autor con el Apra y la consiguiente fundacin del Partido Socialista peruano,
coinciden con el punto ms alto dentro de la formacin intelectual de Maritegui,
reflejada en su praxis. Si bien el ao que designamos para el estudio del pensamiento
de este autor lo consideramos relevante, es siempre importante entender cmo dicho
pensamiento se va dando forma a partir de los aos previos, en donde pueden darse
luces sobre la reafirmacin, eliminacin, o reestructuracin de tal o cual idea. Es por
esto que la labor es seguir y ver el movimientos de dichas ideas que en Maritegui
fueron dando lugar, desde su llega de Europa a Lima, en lo que respecta sobre todo a
su ideal socialista y marxista, los cuales se ven alejados de los tpicos oficialistas de la
poca, transformndolo, como dir Jos Aric, en un rara avis30, junto a A. Gramsci,
sobre todo por su labor intelectual ms que su condicin fsica, aunque esto no deja de
ser menos cierto en el momento de hablar de estos dos autores, como espritus libres,
ajenos a una normal de vida, en donde el sufrimiento de la carne se torna una
30
Como seala Jos Aric: Ocurre que, al igual que otros heterodoxos pensadores marxistas, l pertenece a la estirpe de las raras avis que en una etapa difcil y de cristalizacin dogmtica de la historia del movimiento obrero y socialista mundial se esforzaron por establecer una relacin indita y original con la realidad. Es por esto y no slo por su formacin italiana o por su muerte prematura o sus limitaciones fsicas, por lo que su figura evoca irresistiblemente la de ese gran renovador de la teora marxista que fue Antonio Gramsci. Aric, Jos. Introduccin Maritegui y los orgenes del marxismo latinoamericano. cit. p. XIII
16
condicionante, en cierta manera, de su formacin intelectual. Se har presente en ellos
la experiencia dolorosa del cuerpo.31
En este sentido, nos parece apropiado ir colocando ciertos elementos previos al
tema en cuestin, los cuales nos pueden dar orientacin del movimiento que el
pensamiento de Maritegui tiene y va formando.
Las conferencias de la crisis mundial de 1923.
Uno de los primeros trabajos ms importantes de Maritegui despus de su vuelta
de Europa son las conferencias sobre la crisis mundial en 1923, realizadas en la
Universidad Popular Gonzlez Prada, en donde gran parte de una nueva generacin de
intelectuales, entre ellos Vctor Ral Haya de la Torre participaban. Haya invit a
Maritegui a dar estas conferencias dentro de la Universidad Popular, desde junio de
1923 hasta enero de 1924, a fin de establecer una estrecha relacin entre el
proletariado urbano de Lima y el contexto poltico y social que viva Europa. En este
sentido, las conferencias tienen un tpico central: entender el panorama mundial y su
relacin con los movimientos polticos-sociales, en el orbe y en Per, los cuales estn
orientados hacia la crisis que vive Europa tras el trmino de la gran guerra, en donde
nuevas estructuras polticas aparecen.
Dentro de estas conferencias, Maritegui manifiesta la relacin e interconeccin de
los problemas de Europa con los de Per y el mundo en su conjunto, sealando que la
crisis tiene como teatro principal Europa; pero la crisis de las instituciones europeas es
la crisis de las instituciones de la civilizacin occidental32 Maritegui entiende esta
crisis como la posibilidad de dar paso a una revolucin, cambiando los paradigmas
previos, propios del siglo XIX. Yo participo seal Maritegui- de la opinin de los que
creen que la humanidad vive un periodo revolucionario. Y estoy convencido del prximo
31
Paris, Robert. Maritegui y Gramsci: prolegnes a un estudio contrastado de la difusin del marxismo. En Socialismo y Participacin. n23 p. 40 32
Maritegui, Jos Carlos. Historia de la crisis mundial. Lima. Editorial Amauta. 1971 p. 16
17
ocaso de todas las tesis social-demcratas, de todas las tesis reformistas, de todas las
tesis evolucionista.33
Algo importante a sealar es el pblico al cual va dirigida las conferencias: el
proletariado urbano de Lima. En efecto, en lo que respecta a la primera conferencia
hecha por Maritegui, nuestro autor sealar:
En esta gran crisis contempornea el proletariado no es un espectador; es un actor.
Se va a resolver en ella la suerte del proletariado mundial. De ella va a resolver en ella la
suerte del proletariado mundial. De ella va a surgir, segn todas las probabilidades y
segn todas las previsiones, la civilizacin proletaria, la civilizacin socialista, destinada
a suceder a la declinante, a la decadente, a la moribunda civilizacin capitalista,
individualista y burguesa. El proletariado necesita, ahora como nunca, saber lo que pasa
en el mundo.34
Dentro de estas conferencias, Maritegui ve en el proletariado, el eje de la
revolucin socialista, ve en l la vanguardia mundial, destinada a destruir la sociedad
capitalista en pos de estos nuevos ideales socialistas, teniendo en consideracin como
sealamos anteriormente, el hecho que el grupo conformado para estas conferencias
fue el proletariado urbano de Lima. Idea que Maritegui pronto dejar como tpico
nico, cuando la figura del indio comienza a plasmarse dentro de su ideario un ao
despus. Maritegui seal que:
Y si el proletariado, en general, tiene necesidad de enterarse de los grandes
aspectos de la crisis mundial, esta .necesidad es an mayor en aquella parte del
proletariado, socialista, laborista, sindicalista o libertaria que constituye su vanguardia;
en aquella parte del proletariado ms combativa y consciente, ms luchadora y
preparada; en aquella parte del proletariado encargada de la direccin de las grandes
acciones proletarias; en aquella parte del proletariado a la que toca el rol histrico de
representar al proletariado peruano en el presente instante social; en aquella parte del
33
Ibd. p. 22 34
Ibd. p. 16
18
proletariado, en una palabra, que cualquiera que sea su credo particular, tiene
conciencia de clase, tiene conciencia revolucionaria.35
Podemos dar a relucir una ferviente adhesin por parte de Maritegui a la idea de
vanguardia, aquel grupo que se encuentra, segn Maritegui, con conciencia de clase
frente a las problemticas de la sociedad y del proletariado. Este elemento de
vanguardia- o ms bien dicho concepto- tendr transformaciones en el pensamiento y
praxis de nuestro autor a lo largo de su vida. Como hemos sealado, podemos recalcar
que en estas conferencias, la figura indgena an no se asoma en el ideario
mariateguiano, siendo hacia esta problemtica su adhesin al ao siguiente, tomando
parte de la idea que, el indgena peruano, quien conforman ms del 80% de la
poblacin nacional, tiene como deber ser parte activa de su propia revolucin, dentro de
los mrgenes socialistas, rememorando la sociedad incsica previa a la conquista
espaola.
