Post on 24-Nov-2018
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la industria tabaca
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Gracias a
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s del tabaco, pero que no
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Existen
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, boletines y revistas
de propagamda tabacalera.
Y, com
o es lógico, en
los dliccT
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ríos enciclopédicos, al llegar a la
letra T
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e el capítulo de~
tabaco, en esa
form
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ática
y fría
peculiar de ellos.
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Juestra su
conocimiento profw
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y su
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enech, suyo
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excelente que prologamos y
que, en verdad, no necesitaba prologuista.
Y
no
o
necesitaba porque
JU(L'n
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, _en sru
doble aspecto de escritor y
de profesional de
la in
du
stria ta
bacalera argentina, es conocido, y de él se sable que sólo esm-ibe
de "lo que conoce" y de lo que estudia, tanto en los libros ;im
,., p'resos, com
o en el gra
n m
,anual de la experiencia.
Algo, ta
l vez mucho -
el soplo de la personalidmi, la sazón
y el acento de lo que se ha
vivido -, faltaríale a
esta obtra de
Dom
enech si sólo fuera alarde de erudito, cosecha de datos, yu
xtaposición de
do
cum
ento
s... D
omenech está presente, "vive"
en las páginas de su
libro. HOIIJ
en él un
poeta y un
sMía.dor.
Ha
y en él, palfa decirlo con el término adeO
Uado, w
n OIIiista.
Si n
o lo
fuera, ¿ le
deberíamos
su curiosa
novela hw
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rística DO
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os su labor de
geógrafo "p
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que le
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s del "M
useo de
Ciencias
y A
rtes" de
Gran
Canaria?
Contrayéndom
e a su condición de
perito o
experto en el
tabaco, Dom
enech no h
ub
iese obtenido su
ma,estria en
la m
ar te1'Ía si, adem
ás de estudiarla, no
la hubiera practilXldo.
Quien
está ahorra delante
de' nosotros
como
autor de u
na
"Hist01'Ía
del Tabaco" n
o es w
n mero teorizante.
Llegó
a la,
Arg
entina en
1890. A
poco de itnmigrrar abandonaba el colegio para a
sum
ir el
modesto
oficio de despalillador
en un
a fábrica,
antaño cé
lebre en B
uenos Aires: "L
a P
roveedora". D
ura
nte
ocho lus
tros y wa
s ascensos bien merecidos, no cesó u
n solo día en
su tarea in
du
strial y
comercial del
tabaco. E
n esta industrÚ
L lo
ha sido "tod
o": desde aprendiz hum
ilcUsim
o ha
sta fab.riO
OYnte y
gerente. R
azó
n por la
cual, su
s iniciativas y consejos
fueron y sig
uen
siendo escuchados y adoptados Po?· cuantos lo conocen y lo trratan, q
ue son, en rrealJidad, todos los hom
bres que cons~
tituyen
la vasta
familia tabacalera de
la A rg,entina.
. S
us
iniciativas y
consejos no
revistieron exclusivam
ente la form
a verbal: él los dotó del perfil y
k~ eficacia de la letra; im
presa, dirigiendo durante años "El H
eraldo Tabacale?'o", "El
Tabaco" y "L
a V
erdad", publicaciones consagradas al progreso y depuración de la industrÚ
L y el comercio del m
mo
, en los que
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Dom
enech es wn tém
vico y
puede "po
ner cátedra", a
sí teórica com
o. exp
erimental.
Todos estos hechos, todas estas razones, concw
rr em a hacer
del presente libro de Jua
n D
omenech u
na
obra ca
pita
l-in
for
?nativa y am
ena -parra cuantos desean, que son m
uchos, conocer la
historia del tabaco,
desde que C
olón, m
aravillado, descubría al siboney con u
n tarugo de hojas h
um
eantes y arom..á,..
ticas en la boca, hasta ho
y. .. H
asta
hoy en que fwm
a todo el m
undo, en que el
tabaco -p
erfum
e, ensueño, ?nagia,
pafraíso a
rtificicl sin reptiles -
Sle ha
convertido en u
na
necesidad y wn
placer unriversales. L
os fumadores (y la
s fU?nadoras, n
o las olvidem
os) y cuan-tos, pC
Yrque lo consumen o lo producen, se interesan p
or la vida,
-las peripecias
y los
triun
fos de
la planta m
aravillosa, verá
n
satisfechas todils sus curiosidades en
este libro extraordinario de Ju
an
D om
ene ch. E
l buen amigo,
el autor, conoce
sin duda
estos ingenuos versos de
un
poeta popularr cubano
del siglo
anterior:
" Con u
n cocuyo
en la
'I1WInO
,
y u
n g1'a
n tabaco
en la boca,
Un
indio, desde
un
a roca,
Contem
pla el cielo cu
ba
no
."
Pues bien:
el au
tor de
esta "H
ist01'Ía", con w
n cigarrillo
entre sus labios sagaces y risueños, contem
pla todas las perspectivas del orbe.
El hum
o de su cigarrillo nos señala todos los
itinerOll"ios y todas las ru·tas.
Es u
na
invitación al viaje hacia
el "ayer" del tabaco.
Del que volvem
os encantados parra em
prender otro por los cam
inos y las florestas del tabaco "actual". P
ero no es sólo un
viaje de plx;w
er. D
el mis?no se despren,
dan enseñanzas. E
s un
viaje deleitable y útil.
i Magw
ífico n
au
ta y
cicerone del mu
nd
o del tabaco,
nuestro Ju
an
Dom
enech!
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i,·es, diciem
bre de
1940.
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EN
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OR
En
este modesto libro tratam
os de divulgarr la anecdótica
y pintoresca
histaria del tabaco
a través
de sus
vicisitudes, dxm
do al público una im
presión somera de
la wrviversalidxrd e
impofrtancia
de sus industrias p,gríJc.olas
y j'aJJriles.
Tannbién abogam
os por
el constarnte
progreso técnico-económ
ico de
lM
industrias tabacaleras
nacionales que
hasta la
fecha -espe
ciJalmente lA indusW
ia agrícola -, h
an
desenvuelto su labor con
criterio empírico m
ientras nuestros poderes públicos no 8'e han'
percatado de la
lentitud de su
progreso no obstalnte
obtener p,nualm
ente de las industrias del tabaco nacional má
s del lO
ro
del total del presupuesto de la N
aeión. N
aciones como E
stados Untidos, C
uba, ItaliJa y Greoia, han
dedicado al progreso de sus w
ltivos y m
arllUfactw
as, esfuerzos protectores y estim
ulantes que han dado resultados admirables,
convirtiemdo a estas industrias en veneros inagotables d
e riqueza pública y privada.
Italia, paJÍS que hasta hace cincuenta amos no p110ducía ta
baco, es ahora un
país exportador y abastece su poderrosa in
dustria fabril con sus propz"as materias prirnLLS.
Este éxito se debe a la alta preocupación estatal qu:e no es
catimó m
edio alg1JJrU) parra obtener su finalidad,
Los Institutos
"Experim
ental del Tabaco",
de Sea/ati y Salerno y
el "Labo
ratorio Quím
ico Expe<
rÍmental", de R
oma, han obtenido en estos
treinta últimos años resultados m
agníficos, O1'Íentando. la
producción agrícola y
kt, fabril por las sendas de kt, ciencia aplicada a la industria.
El sabio quím
ico y tabacalero doctor L. B
ernardini, 1ui dado la pauta sobre estos nuevos dernoteros d
e nuestra industria del
tabaco: "L
a práctica traJdicim
uU.
ha
dicM,
ha
sido siem
pre una buena ma,estra, m
ás el racional perfecciona-
12 JU
AN
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EN
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H
miento y la segw
rü1acl de los aciertos de cualqu'¿&r(~ producción
industrial ha
necesitado siemp
re del desarrollo de bases teóri
cas científicas, construídas con, el estudio de [;as tran
sfo'rmacio
nes de
las. m
ateria
s prim
as (~
través de
los agentes
que las
determinan".
Este es, pues, el concepto doctrinal que cabe realizar siem
pre que se
trate del pro
greso
positivo de
nu
estras indust1'ias
tabacaleras. N
o nos podemos quejar del progreso alcanzado p
or n
uestra
industria m
am
ufa
cturem
nacional. S
u
producción actual está
equiparada a la altu
ra de iguales i1'ulusD
rias e11(ropoos y armeri'
canas. L
a producción de
cigarrillos negros, picaduras y
cigarros, tiene h
oy en la A
rgen
tina
un
a elaboración p,M
"fema
y enl
cuanto a calidades, higiene y presentación, nada puede envidiar al exD
ramj&
ro. Y
ta
n es así, que p
or su
propia gravitación ha
desalojado del g
ran
mercado inte?'"Í01' en pocos años la com
pe-·tencia extra
nje'ra dom
i'lWlnte
en el
pasado. T
ambién creem
os llegada la hora de lu;,mar la atención de
las autoridades,
del E
stado, sobre su sistem
ática indiferencia hacia el com
ercio e ind
ustrü
i del tabaco, actividades éstas que m
ás bien
Siempre D
ropezaron con las mídtiples dificultades de
'ltn(~ legislación que se ha
ido tejiendo mu
y lenta y apáticamente
sin u
na
clara y pnecisa 01"Íentación
franC<
1.1nente protect01'a
y estim
ulante. y
a esta falta
de calor
oficial débese
agrega?" la
nu
eva
"Leyenda N
eg'ra" del
tabaco, la
que, en
form
a terw
.z y
arbitraria, se w
rde desde vw
rios sect01"eS, tratando de desaC
1"editar y am
inorar a estas fuentes de verdadera 1'iqueza del país, q'lte
clan pan y trabajo a má
s de medio m
illón de pe11,Sonas. Y
, ú
ltima
men
te, este libro está dedicado
a la laboriosa y hon
esta familia tabacalera argentina, desde
el hu
milde colono
y peón d
e labranza de n
uestra
s vegas provincia1ws, qu
e cultiva
n y proveen las m
aterias primas, hasta las fábricas
y talleres donde m
illares de ob1"eros,
jefes y empleados, tra
nsfo
rma
n
las ramas de la solam
ácea en mu
ltitud
de p1'oductos que mult~
pl'ican el valO?" del tabaco y satisfacen la dem
anda pública en la
fOtrm
a má
s correcta y terminada que pueda elaborarse la "H
echicera
Yerb
a
Antillana".
Va
n
tam
bién
estas
páginas para
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aquellos hombres que tra
fican
con el tabaco ya sea en sus olorosas ra1rut.s o bitm
en SU
$ productos m
amufacturados: los
co·m
erciantes distribuidOtres
mayorristas que d
ifun
den
la produc
ción fabril a través de todos los pueblos y ciudades de la R
epú
blica; al incontable com
ercio min
orista
: cien mil brazos que se
extiend
en afablem
ente para servir sus cigarrillos, pw
ros o p
icadw
ras, a los millones de consum
idores; a los vi{Lj'talntes y co
rredores, que
en continuado
esfuerzo, con
el ingenio
de su
verb
a y actividad saben d
ifun
dir po
r doquier las creaciones y
productos de nueSDra in
du
stria tabacalera.
A
todos los camaradas de
la grey tabaquera, deseam
os un
constante progreso com
o consecuencia de la a1'moniosa y libre
unión, dentro de cuya comunión grem
ial si cada cual recoge el lru
to
de su
s actividadies
y desvelos,
todos unidos
sumam
s'u
poderosa fum
za tm la defensa legítim
a y fecWnda de su
labor y patrim
onio del trabajo.
JUA
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CH
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Bueno
s A
ires, enero de
19
41
,
1
PA
NO
RA
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H
ISTO
RIC
O
Al
correr de
la h
istoria cada
siglo tiene sus
características
propias que van tejiendo,
en
la sucesión del tiem
po, el
variad
o "rosicler" de la civilización.
Los siglos xv y
XV
I, entrañ
aron
dos gran
des revoluciones,
ún
a espiritual
y o
tra económ
ica, que
conmovieron
al m
undo europeo. E
l Renacim
iento con su d
espertar de las artes y las
ciencias y el descubrimiento del
Nuevo M
undo por los españoles,
cuyos acontecim
ientos fueron
magnificados
.y difundidos
po
r la invención de la pren
sa po
r Gutenberg. A
partir de aque
llos mem
orables y fecundos tiempos se abrieron nuevos y pro
misorios cam
pos de acción y de
posibilidades a los pueblos de E
uro
pa,
sojuzgados bajo
la coyunda
de m
ilenarios vasallajes
feudales. E
stas gran
des revoluciones de su
ma trascendencia progre
sista, crearon
en la Eu
rop
a latina u
n estado general de exalta
ción popular que animó la pública discusión de los hechos y las
ideas imperantes, causando ello la ráp
ida difusión de los acon
tecimientos con u
na acentuada tendencia al
libre examen que
constituyó la maduración de las ideas nuevas que evolucionaron
hacia la enciclopedia y la revolución francesa que, con la apa
'rición del
maqúinism
o y
el capitalism
o, dieron
nacimiento
a n
uestro
régimen b
urg
ués que, si adolece de fallas en su estruc
tura éticoeconóm
ica, en
cambio
· ha
realizado todas las
mara
villas de nuestro progreso técnico .y científico con su elevación m
ental y culturál de innegable y fecunda realidad. E
l descubrimiento del
continente americano fué
un
hecho
16
de tal magnitud en la m
entalidad y la economía \le
-los.>0~iejm pueblos
de E
uro
pa,
que todo
cuanto provenía
del continentE
colom
bino era
motivo
de g
rand
es y
generales com
entarios, m
agnificándose asombrosam
ente todas las noticias y novedade~
que llegaban de aquellas nuevas tierras envueltas en la aureola d
e la fantasía y de la exaltación.
J E
n el pueblo de l~s p
aíses del sur europeo, existía de hecho
un
estado de común expectativa, de com
entario y de exageraciones verbalistas, cuando llegó a
Esp
aña el tabaco, cuyas m
uestras oficiales enviaba C
ristóbal Colón, bajo el n
om
bre u
n tan
to
cabalístico de "buglosa" o yerb
a hechicera para todos los ~ales.
Estos pueblos que vieron en
Am
érica el descubrimiento de
El D
orado, fueron recibiendo los presentes enviados del Nuevo
Mundo y el tabaco se adelantó, con su fam
a bru
ja, al maíz, la
patata, la quina y otros productos de g
ran valía alim
enticia y terap
éutica y a
la mism
a llegada del anhelado oro y
piedras preciosas, que se esperaban con intensa esperanza de regeneración económ
ica de multitudes tan
empobrecidas.
f E
l tabaco, de la voz caribe "to
bak
", desde el prim
er mo
mento, fué m
otivo de suma curiosidad de las gentes y d
ada la
modalidad d
e aquella época, en que tanto
se discutían y comen
taban
todos
los asuntos,
y especialm
ente los
de procedencia
americana,
determinó acaloradas
polémicas
de' variad
a índole científica,
moral,
religiosa y
social. T
odo el
mundo
se creyó
capacitado para o
pin
ar en favo
r o en con
tra de la "yerb
a bru
ja". M
édicos, boticarios, clérigos y obispos, funcionarios, autorida
des, príncipes y reyes, tom
aron
parte en la p
orfía en defensa o
desmedro de la solanácea tropical, que pasó a ser tem
a impór)
tantísimo en
las charlas, textos, leyes y ordenanzas, de muchos
países de Eu
rop
a. D
e ahí la fam
a y enorme difusión del
tabaco en todo el
Viejo M
undo y la copiosa y apresu
rada bibliografía que le dió
categoría de producto de imp
ortan
cia pública. Ya en el siglo X
VI,
aparece un
gran
volumen sobre el tabaco y sus cualidades cu
rativas, escrito po
r el médico holandés B
einterm
a van
Peim
a, que elogiaba el tabaco com
o panacea de la salud. En
1772, otro galeno alem
án, Jeh
am G
otieb S
chaffer, publicó o
tro libro
en el que sostenía que el tabaco era u
n rem
edio para los m
ales del
HIS
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O
17
intestino. Y es sabido que en F
rancia, en las estaciones de sal
vamento del S
ena, hasta hace no m
uchos años, se empleaba el
humo del tabaco p
ara trata
r a los ahogados.
* *
*
Los orígenes históricos del tabaco son cla'ros y precisos des
de el mom
ento en que fué descubierto po
r la prim
era expedición de C
olón a los pocos días de su arribo
a la isla de Guanahaní.
No obstante su aparición en
Eu
rop
a, primero en
Esp
aña y luego
en P
ortu
gal, F
rancia, Italia e In
glaterra, fué rodeada d
e fantás
ticas leyendas y de un
a enm
arañad
a literatura polem
ista, que
nu
blan
un tanto
la claridad histórica aunque fueron la causa de su
may
or difusión en todo el V
iejo Mundo.
En
la Exposición U
niversal de Sevilla, el tabaco, com
o ele'm
ento im
po
rtante
del descubrim
iento de
Am
érica, tuvo
una notable
representación, varios
concursos y u
n congreso tab
aquero que
fué am
enizado con
un concurso
de fum
adores, en
cuyos actos quedó con
sagrad
a la aparición del tabaco y su pri
mer descubridor y fum
ador. C
uando Cristóbal C
olón asentó pie en las costas de Guanaha
ní, a los pocos días envió hacia el interio
r de la isla un
a expedición al m
ando del capitán
don Rodrigo de X
erés, para observar las
costumbres de los indígenas. M
ientras aquellos expedicionarios
recorrían
los alrededores del campam
ento, pudieron notar, sorprendidos, que los
natu
rales del p
aís se en
tregab
an a
gu
star el
humo de
un
a plan
ta que fum
aban
formando
rollos de
sus h
ojas que encendían p
or u
n extrem
o para absorber p
or el o
tro
el producto de su combustión. F
ué así com
o el capitán
Xerés,
observador y audaz,
trató de
enterarse
de aquella
rara costu
mb
re indígena y pudo
saber de
los indios que g
ustab
an el
sabo
r de ~na p
lanta que ten
ía virtu
des salutíferas y
gu
stativas de g
ran valor.
Don R
odrigo pudo hacerse
' comprender de aquellos
man
sos aborígenes y prontó probó un
a de sus tag
arnin
as, un rico p
uro
caribe cuyo sabo
r y arom
a le ag'radaron ,mucho y fu
é así com
o el apuesto capitán
recaló al campam
ento echando sendas
18 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
bocanadas del aromático hum
o del tabaco americano. E
ste hecho fué de g
ran com
entario entre los cam
aradas de la colom
b
ina expedición y a
los pocos días y
a hab
ía varios españoles que sabían g
ustar las delicias del tabaco.
Poco tiem
po permaneció en G
uanahaní el capitán
Rodrigo
de Xerés, que al reg
resar a Esp
aña, con su
buen hu
mo
r andaluz, se propuso ad
mirar a sus paisanos fu
man
do
a diario sen
dos puros hum
eantes que llamaron la general atención con el
corolario de sabrosos y raro
s comentarios del
paisan
aje cote-rráneo.
En
Ayam
onte, su ciudad natal, don Rodrigo sem
bró sem¡'
llas de tabaco en su cig
arral y obtuvo sus cosechas que con
vertía en
puros que saboreaba constantem
ente, logrando
desp
ertar envidia y al par que m
uchos caballeros deseaban igualarle p
ara adq
uirir aquella notable fam
a de ho
mb
re extrao
rdi
nario de que gozaba el bizarro
capitán
de Colón.
Bien
pronto, debido
a los
prejuicios de
la época
y a
la envidia
que d
espertara
don R
odrigo, se
vió envuelto
en u
n
juicio de la Inquisición, donde se le acusaba de
hechicería ... L
a prisión de R
odrigo de
Xerés,
fué la
consagración oficial
de su entu
siasta pro
pag
and
a por el tabaco y sus puros caribes. F
ué el p
rimer p
rop
agan
dista y v
iajante tabacalero del m
undo ... A
l salir en libertad nuestro héroe,
gracias a la interven
ción directa
del rey
y g
rand
es señores,
don R
odrigo hizo
el m
ayor alarde de
empedernido fum
ador y
su cig
arral fué un
punto célebre en Esp
aña y lu
gar de v
erdad
era irradiación de sem
illas para los
variados cultivos que por to
da la península
se hicieron de la yerba b
ruja, p
ara fum
ar y curar u
na porción
de males p
ara los que era recomendada esta solanácea, p
or los
nau
tas y mercaderes que iban y venían del continente occidental.
Hubo en 'E
spañ
a y Po
rtug
al muchos cig
arrales plantados de
tabaco (cig
arral era la
pequeña hu
erta de
muchas
casas solariegas, que en los veranos eran
comúnm
ente atacados por la cig
arra o langosta de Africa, de ah
í el nombre de cig
arro)
y fué desde entonces un
a moda de
rango y buen tono fu
mar
puros del propio cigarral.
* *
*
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
19
Según el
cronista de la época
del descubrim
iento, L
obel, los
indígenas de la isla de G
uan
ahan
í fum
aban con
un
arte que les era propio, pues no sólo .fu
mab
an unos rollos de hojas
secas, sino
que ponían
también
el tabaco
en unos
pequeños em
budos hechos con hojas de palm
era encendiendo un extremo
Pip
a aborig
en de M
éjico P
ipa
h
allada en
excavaciones del
jiura
ber bese
para absorber el hum
o po
r el otro, todo lo que era en realidad ~na v
erdad
era "pip
a" de sum
a simplicidad.
Algunos tratad
istas afirman
que este aparato
y otros di
versos para fu
mar fueron los que dieron el nom
bre a la plan
ta,
mien
tras otros
asegu
ran
que fu
é el
tabaco propiam
ente
3
Pip
a d
e hier'ro.
Africa
ecuato1'ial
dicho el que
dió nom
bre al utensilio o pipa. O
viedo, escrito
r de esa época, dice que la p
alabra "to
bak
" no es la plan
ta sino la p
ipa que los indígenas llam
aban "tobago". Lo cierto es que
se designaba con el nombre de "to
bag
o" a u
na rara pipa, luego
descubierta en otras regiones an
tillanas
y del continente,
cu,yo ap
arato estab
a formado p
or dos cánulas que se m
etían en
20 .lU
AN
D
OM
EN
EC
H
las narices
mien
tras el
depósito de
barro
cocido
donde se
colocaba el tabaco se ponía en un braserillo. A
firma el conocido escrito
r de la época del descubrimiento
de Am
érica, M. B
e Barry
, que en el año 1590, los natu
rales del B
rasil usaban un
a extrao
rdin
aria pipa consistente en un caño m
uy largo con un
gran
depósito
en su
extremo, el
cual era llenado constantem
ente de tabaco seco p
or las m
ujeres de los
fumadores. E
sta función tenía un aspecto ritual, pues los hom
bres,
po
r lo general
bravos guerreros,
se en
tregab
an
a ~na
especie de embriaguez tabáquica gustando
su ap
aratosa
pIpa sem
idormidos, m
ientras sus favoritas cuidaban religiosamente
tener encendida la jerárq
uica pipa p
ara que el
belicoso señor p
ud
iera entreg
arse a las gratas ilusiones que
su mente tropi-
Pip
a
japonesa
cal y excitada producía acaso viendo cruentos combates con el
enemigo y en el cielo poblado de fantasm
as, los nimbos de auro
ras gloriosas que iluminaban su personalidad, p
atricia y m
andona. E
n las excavaciones del V
alle del Missisipí, h
an sido ha
lladas unas pipas en fo
rma de hornillos agujereados, hechas de
barro
cocido. Un
a verd
adera in
du
stria indígena era la de fab
ricar pipas de acuerdo a la mentalidad, costum
bres y aplica
ciones místicas del fu
mar, que p
ara aquellos pueblos
autóctonos
encerrab
a no solam
ente el placer gustativo
sino también
un simbolism
o y un ritual, que
dab
á" jerarqu
ía a quienes
poseían u
na m
ás notable pip
a para el consum
o y sahum
erio tabáquicos.
y si el hecho de fu
mar ten
ía aspectos superiores al mero
consumo de tabaco, puesto que im
plicaba otros conceptos relacionados con la ideología ru
dim
entaria de aquellos
pueblos de im
aginación exaltada po
r el clima y el m
edio y que eran
hon-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
21
damente crédulos
de sus
supercherías espiritistas en
las que
los hechiceros dirigían la mentalidad de aquellas criatu
ras, cabe p
ensar cuán
imp
ortan
te no sería
el uso
de los
instrumentos
más o m
enos rudimentarios, toscos,
pero simbólicos a
su ma
nera, p
ara quemar el tabaco que fum
aban. L
os indios pieles rojas usaban varios tipos d
pipas muy
características y se han
hallado ejemplares que
tienen un no-
Pip
as a
frican
as
de m
ad
era
table parecido con las actuales pipas eurdpeas. Son la m
isma
"cachimba" o pipa que vem
os prendida de
los labios
gruesos de esos
marinos
del N
orte de
Eu
rop
a que,
al igual
que sus
antep
asados fum
adores" del
Cañón
del C
olorado o
del V
alle del
Missisipí,
prefieren su ensoñado
rato de m
ohino fum
ar a
, nin
gu
na o
tra distracción mental.
22 .T
UA
N
DO
ME
NE
CH
Aquellas pipas de los indígenas norteam
ericanos, revelan
su in
du
stria n$lda despreciable, ya que en
este renglón del arte d
e fum
ar sabían
crear obj etos con su no
ta artística definida. U
nas p
ipas ten
ían adornos heráldicos
y sim
bólicos, o
tras estab
an
exornadas con
plumas
y caireles
al igual
que ciertas
pip
as hú
ng
aras y tirolesas de nuestros tiem
pos. T
ambién las
hab
ía con mascarones de deidades o espíritus o cabezas de ani
males y tam
bién terminando el depósito en u
na hacha, que era
símbolo
guerrero. ¿ Q
uién no
ha
visto en
tre los
austríacos e
Pipas in
dias
italianos, húngaros y alem
anes, estas pipas con nin
fas y sirenas, labradas en espum
a de mar y ám
bar, que además de sus
figu
ras alegóricas tienen caireles y otros colgajos que las ha
cen tan pintorescas?
