Post on 29-Mar-2016
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Juego Literario de Medellín
Una forma gozosa de cultivar lectores
© Alcaldía de Medellín
Sergio Fajardo Valderrama
Alcalde
Juan Manuel Valdez
Secretario de Cultura Ciudadana
Adriana Sampedro Cuartas
Subsecretaria de Cultura Ciudadana
Coordinación Juego Literario
Gloria María Giraldo de la Cuesta
Servicio Móvil de Lectura, Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín
Edición académica
Gloria María Giraldo de la Cuesta
Juan Pablo Hernández Carvajal
Textos
Ricardo Aricapa
Diseño y diagramación
Saúl Álvarez Lara
Fotografías
Servicio Móvil de Lectura, Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín
Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra
Utopía Urbana Ltda.
ISBN:
Medellín, septiembre de 2007
Juego Literario de Medellín
Una forma gozosa de cultivar lectores
Las palabras continúan habitando la ciudad
El por qué de este libro
15 años creciendo
Un oso que antojó a los niños
Vuelve y juega
Llegan los poetas
Con la peor señora del mundo
Un encuentro entre conjuros y sortilegios
Las luces del nuevo siglo
Willy en Medellín
Un Chigüiro camina por las aulas
Juego con un autor que ya no está
2007, el juego se multiplica
Cómo se ha jugado
Arranca la lectura
La escritura, ejercicio imprescindible
Los encuentros zonales
Sesión final con el autor
J u e g o L i t e r a r i o
Sumario
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J u e g o L i t e r a r i o
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Las palabras continúan habitando la ciudad
El Juego Literario de Medellín es un proyecto de promo-
ción de lectura de la Secretaría de Cultura Ciudadana del
Municipio de Medellín que busca contribuir a la formación
de lectores y escritores en la ciudad. Esta propuesta vincula
a niños, jóvenes, maestros, bibliotecarios y promotores de
lectura con destacados autores contemporáneos de la lite-
ratura infantil y juvenil a partir de actividades de carácter
cultural y educativo, basadas en la participación, el juego
y la creación.
Durante sus quince años de realización continúa,
el Servicio Móvil de Lectura, adscrito a la Secretaría de
Cultura Ciudadana, ha liderado este proyecto de ciudad
en el cual han participado reconocidos autores nacio-
nales e internacionales y se han beneficiado más de
12 mil niños y jóvenes vinculados a 331 instituciones
educativas de la ciudad.
Como una manera especial de celebrar sus
quince años, la Secretaría de Cultura Ciudadana
del Municipio de Medellín, dentro de su Plan de
Lectura Medellín una ciudad para leer, y con el
apoyo del Ministerio de Cultura de España y la
Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra,
hace posible que las palabras continúen ha-
bitando la ciudad mediante una programa-
ción especial en la cual se incluye la visita
de 20 autores, nacionales e internaciona-
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les, la realización de talleres de promoción de lectura, tertulias
literarias y encuentros con autores desde Instituciones Educa-
tivas y Parques Biblioteca.
El XV Juego Literario llega a 120 espacios culturales de la
ciudad y beneficia a más de 50.000 niños y jóvenes escolares.
Así mismo, ofrece una nutrida programación en la Fiesta del
Libro y la Cultura y una interesante agenda académica en el
XVI Seminario de Literatura Infantil de Medellín.
Esperamos que esta publicación contribuya a la forma-
ción de ciudadanos lectores y ha hacer de Medellín la más
educada.
Sergio Fajardo Valderrama
Alcalde de Medellín
J u e g o L i t e r a r i o
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El por quéde este libro
Colombia es un país de pocos lectores, donde el libro es
un objeto extraño, ajeno a las actividades cotidianas. Se cal-
cula que su índice de lectura es de menos de un libro por
persona al año, cuando, según la UNESCO, un buen índice par
un país no debe bajar de 2.5 libros por persona al año.
Nuestros niños leen poco y con frecuencia mal. Por lo ge-
neral leen por obligación o compromiso, sin paladear el texto,
sin interiorizarlo, sin extraer de él todos los matices e interpre-
taciones posibles; cuando no es que lo leen como una tortura.
Con consecuencias socialmente lesivas, si se tiene en cuenta
que la lectura es irremplazable en la construcción de una só-
El Colombiano. Martes 21 de Noviembre de 2006
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lida base cultural. Sin una formación temprana en el hábito de
la lectura, difícilmente un adulto será amigo de los libros. El
acto de leer no será para él lo que Jorge Luis Borges dijo que
es: una de las formas de la felicidad humana.
Y son la niñez y la adolescencia las etapas de la vida don-
de es posible incidir de manera más efectiva en la formación
de sólidos hábitos de lectura. Mientras más temprano tenga
una persona su encuentro con el libro, más probabilidades
tendrá que éste, el libro, pase a ser un elemento indispensa-
ble en su universo afectivo y cognoscitivo. En consecuencia,
corresponde a la escuela y a la biblioteca hacer el mayor es-
fuerzo en esta materia.
Pero, paradójicamente, es la misma escuela la que frena
la relación placentera entre el libro y el niño, al convertir la lec-
tura en una carga académica más, en una aburrida y tediosa
obligación; además en competencia franca con la Internet y la
tecnología digital, que le ofrecen al niño una variada gama de
juegos divertidos y pasatiempos, sin exigirle mucho esfuerzo
crítico y analítico. Es tal vez por eso que a nuestras universi-
dades los bachilleres llegan cargados de un pobre equipaje de
lecturas, que no van más allá de los textos obligados de los
cursos de literatura y filosofía, y de lecturas sueltas de libros
de autoayuda y superación personal.
¿Qué hacer entonces para que los niños y los jóvenes
lean? ¿Cómo lograr lectores autónomos y críticos y a la vez
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felices? ¿Cuál es la función del padre de familia, del maestro
y del bibliotecario en esa tarea? ¿Qué estrategias se deben
utilizar? ¿Cuáles son los libros más adecuados? Estas, y otras
más, son las preguntas que ha tratado de resolver en la prác-
tica el Juego Literario de Medellín.
El Juego Literario es una estrategia de promoción de la
lectura participativa que lidera en la Secretaría de Cultura Ciu-
dadana de Medellín en establecimientos educativos públicos
y privados de los niveles de educción básica y secundaria.
Es fundamentalmente un proceso pedagógico, una completa
propuesta de acción con el libro que rompe sustancialmente
los anticuados esquemas que han regido la relación del alum-
no con la lectura.
Parte de la invitación a un autor reconocido en el ámbito
de la literatura infantil y juvenil, cuyos libros serán material de
lectura de todos los actores y dinamizadores involucrados en
el juego: estudiantes, educadores, bibliotecarios, promotores
de lectura, talleristas y padres de familia.
Durante varios meses todas estas personas hacen par-
te de un proceso que empieza por la escogencia del autor
invitado y los establecimientos educativos participantes. Lue-
go desarrolla una amplia gama de actividades y talleres de
lectura, concursos, juegos de palabras, puestas en escena,
representaciones artísticas, cruce de cartas, diarios persona-
les, periódicos murales, carreras de observación… La lista es
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larga, porque son ilimitadas las actividades creativas y lúdicas
que pueden animar el proceso de lectura, que termina de la
mejor manera que puede terminar: con el encuentro cara a cara
con el autor invitado, con ese desconocido de quien tanto han
hablado y a quien tanto admiran porque han leído sus obras al
derecho y al revés.
Y en materia de autores, el Juego Literario de Medellín los ha
tenido de primer nivel: Roald Dahl, Ana María Machado, Anthohy
Brown, Francisco Hinojosa, Jordi Sierra i Fabra, David Chericián,
Sergio Adricaín, Antonio García Teijeiro, Hernán Rodríguez Cas-
telo, entre los extranjeros; Yolanda Reyes, Irene Vasco, Ivar Da
Coll, Evelio José Rosero, Celso Román, entre los colombianos.
“El Juego Literario es una puerta que se nos abre con solo
empujarla y que adentro esconde un mundo lleno de conoci-
mientos, de satisfacción y de entretenimiento. Me siento afor-
tunada porque me interesé más en leer y maduré un poco más
como persona”, escribió en su diario personal la niña Deisy Her-
nández Ramírez, del grado 11º del Liceo Consejo de Medellín, y
con eso resume todo el sentido y los alcances de este singular
evento de lectura que este año 2007 cumple 15 años de exis-
tencia. Y es singular porque una experiencia similar no existe en
ningún otro país de habla hispana, dicho por todos los escrito-
res extranjeros que han participado.
El objetivo de este libro es enterar al lector, a manera de
crónica, de la evolución que ha tenido el Juego Literario en sus
diferentes etapas, hasta llegar a ser lo que es hoy: un evento
pedagógico de alcance a toda la ciudad, una herramienta
que ha probado ser eficaz en la lucha contra la apatía por
el libro y la lectura. También se describen en detalle la
metodología y las pautas del Juego, que pueden ser
aplicadas por los educadores y promotores de lectura en
cualquier institución educativa...
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...espero que disfruten su lectura.
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J u e g o L i t e r a r i o
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A principios de los años 90 la promoción de
la lectura era una actividad que en los estable-
cimientos educativos de Medellín se cumplía de
una manera que se podía calificar de rutinaria y es-
quemática. No iba más allá de lo que los maestros
y profesores de escuelas y colegios lograran hacer
en sus clases de español y literatura, y no incluía
estrategias creativas y dinámicas que involucraran
gozosamente a los niños en la lectura.
En una palabra, en la ciudad el recurso de la
lúdica no se utilizaba en la formación de niños lec-
tores, cuando ésta ya era una tendencia que venía
ganando espacio. En Bogotá, por ejemplo, ya había
tenido lugar una experiencia de Juego Literario, en
1988. Se realizó por iniciativa de la bibliotecóloga
Silvia Castrillón, directora en ese momento de Fundelectura,
y reunió más de 300 niños entre 11 y 14 años en torno a la
novela Por todos los dioses, del escritor Ramón García Do-
mínguez, quien estuvo presente en el evento.
En aquellos años existía en Medellín un programa de pro-
moción de lectura en los barrios y áreas rurales que carecían
de bibliotecas, más conocido como el Bibliobús, porque los
libros se llevaban a las escuelas y colegios en un bus adapta-
do como biblioteca ambulante. Fue un vehículo que Colcul-
tura le donó al Municipio de Medellín para llevar servicios de
lectura a zonas carentes de bibliotecas. El servicio Bibliobus
15 años creciendo
estaba adscrito a la Secretaria de Educación y Cultura, y lo
dirigía la bibliotecóloga Gloria María Giraldo de la Cuesta quien
tuvo la idea de replicar en Medellín un Juego Literario similar
al realizado por Fundalectura en Bogotá, con las debidas va-
riaciones.
Lo curioso fue que en un principio la gente de las zonas a
las que iba el Bibliobús creyó que la función de éste era llevar
almuerzos a las escuelas, porque, por su parecido, lo confun-
dían con el furgón de la Secretaría de Bienestar Social que iba
de barrio en barrio surtiendo los restaurantes escolares. Cuan-
do vieron que no era comida lo que llevaba sino libros, la gen-
te protestó. Dijo que para qué libros, que lo que necesitaban
era comida. “Fue difícil hacerles entender que los libros son
también alimento, alimento espiritual, tan importante como el
material”, recuerda Gloria María.
La novela escogida para aquella primera experiencia de
juego con la lectura —prueba piloto podría llamarse—, fue
Matilda, del inglés Roald Dahl, que trata de una niña a quien
le fascinan los libros, pero no puede leerlos. Los adultos se lo
prohíben porque consideran la lectura una actividad estúpida,
impropia para una niña. Entonces Matilda sufre su suerte y
lucha por su derecho a leer, con su maestra y la bibliotecaria
de su barrio como únicos apoyos.
Se escogieron 180 niños de dos escuelas, quienes leyeron
Matilda en sus clases de español bajo la conducción de sus
maestros. Una vez todos la leyeron, se reunieron en el Centro
Educativo y Cultural La Floresta para hacer un juicio a los res-
ponsables del mal trato a Matilda, es decir, un juicio a los adul-
tos. En eso consistió el Juego. Los mismos niños nombraron el
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jurado, los fiscales y los abogados de la defensa. Se analizó la
relación de los personajes adultos con Matilda, y la responsa-
bilidad que a cada uno le cabía por la mala educación que le
estaban dando, lo cual generó un interesantísimo debate en
el que los niños se divirtieron, aprendieron, cuestionaron y
acusaron. Hablaron de cosas como el machismo y el maltrato
a las mujeres y a los menores, del respeto a los gustos y la li-
bertad del otro. Y algunos lo hicieron con tal vehemencia que
por momentos provocaron el sonrojo de los maestros y pa-
dres de familia que se encontraban en el Centro Educativo.
Como el balance fue positivo se decidió repetir la expe-
riencia. Así que Gloria María, en asocio con la bibliotecóloga
Francia Santamaría, directora de la Biblioteca de Primaria de
la Universidad Pontificia Bolivariana, programaron para el se-
gundo semestre de 1993 la primera versión del Juego Litera-
rio de Medellín, como de una vez quedó bautizado el evento.
La idea era hacerlo con una buena logística y organiza-
ción, en un escenario más cómodo y espacioso, y con mayor
compromiso por parte de los maestros de las escuelas y co-
legios invitados. Y lo más importante: con la presencia del
autor de la novela leída por los niños. Ese era realmente
el quid del juego: que después de la lectura los ni-
ños se encontraran con el autor de la novela, para
escucharlo, aplaudirlo, tocarlo y preguntarle cosas
sobre su literatura y su vida. La expectativa por
conocer y encontrarse con el autor en persona, sin duda
mantendría en azogue permanente el interés de los niños por
la novela leída, y sería un ingrediente dinamizador de toda la
actividad.
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Las dos instituciones educativas invitadas al Jue-
go Literario fueron la escuela pública Sor Juana
Inés de la Cruz, ubicada en Pedregal, un barrio
popular de la zona noroccidental de la ciudad, y
la Preparatoria de la UPB, de carácter privado. Se
escogieron los estudiantes de los grupos de grado
quinto en ambos planteles —unos 200 en total—
con sus respectivos maestros, que actuaron como promoto-
res y animadores de la lectura en sus clases, actividad a la cual
debían dedicarle por lo menos dos horas a la semana.
El escritor invitado fue el polifacético Luis Carlos Neves,
escritor brasilero de literatura infantil, poeta, profesor de ni-
ños, autor y actor de obras de teatro, además abogado con
especialización en Ciencias Políticas y Derecho del Ambiente.
Para ese momento había ganado varios premios en concursos
de cuentos y dramaturgia infantil en Venezuela y Colombia y
tenía 15 libros publicados, entre los cuales se destacan Antojo
de Oso, Hazañas del sapo Cururu, Arias Imaginarias y Carabela
Calavera, obra ésta que narra la historia de una niña y el fan-
tasma de un pirata irlandés que habita un barco antiguo.
Varias circunstancias se conjugaron para que Neves fuese
el escritor invitado al Primer Juego Literario. Una: era un autor
reconocido, cuya obra Antojo de Oso se conseguía fácil en el
mercado. Lo había publicado Edilux en su colección de litera-
tura infantil. Otra: Neves había hecho la promesa de volver a
Medellín, la vez que aquí estuvo recibiendo el Premio Enka de
Un oso que antojóa los niños
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Literatura Infantil por su novela Carabela Calavera; premio que
por cierto recibió en una ceremonia que a él, según dijo, le pare-
ció triste porque no había un solo niño presente. Tanto así que al
día siguiente se fue para un jardín infantil de la ciudad a compartir
un rato con los niños, que quedaron encantados con su cadente
acento brasilero y sus artes de teatrero: les contó historias, les
hizo trabalenguas y les leyó versos. Ese fue el día que prometió
regresar: para compartir un día completo con los niños paisas.
Y la última circunstancia: Neves anunció su presencia en
Medellín para octubre de 1993, como ponente invitado al VI Se-
minario de Literatura Infantil de Medellín, evento que con el aus-
picio de la Secretaría de Educación Municipal cada año reunía
en Medellín a escritores y especialistas en temas de literatura y
pedagogía de América Latina. Los organizadores del Juego Lite-
rario celebraron y aprovecharon esa feliz coincidencia de fechas
para invitar a Neves a participar como autor invitado, dado que
el Servicio Móvil no tenía fondos suficientes para costear el viaje
de un escritor extranjero. Tal vez sobre decir que Neves aceptó la
invitación complacido.
La novela escogida para el Juego Literario fue Antojo de Oso,
y la única leída por los niños porque de Neves no se conseguían
más obras en las librerías. Antojo de Oso es la historia de un in-
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vestigador que llega a un pueblo en busca de un baquiano
que lo acompañe a buscar el oso frontino, una especie en
vía de extinción. El baquiano es tío de Ernesto, un niño de 12
años, protagonista de la novela, quien los acompaña en la
aventura, pero no sin aprensión porque piensa que la inten-
sión secreta del investigador es matar al oso. ¿Debe actuar
para impedirlo? ¿Debe regresar a casa?, son las preguntas
que afligen a Ernesto a medida que avanzan en la búsqueda
del oso. Es una aventura sembrada de bosques, dudas, asom-
bros y risas.