Cabe destacar en estas conferencias el carcter recproco que Maritegui le
atribuye a las problemticas internacionales. Los conceptos nacional e internacional
son incorporados como elementos complementarios en lo que respecta al anlisis de
dichas problemtica. Como seala Maritegui:
Y el Per, como los dems pueblos de Amrica, gira dentro de la rbita de esta
civilizacin, no slo porque se trata de pases polticamente independientes pero
econmicamente coloniales, ligados al carro del capitalismo britnico, del capitalismo
americano o del capitalismo francs, sino porque europea es nuestra cultura, europeo es
el tipo de nuestras instituciones. Y son, precisamente, estas instituciones democrticas,
que nosotros copiamos de Europa, esta cultura, que nosotros copiamos de Europa
tambin, las que en Europa estn ahora en un perodo de crisis definitiva, de crisis total.
Sobre todo, la civilizacin capitalista ha internacionalizado la vida de la humanidad, ha
creado entre todos los pueblos lazos materiales qu establecen entre ellos una
35
Ibd. p. 23
19
solidaridad inevitable. El internacionalismo no es slo un ideal; es una realidad
histrica. 36
Aquellos lazos materiales que se establecen entre los Estados, ese aglutinante de
lo internacional, merece ser visto tanto como un anlisis general (sentido
internacionalista), como de uno particular (sentido regional) de la realidad mundial, en
donde la complementacin de los dos aspectos tienen que ser resueltos en eso dos
tpicos. Si hablramos de un determinismo de lo internacional sobre lo nacional,
Maritegui no reconocera en el movimiento obrero la accin, la praxis para el desarrollo
del socialismo en la regin. Este elemento lo acompaar al momento de abordar cada
aspecto de la realidad nacional e internacional, encontrando no slo su base en el
estudio terico de sus planteamientos, como en los 7 ensayos, sino que ser tambin
en el escenario poltico.
Indigenismo en Maritegui.
Si bien Maritegui se destaca por haber sido un ferviente indigenista, la formacin
de su concepcin se llev a cabo bajo diferentes aspectos que pudieron ir dando
elementos con los cuales se produjo un hilo a la estructura de un pensamiento
particular del indgena, no solo peruano, si no latinoamericano. A lo largo de la Historia
peruana, como en la de otros pases de la regin, las rebeliones producidas por
comunidades indgenas, baaban los procesos llevados a cabo por la conquista, la
colonia y la repblica. Estas rebeliones estaban enmarcadas bajo la rearticulacin de
demandas propias de pueblos que se consideraban ajenos a los procesos que la
cultura occidental haba llevado a cabo. Son estos hechos los que llevarn a Maritegui
tomar conciencia de un mundo que se encontraba fuera de la orbe tradicionalista, la
cual ve lo nacional, lo peruano, desde la conquista hacia adelante, dejando todo lo
anterior, bajo el coto de lo prenacional, anlisis que posteriormente Maritegui
36
Ibd. p. 16
20
plasmar en los 7 ensayos. Sobre este nuevo mundo descubierto por nuestro autor,
Alberto Flores Galindo sealar:
Esas rebeliones formaban parte de un amplio ciclo iniciado desde el siglo XVI, en la
resistencia nativa a la conquista, prolongando posteriormente en la rebelin de Tpac
Amaru: la misma esperanza mesinica recorre durante siglos la historia andina,
mostrando que existe all una tradicin viva y diferente del hispanismo fomentado por los
intelectuales conservadores. Maritegui descubre de esa manera que el trmino
tradicin esa alianza estrecha entre los hombres del presente y los recuerdos- no es
un coto exclusivo del pensamiento reaccionario, porque existe una relacin diferente con
el pasado que no es la pasiva veneracin de los muertos, sino la lucha por la defensa de
una cultura que se niega a perecer.37
Como seala Osvaldo Fernndez, el punto de partida de esta idea (el tema
indgena) lo encontramos en un artculo que data de diciembre de 1924, donde define el
problema del indio como el problema primario del Per.38 Dicho artculo, que
posteriormente ser parte del texto Peruanicemos al Per, emite el acercamiento de
Maritegui a las corrientes indigenistas propias de este periodo, de las cuales trata de
otorgar un nuevo enfoque. En efecto, Maritegui no dejar por alto la labor del indio en
el desarrollo de su propia liberacin, elemento que est marcado en l, en lo que
respecta a la idea de nacin. Este sealar que la solucin del problema del indio tiene
que ser una solucin social. Sus realizadores deben ser sus propios indios.39
Maritegui apela a la fuerza del indio como forjador de su futuro, de su destino, y de su
identidad, a fin de romper las cadenas de la subyugacin patronal. En este sentido,
Maritegui sealar en sus 7 ensayos sobre la realidad peruana, que el problema del
indio es un problema econmico, un problema arraigado en la tierra. En efecto, la
estructuracin de la economa indgena en el Per, emanada desde el ayllu, elemento
ancestral, conocido como la comunidad agraria primitiva, es donde se hace factible
una economa de mbito comunista. Para Maritegui, ser el ayllu el elemento central
37
Flores Galindo, Alberto. La Agona de Maritegui. Lima. Centro de Estudios y Promocin del Desarrollo. 1980 p. 47 38
Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayectos herticos de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 57 39
Maritegui. Jos Carlos. Peruanicemos al Per. ed. cit. p. 33
21
de la vida econmica, social y cultural que envuelve a la poblacin indgena,
estructurando este modelo de actividad transverso a toda la Historia de Per, hasta el
presente. Si bien, el imperio Inka logr estructurar una sociedad sobre esta base, la
conquista desmembr la sociedad anterior, estableciendo sobre el antiguo imperio, las
bases de una economa feudal. Sobre las ruinas y los residuos de una economa
socialista, echaron las bases de una economa feudal.40
Pero para Maritegui, ni la conquista espaola, ni la formacin de la repblica
liberal, dieron paso a la destruccin del ayllu, si no, muy por el contrario, esta se
mantuvo casi intacta, manteniendo no solo su forma econmica, si no, todo lo que
implica su cultura, su sociedad, su visin de mundo. Para Maritegui, seala Robert
Paris- el ayllu atraves victoriosamente una serie de pruebas histricas. Y esto sucedi
gracias a su capacidad de adaptacin o simplemente porque representa el estado
natural41. En este sentido, ser para Maritegui, el ayllu, enmarcado en la sociedad
incsica, la demostracin de sociedad, dentro del Per, que fue capaz de plantearse
una economa que asegurara la vida y desarrollo de cada uno de sus habitantes. Con
esto, no se quiere decir que Maritegui quisiera retrotraer los procesos histricos, hasta
una sociedad igualmente parecida a la formadora del Tawantinsuyo, sino ms bien,
