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La otredad en Puebla del
siglo XVIII: Población
africana y
afrodescendiente. (1700-
1720 María del Consuelo Torija Luna
Tabla de contenido Resumen: ....................................................................................................................................... 2
Introducción: ................................................................................................................................. 3
1) Antecedentes. ....................................................................................................................... 5
2) Esclavitud en el siglo XVIII: condiciones históricas, jurídicas, económicas y sociales. ........ 12
3) Afrodescendientes y africanos en Puebla (siglo XVIII): registros históricos. ...................... 18
4) Conclusiones ........................................................................................................................... 33
Agradecimientos ..................................................................................................................... 36
Fuentes: ................................................................................................................................... 37
Bibliografía: ............................................................................................................................. 37
La otredad en Puebla del siglo XVIII: Población africana y afrodescendiente. (1700-1720)
Resumen: Como parte del proceso económico de la colonia en la Nueva
España, miles de africanos fueron traídos como esclavos para que sirvieran en
las actividades productivas, sin embargo, estas personas tuvieron un impacto
más profundo en toda la sociedad, al incorporarse en todos los estratos
sociales y enriqueciendo el enorme mosaico cultural novohispano.
Puebla no es una excepción, con una clara presencia africana a lo largo de la
colonia, por lo que ahora se va a comprobar el estado social de estos
afrodescendientes y africanos en las primeras dos décadas del siglo XVIII,
constatando con archivos históricos de registros del Hospital de San Pedro, de
los registros parroquiales de la Catedral y el Archivo Municipal de Libres, para
dar un panorama general de la posición de estas personas dentro de la Puebla
del siglo XVIII.
Palabras clave: Nueva España, Puebla, siglo XVIII, afrodescendientes,
afromestizos.
Introducción: La otredad, como noción, se ha estudiado en la filosofía continental y aplicado
en varias ramas del conocimiento para entender y designar lo que no es el Yo,
lo que no es mío, nuestro, sino lo que es ajeno a la identidad, a su vez
formando la autopercepción de la identidad, reafirmándose ante el Otro, el Otro
radicalmente excluido, dejado al margen de la gran narrativa principal. La
noción de otredad sirve para entender la posición de la población africana en la
narrativa del México mestizo, solo reconociendo al español y al indígena en la
conformación de la identidad, por lo que aquí el africano sería una otredad, que
se busca integrar a la gran narrativa nacional.
Los estudios sobre los afrodescendientes en México se encuentran en el centro
del interés público, tanto por los intelectuales que se dedican a continuar con
los primeros esfuerzos de Gonzalo Aguirre Beltrán, así como de las mismas
comunidades afro-mexicanas que buscan su reconocimiento étnico, por lo
tanto, los estudios sobre los afrodescendientes en los diversos estados de
México, representan una justicia histórica para reconocer la gran tercera raíz
que conformó al México moderno.
En este artículo se retoman el trabajo del doctor Guillermo Alberto Rodríguez
Ortíz en su libro ‘El lado afro de la Puebla de los Ángeles. Un acercamiento al
estudio sobre la presencia africana,1595-1710’, para darle continuidad
cronológica y comprender el nivel de integración de los afrodescendientes en
Puebla para 1700-1720, a casi 200 años de la caída de Tenochtitlán y el inicio
de la colonia, así como de los primeros africanos llegados al continente, por lo
que será de sumo interés rescatar las memorias que resguardan los archivos
históricos del estado.
Este tema no debe verse solo en la escala local, ni cerrarse a prejuicios
históricos sobre los africanos esclavizados, sino que debe entenderse en una
escala mucho mayor, ya que los procesos de esclavización son muy antiguos
en todo el mundo, practicado por un gran número de grupos humanos y
culturales a lo largo de la historia de la humanidad. Que haya existido un modo
de producción basado en el esclavismo, demuestra el sometimiento al que se
vieron forzados diversos grupos humanos, cada uno con su propio proceso
histórico y económico.
Las condiciones históricas, sociales, religiosas y económicas se alinearon para
que la trata atlántica de esclavos fuera un negocio lucrativo por cuatro siglos,
teniendo un estimado de entre 30 y 40 millones de africanos arribados a lo
largo de América (término usado en este artículo para denominar a todo el
continente en general) y unos 100 millones africanos extraídos del continente,
de acuerdo con Luz María Martínez Montiel (2005, p. 1, 5), considerando a
todos los que fallecieron a lo largo de la ruta esclavista entre África y América,
una cantidad muy importante y que no puede menospreciarse con respecto a
su impacto cultural en América.
En la Nueva España, la llegada de esclavos provenientes de África (y el resto
de los dominios portugueses en Asia) fue una realidad, siendo uno de los
mayores destinos para los tratantes de esclavos, con una fuerte demanda de
esclavos para suplir a los indígenas en varias ramas productivas coloniales. Se
suele imaginar a las poblaciones africanas tan solo en las costas o en grandes
centros urbanos, pero se puede afirmar que estuvieron presentes en todo el
territorio, siendo Puebla un claro ejemplo de esta presencia.
Puebla fue fundada como una conexión entre la Ciudad de México y el puerto
de Veracruz, a cierta distancia de Tlaxcala, siendo una de las mayores
ciudades durante la colonia, por lo que no es de extrañar la fuerte presencia
africana en los primeros siglos de su fundación (1531) y varios siglos después,
llegando al siglo XVIII con una importante presencia de afrodescendientes en
toda la ciudad y en las poblaciones aledañas, pertenecientes al actual estado
de Puebla, así como la llegada continua de nuevos esclavos provenientes de
África.
Para poder demostrar esta presencia y las condiciones sociales de la época, el
mejor recurso es remitirse a los archivos históricos, en sus diferentes áreas de
registros, por lo que se usaron los registros del Archivo General del Estado de
Puebla (AGEP), del Archivo Municipal de Libres y del Archivo de Catedral,
digitalizado en el sitio Ancestry.com. Se usaron registros correspondientes a la
Beneficencia Pública, Hospital de San Pedro, rescatando los datos de ingreso
de los afrodescendientes admitidos en el hospital; del Archivo Municipal de
Libres, los expedientes criminales correspondientes a la alcaldía mayor,
buscando casos concretos que involucraban a afrodescendientes; así como el
Archivo Parroquial del Sagrario Metropolitano (Catedral de Puebla), para
registrar los libros de bautismos de castas.
Usando los excelentes recursos que cuentan los archivos del Estado de
Puebla, así como los demás archivos históricos que involucran a la Nueva
España, se recopilaron datos para poder dar una perspectiva general de la
población afrodescendiente y africana en Puebla, tanto de libertos como de
esclavos, para poder hacer un estudio descriptivo cualitativo de estos datos,
basándose en los datos cuantitativos de gráficas y tablas para entender la
magnitud de los datos recuperados.
La cantidad de datos disponibles para estudiar en los archivos de Puebla es
muy vasta, incluso en una cronología muy corta, por lo que no se pudo abarcar
más recursos, principalmente por el tiempo que ocupa trabajar en los registros
para poder capturarlos. A su vez, los mismos registros se deben tratar con
cuidado en sus propias limitaciones, pues se pueden encontrar en malas
condiciones, con letra ilegible, el contenido alterado o erróneo en un inicio, así
como la escritura de la época, que pueden confundir ciertos datos, por lo que
mucha información puede quedar fuera de lo registrado.
Finalmente, este artículo se hace con la intención de fomentar la investigación
de los estudios africanos en México, sobre todo en Puebla, que carece del nivel
de indagación de otros estados, a pesar de contar con claras fuentes históricas
que se pueden estudiar, sobre todo promoviendo los recursos que albergan los
diversos archivos históricos, que contienen la información para estudiar la
tercera gran raíz cultural de nuestra sociedad. En Puebla no se reconoce una
presencia de afrodescendientes y casi siempre causa impresión dar a conocer
esta raíz, por lo que se intenta regresar a la luz estas narraciones perdidas en
la historia, dando su debido reconocimiento a quienes contribuyeron a formar a
la Puebla actual, así como a los poblanos de hoy en día.
1) Antecedentes. 1.1) Esclavismo y esclavitud, procesos económicos e históricos.