Mr. H
arriot, viajero inglés, en su "D
escripción de la Nue
va T
ierra de Virginia", publicada en el año 1588, decía que la
hierb
a llamada por los
indios "U
ppowac" y
por los españoles
"Tabaco", era fu
mad
a en pipas de barro
cocido y su h
um
o era
tragad
o
hasta el
estómago,
atribuyéndosele condiciones
saludables y preventivas contra las enferm
edades y los m
alos el'!-
píritu
s. . . .'
. A
unque parezca trivial, du
rante m
ucho tIempo se discutIó
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
23
cual fué la p
rimera fo
rma
de fu
mar
entre los
indígenas del
Nuevo M
undo; si empezó a
fum
arse en aparatos como las pi
pas o bien directam
ente quemando
las hojas', com
o lo
vió en
G
uanahaní el capitán X
erés. E
sta discusión sin trascendencia es idéntica a aquella o
tra de quien fué primero, si la gallina o
el h
uev
o...
Lo
cierto es
que después
de varios
siglos de
la llegada del
tabaco a E
uropa, los hom
bres fuman
cada vez en
Na1·g
uile.
Pip
a
turca
may
or cantidad y las únicas novedades introducidas p
ara gasta
r tabaco son los cigarrillos en toda la vasta g
ama de tipos y
gustos, a lo que podría agreg
arse-el "n
argu
ile" ideado por los turcos y griegos en su refinam
iento de los placeres íntimos y
los puros habanos, qu
e no
son otra cosa m
ás que los rollos de h
ojas que aprendió a fab
ricar don R
odrigo de Xerés.
Com
o expresión
de n
uestro
s adelantos
técnicos, las
pri-
2-1 JU
Ar>
DO~1Er>E
CH
Pip
a in
Ilesa
1IIudenu
z, In
últim
a T)(tlal)/'~
en
ca
lida
d
y c!c:V
IIlI(:irr fa
ori("((¡{a
cu
n la
v
ela
c!l're
ch
n
¡{e /1 l/a
H
I/.Z
de
plrlllta
7IIc
c!lte
rraIH
'1t L
o!; fu
mad
orl's
exp
ertos
sabe
n eleg
ir y
valo
rat· las
cualid
ades
del
material
de
qu
e se
hacen
las
pip
as
e~pecialmente
en
lo' q
ue
se refiere
a la
,.: v
etas
y su
corte
I I
/ '11/',-.
I/C'
I('/-'f' /IIC
fl,'tcl'I'fÍI/C
a,
co
rlc
1J/((I/<I !I
/'01
1
tI/l/M!
mclrí/ic
ol:l ¡'i]J1
/. /111 ra
1//.11 ( ('1
'1/((
((
' I/lIra
/'('('o
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f'l srrrr"
/ /
/ '
1 e
/",flll/I('I'(( 1
/I'''¡If) d
e 1
11
/(/ /'fU
:: C
-'IH'c
ia/
q/lc
es s
ecre
to
¡'ito
il/!}
(;S (1
' !}
/'fl// /I)<
I!I ,'/111
(/ d
e ffll"
o¡nu
·i¡;1l.
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
25
mitiv
as pipas american
as h
an
sufrid
o
notables m
odificaciones desde e
l pu
nto
de v
ista de la hig
iene y la estética, en
cuad
rand
o
esa indu
stria den
tro
de lo
s conceptos
modernos.
La
ord
inaria
cachim
ba de tu
bo
s de caña y de p
alma y los b
raserillos de barro
cocido
de caribes,
americano
s y
brasileño
s, se
han
convertido
en nuestra
s elegan
tes pipas inglesas tallad
as en raíces de gu
in
do y
fresno,
qu
e en
su cañ
o
lleyan
tub
erías
metálicas
para
recog
er los residuo
s, evitan
do
qu
e lleguen a la boca del fu
mad
or
con su acritud
molesta e irrita
nte.
Hem
os p
rog
resado en el arte de fum
ar, pero este pro
greso
es de los
accesorios
y no
del h
echo en
sí m
ismo
de gu
star
el tab
aco, y
a sea
en los
rollos
de h
ojas
torcid
as que
llamam
os p
uro
s o en la. pipas carib
es. Es el cigarrillo, el
blanco tub
o de
pap
el de arro
z con
teniendo fina
s heb
ras, el gran
elemen
to uni
versal d
el consum
o del taba
co que en nu
estros días h
a atraído
tam
bién
a la m
ujer
que, lib
erada d
e viejos
preju
icios sociales
y fam
iliares,
acom
pañ
a decididam
ente
al h
om
bre
en este
entre
tenimien
to, tan
un
ánim
e, d
e p
asar
por la vida echando bo
canad
as del
arom
ático
"tob
a k" ...
11
LA
RU
TA
HIS
TO
RIC
A D
EL
TA
BA
CO
De A
mérica a
Eu
rop
a
El tabaco, al ser descubierto y
valorado por los
hombres
de la prim
era expedición española a la isla de San
to D
omingo
(Gu
anah
aní), tom
ó pro
ntam
ente la ru
ta lógica de España, que
fué la platafo
rma de su difusión general.
Ya hem
os dicho
que fué
Cristóbal
Colón
quien presentó
el tabaco
oficialmente
a las autoridades
españolas, acom
pañando su p
rimera m
uestra con una descripción ap
rop
iada a los
datos que tenía de esta solanácea a la que llam
ó "buglosa" desde el p
un
to de v
ista de sus raras cualidades m
edicinales. E
l revuelo de las discusiones que se
originaron alrededor del tabaco le dieron fam
a y difusión; la ob
ra inicial que desde A
yamonte iniciara el fam
oso capitán expedicionario colombino,
Rodrigo
de X
erés, que
logró poner en
m
oda el
consumo
de puros y el cultivo de las p
lantas; la curiosidad de las g
entes y
el interés de lucro de m
uchos mercaderes y n
aveg
antes; la cre
dulidad y el vicio, bien pronto hicieron que se generalizara el
tabaco, usándolo no solam
ente en el fu
mar,
sino en la fo
rma
medicinal de "rap
é", cuya man
ufactu
ra fué la prim
era que se desarrolló industrialm
ente en la Pen
ínsu
la; ya en el año 1494,
~os
después del
descubrimiento
de A
mérica,
se publicaba
en E
spañ
a el prim
er libro o tratado
sobre el tabac9 en polvo, que ad
qu
iría notable consumo popular.
Dado
el aum
ento creciente del
consumo
de tabaco
y las
inacabables polémicas sobre su
bondad o perjuicios, el E
stado
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
27
tomó cartas en ·el asunto y fué así com
o Felipe 11, 65 años m
ás tard
e de la llegada del tabaco, ordenó al sabio médico don F
ran
cisco F
ernán
dez de T
oledo que fu
era a
Méjico
pa'ra estud
iar esa p
lanta y llevar sus sim
ientes a E
spañ
a. Con tal m
otivo el
ilus:r e m
édico de su majestad
partió
para la "N
uev
a Espafla"
el ano 1559. A su regreso, el doctor F
ernández de Toledo llevó
semillas de tabaco y una m
emoria in
teresante sobre usos de esta
solanácea en varios países del Nuevo M
undo así com
o la form
a indígena de su
cultivo y m
odos de secami~nto
y de
consumo
en sus diversos em
pleos. P
uede asegu
rarse que a p
artir de este hecho trascendental, el
tabaco quedó consagrado en Esp
aña com
o un producto
de consumo libre que m
anip
ularían
ind
ustrias especiales.
Desde Esp~ña pasó el
tabaco a P
ortugal, donde tras las
discusiones de sus raras condiciones se interesó pO'r esta p
lanta
el emb
ajado
r francés en Lisboa, D
r. Juan
Nicot, que envió u
na
mu
estra de tabaco a su majestad
la reina C
atalina de Médicis
a la que interesó sobre sus características notables.
La rein~
de Fran
cia tuvo el gusto de interesa'r a su brillante corte por el tabaco, que con tan
mag
na p
rop
agan
da no tard
ó en
ser un
a p
lanta en
boga, no solamente en los jard
ines, sino en
su consum
o para fu
mar y g
astarlo en
la form
a española de polvo o rapé.
La
distinción ten
ida
po
r rein
a tan
lin
ajud
a com
o ele
gante, dió
al tabaco
el nom
bre au
n
existente de
"plan
ta de
la Rein
a" o "Yerb
a Regia".
. D
ado el favo
r prestado al tabaco por Catalina de M
édicis p
ron
to se extendió a
las cortes de
Alem
ania, H
olanda, Itali~ y otros pueblos. E
l famoso
Prio
r de Lorena aceptó el
uso del tabaco y dicen que lo em
pleaba para cu
rarse sus males
por lo cual adquirió el
nombre
aun
existente de "Y
erba del 'P
'rior". L
os m
arinos portugueses llevaron el tabaco com
ercialmente ~
Italia, donde fué aceptado y dado a conocer por el célebre cardenal S
anta C
ruz, por lo cual en la península itálica se le conoció b
ajo el denom
inativo de "Yerb
a de San
ta Cruz". L
o mism
o sucedió
cuando N
icolás T
O'rm
ibón difundió
el tabaco
por el
interio
r de Fran
cia e Italia, por cuya razón también se conoció
esta solanácea bajo
el nom
bre de "H
ierba T
ornabona". Desde
Italia, po
r medio de los navegantes genoveses y venecianos, el
28 JU
AN
D
OIlfE
NE
CH
tabaco se extendió hacia el O
riente, donde de inm
ediato tuvo g
rand
es y
numerosos
pa.rtidarios, así
como
furib
un
do
s ene
migos, que sólo lo
grab
an u
na m
ayo
r extensión del consumo del
tabaco, que se propagó p
or T
urquía, G
recia, E
gipto, los
Bal
canes, Persia, C
hina y
Japó
n. P
or o
tra parte y
desde el año
1585, Sir D
rake, el fam
oso navegante, llevaba a In
glaterra el
tabaco, desde Virg
inia y K
entucky, países del no
rte americano,
. de donde también era originario.
Esta inm
ensa como ráp
ida propagación del
tabaco determ
inó notables y enconadas
discusiones acerca de su consum
o tan
común, fum
ándolo en pipa, puros y absorbido p
or las n
arices en polvo, que se estim
aba era desinfectante interior. T
an elevado gasto de tabaco recrudecía m
ás que nu
nca el
debate enorme y
trascendental sobre las cualidades implícitas
de la yerb
a bru
ja, arom
ática y narcótica que,
en form
a desm
edida, se consumía co
ntra todos
los dictados de las
leyes y
consejos de
personas prom
inentes. A
m
ayo
r persecución mayor consum
o de tabaco había, y este hecho tam
bién un
tanto
brujo, acabó con la intervención siem
pre fracasada de los reyes y obispos, que creyeron que su
auto
ridad
termin
aría con el avance desmedido del consum
o tabaquero. Y
fué así como el rey Jaim
e de Ing
laterra, en su fa
moso
"Co
un
terblan
t th
e tobacco"
decía que
esta p
lanta
era nociva y el fu
mar repugnante, odioso al olfato y m
alo para el
cerebro. El m
ismo O
romw
ell ordenó a las trop
as la destrucción del tabaco desde los cultivos h
asta donde qu
iera que fuera h
allado.
En
Rusia,
el gobierno condenó
el consum
o del
tabaco, aplicando
du
ras penas' a los fum
adores, qúe
fueron persegui
dos con tod
a la estulticia con que en
aquel país despótico se
realizaban estas
campañas
persecutorias. E
n
Suiza
también
se condenó el uso del tabaco y en las leyes se alegaba que ese vicio era m
otivo de adulterios ... El p
apa U
rban
o V
III, en 1624, tam
bién
condenó el consum
o del
tabaco y su
sucesor Inocen
cio X
II, el año 1690, amenazó COn la excom
unión a los que usaran
el tabaco o su polvo en los recintos eclesiásticos.
El sultán A
mu
rat IV
, en sus despiadadas luchas co
ntra el
tabaco, hacía co
rtar la nariz
y los
labios a
los fum
adores, y
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
29
fuero
n m
uchos los pobres tu
rcos que perdieron estos órganos
po
r no haberse enterado de tan b
rutales ordenanzas.
El
emperador del
Japó
n
no quiso
ser m
enos b
árbaro
y
torp
e y tam
bién decretó
bru
tales castigos
con
tra ].os
fum
a-dores el año 1620.
. R
ichelieu, el
hábil político
francés, tuvo
más
tino -
no era b
árbaro
-y m
ás hábil que sus colegas, sólo aplicó fU
e'rtes im
puestos tabacaleros,
cuyo sistem
a inteligente
y liberal
ha
dado la pauta, haciendo que los gobiernos frente a u
n m
al irrem
ediable que se ag
ravab
a con las
persecuciones limitaran
un
tan
to el abuso pagando renovadas sum
as al fisco siem
pre sediento de ren
tas y sabrosos ingresos fiscales. .. E
l ilustre cardenal
francés fué
realmente
un
p
recurso
r de
nuestros buró
cratas fiscales,
que siguen
creyendo que
el tabaco
no es
un vegetal am
able, sino un inagotable filón de oro ... D
esde que Richelieu aplicó su sistem
a fiscal, el tabaco se h
a convertido en estos dos siglos, en u
na fuente inagotable de
rentas y todos los gobiernos m
odernos sacan al tabaco su buen
a partid
a de 'ingresos que, en algu
nas naciones, com
o la nuestra
que no es un país productor po
r excelencia, alcanza a cub
rir m
ás del 10 % del total de las ren
tas de la nación. F
rente
a tantos
y tan
encarnizados
enemigos
aparecían activos
y poderosos
defensores del
tabaco y
fué así
como
su san
tidad
el pap
a Gregorio
XIII, se constituyó en su m
ayor adm
irador. D
el m
ismo
modo
en la
Ru
sia antitabáquica,
surgió la tabacofilia del g
ran em
perador Ped
ro el G
rande. Otro papa,
Benedicto V
III y varios obispos y príncipes se pusieron del lado de
los tabaqueros y finalmente
su santid
ad G
regorio X
III púsose en fav
or de los fum
adores y sorbedores de rapé gracias a
su curación po
r el tabaco. Este pontífice estaba m
uy enfermo
y los médicos no daban esperanzas de salvarlo, cuando se supo
en el
Vaticano que
en el
lejano Perú
, un
clérigo canario,
el p
adre
Carm
ona, estaba realizando
notables curaciones
con el
tabaco, cuyos
procedimientos
hab
ía aprendido
de los
indígen
as americanos.
El
pad
re C
armo
na
fué llam
ado con
urgencia a
Rom
a, adonde llegó cuando el
pontífice estaba en m
uy grav
e estado. E
l clérigo indiano trató al ilustre enferm
o con su terapéutica
30 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
ind
ígen
a y
no tard
ó
en
ob
tener
notables m
ejorías
que 1 p
ron
to dieron p
or resu
ltado
la vuelta a la salu
d del jefe d
iglesia católica. M
uy g
rand
e fué
el p
restigio
alcanzado p
or
este cura
que el jefe de la cristiand
ad quiso d
ejar en R
om
a dándole a puestos en
la curia eclesiástica.
El clérigo can
ario, u
na vez lo
grad
a la salud
del Pap
a, vióse a su
lejano
campo de acción y lu
cha p
rosig
uien
do
su
mirab
le ob
ra d~ cristian
ización
de los abo
rígen
es del Perú
, ( d
e fun
dó
escuelas, iglesias y
otras o
bras de
catequización pueblo indígena, donde au
n se v
enera su
no
mb
re de bienhec: E
s lam
entable que la
tabaco
fob
ia de
muchos
burócr: h
ispan
os y p
or o
tra parte la in
curia general, h
ayan
perdido procedim
ientos de la terapéu
tica ind
ígen
a american
a po
r dio del tab
aco; pero lo
real es que, tanto
en el Perú
come
otro
s países
de A
mérica
indígena, se
emp
leaban
las
rar ju
go
s y
prep
arado
s d
e tab
aco
para
curar
mu
chas
dolen h
um
anas y hoy conocem
os productos farmacéu
ticos y
no
ta específicos p
ara enferm
edad
es de an
imales que tien
en p
or I
el tab
aco) especialm
ente para en
fermed
ades
de la piel.
A p
artir del suceso de la "Convención tab
áqu
ica" del p G
regorio X
III, y su
adm
irable cu
ra po
r el tabaco, esta soh cea adqui'rió su
may
or fam
a y difusión com
o yerb
a curat
Se reconoció la v
eracidad
de lo
dicho p
or el
mism
o Colón
presen
tar esta plan
ta como
de un g
ran
po
der cu
rativo
y ad
mitid
a su
noble
virtu
d
medicinal,
record
ánd
ose
sus p
r ti vos
no
mb
res d
e "Y
erba
santa",
"Bu
glo
sa", "Y
erba
sal d
a", "yerb
a para todos los m
ales", "Pan
acea Atlán
tica", ": b
a Reg
ia", "Yerb
a hech
icera" y "Yerb
a San
ta Cru
z". D
uran
te la terrible epidem
ia de 1665, se usó en gran
cala el tab
aco com
o desin
fectante poderoso co
ntra la p
este diezm
aba las poblaciones y, como y
a lo hemos dicho tam
b
se usab
a para lavados in
testinales y salv
ar 'a los
ahogado~
Fran
cia y A
lemania.
En
el siglo
XV
III, se acreditó
como u
n g
ran rem
edio • tra
las caries dentales, cosa aun
sosten
ida p
or m
uchos clín y p
or p
artidario
s del tabaco, que aseg
uran
la conservaciór su
s dientes po
r el uso frecuen
te de esta solanácea.
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
31
El rap
é fué puesto en
mo
da com
o desinfectante y en
In
glaterra se em
pleó mucho en
tal sentid
o y
su uso p
ara tal re
sultad
o se h
a prolongado h
asta n
uestro
s días,
en que cu
enta
con in
finid
ad
de partid
arios.
Gran
des
fábricas
de estos
productos
existen en
In
glaterra,
Estad
os
Unidos
y o
tros
países donde se aplica en
gran
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tratamien
to de
enfer
medades
de
la piel
y de
la lan
a en
los
animales
ovinos y
de pelo
espeso, am
én
de los
nu
mero
sos
prep
arado
s p
ara la
cura de h
erpes y dolencias d
e esa índole en el hom
bre. D
uran
te los 40 años que llevo, con
stantem
ente, trab
ajand
o
en
el in
terior
de g
rand
es fáb
ricas d
e tabaco
puedo afirm
ar categ
óricam
ente
que los m
illares de
ob
reros
y em
pleados de
esta ind
ustria no su
fren de
enferm
edad
es específicas del tra
bajo
tabacalero. El p
orcen
taje de tub
erculo
sis en las fábricas
de cig
arrillos es el
mínim
o conocido y po
r lo gen
eral los taba
queros viven muchos años, siendo p
erson
as sanas en relación al
promedio de salud de que se g
oza en
la may
oría de
las otras
ind
ustrias fabriles. A
l respecto
es n
otab
le Uo que
dicen em
inen
tes m
édicos n
orteam
ericano
s y
los fam
osos clínicos,
doctores E
rik
Lu
nd
b
erg, de S
uecia, y León G
reenb
erg, so
bre el tabaco, los que afir
man
, en sendos in
form
es científicos, que el tabaco
ejerce un
a n
otab
le influencia so
bre las
glán
du
las su
prarren
ales, las cua
les bajo
su influencia aum
entan
su p
od
er al fum
ar y
con no
menos in
flujo
sobre el hígado, p
rod
ucen
un
a regu
lar dosis de azú
cares qu
e son un
poderoso tónico fortifican
te del org
anism
o
y es eso el
bien
estar exp
erimen
tado
po
r muchos trab
ajado
res m
entales cuando fu
man
u
na m
od
erada can
tidad
de
tabaco
de calidad.
El fu
mar puede no ser u
n vicio y sí u
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ulan
te cuan
do
se sabe fum
ar, cuan
do
hay
un
v~rdadero arte de
fum
ar. El doctor B
oben, de la Un
iversid
ad de C
hicago, ha rea
lizado un
notable estudio sobre el arte de fu
mar. S
u exposición
se basa
sob
re el
estudio hecho
con 600
estud
iantes,
fum
adores
inveterados. E
stas p
erson
as h
an
declarado que
fum
ab
an
po
r causa
de razones
sociales, p
or
razones calm
antes .y
voluptuosas y
un
a m
ino
ría declaró
que n
o
les ag
radab
a fu
mar p
or in
toleran
cia org
ánica. E
l uso del cigarrillo
ejerce un
a
32 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
acclOn
calmante del
apetitO' pO
'rque estimu
la el O'rganism
O'
hu
m
ano, aliviandO' la sensación de decaim
ientO' y de irritab
ilidad
. L
o únicO
' nO'civO" que hay
en el fu
mar es la nicO
'tina, perO'
este tóxicO
' es
de u
na
acción casi
nula, y
a que
está dem
O'stradO
' q
ue ap
enas se asim
ila pO'r
el organismO
' y el
fumadO
'r invete
radO' pO
'see u
na g
ran tO
'lerancia sO'bre
la mín
ima can
tidad
absO
'rbida. L
a casa AxtO
'n -F
ischer TO
'baccO'
CO'. de
EstadO
's U
nidO's,
ha publicadO
' un
a impO
'rtante O'bra
titulad
a "Th
eory
and
facts O
'f cigarrette sm
O'king .... 1934, en que se estu
dia en fo
rma cui
dadO'sa y cien
tífica el arte de fum
ar y da las nO
'rmas p
recisas p
ara saber g
ustar el
cigarrillO' y IO's
prO'ductO
's del tabacO
' ela
bO'radO
'. S
egú
n
estO's
preceptO's, .cuandO
' se
fum
a un
cigarrillO'
el resu
ltado
tO'tal está en
prO'pO
'rción directa del cO
'nsumO
' del cO'n
tenidO',
del vO
'lumen
del cigarrillO
' y la m
ayO'r
O' m
eno
r in
ten
sidad del ~ncendidO'
y su tem
peratu
ra y de la asp
iración
y
el grO
'sO'r
de la h
ebra y
lO' cO
'mpactO
' de ésta en
el tubO'
del ci
garrillO'.
La
unidad cigarrillO
' tiene
dO's
campO
's de
destilación al
fum
arse. E
l primerO
' es hasta las dO
's terceras p
artes y el
segundO
' es la última p
arte que es el lug
ar dO'nde sedepO
'sitan IO's elem
entO's destiladO
's en la cO'm
bustión y de cuya mayO
'r O' menO
'r can
tidad
depende la acritud
, la irritabilid
ad y p
arte del sabO'r
del cigarrillo. T
iene
mu
cha
impO
'rtancia la
temp
eratura
a que
arde
el cigarrillO
' y su largO'. S
i la temp
eratura p
asa de 60 gradO's cen
tígradO's,
resulta m
ala p
ara la m
ucO'sa
de la bO
'ca y
la g
arg
anta. A
purandO'
un
largO'
cigarrillO'
que ard
e cO
'n fu
erza, se
desp
rend
e del cuartO' traserO
' O' "puchO''' u
na can
tidad
de subs
tancias
irritantes
allí cO
'ndensadas pO
'r la
destilación y
éstas im
preg
nan
IO's labiO
's, bO
'ca y garg
anta y h
asta IO's dedO
's, que
se tiñ
en
de u
n alq
uitrán
am
argO'
y picante,
sub
stancia cO
'm
pu
esta de bióxidO'
de carbO'nO
', am
O'níacO
', creO
'lina y ácidO
' fó
rm
icO'. PerO
' si se sabe fum
ar cO'n m
étO'dO
', nO' apurandO' el fuego,
aspirandO' len
tamen
te con un
ritmO
' acO
'mpasadO
' que d
eje me-
diar
un
tiem
pO'
prO'pO
'rciO'nal
entre
cada
aspiración, entO
'nces se prO
'duce la destilación del alqu
itrán a b
aja temp
eratura, que
,.,~';~~~i ¡~i7A '
.. '-":·",..,\'H#'fH
l'
/ >:~:.... _ ... ,-,
l·
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.
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HISTO~IA
DE
L TAB~CO
1">/:-...
..:~ ;v" ,:.o.' \
•. '-¡"{c)
-nO' irrita n
i man
cha las m
ucO'sas
ni IO's
dedO's, dandO'\:~tohCes .. , .,:>
';5:· el cigarrillO
' todO' lO' m
ejO'r que cO
'ntiene, sin el menO
'r inc6~~ 1 \.. .. ~~ -_.-
nien
te para el
vO'luptuO
'sO'
fumadO
'r que
necesita este placer y estím
ulO' sin
el menO
'r perjuiciO' p
ara su salud.
Sab
er fum
ar y gastar buenO
's tabacO
's es pues un
inO'fen
sivO' entretenim
ientO' y el uso' del cigarrillO
' es nO'civO
' para aque
llas persO'nas
que nO' sabiendO
' fu
mar
precip
itan el
encendidO',
, se tragan
, pO'r
así decirlO',
el cigarrillO
' O'
cigarrO',
cO'nsum
iéndO'lO'
hasta el
últimO
' residuO
' O' "puchO
''' saturadO' de las p
artícu1as allí acum
uladas pO'r la fu
erte y rápid
a aspiración. U
n cigarrillO
' cO
'mún
se divide en
siete espaciO's,
que sO
'n lO
's sig
uien
tes:
lQ
Ceniza.
2Q P
arte adju
nta tras la ceniza dO
'nde el tabacO
' se carbO
'niza p
ara cO'nvertirse en ceniza.
3Q
ZO
'na de alta temp
eratura en
la cua] se destila el tabacO'.
4Q
ZO
'na dO'nde IO's elem
entO's, cO
'n el mayO
'r puntO' de ebu
llición, se evapO
'ran. 5
Q
ZO'na
dO'nde
IO's elem
entO's
cO'n
más
bajO'
puntO'
de ebullición
sO'n
evapO'radO
's y
elementO
'!'; previam
ente evapO
'rizadO's
vuelven a cO
'ndensarse. 6
Q
ZO'na
dO'nde
IO's elementO
's cO
'n el
más bajO
' puntO
' de
ebullición sO
'n vapO
'rizadO's
y elem
entO's
prev
iamen
te vapO
'rizadO's
resultan
cO'ndensadO
's. 7
Q
Zona en la cual la tem
peratu
ra del tabacO'
es aproxim
adam
ente de 37 %
. gradO
's centígradO
's y la cO'nden
sación se ha realizadO
'.
