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7/24/2019 Las dificultades del espritu crtico-cientfico en una sociedad autoritaria1185-3462-1-PB
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Las dificultades del espritu crtico-cientfico
en una sociedad
autoritaria
H. C. F Mansilla
(Academia de Ciencias de Bolivia)
Resumen
El rea andina de Amrica Latina ha experimentado tres grandes corrientes
histrico-culturales que han contribuido a moldear
la
mentalidad colectiva:
( 1) el legado civilizatorio precolombino, (2)
la
tradicin ibero-catlica, y (3)
la recepcin instrumentalista de la modernidad occidental. Las dos primeras
fomentaron una cultura autoritaria y colectivista, poco favorable al
espritu
crtico-cientfico. La restauracin de la democracia (a partir de
1980)
fomenta,
con muchos obstculos, una .miversalizacin
de
los derechos humanos y la
introduccin de un espritu abie1to a la investigacin cientfica seria. Estos
esfuerzos han mitigado
la
fuerza del autoritarismo y han debilitado las certezas
dogmticas.
Palabras clave: autoritarismo - colectivismo - cultura precolombina -
tradicin ibero-catlica - democratizacin.
bstract
The Andean area ofLatn America has experienced three main historical
and
cultural currents, which
had
a strong influence
on
collective mentality:
(
1 the pre-Hispanic
1
ndian civilizations, (2) the
1
berian-Cathol ic tradition,
and
(3) a mere
in
strumental reception
of
actual western modernity. Both first
influences furthered an authoritarian
and
collectivistic culture
and
were
not
favourable to a critica and scientific spirit. The re-establishment ofdemocra
cy since 1980 promotes (with many impediments) a generalization of human
rights and the introduction
ofa
mentality opened to serious scientific research.
These efforts have softened the power of authoritarianism and weakened the
dogmatic attitudes.
Key words: authoritarianism - collectivism - pre-Hispanic culture -
lberian-Catholic tradition - democratization.
Araucaria. Rerista Iberoamericana de Filosofa Poltica
y
Humanidades N 19.
Primer
semestre de 2008.
Pgs. 65-77.
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66 H. C F
Mansilla
Sin
entrar a un debate terico -siempre insatisfactorio- sobre definicio
nes
conceptuales y problemas afines, se pueden hacer algunas aseveraciones
de ndole provisoria
en
torno a los complejos nexos entre
el
espritu crtico
cientfico y
una
sociedad
con
rasgos autoritarios .
Las
afirmaciones siguientes
estn pensadas para el rea andina de Amrica Latina, sobre todo para la regin
comprendida entre Ecuador y Bolivia
1
Aunque las generalizaciones
en
ciencias
sociales resultan siempre precarias e inexactas, son, por otra parte, indispen
sables
si
se quiere decir algo
que
tenga relevancia terica y sea algo ms
que
una
mera reproduccin de la realidad emprica.
Esto
es tanto ms necesario
cuanto faltan estudios serios y bien documentados sobre los vnculos entre la
actividad que habitualmente llamamos cientfica y las mentalidades
que han
prevalecido y que
aun son
dominantes
en la
zona andina
2
Durante
el
ltimo
medio
siglo todos los pases andinos
han
experimen
tado notables procesos de modernizacin, que han generado una marcada
especializacin de roles y funciones,
una
intensa diferenciacin de
los
tejidos
sociales y una expansin
sin
precedentes de los estratos medios. Algunos de
los aspectos ms importantes de este proceso son
las
mltiples modificaciones
acaecidas
en
la esfera de aquello
que
imprecisamente llamamos la cultura
popular.
El
fenmeno ms importante y curioso es, empero, la pervivencia de
mentalidades premodernas en medio del proceso de modernizacin acelerada.
El trmino
premoderno
alude aqu a actitudes autoritarias, prerracionales, con
vencional-conservadoras y tradicionalistas, las cuales persisten paralelamente
a la adopcin de normativas occidentales modernas en la esfera econmica, la
administracin pblica y el mbito acadmico.
En
la regin andina la situacin
del
espritu crtico-cientfico puede ser
mejor comprendida si consideramos brevemente
las
tres grandes corrientes
histrico-culturales que
han
contribuido a moldear la mentalidad colectiva:
1)
el
legado civilizatorio precolombino, 2) la tradicin ibero-catlica, y 3)
la
recepcin instrumentalista
de la
modernidad occidental.
El legado civilizatorio prehispnico y su pervivencia
en
el
m ito indgena
No hay duda de los notables logros del Imperio Inca y de las culturas
que
lo
antecedieron) en
muchos
terrenos
de la
actividad humana,
logros
que
Sabine Kurlenbach et
al.. Die
Andenregion-
Neuer
Krisenbogen
in
teinam?rika.
Frankfrt.