Primero, es necesario entender la diferencia entre la esclavitud y el esclavismo,
siendo, por un lado, la esclavitud un término latino (servitus) que se refiere ‘al
siervo que trabajaba en el feudo en la Edad Media’ o ‘la persona bajo el
dominio de otra y que carece de libertad’ (Hurtado, 2006, p. 1) y, por otro lado,
el esclavismo, que se considera ‘el estado del esclavo dentro de un régimen
económico-social en el que un hombre llega a ser propiedad personal de otro’.
(Hurtado, 2006, p. 1-2)
Para poder entender la composición heredada a través de los siglos desde la
edad antigua, es importante retomar el origen de la familia en un orden
patriarcal, ya que la esclavitud tiene su origen en ésta, entendida en su origen
de la familia romana, como el nombre que se le daba al esclavo doméstico y al
conjunto de esclavos pertenecientes a un mismo hombre, conocido como el
famulus, desarrollándose posteriormente como el organismo social donde el
jefe de la familia ejercía patria potestad sobre su mujer, sus hijos y sus
esclavos. ‘La semilla de la familia moderna viene de los siervos (servitus)
usados en la agricultura familiar, como una esclavitud legal.’ (Engels, 1981, p.
22)
Como señala Max Weber: ‘la cultura antigua es una cultura de esclavos’,
siendo aquí usado el trabajo del esclavo para desarrollar las actividades
productivas básicas y masivas, pero coexistiendo al mismo tiempo el trabajo
libre en las ciudades y el trabajo servil de las campiñas, generando una división
del trabajo entre libres y esclavos. (1976, p. 39-41)
Es en el Imperio Romano donde se aprecia el mayor esplendor del esclavismo,
obtenidos a partir de las conquistas militares sobre otros pueblos de África,
Asía y Europa, por la esclavitud adquirida por deudas y por la venta de hijos
por parte de sus padres (Rodríguez Ortíz, 2015, p.42), usados como el mayor
motor económico en su producción, destacando en el derecho romano la
presencia de la manumisión (liberación) de los esclavos, lo que permitió la
incorporación de éstos en el trabajo agrícola, siendo el origen del latifundio,
entendido como la explotación basada en el trabajo de los esclavos con una
agricultura a gran escala. (Engels, 1981, p. 61) Era necesario el trabajo a gran
escala para poder asegurar el excedente que permita a los amos el
abastecimiento de la familia, el mantenimiento de los esclavos y a la vez para
poder cubrir los mercados locales nacientes, pero esto no perduraría,
afectando el antagonismo entre las divisiones de trabajo. (Weber, 1976, p. 39-
41)
El proceso violento del esclavismo se vio marcado por la limitación del progreso
técnico, causado por el exceso de oferta de esclavos y por las grandes
cantidades de guerras que fortalecieron el tráfico constante de esclavos,
fomentando el trabajo servil y la acumulación de personas para trabajos
forzados, provocando una disminución de la importancia del trabajo libre en la
industria independiente por jornadas. (Weber, 1976, p. 39-41) Es necesaria la
coacción del individuo para poder desarrollar el trabajo forzado, violentando en
todo momento la individualidad al impedir todo derecho de propiedad de los
medios de producción y del producto de su trabajo, así como se volvía el
individuo un bien en sí, al que se le debía dar mantenimiento si se quería
explotar su fuerza de trabajo (alimentación, cuidados mínimos que lo
mantengan vivo), reforzando el régimen esclavista, generado como
consecuencia del esclavismo. (Schtayerman, 1976, p. 68)
El fin de la esclavitud en Europa, según Silvia Federici (2012), es resultado de
dos procesos entrelazados en el siglo IV, cuando los esclavos adquirieron el
derecho a tener una parcela de tierra, volviéndose colonos, y que pudieran
tener una familia propia en esa parcela, otorgada por sus terratenientes ante el
temor de escapes o rebeliones, y por el sometimiento de los campesinos libres
que buscaron la protección de los señores terratenientes, a costa de la libertad,
desarrollando una relación de clase que fundió en una sola escala a los
esclavos y los trabajadores agrícolas libres, entendido como el campesinado
subordinado. (p. 36-37) Existe un progreso económico favorecido por la división
del trabajo cambiante en la etapa feudal, propiciado por la creciente dilatación
del mercado y por la extensión del área geográfica que abarcaría el comercio,
introduciendo cada vez con mayor número la cantidad de siervos libres
propietarios de tierra que trabajan para el feudo mayor. (Weber, 1976, p. 39-41)
La Edad Media europea se caracteriza por el modo de producción feudal y por
el empleo de siervos, desarrollada en Europa entre los siglos V y VIII, primero,
donde la división del trabajo libre se formaría dentro de las parcelas de tierras
urbanas para la producción de encargo para los clientes o para el mercado
local, desarrollando el tráfico comercial exterior y la división interlocal de la
producción, para después sumarse al comercio internacional para el
abastecimiento y el intercambio de bienes especializados (Weber, 1976, p. 39-
41)
Como señala Engels, ‘desde el desarrollo de la civilización, se viene cargando
con manifestaciones de los procesos económicos anteriores, donde la
esclavitud fue la primera forma de explotación en el Mundo Antiguo y la
servidumbre en la Edad Media, llegando al trabajo asalariado de los tiempos
modernos, donde el hombre puede servir como mercancía, siendo ésta su
fuerza de trabajo, un posible objeto de cambio y de consumo.’ (1981, p.97)
Entre el fin del feudalismo y los inicios de los procesos capitalistas, es
importante señalar los primeros contactos entre los europeos continentales y
los pueblos del continente americano (1492), considerado por muchos
académicos, así como otros procesos, como el fin del feudalismo, ya que dio
lugar a un proceso de acumulación originaria, que consiste en ‘una inmensa
acumulación de fuerza de trabajo-” trabajo muerto” en la forma de bienes
robados y “trabajo vivo” en la forma de seres humanos puestos a disposición
para su explotación- llevada a cabo en una escala nunca igualada en la
historia.’ (Federici, 2012, p. 92)
Con la llegada de los españoles a las islas del Caribe y la posterior conquista
de la América continental, se destacó de nuevo el proceso violento de
apropiación, tanto de la tierra, los recursos, como de la fuerza de trabajo de las
poblaciones nativas que fueron sometidas para la extracción y explotación de la
tierra. Como señala Federici: ‘para las clases dominantes de los países
europeos, la violencia ejercida en los procesos de apropiación de recursos y
del sometimiento de las poblaciones nativas en condiciones de esclavitud y de
trabajo forzado, fue necesaria para poder explotar con gran velocidad y una
amplia magnitud los recursos del continente americano, generando un cambio
económico que daría inicio al primer capitalismo industrial, más adelante, en la
historia de Europa.’ (2012, p. 92)
Sin embargo, el proceso económico de América no debe entenderse tan solo
como un apéndice dependiente de Europa, en el que tan solo se generó una
acumulación hacia el capitalismo europeo, sino que se generó un desarrollo
propio de las colonias de forma sui generis, propiciando una acumulación
originaria en América tanto para procesos feudales, como capitalistas, así
como la presencia del desarrollo económico anterior a la colonia, deviniendo en
una formación económica y social particular que va a ser el cimiento de las
sociedades americanas modernas.
El desarrollo económico en las colonias americanas viene de la mano con el
desarrollo de las metrópolis, a su vez dando lugar a los cambios políticos y
sociales dentro de las sociedades europeas y americanas, sin aislarlas en este
proceso, pues otras sociedades fueron también involucradas en el desarrollo
americano, tanto forma voluntaria, como los dominios españoles en el Pacífico
Asiático, expresado en el intercambio del Pacífico con la nao de China en
forma de mercancías o en los galeones mercantes provenientes del Atlántico
(Rodríguez Ortíz, 2015, p. 15), así como el intercambio involuntario para los
individuos que fueron sometidos a su mercantilización, entendido como el
negocio de captura de esclavos, en el que los portugueses fueron pioneros en
Europa, empezando en 1444, generando que estos esclavos de origen africano
terminaran en América y se fundara uno de los negocios más lucrativos para
los imperios coloniales europeos a lo largo de cuatro siglos, así como el
desplazamiento masivo de personas hasta el conocido como Nuevo Mundo.
(Rodríguez Ortíz, 2015, p. 48-49)
1.2) 1700-1720: Guerra de Sucesión en España y la llegada de los Borbón.