Estas
reglas
basadas en
el estudio
científicO'
hechO'
pO'r
un
a in
stitució
n tab
acalera de
la categO
'ría de A
xtó
n -
Fisch
er TO
'baccO' CO
'., sirven
al fumadO
'r intelig
ente p
ara segu
ir símiles,
pero
exactas reglas,
para o
bten
er del tabacO
' cuandO
' fu
ma el
rendimientO
' de sus m
ejO'res valO
'res esenciales y arO'm
áticO's
al p
ar que evita IO's incO
'nvenientes resultan
tes de un
a tO'rpe
ma
nera de fu
mar.
Si nO' se O
'bservan reglas elem
entales del saber fu
mar y el
fumadO
'r h
ace ráp
idas
y prO
'fundas aspiraciO
'nes, inm
ediata.m
ente el encendidO' se eleva al
par del
calO'r
que pasandO'
de su m
edida aprO'piada descO
'mpO
'ne el arO'm
a y el palad
ar del purO'
,
34 .JU
AN
.D
OM
EN
EC
H
o del
cigarrillo
precip
itand
o la
destilación del
alqu
itrán
irritan
te, de lo que resu
lta la negación mism
a del objetivo buscado al ten
er el placer de g
ustar u
n tab
aco p
ara log
rar un
mo
men
to
de placer y suave excitación. N
o basta ser fu
mad
or;
hay
que saber fu
mar y
. este arte tan
simple sólo req
uiere u
n poco de atención, de cariñ
o p
or lo
que gu
stamo
s cotid
ianam
ente d
uran
te la may
or p
arte de nu
estra
vida, convirtiendo el cigarrillo
o el cigarro
en nu
estro inse
parab
le am
igo
especialm
ente en
las h
oras
de
ang
ustia
o de
nerviosidad, que son mom
entos que en nu
estros tiem
po
s se nos p
resentan
con un
a frecuen
cia casi cotid
iana ...
Hay
que saber fu
mar y
a que este inofensivo y grato
vicio fo
rma p
arte de nu
estro v
ivir com
o el som
brero, el
pañuelo o la cam
isa; es un
aditam
ento
indispensable de n
uestro
ser que p
or el uso continuo lo convierte en elem
ento sin el
cual no estam
os satisfechos au
nq
ue n
ada nos falte p
ara
un
bu
en llev
ar la existencia de cad
a día. N
o saber fu
mar
es d
esperd
iciar lo bueno que d
e ese vicio podamos o
bten
er y tamb
ién es h
acer algo
m
alo del gasto
de nu
estro tab
aco d
iario que p
agam
os y que debe
prestarn
os
su am
able y
con
fortad
ora co
mp
añía ...
Es cu
rioso ver a tan
tísimas p
erson
as diligentes, bu
enas y
activas, que en
el d
iario ajetreo
de la vid
a prestan
tan m
inu
ciosa atención a los pliegues de su co
rbata y la posición m
ás o m
enos ex
acta del
alfiler
que en
ella llevan colocada;
que no
perd
on
an
que sus
zapato
s no
estén
pulidos com
o u
n
cristal; que tien
en u
na h
on
da preocupación co
nstan
te po
r las rod
illeras d
e sus p
antalo
nes y cu
entan
las arrug
as que los hacen
antiesté
ticos; que cuidan el dibujo de sus b
igo
tes al estilo de tal o cual "d
ivo
" de la pan
talla; que, en fin, g
astan su
ma aten
ción
incan'sable con
el cuidado de
aquellas cosas
qu
e les son
íntim
as y
típicas
y que,
no obstante,
ni p
on
en
atención en
su
arte de'
bu
en fu
mad
or ni saben elegir lo que deben fu
mar, y
a que un
a cosa es fru
to de la o
tra ... H
ay m
ucho de rutin
a y de ign
oran
cia en el fum
ar de mu
chas g
entes que fu
man
po
r echar hum
o, po
rqu
e fum
an los o
tros
o po
rqu
e en realidad
el fum
ar, aú
n en
esa form
a inconsciente, lo
s distrae y an
ima a p
roseg
uir ..
. N
o basta ser
fum
ado
r, h
ay qu
e sab
er fum
ar y
fum
ar es
atend
er con gu
sto consciente a
lo que se fu
ma.
111
EL
TA
BA
CO
; SU
S C
AR
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RIS
TIC
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DIV
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SA
S y
SU
UN
IVE
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D
El tab
aco -
de la voz caribe "T
ob
ak", que au
n no se sab
e si debe este n
om
bre a la p
lanta p
rop
iamen
te dicha o a la ra
ra
pip
a caribe en fo
rma de "Y
", a la que llam
aban los in
díg
enas
"T b
" "T
b "
1 a
ago
o
a aco
-, es
un
a p an
ta de
la fam
ilia de
las solanáceas o
rigin
aria de Am
érica y que b
otán
icamen
te se' cla1 sifica en
las siguientes varied
ades
: "Nico
tiana tab
acum
fructi
cosa o pan
du
rata", que produce los tipos holandés y
alemán
; "N
icotian
a macrophylla", p
rod
ucto
ra de los tabacos Mary
land
; "N
icotian
a rú
stica", la
pro
du
ctora
de los
tabaco
s tu
rcos
la "tak
ie", hú
ng
aro, inglés com
ún, asiático, mejicano y brasil~ño;
"Nico
tiana
pérsica, L
indley", p
rod
uce
los tabacos
de S
hiraz'
"Nico
tiana rep
and
a, Willdenow
", pro
du
ctora de los tabacos ha~
ban
os;
"Nico
tiana q
uad
rivalv
is", d
a los tabacos
Pu
rsch, y
la "N
icotian
a multivalvis, L
indley". .
El tab
aco es
una
plan
ta que crece hasta 1,20 y
2 m.
Es
glu
tino
sa y cu
bierta de
pelos algo
viscosos y
mu
y cortos.
El
tallo es cilíndrico, recto y ram
oso
en el v
értice. L
as ho
jas son altern
as, lanceoladas, b
land
as, séselie am
plexicaules, de un
colo
r fuertem
ente verde y olor viroso. -
Ech
a flores en racim
os y
son tub
ulares
y de un color escarlata y
amarillento.
Su cáliz
tubuloso es
ventrado, con
divisiones lineales,
agu
das.
Corola
simpetada
(Berg
), infu
nd
ibu
liform
e; tubo cilíndrico dos veces m
ás largo
que el cáliz; limbo dividido en cinco divisiones ag
u
das y tableadas.
Con cinco estam
bres; an
teras ovoides, obtusas,
36 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
bífidas inferiormente.
Ovario ovoide y truncado en la base, dos
1.obulados multiovulados, y estig
ma en la cabeza.
El fru
to de las cápsulas en
cierra numerosos g
rano
s mu
y
diminutos. E
l nombre de "N
icotian
a" le proviene del emb
ajado
r fran
cés en Po
rtug
al, doctor Nicot, que envió el tabaco a la rein
a de F
rancia que lo puso en m
oda en su corte. L
a composición quím
ica del tabaco es la sigu
iente: M
aterias m
inerales: sulfato, carbonato, cloruro de potasa, carbonato de calcio, sílice, sales am
oniacales, fosfatos y n
itratos.
Principios inm
ediatos: N
icotina, ácido
málico,
ácido acé
tico, m
aterias azoadas,
celulosa, resina,
almidón,
goma,
azúcar, m
ateria grasa y aceite esencial.
Esta com
posición química v
aría según los climas y fo
rmas
de cultivo. E
sta solanácea es un
a de las plantas más ricas en
potasio y cal. E
n E
spañ
a, donde se inició la industria tab
aqu
era y se consum
ió mayor cantidad de tabaco desde los prim
eros tiempos, se
le dieron a las ram
as de tabaco diversos nom
bres familiares,
de acuerdo a su calidad, clase y consum
o, nombres consagrados
que ha recogido el diccionario de la lengua y con los que au
n se
denominan no solam
ente en la península sino en varios países de A
mérica.
Tabaco oapero, p
ara capas de pu
ros; colorado, p
ara cigarro
s, de ho
jas no mad
urad
as y que resultab
an unos puros claros
y flojos; cucaraooero, polvo o rap
é sin prepaTación y
que era desabrido; de
barro, polvo aromatizado con b
arro oloroso; del
dÜLblo,
nombre
de origen
chileno, "T
up
a"; de
palillos, polvo
hecho con palos molidos odorizado con vinagrillos o
a~uas
de olO
'r; de pipa, todo tabaco cortado o picado para p
ipa; de rega
Ua, de su
perio
r calidad; de som
ote, tabaco sin lavar ni aderezo;'
de vena, picad
ura p
ara armar cigarrillos de papel; de v
inagrillo grosso, p
icadu
ra en form
a de granos de m
ostaza; holandüla u
holandés, flojo e insípido, de Holanda; rruulw
ro, tabaco bien ma
du
rado
y fuerte p
ara pu
ros; m
oruno, se cría en Africa y p
artes de E
uro
pa, fu
erte y desagrad
able; negro, aderezado con m
iel y con cañ
a para h
acer cuerdas para p
icar; peninsular, elaborado en
los talleres de la península; rapé, polvo m
anipulado y m
a-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
37
du
rado
que tiene perfumes al
gu
sto;
turko, para hebr~s
per
fum
adas; verdín, p
ara polvo hecho con ho
jas cortadas antes de
mad
urar; vinagrülo, polvo aderezado con vinagres arom
áticos. L
a variedad de tipos de tabaco es muy g
rand
e; c~da país
cada zona y lugar, tienen sus tipos genéricos y éstos sus clases
y catego
rías y hasta las vegas seg
ún
sus cultivadores tienen su tabaco
característico. C
omercialm
enJe los tabacos más conocidos
porque se em
plean en
las m
ezclas y
manipulaciones
industriales son
los sig
uien
tes:
Cuadro de los tipos de tabacos com
erciales que más se em
pleatn e
n nuestras industrias nacionaZes
CU
BA
Vu
elta A
ba
jo.
Pin
ar del
Río.
14_0
L.
(ligera).
14_0
P.
(pesad
a). 15_
0 L
. 15_
0 P
. 16_
0 P
. (p
un
tilla). 19_
0 (co
la). R
emedios.
Sa
nta
Clara.
5_0
19 capad
ura.
2_° 29 cap
adu
ra. 3_
0 39 cap
adu
ra. 6_
0 M
edio ligero,
capote. 8_
0 T
ripa m
edian
a ligera.
Ba
hía
. P
.F.S
. P
.F.
P.P
.P.
P.P
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. 1'>
BR
ASIL
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te fina su
perio
r). (p
atente fin
a). (p
atente,
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te, p
a-o ten
te).
20 229
30 330
Fo
lhas.
o Blatter.
C oT'l"entinos" P
ito.
Media.
Ho
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ito.
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Segunda.
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De la g
mn
va1-iedad de estos tipos orien
tales vam
os a
da
r los que
son de
ma
yor
consumo
comer
cial, muchos de los cuales se e'ln-
1Jlean en la ind
ust1
w de
tabacos 1·ubios
m·gentinos.
To
ng
a extra.
Basm
a. S
amsum
. A
lmirú
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te. A
kh
issar Tonga.
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irna.
Janitza.
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ala. B
rou
ssa. P
and
erma.
Séres.
Djebel.
Basu
ma C
avaBa.
Basm
a Zichna.
Dracm
a Bash
mil B
ragfi. M
acedonia. B
asum
a.
* *
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
39
Las industrias ru
rales y fabriles del tabaco han
sido siem
pre u
n fecundo venero de riquezas públicas y privadas en todos
los países que h
an tenido
el privilegio de
desarrollarlas inteligentem
ente. L
os esfuerzos
realizados po
r los gobierno
s y particulares
para ad
elantar estas in
du
strias del tabaco, fueron invariable
mente bien com
pensados po
r el generoso rendimiento obtenido.
Hoy, la m
ayoría de los países del mundo explotan las in
du
strias del tabaco y son muchas las naciones que cuentan con
las rentas fiscales
obtenidas ampliam
ente de su
explotación. E
n A
mérica es donde los E
stado
s obtienen los más abun
dantes recurso
s fiscales y económicos, del cultivo y elaboración
de los tabacos. C
uba, B
rasil, Méjico,
Pu
erto R
ico, C
olombia,
Guatem
ala, V
enezuela, P
aragu
ay,
Perú
, C
entro Am
érica, E
stados U
nidos y. la A
rgen
tina, son países productores de
ramas qe
variados ~abacos, que insum
en en su pro
pia elaboración y que ex
po
rtan
en cantidades apreciables. .
En
Eu
rop
a, el tabaco está estancado en
algunas naciones com
o Esp
aña, Italia y F
rancia, lo que es en realidad una alta b~rrera
al espontáneo y
libre
juego de las
actividades e
iniciativas p
rivad
as que son lógicamente la base de todo progreso
ind
ustrial y com
ercial. E
l estanco, como su nom
bre lo dice es la detención de las actividades m
últiples del
puebio para caer
bajo
la férula pesada, ru
tinaria y burocrática del
Estado
que siem
pre h
a sido y será un pésimo industria~ y un peor comer~
ciante ... y
ahí tenem
os el ejemplo de In
glaterra y A
lemania.
No
tienen un
a ho
ja de tabaco den
tro de sus fro
nteras y no obstante
esos países,
especialmente
Ing
laterra, son
gran
des
indu's' triales tabaqueros que tienen al m
undo entero
como clierites de
sus' admirables producciones.
N o su
cede igual cosa con la producción española, francesa e italiana.
Esp
aña y
Fran
cia, son :g
rand
es consumidores de la producción inglesa, alem
ana y ame
' ricana. C
uba, cúen
ta con el tabaco como su segunda riqueza nacio
'nal y el Estad
o tiene u
n conjunto de leyes que am
paran
y fom
entan
está. fecunda producción.
En
los demás paises de Á
mé-
40 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
rica del S
ur, la producción
rural
tabacalera es
bastan
te im
p
ortan
te y sus ind
ustrias m
anu
factureras rinden pingües ren
tas a las arcas fiscales.
Pero, donde la producción tab
acalera ha adquirido un g
ran
desarrollo rural y fabril, es en los E
stados Unidos, q
ue obtiene
de estas actividades enorm
es recursos fiscales a la par que la
economía · p
rivad
a cuen
ta con un
inmenso e
inagotable campo
de acción y colocación de capitales,
que activan muchas o
tras in
du
strias afines y dan
amplia ocupación a ejércitos de obreros
po
r lo regu
lar bien remunerados.
Este país es el m
odelo de cuanto puede lograrse del tabaco com
o riqueza estatal o particular, cuando los gobiernos tienen u
na verdadera preocupación y g
ran in
terés en
prestar su po
deroso concurso al cultivo y la man
ufactu
ra del tabaco. L
a revista oficial norteamericana "R
evista de la D
irección d
e Econom
ía Agrícola de N
orte Am
érica" (fecha lejana, 19
20
), exponía interesantes
datos sobre
la producción
tabacalera de
aquel país. E
n la fecha ex
istían en la república del
no
rte 10.920 fáb
ricas de
tabaco, que
daban ocupación
a 183.565
ob
reros
y em
pleados, que recibían por salarios la sum
a de 15
3.2
99
.11
2
dólares. E
l valor
de los
productos m
anu
facturad
os
fué de
1.0
12
.93
8.2
13
dólares, por cuyo concepto el fisco de la nación recibió 2
54
.03
5.0
00
dólares, además de los ingresos dados p
or
muchas industrias que viven de la del tabaco.
"Th
ity-th
ird A
nnual C
onvention o
f the T
obacco Associa
tiQn o
f the U
nited States", del
año
1933, ofrece
interesanteS
datos sobre
el g
ran
desarrollo de
la in
du
stria tab
aqu
era de
No
rte Am
érica. L
as rentas fiscales
por impuestos internos a
la ven
ta de tabacos elaborados
produjo en 1940
la sum
a de 6
08
.51
8.4
44
dólares.
En
doce años el aumento ren
tístico del tabaco p
ara el E
stado
aumentó en 1
31
.83
8.5
31
dólares, lo que da la m
edida del im
porte total de obreros y fáb
ricas que han
tenido aumento
proporcional a esta sum
a recaudada po
r los impuestos internos.
La exportación de tabacos en ram
a ha sido en el m
ismo año
de 411.159.469 libras, suma que im
po
rta más de 4
30
.00
0.0
00
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
41
de dólares. L
a cosecha total fu
é en la mism
a fecha de libras
1.6
04
.22
6.0
00
obtenidas en los siguientes tipos del país:
Flu
e Cured
......... .
Fire
Cured
.......
.. . L
igh
t, A
ir C
ured
.... .
Dark
, Air C
ured
..
... . C
igar F
iller ..
......
. . C
igar B
ind
er ..
.....
. . C
igar W
rapp
er ..
.... . M
iscellaneous Ti.
..... .
Total
.....
664.967.000 lib
ras 1
94
.76
5.0
00
"
48
3.7
64
.00
0
75
.86
7.0
00
"
91
.68
5.0
00
"
87
.11
7.0
00
"
8.3
96
.000 "
1.6
65
.00
0
1.6
04
.22
6.0
00
libras
Den
tro de
su aspecto universal
las ind
ustrias del tabaco
después de la gran
gu
erra de 1914 -1918, h
an tenido un cons
tante aum
ento general que algu
nas revistas técnicas hacen as
cender a m
ás del 22 %
. P
osiblemente
este ráp
ido
y notable
aumento se debe a que la m
ujer, después de la g
uerra, en
tró de
lleno a fu
mar en algunos países casi en igual proporción que
los hombres.
La producción m
undial de tab
aco en la actualidad está re
presen
tada p
or una cifra m
uy alta si se considera el valor Que
en todas partes tiene esta m
ateria prim
a industrial. V
amos a ofrecer u
na tab
la de las cantidades que producen todos los países del m
undo, tomando la fecha m
ás reciente de publicaciones oficiales:
Producción m
U1U
J:ial de tabaco -, 3
.'
I -,
, ~
Estad
os U
nid
os.
....... 1
.64
7.3
77
.00
0 lIb
ras In
dia
ing
lesa .......
... 1
. 40
8.9
60
.00
0
" R
usia
euro
pea
.....
..... 3
96
.83
3.0
00
Ja
va
.........
.........
18
1.0
09
.00
0
Brasil
.................
19
4.5
21
.00
0
" Jap
ón
............
..... 1
50
.18
3.0
00
"
Tu
rqu
ía asiático-eu
rop
ea. 1
04
.08
1. 000
" Italia
................ . 1
28
.60
6.0
00
"
Ch
ina
(apro
xim
ad.)
.. . 1
00
.00
0.0
00
"
Filip
inas
............. .
10
1.6
34
.00
0
" G
recia ..
............. .
145.215.000
42 JU
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EN
EC
H
Cuba
...........
..... .
Hu
ng
ría ....
......
.... . F
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........
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.........
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......... .
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matra
............. .
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......... .
Yu
go
eslavia
.....
..... .
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Rico
.......... .
Checoeslovaquia
....... .
Méjico
.......
........ .
Ru
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ia ...........
... . A
rgen
tina
............ .
Parag
uay
......
...... .
Colom
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... . C
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..........
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olo
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............... .
Mad
agascar
....
...... . In
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chin
a francesa
.... . U
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úb
lica D
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Bélgica
............... .
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dia
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Siam
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hailan
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......
.... . T
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.........
.. . U
rug
uay
.....
........ .
Palestin
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....... .
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................ .. R
I,lOdesia
del N
orte
... . S
uiza
........
........ . G
uatem
ala .... ········ .
'fota
l .....
82.1
53
.00
0 lib
ras 7
5.3
97
.00
0
" 6
9.1
63
.00
0
" 55
.07
7.0
00
"
59.3
94
.00
0
36.7
17
.00
0
" 4
6.4
08
.00
0
42.280.000
" 43
.749
.000 3
3.5
61
.00
0
32
.50
0.0
00
"
22
.09
5.0
00
"
23
.13
0.000
55
.11
5.0
00
3
0.0
00
.00
0
19.84
1.0
00
2
0.9
88
.00
0
16.701
.00
0
13
.08
0.000
18
.65
1.000
16
.89
0.0
00
13
.57
3.0
00
28
.594
.000 1
5.387
.000 1
7.3
96
.00
0
15.9
91
.00
0
6.9
67
.00
0
7.2
47
.00
0
5.8
44
.00
0
1.5
20
.00
0
3.3
16
.00
0
92
5.0
00
4
64
.00
0
2.1
12
.00
0
1.3
45
.00
0
1 .. 35
5.0
00
1
.32
3.0
00
90
.000
" " " " " " " " " " " " " " 5
.50
3.2
88
.00
0 lib
ras
Los cinco
mil
qúi~ientos 'y pico dé
' miilones de lib
ras de
tabaco, al sel,'
elaborados, en diversas .m
anu
facturas, alcanzan
HIS
TO
RIA
·DE
L
TA
BA
CO
43
a un valo
r medio no m
eno
r de la cifra astronómica siguiente
: 2
0.0
00
.00
0.0
00
de pesos arg
entin
os...
(1) .
Dam
os esta cifra en m
oneda nacional
para su
más fácil
comprensión por el lector p
rofan
o en esta m
ateria. E
n la R
epública Arg
entin
a 1 kilogramo de tabaco conver
tido en cigarrillos de 20 centavos (el tipo
más popular)
vale $ 1
4. -
m/n. pues salen de 1 kilogram
o 70 atados. P
ero con
viene saber que
el fisco
se tom
a de esa cantidad $ 7. -
po'r concepto de im
puestos internos. Y
en mayor o m
enor proporción en
todos los
países se
grav
a el tabaco con
imposiciones
altas. A trav
és de la elocuencia de los números se puede contem
p
lar el vigoroso y am
plio pan
oram
a económico de n
uestra
' ind
ustria tabacalera nacional.
Hace sólo 49 años que un m
inistro de Hacienda concibió los
impuestos internos p
ara allegar fondos p
ara la gu
erra con Chile
que era
inminente.
Aquel
inteligente hacendista declaró
que se
conformaba con
obtener la
sum
a de $
3.0
00
.00
0
moneda
nacional, anuales. H
an pasado 49 años y los tales tres m
illones se han
elevado actualm
ente a más de 1
09
.86
3.0
33
,05
pesos, que fué la recau
dación de Impuesto
s Intern
os al tabaco elaborado el
año 1938. E
sta sum
a sigue creciendo progresivamente a razón de un 10 %
anual.
A
esta alta cantidad deben
aún
ag
regarse los
impuestos
aduaneros a los tabacos importados p
ara nuestra industria de
cigarrillos finos y cuyo monto no
es menor de
15
.00
0.0
00
de pesos anuales y dem
ás impu
estos, lo
que hace su
bir el
monto
de los tribu
tos que d
a el tabaco al Estad
o p
or distintos conduc
tos. en más de 130
.000.000 de pesos anuales y en progresivo aum
ento. E
sto es: la in
du
stria del tabaco
por sí sola apo
rta al
erario nacional m
ás del 10 %
del total
de los
ingresos de la N
ación.
(1)
E&
ta fan
tástica cifra
sign
ifica que
siendo los
imp
uestos
al tab
aco en
todo el mundo en u
na p
rop
orció
n de u
n 50 %
, términ
o m
edio, rJ.(; su
v
alor
al consum
o, los
estado
s tab
acaleros
se ben
efician
anu
almen
te ~on
no m
enos de 10
.00
0.0
00
.00
0 de
pesos moneda nacional.
44 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
y es lo curioso que m
ientras la población del p
aís sólo ha
aumentado dos veces y
un
terciC'
(tenía 6
.00
0.0
00
de hab
itan
tes en 1891) desde el día en que se decretaron los impuestos in
terno
s al
tabaco, en
cam
bio los
impuestos
han
crecido en
el
mism
o lanso la enormidad de
i 37 veces!
Si se calcula que en todo el país sólo fu
man
4.0
00
.00
0 de
hab
itantes -
cálculo aceptado para otros países -
resulta que
cada fum
ador argen
tino
pag
a pe
r cáp
ita, la enorm
e cantid
ad
de 25 pesos anuales en concepto de im
puesto al tabaco. C
uando se contempla esta fo
rma tan
severa como desm
edid
a de grav
ar a u
na
ind
ustria que ofrece tan
to trab
ajo a
los obreros y tan
tas oportunidades al capital privado, se recuerda, p
or sim
ple acción refleja, la famosa fáb
ula de E
sopo, "La
ga
llina de los h
uevos de oro".
IV
EL
EM
EN
TO
S
CL
ASIC
OS
DE
L
CO
NSU
MO
D
EL
TA
BA
CO
Los cigarro
s y cigarrillos
El cig
arro prim
itivo eran
unas
cuantas hojas
de tabaco
arrollad
as en form
a cilíndrica y del
tamaño apetecido,
que el fu
mad
or indígena encendía p
or u
n extrem
o y lo absorbía por
el otro para asp
irar el humo g
ustan
do
sus voluptuosas esencias arom
áticas. E
n E
spañ
a fué perfeccionado
el cigarro
po
r los m
ismo
s fum
adores que los hacían en sus casas p
ara fum
ar y convidar a sus am
igos y parientes. P
ero al extenderse la costum
bre se fué creando la in
du
stria de taller y así aparecieron los prime
ros "cigarro
s puros", que sign
ificaban
ser hechos de pu
ras hojas. L
os prim
eros cigarros puros eran
toscos y simples, lo que
aho
ra llamam
os "tagarn
inas".