Vcrvue1t
2004
2 CJ: los volmenes siguientes,
que
contienen textos sobre la cultura poltica en la zona andina:
Jorge Nieto Montesinos comp.), Sociedades 11111/ticulturales y democracias en
Amrica
latina
Mxico. UNICEF 1999; Arturo Escobare/ al. comps.),
Poltica
cultural culturapoltica. Una
nueva
mirada
sobre
los movimientos sociales
latinoamericanos 13ogol.
T
au
rus
2001
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l s d[ficultades del espritu crtico-cient{fico en una sociedad autoritaria
7
se
extienden desde
la
arquitectura y
la
infraestructura de comunicaciones hasta
prcticas
de
solidaridad inmediata y un sentimiento estable
de
seguridad cer
tidumbre e identidad lo cual no
es
poco ciertamente. La dignidad superior
atribuida a
lo
supra-individual foment valores
de
orientacin y modelos orga
nizativos
de
ndole colectivista.
Los
padrones ejemplares
de compo11amiento
social eran
la
predisposicin a
la
abnegacin y
el
sacrificio
la
confianza en las
autoridades y
el
sometimiento
de los
individuos
bajo los
requerimientos
del
Estado
3
Todo esto condujo a una actitud bsica que perciba en la institucin
gubernamental algo natural y bienvenido y
que
consideraba
todo
cambio social
y poltico como algo negativo e incmodo.
Las
civilizaciones precolombinas no conocieron ningn sistema para diluir
el
centralismo poltico para atenuar gobiernos despticos o para representar
en forma permanente e institucionalizada
los
intereses
de los
diversos grupos
sociales y
de las
minoras tnicas.
La
homogeneidad era
su
principio rector
como
puede detectarse parcialmente
aun
hoy en el seno de
las
comunidades
campesino-indgenas.
Esta
constelacin histrico-cultural no
ha
fomentado en
estas latitudes
el
surgimiento
de
pautas normativas
de
comportamiento y de
instituciones gubernamentales que resultasen a
la
larga favorables
al
indivi
duo
como persona autnoma a
los
derechos humanos como
los
concebimos
hoy,
a
una
pluralidad
de
intereses y opiniones
que
compitiesen entre
s
y,
por
consiguiente
al
florecimiento
de
un espritu crtico-cientfico.
Las
comunidades indgenas
se
hallan
hoy
inmersas
en un
proceso de
modernizacin y es verosmil que esto ltimo haya sido inducido por factores
exgenos como
el
contacto diario
con el
mundo moderno y la influencia
de la
escuela y de
los medios
masivos de comunicacin
Paralelamente a este decurso
modernizante las culturas indgenas del presente conservan a menudo rasgos
autoritarios en
la
estructuracin social en
la
mentalidad colectiva y tambin
en la
vida cotidiana y familiar. Estos fenmenos
no
concitan
el
inters de los
partidos indigenistas y
de
sus
intelectuales quienes
ms bien
fomentan una
autovisin
de los
aborgenes basada en un panorama idealizado y falso del
pasado: las culturas precolombinas habran sido profundamente democrticas
y no habran conocido relaciones
de
explotacin y subordinacin
5
En resumen
para
el
mbito andino:
la
civilizacin incaica debera ser vista como un socia-
3 Cf . Magnus Momer. llie
Andean Past:
lands, Soci: tiesand Co1?f/icts. Ncw York:
Columbia U. P
J985.- Esta cultura poltica
del
autoritarismo
no ha
tenido significacin para
las
etnias
tupi-guaranes
de
Sudamrica.
que
se
han
destacado
por
una
actitud anti-estntista.
CI .
la
obra
clsica:
Pierre
Clastres.
l socit co/1/re l
wt. Recherches
d
anthropo
logie poli ique, Pars. Minuit 1974.
4 Cf . Jos Antonio Lucero (comp .), Beyo11d the
lost
Decade: lndigenous Moveme/1/s
and the
7ians-
jomwtion
of
Democracy and
Developme11t in
latin
Ame
rica,
Princeton. Princcton U. P 2001
5 Guillem1013onfil Batalla (comp.),
Utopa
y re
Polucin.
El
pensamiento poltico co11te111por11eo
de los indios en
Amrica latina,
Mxico, Nueva Imagen 1981. passi111.
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68 H C F Mansilla
lismo revolucionario y original, pero en estadio embrionario
6
Es precisamente
esta concepcin la que dificulta la difusin de un espritu crtico-cientfico:
promueve una visin complaciente y embellecida de
la
propia historia. atri
buye todas las carencias del pasado y de la actualidad a los agentes forneos
y evita un cuestionamiento del comportamiento,
la
mentalidad y los valores
de
orientacin del propio pueblo. En este campo las corrientes izquierdistas y
nacionalistas no han significado una ganancia cognoscitiva de la comunidad
respectiva y ms bien han contribuido a menudo a consolidar
los
aspectos
autoritarios en
el
mundo indgena.