El inicio del siglo XVIII será un parteaguas para la dinastía de los Austria en
España (1521-1700), quienes habían mantenido la corona en unidad de
España, entendido como el primer Estado-Nación moderno, desde el
matrimonio de Felipe I de Castilla, archiduque de Austria, (El Hermoso) con
Juana I de Castilla, hija heredera de los reyes católicos, Fernando de Aragón e
Isabel de Castilla, uniendo los reinos hispánicos con el Sacro Imperio
Germánico bajo el reinado del hijo de Felipe I y Juana I, el conocido Carlos I de
España y V del Sacro Imperio, quien mantuvo bajo su persona un amplio
dominio del mapa europeo, así como de los territorios coloniales a lo largo del
Nuevo Mundo, aumentado por los posteriores reyes de la dinastía. Los
Habsburgo mantuvieron en auge y constante expansión a la corona española,
alcanzando su mayor extensión territorial europea con la anexión de las
coronas de Portugal (1570-1640) y los Países Bajos (1555- 1714). (Rodríguez
Ortíz, 2015, p. 76)
Carlos II de la casa de Austria, fue el último monarca español de ésta dinastía,
recordado por sus constantes problemas de salud y su infertilidad, asociados a
la constante endogamia que habían practicado sus ancestros dentro de la casa
de Austria, por lo que al momento de su fallecimiento en 1700, sin
descendencia, debía elegir un sucesor que se quedara en el trono español,
teniendo dos candidatos: el archiduque Carlos de Austria, segundo hijo del
emperador Leopoldo I, asegurando la continuación de la dinastía austriaca y de
las políticas generales que se habían llevado a cabo en el sistema de alianzas
europeo; y Felipe, duque de Anjou, nieto de Luis XVI de Francia y de la infanta
española María Teresa de Austria, introduciendo una nueva dinastía y una
nueva forma de gobierno. (Granados, 2010, p. 25-26)
En su testamento, Carlos II nombró como su sucesor a Felipe de Anjou,
aunque perteneciente a otra dinastía, con mayor rango y cercanía a los
Habsburgo españoles que el archiduque Carlos, siendo coronado en 1701
como Felipe V, con una general aceptación, aunque rechazado por el
emperador del Sacro Imperio. Luis XIV aceptó el nombramiento de su nieto y
no dudó en influir en las políticas de su nieto, en contra del acuerdo de
sucesión del testamento de Carlos II, pretendiendo que Felipe V conservara
sus derechos de sucesión del trono francés, que había sido condicionante,
además de mantener la integridad del trono español, también que Luis XIV
ocupó los Países Bajos en nombre de Felipe V y finalmente, se le otorgó un
asiento a los comerciantes franceses para el monopolio de la trata de esclavos
en África, amenazando los intereses del resto de las monarquías y
desencadenando la guerra en Europa. (Ruíz, 2010, p.3-4)
La oposición a la gran influencia que había adquirido el trono francés se hizo
esperar y con motivo de la constante intromisión de Luis XIV en los asuntos
españoles, se formó la Gran Alianza de la Haya en 1701, conformada por el
Sacro Imperio, Inglaterra, los Países Bajos y Dinamarca, posteriormente con la
entrada de Portugal y el ducado de Saboya, quienes apoyaban al archiduque
Carlos de Austria, para que llegara al trono español. Es en 1702 cuando la
Gran Alianza le declara la guerra a Francia y España, empezando la Guerra de
Sucesión Española, peleada en todos los frentes europeos donde España
mantenía un dominio, siendo Portugal, Italia, el Mediterráneo, el estrecho de
Gibraltar, los dominios de las Provincias Unidas (Países Bajos) y las zonas del
Sacro Imperio que había obtenido con anterioridad. (Ruíz, 2010, p.4) Al interior
también se peleaba una guerra civil, enfrentando a los diferentes territorios con
respecto a los intereses de que quedara cierto rey sobre otro. Castilla y
Navarra se mantuvieron fieles a Felipe V y a los franceses, mientras que
Aragón, Cataluña y Valencia apoyaron al Sacro Imperio, motivados, al parecer,
por mantener a los Austria para que respetaran su autonomía, temiendo la
centralización borbona. (Ruíz, 2010, p. 5-6) Al inicio Inglaterra tuvo un
importante avance sobre España, apoderándose de Gibraltar (1704) y de
Barcelona en 1705, pero para 1707 el frente de España y Francia pudo
desplegar una contraofensiva de la Gran Alianza en Almansa, cercano a
Valencia, mientras que para 1708 los franceses habían retrocedido en todos los
frentes, perdiendo Lille y con el territorio ocupado. Se propuso una capitulación,
pero al imponer los aliados condiciones territoriales impensables, se
reanudaron las hostilidades. (Granados, 2010, p. 34-35)
Un factor muy importante que cambió la situación de la alianza fue que en 1705
falleció el emperador Leopoldo I, siendo sucedido por su primogénito, el
archiduque José I, que también falleció posteriormente en 1711, sin
descendencia, por lo que el segundo hijo y el candidato que apoyaba la Gran
Alianza, Carlos, fue coronado como emperador del Sacro Imperio, cambiando
el juego y el interés de apoyarlo, pues ya nadie quería que otro poderoso
emperador también poseyera a Francia y España. (Ruíz, 2010, p.5) Inglaterra,
con el cambio de gobierno a favor de los tories, empezó las negociaciones con
Francia en 1711, para que al año siguiente Francia y los Países Bajos
empezaran sus respectivas negociaciones de paz, llegando en 1713 al Tratado
de Utrecht, formalizando el armisticio entre España, Francia, las Provincias
Unidas e Inglaterra. En 1714 firmaron la paz España y las Provincias Unidas.
Estos acuerdos significaron la pérdida de Gibraltar y Menorca a los ingleses,
así como clausulas provechosas para los ingleses y muy interesantes para
nuestro estudio: se les otorgó el monopolio de la trata de esclavos africanos en
América y el derecho de enviar a las Indias un barco mercante de 500
toneladas. (Ruíz, 2010, p. 7-8)
Para 1714, en Rastatt, se decidió entre el Sacro Imperio y Francia que los
Países Bajos españoles debían pasar a Austria, logrando que España los
cediera y pasó los territorios de Nápoles, Milán y la Cerdeña al Sacro Imperio y
la isla de Sicilia a Saboya, manteniendo los conflictos del interior, finalizando
formalmente en 1715 con la capitulación de Barcelona, retomando el control del
territorio español y firmando la paz con Portugal, entregando la colonia de
Sacramento a la corona portuguesa. (Ruíz, 2010, p. 8-9)
2) Esclavitud en el siglo XVIII: condiciones históricas, jurídicas, económicas y
sociales. 2.1) Condiciones en España y Europa.
En el periodo de estudio de este artículo, de 1700 a 1720, podemos abarcar
perfectamente el reinado de Felipe V, así como la Guerra de Sucesión, que
tomó gran parte de inicios del siglo XVIII, por lo tanto, es importante señalar el
inicio de las reformas borbónicas en España, que serían implementadas a
mediados de siglo en las colonias de América.
Los Borbón eran herederos de la tradición del despotismo ilustrado y del
absolutismo, personificado en la figura de Luis XIV, por lo que su fuerte
influencia se hizo esperar en la forma de gobernar de Felipe V, que tomó
medidas tempranas contra los territorios autónomos rebeldes, quitándoles el
fuero y su autonomía, así como eliminando los consejos de Aragón, Cataluña y
Valencia, pero manteniendo los de Castilla y Navarra, fieles a los borbones.
Finalmente, se haría realidad el temor de los territorios rebeldes, al perder los
privilegios que gozaban y mantenían desde el reinado de Fernando de Aragón.