La fecha del encuentro de los niños con Neves se fijó para
el 14 de octubre, pero en las aulas empezaron a leer Antojo
de Oso desde el mes de agosto, una vez regresaron de las
vacaciones de mitad de año. Y en este punto vale señalar una
novedad que resultó importante para la dinámica del Juego
Literario. Resulta que el servicio del Bibliobus cumplió su vida
útil y en su reemplazo se creó el Servicio Móvil de Lectura,
también a cargo de Gloria María Giraldo. Se llama así porque
los libros llegaban a los planteles educativos dispuestos en
colecciones itinerantes llamadas cajas viajeras, y en cada
plantel permanecían una temporada antes de pasar a otro, y
luego a otro y así sucesivamente. Era un servicio más versátil
que el Bibliobús y de mayor impacto, razón por la cual tuvo
un apoyo especial de la Consejería de la Presidencia para Me-
dellín, que entonces dirigía Jorge Orlando Melo, y que consis-
tió en una asignación presupuestal para la compra de libros.
Más adelante, la misma Concejería donó un vehículo que se
acondicionó de manera adecuada para el transporte de las
colecciones de libros que desde el Servicio Móvil de Lectura
llegaban a las escuelas urbanas y rurales de la ciudad.
Así que fueron los promotores de lectura del Servicio
Móvil quienes llevaron Antojo de Oso a los dos planteles edu-
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cativos seleccionados, y quienes instruyeron a los docentes
en las pautas básicas del Juego Literario, explicándoles muy
bien el carácter de la tarea de promoción de lectura que iban
a realizar. Porque no se trataba de que hicieran lo mismo que
habían hecho siempre. La idea era que aplicaran sus destrezas
y habilidades pedagógicas en ayudar al niño a encontrarle un
sentido más rico a la lectura; hacer de esta una actividad que
no esté perturbada por la esperanza de ganar o el miedo de
perder, en que el niño no tenga la obligación de recitar una
lección y sacar una nota. No tenga obligación de nada.
En otras palabras: los docentes debían olvidarse de pre-
guntar lo de siempre: cuál es el mensaje del libro, resúmalo en
dos páginas, describa el personaje principal y demás pregun-
tas del recetario tradicional. Nada de eso. Se trataba era de
jugar. Los niños no tenían por qué asumir responsabilidades
más allá de la mera lectura del libro, a su ritmo y a sus anchas,
gozándoselo, haciéndose amigo de él y de los personajes que
lo habitan. Ya después se vería cómo se prepararían para su
encuentro con Neves.
En las dos escuelas seleccionadas se empezó por la lec-
tura de algunas páginas de la poesía y cuentos de Neves, ani-
mados por divertidos trabalenguas y juegos de palabras, un
arte en el que el brasilero es prolijo. Y así llegaron a Antojo de
oso, novela que los docentes en sus clases y los promotores
de lectura en sesiones de taller, leyeron a los niños en voz alta,
actividad que se combinó con lecturas de temas relacionados
y la elaboración de carteleras sobre el tema de los osos, con
mensajes de respeto y amor por la naturaleza.
También ayudó el cine. En varias funciones se les proyectó
a los niños la película El oso, del director francés Jean Jaques
Annaud, en cinta de VHS porque en aquella época todavía no
se conocía el DVD.
Otros libros leídos por los niños fueron:
. Arias imaginarias
. Carabela, calavera
. Hazañas del sapo Cururu
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A finales de septiembre, dos semanas antes del encuentro
con Neves, se realizó un ensayo, un evento preparatorio con
todos los niños participantes, para evaluar qué tan preparados
estaban para ese encuentro. Al fogueo, así se llamó el evento,
los niños llevaron escritas las preguntas que iban a hacerse
entre sí, los de una escuela a los de la otra; preguntas sobre el
autor, el tema y los personajes de Antojo de oso, elaboradas
por ellos mismos con mínima ayuda de sus maestros. Así que
debían llegar bien preparados porque cada respuesta acer-
tada otorgaba puntos, y ganaba la escuela que más puntos
hiciera.
Pero antes, y como preparación para el fogueo, el Juego
Literario propició que los niños le escribieran cartas a Luis Car-
los Neves, y se cruzaran también cartas entre ellos, de una
escuela a la otra, o sea una correspondencia a ciegas porque
no se conocían. Fue una actividad que le agregó pimienta y
expectativa al fogueo, como se infiere de la carta que Ana Isa-
bel Restrepo Cardona, alumna de la Preparatoria de la UPB, les
envió a los niños de la escuela Sor Juana Inés:
“Queridos niños, este juego literario me hace sentir un poco nerviosa por ser el primero en el cual participo, pero a la vez voy a tratar de con-trolarme un poco para poder representar muy bien a la UPB. También quiero desearles suerte porque ya sé que ganará el mejor. Espero que es-tén calmados y que tengan muchos éxitos”.
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El fogueo se realizó en la biblioteca escolar de la UPB,
donde por primera vez se vieron las caras los 200 niños y
niñas participantes, quienes lo único que tenían en común,
aparte de ser niños y ser escolares, era la lectura compartida
de Antojo de Oso, y las cartas que se cruzaron a ciegas.
El fogueo empezó con la lectura del fax que Luis Carlos
Neves envió a los niños. Su texto es el siguiente:
“El otro día fui al zoológico de Barquisimeto, Venezuela, donde vivo, y para mi sorpresa ha-bía una pareja de osos frontinos, los consentidos del zoológico. Era la hora del desayuno. ¿Qué co-mían? Frutas, muchas frutas. Yo, embelezado, cautivo, me senté a observarlos. Instantes des-pués se fueron a caminar. La osa adelante, el oso siguiéndola, tranquilos. Se acostaron a des-cansar, él con la cabeza en el lomo de ella. Él hacía un ruido más o menos así: purrrrr, pu-rrrr, purrrr. Y ella feliz con aquella serena-ta. La directora del zoológico me prometió una foto del osezno que debe llegar en cualquier momento. Tan pronto la tenga les enviaré una copia. Esas y otras historias de ososo prometo contárselas a ustedes. Un abrazo del amigo,
Luis Carlos Neves”.
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Luego se siguió el juego de las preguntas saca-
das al azar de dos tómbolas, y las correspondien-
tes respuestas; con un detalle llamativo: a pesar
de ser niños de clases sociales diferentes, alum-
nos de escuelas con entornos completamente
distintos, no hubo entre ellos diferencias notorias
en la percepción del mensaje y los personajes de
la novela leída.
Al final intercambiaron dulces y esquelas, y
algunos apuntaron sus direcciones para seguir escribiéndose
por carta de papel puesta en un buzón, porque la tecnología del
correo electrónico apenas empezaba a conocerse en Medellín.
Y así, con lecturas en clase y en las casas, con el cine, las
carteleras, el cruce de correspondencia y el fogueo preparato-
rio, los niños llegaron a su encuentro con Luis Carlos Neves,
programado en el auditorio del Planetario Municipal, un lugar
hermoso y muy apropiado, que para la tarde del evento fue
decorado con flores, osos de peluche, banderas de Colombia,
Antioquia y Brasil, y racimos de bombas de colores: negros y
rojos las de la UPB, azules las de la Sor Juana.
El auditorio estaba repleto de niños y niñas con los uni-
formes de su escuela, todos inquietos y en gozosa algarabía.
Estaban a la espera de Luis Carlos Neves, que en cualquier mo-
mento debía llegar:
—¡Pilas! ¡Pilas! Ahí viene un cucho parecido al que está en
el libro —gritó un estudiante desde la puerta del auditorio para
alertar a los de adentro.
Era, en efecto, Luis Carlos Neves, avistado por el estudian-
te en el momento en que se apeaba de un carro y entraba al
Planetario Municipal. Fue recibido por un tumultuoso coro de
voces delgaditas y festones agitados con emoción plena, y con
estribillos ensayados con anterioridad. El ingresó en medio de
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abrazos, apretujones, sonrisas, y completamente anonadado
—diría después—, ya que en su vida de artista jamás se había
visto ovacionado de tan emotiva y ruidosa manera.
Después de presentar los saludos a nombre de sus res-
pectivos planteles, los niños empezaron a reventar las bom-
bas, pues dentro de ellas estaban las preguntas para hacerse
entre ellos y las que le iban a hacer a Neves. Ese cruce de
preguntas y respuestas fue la actividad central del encuentro.
Al final una niña de la Sor Juana Inés le entregó al escritor un
cuento creado, ilustrado y empastado por ella a partir de los
personajes de Antojo de Oso. Otros niños le hicieron otros
regalos y todos terminaron como al principio: en una tumul-
tuosa algarabía de despedida.
Reseña del libro Antojo de oso.
Esa semana tres periódicos (El Colombiano, El Mundo y El
Tiempo) publicaron notas sobre el Juego Literario, y eso le dio
resonancia en la ciudad, principalmente entre los biblioteca-
rios y profesionales en la promoción de lectura, pues se trata-
ba del nacimiento de una nueva y gozosa manera de cultivar
lectores. No sólo era la primera experiencia de su clase en la
ciudad, sino que con su particular metodología era la única
en Colombia y Latinoamérica, según lo aseveró el mismo Luis
Carlos Neves. Éste señaló que en todos los viajes que había
hecho en ninguna parte había visto una experiencia parecida.
Y para ser la primera experiencia, el Juego Literario cum-
plió con las expectativas, tanto que se decidió repetirlo al año
siguiente, obviamente con algunos detalles mejorados, como
extender invitación a más escuelas, lograr un mayor compro-
miso por parte de los docentes, vincular más promotores de
lectura al proceso, mejorar la calidad de los talleres y lograr
que el encuentro del escritor con los niños fuese más cálido
y espontáneo.
Asimismo se entendió que para la dinámica, y la exis-
tencia misma del Juego Literario, era importante afianzar los
vínculos con las empresas editoriales; al fin de cuentas son
las proveedoras de la materia prima del Juego. En aquella pri-
mera ocasión la presencia la tuvo Editorial Edilux, que donó
una buena cantidad de libros a las dos escuelas participan-
tes, adicional a los libros que el Municipio de Medellín compró
para apoyar el evento. Después el turno en el Juego sería para
otras editoriales, como Alfaguara, Norma, SM, Fondo de Cul-
tura Económica, Panamericana, entre otras, según la filiación
del autor invitado.
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J u e g o L i t e r a r i o
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El II Juego Literario de Medellín siguió en la línea de pro-
mover una obra de calidad literaria de un autor de prestigio. El
escogido esta vez fue Hernán Rodríguez Castelo, quien al igual
que Neves llegó invitado al Juego Literario por la vía de su pre-
sencia como ponente en el Seminario de Literatura Infantil.
Rodríguez Castelo es autor de numerosas obras de lite-
ratura infantil y juvenil, profesor de lectura y escritura para
niños en Alangasi, Ecuador, su país de origen. Entre sus obras
se destacan El camino del lector, Memorias de Gris, El gato sin
amo, y la novela base del II Juego Literario: Historia del niño
que era rey y quería casarse con la niña que no era reina, que
trata de un niño que a bordo de una ballena sale de Europa
hacia América en busca de la niña con la que se quiere casar.
Esta vez la expectativa suscitada entre las instituciones
educativas fue mayor, empezando porque ya no fueron 2 sino
8 las escuelas participantes, entre públicas y privadas. Otras
Vuelve y juega
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entidades participantes fueron Comfenalco y la Fundación Ra-
tón de Biblioteca. Se trabajó con estudiantes de los grados 5º y
6º y la metodología fue la misma: lectura en voz alta en las au-
las, tanto de la novela base como de otras obras de Rodríguez
Castelo; elaboración de carteleras e investigación sobre temas
afines a las ballenas; ejercicios de comprensión de lectura con
base en juegos de preguntas y respuestas; encuentros de fo-
gueo entre las instituciones y cruce de cartas del escritor con
los niños y de éstos entre sí.
El siguiente es un párrafo de la carta que Rodríguez Caste-
lo envió un mes antes de su visita a Medellín:
Y esta fue la carta que la niña Juliana Velásquez le envió
al escritor:
“Mis queridos amiguitos: Les escribo desde la cumbre
del Ilaló. El Ilaló es un pequeño volcán apagado —tan
pequeño como los del Principito (les ha hablado alguien
de ese bello libro?)- se alza en el centro de un hermoso
valle, el Valle de los chillos. Yo procuro subirlo siquiera
una vez por semana. Me gusta estar aquí solo, escuchando
el viento correr por las cañadas, arrastrando nubes por el
ancho cielo o haciendo temblar la gran cruz. Porque en lo
alto de esta colina hay una enorme cruz de metal, que se
ve desde todo el Valle”.
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Un detalle interesante fue que los docentes de grados
diferentes a 5º y 6º se contagiaron del Juego y también en
sus clases leyeron los textos de Rodríguez Castelo, y se vieron
grupos de niños reuniéndose en la casa de algún compañero
para hacer lecturas colectivas. También fue más surtido el cru-
ce de cartas entre los estudiantes, lo cual llamó la atención de
sus padres por la novedad que eso representaba en niños de
su edad. Y a propósito de padres de familia, en esta segunda
versión del Juego éstos se involucraron más. No pocos acom-
pañaron a sus hijos a leer en la biblioteca e hicieron para ellos
los disfraces y las porras de la sesión final.
Hubo dos encuentros de fogueo, uno en el Jardín Botánico
y otro en el Colegio Palermo de San José. Como novedad se
registró una carrera de observación entre equipos de dos ins-
tituciones, que debieron descubrir en su recorrido elementos
relacionados con la novela leída.
Así llegamos al 20 de octubre de 1994, sesión final con Ro-
dríguez Castelo en el Planetario Municipal. Pero en esta oca-
“Hola Hernán:Me gustó mucho su
libro. Es muy romántico y tiene un lenguaje muy elegante o se puede decir muy poético; es una histo-ria que deja por enseñan-za que el amor es más valioso que todo el oro del mundo. Quisiera conocer-lo más a fondo, me parece que usted es tan román-tico. Hasta pronto y feli-citaciones por ese libro”.
32
sión ya cada plantel tuvo que hacer una selección, en vista de
que todos los estudiantes que participaron en el proceso de
lectura no cabían en el Planetario. Se escogieron de a 25 por
cada plantel. Y allí, entre todos ellos, en medio del colorido de
sus uniformes escolares y los disfraces que tenían algunos,
bajo un reverbero de consignas, estribillos y porras agitadas
en briosa competencia, apareció en persona Hernán Rodrí-
guez Castelo. Entonces la felicidad de los niños se elevó hasta
el techo. Fue ovacionado como lo había sido un año atrás Luis
Carlos Neves.
La sesión final ya no giró en torno a la confrontación de
preguntas y respuestas. Un grupo de niños escogidos se re-
unió en el escenario alrededor del escritor, para conversar,
hacerle preguntas y compartir con él secretos de su vida y
detalles de las obras que leyeron, mientras en la tribuna los
otros niños seguían la tertulia y aplaudían las ocurrencias del
escritor. Al final los alumnos de la escuela San Lorenzo de
Aburrá representaron una obra de teatro con pasajes de la
novela Historia del niño que era rey y quería casarse con la
niña que no era reina.
33
Para el III Juego Literario el número de planteles edu-
cativos participantes se encumbró a 18, entre públicos y
privados. También se vincularon 7 bibliotecas zonales y
de núcleo, y continuaron con su participación Comfenalco
y la Fundación Ratón de Biblioteca. Los 18 planteles, por
grupos, realizaron los encuentros de fogueo previos a la
sesión final con el escritor invitado, que en esta ocasión
fue Miguel Ángel Pérez Ordóñez.
Pérez Ordóñez es escritor colombiano nacido en el
departamento de Santander, que alterna la escritura de
textos infantiles con su profesión de médico siquiatra, espe-
cializado en tratamiento de niños. Obras suyas son Tobías el
capitán de los delfines, Cuando las AES nos invitaron a jugar
y El zorro y el monstruo, todas leídas en el Juego Literario.
La metodología del Juego fue igual, pero con más even-
tos de lectura y mayor versatilidad, ya no solamente en las
aulas sino en los patios, afuera de los muros de la escue-
la, en las bibliotecas, y en todo lugar donde se pudiera leer.
También hubo más creatividad por parte de alumnos y profe-
sores. En varios colegios se realizó un concurso que resultó
ser un excelente ejercicio de comprensión de lectura. Se tra-
taba de reelaborar un final distinto para Tobías el capitán de
los delfines, a partir de sus mismos personajes y situaciones.
Ganaban los dos mejores finales, y el premio era leerlos en la
sesión final con Pérez Ordóñez.
Fue de gran factura la representación teatral de Tobías
el capitán de los delfines, realizada por los alumnos del co-
legio Fe y Alegría José María Veláz, con buen juego de luces,
esmerada escenografía y actuación de personajes. En otro
colegio contrataron un cuentero profesional para representar
El zorro y el monstruo, y en otros hubo actuación de mimos
y show musicales.
34
La sesión final resultó exitosa, más ágil y amena. Una no-
vedad fue la muestra fotográfica que se expuso a la entrada
en los pasillos del Planetario Municipal. Cada institución par-
ticipante tuvo allí su panel de fotografías, que daba cuenta
de las distintas actividades y eventos de lectura realizados
en los meses previos. Después esta misma exposición fue
exhibida, de manera itinerante, en cada una de las
instituciones participantes del Juego.
En la sesión final se destacó una bella e ingeniosa repre-
sentación de los alumnos de la escuela José María Velaz. Para
la alegoría del mar y el movimiento de olas apelaron a un
juego de sábanas azules de plástico, sobre las que flotaba el
barco de Tobías, algo que a los ojos de los espectadores cauti-
vó por su sencillez y eficacia poética. Muy bella fue también la
silleta en miniatura que las niñas del colegio del corregimiento
Santa Elena, cuna de las flores y los silleteros, le obsequiaron
a Pérez Ordóñez; como graciosísimo resultó el frondoso collar
de arepas que los estudiantes de otro colegio le colgaron en
su cuello al escritor.