Tambin
hoy
entre cientistas sociales existen tabes, aun despus del
colapso
del
socialismo. As como antes entre marxistas era una blasfemia im
pronunciable achacar
al
proletariado algn rasgo negativo,
hoy
sigue siendo
un hecho difcil de aceptar que sean precisamente los pueblos indgenas y
los
estratos sociales explotados a lo largo de siglos -y por esto presuntos deposi
tarios de una tica superior y encargados de hacer avanzar la historia- los que
encarnan algunas cualidades poco propicias con respecto a la cultura cvica
moderna, a
la
vigencia de los derechos humanos y al despliegue
de
una actitud
bsicamente crtica.
No
hay
duda de que casi todos
los
grupos poblacionales indgenas intentan
adoptar lenta pero seguramente numerosos rasgos bsicos
del
mundo occidental,
sobre todo en los campos
de
la tcnica y
la
economa. Como este designio tiene
lugar, al mismo tiempo, con el redescubrimiento de sus valores ancestrales,
lo
que finalmente emerge es una compleja y contradictoria amalgama
que
tiene
una relevancia decisiva para la configuracin de las identidades colectivas del
presente
7
Esta problemtica se halla inmersa en el debate mayor entre valores
particularistas y coerciones universalistas
8
, por un lado, y en la discusin so
bre
la
identidad colectiva
9
por otro.
En los
pases andinos se puede constatar
una controversia tcita entre
la
conservacin
de la
tradicionalidad aborigen y
6
Uno de los
mejores trabajos sobre esta problemtica
ha
pasado totalmente desapercibido:
Ma
nuel Sarkisyanz, 1 0111 /ndigenismus als Mythos vom Indianer und indianischer Vergangenheit. en:
Manuel
Sarkisyanz
(comp.).
Vo
Beben
in den
Anden. Propheten
des
indianischen Aujbruchs
in
Peru. Munich,
Dianus-Trikont
1985, pp.
i-xxxiii.
7
1-lelga
von
Kgelgen
(comp.).
Herencias indgenas tradiciones europeas y
la
mirada europea.
Madrid
/
Frankfurt:
Iberoamericana/
Vervuert 2002
8
C el
ensayo
fundamental:
Giacomo Marramao.
Paradojas del universalismo en: SOCIEDAD
Buenos Aires), N
4.
mayo
de
1994. pp. 25-38
9
Ct . Nelly
Arenas,
Globalizacin e identidad latinoamericana en: NUEVA SOCIEDAD (Ca
racas),
N
147. enero-lebrero
de 1997, pp
.
121-131; Jorge Larran lblez. Afodemi::.acin ra::.n e
identidad
en
Amrica Latina Santiago de Chile: Andrs Bello
1996; Daniel
lnnerarity. Qu ines
somos nosotros? Preliminares para una poltica de la identidacf
en :
REVISTA
DE
ESTUDIOS
POLITICOS
(Madrid),
N
113,julio-septiembre
de
2001,
pp.
225-236.
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las
d[ficultades del espritu crtico-cient{fico en una sociedad autoritaria 69
los intentos de alcanzar la modernidad a la brevedad posible, controversia no
explcita que tiene lugar
en el
seno
de
cada comunidad indgena
y, en
realidad,
en
la consciencia de muchos individuos. Esta pugna es particularmente clara y
de intensidad mayor
en
grupos indgenas de urbanizacin reciente y formacin
universitaria. Adems
hay
que consignar que numerosas reivindicaciones ind
genas encubren conflictos muy habituales por la posesin de recursos naturales
cada vez
ms
escasos, como tierras agrcolas y fuentes de agua
Nada de
esto es sorprendente, pues pertenece al acervo de la historia universal
Actualmente se puede aseverar que
en
la regin andina se dan dos fenmenos
al mismo tiempo. Por
un lado
el proceso de modernizacin, por ms modesto
que sea, ha socavado
en
forma lenta pero segura
la
autoridad,
el
prestigio y las
funciones que eran inherentes a
las
colectividades indgenas definidas segn
criterios tnico-culturales. La mayor autoconsciencia individual, la construccin
de la personalidad de acuerdo a parmetros urbanos, racionales y universales y
las imgenes omnipotentes de la globalizacin cultural contribuyen a debilitar
todo nexo identificatorio tradicional. Por otro lado, la misma accin moderni
zadora provoca una fue1te reaccin defensiva de
las
comunidades aborgenes,
que intentan preservar sus valores y normas y el control sobre sus miembros
precisamente con ms ahnco cuando se saben amenazadas de muerte, a menudo
revitalizando tradiciones autoritarias
2
En
la actualidad
las
tendencias indigenistas e indianistas
3
hacen evidente
un cierto fundamentalismo sobre todo
en el
anhelo de reconstruir
lo
propio
diferencindose
de
lo ajeno
lo
extranjero, moderno y occidental; y
en
el re
chazo
del
imperialismo cultural de Europa y
los
Estados Unidos, rechazo
que engloba creaciones civilizatorias
de
ndole universalista como
el
espritu
1OSobre los nexos entre las luchas tnico-culturales y
la
pugna por recursos naturales (espe
cialmente tierra y territorio) a nivel mundial.
cf.
el nmero monogrfico de INTERNATIONALE
POLITIK UNO GESELLSCHAFf (Bonn). N 2, abril-junio de 2003
11
Cf. paralelismos con
el
mundo islmico: Bassam Tibi,
lim1
Gottesreich zwn Nationalstaat.