De los talleres prim
eros empe
zaron
a salir "p
uro
s" bastan
te pulidos y bien
confeccionados de
distin
tas fo
rmas
y calibres
y n
aturalm
ente
de distintos
precios. E
n la isla de C
uba, país p
or excelencia del
tabaco mejor
del mundo, el cultivo adquirió p
ron
to g
rand
es proporciones para
abastecer a Esp
aña y. otros países y su
rtir la demanda in
terna
gracias
al desarrollo
que to
mab
a la elaboración
de cig
arros
cuya fama cundía por toda la T
ierra y se sostiene aún. E
l cigarro
se perfeccionó en
Cuba convirtiéndose
en un
arte exquisito la preparación de las ramas y la elaboración m
anual de los adm
irables cigarro
s de los talleres cubanos. P
ara h
acer un
buen cigarro
puro se necesitan varios elem
entos im-
46 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
portantes, a sab
er: ten
er hojas especiales, grandes
y sedosas
para curarlas en
form
a especial y convertirlas en capas. D
el rezago de estas h
ojas se ap
artan o
tras más o
rdin
arias que se em
plean para h
acer capotes y del rezago de esas ho
jas más las
ramas pequeñas se hacen las
tripas. L
as capas
son clasificadas
por expertos
segú
n
sean
los puros p
ara que van
a ser em
pleadas .y lo m
ismo
se hace con capotes y tripas.
Los talleres o g
aleras donde se fabrican
los cigarros, tienen u
na m
esa especial para cada obrero y éstos se
Tom
ando la trip
a
dividen po
r secciones según la categoría de puros que elaboran. E
n la m
esa de cada operario hay un
a porción de tripa
s cuya can
tidad
es o no mezclada con diversas calidades segú
n la ca
tego
ría de puro a que está destinada y el gusto que debe tener
ese cigarro. A
un lado, el izquierdo, el obrero tiene dos paños húm
edos conteniendo
el uno
los capotes
y el
otro las
capas. S
obre la mesa hay u
na tabla de
mad
era muy d
ura p
ara pu
lir y
el obrero tiene com
o herram
ienta de
metal
un
a cuchilla en fo
rma de m
edia luna que maneja dando cortes sob
re las capas, cuyos cortes corresponden por su rasgo geom
étrico a la form
a del cig
arro a hacerse,
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
Se inicia la elaboración de u
n cig
arro tom
ando el obrero~
entre su
s manos, las tripas que v
a retorciendo con arte especial p
ara que su arder sea norm
al. C
uando obtiene la form
a y cantidad ju
sta de tripas manipuladas, éstas son
envueltas en el capote y y
a el puro adquiere parte de su form
a. L
uego, cortad
a la capa, se procede a envolver el liote, que es lo ya hecho,
y con un
a gran
habilidad el cigarrero
cubre dicho liote dándole la fo
rma precisa y elegante de u
n puro de
alta calidad. T
er-
Ab
j'iendo la h
oja
de la
cap
a
min
ada
esta ooeración
el obrero
remata
el encapado
con la
pe'rilla
o pu
nta del cigarro, que es o
bra de fino tacto y m
aestría. F
inalm
ente, con la cuchilla o chaveta, pule el cigarro
contra
la du
ra tabla y lo coloca al fondo de l.a m
esa y, así, h
asta realizar la tarea que un buen o
brero
puede hacer diariam
ente. E
sta tarea responde al tamaño, fo
rma y fin
ura de la clase de
cigarro
s, P
uede hacer un obrero experto 150 "Coro.nas" ó 300
brev
as po
r día. T
odos
los días se recogen
las tareas, que
SOn
llevadas al taller de escogida.
En
este taller los escoged01·es, después que
los puros
' han
sufrido un estacionamiento, proceden a
realizar la escogida de colores p
ara llenar las cajas en que son vendidos
48 .J
UA
N
,D
OM
EN
EC
H
los cigarros. E
sta ob
ra es m
uy delicada en cuan
to ella d
a al producto su m
ejor presentación p
or la igualdad de tonos y bue
na clase del exquisito y caro artículo.
Lim
pia
nd
o
la
t1-ipa en
su
pa1·te
sup
erior
donde va
la
p
e1'illa o
cabeza
Cerra
nd
o la
t1-ipa en la
ba
nd
a 'o
capote
La in
du
stria moderna queriendo ab
aratar estos productos h
a ideado los moldes de m
adera que sim
plifican la elaboración
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
49
pero que no se aplican a los p
uro
s die alta calidad. Igualm
ente hoy se elab
oran
cigarros en No
rte Am
érica y otros países por m
ecHo de adm
irables y complicadas m
áquinas y se h
a llegado a reem
plazar no sólo al ex
perto
obrero, tipo cubano, sino hasta
los escoged ares d
e colores, que
son substituídos
por máquinas
eléctricas que tienen un sistema de luces y p
or m
edio del "ojo
eléctrico", clasifican los colores,
abaratan
do
mucho la produc
ción., pero
en desm
edro del
clásico cig
arro
puro elaborado
a
Haciendo
la pe7-illa
o cabeza
mano p
or artistas que, con
scientemente, ponían algo de su es
píritu
para em
bellecer y dar m
ayo
r rendimiento al
placer del fum
ador. P
odemos aseg
urar que no siendo la o
bra clásica de talleres
cubanos y de cigarrero
s de bu
ena ley: hoy, los cig
arros no son
tan ricos y bien hechos com
o antañ
o.
* *
*
El cig
arrillo es la ú
ltima etap
a en la form
a de consum
ir el tabaco.
Su
histo
ria data de unos 85 años atrás.
En
la gu
erra ~e C
rimea, donde
pelearon T
urq
uía,
Fran
cia, In
glaterra y
el
50 lU
AN
D
OM
EN
EC
H
Piam
onte, contra Rusia,
los soldados
turcos principalmente
Y
los ingleses y franceses, gastab
an tabaco en
pip
a y tamb
ién en
cigarros, pero esta form
a de fum
ar salía muy cara y escasea
ban
los medios p
ara satisfacer el vicio de los soldados que, fum
ando, encontraban
un
lenitivo
a sus
sufrim
ientos
de toda
clase. Fu
é así como los turcos enseñaron a
sus aliados de lucha a
gastar tabaco en
ul)a forma m
uy económica que
era usad
a p
or el pueblo turco h
acía ya tiempo.
Se tratab
a de ob
tener ta-
~
Midiendo el gru
eso en el cepo
baco de desperdicios de fábricas o del mercado, adquiriendo las
ho
jas destroza(las p
ara secarlas y molerlas a
mano o con ro
dillos o bien picándolas con cuchillos y n
avajas.
Obtenida la
"picad
ura", ésta era envuelta en pedazos de papel o bien m
etida dent'l'f de cartuchos de la pólvora p
reviam
ente usados o va.ci~
dos f'I exprofeso y así se aspirab
a el tabaco de aquellos prImI
tivos cigarrillos ad
hoc, que debían ser realmente m
uy malos ...
Bien
pronto se extendió en
tre las
trop
as esa
man
era de fu
mar y su difusión u
ltra pasó los límites de la g
uerra de O
rimea
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
51
para p
rop
agarse por F
rancia, In
glaterra, Italia y luego a otros
países especialm
ente a E
spañ
a y P
ortugal, que
eran
pueblos que fu
mab
an bastante.
El uso del
cigan
illo in
trod
ujo
una economía m
uy notable y u
na g
ran facilidad p
ara fum
ar pequeñas porciones cada vez que
al fu
mad
or
le venía
en g
ana
echar
unas bocanadas
de tabaco.
La evolución técnica del cigarrillo tiene v
arias etapas progresivas.
Prim
ero fué
un envoltorio tosco de papel O'rdinario
lleno de picad
ura y retorcido en los extrem
os para ev
itar la pér
dida del contenido. D
e este mal cigarrillo se pasó al cigarrillo
de "uñ
a", aue era lo m
ismo, p
ero m
ás bien hecho. S
e trataba de
un
trozo de papel cuadriculado cuya calidad hab
ía sido preparad
a d
e antem
ano, siendo
blanco, delgado,
combustible
y de
pasta de arroz.
El tabaco era y
a bien picado po
r obreros que en u
na g
ran m
esa, provistos de un
a enorme cuchilla bien afi
lada y,
con su
arte y m
aña, sab
ían h
acer p
icadu
ras de
una m
edida apro
piad
a para arm
ar uil cigarrillo de tipo
normal en
cuyas pu
ntas se hacía u
na m
uesca con el mism
o papel -a la que se llam
aba "mosquilla" y
que cerrab
a perfectam
ente el
cigarrillo. D
uran
te decenas de
años se
gasta'l'on en
todo el
mundo
estos cigarrillos hasta que el inm
enso consumo de este producto
determinó
su m
ecanización, que
simultáneam
ente apareció en F
rancia,
Ing
laterra y E
stados U
nidos, donde
rápidamente se
difundió el
consumo
de cig
arrillos
mecánicos
elaborados p
or
máquinas que, en su com
plicado mecanism
o, un
ían el tabaco, el
papel y
la gom
a, produciendo
centenaJres de
cigarrillos p
or
minuto.
Vam
os a hacer la h
istoria to
tal de ese minúsculo cH
indro de papel lleno de hebras de tabaco, cuya inm
aculada blancura y aro
ma atrae y seduce hoy al ochenta p
or ciento de la hum
a..: nidad que vive esclavizada de este blanco e insignificante cartucho de tabaco en el que en
cuen
tra un grato
entretenimiento,
un
estim
ulante inofensivo
y h
asta un
sello de
ho
mb
ría y la
mu
jer un
a no
ta de mode'l'na independencia y personalidad ...
La "Y
erba S
agrad
a", el "To
bak
" de los guam
ihaninenses, tienE
' aho
ra tal grado de influencia ín
tima en el
hombre
mo~
52 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
dern
o que éste la h
a hecho su compañera d
iaria en sus actividades físicas
y m
entales y especialmente en los
que trabajan
con el cerebro, ya sea en
la oficina m
ercantil, en
las ardu
as travesías, en el labo'ratorio y el taller del artista o del pensador, donde quiera que h
ay un espíritu en tensión tras la solución de
un
problema de arte, de ciencia o de trab
ajo.
Recorram
os, m
irand
o en
form
a sucinta, todo
el com
plejo proceso de la elaboración de un cigarrillo y se veT
á cuán
interesante, largo y com
plicado, es este proceso industrial y ag
rí-
Má
qu
ina
de
alta
velocidad
pa
ra
desp
alilla
r tabaco
cola, p
ara ofrecer al consum
idor ese breve tubito de papel
y tabaco, de aspecto tan
delicado como u
na m
ariposa. E
mpezarem
os por la elección de las semillas del tabaco que
es operación delicada para saber cuál es la m
ás apro
piad
a para
el tipo de rama apetecido y su adaptación m
ás conveniente a la tierra y
clima
donde se va a
plan
tar. L
as sem
illas u
na
vez elegidas su
fren v
arias manipulaciones p
ara su desinfección y
maduración.
Luego
se procede
a su
plantación en alm
ácigos especiales
de tierra
bien lim
pia y
prev
iamen
te desmenuzada.
Cuando las débiles
matas tienen
de cu
atro a
ocho h
ojitas
se procede a
su trasplan
te sobre las tierras bien labrad
as y hú
-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
63
medas y
surcadas dejando de surco a
surco un
a distancia no m
enor de 85
centímetros.
Estas
tierras especiales p
ara este cultivo deben ser ricas en
' cal, po
tasa y arenosas. A
los 15 días de la plantación se le da a la tierra un car .. pido que se rep
etirá 15 días más tard
e dejando enterrad
as las dos p
rimeras hojas y se
esperará a
que la plan
ta teng
a unos 45 centím
etros de alto para d
arle la tercera relabra.
A m
edida que la p
lanta va echando b
rotes se le van quitando p
ara dejar
Ap
lasta
do
ra
de 1Jalillos
. \ 1 \ I i
{ i
/
la mata con
un solo
tallo que
así crecerá lo m
ás vigoroso y lozano posible.
Luego se inicia la floración
de la plan
ta y se procede al d
escogollamiento
. A
l mes o m
es y medio de esta operación, las
ho
jas empiezaR
-a perder su color verde y poniéndose amarillen
tas, caídas, arrug
adas y quebradizas, entrando así en
la plena m
adurez. E
n
este período,
si -las hojas
presen
tan
manchitas.
blancas o ferrug
ino
sas, llamadas "ajo
njo
lí" deben cortarse inm
ediatam
ente, al igual que cuando al cortar las dos p
rimeras hojas
del tallo éstas
presen
tan
un color blanquecino, lo
que indica
que aun
no está la plan
ta en plena sazón.
54 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
De tres m
aneras d
istintas se realiza la co
rta del tab
aco:
. por m
atas, o plan
tas enteras; por m
ancuernos u ho
ja po
r hoja, debiendo p
referirse. esta última a fin d
e ir recolectando las que estén
en v
erdad
era sazón y dejando las que aun
no hay
an lle
gad
o a su estado de m
adurez. A
l hacer la recolección es nece
sario sep
arar las ho
jas po
r sus distintas categorías, sep
arand
o
las de "corona" o superiores, las del "cen
tro" y
las de "pie",
para ponerlas en
el local
del secadero bastante
jun
tas a
fin
de que no se sequen dem
asiado pronto.
Máq
t~ina
lJa¡'a a
con
dicionar y
aro
ma
tiza¡' tg
baco
Dejando las h
ojas en la m
ata sin co
rtar
hasta
su m
ayor sazón adquieren m
ayor
grado
de fortaleza y arom
a y son más
ricas en sabor, todo lo con
trario hay que h
acer si se desea ob
tener m
ayo
r suavidad, n
aturalm
ente en d
etrimen
to de la sus
tancia arom
ática. A
l cortar las h
ojas del tallo se dejan m
architar
al sol duran
te media hora.
Se puede obtene
r una seg
unda cosech
a cortan
do
el tabaco a ras de tierra y dejando un
solo b
rote o dos
si son mu
y vigorosos, de los que nuevam
ente las h
ojas son m
ás fin
as y de nervios m
ás delicados y se utilizan para
"capas", po
r su
finu
ra, elasticidad y nervaciones. D
espués de la cosecha de las ramas el tabaco es llevado a
los secaderos o casa del tabaco. E
stas edificaciones, en C
uba,
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
55
suelen tener 17 m
etros de largo
po
r 12 de ancho y 4 de altura,
a fin de poder beneficiar a u
nas 5
0.0
00
matas .
En
el interio
r d'e los secaderos se colocan a distancias apro
piadas unos andam
ios para colocar las v
aras donde es colgado el tabaco unas encim
a de otras, cuidando que no se toquen las
pu
ntas de las h
ojas de arrib
a con las de abajo. E
n m
edio de esta casa se d
eja un camino y se ev
ita que el piso sea calizo o terroso, p
or lo cual siem
pre son embaldosados.
Un
a vez en este estado el tabaco es m
otivo de
continuos cuidados; después de unos d
ías de secamiento algo ju
nto, se debe
Pica
do
ra
de ta
baco
separar p
ara evitar fermentaciones inco
nvenientes que podrían lleg
ar a un
estado pútrido. S
i se nota que se inician estas fer
mentaciones se ab
ren p
uertas y
ventan
as dando el may
or aire
posible al salón del secadero. C
uando el tabaco ha sudado tres
o cuatro días
en los "cuj es" o varas
inferio
res se p
asa a los
"cujes" superiores, colocándolo
ordenadamente y
ya un tan
to
separad
as las ramas unas de o
tras tratando de que no se toquen
porque son tan delicadas estas h
ojas que el roce las estropea.
En
este orden se en
cierra en los secaderos toda la cosecha. E
l tabaco permanece en los secadero
s de treinta a cu
arenta
días, tiempo en que se cura, sazona y pierde toda su hum
edad.
56 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
Esta m
adurez se no
ta po
r el color chocolate claro de la
hoj~
po
r el olo'r típico y porque las venas de amb
as caras tom
an el
mism
o color que el resto de
la hoja. T
ambién se p
alpa el
pe-
Cab
ezal co
rl.adoT
de
la 11la1"a
villosa m
áq
uin
a
rota
tiva
de
picar
tab
aco con su
ma
1"apidez y
perfecció
n
De
esta
máq
uin
a ex
isten pocos
ejemp
lares en
la
R
epú
blica
Arg
entin
a
CÍo lo O
tronquito que une la hoja de la mata y si no se siente
un
a humedad pegajosa, el tabaco está ya listo p
ara recibir el
"piló
n" o ferm
entación definitiva.
HIS
TO
RIA
DE~
TA
BA
CO
57
La operación del "pilón" es la m
ás importante del tabaco.
Si el tiem
po no está húmedo puede rociarse el suelo y h
asta las. paredes del secadero· ceN
ando las pu
ertas y ventanas con lo cual se obtiene u
n g
rado
de humedad necesaria p
ara ser llevado el tabaco a la ferm
entación.
Gra
nu
lad
ora
de
tabaco
El "p
ilón
" se realiza de la siguiente man
era: jun
to a la en
trada del secadero se fo
rma u
n en
tarimad
o d
e mad
era de unos 30 centím
etros de alto, sobre el cual se extiende un
a capa de p
aja o un
a estera, debajo de la cual se colocan cruzadas dos
largas cuerdas, cuyas cuatro p
un
tas corresponden a cuatro
lados
58 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
del entarimado.
En
cima de este lecho se coloca el tabaco fo
rm
ando capas circulares, buscando que las pu
ntas queden p
ara el in
terior y las cabezas hacia el ex
terior; de esta fo
rma se api
lonan unos 450 kilogramos de ram
as. U
na vez
formado este
"pilón" se forra ex
teriorm
ente con p
aja, atándolo con cuerdas y colocándole encim
a un
a gru
esa tabla con pesas m
ás o menos
de 100 kilogramos.
Del buen o m
al pilón resulta la mejo
r o peor calidad del tabaco paT
a elaborar. S
i se desea que el tipo sea fuerte y m
a-
Co
rtad
ora
de
pu
ros y
cha
ruto
s
duro el "pilón" debe d
urar unos veinte días y si se desea que
el tipo
resulte más claro y suave el
"pilón" debe ser de unos ocho o diez días.
Du
rante este período de ferm
entación el
"pilonero" tiene que ten
er sumo cuidado en los grados de
calor que sufren
las ram
as y debe m
anipulalf de acuerdo
a las
características del
tabaco, del tiempo y del resultado bu
scado. L
os tabacos que po
r demasiada hum
edad hay
a sido necesario asolearlos,
no pueden recibir "p
ilón
" sino unos cinco
o siete días.
HIS
rOR
IA
DE
L
TA
BA
CO
59
Las tem
peratu
ras más adecuadas p
ara el "pilonaje" son las de 20 a
40
grad
os centígrados.
En
estas oscilaciones de calor estrib
a la habilidad 'del fermen
tado
r y p
or ello desde el
sexto d
ía debe ser observado a diario el "piló
n" p
ara lo que el experto introduce la m
ano y sabe si debe dar o quitarr calor al "pilón".
Term
inado satisfactoriam
ente el "pilón" se procede a sacar
el tabaco y orearlo para luego p
roced
er al engavillamiento, p
or
tipos jun
tand
o las hojas p
or su
base y atand
o con u
na h
oja g
avillas de 20 a 40 h
ojas según la clase de ram
a. T
ermin
adas estas delicadas operaciones
de la cosecha, el
tabaco pasa al m
ercado donde los comerciantes adquieren sus
ramas según sus aplicaciones diversas y el total de cada cosecha
anual pasa a los depósitos donde su
fre un
estado de mayor m
adurez suave, que al envejecerlo lo
hace más g
rato y apetitoso,
al igual que sucede con los buenos vinos. :t-
En
este estado de la materia p
rima lista p
ara serviT a las
ind
ustrias
fabriles es
cuando intervienen
los m
anu
facturero
s del tabaco que lo tran
sform
an en porción de tipos de m
ercadería cual son los
"rapés", tabacos picados p
ara el consumo
en pipa,
las h
ebras
y picaduras
para
elabo
rar cigarrillos
y las
ho
jas sedosas para ca
pa
s y otras ram
as para las tripas y
cap
o
tes y tamb
ién p
ara los tabacos prensados que se mastican
y los en
cuerdas, que son aromatizados con cañ
a y miel
de azúcar,
para m
ascar o fum
ar en pip
a o picados en gruesos cigarrillos. L
os man
ufactu
reros adquieren los tabacos de diversas pro
cedencias para h
acer sus mezclas
y ofrecer sus
productos de
marca.
Estas ram
as tabacaleras son almacenadas en
los depósitos industriales donde su
fren u
n descanso que las entona por
la acción de su añejado. E
l ind
ustrial inicia su elaboración procediendo a
realizar las m
ezclas proporcionales y luego lavando muy bien los tabacos
en gran
des cen
trífug
as que pOl' la ley física cen
trífug
a desprenden de las
ho
jas todos los
cuerpos extrañ
os
que traen
desde
las vegas
de
su cosecha.
Lim
pio, m
ecánicamente,
el tabaco
pasa a
las playas de oreo donde se asienta un poco y
de allí
es conducido a las g
rand
es picadoras modernas que
son unas
máquinas poderosas capaces de
con
vertir en
delicadas hebras m
iles de kilogramos de tabaco cada día.
60 JU
AN
·D
OM
EN
EC
H
La h
ebra o
bten
ida es conducida por n
orias a
los g
rand
es to
rrefacto res, que son unos enorm
es tambores cilíndricos llenos
de tubos de vap
or y espirales de m
adera que hacen que m
ientras el tabaco cru
za el torrefacto
r se mezcle h
asta el máx
imu
n
posible.· Dentro de este ap
arato hay cernidores y
ventiladores que ex
traen to
talmen
te el polvo y cualquier cuerpo ex
traño
no quitado en la cen
trífug
a. Al final la m
asa de heb
ra es vertid
a en
cubos de
madera que
la llevan a
los g
rand
es depósitos de
estacionamiento y
que son hechos con cedro oloroso
de Cuba,
Méjico y de E
uro
pa.
Du
rante v
arios d
ías la heb
ra queda encerrad
a en ese estacionam
iento que le da aú
n m
ayor entonación aromática.
Alcanzado todo el proceso de cultivo, m
adurez y manipula
ciones de mezclas,
lavado, picado y estacionam
iento, la h
ebra
pasa a las m
aravillosas máquinas m
odernas que la van a conve rtir en delicados cigarrillos. E
stas máquinas, de las que h
ay
un
a gran
varied
ad de tipos, con distin
tas p'roducciones, fabri
can hasta 1200 cig
arrillos perfectos cada m
inuto. Estas m
áquinas tienen ap
aratos que ex
traen por absorción h
asta la última
partícu
la de polvo y po
r med
io de baterías de poderosos im
anes tam
bién extraen
todo cuerpo metálico que p
ud
iera acom
pañ
ar al tabaco y, finalm
ente, po
r una aplicación de la grav
edad
de los cuerpos, todo o
tro elem
ento extraño que circule con las heb
ras es separado de éstas. La producción de u
n cigarrillo es así
un
a ob
ra de la más p
erfecta higiene y el p'roducto sale, de este adm
irable aparato
, inmaculado,
sin que m
ano algu
na lo
hay
a tocado p
ara nada. E
l caudal de cigarrillos que cada minuto van dando las m
áquinas es
recogi~o en sendos cajones de cedro y éstos son aco
plados a las máquinas em
paquetadoras, que son otra m
aravilla
de la técnica mecánica m
oderna. La m
áquina de empaquetar to
ma los cigarrillos y desp
ués de una serie de admirables m
ovim
ientos los
entreg
a perfectísim
amente
empaquetados
con su
contenido exacto.
Cada m
áquina de éstas produce hasta 40.000
atados p
or día.
Inmediatam
ente o
tra m
áquina, tam
bién
m
uy
ingeniosa,
tom
a los atados
y les coloca
lQs
precintos fiscales. Y
, finalmente, o
tra máq
uin
a no inferior a las anterio
res po
r su com
plicado mecanism
o y exactitud, va colocando los atados en
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
61
cajas de 10 ó 20, en las que el producto es lanzado a la venta aiaría.
Y p
or últim
o, éntran
en acción los elementos internos del
control, depósitos
y expedición, que envían las m
ercaderías a los com
erciantes distribuidores mayoristas, los que a su vez los
reparten
por los miles de negocios expendedores de cigarrillos
que hay
en el país y que, en la A
rgen
tina, form
an un gremio
may
or de 100.000 detallistas disem
inados po
r todos los merca
dos y campos de la R
epública. T
al es el proceso total de la vida de un
pequeño y blanco ciga'rrillo, desde el m
omento en que un "veguero" o colono elige
sus semillas h
asta el instan
te en que el fumador lo convierte en
volutas de azulino humo arom
ático, buscando llenar una satis
facción íntima que le entona y conforta a la vez.
v
EL
CO
NSU
MO
Y
M
AN
UF
AC
TU
RA
DE
LO
S C
IGA
RR
ILL
OS
El consum
o mu
nd
ial de cigarrillos en sus diversos tipo
s ha
adquirido en los últim
os cincuenta años u
n desarrollo realm
ente
asombroso. L
a producción de cigarrillos tien
e en cada zo
na del m
undo su
s características típicas que están
en armo
nía co
n los tipos
de tabaco empleados y las costum
bres populares. Hay
países don
de el tabaco
abo
rigen
ha im
puesto la modalidad d
e los pro
du
ctos m
anu
facturad
os y o
tros en que las co
stum
bres son las que
han
dado su sello típico
a la m
anera de em
plear las m
aterias p
rimas, de ex
traño
s lug
ares. L
os Estad
os U
nidos han
creado su ind
ustria típ
ica con sus originales tab
acos;
Cu
ba con
sus propios tabacos y
modalida
des, mien
tras Ing
laterra, ha debido crear tipos m
uy
especiales de
tabacos de p
ipa
y cigarrillos,
empleando
materias
prim
as am
ericanas, egipcias, g
riegas y de o
tros territo
rios lejan
os.
En
este ord
en de cosas la A
rgen
tina, si no h
a cread
o tip
os
definidos propios, tiene su característica de cig
arrillos arg
enti
nos, que se distin
gu
e po
r su su
avid
ad y p
rolijid
ad en
el cuidado de su
prep
aración
y presen
tación
irrepro
chab
les. N
uestro
s cigarrillo
s neg
ros de calidad su
perio
r, al ser consum
idos en E
uro
pa y N
orteam
érica, han
gu
stado
mucho, no sola
men
te po
r su ex
qu
isita suavidad arom
ática, sino tam
bién
p
or
la elegancia y bu
en g
usto
de su presentación. D
esde Lo
nd
res, P
arís, B
erlín
y o
tras g
rand
es cap
itales se
ha
dem
and
ado
el
envío de cigaorrillos argen
tino
s que no pueden difu
nd
irse en los
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
63
extrañ
os países d
adas las altas trab
as adu
aneras y persecucio
nes fiscales de que se les h
ace objeto. E
l mercad
o in
terior a'rg
entin
o es de g
ran im
po
rtancia p
ara la p
rop
ia fabricación del país. El añ
o 1939, el consum
o de cig
arrillos nacionales alcanzó a la su
ma de 967.507,240 atad
os de
10 unidades, lo que da la cifra astro
nó
mica de 9,675,072.400 ci
garrillo
s, neg
ros y rubios.