(Ruíz, 2010, p. 6 y 9) En la forma administrativa, se pudo ver el cambio
dinástico hacia el absolutismo de Felipe V, influido por el cardenal Portocarrero,
arzobispo de Toledo, el cardenal Manuel Arias, arzobispo de Sevilla, y de su
propio abuelo, Luis XIV, quien menospreció la estructura de los Consejos,
proponiendo mantenerlos, pero restarles influencia para poder ser cambiados
después. Luis XIV propuso la creación del Consejo de Gabinete, al inicio de la
guerra y la transición de Consejos a Secretarías, iniciando con la Secretaría del
Despacho Universal de Guerra (1703), fomentando la creación de un ejército
permanente, así como otras secretarías que surgirían para sustituir a los
Consejos. (De Castro, 2000, p. 141-144)
Así como se temía por el cambio de dinastía, Felipe V introdujo la forma de
gobierno absolutista de Francia, en el que los poderes del Estado se
concentraban en el monarca, siendo gobernador, legislador y juez,
manteniendo un sistema administrativo unificado y centralizado, por lo tanto, en
contradicción con la condición autónoma de los antiguos territorios, que
pasarían a denominarse provincias, a cargo de un capitán general. El sistema
administrativo suprimiría los consejos para formar secretarías dependientes del
nombramiento del rey, así como la abolición de las cortes en Aragón (1707), en
castigo por su rebeldía durante la guerra y con la eliminación del fuero de las
provincias aragonas, solo manteniendo las de Castilla y Navarra, así como las
de Indias. (Ruíz, 2010, p. 5-9)
El mayor impacto que se tendría en América durante este conflicto, tiene más
que ver con los asientos otorgados a las compañías que negociaban con las
colonias hispanoamericanas, sobre todo con los esclavos de África. Siendo un
periodo temprano del inicio de la dinastía borbónica, así como el constante
conflicto en Europa no les permitió intervenir más en las colonias, que ya
estaban acostumbradas al gobierno distante de la metrópoli. Se hizo esperar,
por lo tanto, que Felipe V otorgara un asiento monopólico a la Compañía Real
de Guinea (fundada en enero de 1685), que tenía sus factorías desde Sierra
Leona hasta el Cabo de Buena Esperanza. (Saco, 2006, 282-300)
Como lo registra José Antonio Saco (2006, p. 282-300) es en 1701, casi de
inmediato, que se le otorga el asiento a la Compañía para que provea de
esclavos a las colonias hispanoamericanas con las siguientes especificaciones:
• El asiento duraría diez años, empezando el 01 de mayo de 1702.
• Se comprometía a transportar 48 mil esclavos a lo largo del contrato,
significando 4800 por año.
• Las piezas de Indias debían ser de ambos sexos, de cualquier edad.
• Que no provengan de Cabo Verde, ni de la Mina. (Exclusión de Portugal)
• Se debían pagar 33 y un tercio de pesos-escudos por derechos, más el pago
de 100 mil pesos dentro de dos meses, y otros 100 mil pesos en los dos
siguientes meses, por derecho de los 4 mil negros anuales como
indemnización por la guerra en Europa.
• Importaciones debían hacerse en buques españoles o franceses, o de alguna
nación aliada.
• Que la tripulación y el comandante fuesen católicos romanos.
• Que todo puerto contara con Oficiales Reales que visitasen los buques y
certificaran a los esclavos importados. Manejo de la compañía a cargo de
franceses o españoles, siendo todos súbditos españoles mientras dure el
trabajo.
• Compañía podía nombrar en los puertos o en los principales lugares de
América, Jueces Conservadores que conozcan los negocios de los asientos.
• Ninguna autoridad española podía embargar, detener, armar en guerra, ni
impedir el viaje de los buques de la Compañía, sino darles socorro y asistencia.
• Ninguna autoridad podía sacar, tomar, prender, ni embargar nada
perteneciente a la Compañía. Privilegios exclusivos, nadie podría introducir
esclavos durante el asiento o serían confiscados en favor de la compañía.
• No podrían desembarcar ropas, ni géneros, ni comercias con ninguna otra
mercancía.
• Los géneros que exportaban desde los puertos de América debían pagar los
mismos derechos que los súbditos españoles.
• Sujetos a derecho todos los esclavos muertos después del desembarco,
aunque no hayan sido vendidos.
Como se puede ver, el asiento es muy provechoso para los comerciantes
franceses, otorgando un fuerte monopolio a lo largo de toda Hispanoamérica,
sin embargo, los estragos de la guerra no permitieron que los franceses
pudieran aprovechar plenamente los privilegios, ni que pudieran sacar todos los
beneficios esperados. Por lo tanto, es interesante contrastar el asiento
otorgado a los ingleses después de la Paz de Utrecht en 1713, que Saco
(2006) también describe:
• El tráfico exclusivo de esclavos hacia América por parte de la Compañía
Inglesa del Mar del Sur (fundada en 1711), iniciando el asiento el 26 de mayo
de 1713.
• El acuerdo dura 30 años, iniciando el 01 de mayo de 1713.
• Se compromete a introducir 144 mil esclavos a lo largo de los 30 años, de
ambos sexos y de todas las edades, introduciendo 4800 cada año.
• Se les da el privilegio de poder venderlos en cualquier puerto y sacarlos de
cualquier factoría.
• Por cada esclavo debía pagarse el derecho de 33 y un tercio pesos,
abarcando 4mil esclavos, quedando los 800 restantes libres de derechos.
• El derecho por cada exceso se limitó a 16 y un tercio pesos. Los monarcas de
Inglaterra y España podían entrar cada uno como socios con la cuarta parte del
capital (4 millones de pesos).
• Los asentistas podían vender los esclavos a cualquier precio, menos ciertos
puertos que controlaban los precios para fomentar la compra de esclavos Que
el gobierno británico y los asentistas en su nombre, pudiesen tener en el Río de
la Plata algunas porciones de tierra para dedicarlas al ganado, al cultivo y a
hacer casas, pero sin edificar fortificaciones.
• Fletar anualmente para la feria de Portobelo un buque de 500 toneladas de
mercancías traídas de Europa, que se le daría una cuarta parte íntegra al Rey
de España y el 5% del producto neto de las otras 3 partes. (p. 282-300)
Hasta la reanudación del conflicto entre España e Inglaterra (1717), se vio
beneficiado de forma muy especial la compañía inglesa, ya que obtuvo mejores
privilegios que la francesa en su momento, como se puede ver con las
especificaciones del asiento, donde se le permite introducir 500 toneladas de
mercancía, poder acceder a cualquier puerto del continente y que ellos mismos
decidan los precios últimos de los esclavos, pero que, como le sucedió a la
compañía francesa, no se mantuvo el acuerdo mientras las naciones estuvieron
en conflicto, que se desató en 1718 y terminó en 1720, con los Tratados de
Madrid de 1721, en los que se acordaba que el asiento continuaría como antes,
volviendo a su anterior estado en el tratado. (Saco, 2006, p.298-300)
2.2) Condiciones de la Nueva España.
Así como era importante la legislación para el arribo de los esclavos africanos y
su distribución a lo largo de los territorios españoles en América, a su vez
fueron importantes las legislaciones internas para controlar los aspectos
socioeconómicos en que se desenvolvían los africanos, siendo la Corona
española, el Consejo de Indias y las instituciones coloniales quienes vigilaban
estos aspectos, sobre todo los Cabildos locales en sus ordenanzas para
regular las condiciones más inmediatas y locales de la población, por lo que es
claro el nivel de regulación que alcanzaban las convivencias entre los diversos
grupos coloniales. (Mellafe, 1973, p. 113-118)
El empleo de esclavos fue una necesidad para los grandes poseedores de
tierras y de cualquier actividad económica, sobre todo por la prohibición de la
esclavitud de los indígenas en 1530 y por la experiencia previa de los
conquistadores con los esclavos de este origen, usándolos como mano de obra
calificada y por su fuerte capacidad de resistencia (Mellafe, 1973, p.96). En un
inicio, según Mellafe, los esclavos africanos eran usados para las actividades
mineras, en la agricultura de subsistencia y en la agricultura tropical
monocultivadora de exportación, prevaleciendo el empleo de los esclavos
agricultores en zonas cercanas a centros urbanos (1973, p. 96-98)
Las actividades en las que más se requirieron a los esclavos fueron los
maestros de oficios, los gremios constructores, las órdenes religiosas en sus
diversas instituciones como colegios, conventos o haciendas, el gremio de
transportes marítimos y terrestres, los trabajos públicos, los particulares, las
instituciones coloniales y las comunidades indígenas, o indios que los
compraban de forma privada (Mellafe, 1973, p. 105-106), por lo que se puede
inferir la presencia africana en casi todos los sectores económicos y sociales,
así como la constante presencia de los esclavos fugitivos (cimarrones) que
formaban sus propias comunidades o terminaban en el vagabundaje (1973, p.
108).