Después de la sesión final, como hecho novedoso, hubo
una tertulia en la que participó el escritor con los docentes de
las 18 instituciones participantes y los promotores de lectura;
un encuentro para cruzar experiencias, evaluar
la eficacia de las estrategias empleadas y oír pro-
puestas para mejorar el Juego Literario. Y esta
vez, como invitados especiales, asistieron varios
padres de familia, distinguidos porque fueron los
que todo el tiempo acompañaron el proceso lec-
tor de sus hijos.
35
El IV Juego Literario más que un juego resultó un ensayo,
porque estuvo cargado de cambios y novedades, en todos
los órdenes. Para empezar, el género
narrativo, que había marcado la pauta
en los tres primeros juegos, se cambió
por el género poético.
Y ese cambio fue todo un desafío para los do-
centes de los planteles educativos, poco dados a escar-
ceos con la poesía. Es un género que no los atrae, tal vez
porque le tienen miedo, o respeto, o cualquiera de esos
sentimientos que señalan la lejanía de los docentes con el
género poético. El género narrativo los asusta menos, por
ser más familiar, porque tiene elementos y recursos que
facilitan el interés de los niños en la lectura: una historia,
unos escenarios y unos personajes bien definidos. Sin em-
bargo, la poesía tiene recursos que le son propios y que se
pueden explorar en un evento lúdico de lectura como los
juegos de palabras, las rimas, los trabalenguas, las adivi-
nanzas, etc. Ese justamente fue el desafío aquel año: poner
a los niños a jugar y gozar la lectura de la poesía.
Otra novedad: no fue uno sino tres los autores invitados,
dos poetas cubanos: David Cherician y Sergio Adricaín Her-
nández; y la escritora antioqueña María Elena Quintero, todos
autores de libros para niños.
Cherician, nacido en la Habana, es poeta y traductor, figu-
ra sobresaliente de la literatura infantil de Cuba, donde ganó
J u e g o L i t e r a r i o
Llegan los poetas
36
el Premio Nacional de la crítica. Autor de Caminito del monte,
Dendoredorolenito, Uno, dos, y tres, Rueda la ronda, Mane-
citas de hombre fuerte, Trabalenguas, Urí, urí, urá. Andricaín
es poeta y periodista, asesor cultural y editor de revisas de
literatura infantil, autor del libro Sobre la nube un lucero, en-
tre otros; María Elena Quintero, maestra de oficio en escuelas
públicas, conocida por tres libros publicados: Puertos, La polla
pochola y La banda de las chicharras, que impactó a los niños
por la musicalidad de sus poemas.
La tercera novedad estuvo en la
edad de los niños participantes: ya no
fueron de primaria sino de grados 6º y
7º de bachillerato, de 20 instituciones
educativas, dos más que en el juego
pasado. Y se multiplicaron los encuen-
tros preparatorios. Se realizaron 6,
en distintos escenarios de la ciudad,
como el Planetario Municipal, Jardín
Botánico, Biblioteca Pública Piloto, Biblioteca de la Floresta y
Biblioteca Central de Comfenalco. Fueron realmente talleres
de sensibilización poética, tanto para alumnos como para
profesores, con la idea de que éstos le tomaran gusto a la
poesía en el aula, que aprendieran a reconocer sus diferentes
tendencias, a valorar su esencia y, por supuesto, a transmitir a
sus alumnos el disfrute de las obras de este género.
Cabe destacar el papel que la música y el canto tuvieron
en esta versión del Juego Literario, como recursos de comu-
nión de alumnos y docentes con la poesía. Por eso esta vez
se contrataron músicos como talleristas, con el encargo de
musicalizar versos de los poetas invitados, y animar los 33
talleres que se realizaron a lo largo de dos meses, buscando
con ellos que los niños descubrieran el ritmo y la rima de los
37
poemas. Oscar Vahos, especialista en rondas y juegos infan-
tiles, y la cantante Katia Komas, con su guitarra, fueron los
principales animadores de los talleres.
Como también lo fue la escritora y pedagoga Aura López,
y su bella y cultivada voz de lectora consumada, a quien tanto
le gustó el Juego Literario que siguió vinculada de corazón en
las versiones de los años siguientes. Prueba de su aprecio por
el evento, fue lo que de su puño y letra escribió en la columna
que ella tenía en un periódico local:
“… familiarizarlos con la palabra
poética mediante la lectura en voz alta,
el diálogo con los escritores invitados,
el intercambio de poemas dichos de
memoria o escritos, cartas que van y
vienen remitidas por quienes ya se co-
nocen, o acaban de conocerse gracias
a estos encuentros. El Juego Literario
abre la posibilidad de rescatar la pa-
labra poética y sacarla de los fríos estantes, de los lugares
inaccesibles, de las páginas olvidadas. Uno lo desea, no como
algo transitorio, sino como un juego cotidiano, como sustan-
cia permanente”.
Dado el despliegue de prensa que tuvo el evento aquel
año, y el nivel de conocimiento que tenía en el sector educa-
tivo (cada vez eran más las solicitudes de instituciones que
querían participar), se podía decir que el Juego Literario ya te-
nía su incidencia marcada. Unos mil niños de unas 50 institu-
ciones habían ya vivido en Medellín la experiencia del Juego.
Sin embargo éste seguía presentando algunas falencias,
problemas de organización y logística que era necesario re-
solver, en buena parte relacionados con su financiación. Era
realmente una actividad de poco costo y bajo presupuesto;
38
un evento hecho más con el corazón
y con las uñas. Pero esas limitacio-
nes se suplían en buena parte con el
ingente esfuerzo logístico y organiza-
tivo que cada año desplegaban Gloria
María Giraldo de la Cuesta y su equipo
de promotores del Servicio Móvil de
Lectura. Ello implicaba, entre otras co-
sas, buenas relaciones con las casas
editoriales a fin de que apoyasen el
evento, bien fuera costeando la traída
del autor, donando libros, financiando
las postales y afiches promocionales,
o publicando las memorias. También
implicaba conseguir locaciones, con-
tratar talleristas y promotores de lectura y garantizar el trans-
porte de los estudiantes a los encuentros de integración y a
la sesión final.
La sesión final con los tres poetas invitados se realizó,
como siempre, en octubre, a la par con el Seminario de Lite-
ratura Infantil de Medellín. Y en esta ocasión en un sitio con
magia propia: la cúpula del Planetario Municipal. Fue una be-
lla y singular sesión de poesía bajo las estrellas.
Pero, con todo, el balance general del Juego Literario en
su variante poética no fue igual al de juegos anteriores. Era
claro que promover la lectura lúdica en prosa no era lo mismo
que promoverla en poesía. Por inexperiencia en este género
se vieron más las fallas e inconsistencias en la metodología
del Juego, así como la falta de creatividad lúdica de los educa-
dores para acercar a los alumnos a la poesía. Quedó sí como
una valiosa experiencia de frente a los juegos que estaban
por venir.
39
Francisco Hinojosa, destacado cuentista y novelista meji-
cano, periodista cultural, dueño de una notable producción de
literatura infantil, fue el autor invitado al V Juego Literario de
Medellín. Y llegó en compañía de La peor señora del mundo,
su libro más reconocido y la obra base del juego, que desató
una especie de fascinación colectiva y constituyó un feliz su-
ceso de lectura en la ciudad.
Durante tres meses la grotesca y furiosa señora, “gorda
como un hipopótamo que fumaba puro y tenía dos comillos
puntiagudos y brillantes. Además usaba botas de pico y tenía
unas uñas grandes y filosas con las que le gustaba rasguñar
a la gente”, fue la figura más comentada y odiada en las 25
instituciones educativas que este año, 1997, participaron en el
juego, número récord de instituciones invitadas.
Y es también La peor señora del mundo —que en 1998
fue premiado en Colombia como el mejor libro extranjero para
niños— un buen ejemplo de una vertiente que venía haciendo
J u e g o L i t e r a r i o
Con la peor señoradel mundo
40
carrera en la literatura infantil, de la cual Francisco Hinojosa
es un adelantado exponente. Es la vertiente que da vía libre al
esperpento, a la sátira y la parodia, al retrato ridículo y patético
del comportamiento humano y la realidad cotidiana. “Hinojosa
cree en la infancia como el jardín del edén donde los niños
juegan a la guerra como bárbaros de la edad primigenia”, dijo
de él el crítico Christopher Domínguez Michael, en su Antología
de la narrativa mexicana del siglo XX.
Por ser literatura de amplio espectro, o sea de fácil acceso
a niños y jóvenes por igual, en esta versión del Juego Literario
participaron estudiantes de 3º de primaria hasta 9º de bachi-
llerato, quienes, aparte de La peor señora del mundo también
leyeron otras de las obras de Hinojosa como Aníbal y Melquía-
des, La fórmula del doctor Funes, Una semana en Lugano, y
Amadís de Anis… Amadís de codorniz.
Para destacar, la frondosa correspondencia entre los niños
y jóvenes de los establecimientos participantes, y entre éstos
y Francisco Hinojosa. Entre otras cosas porque en esta versión
del Juego Literario —como novedad— se les entregó a los ni-
ños postales bellamente diseñadas, para que ellos escribieran
sus mensajes. Y no faltaron quienes enviaron sus cartas expre-
samente a la protagonista de la novela, o sea a la peor señora
del mundo, reprochándole su conducta, sus arrevesados senti-
mientos y sus malos pensamientos. “Por favor cambie su forma
de pensar y su vida cambiará”, le dice un niño en una carta.
La profusión de cartas se debió en buena parte al correo
electrónico a través de la Internet, un invento que ya para en-
tonces había dejado de ser una rareza y su uso se había ex-
tendido. Muchos establecimientos educativos ya contaban con
este servicio, por ejemplo el colegio Alcaravanes, de donde una
niña de 4° básico le envió por Internet esta carta a Francisco
Hinojosa:
41
Como esta vez se prolongó por más tiempo la presen-
cia de Hinojosa en Medellín, éste pudo asistir a otros eventos
programados por la organización del Juego Literario durante
la semana previa a la sesión final en el Planetario Municipal.
Eso le permitió tener más contacto y pasar más tiempo con
sus lectores, lo cual lo llenó de mucha alegría y le dio inolvi-
dables satisfacciones, según dijo después. Estuvo presidiendo
encuentros con estudiantes y docentes en la biblioteca del
barrio Santa Cruz, en el liceo del corregimiento Santa Elena, y
en varios colegios privados que lo invitaron y le dieron recep-
ción especial.
A la sesión final en el Planetario Municipal asistieron 400
alumnos acompañados de sus profesores, padres de familia,
bibliotecarios y promotores de lectura. Se destacó una inge-
niosa representación teatral que los estudiantes del colegio
Héctor Rogelio Montoya montaron a partir de un libreto escri-
to por ellos mismos. Consistió en un juicio a La peor señora del
mundo, con base en las acusaciones de quienes padecieron
sus malos tratos y las declaraciones a favor de sus abogados,
que justificaban sus actos.
“Querido Señor Hinojosa, ya hemos leído tres libros suyos: La peor señora del mundo, Aníbal y Melquíades y la formu-la del doctor Funes. A nosotros los niños de Alcaravanes nos han encantado tus libros. Hemos intercambiado cartas con los niños y niñas de la escuela José María Veláz; también he-mos jugado alcanzar la estrella, que es un juego con estrellas de colores que adentro tienen preguntas sobre tus libros. Es un juego muy divertido”.
42
Después de la sesión final, ya en horas de la noche, se
realizó una interesante tertulia en la que participaron biblio-
tecarios, promotores de lectura, docentes, organizadores del
Juego, Francisco Hinojosa y otros escritores y especialistas en
literatura infantil invitados, entre ellos la escritora argentina
Graciela Montes, Daniel Goldín (editor de la obra de Hinojo-
sa), e Irene Vasco, escritora colombiana. Se habló a raudales
de literatura infantil, de la lúdica en la formación de lectores,
de autores y libros recomendados, y cada uno contó sobre
su experiencia en el Juego Literario, a manera de evaluación.
Como quien dice, tema fue lo que sobró. Y esa misma noche
Irene Vasco quedó “fichada” como escritora invitada al próxi-
ma Juego Literario.
Y a manera de evaluación del papel pedagógico que viene
cumpliendo el Juego Literario 5 años después de su nacimien-
to, es elocuente lo que afirma Dora Nidia Cortes, educadora
del Liceo Concejo de Medellín, en la carta que pasado el even-
to le envió a los organizadores del Juego:
“… nos hemos sentido afortunados y privilegiados, porque nos han tenido en cuenta en esta entusiasta propuesta. Pre-senciamos con agrado y alegría como nuestros alumnos que participaron en el Juego Literario han sobrepasado el abismo que los separaba del libro; han superado el riesgo de perderse algunos de los hilos entrecruzados de actividades académi-cas que esfuman la lectura, y se han consolidado como gran-des lectores”.
43
Irene Vasco fue la invitada al VI Juego Literario de Mede-
llín, en el año 1998. El número de planteles educativos as-
cendió a 23, de primaria y bachillerato, y se sumaron como
entidades participantes el Jardín Botánico de Medellín y la
Biblioteca Pública Piloto.
Irene Vasco era una autora reconocida
en Colombia desde 1989, año en que salió
su primer libro al mercado: Don Salomón y la
peluquera, que cuenta la historia de un león
que se ve enfrentado al problema de no tener
quien lo peine para asistir a una fiesta de gala
que se va a dar con todos los animales. Des-
pués de recorrer la selva logra encontrar una
peluquera, pero tan despistada que le corta la
melena más de la cuenta, dejándolo con un
motilado rarísimo, conviertiéndolo en el centro de atención y
la sensación de la fiesta.
Su libro más importante es hasta ese momento Conjuros
y sortilegios, publicado en 1990, seleccionado en la lista de
honor Ibby - Fundalectura, entre otros galardones internacio-
nales. Es, a juicio de la escritora Yolanda Reyes, “un libro que
logra encantar a los niños con la magia de la poesía, un gé-
nero del que se publica poco en Colombia; un libro creativo,
irreverente y fresco, decididamente a favor de los niños”.
En esta ocasión hubo dos sesiones finales con Irene Vas-
co, una con los niños de primaria en el Planetario Municipal,
J u e g o L i t e r a r i o
Un encuentro entreconjuros y sortilegios
44
y la otra en el Jardín Botánico con los grupos de bachillerato,
de a 400 estudiantes en cada sesión. Ya era evidente que una
sola sesión no daba abasto para la cantidad de niños y jóve-
nes participantes del Juego Literario. En ambas sesiones fue
reiterada la apelación a los elementos de misterio y brujería
suscitados por la lectura de Conjuros y sortilegios. Se vieron
muchos disfraces y motivos de brujas (además ya estaba
cerca la noche del Halloween), candelabros, murciélagos,
brebajes, etc.
De modo que Irene Vasco estuvo literalmente en-
cantada durante las horas que duraron sus dos en-
cuentros con los niños y jóvenes de Medellín. Así lo
atestigua en un aparte de la carta de agradecimiento
que después envió a la organización del evento:
Un año después, por esos imponderables que nunca fal-
tan, a la misma Irene Vasco le corresponderá volver a fungir
como autora al Juego, porque la escritora invitada formalmen-
te, la brasilera Ana María Machado, no pudo venir a Medellín.
Debió cancelar su participación por asuntos de salud.
“…recibí los regalos más bonitos que nadie jamás ha recibido: silletas como las que desfilan por las calles de Medellín en la Feria de las Flores, pero en miniatura, he-chas por los niños. Y como si fuera poco, las habían hecho para mí. Guardo las silletas, pero trato de no mirarlas. Me da miedo que sus flores secas vuelen y desaparezcan y que repentinamente el hechizo de ese día se rompa”.
45
De Ana María Machado hay que decir que es una
de las escritoras de literatura infantil más importantes
de América Latina. Para ese momento su obra había
sido traducida a varios idiomas y se había leído en 16
países, con ventas millonarias de sus libros, entre los
que se destacaban Ah pajarita si yo pudiera, Un deseo
loco, Un buen coro, Camilón comilón, El domador de
monstruos, La abuelita aventurera, Un montón de unicornios,
Un pajarito me contó. Son obras que posibilitan un juego de
rimas y consonancias muy cercano al folclor popular del Bra-
sil, que cautivan por el humor, la sencillez de su lenguaje, sus
dinosaurios, dragones, unicornios y otros personajes fantás-
ticos.
En la hoja de vida de Ana María Machado también re-
salta haber figurado como candidata al premio Hans Cristian
Andersen, considerado el Nobel de la literatura infantil; y
contaba su oficio de traductora, periodista cultural, profesora
universitaria, y su doctorado en la École de Pratique des Hau-
tes Études, de París, donde fue alumna de Roland Barthes.
Era pues, una invitada de lujo, cuya presencia en el VII Juego
Literario desafortunadamente no se pudo dar. Pero quedó de
todas maneras la lectura de sus libros, que fascinaron a los
niños de Medellín.
Irene Vasco, con la experiencia adquirida en el
juego anterior, supo suplir muy bien la ausencia de
la Machado, cuya obra ella conocía al dedillo, por-
que hablaba el idioma portugués. Además era
amiga personal de la brasilera, lo cual fue una
ventaja a la hora de orientar los talleres en los
que estuvo con los niños, y en la sesión final en
el Planetario Municipal. Fue la sesión final más loca
y guapachosa que se haya hecho hasta entonces,
46
porque su motivo central fue el carnaval, con disfraces clási-
cos del Carnaval de Río de Janeiro, humo de colores, juego de
luces y samba, mucha samba.