Islam
und
panarabischer Nationafismus. Frankfu11:
Suhrkamp
1987. p.
30 sqq.; Tibi,
Der Islam
und
das Prob/em
der
kulturellen Bewtiltigung soziafen Wandels
Frankfrt, Suhrkamp 1985 , p. 157
sq
.,
16 1.
12 C
f Be11hold Weig, Die vergessenen Vofker Lateinamerika
s.
lndigene Bevolke
mng :;ll is
chen
Neo-Romantizismus und politischem Extremismus. en: KAS-AUSLANDSINFORMATIONEN
(Berln), vol. 21.
N
1, en ero de 2005.
pp.
4-12; Ul rich Goedeking. ber ichtbarkeit und Diversittit
e
n:
ib
id
.. pp. 1
18-I
30.
13 Sobre
la
diferencia entre indianismo (tendencia de
los
propios indios a la autonoma poltica e
independencia cultural) e indigenismo (corriente proveniente de fuera de los indios y favorable a la
mejora de
los
mismos mediante
la
aculturacin y la imitacin de modelos forneos),
cf.
Jos
Alci
na
Franch, El indianismo de Frav Bartolom de Las Casas en: Alcina Franch comp.), lndianismo e
indigenismo en Amrica. Madrid. Ali anza 1990, p. 38.
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H C
F Mansilla
crtico-cientfico, los derechos humanos y ciudadanos, algunas pautas contem
porneas
de
comportamiento socio-poltico (como
la
democracia representativa
liberal) y algunos valores actuales de orientacin (por ejemplo el individualismo
y
la
tolerancia pluralista). Esta inclinacin fundamentalista, aunque atenuada,
impide
el
autocuestionamiento de
la
propia constelacin,
de
sus valores
de
orientacin y
de
sus metas histricas,
lo
que constituye, en el fondo, el factor
ms importante
de
una actitud crtica.
Por otra parte, este intento
de
recrear un modelo civilizatorio propio pue
de
ser calificado
de
traumatizante y de intil: los ingredientes aparentemente
ms slidos y
los
factores ms sagrados del acervo cultural e histrico del
actual espacio andino resultan ser una mixtura deleznable y contingente
de
elementos que provienen que otras tradiciones nacionales o que tienen una
procedencia comn con
los
ms diversos procesos civilizatorios
14
La quin
taesencia identificatoria nacional o grupal , estimada _como algo primordial,
bsico e inalterable, slo puede ser definida y comprendida con respecto a lo
complejo, mltiple y cambiante que est encarnado en lo Otro, es decir en los
elementos determinantes
de las
culturas ajenas y hasta hostiles.
Este
ejercicio
de
la
bsqueda por lo autntico y propio tiene efectos traumticos porque pone
de
relieve
el
hecho
de
que
el
ncleo cultural que puede ser considerado efec
tivamente como la identidad nacional incontaminada constituye un fenmeno
de
impOJtancia y extensin decrecientes.
La
inmensa mayora de
los
estados
existentes actualmente
no
posea una consciencia nacional hace escasamente
doscientos afios
15
El despertar poltico de la poblacin indgena en toda el rea
andina puede estar justificado en trminos sociales e histricos, pero conlleva
el
peligro
de
un renacimiento del autoritarismo colectivista, lo que
no
es fa
vorable a un espritu crtico
16
14
Sobn: los muchos aspectos
del
indigenismo, su intento
de
revitalizar
el
pasado
una
utopa
arcaizante). sus
frutos
literarios y sus magras perspectivas actuales,
et el
hernioso l
ibro de
Mario
Vargas Llosa, La utopa arcaica. Jos Mara Arguedas y las ficciones del indigenismo. Mxico. FCE
1996: et: tambin Eduardo Devs Valds,
El pensamiento indigenista
en
A111rica
L lf
ina 1915- 930.
en: UNIVERSUM. REVISTA
DE
LA UNIVERSIDAD DE TALCA. vol. 12. 1997 , pp . 37-56.
15 Sobre las ficciones que fundan y sustentan los nacionalismos cf.
el
interesante ensayo de
Holm-Detlev Ktihler. El nacionalismo: un pasado ambiguo y un.futuro
sa11grie1110. en:
REVIS lA
DE
ESTUDIOS POLITICOS (Madrid).
N 98,
octubre/diciembre de 1997.
pp.
172-175: William
Pfafl:
La ira de las
naciones, Santiago de Chile, Andrs 13ello 1994
16 Cf. entre otros: Manfred Rabcneick. fndigene Interessenorganisation 2 d Ar tsbekii pji g
in Ekuador.
en : KAS-AUSLANDSINFORMArIONEN
13erlin), vol. 21.
N
l
enero
de
2005,
pp.