Ya entrado el siglo XVIII, se puede ver la transformación de las condiciones por
la integración de los esclavos en la sociedad, observando que los
afrodescendientes libres representan ya la mayoría de las castas, impactando
en las actividades económicas donde se empleaban a los africanos, por
ejemplo, las zonas mineras que solían ser centros de trabajo esclavista, se
convirtieron en centros de trabajo asalariado, con una mayoría de afro-mestizos
libres que se quedaban insertos en las actividades locales, vendiendo su fuerza
de trabajo. (Mellafe, 1973, p. 97)
En la cuestión legal, el conjunto de las instituciones coloniales se dio a la tarea
de reglamentar todos los aspectos sociales de los africanos y sobre todo de los
esclavos, siendo prioridad del Consejo de Indias con las instituciones evitar que
indígenas, españoles y africanos convivieran o se mezclaran entre ellos; que
los africanos no se infiltraran en los poblados de los indígenas, por cuestiones
religiosas, morales, políticas y para protegerlos; evitar el cimarronaje y las
sublevaciones de los esclavos; encauzar la esclavitud improductiva y el
vagabundaje hacia actividades económicas productivas y socialmente
aceptables. (Mellafe, 1973, p. 113, 116)
Mientras en el trabajo de los Cabildos, Mellafe rescata las ordenanzas de
policía o fieles ejecutores y regulaciones hacia los africanos esclavos incluían
la prohibición de portar armas, andar de noche sin licencia de sus amos, entrar
en mercados indígenas, penetrar en propiedades privadas, cortar árboles y
dedicarse al comercio, etc. (1973, p. 118) Extendiendo nuevas
reglamentaciones para inicios del siglo XVIII con respecto a los castigos por
herejía, penas a dueños por maltrato a sus bienes humanos, preocupaciones
de la Corona por la relación entre africanos e indígenas, evitar el abuso a las
esclavas africanas y evitar la presencia de africanos en pulquerías para que no
convivan con ladrones, así como el aumento de las Reales Cedulas expedidas
sobre la trata, el cimarronaje y la manumisión. (Rodríguez Ortíz, 2015, p. 96-
97)
El registro de los diversos edictos y reglamentaciones dan testimonio de la
fuerza con la que se integró la sociedad novohispana entre los grupos étnicos
que convivieron en un primer momento, formando una sociedad compleja y en
constante evolución para el siglo XVIII, donde la realidad dista completamente
del ideal que buscaban las instituciones, ya que no pudieron evitar el completo
mestizaje, ni la convivencia entre todos los grupos étnicos, ni que existieran
grupos al margen del orden colonial o que existiera una resistencia latente de
los esclavos traídos de África para preservar su identidad.
3) Afrodescendientes y africanos en Puebla (siglo XVIII): registros históricos. Basándose en la información anteriormente expuesta, así como la información
obtenida de los archivos históricos, se puede llegar a la comprensión e
interpretación de los resultados del estudio sobre la situación de los
afrodescendientes y los africanos residentes en Puebla, así como sus
alrededores en las primeras décadas del siglo XVIII.
El trabajo del doctor Guillermo Alberto Rodríguez Ortíz sirvió de guía para
poder encontrar información en Puebla sobre los afrodescendientes, sobre todo
para el manejo de las bases de datos sobre archivos parroquiales,
representando un trabajo al que se le dedica mucho tiempo y esfuerzo, sobre
todo al momento de paleografiar textos antiguos que pueden volverse un reto
por las posibles inexactitudes de grafías o de palabras que han cambiado su
escritura con el tiempo.
En la introducción se abordó la forma en la que se recabaron los datos de los
archivos históricos, registrando la información de las personas pertenecientes a
castas tanto de los libros de bautismos del Sagrario Metropolitano, como de los
pacientes ingresados del Hospital de San Pedro (Beneficencia Pública) y los
casos criminales de San Juan de los Llanos (Archivo Municipal de Libres), los
que ayudarán a dar un panorama general sobre la presencia afrodescendiente
de la época.
El propósito de esta investigación es dar un acercamiento a los casos
particulares de los afrodescendientes o negros (término usado en la época) a
través de los registros de la época: del Archivo Municipal de Libres se
rescataron ciertos casos criminales de la Alcaldía Mayor que involucraban a
africanos o afromestizos (descendientes de africanos con otros grupos étnicos
o castas) esclavos, que ejemplifican las cuestiones legales que se llevaban a
cabo en el día a día, así como condiciones sociales que los diferenciaban o los
integraban, como recurso complementario; del fondo del Hospital de San Pedro
de la Beneficencia Pública, sobre todo se abordan los ingresos al hospital de la
población libre de afromestizos, tanto de Puebla como del resto del territorio
novohispano; de los registros parroquiales del Sagrario Metropolitano
(Catedral), que guardan libros de bautismos de castas, para el estudio
específico de la población afrodescendiente y de las condiciones sociales en
que se desenvolvían.
En el Hospital de San Pedro se daba atención médica a todos los grupos
sociales y castas de Puebla, en un inicio enfocado a los más pobres, por lo que
resulta interesante para conocer la tendencia de los pacientes de castas que
eran admitidos en el hospital. De los libros 1, 2, 4 y 5 de 1705 a 17201 se
recopilaron 2061 registros de castas, considerando la información sobre su
estatus (libre o esclavo), casta descrita y procedencia, como datos principales a
tomar en cuenta.
En el Archivo Municipal de Libres, sobre los casos criminales, se rescatan
ciertos procesos particulares que involucran a esclavos, abarcando la liberación
de una esclava que era maltratada por su amo para buscar otro nuevo amo2 y
los autos contra una esclava que torturó a unos peones por mandato de su
ama3. Dentro del fondo se encuentran más archivos correspondientes a
esclavos, pero el mal estado de los documentos imposibilita la correcta
interpretación general. Los dos fondos anteriores fueron consultados en el
Archivo General del Estado de Puebla.
En el Archivo Parroquial del Sagrario Metropolitano, se encuentra el resguardo
de los diversos libros parroquiales de bautismos, matrimonios y defunciones,
divididos por años y por grupos étnicos (españoles-mestizos, indios y castas),
que representan una enorme cantidad de información para ser procesada, así
que por limitaciones de tiempo y capacidad de trabajo, se trabajó con los libros
de bautismos de castas de 1705 a 17174, encontrando 2630 registros de
bautismos y rescatando la información de castas de los padres o de la madre
del bautizado, su estatus y en caso de ser esclavos, los datos referentes al
dueño. La información pudo obtenerse a través de los microfilmes digitalizados
1 Beneficencia Pública. Fondo: Hospital de San Pedro. Asistencia: Asilados. (1705-1720). Cajas 1 y 1,
Expedientes 1, 2, 4 y 5. Archivo General del Estado de Puebla. 2 Archivo Municipal de Libres. Alcaldía Mayor. Justicia: Criminal. (1710-1733) Caja 8, Legajo AM-J:1.2.
3 Archivo Municipal de Libres. Alcaldía Mayor. Justicia: Criminal. (1711-1712) Caja 28, Legajo AM-J:12-10.
4 Archivo Parroquial. El Sagrario (Catedral). Bautismos: Castas. (1705-1717) Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días.
por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en su sitio
FamilySearch.com
3.1) Beneficencia Pública: Hospital de San Pedro.
Para dar una mayor contextualización, es necesario recordar que el grueso de
la población novohispana en este siglo se componía en su mayoría de
indígenas (manejados como indios en los registros de la época) y de mestizos
en todas sus variantes, manejando Gonzalo Aguirre Beltrán que el 1.2% de la
población se repartía entre europeos o blancos, con el 29%, y
afrodescendientes o negros, con el 65%. (1972, p. 198) La presencia es notoria
y constante en todos los registros, pero claramente no se compara con la
cantidad de información que se tiene sobre indígenas y mestizos, haciendo
importante esa distinción numérica tan solo.
De los registros del fondo del Hospital de San Pedro, se mencionó la cantidad
de 2061 admisiones de pacientes pertenecientes a castas, de estos la mayoría
fueron claramente mulatos (88.78%), seguidos en mucho menor porcentaje los
negros (7.03%) y los pardos (2.42%), así como otras castas repartidas en el
1.77% restante. De estos registros, también la mayoría fue de estatus libre,
siendo el 98.25% y tan solo el 1.50% de esclavos, quedando el resto sin
estatus descrito, como se puede ver en el cuadro 1.