entender que existen ciertas matrices en la sociedad indgena, como lo es el ayllu,
capaz de enarbolar una superacin de la sociedad capitalista. En este sentido
Maritegui nos seala en sus 7 ensayos:
El dato demogrfico es, a este respecto, el ms fehaciente y decisivo. Contra todos
los reproches que en el nombre de conceptos liberales, esto es moderno, de libertad y
justicia, se puedan hacer al rgimen inkaico, est el hecho histrico positivo, material
, de que aseguraba la subsistencia y el crecimiento de una poblacin que, cuando
arribaron al Per los conquistadores, ascenda a diez millones y que, en tres siglos de
dominio espaol, descendi a un milln. Este hecho condena al coloniaje y no desde los
puntos de vista abstractos o tericos o morales o como quiera calificrseles de la
justicia, sino desde los puntos de vista prcticos, concretos y materiales de la utilidad. El
40
Maritegui. Jos Carlos. 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana. ed.cit. p. 9 41
Paris, Robert. La formacin ideolgica de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 183
22
coloniaje, impotente para organizar en el Per al menos una economa feudal, injert en
sta elementos de economa esclavista.42
No podemos dejar de lado la respuesta que se tiene acerca de Maritegui como un
pro-indigenista, enmarcado en una visin un tanto roussoniana de la realidad. El
amauta critica la imposicin de un sistema, como lo fue el feudal impuesta por los
conquistadores, el cual no es del todo mejor al sistema anteriormente destruido, el
comunismo incsico. Maritegui no considera al indio bueno solo por serlo, tratando
de romper el esquema paternalista y formal del pro-indigenismo. La levadura de las
nuevas reivindicaciones indigenistas sealar Maritegui- es la idea socialista, no
como la hemos heredado instintivamente del extinto Inkario, sino como hemos
aprendido de la civilizacin occidental, basada por ende, en el desarrollo de esta
ltima, en cuya ciencia y en cuya tcnica slo romanticismos utopistas pueden dejar de
ver adquisiciones irrenunciables y magnficas del hombre moderno.43 As, podemos ver
en la lectura de Maritegui una crtica a todo intento romntico, en el sentido regresivo
de la palabra de volver al imperio Inka.44
Tomando un poco esta visin que posee Maritegui hacia un enfoque socialista
del problema del indio, dicha adopcin tiene dos vertientes. Por un lado el tipo de
anlisis y el desarrollo del ideal. Esto quiere decir que el estudio que Maritegui realiza
del problema del indio- y a su vez de todos sus trabajos- lleva el acento de aquel
socialismo marxista. En segundo lugar, el ideal que promueve Maritegui va a un
enfoque sobre la liberacin del indio, al sealar que el socialismo ordena y define las
reivindicaciones de las masas, de la clase trabajadora. Y en el Per las masas,-la clase
trabajadora- son en sus cuatro quintas partes indgenas. Nuestro socialismo no sera,
pues, peruano -ni sera siquiera socialismo- si no solidarizase, primeramente con las
reivindicaciones indgenas.45 En efecto, en este artculo de la revista Amauta, en donde
42
Maritegui. Jos Carlos. 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana. ed.cit. p. 40 (el subrayado es nuestro) 43
Maritegui, Jos Carlos. Ideologa y Poltica. Editorial Amauta. Per. 1972 p. 167. 44
Lowy, Michael. El marxismo romntico de Jos Carlos Maritegui. Extrado de: http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-8/marxismo-y-romanticismo-en-la-obra-de-jose-carlos-mariategui 45
Maritegui, Jos Carlos. Ideologa y Poltica. ed.cit. p. 217
23
Maritegui polemiza con Luis Alberto Snchez- polmica vista ms adelante- nuestro
autor hace notar la finalidad del enfoque socialista dentro de su afiliacin indigenista.
Para Maritegui, el socialismo tiene como eje la liberacin y potencialidad del hombre,
en este caso, la liberacin del indio, por el indio. En este sentido, Maritegui articula un
nuevo foco de estudio, un nuevo objeto de estudio, desde la problemtica marxista. As
lo seala Nstor Kohan:
En esos estudios sobresale el tratamiento que el marxista peruano hace del
problema indgena. Remarcando la estrecha relacin que dicho problema an no
resuelto en nuestra poca- tena con el problema de la tierra. Maritegui investiga un
objeto de estudio inexistente en el modelo clsico de Europa Occidental. Ese nuevo
objeto de estudio es la comunidad indgena denominada ayllu.46
Maritegui apelar a la conformacin de un frente amplio que diera lugar a una
formacin de igualdad entre los indgenas de diferentes partes de la regin, a fin de
conocer sus problemticas, sus deseos y esperanzas. Algo que se dejar ver en un
ideal de Maritegui por ir articulando un frente nico en el Per del veinte, un cmulo de
fuerzas que si bien, no se definen, estn por un camino parecido.
Algo que no deja ser menos importante dentro de estos aos (1924), es la prdida
de su pierna derecha que sufre nuestro autor, debido a la enfermedad de la cual sufri
a lo largo de toda su vida. Este momento que marcar para siempre los aos que
siguen de vida para Maritegui, fueron sealados de la siguiente manera por Mara
Wiesse:
Pasaron varios das, despus de la operacin. Anita haba salido del Hospital a
atender al pequeo Sigfrido que estaba enfermo. Maritegui, a quien acompaaba un
amigo, levant las frazadas de su lecho. No senta dolor alguno en la pierna, sino un
adormecimiento y tena curiosidad de saber cmo estaba esa pierna. Fue entonces un
momento de inmenso desaliento el nico que manifest en toda su existencia el que
se produjo en el espritu de Maritegui. Al verse amputado, al constatar que iba a ser un
46
Kohan, Nestor. Razn universal, metafsica occidental y progreso histrico. Aproximaciones al marxismo crtico de Maritegui. Chile. Artculos filosficos. 1993. p. 30
24
invlido para el resto de su vida, tuvo una crisis de llanto verdaderamente pattica y se
halaba el cabello, en un arranque de desesperacin. 47
Esta prdida refleja en cierto aspecto una privacin fundamental para Maritegui
(quedar postrado en una silla de ruedas), lo que no impide que siga siendo escritor de
los diversos y ms polmicos trabajos en las diversas revistas de actualidad en el Per,
la creacin de Amauta, y la fundacin del partido socialista en su pas. Esta fuerza lo
demuestra en la carta enviada a la revista Claridad en Septiembre de 1924:
No quiero estar ausente de este nmero de Claridad. Si nuestra revista
reapareciese sin mi firma, yo sentira ms, mucho ms mi quebranto fsico. Mi mayor
anhelo actual es que esta enfermedad que ha interrumpido mi vida no se bastante fuerte
para desviarla ni debilitarla. Que no deje en m ninguna huella moral. Que no deposite en
mi pensamiento ni en mi corazn ningn germen de amargura ni de desesperanza. Es
indispensable para m que mi palabra conserve el mismo acento optimista de antes.