Y en esta ocasión fueron 30 las instituciones educativas
participantes en el Juego: 24 públicas y 6 privadas. Era por
tanto un evento que ya se hacía sentir en la ciudad, que es-
taba poniendo a leer, con resultados inobjetables, a unos tres
mil niños, porque en el proceso de la lectura participan por
cada institución no menos de cien niños y jóvenes. Fue por
eso que se optó porque el escritor invitado estuviera en varios
escenarios para que pudiera reunirse con el mayor número
de niños posible, como lo habían estado Francisco Hinojosa
e Irene Vasco.
47
Yolanda Reyes, escritora colombiana, naci-
da en Bucaramanga, con una larga carrera en la
docencia y estudios de especialización en filo-
logía y literatura, ganadora del premio Noveles
Talentos de Fundalectura por su libro de cuen-
tos El terror de 6º B y otras historias de colegio,
fue la escritora invitada en el año 2000. Con
ella, y con los alumnos de 32 establecimientos
educativos que este año participaron, el Juego
Literario de Medellín entró al siglo XXI con todas sus luces
encendidas.
“Yolanda Reyes logra componer relatos tiernos e hilaran-
tes, trágicos e irrespetuosos que reflejan como pocos esos
caos en que la traviesa inocencia, al lado de la imaginación,
predominan sobre todas las cosas”, dice de ella Conrado Zu-
luaga, crítico literario. Y es que sus cuentos y novelas, además
de divertidos, son refrescantes, desnudos de solemnidad. Y
en ellos los adolescentes se ven reflejados en sus problemas
cotidianos, sin paternalismos ni afanes moralizantes. Aparte
de El terror de 6º B, libro base del juego que narra los des-
enfrenos de la vida de colegio, otras obras de Yolanda Reyes
son María de los dinosaurios, Biografía de Manuel Ancízar,
Los años terribles.
ºY en consonancia con el espíritu de estas obras para la
versión del Juego Literario de este año, el primero del nuevo
siglo, se escogieron estudiantes de grados 6º, 7º y 8º, o sea
J u e g o L i t e r a r i o
Las luces delnuevo siglo
48
en plena adolescencia. Con ellos el proceso de lectura, los ta-
lleres, los encuentros interinstitucionales y la sesión final se
hicieron con la misma metodología de juegos anteriores, con
las novedades que la organización y cada plantel aportaron.
Para destacar, el concurso de diarios personales, con la
idea de que los estudiantes plasmaran sus impresiones sobre
temas muy íntimos: el primer amor, el significado de ser ado-
lescente, la relación con la familia y los amigos, etc. En uno
de los diarios escogidos, el de Johana, de la escuela Rosalía
Suárez, se lee:
Otra actividad interesante fue el concurso de periódicos
murales en todas las instituciones participantes, con el tema
de la adolescencia. En los murales cabían entrevistas, opi-
niones, caricaturas, reseñas de los libros de Yolanda Reyes y
datos sobre la vida y obra de ésta. Con todos los periódicos
murales ganadores en cada institución se hizo una exposición
el día de la sesión final con Yolanda Reyes en el Planetario
Municipal.
Como anécdota de la sesión final, harto conmovedora por
cierto, quedó lo ocurrido con Johana, estudiante del liceo San-
“Ser adolescente no es nada bueno. Uno tiene que pa-sar por obstáculos muy horribles. Los padres lo van recha-zando porque uno se vuelve rebelde…Tengo rabia con mi adolescencia porque los hombres lo ven a uno con mucha morbosidad, no me gusta ser adolescente porque siento que el mundo se me cae encima. Pero tampoco quisiera ser vieja tan pronto, pero bueno el destino es el que manda”.
49
ta Rosa de Lima. Resulta que por el diario personal que ella
presentó al concurso se supo que padecía una enfermedad
incurable y que le quedaba poco tiempo de vida. Su escrito
precisamente versaba sobre el significado de la muerte en
plena adolescencia. Yolanda Reyes, quien manejó la sesión
con la propiedad que le daban todos sus años de docencia,
la invitó a subir al escenario para que leyera su escrito. Y es-
cuchar a aquella niña leer con voz pausada lo que era algo
así como su epitafio, fue un momento realmente emotivo.
Para su novena versión, realizada en septiembre de
2001, el Juego Literario dio un notable salto geográfico.
Como se dice popularmente: al otro lado del charco, a la
madre patria, a España, país de donde vino Jordi Sierra
i Fabra, el escritor invitado, todo un personaje de la
literatura infantil y juvenil, un hombre polifacético y
prolífico en letras y músicas, porque aparte de escri-
tor se le considera una autoridad en la música rock.
Nacido en Barcelona en 1947, Jordi Sierra se define
como un apasionado de la literatura, dedicado a escribir des-
de cuando tuvo 21 años. Y a escribir febrilmente, según da
cuenta su caudalosa obra: 250 libros escritos, en todos los
géneros, desde la novela negra a la ciencia ficción, pasando
por la narrativa infantil y juvenil, la poesía, el ensayo, el humor
y las biografías de músicos. Algunos incluso fueron llevados
al cine.
50
Los temas de Jordi Sierra son contemporáneos,
de palpitante interés para los jóvenes de hoy: la
música, el consumo de drogas sintéticas, la ano-
rexia, o asuntos sociales como la ecología, los
desplazados, la guerrilla. “Es un todo terreno de
la literatura, sin género que se le resista, que es-
cribe con la música de Stravinsky o The Beatles,
rock o heavy metal”, comentó sobre él un perió-
dico de Barcelona. Y el mismo Jordi Sierra opina
sobre su obra lo siguiente:
“Mis libros son sobre jóvenes, sus personajes son
jóvenes, pero los puede leer cualquiera: padres de fa-
milia, docentes. Son libros duros, porque no creo que el
niño tenga que leer libros felices. Hay que contarle el mundo
en el que vive para que no crezca intolerante o racista. Mis
libros son un espejo en el que el lector se refleja y aprende
a conocerse”.
Precisamente por ese particular perfil temático de las
obras de Jordi Sierra i Fabra, para esta versión del Juego
Literario se decidió convocar a jóvenes de grados 9º y 10º,
quienes leyeron, entre otros libros de este
autor: Campos de fresas, que trata el tema
de las drogas sintéticas; El joven Lennon,
biografía de la vida juvenil del fundador de
The Beatles; Las chicas de Alambre, que
aborda el mundo del modelaje; Las alas del sol, sobre vidas
de desplazados; y la trilogía: …en un lugar llamado Tierra, Re-
greso a un lugar llamado Tierra y El testamento de un lugar
llamado Tierra.
El siguiente es el primer mensaje que Jordi envió desde
España a los jóvenes con los que, dos meses después, se iría
a reunir en Medellín:
51
Y esta que sigue es una de las muchas cartas que por
correo electrónico recibió Jordi de los jóvenes de Medellín:
La estadía de Jordi Sierra i Fabra en Medellín, que se pro-
longó varios días, fue movida. Estuvo en muchas partes y
compartió con distintas gentes, jóvenes y adultos. En primer
lugar con la prensa, porque es un artista carismático y con
“Recibí hace unas semanas la propuesta de ser el autor in-vitado al Juego Literario. Hay pocas palabras para describir el honor que supone para mí este reconocimiento, máxime cuan-do voy a ser el primer escritor no latinoamericano que tome parte en este evento tan reconocido. Decenas de chicos y chicas leen estos meses mis libros en Medellín, a la espera de nuestro encuentro en septiembre, y esto me sigue produciendo asom-bro. Ellos conocen mi alma. Yo pronto conoceré sus rostros”.
“Usted se ha convertido como en una especie de adicción, sus libros nos envuelven en la magia y pasan de ser solo un montón de papel a ser historias que despiertan sentimientos que muchas veces resultan enre-dados dentro de nosotros. Somos estudiantes de décimo gra-do, con un montón de inquietudes y miedos que a veces se identifican con sus obras, o por lo menos con sus personajes. Nos gustaría conocerle, mirarle a los ojos y ya que como di-cen que estos son el espejo del alma, poder mirar la suya”.
52
oficio mediático. Fue invitado a programas de Teleantioquia y
Telemedellín, estuvo en una tertulia en el periódico El Colom-
biano, y fue entrevistado por los tres periódicos de la ciudad.
Asistió a cuatro talleres y charlas con docentes en las bibliote-
cas de La Floresta, Robledo y las de Comfenalco del centro y
el barrio Guayabal; y le alcanzó el tiempo para compartir con
los estudiantes de 5 instituciones privadas.
La sesión final tuvo un escenario distinto al Planetario Mu-
nicipal. Se realizó en el teatro Lido, ubicado en el Parque de
Bolívar y declarado patrimonio arquitectónico de la ciudad. Allí
Jordi se reunió con 400 jóvenes en una amena tertulia que se
cerró con un concierto de música rock. Y en la noche encabe-
zó una tertulia con docentes, promotores de lectura y padres
de familia.
Pero la presencia de Jordi, y su importancia para el desa-
rrollo del Juego Literario, fueron más allá. Tan impresionado
y entusiasmado quedó con el evento, le dio tanto valor, que
decidió apoyarlo desde España. Fue así como creó en Me-
dellín, en el 2005, la Fundación Taller de Letras, que a partir
de ese momento contribuirá a impulsar y a apoyar el Juego
Literario en la ciudad. Es una especie de filial de la Fundación
Jordi Sierra i Fabra que él mismo había impulsado en su natal
Barcelona.
53
Si hay un personaje de la literatura infantil contemporánea
más reconocido y querido por los niños del mundo entero, es
el chimpancé Willy, pesonaje central de las obras del escritor y
gran ilustrador inglés Anthony Browne, autor escogido para el
X Juego Literario del año 2002; de quien los niños de Medellín
leyeron obras como Willy el campeón, Willy el mago, Willy el
soñador, Willy el tímido, El libro de los cerdos, El libro del osito,
El Túnel, Gorila, Voces en el parque y Zoológico.
Anthony Browne ya había estado dos veces en Colombia
en años anteriores, una de ellas en Cartagena, recibiendo el
premio Hans Christian Andersen, el más importante galardón
de la literatura infantil a nivel mundial. Pero pese a la invita-
ción que la organización del Juego Literario le cursó, y que
él en un principio aceptó, surgieron inconvenientes que no
le permitieron viajar a Medellín. Pero igual, su obra se leyó
con entusiasmo en la ciudad y fue una experiencia inolvidable
para los niños que participaron en el proceso de lectura.
J u e g o L i t e r a r i o
Willy en Medellín
54
En cuanto a los datos biográficos de Anthony Browne,
nada más pertinente que una aparte de la carta que él mismo
le envió a los niños de Medellín cuando todavía su participa-
ción en el Juego Literario estaba en firme:
¡Hola amigos! Este año estaré en el X Juego Literario. Estoy ansioso por llegar a Medellín y conocer mucho sobre ustedes. Sé que son muy buenos lectores y que disfrutan con mis libros, por eso quiero contarles un poco de mí. Nací en Sheffielde, Inglate-rra, en 1946. De pequeño viví en una taberna con mi madre y mi hermano, mi padre estaba en el ejército. Allí me paraban sobre las mesas y contaba cuentos a los clientes. Además dis-frutaba dibujando. Me encantaban las escenas de peleas en-tre indios y vaqueros. Un día descubrí a Alicia en el País de las Maravillas. Fue genial y empecé a realizar ilustraciones surrealistas aunque yo no sabía qué era eso. Era pésimo estu-diante, pero logré terminar la carrera de diseño grafico. Fue entonces cuando aprendí como contar historias con imágenes, ya tenía la posibilidad de crear con libertad y así nacieron gorilas, osos, niños y chistes. Luego me di cuenta de que podía escribir e ilustrar para niños, y a eso me dediqué. Desde enton-ces he publicado muchos libros, que tratan de los sentimientos, pero busco que el humor siempre esté presente. Ahora vivo con mi familia al sur de Inglaterra en una aldea cerca del mar, donde paso los días en compañía de mi esposa Jane, que es vio-linista; Joseph y Ellen, mis dos hijos; un perro y un gato”.
55
Willy, que como era de esperarse fue la estrella rutilante
del Juego Literario de aquel año, es un chimpancé solitario y
amable que viste pantalón verde y chaleco de colores, a quien
le gustan muchas cosas: pintar, andar en triciclo, jugar, dis-
frazarse, ir a fiestas, estar con amigos, bañarse en la tina, oír
cuentos, leerlos. Su figura, siempre simpática y feliz para los
niños, aparece en los libros de Browne haciendo todas estas
cosas, porque son historias en las que el texto y las ilustracio-
nes se funden en un solo cuerpo narrativo. “Lo que verdade-
ramente amo es la relación entre las imágenes, las palabras
y los niños”, dice el autor. Y sus ilustraciones son tan ricas en
detalles que obligan al lector a utilizar su capacidad de obser-
vación, haciendo de la lectura toda una propuesta lúdica.
Esta vez, por la índole de las obras de Browne, los escogi-
dos para el juego de lectura fueron niños de primaria básica
de 33 planteles educativos, como siempre entre públicos y
privados. Y en ese juego Willy dio para todo. Con la orientación
de los docentes y los promotores del Servicio Móvil de Lectura
los niños lo dibujaron y pintaron en todas sus facetas. Le in-
ventaron historias, le compusieron acertijos, sopas de letras,
crucigramas y otras ocurrencias lúdicas que resultaron muy
divertidas.
Ante la declinación de la visita de Anthony Browne para la
sesión final, la organización del Juego Literario volvió a llamar
a Irene Vasco, quien por segunda vez reemplaza un escritor
que no pudo venir a Medellín, demostrando así el enorme ca-
riño que ya le había tomado al Juego Literario. Esta fue su ter-
cera participación, contando la vez en que ella fue la escritora
invitada. Vino a Medellín acompañada de su hija María del Sol,
quien por su amplio conocimiento del idioma inglés realizó
un aporte importante leyendo algunos textos enviados por el
autor especialmente para el Juego.
56
Aparte de la sesión final, que en esta ocasión
se realizó en el marco de la Feria del Libro de Me-
dellín, Irene Vasco participó en dos talleres con do-
centes y promotores de lectura, y tuvo encuentros
con estudiantes de tres colegios privados en el Co-
lombo Americano. Es de destacar el apoyo que la
Facultad de Idiomas de la Universidad de Antioquia
brindó en esta ocasión, con la traducción de algu-
nas obras de Browne y los videos que él mismo
grabó y envió a Medellín para tener, por lo menos,
esa presencia en el Juego Literario.
Otro hecho a destacar fue la reanudación del
Seminario de Literatura Infantil de Medellín, evento
que, por decisión de la Secretaría de Cultura Ciuda-
dana de la época, estuvo cuatro años suspendido. Su relanza-
miento se hizo en el marco de la Feria del Libro, en el Palacio
de Exposiciones.
En el año 2003 el escritor invitado fue Celso
Román, y el número de instituciones educa-
tivas participantes ascendió a 45, que invo-
lucraron en el proceso lúdico de lectura a
1.600 estudiantes de primaria y secundaria,
el número más alto hasta entonces.
La hoja de vida de Celso Román dice
que es un escritor nacido en Bogotá, en
1947, quien llegó al oficio de la literatu-
ra después de algunos devaneos en otros
asuntos, como quiera que primero cursó medicina
veterinaria en la Universidad Nacional y escultura en Bellas
Artes. Sus primeros trabajos literarios los publicó en las pági-
nas de los periódicos El Tiempo y El Espectador y en revistas
de literatura. Al Juego Literario llegó precedido por el prestigio
57
de haber ganado el Premio Enka de
literatura infantil, con el libro Los ami-
gos del hombre, y el Premio Norma
- Fundalectura, con El Imperio de las
cinco lunas.
En su temática, Celso Román es
un escritor de variopinta gama, que
explora en diversos mundos: en el de
los mitos y las leyendas colombianas,
en los sucesos y los objetos de la vida cotidiana, y en los asun-
tos de la ciencia y la ecología. Resultado de esto son los doce
cuentos cortos de la serie Viva la Ciencia. Y es un escritor
particularmente sensible al tema de los animales, no en vano
fue profesional de la veterinaria antes que escritor.
Debido al alto número de estudiantes participantes en los
procesos de lectura, la sesión final se tuvo que partir en tres
tandas, para que así el escritor invitado pudiera tener con-
tacto directo con un mayor número de estudiantes. Una de
estas sesiones se hizo con los establecimientos público, en el
Jardín Botánico, otra en el Colegio San Ignacio con las institu-
ciones privadas, una tercera sesión de taller con los docentes
que animaron el Juego Literario, y una cuarta con los niños del
corregimiento Palmitas, donde Celso Román gozó como otro
niño más en su comunión con la naturaleza. Incluso con sus
propias manos sembró un árbol.
Pero además —y como novedad— un grupo de madres
de familia esta vez no participó como acompañante sino como
protagonistas del Juego Literario. El proceso de lectura con es-
tas madres se hizo durante tres meses en el Centro Educativo
La Pradera y la Escuela Ricaurte, entre otras instituciones. Esta
iniciativa lectora con las madres de familia la impulsaron Aura
López y la promotora de lectura Blanca Nelly Múnera.
58
Por su nombre y apellido es difícil advertir la nacionalidad
colombiana de Ivar Da Coll, escritor e ilustrador invitado al XII
Juego Literario de Medellín en el año 2004. Nacido en Bogotá
para más señas.