Cuadro 1. Admisiones del Hospital de San Pedro, Puebla, 1705-1720
Etnia Cantidad Condición Cantidad2
Chino 9 Libre 2024
Lobo 1 Esclavo 31
Moreno 20 Desconocido 5
Morisco 6 Total 2060
Mulato 1829 Negro 145 Pardo 50 Total 2060 Fuente: Beneficencia Pública, fondo del Hospital de San Pedro. 1705-1720, AGEP.
Siguiendo con las observaciones del cuadro 1, se puede añadir que la mayoría
de los esclavos registrados eran negros (51.61%), seguidos por mulatos
(45.16%) y en menor medida un pardo (3.22%). Se observa que los dueños de
estos esclavos eran en su mayoría particulares, seguidos por canónigos,
ingenios, haciendas y el propio hospital de San Pedro. A su vez, el origen en su
mayoría es de la ciudad de Puebla, seguido por poblaciones vecinas de
Puebla, incluyendo Veracruz, y territorios españoles y portugueses.
Fuente: Cuadro 1.1
Por parte de las personas libres, prevalecen los mulatos (89.57%) y en menor
medida negros (6.32%), pardos (2.42%) y morenos (0.88%), repartiendo el
0.88% entre diversas castas. Considerando el mayor número de admisiones
con estatus de libertad, claramente la diversidad de orígenes es mucho mayor,
aunque la mayoría corresponde a Puebla, existen muchos orígenes de
poblaciones aledañas a la ciudad, así como de territorios de toda la Nueva
España más al interior del país, llegando al norte hasta San Luis Potosí y al sur
hasta Guatemala. La presencia de los principales puertos tampoco es menor,
sobresaliendo Veracruz y Acapulco, así como las islas del Caribe, en gran
medida de la isla de Cuba, sin olvidar una gran cantidad provenientes de
España y territorios portugueses.
Lo observado en el hospital resulta muy interesante, aunque limitado por la
información que se dispone al no tener mayores datos sobre las ocupaciones
de varios ingresados, de no ser por los vagabundos, que son debidamente
señalados al ser muy numerosos y con ingresos repetidos a lo largo de los
años; tampoco se puede saber si los ingresados habían venido de otras partes
para ser atendidos específicamente en este hospital o si eran residentes de
Puebla, así como otras cuestionantes que surgen y no pueden ser respondidas.
Chino Lobo Moreno Morisco Mulato Negro Pardo Total
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Gráfico 1.1 Admisiones por castas en el Hospital de San Pedro, Puebla (1705-1720)
Fajardo Ortíz (2002, p. 460-461) señala que fue a partir de las frecuentes
epidemias desde 1693 que el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz y
Sahún dispuso la división de los internos por secciones (españoles, indios y
castas, mujeres y mal gálico o sífilis), siendo el único indicador que tenemos
para suponer la condición social de los ingresados al hospital, porque a pesar
de estar divididos por etnias en las numeraciones de las camas, quedaban
muchas veces revueltos en las últimas tanto españoles como castas.
Considerando lo anterior, se puede interpretar que manejamos los datos de un
amplio sector de mulatos libres, así como otras distintas castas, que se
encuentran en condiciones de pobreza, resaltando los vagabundos, quienes ya
eran una preocupación tanto para el Consejo de Indias, como para los cabildos
locales, para evitar la propagación de los afrodescendientes sin ocupaciones
productivas. Esto puede ser un indicador sobre el escenario al que se
enfrentaban los negros manumitidos (liberados) y sus descendientes, que no
participaron en el reparto de las tierras, ni tenían los modos básicos para
subsistir, obligándolos a vender su fuerza de trabajo o dedicarse a actividades
fuera del orden colonial, como el vagabundaje, el cimarronaje y los grupos de
bandoleros.
Aunque los registros hospitalarios no representan a la mayoría de la población,
se puede dar una buena idea de las personas que tenían acceso al mismo,
sobre todo con respecto a los pocos esclavos atendidos, ya que los datos
arrojados posteriormente por los registros parroquiales van a arrojar una fuerte
población esclava. Sería interesante estudiar el acceso médico de los esclavos,
ya que claramente en el hospital de San Pedro no era el que atendía a un gran
número, si es que recibían atención, considerando la contracción de la
economía poblana referida por Rodríguez Ortíz, marcado por el descenso de la
compraventa de esclavos, sobre todo desde 1710 y el inicio de la crisis
demográfica (2015, p.222-282).
3.2) Sagrario Metropolitano: Catedral.
Es importante rescatar los archivos parroquiales para el estudio poblacional
novohispana, sobre todo por la falta de otros registros tan cercanos a la
sociedad, como lo son los sacramentos que se ofrecían en las distintas
parroquias de la ciudad. El archivo de Catedral cuenta con libros de castas de
bautismos que se recopilaron para este estudio, considerando las anotaciones
de Rodríguez Ortíz sobre el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz y Sahún,
teniendo como referencia que en 1680 la catedral contaba con 8000 vecinos.
(2015, p. 259)
La proporción de las castas era importante y eso facilitó el trabajo de agrupar a
los afrodescendientes que se bautizaron entre 1705 y 1717, en su mayoría
infantes recién nacidos, pero con un contado grupo de esclavos negros bozales
(traídos directamente de África) comprados directamente para ser traídos y
bautizados en Puebla, casos muy contados pero que demuestran la continua
trata de esclavos en el siglo XVIII.
Para el registro de los bautismos, el párroco encargado anotaba principalmente
la casta de los padres o de la madre, en caso de ser un niño huérfano o de
padres no conocidos, a veces ponía la casta del infante, testificada por las
personas que lo llevaban a bautizar o incluso por la apariencia del mismo. Al
ser vecinos de la Catedral, a todos se les ponía como origen la ciudad de
Puebla, excepto por los esclavos adultos que se les identificaba por su nación
de origen.
Las uniones de los padres resultan muy interesantes, pues confirman que
nadie reparaba en las ordenanzas para evitar las mezclas entre etnias, si no
que fueron la tendencia desde el inicio de la colonia y para el siglo XVIII, ya son
la mayoría los mestizos de los tres principales grupos étnicos que llegaron en la
colonia, en distintas combinaciones de castas. Sin embargo, algunos grupos
tendían a relacionarse más entre sí o con otros grupos, dependiendo de varias
cuestiones.
De los 2630 registros, se pudo observar que la mayoría de los bautismos
corresponden tanto a hijos naturales (sin padres casados o madre soltera)
como a hijos de matrimonios endógenos (casados dentro de la misma casta),
teniendo prácticamente la misma cantidad de bautismos en cada uno, con el
43.49% las madres solteras y 43.53% los matrimonios endógenos, mientras
que los matrimonios exógenos representaban el 10.19% y los infantes
huérfanos o de padres no conocidos abarcaban el 2.09%, dejando el resto para
los esclavos bozales adultos.
Los matrimonios representaban la más de la mitad de las personas que
llevaban a bautizar a sus hijos, tanto de esclavos como de libertos, observando
que eran comunes los matrimonios entre esclavos y libres, esclavos de los
mismos dueños y esclavos de diferentes dueños. Si se considera la preferencia
que se tenía para traer esclavos hombres, resulta comprensivo que se hayan
terminado por relacionar con mujeres indias o españolas, así como mestizas,
quedando las relaciones con mujeres negras menos comunes, aunque
sucedían.
Dentro de los matrimonios endógenos que se tienen registrados, se encuentran
los pardos (77.55%) y los mulatos (19.82%) como la mayoría, aunque la
distancia entre ambos porcentajes es muy marcado, al contrario de lo sucedido
en el registro del Hospital de San Pedro, ya que aquí van a prevalecer los
pardos sobre el resto de las castas. Al respecto sería interesante cuestionarse
si esto se debe al criterio de las personas que realizaban los registros, ya que
podría no ser tan claro el origen étnico de las personas o que ellas mismas lo
desconocieran, incluso que lo ocultaran.
Fuente: Archivo Parroquial. El Sagrario (Catedral). Bautismos: Castas. (1705-1717) Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Incluso dentro de los hijos naturales, las madres pardas (50.96%) también
representan una mayoría, seguidas también por las madres mulatas (40.03%),
que respaldan la gran tendencia hacia la fuerte presencia parda de la población
de castas en Puebla. Esto significa que las relaciones entre negros e indios se
Mulatos Pardos Negros
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Gráfico 2.1 Uniones entre la misma casta, Catedral, 1705-1717.
produjeron a lo largo de la colonia, distando mucho de los intereses de la
Corona Española y del mismo Virreinato, sino que la realidad dentro de las
ciudades y del campo tenía una composición única. Esta proporción grande de
hijos naturales no indica necesariamente que no tuvieran a los dos padres, sino
que no estaban casados por la iglesia, pero también puede indicar una
importante proporción de mujeres abusadas tanto por sus dueños como por
otros hombres, ante la preocupación señalada por Rodríguez Ortíz del cabildo
municipal por las violaciones y abusos cometidos contra mujeres negras (2015,
p.96).