Quiero defenderme de toda influencia triste, de toda sugestin melanclica. Y siento ms
que nunca necesidad de nuestra fe comn.48
La fuerza de Maritegui para seguir con el estudio de la realidad, tanto nacional
como mundial, no ser frenada por este problema, y sern los prximos aos los ms
vigorosos para su pensamiento, en donde se ver enfrentado a diversas rupturas,
articulaciones, o por sobretodo, creaciones, como fue el caso de la revista Amauta.
Agona y mito dentro del marxismo.
Por el ao de 1926 Maritegui publica en la revista Variedades, y en Amauta meses
ms tarde, un escrito sobre el ltimo libro del espaol Miguel de Unamuno, autoexiliado
en Francia. El texto tiene como ttulo la agona del cristianismo, donde Unamuno, bajo
su visin existencialista, profundiza sobre el dogma cristiano. Maritegui, seala que lo
primero que nos muestra este libro es que su autor no es slo filsofo sino tambin
47
Wiesse, Mara. Jos Carlos Maritegui. Lima. Editorial Amauta. 1971 p. 35 48
Maritegui. Jos Carlos. Invitacin a la vida heroica (Antologa). Lima. Instituto de Apoyo Agrario. 1989 p. 207
25
fillogo49, ya que Unamuno se aventura en el desarrollo de un concepto, el cual
corresponde al de agona. Segn Maritegui, Agona no es preludio de la muerte, no
es conclusin de la vida. Agona como Unamuno escribe en la introduccin de su
libro quiere decir lucha. Agoniza aquel que vive luchando; luchando contra la vida
misma. Y contra la muerte.50 Para el escritor peruano, Unamuno nos muestra la agona
como la lucha constante de la vida, en lo que se quiere, se piensa y se siente. En este
sentido, agona pasa a ser una construccin y reconstruccin constante del
pensamiento y accin del ser, donde la lucha se estructura entre el pensamiento y la
realidad. Bajo este punto Maritegui tomar su visin de marxismo, har suya la
agona, sin antes, referirse a lo que l entiende por marxismo, en contraria posicin al
profesor de Salamanca. Maritegui sealar que explicndonos su pensamiento sobre
la historia que, de "otra parte es realidad, tanto o ms que la naturaleza", Unamuno
recae en una interpretacin equivocada del marxismo. Las doctrinas personales de Karl
Marx escribe el judo saduceo que crea que las cosas hacen a los hombres, han
producido cosas.51
Unamuno cree en la visin positivista y evolucionista del marxismo, que con fuerza
emanaba de los postulados de la II Internacional, y que marc en gran medida el
desarrollo de un pensamiento marxista encadenado hacia la misin de un dogmatismo
que lo har cercano al entendimiento decimonnico de ciencia. As, Maritegui,
entiende en el pensamiento del autor espaol, el acercamiento al materialismo vulgar,
el cual se afirmaba en el pensamiento de Marx como un dogma, como una serie de
postulados generales para entender la historia y la sociedad. Posteriormente seala
Maritegui:
La vehemencia poltica lleva aqu a Unamuno a una asercin arbitraria y excesiva.
No; no es cierto que Karl Marx creyese que las cosas hacen a los hombres. Unamuno
conoce mal el marxismo. La verdadera imagen de Marx no es la del montono
49 Maritegui, Jos Carlos, Signos y Obras. ed.cit. p. 116 50
Ibdem. 51
Ibd. p. 118
26
materialista que nos presentan sus discpulos. A Marx hace falta estudiarlo en Marx
mismo. Las exgesis son generalmente falaces. Son exgesis de la letra, no del espritu.
Y no es acaso Unamuno el ms celoso en prevenirnos, a propsito del cristianismo,
contra la inanidad y contra la falacia de la letra?52
Maritegui, no critica a Unamuno mas all de la forma en que l entiende el
marxismo, cuya exgesis se basa en la caricaturizacin de este pensamiento, es por
eso que apela a estudiar a Marx desde el Marx mismo, ya que el lapidario
entendimiento acerca del pensamiento de este autor radica en las bases positivistas, y
la necesidad del algunos seguidores de acercar el socialismo cientfico a la
cientificidad de las ciencias exactas, elementos que para Maritegui, no se encuentran
en Marx. Es por eso que el concepto de agona se afirmar para el pensador peruano,
en la idea de lucha constante por el desarrollo de un pensamiento que se acerque ms
a la realidad. Posteriormente seala:
Los que lo han continuado no han sido los pedantes profesores tudescos de la
teora de la plusvala, incapaces de agregar nada a la doctrina, dedicados slo a
limitarla, a estereotiparla; han sido, ms bien, los revolucionarios, tachados de hereja,
como Georges Sorel otro agonizante dira Unamuno que han osado enriquecer y
desarrollar las consecuencias de la idea marxista. El "materialismo histrico" es mucho
menos materialista de lo que comnmente se piensa. 53
Ac, Maritegui apela al desarrollo dinmico que debe tener el marxismo como
material de anlisis de la realidad social, el cual no se puede aferrar al amn de los
textos escritos por Marx, sino a la construccin, reconstruccin y cambio de los
planteamientos de Marx. Como sealar Jaime Massardo, este esfuerzo por historizar
la lectura de Marx aparece en Maritegui vinculado a la recuperacin de ese particular e
52
Ibd. p. 119 53
Ibdem
27
irreductible aspecto de la obra marxiana representado por la voluntad humana de
transformacin de la sociedad54. En este sentido:
De la misma manera en que Maritegui subraya que en Marx no existe un sistema,
que no existe una teora a aplicar, que Marx no parte de ninguna posicin filosfica a
priori, podemos ver que, consecuentemente, en el desarrollo de su propio trabajo, la
teora se re-crea, se re-funda en todo momento a la luz de las circunstancias, de las
situaciones concretas, de la re-lectura permanente de los hechos, constituyendo una
propia metodologa que expresa el componente propio de la tradicin historiogrfica
marxiana.55
Bajo este elemento, Maritegui intentar hacer posible un Per deseado, dentro de
los mrgenes de un Per real. Este es el punto cuando Maritegui seala que el
"materialismo histrico" es mucho menos materialista de lo que comnmente se
piensa., haciendo alusin al posicionamiento de la voluntad humana dentro del proceso
de trasformacin de la realidad.