En
la Arg
entin
a se consumen todos los tipos de cig
arrillos
del mundo, p
ero el g
ran consum
o se hace de los tipos n
egro
o h
aban
ero y los rubios del tip
o n
orteam
ericano
, inglés o egipcio (egipcio
incluye to
da la v
ariedad
o
riental).
En
el añ
o 1939,
el consum
o total de cig
arrillos rubios de
procedencia extran
jera consumidos en la R
epública, alcanzó su
cifra más alta h
asta la fecha, CO
n 65.786.970 atado
s de diez y m
ás un
idad
es po
r atado. L
a producción
de cig
arrillos
rub
ios
aum
enta
con
stante
men
te en nu
estras fábricas,
que en el
año 1938 alcanzaro
n a
pro
du
cir apro
xim
adam
ente 10.000.000 de atad
os m
ensuales, contra
un
a imp
ortació
n de 500.000 atados.
El
cigarrillo
rubio
se ex
tiend
e en
nu
estro
país
como
un
reflejo
de costum
bres ex
tranjeras
y tam
bién
debido
a la
dem
and
a lógica de los extran
j eros residen
tes en él. N
uestro
s industriales, pro
gresistas y diligentes, h
an sabido
crear sus m
arcas pro
pias ru
bias, cu
yas calidades y p
resentació
n
igu
alan h
oy
~ las m
arcas más acred
itadas del ex
terior y seg
u
ramen
te se op
erará la aparició
n y triu
nfo
del tipo
de cigarrillo
s 'rubios
argent¡"nos que,
al ig
ual q
ue los
cigarrillo
s negros,
no ten
drán
rival en el m
undo. \
La elaboración de los p
rod
ucto
s "rub
ios", tabacos y ciga
rrillos, es m
ás complicada y
variad
a que la de los
productos , "n
egro
s". L
os tabaco
s amarillos tien
en u
na d
iversid
ad de tipos, desde
el Virg
inia y K
entu
cky. estadounidenses, h
asta los dorados pétalo
s de las matas delicadas de las ram
as orientales, con cuy
a v
ariada g
ama los técnicos tab
acaleros p
reparan
la varied
ad de
tipo
s y gu
stos que exige ese m
ercado. L
a prep
aración
técnica de esta clase de productos en
traña
cuidados con
stantes p
or cu
anto
en las mezclas d
e tales ramas
64 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
tiene gran
influencia el facto
r atmosférico y
deben atend
erse constantem
ente las v
ariantes
del tiem
po y
los h
igró
metro
s y
termóm
etros son índices de continua atención. L
a man
ufactu
ra de estos cigarrillos y tabacos está hoy som
etida a los ap
aratos com
plejos y costosos llamados "au
tocla
ves", para m
anten
er en determ
inadas temp
eraturas y estad
o de
humedad a estas delicadas hebras, cuya sensibilidad puede de
termin
ar con
tratiemp
os en las producciones de m
arcas serias y de precio que deben an
te todo man
tener sus características in
variables.
VI
EL
"RA
PE
" Y L
AS
PIC
AD
UR
AS
P
AR
A P
ITO
Y
CIG
AR
RIL
LO
S
El "rap
é" es otro
de los muy generalizados m
odos de gusta
r el tabaco y ya hem
os visto como en E
spañ
a y luego en el resto
de Eu
rop
a este producto tuvo mucho auge.
Hoy,
el consum
o del tabaco en polvo ha dism
inuído mucho debido a su su
plantación po
r el cigarrillo
y el cigarro
y también p
or razones
de moda. E
n este país el rap
é ha decaído en estos últim
os cuaren
ta años en m
ás de un 80 %, pero en otros países am
ericanos, en E
uro
pa y A
sia y el Africa m
editerrán
ea, aun se gasta bas
tante tabaco en polvo servido b
ajo diversos tipos y m
arcas. L
a prep
aración
del rapé es materi~ de un proceso técnico
especial. Prim
eramen
te en máquinas g
ranu
lado
ras las hojas de tabaco se convierten en pequeñas p
artículas que las m
áquinas elaboran a razón de unos 100 kilogram
os po
r hora. P
reviamente, las h
ojas se m
ojan
en un
a solución adecuada y aro
matizad
a según la clase de polvo a producirse. Luego, esas
ramas se escu
rren d
uran
te unas doce horas. Ya escurridas, se
cortan en pequeños trozos que se colocan en "cu
radero
s" para
que fermenten, a u
na tem
peratu
ra de 90 grad
os F
arenh
eit. Es
tas temp
eraturas deben cuidarse m
ucho para ev
itar la descom
posición del tabaco, el que puede pudrirse. E
ste proceso fermen
tativo
se prolonga po
r unas seis o siete sem
anas, h
as ta que la fermentación h
aya vuelto dulce y su
ave
al tabaco así tratado
, con lo cual se logra elimin
ar los aceites y nico
tina que contienen 'las hojas.
Un
a vez termin
ada la ferm
entación, el tabaco se pasa p
or
66 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
. secadoras y en este estado
se procede a pulverizarlo, pasándolo luego p
or u
na serie d
e cedazos de tejid
o m
uy
fino, donde
se acab
a de pu
lverizar al p
un
to deseado p
or el in
du
strial. M
ás tarde, el polvo obtenido se aro
matiza al g
usto
deseado y se coloca en
barricas o cajones, alm
acenándolo en depósitos
húmedo
s, donde se acab
a de sazonar du
rante v
arios m
eses, seg
ún
la hab
ilidad
y deseos del prep
arado
r. E
xisten
otro
s procedimientos p
ara hacer
el rap
é llamado
seco y que poco difieren
del anterio
r en su prep
aración
. L
as indu
strias de diversos
países man
ufactu
ran v
ariado
s tipo
s de rapés, que son conocidos en los mercado
s de consum
o b
ajo los nom
bres de:
"rapé escocés"
(tipo seco), "rap
é fuerte
escocés" (m
uy
arom
ático), "rap
é escocés simple", "rap
é escocés dulce" (tiene u
n poco de azú
car), "rapé escocés salado"
(que se p
repara con ag
ua salad
a), "rap
é Hightoast"
(seco y fuerte con
un gusto mu
y p
articular por estar to
stado
), "rapé irlan
dés" (que
se prep
ara con agu
a de cal), "rapé negro fran
cés" (de gran
consum
o en Fran
cia), "'rapé galés"
(hecho con ag
ua de cal y tos
tado) , "rapé M
accaboy" (h
úmedo y de aro
ma m
uy
fuerte), "ra
pé sueco" (mu
y gru
eso y oloroso, siendo el m
ás húmedo de todos
los tipo
s). L
os italianos tien
en sus tipos de rap
és mu
y difundidos, lo
mism
o que los españoles, que fu
eron
los prim
eros
industriales
de es ta clase de tabaco. A
trav
és de la h
istoria se en
cuen
tra el
rapé
o polvo
de tabaco d
iversam
ente m
anipu
lado entre lo
s pieles rojas y sobre
todo entre los aztecas, que lo usab
an m
ucho com
o placer y m
edicina
desinfectante. D
e esta costum
bre hab
ló H
ernán
C
ortés en sus fam
osos "A
rchiv
os" o m
emo
rias del insigne cap
itán de
la conquista.
'" *
* L
os tabacos picados en fo
rma de h
ebras,
picad
uras y g
ranulaciones,
c~nstituyen o
tra im
po
rtante
ind
ustria
tabacalera,
cuyos variad
os productos tienen un inm
enso consumo en todo el
mundo y especialm
ente en los países nórdicos, donde el
uso de la p
ipa es la m
ás gen
eralizada fo
rma de g
astar tabaco.
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
67
Los tabacos picados o m
olidos a m
ano después de secarlos' fu
é u
na de
las formliL
s p
rimitiv
as del
consumo de tab
aco
po
r los aborígenes de casi to
da la A
mérica C
entral y las islas an
tillanas. E
sa man
era de qu
ebrar en
minúsculas p
artículas las ho
jas de tabaco
se prestab
a para el
uso de
las prim
itivas p
ipas
de caña, de p
almera y de b
arro, de casi todos los indígenas.
La h
ebra en su v
ariada g
ama de espesores es o
bra de la
mecanización
de esta indu
stria, aunque
en Esp
aña desde
me
diados del siglo X
VIII se picaban los tabacos en fo
rma de h
ebras
variad
as, para lo cual los obreros que se dedicaban a este oficio
empleaban u
na enorm
e cuchilla de hierro
con filo de acero que ten
ía la form
a de un
a gran
medialuna y sobre u
na d
ura m
esa m
uy
sólida, sob
re la que el "p
icado
r" haCÍa ju
gar su
cuchillo, ib
an produciendo la h
ebra al g
usto
de la clientela. L
as picad
uras eran
trozos cuadrados, po
r lo regular de un m
ilímetro
y aun
de may
or tam
año
, que se empleaban no sólo en
las pip
as, sino en armar cigarrillo
s a mano, un tan
to g
rosero
s y gordos, que el fu
mad
or g
astaba con el doble deleite de fu
mar
y fum
ar su pro
pia elaboración. ..
Es proverbial el tipo del fu
mad
or español, sobre todo el hom
bre del
campo y
del lito
ral, que
provisto de su
tabaq
uera de cuero resobado,
bien curtid
a p
or el ju
go
del tabaco
hú
medo, arrim
ado
a un
a peñ
a o al tron
co
de un
árbo
l, liaba su pitillo de b
asto papel con g
ord
a picad
ura
que
saboreaba en los
mom
entos de
descanso, com
o recabando
energ
ías p
ara u
na
nu
eva
acometida
en la
semp
iterna
diaria
labo
r ... P
or lo general, los tabacos picados de la producción actu
al se em
plean en su gran
may
oría en el uso de la pipa, cuyo m
odo de fu
mar es m
uy
común en todas p
artes y nos es im
posible ima
gin
ar la figu
ra de un marin
o inglés, escandinavo y de las cO
stas nórdicas,
sin su pipa, reciamente sosten
ida en
tre dientes y labio
s que en lu
jurio
sa asociación, ex
traen de la en
sarrada ca
chimb
a el sabroso ju
go
tabáquico, entre cuyo hum
o su fisono
mía adquiere un sello peculiar de h
om
bre de m
ar. C
omo los rapés. las p
icadu
ras tienen
un
a gran
varied
ad de
tivos en su
corte, arom
a, fortaleza y sabor. La in
du
stria mejO
'r especializada en estos tabacos es la inglesa, cuyas m
arcas tien
en m
ercado universal y notable consumo. E
n los tabacos pica-
68 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
dos se emplean ram
as de todas las procedencias y un
a técnica especializada
dirige su
s m
últiples m
anipulaciones p
ara d
arle "cachet" típico a cad
a un
a de las innumerables clases. L
as ram
as más em
pleadas po
r esta ind
ustria son de procedencia nor
teamerican
a y o'riental, usándose sobre todo los V
irgin
ias, Ken
tucky, Burley, T
ennessee, Maryland, P
eriquey y otros tabacos antillanos, filipinos y sudam
ericanos, que se p
restan p
ara ma
tizar ciertos gustos. L
as marcas de estos tipos ingleses y am
ericanos se fabri
can con cortes diversos de las ramas de tabaco, com
o ser picad
uras cu
adrad
as y cuadrilongas y
las hebras,
que tienen
un
a variedad desde el "cabello de ángel" o "peluquilla" h
asta las de u
n
ancho de
más
de u
n
milím
etro. E
l tipo
de picado
tiene
carácter genérico,
y así vem
os m
arcas famosas
que llevan el
rótulo de
"Fin
e C
ut", "P
lug
Cut",
"Scrap
T
obacco", "S
hg
", "B
irds E
yes", "W
ater Balers", "N
avy Cut" y otros tipos rela
cionados con el corte de las heb
ras. E
n la A
rgen
tina el consum
o del tabaco picado es mu
y g
ran
de, .y u
na in
du
stria nacional especializada,
produce p
icaduras p
ara abastecer más del
80 %
del consum
o total del país, que
alcanza a la cifra anu
al de 3.000.000 de kilogramos.
La producción nacional de estos tabaco
s es muy v
ariada y
actualmente se con
sumen en toda la R
epública más de doscientas
marcas distin
tas de picadu
ras, cuyo producto se distribuye por territo
rios y prov
incias, que tienen sus preferencias por determ
inados tipos y marcas.
Las h
ebras y p
icadu
ras argentinas ab
arcan todos los tipos m
undiales, en su varied
ad de nacionalidades, y es así com
o en los catálogo
s de esta producción se ve: "T
abaco Alem
án", "Fran
cés",
"Suizo",
"Italiano
", "C
aporal", "T
urco
", "A
mericano",
"Bah
ía", "Ing
lés" .y varias otras, cuyos productoR
son presen
tados con las características que se estilan en las m
arcas más
populares de 'cada uno de esos países. N
uestra producción, po
r sus calidades, tipos, im
itaciones, presentación y precios ha lim
itado g
rand
emen
te, la antig
ua im
portación, con econom
ía y satisfacción p
ara el público.
Aunque en
la producción nacional
de tabacos
picados se
emplean m
aterias prim
as de los países que dan origen a deter-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
69
minados tipos y categorías, es loable poder decir que esta clase
de producción en sus form
as económ
icas y más b
aratas, se abastece con tabacos nacionales que tienen verdaderas condiciones, irreem
plazables para esta m
anu
factura. H
oy, los tabacos comu
nes, negros y rubios, del tipo económ
ico, son un buen mercado
para las vegas arg
entin
as de Misiones, S
alta, Corrientes y T
ucum
án, cuyos tabacos siguen perfeccionándose y algunos son ideales p
ara las elaboraciones de marcas típicas "criollas".
VII
EL
PA
PE
L, E
L E
NG
RU
DO
Y O
TR
OS
EL
EM
EN
TO
S
EN
LA
F AB
RIC
AC
ION
DE
CIG
AR
RIL
LO
S
Adem
ás del tabaco propiamente dicho, en
tran en la elabo
ración tabacalera varios elem
entos adicionales de sum
a impor
tancia, como ser: el papel p
ara cigarrillos, el engrudo o pastas
para pegar, esencias .y artefacto
s y maquinarias de diversa ín
dole. El papel p
ara cigarrillos es un
factor de suma im
portancia, no solam
ente en la elaboración del cigarrillo, sino tam
bién p
or su calidad, aro
ma y com
bustión. L
as clases de papel más corrientem
ente utilizadas son
: de arro
z y de fibras de algodón. T
ambién se utiliza papel de p
aja de trigo; papeles pectorales, hechos de algodón y orozuz y papeles dulces, que son de algodón con azúcar.
La fabricación de los papeles de arro
z y de algodón, que son los de m
ayo
r consumo universal, se hace en
tres tipos distintos, que s o
n: el "V
elín", papel liso; "Vergé", con ray
as trans
parentes, y el "Rayado", que lleva estam
pados sellos de agu
a a todo lo largo.
Estos tipos se fab
rican de clase ardedora, extracom
bustible, sem
icomim
stible e incombustible. L
os papeles extracombus
tibIes son empleados en tabacos poco aT
dedores como el V
irginia,
Kentucky y
otras
ramas
"jorras" o ap
ago
nas;
los otros
tipos son para tabacos o m
ezclas de mediano ard
er y el incom
bustible suele usarse en tabacos turcos y otros, que p
or lo co
mún son ardedores.
Fu
era de estas combinaciones naturales en
tre el grad
o de
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
71
combustibilidad del papel y el
tabaco, los papeles son emplea
dos en determ
inados casos en que el fabrican
te ofrece un tipo
especial de cigarrillo com
binando ambos elem
entos. P
or lo reg
ular, en C
uba -p
aís del buen fum
ar y de cigarrillos de alta categoría cualitativa -
suele emplearse papel de
algodón y arded
or dulce en m
uy buenas marcas. E
ntre noso
tros
no se usan estas preparaciones .y se gasta com
únmente papel de
arroz sim
ple; pero algunas marcas de g
ran venta y o
tras de alto precio usan papeles de arro
z semi com
bustible, lo que h
a tenido
Pren
sa d
e em
pa
queta?· y
sellar
mucha aceptación desde hace años, pues este tipo de papel d
a al tabaco un sabor especial que g
usta a los buenos fum
adores, y p
rueb
a de ello es su empleo difundido en
la ind
ustria cubana.
La
ind
ustria
papelerl:!, especializada
ofrece estos
papeles en
bobinas, que tienen desde 1560 metros de largo h
asta 4000 m
etros. L
as bobinas que más se utilizan en la industria d
iaria son las de 3120 m
etros,
para fab
ricar cigarrillos comunes d
e 70 m
ilímetros, con las cuales se obtienen 44.000 cigarrillos. E
l ancho de
estos papeles difiere según la circunferencia que se
(
72 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
dé a los cigarrillos. P
or ejem
plo
: si se desea hacer u
n cig
arrillo
de 28 milím
etros de
diám
etro, el
ancho del p
apel debe ser de
30 milím
etros.
* *
*
La p
asta o eng
rud
o p
ara un
ir los cigarrillo
s debe ser de p
uro
almidón. S
u fabricación es muy sim
ple e higiénica. La fó
rm
ula corrien
te es la disolución de dos p
artes de almidón en
ocho
Pesa
do
ra
y em
pa
qu
etad
ora
de
picadU1'U
scra
p
de agu
a filtrada, haciendo h
ervir el todo a fuego len
to; u
na vez
logrado el pu
nto
de cocción, cernirla, para ev
itar. así todo pegote. E
sta pasta se em
plea fría, cuando presen
ta un
a densidad p
arecida a la de la jalea. E
ste engrudo, tan lim
pio como san
o se colo
ca en los aparato
s llamados pegadores, con el que las m
áquinas delicadam
ente unen el
papel que envuelve el tabaco, fo
rman
do
el cigarrillo.
Tam
bién
se utiliza otra p
asta compuesta de caseína disuelta
a razón
de un
a parte p
or dos de ag
ua filtrad
a, cocida al baño-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
73
maría d
uran
te veinte minutos,
que es b
atida co
nstan
temen
te; luego se p
asa po
r un cedazo y se deja en
friar hasta q
ue to
ma la
consistencia de la leche condensada. L
as pastas o engrudos deben
ser fabricados diariam
ente p
ara evitar to
da ferm
entación, siendo recom
endable agreg
ar a estas pastas un 8 %0 de alum
bre, que es un sano an
tifermen
tativo. S
e conocen otras m
aterias para p
egar, com
o ser la go
ma
seca "stand
ard" a 3 1;4, p
artes de agu
a filtrada, cociéndola h
asta
Má
qu
ina
de
hacer cig
an
'illos
tom
ar un color transp
arente
. Cada lib
ra de esta pasta une, ap
ro
xim
adam
ente, 155.000 cigarrillos.
j Tan
pequeña es la cantid
ad
que contiene el inm
aculado producto que se fum
a!
Para
la elaboración man
ual de los cig
arros puros se u
sa la p
asta de alm
idón herv
ida a
un
a densidad algo más sólida, con
la cual el obrero arma la "p
erilla" de cada puro.
En
la elaboración 'de cigarro
s toscanos, cabures, suizos, ti
roleses, brisag
os, se emplea u
na m
ayo
r cantid
ad de en
gru
do
s o gom
as, que en el toscano llega a bañ
ar casi tod
a la ~apa
, p
ara ser ad
herid
a al "liote" o envoltura in
terior del cigaI\ro. Ig
ual
men
te sucede con
los cig
arritos
sin papel,
que necesitan
que
74 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
todo el borde de la capa esté impregnado de engrudo adherente.
Las esencias son un aditam
ento que se emplea en general
y necesariamente en la elaboración de cigarrillos y tabacos ru
bios y tienen p
or objeto m
agn
ificar los aromas de las diversas
clases de hojas que entran
en las complicadas m
ezclas de esta clase de tabacos.
Ya de por sí los tabacos rubios poseen acentuado gusto
y olor, especialm
ente los tabacos orientales y los norteamericanos
virginias y kentuckys. P
ero los preparadores ex
altan m
ás aun
,Má
qu
ina
de hace?· cig
arro
s (pU
?'os) de
trilJa la?'g
a
estas cualidades, que son hoy día motivo de p
referencia p
or p
arte de los fum
adores de esta clase de tabacos y cigarrillos. E
s indiscutible que el cigarrillo negro, tipo habanero, que es nuestro cigarrillo nacional p
or excelencia,
es notablem
ente m
enos complicado que los cigarrillos rubios, de cualquiera clase
que ellos sean. L
as esencias aromáticas que se em
plean en la producción de clases am
arillas o rub
ias de tabaco, son por lo general secretos de fabricación, y no es n
uestro
propósito, como lo hem
os ma
nifestado al principio, h
acer un libro técnico, sino de divulgación popular de la in
du
stria tabacalera. E
n la producción de cigarrillos negros no se usan ingre
dientes odoríferos, aromáticos, n
i químicos. A
lgunos ind
ustria-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
75
les suelen rociar sus preparaciones o mezclas con vinos genero
sos, cañas de calidad u otros ingredientes, que realmente no son
nocivos, pero que el gran
público no acepta, ya que el buen tabaco y
sus elaboraciones -cigarrillos
y puros -
no lo
necesitan
, pues la buena calidad y m
ejor manipulación de los tab
aqueros se com
plementan.
* *
*
El buen tabaco
, la larga experiencia y la com
pleta man
ipu
lación fabril, por buenos y m
odernos equipos mecánicos, son sin
, (
Escu
ela del
bu
en
fumado?'
en las
selva
s del
Congo
la men
or duda los elem
entos básicos de tod
a buena elaboración del tabaco y sus derivados.
Un
a fábrica moderna debe disponer de u
na cantidad g
ran
de y costosa de máquinas y artefactos, que la m
ecánica, al ser-
76 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
VlCIO de la in
du
stria, h
a ideado
para obtener
el m
aXlm
un de
rendimiento fab
ril, tanto
en producción como en
calidad. L
a dotación
indispensable de
estas m
áquinas, que
tanto
ayudan al fab
ricante, es la sig
uien
te:
1.
Cu
arto de v
apo
r para hum
edecer los tabaco
s en bruto. 2
. C
entrífu
gas p
ara lavar m
ecánicamente el tabaco.
3.
Máq
uin
a despalilladora de tabaco.
4.
Máq
uin
a picadora. 5
. M
áquina afilad
ora de cuchillas
(si no se tiene la pica-
do
ra rotativ
a). 6
. T
orrefacto
res modernos.
7.
Máq
uin
a acondicionadora de tabaco. 8
. M
áqu
ina planchadora.
9.
Máq
uin
a para deshacer cigarrillos.
10.
Máq
uin
a para hacer cigarrillo
s (h
ay v
ariado
s tipos de su
ma perfección).
11. M
áquinas emp
aqu
etado
ras de cigarrillos (equipo com
-pleto) .
12.
Máq
uin
a para en
vasar atados en cajas.
13.
Máq
uin
a para p
esar y emp
aqu
etar tabaco
s picados. 1
4.
Estufas.
15.
Ventiladores
de variado
poder (ab
sorben
tes y expe
lentes) . 1
6.
Bateas p
ara lavados a mano.
17.
Cald
eras gen
erado
ras de
vapor, p
ara torrefacto
res y estu
fas. 18.
Mo
ntacarg
as, (!arretillas
y dem
ás im
plementos
me
nores. 1
9.
Autoclave,
acondicionador de
tabaco y
arom
atizado
r (p
ara la fabricación de productos rub
ios).
20. S
i se fabrican
cigarro
s puros, hoy se imponen las m
áq
uin
as para esta in
du
stria, que Son complicadas y cos
tosas.
El edificio de u
na m
od
erna fáb
rica de tabacos' debe ser mu
y
ventilado, teniendo am
plio espacio y luz n
atural,
dividiéndose la elaboración en
series de dep
artamen
tos encadenados, p
ara que desde el in
greso
de las materias p
rimas h
asta su expendio cons
tituy
a un
a caden
a con
tinu
a e inin
terrum
pid
a.
VIII
EL
TA
BA
CO
Y S
US
IND
US
TR
IAS
EN
LA
R
EP
UB
LIC
A. A
RG
EN
TIN
A
Fu
eron
los jesuítas los prim
eros cultivadores de tabaco en la R
epública Arg
entin
a, especialmente en las regiones d
el Nor
te, donde
establecieron su
s fam
osas m
isiones o
fundaciones, p
ara lo cual
trajeron
sem
illas de
Esp
aña,
de origen
cubano.
Tam
bién
utilizaron semillas del
vecino Brasil, donde el
tabaco
era cultivado desde tiem
pos remotos por los indígenas.
Du
rante siglos estos cultivos fueron
pobres por su locali
zación y falta de mercado in
terno
y tamb
ién por su
s calidades
secundarias. E
n general, la in
du
stria rural del tab
aco h
a tenido en la
Arg
entin
a un desarrollo mediocre. Y
a sea po
r defectos de calidades, no ap
tas para las elaboraciones, o p
or una indiferencia
hacia estas in
du
strias du
rante las p
asadas épocas, n
uestras ra
mas tab
acaleras no pro
speraro
n ni
en mérito
s ni en can
tidad
ap
reciables.
N o ob
stante, la Arg
entin
a tiene zonas ap
rop
iadas
para el tabaco
, variados climas y ab
un
dan
tes aguas, por lo cual en
estos últimos año
s se han
logrado tipos y rama~
propiadas
para la m
anu
factura.