Fuente: Archivo Parroquial. El Sagrario (Catedral). Bautismos: Castas. (1705-1717) Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Aunque en menor proporción que las anteriores, también tenían lugar los
matrimonios exógenos y con una gran variedad de castas, de las cuales se
pudo observar entre la mayoría los matrimonios entre pardos y mestizas
(22.38%) y los de mulatos con mestizas (19.77%), siguiendo con las anteriores
tendencias de una mayoría de pardos y mulatos, así como mostrando una
preferencia por relacionarse con mestizas. Siguiendo en menor proporción se
encuentran los matrimonios de pardo con castiza (5.97%), pardo con española
(5.59%), sin especificar con parda (5.59%) y mulato con india (4.10%),
marcando estas uniones el 63.40% del total.
China Morisca Morena Mulata Negra PardaSin
especificar
Española
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Gráfico 2.2 Madres solteras, Catedral, 1705-1717.
Fuente: Archivo Parroquial. El Sagrario (Catedral). Bautismos: Castas. (1705-1717) Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Como señala Gonzalo Aguirre Beltrán, cada momento histórico y cada territorio
tuvo la forma de referirse a las castas y a las combinaciones entre estas, así
como las interpretaciones modernas para poder asignar una categoría a
combinaciones tan variadas, basándose en esto, para el siglo XVIII propone la
clasificación colorida que se basa en el color de la piel y en otras
características físicas propias de ciertos grupos étnicos, que se recomiendan
para consultar para mayores especificaciones sobre las castas, cuestión que
no es prioridad en este estudio. (2015, p. 163-172)
Lo que compete a este estudio es señalar la preferencia de los afromestizos a
relacionarse con mujeres mestizas, indias y españolas cuando no son mujeres
de su misma casta, considerando que las mujeres pardas son descendientes
de negros e indios, por lo que es claro que los negros se relacionaron en gran
proporción con mujeres indígenas y sus descendientes a su vez preferían
relacionarse con el lado indígena, que no es sorpresa debido al proceso de
ocultación que trabaja Aguirre Beltrán (2015, p. 272-273) en el que los
africanos buscaban mejorar las condiciones de su descendencia
relacionándose con mujeres libres, como indígenas y españolas, así
‘blanqueando’ su descendencia para permitir la movilidad social fuera de la
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Castas
Gráfico 2.3 Uniones entre castas diferentes, Catedral, 1705-1717.
esclavitud y de las condiciones más bajas que la sociedad reservaba para los
afrodescendientes.
En cuanto a las mujeres afromestizas en matrimonios exogámicos, ellas
representaban un porcentaje bajo en variedad, como se mostró en el
porcentaje anterior de matrimonios de pardas con hombres sin casta
especificada en el acta (5.59%) y el de mulatas con personas sin casta
mencionada (2.98%), así como un interesante porcentaje de negros con
mulatas (2.98%), mientras que el resto de los matrimonios observan una
tendencia pareja a relacionarse con todas las castas y grupos étnicos para las
mujeres afrodescendientes, pero que no alcanzan el porcentaje de los hombres
afrodescendientes que se relacionan con otros grupos, debido probablemente a
la preferencia de relacionarse con hombres de la misma casta, pero también a
la enorme cantidad de mujeres solteras.
En cuanto a los casos de los infantes abandonados, tan solo se reportaron 55
casos de los cuales la mayoría no especificaban su grupo étnico (63.63%),
mientras que a los demás se los designó como mulatos o pardos según el
testimonio de las personas que los presentaban para el bautizo o en la
apariencia del infante, señalando la tendencia a asignar la casta de acuerdo a
características fenotípicas.
Fuente: Archivo Parroquial. El Sagrario (Catedral). Bautismos: Castas. (1705-1717) Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Por último, pero no menos importante, quedan los negros esclavos bozales
bautizados como esclavos en la Catedral, provenientes principalmente de la
Mestiza? Mulatos Pardos Sin especificar
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Gráfico 2.4 Hijos de padres no conocidos, Catedral, 1705-1717.
región occidental y centro de África, resaltando las naciones Congo (río Congo,
habla bantú) y Alala (región de Dahomey, habla yoruba), que coinciden en el
periodo que Francia tuvo el manejo del asiento monopólico de la trata de
esclavos, resaltando la región de Guinea y el occidente africano, ya en el
momento en que Portugal fue desplazado más al sur por la competencia de los
países europeos. A su vez se da en el momento en que se le dio el monopolio
a los ingleses, coincidiendo con la introducción de personas del centro de
África.
Esta ejemplificación es muy importante para destacar la continua llegada de
africanos a la Nueva España, al menos hasta el siglo XIX, quienes no
representaban solo cantidades, sino que traían consigo su cultura, su habla, su
religión y la cosmovisión natural de las diversas culturas de toda África. Aguirre
Beltrán menciona en su misma obra citada la preferencia que se tenía por los
esclavos de ciertos lugares, conocidos por su docilidad o resistencia física,
según el caso. Los nombres de las naciones con los que los conocemos no
representan exactamente su cultura de procedencia, sino que solían denominar
la factoría de la que eran extraídos, pero es un acercamiento a la región de la
que pudieron ser nativos.
Con respecto a los dueños de los esclavos, en general, hay varios nombres
repetidos e instituciones que claramente tenían una gran cantidad de esclavos,
incluso diferenciando la posición social por la forma de referirse a las personas
(a mayores títulos y honores, mayor el rango). Se confirma aquí que todas las
personas con acceso a ciertos recursos económicos se podían costear un
esclavo o varios de ellos, encontrando como propietarios de esclavos a
médicos, contadores, religiosas, religiosos, regidores, secretarios, miembros
altos del ejército como generales, capitanes o sargentos, aristócratas de
distintos título de nobleza y hospitales (San Pedro), así como los conventos
(Santo Domingo, Santa Catarina y Santa Teresa).
3.3) Archivo Municipal de Libres
En conjunto con lo ya analizado, los documentos rescatados de la Alcaldía
Mayor respecto a procesos criminales son interesantes para completar el
panorama respecto a los esclavos negros, sobre todo en poblados aledaños a
Puebla, como lo es Libres o como era conocido en ese momento, San Juan de
los Llanos.
En este caso es interesante reafirmar las legislaciones correspondientes a los
esclavos, así como las percepciones sociales, que suelen quedar fuera de los
registros anteriormente consultados.
Hablando en general se aprecian los casos que involucran esclavos, siendo el
primero (No. 47, Caja 8, Legajo AM-J/1.2/1710-1733) respecto a una esclava
mulata que pedía al juez se la pusiera en libertad para poder buscar otro amo a
su conveniencia, pues su amo actual la maltrataba. Antes fue esclava de un
mercader de Puebla que la vendió, basándose en esa compraventa para el
precio que tendría que pagar su nuevo amo al adquirirla, siendo de 150
(aparentemente, por la letra ilegible) más los costos del proceso criminal.
Imagen 1.1 Portada del auto de María de la Encarnación para liberarse de su
amo. Archivo Municipal de Libres. 1712.
Fuente: Archivo Municipal de Libres. Alcaldía Mayor. Justicia: Criminal. (1710-1733) Caja 8,
Legajo AM-J:1.2.
Este proceso marca la característica interesante de la legislación española,
pues los trabajadores podían denunciar a sus amos por malos tratos y como se
ve con esta esclava, podían ser liberados para encontrar un mejor amo, como
señala Rodríguez Ortíz (2015, p. 96) la particularidad legal para el siglo XVIII, al
procurar el cuidado de las mercancías humanas.
Otro recurso interesante es el de un caso complicado que involucra dos
haciendas y a varios trabajadores jornaleros, así como una esclava (Exp 1, caja
28, legajo AM-J12-10/1711-1712). En resumen, una trabajadora de la hacienda
de Coiotepeque se escapó, por lo que la dueña de la hacienda fue a buscar a
la hermana de su trabajadora en la hacienda de Atlapaleca para que confesara
la ubicación, ordenando la tortura de esa mujer a su esclava negra, así como a
una trabajadora india. El esposo de la mujer presentó la denuncia contra la
mujer, quedando como culpables las tres mujeres, la dueña con sus bienes
confiscados y las otras dos liberadas para entrar a prisión.