Exactamente un ao antes a la publicacin sobre la Agona del cristianismo (1925),
Maritegui escribe un artculo titulado El hombre y el mito, en donde da cuenta de la
crisis del ideal de progreso que se haba germinado en el seno de la sociedad
burguesa industrializada, y que la Gran Guerra del 14 haba debilitado. Es ac donde
Maritegui expone de manera clara su aceptacin del concepto de mito bajo la visin
de George Sorel, argumentando que:
Pero el hombre, como la filosofa lo define, es un animal metafsico. No se vive
fecundamente sin una concepcin metafsica de la vida. El mito mueve al hombre en la
historia. Sin un mito la existencia del hombre no tiene ningn sentido histrico. La
54
Massardo, Jaime. Investigaciones sobre la Historia del marxismo en Amrica Latina. Santiago, Chile. Bravo y Allende Editores. 2001 p. 98 55
Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. ed. cit. p. 199
28
historia la hacen los hombres posedos e iluminados por una creencia superior, por una
esperanza sper-humana; los dems hombres son el coro annimo del drama.56
Maritegui entiende al hombre bajo el estimulo del mito, de aquella fe hacia un ideal,
el cual motiva al hombre hacia la realizacin de un proyecto, en este caso, Maritegui
apelar a la construccin de socialismo, ya que el mito del progreso burgus para l,
estaba muerto. Por otro lado, la construccin de un mito viene a complementar la fuerza
de un proyecto con bases histricas. Maritegui nunca separar el desarrollo de la
realidad social en la construccin de este mito. Algo muy cercano a lo que seala A.
Gramsci, al referirse al mito soreliano en la figura del prncipe moderno de Maquiavelo,
como una fantasa concreta que acta sobre un pueblo disperso y pulverizado para
suscitar y organizar su voluntad colectiva.57, es decir, a partir de las bases de la
realidad actual, el mito viene a armar el escenario para la construccin de una voluntad
colectiva. Para Maritegui la palabra mstica es tomada bajo el alero de la lucha, de
entrega total por un ideal, abordndolo como la dimensin espiritual y tica del
socialismo, a la fe en el combate revolucionario, al compromiso total por la causa
emancipadora.58
Maritegui entiende cierta asimilacin del socialismo con el cristianismo, en el
sentido de una fe que puede mover, accionar el espritu de las masas, a fin de poder
llevar un cambio, una revolucin. La asimilacin a una religin con el socialismo, es por
ende, en el sentido de una motivacin en la voluntad humana. Maritegui dir:
Pero este lenguaje relativista no es asequible, no es inteligible para el vulgo. El vulgo no
sutiliza tanto. El hombre se resiste a seguir una verdad mientras no la cree absoluta y
suprema. Es en vano recomendarle la excelencia de la fe, del mito, de la accin. Hay que
56
Maritegui, Jos Carlos. El alma matinal. Y otras estaciones del hombre de hoy. Lima. Editorial Amauta. 1972 p. 24 57
Antonio Gramsci. Poltica y Sociedad. Chile. Editorial Centro Grfico. 2006 p. 54 58
Lowy, Michael. Mstica revolucionaria: Jos Carlos Maritegui y la religin. CEME. Extrado desde: http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/mariategui_jc/s/mariategui_s0062.pdf
29
proponerle una fe, un mito, una accin. Dnde encontrar el mito capaz de reanimar
espiritualmente el orden que tramonta?59
La creacin de Amauta.
La revista Amauta, que ve la luz en Septiembre de 1926, es consignada por su
creador como una revista cuyo objetivo es el de plantear, esclarecer y conocer los
problemas peruanos desde puntos de vistas doctrinarios y cientficos.60 Es en su viaje
a Europa donde Maritegui toma contacto directo en la labor realizada por diferentes
movimientos polticos y figuras de la intelectualidad europea de izquierda, quienes ven
en el periodismo parte del trabajo formativo de una clase o sociedad en su conjunto.
El acercamiento a revistas tales como Clart, del francs Henri Barbusse y L`Humanit,
perteneciente al partido comunista francs, amplia la labor poltica y social de estos
elementos que son capaces de articular, no slo una opinin, sino tambin el desafo
constante de la problematizacin constante de los sucesos, sintindose activos, como
revistas y grupo, dentro de los hechos. Logra, como es el caso de Clart, seguir el
movimiento desde sus primeros nmeros, cuya labor atrajo a sus rangos no solo a los
intelectuales revolucionarios sino tambin a algunos intelectuales estacionados en
ideario liberal y democrtico61, hasta lograr llevar a cabo la Internacional del
Pensamiento hacia el camino de la Internacional Comunista.62 llegando a encontrar en
la figura de Barbusse la de un buscador de la inteligencia, cuya funcin de la
inteligencia es creadora63
Maritegui tena ya en mente, desde su llegada a Per, la idea de fundar una
revista64 enmarcada en el contexto de reunir un movimiento, un espritu65 que
Maritegui estaba viendo nacer en esta nueva generacin peruana. Ya en las
conferencias de 1923, se demuestra su necesidad de abarcar el espectro periodstico
59
Maritegui, Jos Carlos. El alma matinal. Y otras estaciones del hombre de hoy. ed. cit. p. 26 60
Maritegui, Jos Carlos. Presentacin de Amauta, en Ideologa y Poltica. ed.cit. p. 239 61
Maritegui, Jos Carlos. La Escena Contempornea. Lima. Editorial Amauta. 1970. p. 152 62
Ibdem. 63
Ibd. p. 158 64
Maritegui, Jos Carlos. Presentacin de Amauta. En Ideologa y Poltica. ed. cit. p. 137 65
Ibdem.