Da Coll, de padre de ascendencia italiana y madre de
abuelo sueco, es uno de los autores de literatura infantil más
exitosos de la última generación; prestigio que también se
extiende a su arte como ilustrador de sus propias obras. In-
cluso ha trabajado para distintas editoriales como ilustrador
de libros de otros autores. Es además un hombre de teatro,
un titiritero más específicamente, un hacedor de muñecos y
diseñador de escenografías para representaciones de títeres.
Chigüiro es un mamífero que habita en los llanos orien-
tales colombo venezolanos, y es uno de los personajes cen-
trales de los cuentos de Da Coll; un personaje que resulta
entrañable para los niños que se acercan a su mundo, es-
pecialmente para los más pequeños, los que se inician su
acercamiento al mundo del libro. Las muchas aventu-
ras que Chigüiro vive en las inmensidades de los llanos
orientales, son la materia prima de los cuentos de este
autor bogotano, los mismos que en el año 2000 le valie-
ron su postulación como candidato por Colombia al Premio
Hans Christian Andersen.
En una de las cartas que Da Coll envió a los niños de Me-
dellín, previo a su encuentro con ellos en el mes de octubre,
Chigüiro se autopresenta de la siguiente manera:
J u e g o L i t e r a r i o
Un Chigüirocamina por las aulas
59
Por su parte, la escritora Yolanda Reyes al comentar
la obra de Da Coll resalta lo que ella llama la poética de
lo simple:
“La suya es una escritura desenfadada, llena de ma-
tices expresivos; es un universo en el que las pequeñas
cosas son miradas con una poética de lo simple, que se
acerca sin presunciones adultas o intelectuales al univer-
so infantil. Sus personajes quedan en la memoria, algo que no
es fácil que se de en la literatura infantil colombiana”.
Este XII Juego Literario involucró en los procesos de lectu-
ra a 1.800 estudiantes de 35 instituciones educativas. Y si su-
mamos todos los participantes en las 11 versiones anteriores,
tenemos que hasta ese momento unos 9.000 niños y jóvenes
de cerca de 300 instituciones de Medellín han vivido la expe-
riencia del Juego Literario.
Otro aspecto importante fue la conferencia magistral que
ofreció a maestros la especialista en literatura infantil Beatriz
Robledo, directora de Taller de Talleres y ampliamente conoce-
dora de la obra de Ivar Da Coll.
“¡Hola a todos! Soy Chigüiro, un simpático ani-mal que vive en los Llanos. Bueno también soy mamífero, camino en cuatro patas y me siento sobre el trasero para limpiarme la cara con las ex-tremidades delanteras o para bailar. Quiero que nos hagamos muy amigos, porque eso del Juego Li-terario me parece súper divertido. Cuando nos lle-gó la invitación de Medellín, Ivar y yo saltábamos de emoción. Su amigo, Chigüiro”.
60
La mecánica, las lecturas preliminares y los ejercicios su-
geridos por los docentes en cada establecimiento, no tuvie-
ron mayores variaciones con respecto a los juegos de años
anteriores. Hubo sí un énfasis en el perfil de los talleristas: se
contrataron ilustradores para que promovieran los dibujos y
las ilustraciones de la obra de Ivar Da Coll.
Una bien curiosa novedad fue la participación de bebés.
Sí, de bebés, aprovechando que los editores de la obra de Da
Coll publicaron un tiraje de libros hechos especialmente para
bebés, en material de plástico. El antecedente de esta expe-
riencia fue un simposio que un año atrás se había realizado
en Bogotá sobre el tema lectura con bebés, dictado por un
experto francés. De este simposio el Servicio Móvil de Lectura
sacó la idea de hacer un proceso con bebés en el Juego Lite-
rario de Medellín. Lo lideró la promotora Blanca Nelly Múnera
y se llevó a cabo en la sede del Servicio Móvil de Lectura con
un grupo de mamás y papás. Y así, mediante la lectura oral de
los cuentos y la visión guiada de las ilustraciones de Da Coll en
los libros de plástico, los bebés tuvieron su primera relación
con el libro.
Algo que conmovió mucho a Da Coll, fue su visita al co-
rregimiento Palmitas, donde hay escuelas a las que las cajas
viajeras del Servicio Móvil tienen que llegar a lomo de caballo,
por lo escarpado del terreno y lo lejos que se encuentran. Allí,
61
la emoción del autor fue grande al comprobar que en esas
lejanías los niños estaban leyendo su obra. Pero dejemos que
sea él mismo Da Coll quien nos haga, a su manera, el balance
del Juego Literario, en este aparte de una entrevista que con-
cedió a un periódico local:
¿Cómo te sientes con los niños de Medellín cuando te ro-
dean y te dicen que eres un gran escritor?
“Me aterra y me asombra que para ellos sea tan impor-
tante verme. Descubrir que existo, que soy de carne y
hueso. Nunca creí que el Juego Literario tuviera tanta
fuerza. Ya perdí la cuenta de cuántos autógrafos he dado
y todavía me falta un día”.
¿Cuál de los encuentros con los niños te ha impactado
más?
“Me emocionó mucho el encuentro en el corregimiento
de Palmitas, porque eran los chicos de las escuelas rura-
les. Tuvieron que desplazarse para ir a conocerme y dejar
sus labores para compartir conmigo. Ellos conocían mis
libros y hablaban sobre las historias. Eso de verdad me
causa mucha admiración y respeto”.
Y sobre El Juego Literario en sí, ¿qué nos puedes decir?
“Me encanta como esta estructurado: cubre diferentes
sectores, estratos y colegios, la zona rural y urbana. Ade-
más tiene diversidad de lectores: bebés, niños, padres,
maestros, bibliotecólogos, promotores. En la tertulia des-
cubrí que los maestros saben mucho de literatura infan-
til, se han preparado bastante para ello. Ellos son en ese
sentido verdaderos instrumentos de paz, porque alguien
que esté cerca de un libro tiene la probabilidad de ale-
jarse de cualquier manifestación de violencia. El juego
literario es un aporte a ser mejores ciudadanos”.
62
Para el XIII Juego Literario el autor invita-
do fue otro bogotano: Evelio José Rosero, un
escritor de larga trayectoria y reconocimien-
to nacional e internacional. Ganó el Premio
Iberoamericano Norma–Fundalectura, el
Premio Colcultura, y el Premio Enka de
Literatura Infantil, entre otros. Tiene ade-
más estudios de comunicación social y
periodismo, que ejerce tangencialmente.
La literatura de Rosero comprende un amplio espectro:
es apta para chicos, jóvenes y adultos, por lo que para esta
versión del Juego se seleccionaron niños de 5º de primaria y
de 6º y 7º de secundaria, quienes leyeron obras como: Tere-
sita cantaba, Juliana nos mira, Mateo solo, Las esquinas más
largas, El aprendiz de mago, Cuentos para matar un perro, La
pulga fiel, La duenda, Juega el amor, El hombre que quería es-
cribir una carta, El señor que no conoce
la luna, Para subir al cielo, El capitán de
las tres cabezas, y la obra de teatro Ahí
están pintados.
Lo siguiente es lo que le escribió una
niña a la promotora que animó los ta-
lleres de lectura en su escuela, sobre lo
que para ella significó el Juego Literario:
Sobre esta versión del Juego, el periódi-
63
co El Tiempo publicó una crónica en la
cual se resalta la calidad del encuentro
final en el cual los niños hicieron pregun-
tas como esta: “En tu libro El señor que
no conocía la luna me impactó mucho
el principio en el que el protagonista no
puede salir de su propia cárcel, ¿me pue-
des decir en qué estabas pensando cuándo
escribiste eso?” Ante esta pregunta de Luisa
Fernanda Toro, de 11 años y estudiante del grado 5º de la
Escuela Normal Superior de Medellín, el auditorio quedó en
silencio, pues ninguno de los casi 500 asistentes sabía porque
una niña hacía este tipo de preguntas sobre un libro escrito
en un principio para adultos.
El XIII Juego Literario se llevó a cabo en el marco de la
10ª Feria del Libro de Medellín y contó con el apoyo técnico
y logístico de Utopía Urbana, entidad que ha acompañado el
Juego en varias de sus versiones.
“Me gustó el encuentro entre escuelas y me gustaron todos los cuentos de Evelio José Rosero y en especial Teresita cantaba. Y me gustaron mucho tus clases. Ojalá que volvieras pero lásti-ma que no vas a volver a darnos más clases. Me voy a quedar muy triste, pero gracias por venir a la escuela a hablarnos de Evelio José, gracias por hablarnos y enseñarnos, gracias por todo y que te vaya bien, espero que te acuerdes de nosotros”.
64
El Juego Literario del 2006 fue especial,
distinto a todos los realizados hasta enton-
ces en el sentido que el autor invitado ya
no fue una persona de carne y hueso sino
un autor ya fallecido. Estamos hablando del
británico Roald Dahl, un clásico de la lite-
ratura infantil del Siglo XX del cual se celebraba un su 90º
aniversario.
Nacido en el país de Gales en 1916 y fallecido en Oxford
en 1990, Dahl es considerado un autor impertinente, contro-
vertido, de humor corrosivo, cuyas novelas y cuentos han
merecido juicios de todo tipo: cínicos, crueles, brillantes, hila-
rantes y hasta desagradables y nauseabundos. Pero los niños
son felices leyéndolos; gozan de lo macabro y extravagante
que hay en ellos, y también del absurdo, el disparate y el sin-
sentido de sus personajes y situaciones.
Es de anotar que el trabajo literario de Roald Dahl ya es
inseparable de las ilustraciones que de sus textos ha hecho
el artista Quentin Blake, también británico, cuyos
dibujos tienen un aire de
espontaneidad y frescura
tal que crean la falsa ilu-
sión de ser hechos por un
niño.
De la biografía de Roa-
ld Dahl hay que decir que
J u e g o L i t e r a r i o
Juego con un autorque ya no está
65
tuvo una infancia no muy agradable, que como piloto de la
Royal Air Force combatió a italianos y alemanes en la Segun-
da Guerra Mundial, y que durante la convalecencia de las he-
ridas que sufrió en un accidente aéreo, descubrió algo que no
lo va a desamparar en el resto de su vida: la escritura. Empe-
zará a fluir en él todas esas historias que tanto han divertido
a niños, jóvenes y adultos del mundo entero: Los
Gremlins, James y el melocotón gigante, Charlie y
la fábrica de chocolates, una novela traducida a 17
idiomas, que trata sobre una fábrica de chocolates
en la que, bajo la batuta de un director loco, se ha-
cen cosas maravillosas. Después vinieron El gigan-
te bonachón, El campeón del mundo, Los cretinos,
Las brujas, y Matilda, que en sólo en el Reino Unido
vendió en seis meses medio millón de ejemplares.
Algunos de sus libros fueron llevados al cine.
A parte de la lectura de todos estos li-
bros, los niños de las más de 50 instituciones
educativas participantes en el Juego Literario
de este año pudieron ver también 4 películas
y 5 funciones de títeres. Además se realizaron 3
tertulias sobre literatura infantil con docentes, bi-
bliotecarios y promotores de lectura. Fue de mu-
cha ayuda el apoyo dado por Peonza, revista de
literatura infantil de España, que desde este país
envió a Medellín un surtido material gráfico, afiches
y piezas promocionales de la obra de Roald Dahl.
En realidad esta versión del Juego Literario, no fue
un encuentro sino un reencuentro con Dahl, ya que,
como se recordará, la lectura colectiva de su novela Ma-
tilda fue el germen que dio origen al Juego Literario, por
allá en 1992.
66
El Juego Literario de Medellín cumple sus pri-
meros 15 años de existencia en el 2007, hecho
que, aparte de ser un buen motivo para celebrar,
da cuenta del notable desarrollo alcanzado por este
proyecto cultural, y exalta de paso la tesonera labor
realizada por el Servicio Móvil de Lectura y demás
instituciones y personas responsables de su organi-
zación a lo largo de todos esos años.
Pero en esta ocasión no se trata de un Juego Li-
terario al estilo de los realizados en años anteriores,
ni se queda en la mera celebración de los 15 años. Es
una edición muy especial, que se realiza en el marco
de la gran apertura cultural que impulsa en Medellín la
Administración del Alcalde Sergio Fajardo Valderrama,
y que tiene a la educación, el libro y la lectura como
protagonistas de primera línea. Es, en fin, una apuesta
que favorece de una manera enfática la actividad lec-
J u e g o L i t e r a r i o
2007, el juegose multiplica
67
tora en establecimientos educativos y bibliotecas públicas de
la ciudad.
Y esta apuesta tiene que ver con la decisión de incluir al
Juego Literario dentro del Plan Municipal de Lectura Medellín
una ciudad para leer, decisión que tomó la Alcaldía y que de
entrada le concede al Juego una categoría que antes no tenía:
lo convierte en un gran evento de ciudad, vinculado a otros
programas y eventos como la Fiesta del Libro y la Cultura, el
XVI Seminario de Literatura Infantil, la Red de Escritores Esco-
lares, el Festival Infantil de Poesía Ecológica, el Congresito los
niños y niñas tienen la palabra y el Programa Buen Comienzo.
Pero sobre todo, vinculado a la programación cultural de los
cinco Parques Biblioteca que la Administración del Alcalde Fa-
jardo le entrega este año a Medellín.
La primera consecuencia de este nuevo protagonismo del
Juego Literario es que su convocatoria y montaje ya no se ha-
cen dentro de las limitaciones logísticas del Servicio Móvil de
Lectura, que por cierto desde el 2002 dejó de ser dependencia
de la Secretaría de Educación y pasó a ser adscrito a la Secre-
taría de Cultura Ciudadana. La realización del XV Juego Literario
de Medellín supone este año una alta inversión superior a los
$200 millones, de la cual el 60% lo aporta la Secretaría de Cul-
tura Ciudadana.
El resto de la financiación corre en parte por cuenta de la
Fundación Taller de Letras, filial en Medellín de la Fundación
Jordi Sierra i Fabra, entidad que también tiene a su cargo la di-
rección y organización de todas las actividades de esta edición
especial del Juego Literario. El Ministerio de Cultura de España,
por su parte, en convenio con La Fundación Jordi Sierra i Fabra,
corrió con la invitación oficial y la financiación del desplaza-
miento hasta esta ciudad de 8 autores españoles de literatura
infantil invitados de manera especial al Juego Literario.
68
Y esa, la presencia constante de autores, es otro hito del
Juego Literario en esta versión de cumpleaños. Ya no se hizo,
como en las versiones anteriores, con un solo autor invita-
do. Esta vez son 20 autores, colombianos y extranjeros, entre
quienes figuran varios de los invitados a Juegos anteriores,
como Jordi Sierra i Fabra, de España; Francisco Hinojosa, de
México; y los colombianos Irene Vasco, Celso Román, Evelio
José Rosero, Ivar Da Coll y Yolanda Reyes.
Otros escritores invitados por Colombia son Jorge Franco,
Emma Lucía Ardila, Luis Fernando Macías, Maria del Sol Peral-
ta, Mario Mendoza y José Luis Díaz-Granados. La delegación
extranjera la completan, por España: Alfredo Gómez Cerdá,
Andreu Martin, Care Santos, Carlo Frabetti, Gonzalo Moure,
Ricardo Gómez y Antonio García Teijeiro.
La extensa programación y la duración en el tiempo son
también novedades de este Juego Literario, que se inicia en
abril y se extiende hasta noviembre, o sea cinco meses más
de su duración tradicional. Como también
es de destacar el notable incremento del
número de instituciones educativas vincu-
ladas: 103 en total, el triple de las que par-
ticiparon en el juego del 2006. Y son 17 las
instituciones culturales que esta vez apoyan
el evento, entre las cuales hay bibliotecas
públicas, Cajas de Compensación Familiar,
casas de la cultura, librerías, la Escuela del
Maestro, el Centro Colombo Americano y el
Jardín Botánico.
Para las actividades de promoción de
la lectura se realizan 720 talleres en institu-
ciones educativas y bibliotecas públicas de
la ciudad, con lo que se espera impactar a
69
26 mil niños de preescolar y básica primaria, y a 30 mil jóve-
nes de secundaria. Los talleres, como se sabe, constituyen
el cuerpo central del Juego Literario, pues en ellos los niños
y jóvenes exploran las múltiples posibilidades que ofrece la
lectura, encuentran un espacio para contar historias, jugar
con las palabras, dibujar, pintar, crear y sobre todo divertirse.
Asimismo se programan 20 tertulias de los autores invitados
con los docentes, bibliotecarios y promotores de lectura, a las
que se espera asistan unas 1.300 personas en total.
Y en este punto vale destacar que una buena parte de
los talleres, las tertulias y los encuentros con los escritores
invitados tiene lugar en los nuevos Parques Biblioteca que la
Administración Municipal entregó este año a la ciudad. Son
escenarios naturales para una actividad como el Juego
Literario, que en ellos tiene ya espacios garantizados
para sus futuras realizaciones.
Entre los meses de abril y octubre se desarrolla
un proceso de promoción de lectura con base en las
obras de los escritores participantes en el Juego Li-
terario, cuyo lanzamiento se hizo en el mes de abril
con la presencia del el mexicano Francisco Hino-
josa, autor de la célebre obra La peor señora del
mundo. Francisco permanece varios días
en la ciudad, donde preside un encuentro
con estudiantes y otro con profesores, bi-
bliotecarios y promotores de lectura.