Imagen 1.2 Auto en el que se dicta la culpabilidad de las mujeres de la
hacienda de Coiotepeque. Archivo Municipal de Libres. 1711-1712.
Fuente: Archivo Municipal de Libres. Alcaldía Mayor. Justicia: Criminal. (1711-1712) Caja 28, Legajo
AM-J:12-10.
La esclava negra, de nombre María de la Candelaria, presenta su testimonio de
los hechos y resulta interesante constatar al inicio que ella desconoce su
estatus, pues se considera libre porque su ama la crió desde que nació, pero
piensa que puede ser esclava, como se le designó a lo largo del proceso y en
los autos en su contra. Aquí resalta la relación que tenían los esclavos en
haciendas de provincia, probablemente siendo la única esclava de la familia,
por lo que su percepción era como de otro miembro de la familia o de una
sirviente, probablemente por haber nacido dentro de la misma hacienda o
traída desde muy pequeña.
Estos son solo unos ejemplos de las diversas dimensiones que tenía la
presencia africana a lo largo de Puebla y los pueblos vecinos, así como un
reflejo de lo que sucedía en el resto del territorio, confirmando la enorme
presencia en el día a día y en todas las actividades, tanto que se legisló
pensando en estas relaciones, pero produciendo movimientos sociales en
constante evolución que contenían un fuerte nivel de contradicciones.
4) Conclusiones Como consideraciones finales, no se puede negar la presencia continua de
afrodescendientes a lo largo del territorio y en Puebla, desde luego, si se
escarba un poco en los numerosos archivos que dispone el país, siendo una
fuente importante para quienes deseen investigar sobre los africanos en
México.
Las condiciones del siglo XVIII, desde los factores externos, como la llegada de
los Borbones y las tendencias ideológicas europeas progresistas, así como la
decaída económica de estos años, sumado con las contradicciones internas en
la sociedad, dan una idea del escenario en que se tuvieron que desenvolver los
afromestizos, renegando en cada generación un poco más de su herencia,
hasta fundirse con el grueso de la población en un proyecto de ciudadanía.
El intercambio intercolonial fue algo que llamó la atención al momento de
revisar el origen de tantas personas que llegaron a coincidir en Puebla, sin
dejar de lado ningún origen, incluso toda la América Española, por lo que no es
una exageración remarcar el nivel de integración que ha tenido la región desde
la época colonial, nutriendo las sociedades que conforman los actuales países
de Latinoamérica.
También, es necesario recapitular lo establecido a lo largo del trabajo para
llegar al entendimiento de una clase entera sometida bajo el yugo colonial y
esclavizador, que fomentaba divisiones basadas en la etnicidad y el color de
piel a través de procesos violentos de despojo y deshumanización, dejando
excluido al grueso de la población del beneficio y el excedente económico.
La semilla de la esclavitud fue traída desde el mundo antiguo, pasando por las
guerras de la Reconquista en la Península Ibérica, para llegar a la reproducción
del modelo esclavista, con objetivos fuera del esclavismo, iniciando una
formación económica particular para México, en la que fue motor la apropiación
de la tierra, el comercio trasatlántico, el sometimiento del grueso de la
población indígena y la transformación de humanos en mercancías, extraídos
de sus lugares de origen y sometidos a otra sociedad.
En estos movimientos entre las grandes potencias europeas, beneficiadas por
el inicio del flujo masivo de capitales del Nuevo Mundo hacia Europa, a través
de España y Portugal, fue una de las tantas semillas del futuro capitalismo que
se desarrollaría en Inglaterra en el siguiente siglo, así como del surgimiento de
las principales contradicciones entre clases de la Nueva España.
La sociedad novohispana estaba cargada de contradicciones y luchas de
clases, empezando desde cualquier habitante criollo (sin importar su etnia), que
era dejado al margen del reparto general y del control político, sobre los
peninsulares. Dentro de la sociedad nacida en América, las fricciones entre las
diversas castas se mantuvieron a tal nivel que los individuos pasaron por un
proceso de ocultación, para poder tener un ascenso social, sobre todo en la
sociedad mestiza del siglo XVIII.
Como se pudo ver en los registros consultados, el nivel de mestizaje era muy
alto para ese momento histórico, tanto que se tuvo que recurrir a escalas
basadas en la apariencia predominante de los sujetos para poder otorgarles
una posición dentro de las castas, aunque pudiera tener una ascendencia de
los tres principales grupos étnicos, eso sin profundizar en otras naciones que
se integraron en México de otras partes del mundo, como Asia.
La lucha por mejorar las condiciones sociales radicaba en procrear con grupos
étnicos cercanos, pero con mejores privilegios, como lo era tener hijos con
mujeres indígenas y mujeres blancas, a su vez causando el llamado
‘blanqueamiento’, que hasta la fecha se sigue usando en el vocabulario
mexicano, entre familias y demuestra la parte ideológica, en que se podía
escalar socialmente si se tenía la apariencia de otro grupo étnico.
Estas mezclas dieron origen a los mexicanos modernos, pero no solo se
heredan las características fenotípicas, sino que se hereda en la cultura, por lo
que coincido con Luz María Martínez Montiel cuando señala que la sociedad
moderna tiene una contribución gigantesca de la negritud cultural, que se
integró tanto en el modo de hablar, los cuerpos, el contacto con la tierra, la
religión, la comunidad, la familia, la gastronomía, la cosmovisión, el baile, los
cantos, las festividades, los colores y en todo aspecto cultural, que en
sociedades como la de Puebla no se llega a ver toda la herencia africana, pues
hemos estado inmersos en ella.
Estos remanentes culturales y fenotípicos representan la herencia de la tercera
raíz olvidada, tanto por la historia oficial como por grandes grupos intelectuales,
pero que se está haciendo justicia por darle su debido reconocimiento, pues
representa la resistencia de la subalternidad ante el sometimiento del orden
colonial, en el que no tuvieron oportunidad de participar de forma económica, ni
política, ni pudieron definirse ante este orden impuesto, sino que fueron
representados para diferenciar el ideal blanco y europeo, del esclavo negro.
El racismo inherente del mexicano tiene que ver con el proceso de
identificación y valorización positiva de las características de los colonizadores,
aspirando a poder convertirse en ellos o que les toque una parte de la
repartición, mientras que se definen en contraste con la valorización negativa
del africano, la escala social más baja y con la que muchos mexicanos no se
van a sentir identificados, al contrario del supuesto orgullo por las raíces
indígenas exotizadas, pues no es común que las personas acepten sus raíces
africanas, sobre todo en lugares como Puebla, donde se piensa que no hubo
tal presencia.
Los datos recuperados, tanto de fuentes archivísticas, como bibliográficas, dan
cuenta de una inmensa crisis orgánica a la que se enfrentaba el virreinato de la
Nueva España, pues en la repartición de la hegemonía se dejaba en la
subalternidad a un porcentaje muy grande de afromestizos y de indomestizos,
por no hablar de los propios criollos, así como la influencia ideológica que
impulsaría a varios intelectuales a hablar en contra de la esclavitud y otros
proyectos republicanos que derivarían en las independencias americanas.
Agradecimientos
La presente investigación fue realizada bajo la supervisión de: Antonio Blanco
Guzmán, director del Archivo General del Estado de Puebla, e Isela Edith
Quezada Garza, subdirectora del Sistema Estatal de Archivo y Capacitación, a
quienes expreso mi agradecimiento por el asesoramiento para poder redactar
este artículo.
A Diego Bustamante Abdala por la guía para empezar la investigación, a
Denisse Pérez Lara, encargada del fondo de Beneficencia Pública, y a
Fernando…, encargado de Bibliotecas, por la enorme ayuda y motivación al
buscar los documentos de sus fondos que sirvieron para realizar el artículo.
A Guillermo Alberto Rodríguez Ortíz, profesor de mi carrera, con quien empecé
en el servicio social a trabajar con registros de archivos y los temas sobre
presencia africana, así como quien me dio la idea para empezar la
investigación.
Referencias
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Legajo AM-J:1.2.
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Legajo AM-J:12-10.
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Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
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