30
que se encontraba reunido en su gran mayora en las esferas propias de la pequea
poltica66:
En el Per falta, por desgracia, una prensa docente que siga con atencin, con
inteligencia y con filiacin ideolgica el desarrollo de esta gran crisis; faltan, asimismo,
maestros universitarios, del tipo de Jos Ingenieros, capaces de apasionarse por las
ideas de renovacin que actualmente transforman el mundo y de liberarse de la
influencia y de los prejuicios de una cultura y de una educacin conservadoras y
burguesas; faltan grupos socialistas y sindicalistas, dueos de instrumentos propios de
cultura popular, y en aptitud, por tanto, de interesar al pueblo por el estudio de la crisis
La nica ctedra de educacin popular, con espritu revolucionario, es esta ctedra en
formacin de la Universidad Popular.67
Amauta fue la revista de la cual Maritegui, como creador, le da el carcter funcional
dentro de las problemticas del Per actual de la dcada del veinte. En efecto, la revista
no era vista como conglomerado de elementos culturales que le daran la categora de
cultura. Amauta fue una revista que, al igual que su creador, se afiliaba a una idea y
una fe. En este sentido, Maritegui hace notar dicha fe y fuerza en la presentacin de
Amauta en Septiembre de 1926, donde seala:
Esta revista en el campo intelectual, no representa un grupo. Representa, ms
bien, un movimiento, un espritu. En el Per se siente desde hace algn tiempo una
corriente, cada da ms vigorosa y definida, de renovacin. A los fautores de esta
renovacin se les llama vanguardistas, socialistas, revolucionarios, etc. La historia no los
ha bautizado definitivamente todava. Existen entre ellos algunas discrepancias
formales, algunas diferencias psicolgicas. Pero por encima de lo que los diferencia,
todos estos espritus ponen lo que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear un
Per nuevo dentro del mundo nuevo. La inteligencia, la coordinacin de los ms volitivos
66
Ac se aplica el trmino pequea poltica a la utilizada por Antonio Gramsci: La gran poltica comprende las cuestiones vinculadas con la funcin de nuevos Estados, con la lucha por la destruccin, la defensa, la conservacin de determinadas estructuras orgnicas econmico-sociales. La pequea poltica comprende las cuestiones parciales y cotidianas que se plantean en el interior de una estructura ya establecida, debido a las luchas de preeminencia entre las diversas fracciones de una misma clase poltica. Gran poltica es, por lo tanto, la tentativa de excluir la gran poltica del mbito interno de la vida estatal y de reducir todo a poltica pequea (Giolitti, rebajando el nivel de las luchas internas haca gran poltica; pero sus vctimas eran objeto de una gran poltica, haciendo ellos una poltica pequea). Gramsci, Antonio. Notas sobre Maquiavelo, la poltica y el Estado moderno. Madrid, Espaa. Ediciones Nueva Visin. 1980. p. 83 67
Maritegui, Jos Carlos. Historia de la crisis mundial. ed. cit. p. 24
31
de estos elementos, progresan gradualmente. El movimiento -intelectual y espiritual-
adquiere poco a poco organicidad. Con la aparicin de Amauta entra en una fase de
definicin.68
Maritegui destaca la fase de definicin de la aparicin de la revista Amauta, cuya
finalidad es reunir aquella nueva generacin que germina en el seno de la sociedad
peruana, cuya renovacin enmarca nuevas visin, que Maritegui tiene la intencin de
acumular, y por ende, definir. Dicha intencin por definir va a la par con deseo de
Maritegui por polemizar. En efecto, Amauta polemiza con la intencin a dar lugar a
nuevas ideas, contraponindolas con las viejas, y estableciendo nuevos puntos de
anlisis. Esto se puede apreciar en la polmica que tiene Maritegui en esta revista con
Luis Alberto Snchez, en el artculo de Jos Carlos titulado Intermezzo Polmico, donde
seala:
Los indigenistas o pseudo-indigenistas, a su juicio, adoptan simultneamente los
puntos de vista de Valcrcel y Lpez Albjar. Pero ste es un error de su visin. Que se
contraste, que se confronte dos puntos de vista, no quiere decir que se les adopte. La
crtica, el examen de una idea o un hecho, requieren precisamente esa confrontacin,
sin la cual ningn seguro criterio puede elaborarse. Las tendencias o los grupos
renovadores no tienen todava un programa cabalmente formulado ni uniformemente
aceptado. Como he escrito, polemizando con Falcn, mi esfuerzo no tiende a imponer
un criterio, sino a contribuir a su formacin. Y, a riesgo de resultar demasiado
lapalissiano, debo recordar a Snchez que un programa no es anterior a un debate sino
posterior a l.69
Desde este punto se aprecia un elemento central dentro del pensamiento de
Maritegui, y por consiguiente, de su ideario socialista: la idea de la confrontacin de
ideas, dando lugar a nuevas etapas de pensamientos. Si era necesario establecer un
programa, era necesario confrontar las ideas, criticar, polemizar. Tal como seala
Massardo:
68
Ibd. p. 237 69
Maritegui. Jos Carlos. Intermezzo Polmico, en Ideologa y Poltica. ed.cit. p. 217
32
Va construyendo, lentamente, sin precipitaciones, sin romper con el APRA, al interior
de un frente nico- de hecho, Haya colaborar con Amauta hasta febrero de 1928-, una
lnea poltica afincada en el reconocimiento de la formacin social peruana, generando un
proceso continuo de acumulacin de fuerzas, de bsqueda de un consenso activo, de lucha
por la hegemona al interior de la direccin poltica del Per.70
En este sentido, podemos sealar la importancia que tiene para la revista la
presencia del otro para la polmica, y como otro, nos referimos a la contraposicin
ideolgica de determinados temas dentro de la articulacin de la revista, a inaugurar y
alimentar una confrontacin sobre los asuntos peruanos71. El otro se presenta como el
sujeto necesario para el dinamismo de las ideas, y por ende, la presencia de una
problematizacin de la realidad por parte de Maritegui y la revista. Es por esto que el
rasgo distintivo de Amauta iniciada en Septiembre de 1926- es esa extraa capacidad
de orquestar refuerzos variados y aparentemente contrapuestos.72
Bajo la visin de Alberto Tauro73,- una de las primeras visiones con respecto a la
existencia de la revista- Amauta comprende 3 periodos diferentes de vida: a) Primera
etapa que va desde el nmero 1 al 9, el cual termina con la clausura de la revista bajo
el complot comunista; b) Segunda etapa, enmarcada desde la reaparicin de Amauta,
desde el nmero 10, tras seis meses de receso, hasta la muerte de Maritegui, tras el
nmero 29, y; c) Tercera etapa, correspondientes a los nmeros 30, 31 y 32. La
distincin de Tauro se encierra solamente bajo tpicos temporales, enmarcando el
desarrollo cronolgico de esta. Por otro lado y esta es la que nosotros recogemos y
utilizamos para nuestro trabajo- nos encontramos con Osvaldo Fernndez, quien
separa la vida de la revista en dos etapas poltica e ideolgicamente distintas: a) el
primero que va del nmero 1 al 17; b) el segundo, que va desde el nmero 17, al 29.