En esta versión cabe destacar la pu-
blicación de una serie de once cartillas
coleccionables que la organización del
Juego Literario reparte entre los docentes,
bibliotecarios y promotores. Su objetivo es
que sirvan como herramientas didácticas
70
en los procesos de lectura, toda vez que cada coleccionable
contiene información sobre la vida y obra de los autores invi-
tados, así como reseñas de sus libros y ejemplos de juegos y
actividades lúdicas que los docentes y bibliotecarios pueden
utilizar en los procesos de lectura con sus estudiantes.
En la parte de difusión, el evento no se queda atrás. Tiene
como medio principal de difusión la página Web www.jue-
goliterariomedellin.com, en la que, a parte de la información
detallada de la programación y las noticias sobre los distintos
eventos, los lectores tienen la posibilidad de conocer la vida y
obra de los 20 autores invitados, e incluso conversar con ellos
a través de foros virtuales. Además la página Web incluye pro-
puestas didácticas para animar procesos de lectura, como
adivinanzas, juegos de palabras, curiosidades, ejercicios de
escritura creativa, concursos, producciones de los niños en
los talleres de lectura, etc.
En el mes de julio, el narrador y poeta español Antonio
García Teijeiro es el encargado de animar con su presencia los
talleres con los estudiantes y las tertulias con los docentes y
promotores de lectura. Su obra, escrita en gallego y castellano
(más de 60 libros publicados), ha merecido en su país varios
premios importantes. Su libro Versos de Agua
fue incluido por la crítica entre los 100 mejo-
res de la literatura española en el siglo XX. La
estadía de García Teijeiro en Medellín se prolon-
ga durante una semana, pues coincide con la
celebración del Festival Internacional de Poesía
de Medellín, evento en el que este autor ofrece
varios recitales.
Sobre El Juego Literario, y a manera de ba-
lance de su visita, García Teijeiro deja la siguien-
te opinión:
71
Mario Mendoza, autor colombiano de libros de interés para
jóvenes y adultos, llega como invitado a mediados de agosto, y su
visita es el abrebocas de lo que va a ocurrir en septiembre, mes
en el que llegan como invitados al Juego Literario los escritores
colombianos Celso Román, Irene Vasco, Evelio José Rosero, Javier
Naranjo, Emma Lucía Ardila, Luis Fernando Macías, Maria del Sol
Peralta y José Luis Díaz-Granados, y de nuevo el español Jordi Sie-
rra i Fabra, quienes tienen una apretada agenda de encuentros y
talleres con estudiantes, docentes
y bibliotecarios en
el marco de la
Fiesta del Libro
y la Cultura.
“Yo valoro muchísimo este Juego Literario. Es un mo-delo que podría aplicarse en cualquier otra parte del mundo. En España, por ejemplo, tendríamos mucho que aprender de él. Me he quedado auténticamente sorpren-dido de la capacidad de las personas que participan, del grupo humano tan maravilloso que está al frente y la buena relación que existe entre ellos, lo cálidos que son. Yo noto su afecto, y aplaudo sobre todo su compromiso con la lectura, con la poesía y la literatura”.
72
La Fiesta del Libro y la Cultura (antes llamada Feria del
Libro) en esta ocasión se realiza por primera vez en las ins-
talaciones del Jardín Botánico, un escenario bello y magnífico
donde el Juego Literario dispone de una gran carpa para de-
sarrollar los encuentros con los autores invitados y los estu-
diantes que han leído sus obras, al igual que una nutrida pro-
gramación de talleres, conferencias, lanzamientos de libros y
tertulias con los docentes y el público en general.
El escritor Jorge Franco, autor de la célebre no-
vela Rosario Tijeras, es el autor invitado al Juego
Literario durante la última semana de septiembre,
mientras para octubre y noviembre está prevista
la presencia en Medellín de los otros seis autores
españoles.
La agenda de los demás escritores españoles
invitados al Juego Literario se extiende al XVI Semi-
nario de Literatura Infantil de Medellín, a realizarse
entre el 4 y el 6 de octubre, como quiera que ambos eventos
persiguen el mismo propósito: fomentar el libro y la lectura en
la ciudad, y en tal condición hacen parte del Plan Municipal de
Lectura Medellín una ciudad para leer.
Y así termina la versión del XV Juego Literario de Mede-
llín, la que por sus especiales características está llamada a
marcarle derroteros más ambiciosos a este evento, al que sin
lugar a dudas le quedan muchos años de fructífera vida por
delante, para que las palabras continúen habitando la ciudad,
como bien lo afirmó el Alcalde Sergio Fajardo en el acto de su
lanzamiento.
73Coleccionables Juego Literario
74Coleccionables Juego Literario
75
El Juego Literario es un proceso que
avanza por pasos. El primero es establecer
las instituciones educativas que van a parti-
cipar, y el grado de escolaridad de los estu-
diantes escogidos para el proceso, algo que
depende del perfil del autor invitado como base
del Juego y del estilo y contenido de su obra. Si es
una obra de fácil comprensión y además bien ilus-
trada, se escogen los más pequeños, niños desde
preescolar hasta el grado 5º. Para obras más com-
plejas, de temática juvenil, se escogen estudiantes
de 6º hasta 11° grados. La selección puede ser más
amplia si se trata de un autor cuya obra puede ser
asimilada con igual interés por niños y jóvenes, e
incluso adultos.
El segundo paso es convocar a los maestros y bibliote-
carios de los establecimientos participantes, paso importante
porque son ellos, los formadores, los principales incitadores del
proceso de lectura. Por eso tan importante como que el niño no
sienta su participación como una obligación, motivo de buena o
mala nota, es que los educadores no lo vean como una carga
académica adicional. Tanto para éstos como para sus estudian-
tes la lectura debe ser un juego, un momento divertido, espon-
táneo. “El conocimiento debe llegarle al niño por gravedad y
no por imposición”, señala al respecto el poeta cubano David
Chericián, quien participó como autor invitado en el año 1996.
J u e g o L i t e r a r i o
Cómo se ha jugado
76
El solo hecho de involucrar a los educadores en el proce-
so de la lectura, es ya un logro del Juego Literario, porque lo
general y establecido es que éstos en su rutina escolar sean
poco afectos a la lectura, y por tanto tengan pocas vivencias
lectoras con sus alumnos. La tarea es entonces sensibilizar
y estimular a los docentes hacia la actividad lectora; hacer
que sean capaces de conducir la lectura de un libro por las
sendas más juguetonas y atractivas, de aplicar sus des-
trezas pedagógicas en encontrarle un sentido más rico
al acto de leer, pues no de otra manera lograrán atraer el
interesar de sus alumnos hacia los libros.
Un docente insensible a la magia de la poesía y la
literatura difícilmente logrará transmitirle al niño toda la
riqueza que encierra un libro, es lo corrobora Francisco
Hinojosa (escritor invitado en 1997 y en 2007) cuando
dice:
“La lectura se transmite por contagio. El solo hecho de
ver a su papá o a su mamá leyendo, o ver con frecuencia al
maestro concentrado en un libro, tiene para el niño el efecto
de contagio. Por eso al educador que no le guste la lectura
le queda más difícil cumplir su responsabilidad de formar
alumnos lectores”.
En el caso de la poesía, la sensibilización de los do-
centes es tarea más complicada todavía, porque, como
lo dice Antonio García Teijeiro, autor español de poesía
para niños invitado al Juego del 2007, en todas partes los edu-
cadores son poco afectos a la poesía:
“Está claro que los adultos guardan distancia con la poe-
sía. Le tienen una especie de miedo y por eso no la trans-
miten en las aulas. En cambio para los niños la poesía es
algo natural, les gusta jugar con las palabras, les gusta hacer
poesía, siempre y cuando ésta se la transmitan unos buenos
77
mediadores, que pueden ser los maestros, los bibliotecarios
y talleristas. Lo ideal fuera que se las transmitieran los padres
en el hogar, pero eso es aún más escaso”.
En efecto, el Juego Literario parte del postulado de que la
escuela no es la única formadora en la lectura. El buen lector
es, o debe ser, el resultado de la trilogía familia, biblioteca y
escuela. El primer acercamiento que el niño tiene al libro es
la voz de sus padres, cuando éstos le leen o le cuentan histo-
rias. Dice al respecto Francisco Hinojosa:
“Lo primero en la formación del lector, es la voz del padre
o la madre que les cuenta un cuento, que no necesariamente
tiene que ser leído. Por eso hay que felicitar a esos padres
que tienen inventiva para recrearle historias a sus hijos, que
no es algo muy complicado porque pueden ser historias sen-
cillas, a partir de las cosas cotidianas del niño: la familia, el
perro, los vecinos, los objetos de la casa…”.
Y agrega Celso Román, autor invitado al Juego en el 2003
y 2007:
“La mejor forma de que los niños se aficionen a la
lectura es que la mamá y el papá sean lectores, les
muestren el libro como un dulce para que ellos se
enamoren de él, sin que quiera decir que haya que
poner el libro en competencia con la televisión”.
Pero en nuestro medio es muy poco, casi nada, lo
que los padres hacen por la promoción de la lectura
en los hogares. Es la razón por la cual el Juego Literario,
casi desde el principio, se ha interesado en involucrar a
los padres de familia en los procesos de lectura.
El tercer paso es la escogencia del autor invitado, cuya
obra será la base del Juego. Debe ser un autor recono-
cido en el ámbito de la literatura infantil, es decir, que
su obra, o buena parte de ella, cumpla con las exigen-
78
cias del género en cuanto a estructura y contenido, que sea
adecuada para la edad y la etapa sicológica del niño. Aparte de
entretenida, debe ser una obra que le ayude al niño y al joven
a ampliar su visión del mundo; cuentos, novelas y poemas que
les aporten valores y conocimiento, al tiempo que active en
ellos la imaginación y la capacidad de expresión; textos que
enriquezca su lenguaje, que los invite a jugar y a reír. Una obra,
en fin, de calidad estética y universalidad. “Un poema para
niños tiene que ser, ante todo, un buen poema, porque si no
lo es, no es bueno para nadie. Los niños son más inteligentes
que uno”, dice tajante García Teijeiro.
La escogencia del autor también depende de que sus li-
bros sean de fácil consecución en el mercado, porque se trata
de que el mayor número posible de ejemplares circule por los
establecimientos educativos participantes. Lo ideal sería que
cada niño dispusiera de su ejemplar, bien porque el Juego Li-
terario se lo proporcione, o sus padres hagan el esfuerzo y se
lo compren; esfuerzo plenamente justificado dado el intenso
uso que su pequeño va a hacer de él. Además, el hecho de
poseerlo lo pone desde temprano en una relación personal
con el libro, factor clave en la formación de una personalidad
lectora.
Por fortuna el repertorio de literatura infantil y juvenil es
bien amplio, y entran al Juego tanto escritores clásicos como
contemporáneos, en español o traducidos de otros idiomas.
De entrada hay que desechar libros didactistas y de autoayu-
da, que pululan en el mercado y suelen ser tentadores. Estos
libros no son los que más convienen al Juego Literario, porque
tienen a la manipulación ideológica y la complejidad de la exis-
tencia la reducen a fórmulas simplistas.
Hay que tener especial consideración con los autores co-
lombianos, por ser el Juego Literario un escenario para dar
79
a conocer los valores de nuestra literatura. Formar lectores
para la literatura y la poesía colombianas, es la mejor mane-
ra de contribuir a su fortalecimiento. A este respecto, resulta
pertinente consignar aquí lo que sobre el tema escribió la do-
cente y escritora Yolanda Reyes, invitada al Juego Literario del
año 2000 y 2007, experta en literatura infantil:
“Una gran parte de los títulos que se han publicado en
Colombia en las últimas décadas se podrían calificar de no-
velas “tipo premio Enka”, porque fueran escritas para este
concurso, el único atractivo en nuestro medio durante mu-
chos años. Eran obras cuya temática, más orientada a un
público juvenil, se inscribía en una cierta citación del realismo
mágico, muy a tono con las tendencias de moda en la litera-
tura latinoamericana. La preocupación estilística se tradujo
en un lenguaje del tipo prosa poética, lleno de imágenes des-
criptivas, con uso y abuso de metáforas y con más interés
en escribir bien que en escribir algo. Los hechos, que son la
materia prima de la narración, quedan siempre relegados a
un segundo plano o sepultados entre una retórica mucho
más cercana a los círculos académicos que a los intereses
de los niños. En los últimos años ha nacido otra tenden-
cia: libros de pocas páginas, muy bien ilustrados, con
historias sencillas y un lenguaje fresco y renovador.
Ya es posible encontrar personajes que se le queden a uno
en la memoria después de cerrar el libro, cosa que antes no
ocurría. Dentro de esta nueva tendencia sobresale la obra de
Ivar Da Coll e Irene Vasco…
Todavía nos falta explorar otros lenguajes para los niños
de hoy, niños que juegan en la pantalla de un computador,
que saltan de un canal a otro con el control del televisor; ni-
ños impacientes y críticos, pero también ávidos de libros que
logren cautivarlos e interpretar su mundo”.
80
Sobre el papel de las editoriales, Yolanda Reyes sostiene
que les ha faltado un trabajo más visionario y comprometido.
Tanto que, con la excepción de una o dos editoriales, éstas
prefieren publicar autores extranjeros o adaptaciones de
cuentos clásicos, antes que arriesgar en la línea de promover
escritores colombianos.
81
Una vez seleccionados los establecimientos educativos y
estudiantes participantes, y escogido el autor invitado, arran-
ca el proceso de lectura con todas sus variables y su artillería
de recursos lúdicos, que no son pocos.
El proceso de lectura se realiza a partir de pautas genera-
les, no de reglas preestablecidas. Porque no las hay. Son mu-
chos los caminos y atajos que se pueden tomar, es un proceso
creativo. Lo deben poner en marcha los docentes en el aula,
básicamente en sus clases de español y literatura; o en las
ocasiones en que puedan, porque son ellos los conductores
naturales de los niños en su acercamiento al libro. Deben sí
ser muy claros en que no se trata de una actividad académica
más, o sea obligatoria y por tanto calificable, pues en ningún
momento pueden perder de vista que se trata de un juego,
de un momento divertido, algo que no tiene por qué generar
estrés y sí mucho disfrute de la clase. Esa es la expectativa
que los docentes deben generar.
J u e g o L i t e r a r i o
Arranca la lectura
82
Si bien la acción de los docentes en el aula es decisiva
para el avance del Juego Literario, leyéndoles a sus alumnos
en voz alta textos del autor invitado y contándoles detalles
sobre su vida y obra, a fin de que sepan quién es ese escritor
remoto con el que se van a ver las caras en la última sesión,
son los talleres de lectura los que constituyen la médula espi-
nal del proceso. En los talleres se explora,
entre los talleristas y los estudiantes, las
múltiples formas de leer un texto literario,
desde las posibilidades de la lúdica.
Hasta antes de la visita del escritor
invitado, los talleres están a cargo de pro-
motores de lectura vinculados al Juego
Literario por el Servicio Móvil de Lectura
de la Secretaría de Cultura Ciudadana de
Medellín, como también a cargo de las entida-
des de apoyo administrativo y logístico como
es el caso de Utopía Urbana, Aseibi y Funda-
ción Taller de Letras que se han vinculado
en diferentes versiones. Los talleristas son
escogidos básicamente entre estudiantes
de literatura o bibliotecología, es decir, con
entrenamiento en procesos didácticos de lectura. Se realizan
varios talleres por cada establecimiento educativo participan-
te en el Juego. Pueden realizarse en el mismo plantel: en la
biblioteca o en el auditorio si los hay, o por fuera si hace falta,
o a campo abierto: en una manga o un parque por ejemplo.
La lectura de un cuento, un poema o una novela sirven
de excusa para crear situaciones e inventar juegos en torno
a los personajes y los temas de las obras leídas, que pueden
ser, por ejemplo: poner en escena los pasajes más significati-
vos de una obra, contar una historia distinta con los mismos
83
personajes, o lo contrario: contar la misma historia con otros
personajes; o escribir esquelas, o dibujar los personajes de
los cuentos, o el mapa del país del autor, o hacer juegos de
palabras como acrósticos. trabalenguas, adivinanzas… La
lista es larga, porque son muchas las formas como un buen
texto literario detona la imaginación y creatividad de los ni-
ños.
Como también hay que animar a los niños y jóvenes
lectores a ir más allá de los personajes y las historias de los
libros. Hay que inducirlos a explorar temas relacionados. Por
ejemplo, cuando leyeron el cuento Antojo de Oso, de Luis
Carlos Neves, primer escritor invitado al Juego Literario, bus-
caron en la biblioteca sobre las distintas especies de osos,
hicieron carteleras con dibujos de osos y alarmas sobre los
peligros de su extinción como especie, y vieron una pelícu-
la en la que el protagonista es un oso. Cuando leyeron El
hombre que bajó la luna, investigaron sobre la llegada del
hombre a la luna, e incluso visitaron el Planetario Municipal;
con La noche de los juguetes dedicaron una sesión de taller
a aprender a hacer juguetes, y con Medias dulces, cuento
escrito e ilustrado por Ivar Da Coll, fabricaron deliciosas figu-
ras de mazapán que se comieron al finalizar el taller.
Otro ejemplo de buen aprovechamiento de temas re-
lacionados se dio en torno al mejicano Francisco Hinojosa.