Po
r los numerosos ensayos realizados en estos últim
os tiem
pos y la dedicación que de un
tiempo a esta p
arte le ha p
restado
el M
inisterio de A
gricu
ltura a esta
ind
ustria ru
ral, ~e puede vati
cinar que en la R
epública Arg
entin
a se log
rarán en su
s zonas m
ás adecuadas y po
r procedimientos especiales, buenas ram
as de tabaco apropi adas p
ara servir a las in
du
strias tabacaleras, que y
a utilizan buena parte de
la producción en
la fabricación de
78 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
ciertos tabacos picados, cigarrillos baratos y cig
arros puros de
precio módico.
Tiene
la A
rgen
tina
idénticos
territorio
s q
ue
los E
stado
s U
nidos, de gran
producción tabaq
uera. P
or ejem
plo, el Ch
ub
ut y
San
ta Cruz, corresponden p
or su
s condiciones climatéricas a la
posición tabaq
uera de W
isconsin y C
onnecticut; Río N
egro
corresponde al territo
rio de K
entu
cky
, el mayor p
rod
ucto
r de las fam
osas ramas de su no
mb
re; Corrientes, M
isiones, Chaco, S
alta, T
ucumán, C
órdoba y otras zonas arg
entin
as son mu
y favorables
y están sum
inistran
do
la casi totalidad de la producción nacional actual, con ram
as que se v
an aprovechando
en las industrializacion
es, como h
emo
s expresado más arrib
a. E
l estado actu
al de la
producción tabacalera
es mediocre
dada la inmen
sa extensión tabacalera del país.
Nuestra
s estadísticas,
no m
uy
eficientes
y casi
siempre
atrasadas, nos dicen que en el año 1924 el país p
rod
ujo
8.541.803 kilo
gram
os de tabaco, que en len
to ascenso alcanzó, en 1934, a
10.000.000 de
kilogram
os. D
ebid
o a
un proteccionism
o exage
rado y a u
na d
eman
da len
tamen
te progresiva de la industria
man
ufactu
rera, la producción ha continuado elevándose h
asta la cifra de 16.000.000 de kilogram
os, cosechada en 1939.
En
Salta y T
ucumán se están obteniendo tab
acos rubios de
semillas n
orteam
ericanas y po
r las mejoras in
trod
ucid
as en el proceso de cu
ltivos y
secaderos, estas ram
as son y
a bastan
te acep
tables para la m
anu
factura de picados y cigarrillos rubios
de tipo americano e in
glés, en
trand
o en estas producciones com
o facto
res de mezclas m
uy
buen
as. En
Corrientes y
Misiones ·se
obtienen tipo
s apto
s para m
ezclas mu
y satisfacto
rias, y hem
os visto tipos de h
aban
os co
rrentin
os cuya presentación en su tipo,
color, arom
a y plasticidad son sem
ejantes al h
aban
o. P
ero h
ay
que decir la verdad, p
ara que continúen los exp
erimen
tos
: la calida d
gu
stativa de esta
s ramas es aú
n bastan
te inferio
r al habano au
téntico y, probablemente, nunca se pueda lo
grar las ca
lidades
hab
anas,
que son patrim
on
io del
suelo y
clima de las
Antillas.
Debido a estas deficiencias de calidad, es que n
uestra g
ran
industria de cigarrillos nacionales se vea obligada a elaborar su
s
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
79
productos finos empleando apreciables cantidades de las m
ejore.'3
ramas de tabaco cubano.
. E
n este orden de cosas el E
stado no ha sabido co
ntem
plar
el pro
blem
a fabril tabacalero
argentino. El p
rimer erro
r ha sido
la discriminación
hech
a po
r el fisco
para la aplicación
de los
derechos aduaneros a
estas m
aterias prim
as. ¿ P
or qué
razón
esta discrim
inación?, ¿ acaso no -es más ju
sto y conveniente p
ara el so
stén industrial nacional que todos los tabacos ex
tranjero
s p
agaran
igual im
puesto adu
anero
?, ¿ qué razón y lógica hay
para
que el habano, tan
necesario para n
uestra producción de alta
calidad (y
a que nunca tend
remo
s habano argen
tino
) pag
ue im
p
uesto
s casi prohibitivos, mien
tras el "B
ahía" y
"Parag
uay
o"
abo
nan
impuestos m
uy
inferiores? L
a ind
ustria tab
acalera argen
tina, tan
to en su fabricación
de cigarrillos de todos los tipos como de cig
arros puros y tab
acos picados, h
a alcanzado un pro
greso técnico y de calidades q
ue
la colocan entre las m
ás adelantad
as del m
undo_ Pero esta p
ro
ducción nacional se nu
trió y se ten
drá que n
utrir con las m
aterios p
rimas apropiadas e indispensables.
Nu
estra ind
ustria fa
bril tabacalera necesita absolu
tamen
te tabaco
s habanos b
ahías
. ..
' ,
vlrg
lmas, kentuckys, B
urley
y orientales. S
obre todo, lo imprescindible p
ara man
tener nuestro ran
go
de calidades de cigarrillos finos, que son u
na h
on
ra de nu
estra indu
stria arg
entin
a, se
necesitan tabaco
s habano
s de
bu
ena
calidad. L
a escasez de ramas h
aban
as y su alto precio obligaría a n
uestro
s industriales a reb
ajar sus nobles calidades actuales en
detrimen
to de nu
estra ind
ustria y p
or ende en perjuicio de los
consumidores y del m
ismo E
stado. E
n resu
men
: la industria cig
arrera nacionar-tiene un
b~en aliado en
los tabacos nacionales en cuan
to se refiere a los p
ro
ductos populares y barato
s en cig
arros puros, toscanos, cabures,
brisago
s y en cigarrillos barato
s de 10 a 15 centavos y en los
picad~s de b
ajo precio .. P
ero en cuanto a la fabricación de p
uro
s de cah
dad
y alto precio y en los cigarrillos fino
s, desde 20 hasta
~5 y m
ás centavos el atado
, se impone el em
pleo de habanos y en
gran
escala en los tipos superiores.
Com
o nu
estro· p
aís no ofrece y no ofrecerá -
como lo va-
80 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
mos a d
emo
strar -h
aban
os y tipos finos de o
riental, n
i capas com
o las sum
atras y javas, p
ara envolver cigarro
s pu
ros en ge
neral, es imprescindible que estas m
aterias prim
as entren
al país
en la cantidad requ
erida y a los precios aceptables que d
eman
da
el sostenimiento del ran
go
de n
uestra in
du
stria fabril.
. y tan
es así, que en el año
1939 se plan
teó en
los Estad
os
Unidos este p
rob
lema de b
uen
a inteligencia en beneficio del trabajo nacional, realizándose u
n congreso de tab
aqu
eros, donde se
pidió al Su
perio
r Gobierno de aquella g
ran R
epública que ayu
d
ara a la in
du
stria nacional rebajan
do
los afo
ros ad
uan
eros a
varios tipos de ramas que el p
aís no producía y que eran indis
pensables p
ara man
tener el
rang
o y
calidad de
la producción norteam
ericana. A
sí lo entendió aquel Gobierno y decretó u
na fu
erte rebaja
de aforos a las tripas h
aban
as y a las capas sumatI-as y jav
as y o
tras clases de materias p
rimas. C
on estas facilidades inteligentem
ente llevadas a cabo, las industrias de cig
arros y cigarrillos
negros tipo hab
anero
recibieron un
gran
apoyo y fom
ento
y el presidente de la R
epública pidió a los man
ufactu
reros del p
aís que crearan u
n tipo nacional de cig
arro puro, p
ara que el pueblo pudiera ten
er su p
uro
popular cotidiano. A
quellos indq
striales crearon varios tipos al precio de 5 centavos de d
ólar y el presi
dente, en un
acto público apareció fum
ando su "C
igarro
popular", lo q
ue fué u
na enorm
e pro
paganda p
ara ese producto típico, cuyo consum
o se elevó a m
uchos m
illones
de pu
ros m
ensuales.
He ahí, pues, to
da u
na o
bra in
teligente d
e apoyo del
Es
. tado a las ind
ustrias en puro beneficio del pueblo, del E
stado
y de la indu
s tria nacional. Y débese p
ensar que E
stado
s Unidos es
el país por excelencia pro
du
ctor de m
ayo
r cantid
ad y v
ariedad
de tabaco
s.
* *
*
Nu
estra riq
ueza tab
acalera en
el año
1939 h
a sido la si
guiente: Salta:
40.000 fardo
s de 100 kilo
s. Estas ram
as se clasifi-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
81
c~n así: rub
ios y claros, p
rimera y seg
un
da, se cotizaron, ap
ro
xIm
adam
ente, $ 0,65 el kilo; fletes,
hasta la ciudad $ 70 m
/n. la tonelada.
Tucum
án: 20.000 fardo
s, clasificados en prim
era y segu
nd
a a $ 0,55 el kilo; fletes h
asta la capital, $ 70
.-m
/n. la ton
elada:
Misiones: 10.000 fard
os, tipo n
egro
cuerda, que se pag
aron
a $ 0,70 el kilo; 15.000 fard
os tipo colorado, que se clasifican en
o
tros su
btip
os: bueno y doble, cotizado
s en su origen a $ 0,2
5-
0,30 Y 0,60 el kilo; fletes h
asta esta capital $ 3
5.-
la ton
elada.
Catam
arca, Sa
n Ju
an
y Villa D
olores: Zonas éstas que p
or
la mala orientación de los colonos y
la poca pl'eocupación
oficial, rin
den
muy poco y su precio es b
ajo y de calidades in
feriores.
El valor total de esta producción no h
a pasado de 10.500.000 peso
s moneda nacional..S
i se consid
era que nuestra in
du
stria fabril con
sume an
ualm
ente m
ás de 25.000.000 de pesos de tabaco
s im
po
rtado
s, se ve cuán gran
de es la deficiencia de nuestra
actual
producción tabacalera p
ara proveer a la in
du
stria fabril y h
ay
que con
tar con su in
ferior calidad.
Las zonas tab
acaleras arg
entin
as aun
no todas descu
bier
tas, producen los tabacos típicos sigu
ientes, b
otán
icamen
te deno~inados:
Brasilienses,
Hab
anen
sis, V
irginicos.
Estos
tipos, natIvo
s, se clasifican en: H
oja p
arada, B
rasilero de S
alta C
hileno g
rand
e de Misiones
y C
hileno corren
tino
, Batav
ia d~ M
isiones y H
aban
o colorado de T
ucumán.
, L
os tabacos, ~isioneros son de
pu
ra familia p
aragu
aya,
y reu
nen
caractenstIcas no
mu
y ap
tas p
ara la m
anu
factura
de p
rod
ucto
s finos. L
as ramas co
rrentin
as, que son de
la mism
a fam
ilia misionera, son m
ás suaves y fe~entan m
ejor, ad
aptán
dose m
ás a las necesidades de la man
ufactu
ra. ~s .tabacos
s~lteños, p
or
las condiciones
del suelo
y los
procedImIentos
aplIcados desde
la selección de
las sem
illas y
dem
ás manipulaciones, d
an colores claro
s, rub
ios, que se p
restan
para la elaboración d
e cigarrillo
s y picados del tipo rubio. O
tras p
rov
incias d
eberían
im
itar la ob
ra de
los cosech
ado
res salteñ
os que, al fin, v
an bien encam
inados hacia la producción
eJe ramas arg
entin
as que, si no son idénticas a las ramas ru
bias
no
rteamerican
as, sirven
para asociarlas a
éstas en bu
enas m
a-
82 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
nu
facturas, a precio b
ajo y reg
ular. E
l tipo salteño rub
io m
ejor
se asemeja a los fam
osos Wh
ite -B
urley de No
rteamérica y es
de esperar que au
n se obtengan perfeccionam
ientos en esta pro
ducción "criolla". N
uestra opinión es que n
un
ca se producirán en la Repú
blica Arg
entin
a tabacos hab
anos, ni bahías, ni su
matras, javas,
virginias, ken
tuckys, m
acedonias ni burleys. E
n la A
rgen
tina,
con sus vastas regiones propicias p
ara el cultivo del tabaco, de
climas variados y parecidos a los países donde se producen bue
nos tabacos jamás se o
bten
drán
aquellos típicos de fama m
undial, pues la A
rgen
tina
sólo y tan
sólo producirá
los
tipos de tab
acos característicos
de su tierra, clim
a y
posición
geográfica. E
s elemental rep
etir aquello de "que cada país en el mundo
tiene sus fruto
s y cosas características" y si la Arg
entin
a produce -
y pro
du
cirá mucho tabaco -
éste será el tabaco
argen
tino y sus v
ariedades familiares y no tabacos propios y
característicos de suelos distintos y m
uy lejanos. T
odo lo que en esta m
ateria pueda hacerse, siem
pre tra
tando de log
rar tipos ex
traño
s a los n
aturales criollos, será el
saber eleg
ir la zona más ap
rop
iada p
ara determ
inad
a semilla
y luego realizar el
cultivo den
tro del
proceso agríco
la que corresponda al suelo
y la semilla y ag
regar o su
prim
ir detalles, y
a de riegos, de relab
ras, de podas, de recolección, de secadero
y fermentaciones, sacar un tab
aco "x
" que será el típico local
de talo
cual zona argen
tina. Y
perfeccionando aun
ese tipo logrado, p
or m
edio de experiencias inteligentes se alcanzará al fin
el tipo m
áximo o superio
r de talo
cual regiÓn con ta
lo cu
al sem
iiIa y procedim
iento agrícola. y
es así como en el país podrem
os obtener lo mejo
r que el país pueda d
ar en tabacos m
anufacturables. D
e esta man
era un día podrem
os osten
tar los tabacos de
tal región y de tales vegas, que serán ramas de tabaco arg
en
tino de variadas clases y calidades ap
tas para las elaboraciones
man
ufactu
reras de determinados productos y
otras m
uy
apropiadas p
ara que la indu
stria nacional pueda crear m
arcas especiales de tabacos típicos del
país al igual que han
hecho los norteam
ericanos, que crearon
muchos tipos de
picad
uras y ci-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
83
garrillo
s con sus ramas nacionales, cuando éstas alcanzaron u
n
grad
o de perfeccionam
iento y calidad que las convirtió en buen
as materias p
rimas p
ara fabricar productos especiales que hoy
tienen
gran
boga en todos los mercados del m
undo. B
usquemos,
pues, en
este país p
rod
ucir
nuestros tabacos
propios y que ellos sean refinad
os p
or un proceso agrícola exce
lente y adecuado y las m
anipulaciones de un
a técnica práctica.
y en
consecuencia abandonemos las ilusiones de p
rod
ucir tab
acos habanos y turcos, d
e igualdad y com
petencia positiva con aquellas ram
as típicas de sús suelos de origen. E
n consecuencia, anim
amos a todos los "pioneers" argenti
nos dedicados a crear nu
estra riqueza tabacalera, a persev
erar y
con tesón y confianza seg
uir luchando sin
desm
ayos h
asta que
llegue el día feliz
de la recom
pensa po
r la obtención del codiciado éxito.
y este éxito será el hallazgo de tabacos arg
en
tino
s que afirm
en n
uestra
independencia
ind
ustrial lim
itand
o
la importación de
tabacos extran
jeros que sólo deben ser em
. pleados en productos de altas calidades y precios, cuando logrem
os sustituirlos con tipos para -nuevos productos a crearse con
sus cualidades favorables.
IX
EL
M
EJO
RA
MIE
NT
O
SIS
TE
MA
TIC
O
DE
L
TA
BA
CO
Y
SU
S
CR
UZ
AM
IEN
TO
S P
AR
A
LO
GR
AR
T
IPO
S
PE
RF
EC
TO
S Y
DE
AD
AP
TA
CIO
N
El
más
gran
de
y necesario
trabajo
de los
cosecheros d.e
tabacos en todas
partes es
alcanzar el
mejoram
iento de
calIdades y los tipos m
ás adaptables a los distintos medios donde
se cultiva el tabaco. L
a fitotécnica
ha
logrado excelen
tes resultados
en esta
cuestión, pero aun
se está lejos en el cam
ino de ob
tener tabacos
de buena calidad a precios económicos.
Media en este problem
a el facto
r personal. L
a calidad es algo que se m
ide y se alcanza mediante el p
aladar y el o
lfato
! no con elem
entos mecánicos.
No
son todos los h
om
bres
dedIcados al
cultivo los que pueden m
arcar con may
or realidad la
mejor calidad y arom
a, pues existen tan diversos m
atices, que es difícil sab
er cuál es el mejo
r que deba elegirse. P
ero un buen experto, con un paladar fino y mu
y educado
en el arte de catar tabaco, puede indicar con la may
or precisión
cuál es el tipo de mejo
r arom
a y calidad.
De ah
í lo difícil de
esta cualidad hu
man
a de especificar con mayor o m
eno
r grado de ex
actitud
cuál es el tabaco de un
a zona que tiene la m
ejor
~~.
. L
ogrado este propósito, existe o
tro de
tanta im
portancIa: el del ab
aratamien
to dentro de su jerarq
uía cualitativa.
y aquí em
pieza el problema, pues aun nadie ~a?e a cien<:ia
cierta cuáles son los factores telúricos y
atmo
sfenco
s que m-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
85
fluyen en la calidad, al igual que la herencia que tiene su origen,
no sólo en la semilla y zonas de su procedencia n
atural.
Es u
n problem
a difícil el poder aqu
ilatar con precisión la calidad y aro
ma del tabaco, y
a que ello depende en gran
parte
del factor personal, de la capacidad g
ustativ
a de la persona que h
a de
fallar sobre
estos puntos,
que dependen
del p
aladar
y o
tras condiciones del sujeto
y no de procedimientos m
ecánicos·
ni químicos.
Los tabacos v
arían seg
ún
el medio, y u
na m
isma p
lanta es
distin
ta según el suelo en que se la cultive aunque éste sea vecino del o
tro en que se cosecha el tipo que se q
uiera ex
plo
tar. S
on muchos los facto
res que influyen en la calidad del tabaco com
o ser la semilla
apropiada y bien cuidada, los fertilizantes, los procedim
ientos del cultivo, los sistem
as de cu
rar y cosechar.
Con estos procedim
ientos se puede log
rar mucho en el m
ejo
ramien
to de
las calidades
por lo
cual el
cultivo del
tabaco reclam
a experiencia y buen sentido. D
e ahí lo difícil que resu
lta la soiución de estos problem
as, y hasta ah
ora lo m
ás práctico logrado es por m
edio de los cruzamientos en
tre tipos de la mejo
r calidad.
Pero
en-estos cruzam
ientos se obtienen más fácilm
ente las
calidades de estru
ctura de
los tejidos, la tex
tura, la com
bustibilidad y color de ceniza, quedando el aro
ma y calidad com
o un resultado aun debido al azar.
Con los experim
entos de selección se alcanzan más fácilm
ente m
odificaciones en el porcentaje de nicotina, grosor, precocidad en la m
aduración, tamañ
o y cantidad de las n
ervad
uras y
resistencia a las enferm
edades. E
n E
stado
s Unidos, por selec
ciones, se ha oQ
tenido el may
or porcentaje de nicotina en plan
tas que se destirra-n a la fabricación de insecticidas.
Tam
bién se log
ran
plan
tas m
uy resisten
tes a
las enferm
edades, pero
con desm
edro de
las calidades;
y lo
curioso es
que obtenida
un
a clase de
plan
ta que reun
a condiciones de
mejo
r calidad y
resistencia, si se trasp
lanta a o
tra zona pierde estas mejoras.
En
el manejo de estas selecciones h
ay que observar que el
tabaco teng
a las características necesarias y la debida calidad; co
ntin
uar todo el proceso d
e curación y procedimiento de la se
lección den
tro de las condiciones del am
biente de la zona donde
86 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
se cultiva y que se asemejen
lo más posible al lu
gar donde se
quiera cultivarlas. T
al es el procedimiento a seg
uir en todo plan de selección.
Po
r este camino m
archan
muchos buenos cultivadores am
ericanos, habiendo logrado b
astantes buenos resultados.
La técnica del cruzam
iento reclama m
ucha atención po
r sus innum
erables detalles. D
ebido a la estructu
ra de las flores y sus num
erosas semillas, esta p
lanta se p
resta favorablemente p
ara las tareas del
cruzamiento.
Cada p
lanta de
tabaco puede dar
cerca de un millón de sem
illas, lo que facilita su recolección en
frascos bien secos y tapados, donde la simien
te con
serva todo su
poder g
ermin
ativo
más
de doce
años. E
stas flores
tienen la
propiedad de autofecundación, pero puede suceder que el polen de o
tras plan
tas y razas, llevado po
r el viento y otros elem
entos, fecunde tam
bién
a las simientes guardadas, por lo cual debe ser
motivo de m
uch
a atención el cuid
ar este detalle. E
s po
r ello que el proceso de la infloración debe ser resguardado con bolsas de papel.
Las p
rimeras flores
son las que
dan las sem
illas más
fuertes, y las que se abren
más tard
e, cuando la plan
ta ha de
caído, son
men~s
vigorosas y
desarrolla,das.
La
experiencia aconseja cap
ar las cápsulas; dejando de 25 a 30, p
or inflores
cencia, se logran m
ejores sem
illas. P
or ello
hay
técnicos que
aconsejan, para o
bten
er el máxim
o de semillas de cad
a planta, d
ejar todas las cápsulas, resg
uard
and
o
en bolsas
de papel la
inflorescencia. E
n esta operación el cuidado d
e la inflo
rescencia
es m
eticuloso, pues
los insectos
y g
usanos
se com
en las
flores y cápsulas embolsadas.
Adem
ás, las semillas deben ser cernidas en u
n cedazo es
pecial, para sep
arar las más pequeñas y
todo cuerpo ex
traño
agregado.
El cruzam
iento
La técnica del cruzam
iento artificial requiere procedimien
tos delicados.
Se elige la p
lanta '11W
dre y se le qu
itan to
das las
flores ya ab
iertas, dejándole solamente las que están
a p
un
to
de abrirse, lo
que sucederá un día
después. S
u tamañ
o y
su
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
87
color rosado en los extrem
os de los pétalos que sobresalen, in
d
ican las flores que están
po
r abrirse. E
s el mom
ento del peligro de la autofecundación, que debe ev
itarse castrando las flores, esto
es extirp
and
o los ó
rgan
os m
asculinos. E
sta operación se ejecu
ta abriendo un poco la corola con un
instru
men
to afilado,
y con un
as pinzas se procede a la extirpación de las an
teras. E
s necesario esterilizar los
instru
men
tos y
las manos con alcohol
antes de to
car las flores, si se ha hecho u
na cantidad de cap
ados de distintas plantas, p
ara evitar los cruzam
ientos ind
eseables.
Tam
bién es necesario destru
ir las flores que h
ayan
ma
du
rado
prem
aturam
ente.
Nad
a más que las flores cap
adas que
deben abrirse al día siguiente son las que deben em
bolsarse. L
as y
a abiertas y las au
n cerrad
as deben ser destruídas.
Estas m
anipulaciones son muy delicadas.
Al día siguiente
de la capad
ura y cuando los
estigmas están
empapados de lí
quido pegajoso en pleno estado receptivo, se aplica el polen mas
culino a los estigm
as, p
ara cuya operación se arran
ca la flor de la p
lanta y
se restrega sobre los ó
rgan
os receptivos de la
flor capada, así el polen fecu
nd
ante se ad
hiere p
ara iniciar su
o
bra
procreadora. C
onviene arro
jar la
flor
empleada y
usar
otras p
ara las. operaciones sucesivas. U
na vez hecha la polini
zación de la flor, se marcan
las plan
tas en el pedúnculo de la florescencia,
poniéndoles un
rótulo donde consten los datos de
la variedad, individuo, parien
te masculino, etc.
Estas flores así
fecundadas artificialm
ente se vuelven
a cu
brir con
las bolsas de papel.
Es tam
bién
indispensable extirp
ar todos los botones florales
de la p
lanta 1
Mke que no se h
ayan
abierto ese día,
para que su polen no contam
ine el cruzam
iento antes de que
quede perfectam
ente fecundada la flor.
Se recom
ienda no fecu
nd
ar otr~-1ores que no se hay
an ab
ierto ese m
ismo día.
Los cruzam
ientos entre razas.y
familias afin
es produce un
a fecundación seg
ura y al v
igo
rizar las plan
tas produce semillas
fértiles. E
l polen de otras razas y especies es estéril, pero puede
llegar a fecundaciones pobres y de escasa sem
illa. E
s indispensable que, a medida que se produzcan varieda
des mejo
radas resistentes a las enferm
edades, se vay
an estable
ciendo existencias de semillas en
cuanto sea posible, que éstas, m
anejad
as po
r los cultivadores, no se mezclen y pierdan sus pro-
88 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
piedades. E
stas son medidas en
las que el E
stado
debe inter
ven
ir para aseg
urar la b
uen
a y efectiva provisión de semillas a
los agricultores. L
a herencia a la resistencia h
a adelantado bastan
te, pero
au
n hay m
ucho que
and
ar en este
sentido perfectivo
del ta
baco. In
tervien
en
mucho
s y
complejos
factores en
estos
problem
as genésicos
aun
qu
e en
Estados
Unidos,
po
r ejem
plo, Johnson
ha
log-rado algunos
éxitos en
determinados
tipos de
tabaco. E
n la E
stación
Ex
perim
ental A
grícola de Ken
tuck
y se rea
lizan trabajo
s para crear una raza de tabaco tipo W
hite B
urley,
de una modalidad de brotación m
ejorad
a, cruzando Bu
rley re
sistente al "roo
t-rot" con la v
ariedad
conocida por "on
e suck
er" -
un solo bro
te -, con el fin de red
ucir el costo de producción.
En
la Estación E
xp
erimen
tal Ag
rícola de Flo
rida se vienen
realizando constan
tes estudios y trabajo
s prácticos para inves
tigar las
cualidades d
etermin
antes
de la
resistencia de
la en
fermedad
llamad
a "blacm
-"hn
k";
lo m
ismo
se estu
dia
la herencia en el
tamañ
o y núm
ero de las hojas de las plan
tas y la cantidad de facto
res que encierra to
da resistencia a
las enferm
edades. M
ucho ha p
rog
resadú
€sta labor defensiva del tabaco
y en la W
est Virg
inia A
gricultural se adelantó m
ucho para la defen
sa co
ntra la plaga de la T
hielavia basícola. Igualm
ente en la C
onnecti cu
t Ag
ricultu
ral E
xp
erimen
t Station, en
el B
ureau
of P
lant
Industry
, se están haciendo experim
ento:; mu
y buenos p
ara la aclim
atación de u
na v
ariedad
hab
ana en el
Valle de
Connecti
cut. Se trata de lo
grar un p
ar de razas hab
anas que satisfag
an
las necesidades de los ag
riculto
res y man
ufactu
reros, am
én de
que estas razas se vean
libres del terrib
le "roo
t-rot" y dén ren
dim
iento y calidad habanos.