Desde esta divisin, se entiende el primer periodo bajo el tpico de anlisis
nacional, en el cual Maritegui se encuentra inmerso. En este sentido, la primera etapa
70
Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. ed. cit. p. 221 71
Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayectos herticos de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 110 72
Flores Galindo, Alberto. La Agona de Maritegui. ed.cit. p. 57 73
Tauro, Alberto. Amauta y su influencia. Lima. Editorial Amauta. 1989. pp. 12-13
33
est marcada por los artculos que Maritegui destina a la interpretacin de la realidad
peruana. Es el marco poltico e ideolgico, en que se gestan los 7 ensayos.74
Interpretacin y anlisis que estar marcado -como lo sealar perspicazmente Jaime
Massardo- por un nuevo punto de partida de una renovacin historiogrfica75 que
establecer Maritegui en el Per, y cuya revista ser el espacio de ir articulndola,
dando espacio al estudios de nuevos actores sociales, como lo es el movimiento
proletario, que no ha sido reseado ni estudiado todava.76
Posteriormente se puede sealar que esta etapa tambin marca para Maritegui
una fase de aglutinamiento y decantacin, al mismo tiempo.77 La finalidad de este
periodo, es el de reunir distintas visiones de la realidad nacional y mundial, que
emergan de la llamada nueva generacin, teniendo independencia del pensamiento
articulado por nuestro autor. Tomando este punto, se podra contradecir con la
presentacin que Maritegui le da a la revista en 1926, al sealar que No hace falta
declarar expresamente que Amauta no es una tribuna libre, abierta a todos los vientos
del espritu. Los que fundamos esta revista no concebimos una cultura y un arte
agnsticos.78, sealando posteriormente el perfil de al agrupacin en torno a amauta:
Nos sentimos una fuerza beligerante, polmica. No le hacemos ninguna concesin al
criterio generalmente falaz de la tolerancia de las ideas.79 Estas palabras podran ser
vistas como elementos contrarios a la formacin que toma Amauta como revista que
polemiza, pero lo que hace Maritegui en la presentacin es dar cabida a un rechazo a
las ideas que se articulan al otro lado de la frontera ideolgica de Maritegui y los
socialistas peruanos de la dcada del veinte. Fernndez seala que en esta
presentacin domina el propsito de establecer los lmites, ms all de los cuales la
revista pudiera perder su identidad doctrinal.80 En este sentido, Maritegui, por medio
de la presentacin de la revista, manifiesta el veto a la llamada tolerancias de ideas,
74
Ibdem. p. 94 75
Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. ed. cit. p. 223 76
Maritegui, Jos Carlos. Ideologa y Poltica. ed. cit. p. 181 77
Ibdem. 78
Maritegui, Jos Carlos. Presentacin de Amauta, en Ideologa y Poltica. ed.cit. p. 238 79
Ibdem. 80
Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayectos herticos de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 98
34
posicionando a esta como una trinchera de la poltica. La revista demuestra que su
labor en lo que respecta a su primer periodo- es efectivamente el de estructural un
ideal socialista definido para Per.
Con respecto a Amauta, nos detendremos ac, con el fin de estructurar las
problemtica ocurridas en el ao de 1928, para as, retomar la revista, est vez como
pice en conjunto a otros elementos- de lucha en la vida de Maritegui, y de la
izquierda socialista en el Per.
Maritegui y el frente nico.
Maritegui apelaba a la lucha de las fuerzas de izquierda a travs de la formacin
de un frente nico en Per, teniendo en consideracin que aquello significaba el aporte
hacia el establecimiento de una fuerza contrahegemnica frente a la decadencia de la
oligarqua peruana, cuya crisis se vea reflejada con el gobierno de Legua. Maritegui
apelar hacia la formacin de este frente nico, que para l en un comienzo, se poda
ver reflejado en el APRA, donde la composicin era la de un frente cuya organizacin
se haba formado producto de las convergencias histricas del movimiento obrero e
intelectual peruano, a partir de la reforma universitaria. Dichos grupos estaban
aglutinndose en torno a las Universidades Populares Gonzlez Prada (UPGP), y de la
revista Claridad, ambas fundadas y dirigidas por Haya de la Torre.81.
Maritegui, tras su llegada de Europa, se incorpora al APRA, teniendo en
consideracin las problemticas ideolgicas que en ella se encontraban, ya que su
visin marxista de la realidad y lucha poltica, no primaba dentro del frente, pero si lo
hacan gran parte de sus demandas. As se refleja en su escrito sobre el 1 de Mayo en
1924:
El 1 de Mayo es, en todo el mundo, un da de unidad del proletariado
revolucionario, una fecha que rene en un inmenso frente nico internacional a todos
81
Quijano, Anbal, nota introductoria Captulo III: Carcter de la revolucin y del partido: Debate con el APRA. Texto Jos Carlos Maritegui, Textos Bsicos. Lima. Fondo de Cultura econmica. 1991 p. 121.