Los niños buscaron a México en el mapamundi y allí a Cuer-
navaca, ciudad donde vive el escritor; cantaron rancheras
de Vicente Fernández y extrajeron de las lecturas palabras
usadas en este país y en el nuestro no, como chaparro, chile,
maple, cacahuete; e hicieron carteleras con las figuras repre-
sentativas de la literatura y la cultura mejicanas, como Sor
Juana Inés de la Cruz, Juan Rulfo, Octavio Paz, Diego Rivera,
Frida Kalo, Pancho Villa, Cantinflas y el Chapulín Colorado. Juan Rulfo, Pancho Villa, Frida Kalo, Cantinflas
84
Cuando la escritora invitada fue Ana María Ma-
chado, de Brasil, las actividades y juegos giraron en
torno a la cultura brasilera, a la zamba y el carnaval.
En un colegio los niños se aprendieron y cantaron en
coro una canción brasilera, en español y en portugués;
y a partir de la lectura del libro Un deseo loco, estudiantes
de otro colegio, con la ayuda de un grupo de teatro, elabora-
ron máscaras y disfraces de carnaval, actividad que dio origen
a una graciosa comparsa que presentaron en la sesión final
del Juego Literario.
Cuando el autor invitado es además de escritor ilustrador,
como es el caso de Ivar Da Coll con su personaje Chigüiro, o
Anthony Browne con su chimpancé Willy, el taller se presta a
actividades de pintura y dibujo. En ese caso, el tallerista debe
ser alguien con habilidades en estas expresiones artísticas.
Como también siempre resultará interesante invitar cuen-
teros profesionales para que hagan narraciones escenifica-
das de las obras; o a mimos, para que hagan pantomimas,
o a artistas que musicalicen los poemas. Se puede también
echar mano de otros recursos complementarios, como cine
foros con películas basadas en los libros del autor, es el caso
de Roald Dahl, Jordi Sierra i Fabra, Mario Mendoza y Jorge
Franco, que tienen varios libros llevados al cine; o proyectar
videos relacionadas con los temas leídos. El tema de la ima-
gen es clave en el imaginario de los niños.
En realidad todo es aprovechable para el Juego Literario,
hasta lo más inesperado. Por ejemplo: a partir de la novela
La fórmula del doctor Funes, de Francisco Hinojosa, cuyo
protagonista es un físico loco, los estudiantes hicieron en el
laboratorio de física un experimento sugerido en la novela. Y
en otra sesión de taller la biblioteca se convirtió en sala de
audiencias, donde se adelantó un juicio contra La peor señora
85
del mundo, protagonista de la exitosa obra de Hinojosa, con
jueces, abogados, fiscales y todo lo demás.
Cuando la obra del autor invitado pertenece al género
poético, es más fácil para los niños entrar en el Juego, porque
la despensa de recursos que ofrece la poesía es generosa. La
dificultad en este caso es para los docentes, porque, como
bien lo dice Antonio García Teijeiro, éstos no han sido edu-
cados en la sensibilidad poética y entonces se enfrentan a la
poesía con miedo, con inseguridad.
“Cuando hago talleres de poesía con otros docentes
—dice García Teijeiro, quien habitualmente es profesor en un
colegio de bachillerato en su Galicia natal— noto que entran
un poco cortados, prevenidos. Pero cuando se contagian del
ambiente de juego que yo les propongo, se abren de tal ma-
nera que descubren ese lado poético que tenemos todos. De
ahí la importancia de los talleres de poesía con los docentes.
Ellos tienen que perder el miedo a leer poesía en voz alta, a
llenar el aula de versos”.
Este escritor, quien cuenta que sus clases siempre las em-
pieza con la lectura de un poema en voz alta, dice que en la
relación del docente con el niño la poesía entra por contagio,
que puede ser negativo cuando el niño ve que el docente
lee de manera mecánica, sin alma ni sentimiento, que
no cree en lo que hace,
o simplemente lo usa
sólo para rellenar un
momento muerto de
la clase, que son co-
sas que el niño capta.
En cambio el conta-
gio es positi-
vo cuando
86
la lectura entra matizada por el afecto y la pasión que el do-
cente le ponga. Pero el docente no puede ponerla cuando el
mismo no se ha sensibilizado hacia la poesía, cuando no co-
noce nada acerca de autores y de obras recomendadas para
la lectura de sus alumnos.
En el propósito de entretener a los niños y avivar su in-
terés por el proceso de lectura, los docente y promotores de
lectura tienen a disposición una cantera grande de recursos
lúdicos y juegos de palabras, sobre todo cuando se aborda el
género poético: canciones, rimas, trabalenguas, adivinanzas,
metáforas, acrósticos, pictogramas, jeroglíficos, criptogramas,
mentiras y exageraciones, ordenamiento lógico de versos,
juego éste que consiste en que al estudiante se le dan des-
ordenados los versos que constituyen un poema, para que
él los ordene como mejor le parezca y después coteje con
el poema original. Por fortuna existe buena
bibliografía de libros y cartillas que descri-
ben e ilustran juegos de palabras y otros
recursos que resultan útiles para promo-
ver la lectura entre niños y jóvenes.
87
Ahora detengamos en las posibilidades del Juego Literario
en lo referente al ejercicio de la escritura de textos, actividad
complementaria del Juego que resulta sumamente importante
en la formación de la personalidad lectora de niños y jóvenes.
El ejercicio de escritura más interesante, por el impacto e
interés que genera en los estudiantes, es el cruce de cartas,
que puede darse en varias direcciones: desde los estudiantes
hacia el escritor y viceversa, o entre los mismos estudiantes,
preferiblemente de instituciones educativas diferentes. Para
esto a cada institución participante en el Juego Literario se le
debe asignar una institución hermana, para que los estudian-
tes de ambas se relacionen por medio de cartas y en encuen-
tros de fogueo que sostienen antes de la sesión final con el
escritor invitado.
El cruce de cartas es una experiencia de valor pedagó-
gico que alienta de vida el Juego Literario, pues se parte del
hecho de que a los estudiantes les causa admiración recibir
una carta en formato de papel, sobre todo en estos tiempos
en que el correo electrónico sustituyó el correo tradicional. El
ver su nombre escrito en un sobre es algo que al niño le hace
sentir cierto aire de orgullo. Por eso es una actividad central
del Juego, y para estimularla cada año se imprimen y reparten
postales y esquelas en los planteles participantes, con moti-
vos alusivos al autor y la obra leída.
La característica principal del cruce de correspondencia
es que quien remite la carta no tiene sino el nombre de su
J u e g o L i t e r a r i o
La escritura, ejercicio imprescindible
88
destinatario, porque personalmente los estudiantes no se co-
nocen. El único vínculo entre ellos son los libros cuya lectura
han compartido. Sí saben que después, en los encuentros de
fogueo entre las instituciones hermanas, se podrán conocer;
como también conocerán al escritor en la sesión final. Tal ex-
pectativa es saludable porque sirve de azogue para mantener
vivo el interés de los estudiantes en el Juego Literario.
¿Qué escriben los estudiantes en estas cartas? Hacen
apuntes sobre los libros y el autor que leyeron, y sobre asun-
tos personales: sus gustos y aficiones, el valor de la amistad
y ser juicioso con la lectura. Y no falta el chico que aprovecha
para hacerle un inocente lance amoroso a la niña con quien
en suerte le tocó intercambiar esquelas, y que todavía no co-
noce.
Esta, por ejemplo, es la carta que Erika Londoño, del grado
10º del Liceo Santa Elena, le envio al niño de la institución edu-
cativa hermana, el año en que el escritor español Jordi Sierra
fue el invitado:
“¡Hola! Soy Erika y desearía contarte mi experiencia con
las obras de Jordi Sierra i Fabra. He leído los libros El niño que
vivía en las estrellas y Marte XXIII”. Me parece que en ellos
Jordi nos habla simbólicamente de algo que la juventud debe
rescatar, como lo es la autonomía, la espiritualidad y el ver-
dadero yo que somos nosotros mismos. Debemos saber que
cada libro en su fantasía será una muestra de lo que es el
mundo realmente”.
Los docentes y promotores de lectura también deben in-
ducir a los estudiantes a escribirle cartas al autor por Internet,
que es el mejor medio porque regularmente éste reside en
otra ciudad u otro país. ¿Sobre qué le escriben? Sobre muchas
cosas, porque en el desarrollo de sus lecturas y los ejercicios
en los talleres se van cargando de preguntas y su curiosidad
89
sube al punto más alto. Le preguntan sobre sus personajes
y los temas de sus libros, pero también sobre su familia, su
estado de salud, sus hijos, sus mascotas, dónde y con quién
vive, qué le gusta comer, si sabe bailar, por qué decidió escri-
bir, de dónde saca tanta imaginación, etc.
Esta es la carta que un joven de la Fundación Ratón de
Biblioteca le escribió a Jordi Sierra en el 2001, año en que éste
fue invitado al Juego Literario:
“Soy Jorge Mariaca, un joven de 20 años y he leído su
libro titulado La fábrica de nubes. Ese es un cuento para ni-
ños, pero a mi me pareció fantástico. La forma como usted se
expresa, como llega con un lenguaje tierno e infantil. Me
permite analizar que usted posee mucha ternura, cariño
y amor en especial por los niños y jóvenes, quienes necesi-
tan cultivar su imaginación y usted les ayuda a ver, a conocer
otros mundos de fantasía e imaginación”.
Esta es la carta que la niña Alejandra, estudiante de grado
6º del colegio Camilo Torres, le escribió a Yolanda Reyes:
“Yolanda te quiero decir que he leído todos tus lindos
libros, el que más me gustó sobre todo fue El terror de 6º
B, porque eran muy hermosas las historias. Bueno, aquí me
despido porque me tengo que ir para la casa. Me pareció muy
interesante el encuentro con el otro colegio porque conocí
al niño que me escribía. También me pareció muy divertido
pero lástima que algunas niñas eran muy creídas. ¡Chao!”.
Esta es la opinión de Irene Vasco, escritora invitada a
varios Juegos Literarios, sobre su experiencia en el cruce de
cartas con los niños:
“Jugar con los niños a través de las cartas fue encantador.
El correo me hechizó hasta el punto de dejar mis tareas de
lado y pasar días enteros escribiendo, contestando de una
en una todas las cartas recibidas, que eran muchas. Intenta-
90
ba tarjetas novedosas, le robaba calcomanías a mis
hijos, hasta compraba sellos de los almacenes para
decorar las cartas. En mi casa me decían que parecía
embrujada. Y lo estaba. Pero mientras las cosas suce-
dían a distancia, por carta, eran irreales, solo se trataba
de un juego. Al llegar a Medellín descubrí que quienes
escribían eran niños de verdad y no seres virtuales,
como los que yo imaginaba desde lejos. Fue apasionante
verlos aparecer en las bibliotecas y multiplicarse, y oír sus
preguntas. Honestamente no entendía por qué querían sa-
ber tanto sobre mí (sigo sin entenderlo) pero así fue. Y fue
emocionante, no puedo negarlo”.
Sobre el mismo tema, esto escribió la profesora Marta
Elena Vélez, de la Escuela Municipal Belén:
“Es muy importante para los niños poder comunicarse
con alumnos de otras escuelas, porque además de lo gratifi-
cante que resulta para ellos establecer un correo, implica un
mejoramiento en la estructura gramatical y el aprendizaje de
la ortografía”.
Y este es el testimonio de Carlos Loaiza, promotor de
lectura:
“Me correspondió trabajar con los niños y niñas entre 10
y 17 años de la Corporación Talentos, en el sector de Lovaina,
chicos que por motivos varios no han tenido una educación
continuada. En lo personal me parece que es un logro ma-
ravilloso el que se hubieran entregado al Juego Literario con
tanto gusto, alegría, casi fiesta, rompiendo sus temores y pre-
juicios para escribirse con los niños y jóvenes de la institución
hermana. Eso me llena de regocijo el alma”.
Claro que también los niños pueden escribir cartas ficti-
cias, destinadas a personajes de los libros leídos. Un perso-
naje que fue objeto de muchas cartas fue La peor señora del
91
mundo, el año en que Francisco Hinojosa fue el autor invitado.
En sus cartas los niños le reprocharon a la peor señora su
comportamiento y mofaron de su aspecto físico.
Aparte de las cartas y las esquelas, hay otros ejercicios de
escritura que se pueden implementar a las aulas y los talleres.
Ejemplos: resúmenes o reseñas cortas de los libros leídos, o
escribirle un final distinto a un cuento, como ocurrió con To-
bías el capitán de los delfines. Los dos mejores finales fueron
leídos en la sesión con Hernán Rodríguez Castelo, autor del
cuento.
También es buen ejercicio que los niños escriban cuentos,
poemas o trovas inspirados en las obras leídas o sobre temas
relacionados. Por lo regular los animales, la naturaleza y la eco-
logía son los temas favoritos de los niños. Por ejemplo William
Andrés, de la escuela Juan Sebastián Sandoval, inspirado en la
lectura de Anthony Brown, escribió este cuento corto:
“Érase una vez un tigre muy feroz llamado Tahí, un día el
tigre salió a la selva y se perdió, esa noche estaba muy tene-
brosa y el tigre tenía mucho miedo”.
De Sergio Andrés Rojas Echeverri, niño del centro educa-
tivo San José de la Montaña, inspirado en el libro Las cosas de
la vida cotidiana, es este texto sobre el cordón:
“Los cordones fueron hechos en España hace muchos
años por la necesidad de las personas para amarrarse los za-
patos, utilizaban trapos pero se reventaban y los de cabuya
se deshilachaban. Hasta que un día un hombre muy extraño
cogió una lombriz y la amansó y la colocó en sus zapatos y la
lombriz se adaptó al zapato y se quedo ahí para siempre”.
Otro ejemplo de la inventiva de los estudiantes es este
“manifiesto”, redactado en tono de mofa por un grupo del co-
legio Santa María de la Paz, inspirado en la novela El terror de
6º B, cuento de Yolanda Reyes.
92
Los estudiantes del colegio Santa María de la Paz mani-
fiestan qué todos los estudiantes tienen derecho a:
1. Jugar y divertirse en el Juego Literario
2. A que todas las profesoras hagan fila en la tienda
y que no se metan como siempre lo hacen.
3. A comer todo lo que queramos en el salón.
4. A hacer indisciplina en el salón.
5. A que todos los días tengamos derecho a jugar fútbol.
6. A tener un descanso de tres horas.
7. A que las clases sean más cortas.
8. A venir con la ropa que uno quiera.
Comuníquese y cúmplase.
El juego con las palabras es otra cantera de la cual se
puede echar mano, especialmente cuando la obra del autor
invitado es poética. Como se vio en el capítulo anterior, hay
muchas maneras de jugar con las palabras (rimas, trabalen-
guas, acrósticos, adivinazas, poemas, etc.).
Un niño del colegio Cristo Rey, inspirado en Dora la lora,
personaje de un cuento de Irene Vasco, escribió el siguiente
texto con base en rimas:
Estaba la lora Dora
Sentada en su mecedora.
Cuando pasó Mario el canario
Invitando a su vecindario.
La lora Dora dijo: qué pasará ahora
cuando me pare de la mecedora.
93
Mario el canario se le tiró encima
Le pegó un aletazo y la tiró para arriba.
Dora la lora reaccionó, tomó espinacas
Y muy fuerte se volvió.
Mario el canario voló al palacio
Y Dora la lora le dio un palazo.
Mario el canario quedó borracho
Del tremendo guarapazo.
Dora la lora le dio un refresco
Y Mario el canario quedó molesto
Y es por eso que se acabó esto.
Los acrósticos también son una buena propuesta para
ejercitar el ingenio. Este es un ejemplo, hecho con base en el
título del cuento Una cama para tres:
Una
Noche, misteriosa
Andrés se acostó pero no era
Capaz de dormir. Mamá le leyó cuentos
Al sentirse tan cansada se enfureció.
Mamá léeme otro cuento- dijo
Andrés. Ya no más, es muy tarde –repuso mamá
Pero sus pesadillas no lo dejaban dormir
Andrés le decía a mamá
Rayos! El dragón me atrapa.
Andrés no diga
Tonterías contestó papá. Es extraño que un dragón
llegue hasta acá.
Rápido mamá! Mira que me atrapa, déjame
Entrar a la cama tuya y de papá,
Sí hijo, entra ya, y las pesadillas pronto terminarán.
La escritura de diarios personales han resultado ser efec-
tivos para estimular a los estudiantes a escribir sus vivencias
94
y opiniones. Por ejemplo, en el Centro Educacional
Don Bosco, a propósito de la lectura de la novelas
El terror de 6º B y Los años terribles, de Yolanda
Reyes, a los estudiantes se les pidió que escribie-
ran en su diario algo sobre sus conflictos en el hogar y en el
colegio, y se les puso a definir, de acuerdo con sus vivencias
personales, palabras como familia, cantaleta, amistad, com-
plicidad, adolescencia. Resultado de ello es este texto sobre
lo que para la niña Johana, de la escuela Rosalía Suárez, sig-
nifica la adolescencia:
“Ser adolescente no es nada bueno. Uno tiene que pasar
por obstáculos muy horribles. Los padres lo van rechazando
porque uno se vuelve rebelde…Tengo rabia con mi adoles-
cencia porque los hombres lo ven a uno con mucha mor-
bosidad, no me gusta ser adolescente porque siento que el
mundo se me cae encima. Pero tampoco quisiera ser vieja
tan pronto, pero bueno el destino es el que manda”.