13-29:Angcla Meentzen.
fndgena d f olilik im
And1?11raw11:
Peru. en:
ibid .. pp. 30-56: Stcfan
.lost,
fndigener Protes/
in
Bolivien. Zie/e ei11er radika/isierte11 lndgena-Beweg11ng, en: ibicl
..
pp . 57-78.
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l s dificultades del espritu crtico-cient{fico en una sociedad autoritaria
71
La tradicin ibero-catlica y su influencia actual
No hay duda de que la larga era colonial espaola y luego la republicana,
que continu algunos elementos centrales de la explotacin y subordinacin
de los indgenas, han generado
en
las etnias aborgenes una consciencia muy
di
atada de nacin oprimida, de una injusticia secular
no
resuelta y de agravios
materiales y simblicos aun vivos en
la
memoria popular. Estas tendencias no
formulan soluciones practicables, pero s han fomentado
un
imaginario colec
tivo altamente emocional, que simultneamente se cierra al anlisis racional y
al debate realista de su condicin actual. La exacerbacin de elementos comu
nitaristas y pai1icularistas deb lita los aspectos razonables de la modernidad,
como la democracia pluralista,
el
Estado de Derecho, la concepcin de los
derechos humanos y la moral universalista.
La
mentalidad prevaleciente
en el
rea andina
no
puede ser disociada del
relativo estancamiento histrico que sufrieron Espaa y Portugal a partir del
siglo
XVI.
Este atraso evolutivo no puede ser desvinculado del conocido talante
iliberal y acrtico que perme durante largo tiempo las sociedades ibricas, el
que fue responsable parcialmente por la esterilidad de sus actividades filosficas
y cientficas, por
la
propagacin de una cultura poltica del autoritarismo y por
la falta de elementos innovadores
en
el terreno de
la
organizacin social. Se
pueden aducir varios argumentos contra estas aseveraciones, como su carcter
generalizante,
el
tratamiento poco diferenciado de unos fenmenos histricos
altamente complejos y el dejar de lado el erasmismo espaol
17
la ensaystica
poltica espaola de los siglos XVII y XVIII y los aportes originales de la
Ilustracin en la pennsula ibrica. Pero lo determinante es que estos factores
histrico-culturales no tuvieron ninguna influencia digna de mencin en el
rea andina, la que tampoco experiment la notable modernizacin espaola
a partir de las ltimas dcadas del siglo XIX.
En la
regin andina
se
expandi una forma particularmente dogmtica
y retrgrada del legado cultural ibero-catlico, que
se
destac por su espritu
irracional, autoritario, burocrtico y provinciano. A causa del llamado Patronato
Real establecido en
1508
por una bula papal, la Corona castellana y luego el
Estado espaol ejercieron una tuicin severa y rgida sobre todas las actividades
de
la
Iglesia Catlica en el Nuevo Mundo
18
La Iglesia result ser una institu-
17 Ct . Marce Bataillon,
Erasmo
y Espai a, Mxico, r E 1966; Jos LuisAbelln.
El
eras111Lm10
espai o/,
Madrid. Espejo 1976.
18
Cf'.
entre otros: 1-lorst Pietschmann. Staat und staatliche Enflvicklungam Beginn der spanischen
Ko/onisation Amerikas (El Estado y el desarrollo estatal al comienzo
de
la colonizacin espmiola en
Amrica). Mnster. GiilTes 1980; J. Lloyd Mecham, Church and State in latn A111erica: A /fisto1-;'
of Politico-Ecclesiastical Relations Chapel
HilL
North Carolina U. P
1966;
Frederick C. Tumer,
Catholicis111 and Politica/ Deve/opme111 i latn
A111erica,
Chapel Hill. No1th Carolina
U.
P 1971.
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72 H C
F Mansi/la
cin intelectualmente mediocre, que irradi pocos impulsos creativos en los
mbitos de la teologa, la filosofa y
el
pensamiento social. Durante la colonia
el clero goz de un alto prestigio social; la Iglesia promocion un extraordi
nario florecimiento de las artes, especialmente de la arquitectura, la pintura y
la escultura. La Iglesia respet de
modo
irreprochable el
modus vivendi
con la
orona
y el Estado; toler sabiamente rituales y creencias sincretistas; y sus
tribunales inquisitoriales procedieron, en contra de lo que ocurra en Espaa,
con una tibieza encomiable. Pero esta Iglesia no produjo ningn movimiento
cismtico; le faltaron la experiencia del disenso interno y la enriquecedora
controversia terica en torno a las ltimas certidumbres dogmticas. Debido
a la enorme influencia que tuvo la Iglesia en los campos de la instruccin,
la vida universitaria y la cultura en general, todo esto signific un obstculo
insuperable para
el
nacimiento de un espritu cientfico.