35
los trabajadores organizados. En esta fecha resuenan, unnimemente obedecidas y
acatadas, las palabras de Carlos Marx: "Proletarios de todos los pases, unos". En esta
fecha caen espontneamente todas las barreras que diferencian y separan en varios
grupos y varias escuelas a la vanguardia proletaria.82
Y posteriormente prosigue:
Mi actitud, desde mi incorporacin en esta vanguardia, ha sido siempre la de un
fautor convencido, la de un propagandista fervoroso del frente nico. Recuerdo haberlo
declarado en una de las conferencias iniciales de mi curso de historia de la crisis
mundial. Respondiendo a los primeros gestos de resistencia y de aprensin de algunos
antiguos y hierticos libertarios, ms preocupados de la rigidez del dogma que de la
eficacia y la fecundidad de la accin, dije entonces desde la tribuna de la Universidad
Popular: "Somos todava pocos para dividirnos. No hagamos cuestin de etiquetas ni de
ttulos."83
Maritegui tiene como premisa, en lo que respecta al frente nico hasta 1928, la
estructuracin de dicho frente sin ningn rtulo fijo, si no como la fuerza aglutinante de
las nuevas generaciones y vanguardias del mundo de izquierda, obrero, intelectual e
indigenista, ya que dicho aglutinamiento, como se seal anteriormente, creara un
posicionamiento contrahegemnico frente al rgimen establecido. Como seala
Osvaldo Fernndez:
Durante un primer periodo, el aspecto convocante del discurso, es tan importante
como su propsito anti-oligrquico. Apresurar la toma de conciencia de estos sectores
intelectuales, era por el momento prioritario, y exiga proposiciones concretas. Las
alusiones a la joven generacin, la definicin de este sujeto histrico como un acto de
renovacin84
Maritegui enfocaba su trabajo poltico y esto es visto durante todo el periodo de
su vuelta a Per- a travs de toda institucin creada y articulada desde bases
populares. Ya en las conferencias de 1923 el amauta sealaba que despus de la
82
Maritegui, Carlos Jos. El 1 de Mayo y el frente nico, en Ideologa y poltica. ed.cit. p. 107 83
Ibdem. 84
Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayecto hertico de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 44
36
guerra, la situacin ha cambiado. El campo proletario, como acabamos de recordar, no
est ya dividido en socialistas y sindicalistas; sino en reformistas y revolucionarios.85
Maritegui entiende el trabajo unitario como parte de un ir a las masas86, lo que estar
muy cercano a las proposiciones del III Congreso de la Internacional Comunista de
1921, donde surge la idea de un frente nico proletario, en la cual se insiste en una
necesaria alianza con otras clases y ya no se piensa en partidos monolticamente
obreros87. En este sentido el III Congreso -con su lnea amplia y su estrategia a largo
plazo- fue el que form a Maritegui88 esta visin ser la que posteriormente se ver
enfrentada a las polticas ms cerradas de la Internacional Comunista, sobre todo con
la apertura del tercer periodo, en 1928 con la consigna clase contra clase, con lo
cual se puede sealar que es la distancia dir Robert Paris- entre sus posiciones
obstinadamente unitarias, como el proyecto de participar en un frente anti-
imperialista, y las tesis del tercer periodo, desde ese momento en vigor en la
Internacional Comunista, lo que explica, en buena parte, la condena de sus tesis por la
conferencia comunista de Buenos Aires en 192989
As es como la articulacin de frente nico prima a Maritegui debido a la
articulacin de esta nueva generacin, descontenta por el rgimen, por lo cual el
amauta tendr como objetivo priorizar la unidad de la clase por sobre tempranas
disputas ideolgicas.90 Para nuestro autor, el frente nico tambin llevaba consigo el
acercamiento de los diversos sectores sobre el marxismo y su visin de lucha social. En
efecto, a pesar del orden de convocacin del frente, Maritegui pone en juego el factor
polmica como forjador de sus ideas y las del frente. En este sentido, la labor de
Amauta es fundamental para entender el doble trabajo de Maritegui, como
conformador del frente y expositor de sus ideas, las cuales son colocadas al debate,
levantadas, botadas, reconstruidas y reformuladas, movimientos de las ideas, de la cual
85
Maritegui, Jos Carlos. Historia de la crisis mundial. ed. cit. p. 21 86
Flores Galindo, Alberto. La Agona de Maritegui. ed.cit. p. 75 87
Ibdem. 88
Ibdem. 89
Paris, Robert. Maritegui y Gramsci: prolegmenos a un estudio contrastado de la difusin del marxismo. Artculo de la Revista Socialismo y participacin, n 23, p. 40 90
Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. ed. cit. p. 219
37
Maritegui encontraba el valor nutrido de estas. Para l el frente nico no anula la
personalidad, no anula la afiliacin de ninguno de los que lo componen.91 Pero esto
puede ser puesto en duda, frente a la formacin del Partido Socialista en 1928. Este
elemento debemos seguir analizndolo en los siguientes captulos.
91
Maritegui, Carlos Jos. El 1 de Mayo y el frente nico, en Ideologa y poltica. ed.cit. p. 108
38
Captulo II: 1928, ao de rupturas
Ningn espritu sensible a la vida puede colocarse al margen de la poltica. La
poltica en esos periodos no es una menuda actividad burocrtica, sino la gestin y el
parto de un nuevo orden social.
Jos Carlos Maritegui
El ao de 1928 se presentar para Maritegui como un ao de cambios y rupturas,
en donde el desarrollo de su pensamiento se encuentra ms vivo, pero a su vez, se
presenta como periodo de discusin y quiebres paradigmticos, correspondientes al
desarrollo histrico del Per y del mundo. Como ya se haba sealado, dos hechos
sern los pilares en donde Maritegui se enfrentar, a fin de dar vida a un proceso ya
encaminado en Amauta: la de dar forma a un socialismo peruano, y latinoamericano.
Dichos hechos son la separacin con Haya de la Torre y la formacin del Partido
Socialista del Per, este ltimo bajo la direccin de Maritegui, y la cual estar en
asperezas con los deseos de la Internacional Comunista de articular un Partido
comunista en el Per.
Por otro lado, estos hechos darn lugar a un nuevo clima poltico e intelectual en la
vida de Maritegui, ya que la presuntuosa formacin del Partido Socialista del Per
responde a toda su labor, ya visto en Amauta y otros trabajos, y desencadenar el
debate dentro de nuevas categoras planteadas, entre esos cabe destacar en Defensa
del marxismo: polmica revolucionaria.
La finalidad de este captulo es el de establecer los mrgenes temporales e
histricos en los cuales se dan los dos hechos mencionado, junto con un acercamiento
a la estructura programtica del Partido formado por el amauta, a fin de poder
introducirse de mejor manera en el desarrollo del pensamiento de Maritegui desde
1928 en adelante.
Maritegui y la ruptura con el Apra.
El 22 de Enero de 1928, desde Mxico, los apristas emitieron un artculo titulado
Esquema del plan de Mxico la formacin de un as llamado Partido Nacionalista
39
Libertador (PNL)92, cuyo objetivo principal era llevar a la presidencia a Vctor Ral Haya
de la Torre, con un programa vinculado a una concepcin antiimperialista de la realidad
peruana, tanto a nivel econmico, como poltico. Dicha idea, se sustentaba en el PNL
bajo la forma de nacionalismo. Haya de la Torre vea en el Per una sociedad capaz de
articular una revolucionaria labor de independencia econmica, haciendo factible el
lema Tierra y Libertad. Un cierto acercamiento que Haya obtuvo de su estancia en
Mxico, en donde recientemente se haba fraguado la revolucin campesina de 1910.
Las discrepancias que se dan entre Maritegui y el nuevo grupo de liberacin
nacionalista conformado por Haya de la Torre y sus partidarios en Mxico, se articulan,
como gran aspecto, en el carcter negativo que vio Maritegui en la articulac