Como ejercicio de escritura también es de utilidad peda-
gógica poner a los estudiantes a opinar sobre los libros leídos
o a comentar situaciones de los personajes, o sobre el Juego
Literario mismo. Por ejemplo, la niña Marta Grajales, en un
cuaderno especial que llevó y que tituló Mi proceso literario,
escribió este comentario:
“A mi me pareció el Juego Literario una experiencia ma-
ravillosa porque en la escuela casi nunca leímos libros, o si
los leíamos eran siempre Caperucita Roja, Blanca Nieves. En
95
cambio en este Juego Literario conocimos de todo un poco
de literatura infantil y juvenil. También me pareció agradable
porque Carlos (el promotor de lectura) le ponía alegría a las
lecturas, hacía que fueran agradables”.
Para efecto de estimular la escritura de textos, se reco-
mienda promover la elaboración y disposición de carteleras
y periódicos murales en un lugar bien visible del plantel edu-
cativo, pues es allí donde los estudiantes pueden publicar sus
textos, ilustraciones, dibujos y demás actividades desarrolla-
das en las aulas y los talleres.
En este punto es bueno agregar algo sobre la manera
como los docentes y promotores de lectura deben afrontar su
compromiso y responsabilidad con el Juego Literario; compro-
miso que pasa por su preparación personal y su empeño para
que todo salga bien y el Juego gane en dinamismo y avance
en lo que es su función básica: la formación de lectores.
Para ello los docentes y promotores de lectura deben re-
unirse periódicamente en mesas de trabajo, con el objeto de
hacer reflexiones, análisis y discusiones en torno a temas que
atañen al Juego. Enterarse, por ejemplo, de nuevas estrategias
de lectura, de aspectos polémicos referentes al autor
invitado y al material de lectura, de proyectos
que pueden ponerse en práctica con los
niños y nuevas posibilidades de traba-
jo con el libro. Por eso, para facilitar
el desarrollo del Juego Literario,
es conveniente que éste sea
incluido como programa
estratégico en el Proyec-
to Educativo Institucional
(PEI) de cada institución
educativa.
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Estos encuentros se realizan dos o tres semanas antes
de la sesión final con el escritor invitado. Se hacen entre los
estudiantes de las instituciones educativas hermanas, lo que
significa que en el caso del Juego Literario de Medellín su nú-
mero es considerable por el ya alto número de instituciones
participantes. En el 2006 fueron 45 instituciones, y en el 2007
la suma se elevó a 102.
Son encuentros que duran unas dos o tres horas, y se
hacen con varios objetivos. El primero es que los estudiantes
se conozcan, compartan las experiencias del Juego Litera-
rio, intercambien ideas, e incluso se entreguen obsequios
y presentes. Es un momento especial porque allí se van
a conocer personalmente quienes previamente se cruza-
ron cartas, lo cual es algo que en los niños y los adoles-
centes siembra expectativas saludables. Lo segundo, es
que estos encuentros zonales se hacen para examinar
el grado de preparación de los estudiantes de
cara a la sesión final con el autor invitado. A
esta sesión, tan importante para ellos, y sobre
todo tan anhelada, no pueden ir de cualquier
manera. Deben ir bien preparados para que
sea lo más fructífera posible.
Los encuentros zonales deben hacerse
en recintos cómodos y amplios, donde, ojalá,
quepan todos los estudiantes de las institu-
ciones hermanas. Pueden realizarse en el
J u e g o L i t e r a r i o
Los encuentroszonales
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auditorio o los patios de alguna de las instituciones, o en la
biblioteca si ésta es lo suficientemente espaciosa. Pero es
preferible que se hagan por fuera de los planteles, de modo
que la experiencia represente para los estudiantes un estimu-
lante cambio de ambiente.
En Medellín hay muchos escenarios adecuados para rea-
lizar estos encuentros. De hecho se han llevado a cabo en el
Jardín Botánico, los auditorios del Colombo Americano y la
Biblioteca Pública Piloto, entre otros. Pero son
los nuevos Parques Biblioteca que construyó la
Administración Municipal, dados al servicio en
el año 2007, los recintos más idóneos para una
actividad como el Juego Literario. A partir de
ahora estos Parques Biblioteca serán, sin duda,
otra de sus fortalezas.
Por su parte los docentes, los promotores
de lectura y bibliotecarios deben procurar que
estos encuentros sean ágiles y divertidos, y sobre todo equili-
brados en la participación de los grupos, para evitar que solo
uno de ellos manipule o se apropie de la actividad.
Son muchas y variadas las actividades lúdicas y de com-
prensión de lectura que se pueden realizar en estos encuen-
tros entre instituciones hermanas. La actividad básica es el
fogueo de preguntas y respuestas de los estudiantes en
torno a las obras leídas y a la biografía del au-
tor. Es una buena manera de evaluar su grado de
comprensión y asimilación de las lecturas, y qué
tanto saben del autor invitado.
El fogueo de preguntas y respuestas puede
hacerse al azar (por medio de balotas o sobres
cerrados) o por un cuestionario. Cada institución
conforma un bando, cuyos integrantes deben
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responder correctamente las preguntas, sopena de rebajar
puntos en la tabla de evaluación. Gana el bando que más
puntos obtenga. Esta clase de competencias son importantes
como dinamizadoras del juego, no como fines en sí mismas,
pues la competencia no es de la esencia del Juego Literario.
Son incluso los mismos niños quienes al final dictaminan y
aceptan por aclamación al ganador.
Tampoco se trata de hacer pregun-
tas de respuestas cerradas, que son
más difíciles, con el fin de hacer perder
a los otros. Las preguntas, en un núme-
ro igual para cada bando, deben ser
abiertas, o sea admitir más de una res-
puesta válida. En la factura de las pre-
guntas y la calidad de las respuestas
se manifiesta el grado de creatividad,
reflexión y comprensión de los estudiantes. Por eso en su re-
dacción sólo pueden participar ellos. Los docentes y promo-
tores no deben intervenir, a menos que sea para mejorar la
redacción de las preguntas o evitar desviaciones y excesos.
Otras actividades que al tiempo que divertidas resultan
didácticas, son los concursos. Por ejemplo “Concéntrese”, un
concurso de retentiva y memoria que antaño fue muy popular
en la televisión colombiana, se ha jugado en varias versiones
del Juego Literario, con mucho éxito. También se han realiza-
do carreras de observación, para las cuales los estudiantes
de las instituciones participantes se reparten por equipos.
Cada equipo debe pasar por todas las bases establecidas
y resolver las distintas actividades y situaciones planteadas
en cada una, con temáticas relacionadas con el autor y las
obras leídas. A parte de ser una forma gozosa de sacar el
Juego Literario a la calle, al espacio público, las carreras de
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observación sirven para acentuar en los niños el sentido de
responsabilidad y el trabajo en equipo. A estas actividades se
suman otras como el popular “ahorcado y las loterías y rom-
pecabezas elaborados por los promotores de lectura.
Considerando que casi todos los cuentos y novelas para
niños se prestan a la representación teatral (por lo regular sus
personajes exagerados no tienen rasgos muy definidos
y particulares), la puesta en escena de las obras leídas
constituye una de las formas preferidas de expresión
en los encuentros zonales y en la sesión final con el
autor. Es también la ocasión para que los estudiantes
demuestren su ingenio y creatividad a partir de los
símbolos y elementos más relevantes de las obras, y
caractericen los personajes desde sus expresiones,
sus diálogos y sus trajes. El vestuario, por ejemplo, se
puede improvisar con ropa que los niños traigan de
sus casas, y el escenario se reinventa con los recursos que
estén a la mano y no impliquen un alto costo.
Hay puestas en escena que siguen el curso narrativo de la
historia original, y otras que se salen de este curso y recrean
situaciones nuevas. Por ejemplo, fue muy bien comentada la
representación teatral que un grupo de estudiantes de la ins-
titución Héctor Rogelio Montoya hizo a partir de la novela La
peor señora del mundo, del mejicano Francisco Hinojosa. El
grupo se ideó un pintoresco tribunal de justicia para juzgar a
La peor señora del mundo por sus malas mañas y pésimas
costumbres. El juicio se montó con abogados, fiscales y jue-
ces nombrados entre los mismos estudiantes, que con gracia
e ingenio supieron construir una historia propia a partir de la
historia original.
Prácticamente en todas las versiones del Juego Literario
se han hecho puestas en escena, y en algunas oportunidades
100
ha habido también función de títeres, para lo cual se ha con-
tado con el apoyo de talleristas expertos en elaboración de
muñecos y el arte de narra una historia a través de ellos.
Finalmente, es importante involucrar en estrategias de lec-
tura a los padres de familia que, más allá de acompañar a sus
hijos a los talleres y sesiones de lectura, muestran un interés
por el Juego Literario. Se destaca una experiencia piloto rea-
lizada por una promotora de lectura con un grupo de padres
del sector de la Floresta, quienes semanalmente asistieron a
un taller de lectura. Con los adultos los recursos lúdicos tam-
bién se usan, obviamente no de manera tan elemental como
con los niños. En el año 2004, también se hizo una experiencia
lectora con bebés acompañados de sus padres en la cual se
realizó un ejercicio de familiarización de los pequeños con el
libro como objeto, con sus imágenes y con la voz del lector.
101
J u e g o L i t e r a r i o
La sesión finalcon el autor
Para la sesión final con el autor se debe
hacer una selección de los estudiantes de
cada institución educativa participante, ya
que en el caso de Medellín éstas son mu-
chas y todos los estudiantes no caben en un
solo recinto. Tal selección se hace mediante
juegos de competencia entre aquellos que,
a juicio de los docentes y promotores de
lectura, mejor aprovecharon los talleres y
mostraron más compromiso con el proceso de lectura.
Porque la otra alternativa es no hacer una sola sesión final
sino programar varias, para abarcar así más estudiantes. Esto
de hecho se ha venido haciendo en las últimas versiones del
Juego Literario, que han tenido dos y hasta tres encuentros
con el autor invitado, como también varios talleres y tertulias
de evaluación con los docentes, bibliotecarios y promotores
de lectura que participaron en el Juego.
En cualquier caso, la sesión final con el autor no debe
tener más de 400 estudiantes, porque entonces se vuelve
inmanejable, se dificulta el contacto físico de los niños con
el autor, que es un elemento sustancial del Juego Literario,
su promesa básica. Es conveniente sí, y además justo, invitar
a aquellos padres de familia que a lo largo del proceso del
102
Juego mostraron interés y compromiso. Ellos también deben
tener el privilegio de encontrarse y hablar con el autor.
A la sesión final los estudiantes llegan en el punto más
alto de expectativa. Es el momento del tan anhelado encuen-
tro con ese escritor desconocido del que tanto han hablado,
a quien tanto han leído y de quien ya han recibido cartas y
mensajes de saludo. Están llenos de admiración por él y tienen
cientos de preguntas para hacerle.
Y es que para los niños los autores son por lo general
seres gaseosos, incluso porque no los asocian con los libros.
Creen que los libros salen de máquinas que los escriben y
los producen como cualquier otro artículo del mercado. Por
eso el encuentro cara a cara con el autor es una experiencia
impactante, que los llena de emoción. Además porque éste
los saluda, los abraza, les firma autógrafos y dedicatorias, y se
dirige a ellos con sencillez y palabras amables.
Es también para los estudiantes la oportunidad de escu-
char, en la propia voz del autor, las respuestas a sus dudas e
inquietudes en torno a los personajes y las obras que leyeron;
la ocasión de esclarecer aquellos detalles que no entendieron
o quedaron obscuros, y el momento de hacerle las ineludibles
preguntas de rutina: qué lo llevó a ser escritor, cuándo se dio
cuenta de que lo era, cuál de sus libros se parece a su vida, en
qué se basa para crear sus personajes, qué consejos le daría a
alguien que quiera ser escritor, por qué escribe para niños y si
también escribe para adultos, cuántos hijos tiene, etc.
“En estos encuentros los jóvenes se acercan al escritor
de una manera muy familiar, desmitifican su imagen, e incluso
se dan cuenta de que algún día pueden llegar a ser como él”,
dice al respecto Blanca Nelly Múnera Gallego, quien fue pro-
motora del Servicio Móvil de Lectura.
Sin embargo, la sesión final no se puede quedar sólo en el
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juego de preguntas y respuestas, porque este es un esquema
que rápidamente se agota. Entre otras cosas porque en las
cartas que previamente el escritor ha cruzado con los estu-
diantes ya ha resuelto muchas de las preguntas.
En la sesión final debe haber un espacio para que el
escritor invitado lea sus textos en su propia voz, lo cual es
especialmente deseable cuando se tra-
ta de un escritor con chispa histriónica,
presencia escénica y poder de contagio.
Porque no todos tienen ese don. Algunos
son tímidos, como fue el caso de Irene
Vasco, quien así cuenta su experiencia
en el primer Juego Literario en el que
participó, en 1998:
“El Juego Literario fue el escenario
perfecto para borrar uno de mis grandes terrores: el miedo a
los adolescentes. Hasta hace poco les tenía pavor a los jóve-
nes mayores de 12 años. Los miraba desde lejos, no me atre-
vía a cercarme a ellos. La tarde pasada en el Jardín Botánico
con un grupo de ellos me hizo considerar mis viejos prejui-
cios. Por una vez no hice hechizos, no convertí a los niños en
murciélagos ni las niñas en princesas. Solo hablé. Mientras
caía la tormenta que al principio me pareció interminable, los
muchachos hablaron sobre la vida, sobre las personas, los
sentimientos y, creo, que hasta sobre la muerte. La tormenta
se calmó. La tarde se terminó y yo quería quedarme ahí con
esos jóvenes vitales, llenos de inquietudes, con los que espe-
ro volver a encontrarme un día para seguir aprendido”.
Total, para el autor el encuentro con estudiantes que han
leído su obra al derecho y al revés, que saben muchas cosas
suyas, y que además le hacen un recibimiento casi de estrella
del rock, siempre será una experiencia impactante, que difí-
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cilmente podrán olvidar. Francisco Hinojosa va incluso más
allá, dice que su primera participación en el Juego Literario le
cambió el rumbo a su escritura:
“Ese encuentro con los niños fue fenomenal. Ellos pa-
saban y me tocaban a ver si yo era de verdad. Juro que me
sentí como un jugador de fútbol o un cantante de rock. Nunca
creí que un escritor pudiera ser ovacionado de la manera en
que lo hicieron conmigo. Lo que más me conmovió fue que al
final una niña se me acercó y me regaló un libro de cuentos,
de un autor que no recuerdo. En esas el papá se me acercó y
me dijo que ese era el libro favorito de ella, el que leía todas
las noches. ¡Y me lo regaló a mí, su libro preferido! Todo eso
me marcó mucho, fue definitivo en mi carrera literaria. Desde
entonces me dediqué más a la literatura para niños, porque
hasta ese momento yo había producido más para adultos”.
Sólo en una ocasión, en la versión del año 2006, el Juego
Literario tuvo como autor invitado a un escritor ya fallecido,
o sea que en esta ocasión no se cumplió la promesa básica
del evento: el encuentro de los lectores con el escritor, lo cual
en este caso se justificó porque se trataba de Roald Dahl, un
clásico de la literatura infantil del siglo XX. El proceso del Jue-
go fue similar en todos sus pasos, menos obviamente en la
sesión final.
El encuentro con el escritor es también el momento ideal
para que los estudiantes y talleristas exhiban las mejores pro-
ducciones desarrolladas durante el pro-
ceso del Juego Literario, y para que cada
institución educativa se luzca con esas
producciones, que pueden ser obras de
teatro o representaciones artísticas con
motivos alusivos o relacionados con las
obras leídas. O realicen exposiciones de
carteleras y periódicos murales, de separadores de libros, o
hagan una reseña fotográfica de las actividades realizadas. El
proceso de lectura de la obra de Roald Dahl fue el motivo para
que los estudiantes de un colegio hicieran el Museo Roald
Dahl, con hojas de árboles, piedras, fotografías, bolas de cristal
y otros objetos familiares en la obra de este autor.
Una actividad que ya es imprescindible es el encuentro,
o los encuentros, del escritor con los docentes, promotores
de lectura, bibliotecarios y padres de familia participantes en
el Juego Literario. Son tertulias con carácter evaluativo, en las
que cada quien expresa su parecer sobre el Juego, sus acier-
tos y desaciertos, y cuenta si quiere su experiencia personal.
También se analizan temas específicos de la obra del autor y
se reflexiona sobre el proceso de lectura como hecho pedagó-
gico. “Qué es leer, para qué leer, y qué leer, son las preguntas
a partir de las cuales se puede armar una tertulias con los
docentes”, sostiene Francisco Hinojosa.
Como también es importante que en cada institución
educativa los docentes elaboren al final unas memorias del
Juego Literario, en forma escrita y con apoyo de imágenes y
fotografías. Por ejemplo, en sus memorias la profesora Dora
Nidia Cortes, del Liceo Concejo de Medellín, consignó estas
palabras sobre su experiencia, que constituye una buena ex-
presión de lo que es y logra hacer el Juego Literario:
“… nos hemos sentido afortunados y privilegiados, por-
que nos han tenido en cuenta en esta entusiasta propuesta
del Juego Literario. Presenciamos con agrado y alegría como
nuestros alumnos que participaron han sobrepasado el abis-
mo que los separaba del libro; han superado el riesgo de per-
derse algunos de los hilos entrecruzados de actividades aca-
démicas que esfuman la lectura, y se han consolidado como
grandes lectores”.
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Y en esas mismas memorias se consigna la opinión del
niño Didier Mejía, que viene a ser el mejor elogio que se le
pueda hacer a un proceso de aprendizaje de lectura:
“… Hoy leo con más ganas. Ahora leo un libro y no lo dejo
hasta terminar. Cuando llego al final me da pesar porque me
involucro mucho en las historias”.
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