Las naciones ibricas no estimularon
ni
contribuyeron esencialmente al
nacimiento del mundo moderno, basado en el desarrollo impetuoso de la ciencia
y la tecnologa, en la industrializacin y la regulacin metdica de la vida coti
diana. Al sur de los Pirineos y en el mbito colonial espaol y portugus no se
dio hasta
el
siglo XIX una comprensin adecuada de los cimientos espirituales y
cognoscitivos de los procesos modernizadores y tampoco, paradjicamente, una
actitud crtica con respecto a lo negativo de la modernidad. Cuando las naciones
latinoamericanas y especialmente las andinas ingresaron
al
arduo camino de
la modernizacin,
lo
hicieron copiando indiscriminadamente los modelos
ya
existentes, ofreciendo
muy
poca resistencia a los aspectos antihumanos conte
nidos en aquellos sistemas imitativos de modernizacin, los cuales predominan
aun hoy en la fase contempornea de la evolucin latinoamericana.
Algunos males del presente (baste el referirse a las prcticas cotidianas
del Poder Judicial, de la administracin pblica y de la universidad) tienen que
ver
casi directamente con aquella tradicin socio-histrica. La poca colonial
conllev en la regin andina
una
marcada propensi n al centralismo
1
\
una
clara inclinacin al estatismo y al burocratismo y
un
cierto desprecio por
labores intelectuales y creativas. La atmsfera de las universidades
de
esa
poca
era similar a la prevaleciente en las Altas Escuelas de la Edad Media:
no exista la inclinacin a relativizar y cuestionar las certidumbres dogmticas
19 Cf. la brillante obra
de
Claudia Yliz.
The
Ce111ralist 7iadition o La/in America. Princelon.
l'rinceton U. P.
1980
.-
Para una
visin diferente el . Colin
M.
MacLachlan. Spain s Empire in 1he
N
ew
World.
7lie
Role
o
Ideas
in
lnstitutional and Social
C hange.
Berkeley etc
.
California
U.
P
1988 : Richard
M. Morse, El
espejo
de
Prspero.
Un
estudio
de la
dialctica del
Nuevo Mundo,
Mxico,
Siglo
XXI 1982
.
20 Cf.
Howard l
Wiarda,
Politics and Social Change in Latin America. T/1e Dislinc/ Ti-adilion,
J\mherst, Massachusetts U. P 1982: Mario Gngora, Su1dies in the Colonial H i s t o ~ ofSpanish
A111erica. Cambridge
U.
P 1975 .
7/24/2019 Las dificultades del espritu crtico-cientfico en una sociedad autoritaria1185-3462-1-PB
9/13
l s
d{ficultades del espritu crtico-cient{fico en una sociedad autoritaria 73
y los conocimientos considerados como verdaderos. Predominaba en ca1rbio
una enseanza de naturaleza receptiva, basada en la memorizacin de textos
y en la formacin de destrezas retricas. La investigacin cientfica y las ca
pacidades crtico-analticas no fueron desarrolladas. Los debates podan ser
intensos, pero acerca de cuestiones triviales
2
Varias de estas caractersticas
han persistido hasta hoy; los intelectuales adscritos al sistema universitario
han sido --
7/24/2019 Las dificultades del espritu crtico-cientfico en una sociedad autoritaria1185-3462-1-PB
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74
H C
F Mansilla
XIX)
y
por
lo
tanto, de una validez relativa. Fenmenos de vigencia parcial
no merecen, obviamente, que
se
les preste una atencin demasiado intensa y
menos an que sean integrados dentro de los valores de orientacin de la vida
cotidiana y de
los
parmetros
de
la planificacin del desarrollo.
n el rea andina est difundida la idea tcita de que es posible y deseable
separar un invento tcnico de su contexto cientfico de origen La impo11acin
masiva de tecnologas ha dejado de lado el sustrato cientfico, el espritu crtico
e indagatorio que hicieron posible
la
ciencia y por consiguiente, el florecimiento
tcnico-industrial contemporneo.
La
apropiacin incesante de tecnologas
civiles y militares, consideradas como productos neutrales de
la
inventiva
humana
y
por
lo
tanto, como libres
de
las peligrosas inclinaciones occidenta
les
en favor
de
actitudes indagatorias y probatorias, sirve para tender
un
velo
sobre
la
posible intencin socio-poltica que subyace a numerosos intentos
de
modernizacin acelerada: la preservacin de estructuras premodernas de tinte
marcadamente antidemocrtico, iliberal y antipluralista.
En
tierras andinas
el
resultado
es
una modernidad de segunda clase: hay
enormes ciudades que poseen todos los inconvenientes y pocas de
las
ventajas
de
las grandes urbes del Norte;
la
urbanizacin apresurada 'y la apertura de
vastos territorios suceden sin una preocupacin colectiva por
la
contaminacin
ambiental y la destruccin de la naturaleza; la construccin de instituciones
cvicas y polticas ha ocurrido hasta cerca de 1980 prescindiendo de los de
signios de liberalidad, democracia, tolerancia y pluralismo que animaron los
orgenes de aqullas
en
el marco de la civilizacin occidental.