La o
bra m
agn
a qu
e realiza el Ministerio de A
gricu
ltura
po
r su D
ivisión de la Producción T
abacalera
Hace y
a muchos años que la D
ivisión Tab
acalera del Mi
nisterio de Ag
ricultu
ra de la N
ación realiza trabajo
s con
stan-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
89
tes y sistemáticos p
ara log
rar el mejo
ramien
to de calidades
de .
, resIsten
cias y de producción del tabaco argen
tino
. .
Esta dependencia técn
ica trajo de E
stado
s Unidos especia
listas que, si bien trabajaro
n CO
n empeño, creem
os que, aparte
de sus m
éritos técnicos, estu
viero
n desorientados, razón p
or la
cual fuero
n elim
inados para ser reem
plazados po
r nu
estros in
gen
ieros agrónom
os, que, tras ímprobos trab
ajos y experim
entos, h
an logrado u
na m
ejor dirección de los problem
as tabaca
leros en el
orde." agrícola. Y
hem
os de decir la v
erdad
: que
no siemp
re el Gobierno h
a prestado todo su
valioso apoyo a estos "p
ion
eers" oficiales de la riqueza tabacalera, los cuales han
de
bido pro
segu
ir su ardu
a labo
r po
r el propio entusiasmo de reali
zar bu
ena o
bra nacionalista contribuyendo al engrandecim
iento de n
uestras fuentes n
aturales de riqueza agríco
la. L
a División de la P
rod
ucción T
abacalera h
a formado esta
ciones experimentales tab
acaleras que son la base real de todo m
ejoramiento.
Tam
bién laboratorios de fitología, para realizar
ensayos comparativos de las variedades y donde se estu
dian
las m
ejores m
ezclas de fertilizantes y los rem
edios para cu
rar las p
lagas del tabaco. E
stas estaciones se hallan distribu
ídas en S
alta, Chicoana,
Cerro
Azul,
en Misiones,
Goya,
Corrientes, V
illa Alberdi,
Tu
cum
án, Perico, en Ju
juy
y Villa D
olores, C
órdoba. D
ispone de un
cuerpo de
25 in
structo
res, todos
técnicos, p
ara la enseñanza
del veguero,
darle
las sem
illas ap
rop
iadas
g-ratuitamel1te
y enseñarle
a co
mb
atir las plagas
tabacaleras.
Adem
ás, se cuen
ta con un cuerpo de 180 corresponsales "ad-honorem
", que comunican todos
los dato
s estadísticos y
la m
archa
de las
labores del
tabaco. E
stos corresponsales
son expertos
vegueros en to
das las zonas.
La sección económ
ica se basa en los info
rmes de los in
struc
tores y
los 180 co
rresponsales
honorarios, que
dan
cuen
ta de
los datos
sob
re acopiadores y
comerciantes,
para
realizar los
costos de la producción, los pronósticos y
cálculos de cosechas
y áreas de las plantaciones; estadísticas de imp
ortació
n y con
sumo. B
ajo los
impulsos de
estos esfuerzos organizados
po
r los
amigos del tabaco, y m
ediante la buena voluntad de los indus-
90 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
triales en general se han
obtenido notables mejoras en calidades
y tipos industriales sin ab
aratamien
tos y
a que en realidad nuestro
s tabacos anterio
res de baja categoría, al m
ejorar h
an im
plicado aum
entos de costo. E
s así como en el año 1939, según
datos oficiales, la producción del tab
aco nacional dió
la suma
de 10.692.000 pesos m/n.
El tabaco argentino p
rog
resa y
se alcanzarán sin duda verdaderos éxitos fijando tipos y calidades que p
restarán g
ran concurso a n
uestra industria rn
anu
facturera
y buenas l"entas a la8
ar~as
del Estado.
Es por esta im
portancia que adquiere nuestro taóaco que
el Estado acaba de crear el C
onsejo Nacional de T
abaco, institución que h
a de prestar buenos serv
icios, no sólo a las mejoras
de la producción, sino a la defensa de esta riqueza fab
ril y agrí
cola. E
specialmente,
el E
stado
debe
hacer verdaderos
es:ruerzos p
ara impedir o am
ino
rar el contrabando del tabaco, que es una g
ran p
laga cuyos perjuicios son enorm
es y constantes, dado su viejo desarrollo y com
plejidad de los intereses ereados.
x
LO
QU
E R
EC
LA
MA
EL
FO
ME
NT
O Y
PR
OT
EC
CIO
N D
E L
A
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L, P
AR
A
SU
DE
SA
RR
OL
LO
DE
CA
LID
AD
ES
Y C
AN
TID
AD
ES
La p
rensa nacional, los cosecheros e
industriales,
en mu
chas ocasiones h
an llam
ado la atención del Superior G
obierno, sobre las dificultades y decadencia del cultivo del tabaco en la A
rgen
tina causadas por la falta total de verdaderos estím
ulos y . si p
or con
stantes dificultades y hasta persecuciones realizadas p
or las leyes y reglam
entaciones inadecuadas, que desanimaron
y alejaro
n a
muchos colonos que
perdieron su tiempo y
capitales en las actividades tabacaleras.
En
esta materia se h
a teorizado m
ucho, se han
escrito m
uchos folletos m
inisteriales, se
han
traído
técnicos americano
s y todo ello no ha 8ido e.ún más
que ruido alrededor de un asunto que siem
pre reclam
ó hechos concretos.
Hay
un país europeo que no tuvo en su suelo jam
ás un
a p
lanta de tabaco y que u
n buen día se propuso ser un p
aís tabacalero de p
rimera clase y lo h
a logrado ampliam
ente en sólo
unos quince años. E
se país es Italia.
El gobierno italiano era fu
erte contribuyente de compras
de ramas ~ m
anu
facturas de tabaco ex
tranjero
y ahora, con sólo tres lu
strml. ¡;¡e abastecp. a sí m
isma y exporta ap·leciables
cantidades de
sus ram
as y
productos m
anufacturados.
El m
ilagro se h
a producido mediante la
creación de
' un
a institución nacional del tabaco, cuyo o
rgan
ismo h
a llenado satisfacto
riamep
te su cometido.
El estado italiano ayudó resueltam
ente a los
agricultores
92 .T
UA
N
DO
ME
NE
CH
tabacaleros en tod
as las form
as p
rácticas que hicieron germ
ina'r esa potente in
du
stria actual. T
ierras apro
piad
as dad
as en buenas condiciones de
arriend
o y
segu
ridad
con
tra con
trastes adversos.
Com
pras de las ramas a
precios de aceptable rendim
iento. E
stímulos p
or prem
ios de honor y en dinero.
Pro
pa
gan
da inteligente, funcionarios dedicados a la m
ayo
r eficiencia de sus obligaciones
de ayu
dad
ores de los tab
aqu
eros del
país. E
xposiciones con
tinu
as de productos elaborados y agrícolas con notables
estímulos
personales, crédito
s y
tod
a clase de
ayu
da
sana al ag
riculto
r y el resultado ha sido adm
irable. Italia tien
e hoy una g
ran indu!':tria y u
na ag
ricultu
ra tabaq
uera m
agnifica. N
uestro Su
perio
r Gobierno p
od
ría crear un org
anism
o si
milar adaptado a n
uestra m
odalidad. E
ste institu
to o d
eparta
mento p
od
ría estru
cturarse d
entro
del
bosquejo que
vamos
a trazar so
meram
ente:
Dar tierras ap
rop
iadas p
ara el cultivo tabacalero, en arrien
do liberal
y libres
de g
ravám
enes y
gabelas, tempo
ra'ria men te.
Dis tribución de sem
illas apro
piad
as para cad
a zona y otras
para experim
entaciones indispensables hoy .
Creación del d
epartam
ento
nacional de clasificaciones. O
rganism
o :f'Jndamental p
ara el contralor de tipos, cali
dades y procedencias. C
reación de secaderos
adju
nto
s a los
locales de clasifica
p.iones-y en los depó
sitos oficiales dp. las zonas de cul
tivo, perm
itiendo el secadero p
articular,
pero
fiscalizado, en
aquellas regio
nes de
ensayos o de iniciación
de cultivos que no h
ayan
adquirido el
rang
o de
producción que reclam
e el establecimiento de aquellos o
rg
anism
os oficiales.
En
los lu
gares donde funcionen los
secaderos y depósitos
oficiales, deben instalarse oficinas técnicas subordina
das al dep
artamen
to de clasificaciones.
Estas oficinas
técnicas ten
drán
escuelas
y cam
pos de
exp
erimen
taClOno
Tam
bién pueden
ejercer laR
inspecciones
locales y llevar la estad
ística de los cultivos p
or zonas
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
93
a los
fines de
prem
iar a los
mejores
cosecheros en
razón de calidad y can
tidad
anual. C
reación de cooperativas agrícolas tabacaleras. C
reación del "warran
t", garan
tizado
po
r la producción colectiva y de cooperativas, fiscalizadas p
or certificad
os
del dep
artamen
to de clasificación.
Institu
ción
de prim
as a los colonos que más se destaquen en
sus labores in
corp
oran
do
mejo
ras en sus procedimien
tos de cultivo y
definición de clase!'l m
ás típicas y de superiores calidades, p
ara las exigencias de la industria m
anu
facturera.
Reb
ajas de fletes p
ara los productos
de la cosecha
taba
calera. E
vitar las caídas de precios p
or com
petencia desleal. P
ara
el efecto el E
stado
puede prestar su ayuda tom
ando a su
cargo partid
as que puede en
viar por exportación,
especialmente cuando quedan
saldos que
puedan per
turb
ar lfl, normalidad del m
ercado. E
xp
osiciones periódicas de productos tabacaleros del país,
con premios en
efectivo y honoríficos, p
ara los agricu
lto
res nacionales. C
reación de becas para los agrónom
os especializados, que
deben adq
uirir perfeccionam
ientos y especialidades en
los países donde se cultivan y elabo
ran los m
ejores ta
bacos, com
o ser
en C
uba, E
stado
s U
nidos, T
urq
uía,
Su
matra y otros.
Persecución
del co
ntrab
and
o
que p
erturb
a la vid
a econó
mica
de esto
s grem
ios. evitando
toda producción
de tabaco sin fiscalización,
cuyas ramas puedan circu
lar abaS
t8Ciendo m
anu
facturas clandestinas o frau
du
lentas.
Los colonos tab
acaleros deben sen
tir en la acción del Estad
o
un trato p
rotecto
r que los amp
are y estimule, ev
itán
dose que el con
tralor fiscal sea u
na inquisición tem
ida
y disolvente.
XI
OR
IGE
NE
S
y P
RIM
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T
IEM
PO
S
DE
L
A
IND
US
TR
IA
CIG
AR
RE
RA
A
RG
EN
TIN
A
Nuestra indu
stria cigarrera nació allá en los
tiempos
coloniales, cuando au
n el consum
o del tabaco era mu
y restrin
gid
o
po
r su falta de difusión y su precio.
El consum
o de tabaco
se inició en el Plata g
astánd
ose los
rapés españoles y cubanos y fu
man
do
cigarro
s de un
a elaboración prim
itiva. D
uran
te la época colonial las au
torid
ades españolas obte
nían
ya u
na m
odesta renta fiscal del ren
gló
n de tabacos y de
naipes. S
omo los jesu
ítas hab
ían plantado tab
aco en el P
aragu
ay y
Misiones, llegaban a B
uenos Aires alg
un
as ramas de m
uy
mala
calidad que no ob
stante'se g
astaban
en hacer m
alos rapés y peores cig
arros y se p
icaban
ramas p
ara el consumo en
pipas que se em
pezaban a gen
eralizar. E
n la P
rov
eedu
ría de Sevilla y en los arch
ivo
s nacionales, se en
cuen
tra la descripción de
este comercio controlado desde
Sevilla y que en B
uenos Aires percibía las ren
tas fiscales la "Real
Hacien
da".
Po
r estas documentaciones es ve cóm
o en esta Ca
pital y o
tras ciudades del in
terior se consum
ían gran
des p
artid
as de rapé. C
onocemos un envío de 3
6.0
00
libras de tab
aco
en polvo
(rapé),
enviadas desde
Sevilla a
. Buenos A
ires, p
or
la fragata española "M
atamoro
s". E
l imp
orte de esta p
artida
era d') 1
.49
8.5
48
reales d2 vellón.
Venía a carg
o del preciado ar
tículo el seño
r don Juan
José S
eruti, p
ara vig
ilar tan g
ran car
gamento, pues h
abía q
uejas del com
ercio de que en otros ante-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
95
riores envíos de rap
é éste tenía m
alas condiciones para el con
sumo.
Y que según el :n
form
e respectivo dado en Sevilla, esa;;
malas condiciones se debían al m
al almacenam
iento de tan
delicad
a mercadería.
Desp
ués de
la Ind
epen
den
cia y roto
s los
vínculos com
erciales con la m
etrópoli, surg
ió lo que puede llam
arse la ind
ustria
del tabaco nacional, que se ab
astecía de compras de
materias
prim
as en Esp
aña, C
uba, Misiones, C
orrientes, Parag
uay
y Tu
cumán. A
com
ienzos del siglo
XIX
, ya se
decretaron disposiciones
pa'ra
reprim
ir el con
traban
do
de tabaco
s po
r las fron
teras del B
rasil. E
l con
traban
do
es po
r lo visto un
a ind
ustria tan
lucra
tiva com
o vieja en los anales tab
acaleros del P
lata. E
l año 1778 se da un
a Real O
rden, el 16 de mayo, reen
carg
and
o la fáb
rica de tabaco neg
ro torcido en el P
aragu
ay, ig
ual
al Brasil. 1
78
0: R
eal Decreto previniendo que se auxilie al señ
or D
irecto
r de Tabaco
s para que p
ued
a pro
veer las adm
inistraciones de E
spañ
a a lo menos con 2
.00
0.0
00
de libras de tab
aco n
egro
del P
aragu
ay, trab
ajado
a imitación del B
rasil y que se dirijan
1
2.0
00
libras d~ tabaco en h
oja de aquella provincia a
Sevilla.
17
81
: Se acu
sa recibo de un
a representación del seño
r Di
rector de T
abacos para que pueda p
rov
eer las administraciones
de Esp
aña con tabacos negro
s parag
uay
os torcidos a
semejan
za del B
rasil, para el su
min
istro del R
eino de Esp
aña.
1784, abril 2
1: S
e fij an precios a los tabacos.
Se señ
ala a los "polvos de S
evilla" el precio de 5 pesos por may
or y 7 p
or
men
or; al tipo hechizo, 3 pesos p
or m
ayo
r y 4 p
or m
eno
r; al de la H
aba~pesos 4 p
or m
ayo
r y 6 po
r men
or; al tab
aco en
ram
a del Parag
uay
, pesos 3 po
r libra.
Previénese asim
ismo se
den
8 cigarro
s puros po
r medio real y de los de papel -
ciga
rrillos -
, 16 en lu
gar de los 6 y
12 que se dab
an an
tes y que
sean uniform
es estos precios en todo el Virrein
ato.
17
86
: Se ap
rueb
a el n
om
bram
iento
de José Marian
o M
orey
ra, para reconocedor de tabacos d
e la factoría del P
aragu
ay, .
con la asignación de cinco reales diarios. 1
78
9: S
e ord
ena la extinción de la fabricación de tab
acos
96 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
neg
ros en el P
aragu
ay, p
or ser in
adap
tables al consum
o de Es
pañ
a. 1789 : S
e previene po
r la Real H
acienda, hab
er dado ord
en
a C
ataluñ
a para el
envío a
Buenos
Aires
de 500
balones de
papel para los consum
os de las fábricas de cig
arros.
17
91
: Se ap
rueb
a lo solicitado por el Directo
r de las nu
evas
labo
res, don Ram
ón de Orom
í, sob
re que se le perm
ita fabricar
tabaco
rapé con porción del de ram
a existen
te en los alm
acenes. 1792 a
1797: Se ex
pid
en órdenes desde la R
eal Hacien
da,
para aten
der la d
eman
da de rap
és y tabaco
s en g
eneral, en
el com
ercio entre la m
etróp
oli y las p
rov
incias del V
irreinato
. D
esde esa fecha h
asta H~05,
existe u
na g
ran can
tidad
de disposiciones,
decretos y
med
idas
adm
inistrativ
as sobre la di
rección de
este negocio
del cu
al el
Estado
ob
tenía
bastan
tes ren
tas po
r su creciente desarrollo. D
espués de la in
dep
end
encia nacional, la in
du
stria tabaca
lera continuó desenvolviéndose d
entro
de los medio
s restring
ido
s del
consumo y
de lo
rud
imen
tario de
su técn
ica fabril.
En
el período que med
ia entre 1810 a
la caída de
Rosas,
los tab
acos
elaborados, rap
és, picados,
cigarro
s y
cuerda, se
ven
dían
en los alm
acenes y pulperías. L
os cro
nistas de la época
recuerd
an
los fam
osos lu
gares
donde se
exp
end
ian
estos ta
bacos qu
e eran los alm
acenes p
rincip
ales de "E
l Po
ste blanco", alm
acén de
Gim
énez Y
de S
áñchez, alm
acén
"Del
Rey"
y de
Villarino.
Ex
istía el g
remio
de picadores
de tab
aco
que ejer
cían de p
reparad
ores, cad
a cual con su "cartillita" y que m
an
ejand
o hábilm
ente la eno
rme cuchilla de m
edia lu
na so
bre u
na
rud
a mesa de quebracho
, hacían
las picad
uras al
gu
sto de las
clientelas del almacén.
Jun
tamen
te con el picad
or ex
istía tamb
ién el cig
arrero q
ue
iba al alm
acén a arm
ar sus cig
arrillos de
pap
el de hilo, para
que a
la vista del
dueño de
casa y de los
clientes no pu
diera
existir engaño.
Cada
almacen
ero so
stenía la bondad iniguala
ble de
sus
productos, lo
que se
log
raba
med
iante
su b
uen
a
calidad. M
uchos cigarreros trabajab
an en sus p
rop
ias casas y man
-ten
ían clientelas que les
perm
itían u
na jo
rnad
a bien
remu
ne-
rada.
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
97
Esta in
du
stria prim
igen
ia no con
taba con la "réclam
e" mo
dern
a de letreros lum
inosos, gran
des publicaciones periodísticas,
vales po
r casas y automóviles, so
rteos de fo
rtun
as, caballos de
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s entero
s loteados. L
os cigarrillos se ven
dían
en
ru
edas
las que
se atab
an
con hilo
acarret<.'
y can
tidad
es d
e cigarrillo
s que se desp
achab
an en
paq
uetes de v
ulg
ar pap
el conteniendo de
16 a 20
qu
e v
alían
un
m
edio de p
lata y m
ás tard
e un peso papel. T
amb
ién
se v
end
ían
cigarrillo
s llam
ados h
amb
urg
ueses,
virg
inio
s, p
aragu
ayo
s y
corren
tino
s, p
ero
lo que
más
se fu
m
aba eran
cigarro
s criollos, llamad
os "d
el país" elaborados con
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s del Parag
uay
, Co
rrientes y
Tu
cum
án.
En
esta ind
ustria la m
ay<Yría de los obreros eran
mu
jeres q
ue trab
ajaban
en
sus
casas form
and
o
pequeños talleres
con su
s hijas o h
ijos y alg
ún
ob
rero que trab
ajaba a
destajo
. C
ada
uno de
estos m
inúsculos talleres
tenía
sus clientes
almacen
eros (que no ten
ían lu
gar p
ara tener obreros a la v
ista) y sem
analm
ente se llevaba al alm
acén la o
bra cobrando p
arte en
trueq
ue de com
estibles y beb
idas y p
arte en efectivo y siem
p
re en co
ntin
ua d
ispu
ta entre el tacañ
o am
o del alm
acén y la b
uen
a cigarr.era que le p
rov
eía de su
s cigarro
s y cigarrillos. '-
Poco a poco los o
brero
s fuero
n d
esalojan
do
a las ob
reras y los artefacto
s y máq
uin
as acabaro
n p
or ex
termin
ar a esa grey
fem
enin
a tabacalera, que era un resab
io d
e las épocas coloniales. A
medida que p
rog
resó la g
ran u
rbe p
orteñ
a fuero
n ap
areciendo las
cigarrerías
donde se p
olarizó
la
ven
ta de
tabacos sueltos y elaborados y
dem
ás artículo
s de fum
ado
r. A
un
se
recuerdaJ.l las an
tigu
as cig
arrerías d
e "L
a C
ated
ral", "La ~ N
om
bre", "L
a Po
pu
lar", "La P
rov
eedo
ra", "La
Balan
za", "La H
ija del To
ro", "E
l To
ro", "E
l Colegio" y o
tras m
ás, que fuero
n fam
osas y casi ab
arcaban
la may
oría del con
sum
o con sus acred
itado
s pro
du
ctos y m
arcas de cigarrillos. C
on la aparició
n de las m
áqu
inas de p
icar que producían en
tonces hasta 100 k
ilog
ramo
s de heb
ras y picad
uras; las m
áqu
Inas
de hacer cigarrillos, los to
rrefactores y o
tros artefacto
s, la fabricación de estos p
rod
ucto
s inició su con
tinu
o p
rog
reso h
asta satisfacer la m
ayo
ría de la d
eman
da in
terna con cigarrillos, cig
arros
y picad
uras que no en
vid
ian a la producción ex
tranjera a la que
po
r lo gen
eral ha su
perad
o en su
s calidad
es y bei"la presentación. .
.
XII
LA
F
AM
ILIA
T
AB
AC
AL
ER
A
AR
GE
NT
INA
Los trab
ajado
res del tabaco --S
u in
du
stria y su
comercio
Los que sólo tip.nen el sim
ple placer de fum
ar un cigarrillo con sólo pedir su m
arca predilecta en cualquier cigarrería halla
da a su paso, ignoran que p
ara que esa insignificante operación se realice se requiere to
da u
na enorm
e Y com
plicada organización
que ocupa
un g
ran
ejército con
stituído d
uran
te m
uchos años y que obra con su
ma precisión cual si fuese una m
áquina h
um
ana obediente a u
na férrea dirección que en verdad existe
en el im
perativo económico que rige toda actividad m
ercantil. E
n la ciudad de B
uenos Aires existen en la actualidad no
meno
s de
6.0
00
pequeños cigarreros detallistas
y adem
ás en
30.000 alm
acenes, "b
ares", confiterías,
ho
teles, restau
rantes,
quioscos, canasteros am
bulantes y despensas, se expenden al detalle los cigarrillos, cig
arros y dem
ás artículos de fum
ar. E
sta enorme cantidad de m
inoristas son diariam
ente servidos
en su abastecim
iento por los gremios de repartidores
Y
depósitos cigarreros m
ayo
ristas. L
os depósitos son aproximadam
ente 200 comercios que ad
quieren p
or m
ayor en las diversas fáb
ricas su
s productos los que a su vez son di stribuídos en todo el radio d
e la Capital p
or
el gremio de repartidores, los que, en cam
iones, pequeños carros, triciclo
s, bicicletas y a pie, reparten
la masa to
tal del consum
o diario del g
ran m
ercado. L
os repartidores sum
an hoy m
ás dE 500 pequeños com
er-cian
tes que en gran
may
oría se proveen en los depósitos; otros
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
99
directamente en las fábricas y m
uchos son simples dependientes
de sus colegas y de los dichos mayoristas, los que a su vez tien
en
t~m?ién repartos propios.
No m
enos d~ 800 vehículos trab
ajan
dIarIamente en esta función d
istribu
tiva que abarca
en todo el am
plio perímetro de la C
apital, cuan
ta casa de com~rcio vende al detalle artículos de cig
arrería. L
os depósitos son comercios que p
or lo reg
ular tienen varios
e~pleados p
ara atend
er su ven
ta detallista y el despacho de la clIentela por m
ayor o repartos, o los propios repartos de la casa. L
a actividad que despliegan estos gremios es m
uy gran
de
y tesonera, puesto que la gran
may
oría de los com
erciantes detalli stas
adquiere a
diario su abastecim
iento de la diversidad
de ,marcas de
cigarrillos, cigarros,
papeles, fósforos y
demás
arbcu~os. del ~amo.
Y dada esta m
odalidad porteña es que nuestro
publIco
puede en
con
trar en
el m
ejor
estado de
frescura
esta mercadería que de esta m
anera g
uard
a sus mejores v
irtud
es de calidad y
buen cuidado. N
o meno
s de 2.0
00
familias viven en
el radio de la Capital
Fed
eral de la dia'ria distribución a los 36
.00
0 detallistas d
e cig
arrería. U
nos y
otros constituyen
un
a g
rey
aproximada
a 4
0.0
00
personas que atienden la dem
and
a pública de. cigarrillos. O~henta m
il brazos que se mueven en constante servicio del pú
blIco fumador que donde quiera en
cuen
tra su marca fav
orita
cada m
omento sin
la men
or dificultad.
Si desde la C
apital avanzamos h
acia el interior de la R
epública hallam
os la formación de esa m
isma cadena com
ercial al s:rv
icio del fumador.
La v
asta zona sub
urb
ana que rodea la
C.~pItal d~de L
a Plata h
asta el Tig
re, con su inmen
sa poblaClO
n y num~roso com
ercio está atend
ida por el m
ismo
sistema
de depósitos, reparto
s y minoristas, que com
o hormigas llevan a
todas partes el cigarrillo fresco de cada día.
Y luego
, en el interio
r del país, en las provincias y territo
rios nacionales .conti
nú
a la cadena distribuidora' de cigarrillos y tabacos, que abarca
desde los confines del Chaco y Ju
juy
hasta T
ierra del Fuego.
