Lectio divina Domingo XV Tiempo ordinario Ciclo A. 13 de Julio 2014 Secretariado Dioc. Cádiz y...

Post on 02-Feb-2016

217 views 0 download

Transcript of Lectio divina Domingo XV Tiempo ordinario Ciclo A. 13 de Julio 2014 Secretariado Dioc. Cádiz y...

Lectio divina Domingo XV Tiempo ordinario Ciclo A. 13 de Julio 2014 Secretariado Dioc. Cádiz y Ceuta Música: Reiki. Liberación de los pensamientos Montaje: Eloísa DJ

Avance Manual

ORACIÓN INICIAL

Señor, hoy vienes a mi tierra a sembrar tu mensaje.

Ayúdame a escucharte, a aceptar tu Palabra, a configurar mi vida con ella.

Concédeme ser tierra buena que produzca fruto abundante.

Señor, que pase por la vida sembrando tu Palabra.

TEXTO BÍBLICO Mt. 13. 1-23

1 Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. 2 Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. 3 Les habló muchas cosas en parábolas:

«Salió el sembrador a sembrar. 4 Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.

5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; 6 pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.

7 Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. 8 Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. 9 El que tenga oídos, que oiga».

10 Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?».

11 Él les contestó: «A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.

12 Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. 13 Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender.

14 Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: “Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; 15 porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure”.

16 Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. 17 En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.

18 Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: 19 si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.

20 Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; 21 pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.

22 Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril.

23 Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».

LECTURA

¿Qué dice el Texto?

SALIR A SEMBRAR

Jesús es el verdadero sembrador.

De él tenemos que aprender también hoy a sembrar el Evangelio.

Antes de contar la parábola del sembrador que «salió a

sembrar», el evangelista nos presenta a Jesús que «sale de

casa» a encontrarse con la gente para «sentarse» sin prisas y dedicarse durante «mucho rato» a sembrar el

Evangelio entre toda clase de gentes.

Lo primero es salir de nuestra casa. Es lo que pide siempre Jesús a sus discípulos: «Id por

todo el mundo...», «Id y haced discípulos...».

Para sembrar el Evangelio hemos de salir de nuestra

seguridad y nuestros intereses.

Evangelizar es "desplazarse",

buscar el encuentro con

la gente, comunicarnos con el hombre

de hoy, no vivir

encerrados en nuestro pequeño mundo eclesial.

Esta "salida" hacia los demás es ofrecer a las personas la oportunidad de encontrarse con Jesús y conocer una

Buena Noticia que, si la acogen, les puede ayudar a vivir mejor y de manera más acertada y sana.

Es lo esencial.

A sembrar no se puede salir sin llevar la semilla.

Antes de pensar en anunciar el Evangelio a otros, lo hemos de acoger dentro de la Iglesia, en nuestras

comunidades y nuestras vidas.

Es un error sentirnos depositarios de la tradición cristiana con la única tarea de transmitirla a otros.

Una Iglesia que no vive el Evangelio, no puede contagiarlo. Una comunidad donde no se respira el

deseo de vivir tras los pasos de Jesús, no puede invitar a nadie a seguirlo.

Las energías espirituales que hay en nuestras comunidades están quedando a veces sin explotar,

bloqueadas por un clima generalizado de desaliento y desencanto.

Nos estamos dedicando a "sobrevivir" más que a

sembrar vida nueva.

Hemos de despertar nuestra fe.

La crisis que estamos viviendo nos está conduciendo a la muerte de un cierto cristianismo, pero también al comienzo de una fe renovada, más fiel a Jesús y más

evangélica.

El Evangelio tiene fuerza para engendrar en cada época la fe en Cristo de manera nueva.

También en nuestros días.

Pero hemos de aprender a sembrarlo con fe, con realismo y

con verdad.

Evangelizar es hacer posible el nacimiento de

una fe que brote,

como respuesta nueva al Evangelio escuchado desde las preguntas, los sufrimientos, los gozos y las

esperanzas de nuestro tiempo.

Es hora de sembrar en los corazones lo esencial del

Evangelio.

meditación

¿Qué me dice el Señor en el Texto?

La palabra de Dios sigue llegando, cayendo sobre

nuestros terrenos… buenos, malos, agrestes,

caminos…

¿te has convertido en “depósito” de

mensajes, de palabra que no

son fecunda, sino que se queda

ahí… inútil, estéril, sin respuesta, sin

efecto?

¿Ordinariamente te preparas para acoger la Palabra de Dios?

¿A qué niveles de tu existencia dejas que llegue?

¿Reconoces en alguien de tu entorno la mano siempre abierta del Sembrador?

¿Cómo defines tu tierra?

“… bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen”

Toda tu vida es una parábola en la que Dios está escondido

y desde donde te habla.

¿Te quedas en el interior de las cosas y de los

acontecimientos?,

¿o “ves” y “oyes” a Dios en el centro de tu vida y de todas las situaciones humanas?

¿Estás desarrollando todas tus energías

espirituales o se están quedando a veces sin explotar, bloqueadas por el desaliento y el

desencanto?

¿Te dedicas a “sobrevivir” más que a sembrar vida nueva?

oración

¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?

En tus ratos de oración, pide a Jesús que te convierta en terreno bueno, en persona

acogedora para poder llevar su Palabra.

Señor, no permitas que en mi vida se ahogue la semilla de tu fe y de tu gracia.

Concédeme descubrir cuáles son las piedras y los espinos que me impiden crecer.

Haz que me deshaga de todo lo que seca mi tierra y me impide dar frutos: de misericordia, de escucha, de

perdón, de entrega a ti y a los hermanos.

contemplación

¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?

“Salio el Sembrador a sembrar…”

Para sembrar el Evangelio, ¿estás dispuesto a salir de tu seguridad, de tus intereses, a desplazarte, a buscar el encuentro con la gente… a no vivir encerrado en tu

pequeño mundo?

En cada momento de tu vida, el Señor sigue sembrando en ti los buenos deseos, las ganas y la fortaleza para

caminar en su seguimiento, para hacer el bien y perdonar, para ser amado y amar.

¿qué cambios has de realizar en tu vida para que la Palabra sembrada dé más fruto?

Al esparcir la semilla, Jesús está hablando de ir a los caminos, sin temer a los

pájaros, de caminar entre piedras sin importar lo duro

de andar por allí.

Hoy se necesitan sembradores solícitos, infatigables, que trabajen entre espinas,

allí donde nadie se metería…

¿Aceptas el reto de Jesús en tu aquí y ahora?

acción

¿A qué me comprometo?

Dedica un tiempo extra para dejar que la semilla crezca en ti. Anúnciala a los demás con tu vida.

Examina qué disponibilidad interior

manifiestas a nivel personal y comunitario ante la escucha de la

Palabra.

Agradece al Señor su semilla, pon de tu parte para hacerla crecer con su gracia.

Aprovecha la oportunidad que Jesús

te da de ver cómo estás correspondiendo a su llamada, cómo lo

acoges a Él y a los hermanos en tu vida.

FIN