Las grandes creaciones del Occidente europeo han pasado al Nuevo Mun
do por
un
tamiz de economicismo, pragmatismo e instrumentalismo, dando
como efecto una recepcin acrtica, unilateral y parcialmente deformada de la
modernidad. Estas aseveraciones se entienden como limitadas al campo de su
aplicacin prctica y
no
conciernen obviamente
los
afanes de eruditos, literatos
y artistas.
El
sesgo utilitarista y tecnocrtico que ha tomado
la
modernidad
en
el rea andina viene a ser mucho ms pronunciado que
en
sus sociedades
metropolitanas de origen y
se
manifiesta
en
la cultura popular y
en
el destino
experimentado por las universidades.
Lo rescatable de las tradiciones y los dilemas actuales
Esta crtica de las tradiciones socio-culturales del rea andina es a todas
luces insuficiente, ya que deja
de
lado los aspectos positivos-es decir, vlidos
hasta hoy- de aquellas herencias histricas. En lo referente al legado ibero
catlico hay que considerar los rasgos razonables que pueden ser localizados
en
la configuracin de
la
vida cotidiana, en las estructuras familiares, en
los
ritmos laborales, en el ornato y la esttica pblicas, en el mayor respeto por los
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Las d{ficultades del espritu crtico-cientfico en una sociedad autoritaria 75
ecosistemas naturales y en el reconocimiento de las limitaciones inherentes a la
especie humana, lo cual
ha
estado ligado a sentimientos religiosos. Aunque nos
encontramos con un tema altamente complejo, cuyo tratamiento diferenciado
puede despertar la impresin
de
un argumento esquizofrnico, es indispensable
ver estas tradiciones desde una perspectiva adicional para percibir, aunque sea
someramente, sus elementos rescatables y provechosos.
Por ejemplo: la tradicin ibero-catlica ha conocido tambin normativas
y comportamientos, a los que ahora se les atribuye el carcter de lo anticuado
y depasado por el rumbo pretendidamente inevitable del progreso material e
histrico, los que, sin embargo, han simbolizado y encarnan todava hoy-en la
literatura y en la memoria colectiva de muchos pueblos de la regin- diversos
fragmentos aun vlidos
de
una vida ms plena y humana y de un convivencia
ms sana que los principios comparables derivados de la cultura de la moderni
dad. La herencia ibero-catlica implicaba una relacin distanciada, escptica y
hasta ingeniosa con respecto a la administracin pblica y al Estado: contena
adems una tica laboral que no exaltaba el trabajo metdico y continuado ni
el ascetismo intramundano a la categora
de
fin ptimo
de
la especie
humana
y actitud gratsima ante los ojos de Dios -como lo hace todava la mayora de
las confesiones protestantes.
Estos aspectos de la tradicin ibero-catlica no juegan empero, un rol
importante en la cultura practicada actualmente.
El
punto de referencia para
la lite burocrtica del poder, para los responsables de configurar la opinin
pblica y para la mayor parte de las clases medias no es la cultura indgena ni la
herencia ibero-catlica, sino las normas y los valores encarnados en la cultura
globalizada de las naciones del Norte
23
Todos estos segmentos sociales han
sufrido un proceso ms o menos largo de asimilacin y aculturacin, tomando
como propios los padrones de orientacin de la civilizacin norteamericana
del presente y considerndolos
como
parmetros obligatorios de la evolucin
histrica universal. Al mismo tiempo, la consciencia colectiva en los pases
andinos intenta renovar su legado socio-cultural y contraponerlo
al
modelo
irradiado desde los centros metropolitanos, pero con un result
ado
mediocre.
23 Con
referencia al mundo islmico
13assam Tibi
acu la expresin: ..disposicin hacia una
pennanente esquizofrenia , para denotar esta tendencia socio-poltica. No hay
dudas de
que existen
notables paralelismos entre el mbito musulmn y el rea andina. Cf.
13assam
Tibi,
lnternationale
Politik und
En
twicklungs/tinder
-Fo
rschung
Frankfurt, Suhrkamp 1979,
p.
181;
cf tambin la
impor
tante obra de
Samuel
Kodjo, Probleme der Akkulturation
in
Aji-ika
(Problemas
de la
aculturacin en
A rica , Meisenheim: Hain 1973, cuyo
autor
present un interesante marco terico
para
la
comprensin
de fenmenos
actuales
de
aculturacin
en
el 1ercer Mundo. Una
de
las obras ms impo1tantes sobre
esta temtica
es
la
de
13assam Tibi,
Die
Krise des modernen
/slams.
Ei e vorindustrielle
Kultur
im
wissenschafl ich-technischen Zeitalter,
Munich,
13eck 1981 .- Estas obras, pioneras en
su
campo. no
han
perdido vigencia.
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76
H
C
F Mansi//a
Las culturas andinas se hallan
a la defensiva
dentro del universo del desarrollo
cientfico-tecnolgico de proveniencia metropolitana. Pero esta resistencia es
mayoritariamente retrica y de poca influencia real en la praxis cotidiana.
Conclusiones provisionales
El
carcter imitativo del desarrollo andino actual debe ser visto en con
juncin
con la mencionada recepcin unilateral de importantes fragmentos
del pensamiento occidental. Se ha adaptado como genuinamente autctono el
precepto occidental de que los designios humanos son factibles
si
hay la firme
voluntad poltica de implementarlos.
Al
mismo tiempo se difunde la concepcin
judeo-cristiana en torno a la desacralizacin de la naturaleza: el cosmos deja
de
ser
un objeto de contemplacin y admiracin con valiosas connotaciones
estticas, religiosas y morales) y se transforma
en el
mero substrato de recursos
que puede y debe ser aprovechado hasta
el
ltimo resquicio sin consideraciones
ecolgicas o conservacionistas. La consecuencia global2
4
es un ordenamiento
econmico, poltico y cultural con rasgos claros de imitacin subalterna, carente
de originalidad en las esferas decisivas de la
vida
moderna, especialmente en
el
campo
de la economa, la tecnologa y la organizacin empresarial e insti
tucional,
y,
a causa de su falta de racionalidad a largo plazo, con el peligro de
socavar su propio fundamento natural si persiste el ritmo actual de destruccin
del medio ambiente y del crecimiento demogrfico.
La adopcin de los paradigmas metropolitanos de desenvolvimiento
socio-econmico y de pautas de consumo de proveniencia occidental ha sido
facilitada enormemente por las mejoras en el campo de las comunicaciones,
por el incremento de los contactos personales entre individuos de la civilizacin
industrial y de los pases andinos y por la ampliacin de las oportunidades
de educacin superior. Las aspiraciones colectivas cada vez ms altas
en
lo
que concierne al nivel de vida, al consumo y a las distracciones conforman
el
fenmeno moderno de la
revolucin de las expectativas crecientes
que
puede ser tambin definido
como
el anhelo colectivo de obtener
lo
ms pronto
posible los frutos de las sociedades altamente desarrolladas del No1te, frutos
que desde
el
interior de los pases andinos son vistos como reivindicaciones
justas
deseables y obvias por casi todas las corrientes de opinin del espectro
poltico-ideolgico. Por la ausencia de
una
tradicin cultural verdaderamente
crtica, la consciencia colectiva est abierta y simultneamente sometida a los
24
Sobre
las
ambigedades de la globalizacin el .
los
estudios crticos: Anbal Quijano, Colo-
nia/idad del
pode1; globalizacinyde111ocracia
en: TRAYECTORIAS. REVISTA
DE
CIENCIAS
SOCIALES
(Monten-ey),
vol. 4,
N
7/8, septiembre de
2001
/abril de 2002, pp. 58-90:
Ulrich I3eck,
ll c1s ist G/obalisierung? Frankfurt, Suhrkamp 2002; Femando
Mires, Teora
del
nuevo
rnpitalis1110
o el discurso
de
la
globalizacin
Caracas. Nueva
Sociedad
2000.
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13/13
l s d{ficultades del espritu crtico-cient fico
en
una sociedad autoritaria
77
llamados efectos de demostracin
de un
modo
de
vida supuestamente superior.
El impacto
de
estos efectos ha sido singularmente fuerte entre Jos intelectuales,
las
lites polticas y empresariales y
los
estratos medios, y
ha
conducido a que
la
actividad primordial
de
estos grupos est centrada
en
torno a
los
conceptos
mgicos de progreso y desarrollo.
Los
resultados avasalladores de
los
efectos
de
demostracin sobre la consciencia colectiva representan, en
el
fondo, efectos
defascinacin
5
, ya
que los
modelos metropolitanos tienden a ser internalizados
como bsicamente propios e histricamente justificados.
Importantes sectores de la opinin pblica
en el
rea andina anhelan que
la consecucin de progreso y desarrollo englobe los valores metropolitanos
de
orientacin colectiva -modernizacin y urbanizacin aceleradas, consumo
masivo, tecnificacin de
la
vida cotidiana- juntamente con
la
preservacin
de
la cultura poltica tradicional y
de
pautas premodernas
de
comportamiento
en las esferas familiar y cultural. Esta mixtura
es al
mismo tiempo favorable
para perpetuar prcticas irracionales y autoritarias
en
nombre de
una
herencia
cultural genuinamente propia y bajo
el
barniz
de un
designio progresista
de
desarrollo. La fatal combinacin de
tecnofilia ingenuay autoritarismo prctico
parece ser una posibilidad bastante expandida de evolucin histrica,
no
slo
en
Amrica Latina, sino
en
dilatadas zonas
del
Tercer Mundo.
En los
pases
andinos
el
futuro
del
espritu crtico permanece entonces como precario e
impredecible.
25 Ct: la obra que no ha perdido vigencia: Torcuato
S
Di Tella, Populism and Refurm in
l tin
America,
en: Claudia Vliz comp),
Obstacles to Change in Latin America.
Londres etc., Oxford