En
toda la República h
ay unos 1
00
.00
0 com
ercios minoris
tas de cigarrillos que son provistos igualmente que en
la Ca
pital por m
ayoristas y repartidores.
100 lU
AN
D
OM
EN
EC
H
Más d
e 10
0.0
00
perso
nas viven del com
ercio del tabaco
en
nu
estro país
Un
análisis de los g
remio
s trabajad
ores del tab
aco nos ofre
ce las sigu
ientes cifras
que v
an au
men
tand
o v
egetativ
amen
te cad
a año
a razó
n de u
n 1
0 ro.
Distrib
uid
ores m
ayoris,tas y min
oristas en to
das su
s d
iversas funciones
(capital e in
terior)
........ .
Obreros
de la ind
ustria fab
ril .....
.....
....... .
Em
plead
os en
gen
eral .....
......
.......
.....
.. . P
rop
ietarios de fáb
ricas y man
ufactu
ras de cigarro
s y
cigarrillo
s ......
.......
.............
...... .
Colonos
y peones
de la
in
du
stria ag
rícola
en las
zonas tabacaleras del D
aís ..
.........
........ .
Com
erciantes de tabaco, con
sign
atarios y em
pleados
To
tal
...
100.000 10.500 3.000
1.500
60.000 500
175.500
Si se calcula que cad
a perso
na que tra
baja
en el comercio,
la ind
ustria y la ag
ricultu
ra es un
sostén de fam
ilia y si ésta
se cuen
ta estadísticam
ente en cu
atro p
ersonas, pu
ede aseg
urarse
sin m
ayo
r error que
actualm
ente viven
de las
ind
ustrias
del tab
aco en
la Arg
entin
a no
menos de 680
.000 personas.
Los sueldos y salaT
ios pag
ado
s du
rante el añ
o 1939 en es
tas fábricas alcanzaron a la su
ma de $ 11.914.000. E
l valor de las m
aterias prim
as emp
leadas en la elaboración d
e ese año
se elevó a la can
tidad
de $ 44.627.000. De dicha alta sum
a corresponden al v
alor del tab
aco em
pleado $ 34.542.000, siendo el valo
r del papel p
ara cigarrillo
s de $ 10.085.000. E
l valo
r del tabaco nacio
nal em
pleado fué de $ 10.692.000
Y el del tab
aco im
po
rtado
de la Hab
ana, B
rasil y o
tras procedencias alcanzó a $ 23.850.000.
El costo de los lu
brican
tes y com
bustibles
consum
idos en
las máq
uin
as y m
otores, ho
rno
s y
calderas alcanzó en
el añ
o
$ 256.000. E
l valor del su
min
istro de en
ergía eléctrica lleg
ó a $ 162.000.
La
ind
ustria
fabril
tabacalera
adem
ás o
frece un
amplio
campo de trab
ajo a v
arias otras actividades in
du
striales con ella vinculadas, cual son las lito
grafías e im
pren
tas que deben elab
orar m
ás de 900.000.000 de etiqu
etas anu
ales; muchos m
illones de
envases y "affich
es" y
dem
ás m
aterial de
presentación
y
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
101
pro
pag
and
a; aserradero
s, carton
erías, papelerías, acarreos, fe
rrocarriles, etc.
El crecim
iento de esta ind
ustria está llam
ado a u
n p
orv
en
ir óptimo, con m
arcado
s beneficios gen
erales para la riq
ueza
estatal y
priv
ada,
siemp
re que
el E
stado
no
continúe ex
pri
miendo
desconsiderad
amen
te con
el to
rniq
uete
fiscal que,
en
nu
estro
país, alcan
za los
límites
disolventes del
prohibicion
ismo
... E
l régimen de im
puestos intern
os, copiado de los
Estad
os
Unidos, es el sistem
a más notable y proficuo ideado p
ara grav
ar y
fiscalizar t!~9.
ind
ustria com
o la del :ab
aco o alcoholes,
dejan
do
plena libertad
de acción y d
e iniciativ
as a los particu
lares, con la en
orm
e ven
taja para el
Estad
o de que la ad
min
istració
n, la econom
ía, la dirección y las pérd
idas co
rren p
or cuen
ta del in
du
strial del cual el Estad
o es condueño y retira u
n alto
p
orcen
taje orig
inad
o no p
or las utilidades, sino p
or la v
enta d
e la producción. T
odo es para el fisco y p
ara
el ind
ustrial es tan
sólo u
na p
arte mín
ima d
e las u
tilidad
es cuando éstas se p
ro
ducen .. '. P
ero si, com
o acontece en la Arg
entin
a, los im
pu
estos al
tabaco
alc3;nzan a
un
a absorción tan g
rand
e que sólo d
eja al in
du
strial un
mín
imu
n de utilidad, tan
débil que con
stituy
e un
a co
ntin
ua am
enaza de d
errum
be de su
in'du
stria, el Estad
o o
bra
en flag
rante contradicción con las n
orm
a8 elem
entales de la bue
na política económ
ica de la N ación.
Se p
od
ría argü
ir que el estanco sería un
a solución ante esta
obsesión impositiva, p
ero los estan
cos n
un
ca po
drán
dar el re
sultad
o del
régim
en lib
re de im
pu
estos internos. L
os estan
cos
actuales s
~ se p
restan a "estan
car" estas riquezas en desm
edro
del fisco, del pueblo consum
idor y del cap
ital privado. Los es
tanco
s español, italiano
y francés no p
ued
en ig
ualarse 'a
la in
du
stria libre de los Estad
os U
nidos, Ing
laterra, Alem
ania y de
más países tabacaleros.
Italia y Esp
aña ¿ qué productos tien
en en el m
ercado univ
ersal tabacalero
? Mien
tras tanto
los Estad
os U
nidos, Ing
laterra
y Alem
ania son gran
des proveedores de infinidad de tab
acos
elaborados que gozan de fama m
undial. Este arg
um
ento
real es el
más
elocuente co
ntra
el rég
imen
del m
onopolio estatal
del tabaco.
XIII
AN
AL
ISIS
DE
NU
ES
TR
A IN
DU
ST
RIA
FA
BR
IL C
IGA
RR
ER
A
Tom
amos com
O base de este análisis el bienio 1936 -
1937, de cuyo período adm
inistrativo tenemos datos oficiales expues
tos en la Rev
ista de Impuestos In
ternos. L
os tabacos en h
oja cosechados en el país en ese período
alcanzaron a las siguientes cifras:
Salta
..........
........
....
2.3
27
.22
2 kilos
Tucumá~
............
...... 3
3.1
19
M
isiones..
.......
.......... 3
.885.4
38
C
orrien
tes .....
.....
.......
5.3
95
.10
5
To
tal .. ,
11
.67
3.4
41
kilos
Tabacos de
hoja imp
ortad
os:
Hab
ano
.............
...... . B
rasileñO
..........
......
. . N
orteanlericano .....
...... . V
arios Jaíses
.............
. .
To
tal
642.269 kilos 3
.31
6.0
00
331
.40
4
431.9
65
"
5.2
90
.88
3 kilos
Total
de tabacos
nacionales y
extran
j eros em
pleados en
las elaboraciones de
la in
du
stria arg
entin
a: 16.964.324
kilogram
os. Masa to1al
empleada, pues no hubo
sob
rantes de ta-
baco en ese año. E
l negocio industrial Y del ram
o tabacalero en 1936 -
1937 fué el sig
uien
te:
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
103
l1ercaderias elaboradas
Tab
acos elaborados
.......
........... .
Tab
aco en
manojos
.........
......... . C
igarrillo
s ......
........
........... . C
igarro
s .............
...........
.... .
Paq
uetes de dos o m
ás cigarro
s ..
..... . T
abaco
s envasados en tarro
s ......
... . T
abaco
empaquetado
(rapé)
......... .
Imp
uesto fiscal
Ven
ta prod-uc.
m$n.
m$n.
7.876.254,72 448.689,60
82
.99
4.3
65
,36
S .126
.547,61 4
.70
6.4
68
,96
874.437,50
6.403,20
14
.94
7.0
79
,-8
41
.29
3,-
16
9.8
82'.3
24
,-9
.24
8.5
87
,65
1
3.7
72
.28
9,0
1
1.5
73
.98
7,5
0
12
.00
6,-
Totales
... 100.033.166,95
21
0.2
77
.57
6,1
6
Las
diversas fáb
ricas nacionales
elaboraron en
1937 la
eno
rme cifra de 8
99
.77
2.0
27
atados de cigarrillos, desde $ 0,10 h
asta $ 1,70 cada atado. L
a importación de cigarrillos ex
tranjero
s fué de 6.778.697 atados,
cuyos im
puestos internos
alcanzaron a
$ 2.801.004,94
Y el v
alor com
ercial de su ven
ta fué de $ 5.464.378,30 m/n.
Los cigarros de elaboración llam
ada "n
o habanos" alcan
zaron
a 553~115 unidades, cuyos im
puestos fueron $ 210.187,30 Y
su valor com
ercial $ 48
8.0
80
.-. S
e elaboraron 1.074.810 cigarro
s "no habanos" que pag
aron
im
puestos internos po
r valor de $ 74.468,15 Y su valor com
ercial fué de $ 140.977,50 m
oneda nacional. L
a elaboración de cigarro
s del tipo
"toscano" alcanzó a la su
ma de las siguientes unidades:
70.370.000; la masa de esta
producción e importación de cu
atro distintos precios p
rod
ujo
a los im
puestos internos nacionales $ 2.456.602,46 Y su valor co
mercial fué de $ 7.349.083,80 m
oneda nacional. P
ara
~ener u
na visión p
ano
rámica de la total producción
y consumo de tabacos elaborados en la A
rgen
tina vam
os a pre
sentar el cuadro de su m
ovimiento expresados p
or unidades, y
a sean
cigarrillos, cigarros, envases y tarro
s:
Elaboración -
importación 1
93
6 -19
37
Cig
arrillos nacionales
.........
........
.. . C
igarrillo
s im
po
rtado
s ....
.......
...... . C
igarro
s h
aban
os
.......
......
......... . C
igarro
s toscanos ...
....
.........
...... .
Cig
arros
no toscanos
emp
aqu
etado
s ..
... .
Unidades
8.9
97
.72
0.2
70
67.786
.970 553.115
70
.37
0.0
00
93.774
.650
104 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
Cig
arros to
scano
s imp
ortad
os
.......
.... .
Cig
arros
toscanos sim
ilares
italiano
s .... .
Cig
arros no toscanos
........
........... .
Tabacos picados em
paquetados .....
..... .
Tarro
s de tabaco
s ...... " ...
.......
..... .
Total
...
28.111.700 14.605
.000 16.205.280 31.470.280
699.500
9.3
21
. 296.765
La cifra es astro
nó
mica: nueve m
il trescientos vein
tiún
mi
llones doscientos noventa y seis mil setecientos sesen
ta y cinco unidades, fab
ricadas y consum
idas en un solo año
po
r nu
estra población total. Incluim
os como fab
ricadas en el p
aís a los efectos de esta visión general a los relativam
ente pocos productos de la im
portación. y
esta potencialidad productiva
y este am
plio campo
de consum
o nacional se ha realizado en m
edio de gran
des dificul
tades impuestas p
or u
na lel5islación que d
uran
te cuaren
ta y ocho años h
a sidp con
traria al espontáneo desarrollo de nu
estras ind
ustrias tab
acaleras nacionales. E
s inconcebible comprender com
o nu
estra legislación aduan
era y de impuestos interno
s ha favorecido am
pliam
ente la im
portación de cig
arros y cigarrillos del exterior, con la aplicación
de impuestos favorables y libertad de envases y de unidades por
envase, m
ientras
la producción
argen
tina
estuvo som
etida al
rigo
r de altos im
puestos, estricto
con
tralor y
fijación
de peso
po
r unidades y de" unidades p
or envase, todo lo que h
a dado notab
le inferio
ridad
a nuestra producción, llegando a q
uitarle la
libertad de iniciativa con la reglamentación de los envases. H
a sido necesario que tran
scurriera casi m
edio siglo para que estas
cosas fueran
algo modificadas. P
ero aun llegan cigarrillos ex
tranjero
s con veinte y m
ás unidades por atado, lo que les d
a u
na v
entaja en
precios y mejo
r conservación de los cigarrillos. E
n m
ateria de cigarros la importación m
ató nu
estra producción nacional, com
o lo vamos a d
emo
strar más adelante.
XIV
EL
PR
OG
RE
SO
TE
CN
ICO
DE
NU
ES
TR
A IN
DU
ST
RIA
T
AB
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AL
ER
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S O
BR
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XC
LU
SIV
A D
E L
A
INIC
IAT
IVA
PR
IVA
DA
No tiene p
or objeto esta m
on
og
rafía tabacalera hacer un
examen
críticó sobre las
continuadas persecuciones de
otro
ra co
ntra
los colonos
tabacaleros y
sus fu
nestas
consecuendas, atrasan
do
el progreso de
esta rica ind
ustria nacional
du
rante
mu
chas décadas, así com
o las ven
tajas oficiales dadas a los productos im
portados que en todo tiempo le
restaron
su legítimo
mercad
o a la elaboración arg
entin
a en pu
ro beneficio de o
brero
s y
capitalistas de lejanos y
extraños países que ni siquiera te
nían
relaciones cordiales o de inteligencia con nuestras auto
ridades fiscales, especialm
ente las adu
aneras.
Estas cosas h
an sido y
a juzg
adas p
or todos los
ho
mb
res d
e esta ind
ustria y especialm
ente flor la pren
sa seria nacional, la cual, periódicam
ente, ha estado publicando sendos artícu
los
de cen
sura y de estím
ulo para que el E
stado
determinara u
na
acción pro~ctora de un
a de las actividades más fecundas eco
nómicam
entk de n
uestro
país. T
an sólo, p
ara evidenciar nu
estra justa queja sobre lo que
afirmam
os en el ep
ígrafe de este artículo, vam
os a repro
du
cir u
n in
form
e de un ingeniero agrónom
o tabacalero del M
inisterio
de Ag
ricultu
ra y un
a triste narració
n publicada Por el au
tor
de estas páginas en el órg
ano
tabacalero "La V
erdad", en marzo
d
e 1927 y mayo del m
ismo año.
En
un
as tierras de Dom
selar del seño
r Guerrero, un cose
chero
de tabacos de Can
arias, el Sr. Jo
sé Cab
rera, en el año 1924
106 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
llevó a la práctica un extenso y bien cuidado ensayo de cultivo
de semillas habanas, proponiéndose ad
elantar esta ag
ricultu
ra en
provecho general y propio. Fuim
os invitados a v
isitar esas experiencias y pudim
os com
pro
bar lo bien orientado que estaba
el cultivo, el que tenía u
na am
plitud de seis hectáreas. A
llí no faltaban n
i los abonos especiales al estilo cubano,
la noria de ab
un
dan
te suministro de
agu
a potable, los secaderos de buen
material y el procedim
iento típico de las vegas de C
uba y C
an
arias, donde el señor Cab
rera fué d
uran
te muchos años un no
table cosechador de ramas de tabaco.
Visitam
os aquellas vegas muchas veces estudiando todo el
minucioso proceso cubano del cultivo h
asta la cosecha, que fué m
agnífica y de unas ram
as asombrosam
ente parecid
as a las habanas. Sólo carecían del
sabor peculiar habanero, no obstante
ser muy aprox·im
ado el arom
a y completam
ente idén
tica la form
a, plasticidad y tono de las ramas. Se h
abía dado u
n notable
paso hacia adelante, en favor del mejoram
iento tabacalero
nacional.
Esas ram
as fueron exhibidas por todas nu
estras fábricas y probadas p
or todos los técnicos de aquella época, que dieron sus
opiniones po
r escrito, muy favorables por cierto.
Pero
tras estas exitosas p
rueb
as intervino el
fisco y
los funcionarios
oficiales de
aquel tiem
po y
tod
a la
ob
ra del
"pioneer" canario
quedó detenida ante el cúm
ulo de disposicio
nes y persecuciones de que fué objeto su admirable experim
ento. E
l cosechero, desde aquel mom
ento, apenas si tuv
o tiem
po más
que para an
dar postulando p
or las oficinas públicas en defensa
de sus bienes y de su ob
ra de redención agrícola tabacalera. S
e ab
urrió
de tal man
era que po
r el año
1925 abandonó sus vegas
con enormes pérdidas y se alejó del país.
Al señ
or C
abrera debem
os la copia de un info
rme del inge
niero agrónomo S
r. Helvecio A
nto
nin
i que presen
tó en el
año 1924, a pedido del señor p.rocurador de la N
ación Dr. D
. V.
F.
López, en un pleito co
ntra el G
obierno hecho po
r el señor José C
abrera y su socio Guerrero. D
ado lo extenso del info
rme vam
os a reproducir su p
árrafo tercero, que dice tex
tualm
ente:
"Un
a vez practicada la inspección del tabacal y sus dependencias y el exam
en de las materias que pueden o no llam
arse
108 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
tabaco, me sería fácil dilucidar esta cuestión en b
reves palabras,
pues ella nace de la ig
no
rancia del p
ersonal llamado a in
terven
ir en
la percepción del impuesto sobre el cultivo y p
reparació
n a
que deben someterse las p
lantas nicotianas -
Tab
acum
-antes
Vista
de u
na
veg
a
cu.ba
na
Sólo
€l su
€lo, el
sol y
el clim
a d
e C
ub
a, €n
íntim
o
consorcio, p
ued
en
pro
du
ci r la
marav
illa d
el tab
aco
hab
ano
de ser librado al comercio b
ajo el
no
mb
re de tabaco
en rama,
en cuyo estado entra en el
comercio,
pasando del p
rod
ucto
r al com
erciante de tabaco en bru
to y de éste al m
anu
facturero
, que lo tran
sform
a en las diferentes aplicaciones de todos conocidas
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
109
y en cuyo estado em
pieza la fiscalización del artículo a los efecto
s del impuesto
(leyes 3764 y 38
84
). "E
sta falta de conocimiento en la m
ateria abiertam
ente m
an
ifestada p
or el cau
sante de estos actuados, in
spector X**
(omi
timo
s nombre)
a fojas 28, m
e obligan a detallar el proceso de
la producción del tabaco
."
"En
resum
en: el producto in
terven
ido
no podrá servir p
ara ser elaborado de inm
ediato, no pudiendo ser elaborado, debiendo su
frir las operaciones de
secado, ferm
entació
n
y clasificación, n
o pudiendo pues las p
lantas, ser ni estar en fraude."
HE
LV
EC
IO
AN
TO
NIN
I
Ing
. A
gró
no
mo
Este inform
e nos alivia de otro
s muchos docum
entos reales y
de infinidad de
reproducciones
de artículo
s y
denuncias de
nu
estra pren
sa de la capital y de provincias, sobre la cantid
ad
de impedim
entos causados du
rante cu
arenta y oeho años a nues
tros esforzados colonos tabacalero
s, po
r la impericia de los fu
n
cion
arios y p
or el cúm
ulo de malas reglam
entaciones y trab
as diT
ectas y aun
personales llevadas a efecto co
ntra el n
atural y
espontáneo desarrollo de nuestra in
du
stria rural tab
acalera. E
l diario "La P
rensa" no hace m
ucho tiempo h
a publicado
un
a no
ta editorial cuyo
párrafo
p
rimero
vam
os a
reproducir, p
ues él cierra estas líneas y lo dicho p
or el agrónom
o asesor del
Pro
curad
or del E
stado
, en form
a contundente.
"El re
,\rgimiento del tabaco
.
"La asam
blea de agricultores de La C
ocha, nos advierte del
resurg
imiento del en
tusiasm
o por el tab
aco de T
ucumán. S
i se recu
erda que en 1909 la provincia p
rod
ucía casi un m
illón de
kilogramos, m
ientras que en
1921 descendió a
la ín
fima cifra
de 59.000 kilogramos, cabe señ
alar como un hecho m
uy
significativo esta
asamblea, que parece el fru
to de un m
aravilloso esfu
erzo para volver a lo antiguo, que en este caso com
o en tanto
s o
tros es u
n progreso.
110 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
"El régim
en fiscal nacional hab
ía matado este cultivo allá
y en C
atamarca. L
a intrincada complicación y
la tremen
da se
veridad reglam
entarias de los im
puestos internos fuero
n el fan
tasma q
u~ abatió a los pequeños agricultores que precisam
ente en
La C
ocha hab
ían creado un em
porio de riqueza". E
l artículo certero y justiciero continúa d
entro
de los mis
mos
severos térm
inos co
ntra esa d
estructo
ra intervención
de elem
entos extrañ
os a la rica in
du
stria del cultivo tabacalero que logró casi ex
termin
ar totalm
ente en todo el país.
xv
EL
DE
SA
ST
RE
TO
TA
L D
E L
A IN
DU
ST
RIA
DE
LO
S
CIG
AR
RO
S D
E H
OJA
A los que com
o yo vivimos los días de oro de la in
du
stria de cig
arros puros y hoy contem
plamos su
total desastre por las m
ismas causas antes m
encionadas, se nos contrista el alma anu
lándose todos nuestros optimism
os, ya que vem
os cuán lenta y
difícil es un
a reacción ind
ustrial si no cu
enta con el apoyo inte
ligen
te de un Estado am
ante de sus progreso
s técnicos indus
triales que son la fuerza fecunda e inagotable de su riqueza y del b
ienestar del pueblo.
Vam
os a ech
ar un vistazo sobre el
panorama del
pasado uniendo a nuestros propios recuerdo
s los de muchos am
igos de aquellos tiem
pos idos y que
como el
auto
r de estas líneas no
pueden comprender que sea la ley el arm
a que mate una de las
actividad~s fecundas de n
uestra producción.
Partirem
os del
año 1893,
cuando yo
era un
despalillador de
tabaco en
la que
fuera
famosa
fábrica
de cigarrillos,
tabacos y
\cigarro
s "La P
roveedora", situad
a en las calles de Pie
dad y Ar,tes, hoy B
artolomé M
itre y Carlos P
ellegrini. E
n ese año existían centenares de fábricas y talleres
que d
aban
bien remunerada ocupación a m
illares de obreros y em
pleados. L
a industria de cigarros de ho
ja estaba en pleno apogeo
y en esta Capital centenares de talleres producían una elabora
ción de excelentes puros que consumía n
uestro
mercado y alcan
zaba a u
na reg
ular exportación
para países
sudamericanos
y algunas plazas de A
frica del Su
r y de Europa.
Esta in
du
stria alcanzó a un
a \4asta producción del tipo fino
112 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
de cigarros llamados "Im
itaciones", ya que eran
un
a perfecta im
itación de los puros de Cuba, H
olanda, Brem
en y Ham
burgo. M
uchas provincias y algo los territorio
s del Su
r consumían es
tos puros elaborados con los m
ejores tabacos h
aban
os; B
rasil, T
ucumán y
en meR
or proporción M
isiones y
Corrientes, p
ara tipos de inferior calidad.
Aun viven claros en la m
emoria de 10s viejos cigarreros y
constará en
los archivos
de la
Adm
inistración de
Impuestos
Internos, los
recuerdos de
hace 45
años, cuando
existían aquellas num
erosas fábricas de cigarros que se llamaron "E
l Te
légrafo", "Fab
rica Nacional de T
abacos", situad
a en su propio
gran
local de la calle Castelli 250.
Era u
na poderosa sociedad
anónima con un capital de 3.000.000 de pesos, dedicada a la fa
bricación de cigarros de ho
ja y más tard
e a tod
a clase de elaboración del tabaco. E
n esa fáb
rica trabajab
an no m
enos de 1000 hom
bres y 600 mujeres, produciendo m
illares diarios de puros de variado vitolario y calidades.
"La P
erla de Cuba", de don C
arlos María L
a Rocha, fábrica
de producción fina, elaboraba en h
aban
o; trab
ajand
o en esta
casa, situad
a en la esquina de Saav
edra y R
ivadavia, no menos
de 300 obreros.
"La V
encedora", g
ran fáb
rica de
tabacos de
don Ped
ro S
omay, donde adem
ás de sus tabacos y cigarrillos se elaboraban cig
arros p
ara el interior. Situ
ada en su
amplio edi
ficio propio de San
tiago
del Estero
y 15 de N
oviembre, ten
ía ocupados reg
ularm
ente de 400 a
500 obreros elaborando puros de m
ediana calidad.
¿ Quién de los viejos fum
adores no recuerda la famosa casa
Daum
as, situad
a en la calle Can gallo al 700? C
igarrería de lujo
y fábrica de puros finos y de los acreditados cigarrillos "Dau
mas" y "T
ip Top". E
n sus talleres siem
pre hubo abu
nd
ante labor
y daban ocupación a unos 200 obreros cigarreros de hoja. "L
a Virginia", fábrica de cig
arros puros Y
de toscanos de
don Donato D
idiego (pad
re), que estaba ubicada en
la calle San
José 2140, con talleres que ocupaban a unos 600 obreros, hom
bres y m
ujeres; estas últim
as hacían
los cigarros toscanos y brisagos, que fueron fam
osos. •
"La M
agnolia", de Lloveras, L
loredas y Cía., situ
ada en la
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
113
esquina de Pasco y M
éjico, donde aUn existe el edificio levan
tado
para esa indu
stria; en esta fábrica solamente se elaboraban
cigarro
s puros de tod
a clase de vitolas y calidades y daba trab
ajo p
erman
ente a m
ás de 80
0 hom
hres y m
ujeres. "Lo
ureiro
U
bal y Cía.", g
ran fáb
rica de cigarro
s puros daba ocupación a unos 200 obrero
s. "La H
ija del Toro", poderosa fábrica de A
gus
tín L
eón y Cía., situ
ada en
Cangallo en
tre Artes y S
uipacha, p
rod
ucía to
da clase de elaboraciones del tabaco y tenía am
plios talleres donde vario
s centenares de mu
jeres hacían cigarros de
ho
ja del tipo barato. "El T
oro
", fábrica sim
ilar a la an
terior
que producía cigarros b
aratos ocupaba no m
enos de
100 obrero
s y estaba situada en Victoria 650.
"La M
anu
facturera A
rgen
tina de T
abacos" sociedad anóni
ma que estab
a situada en Buen O
rden entre V
enezuela y M
éjico
; gran
fábrica de la que era geren
te el conocido indu
strial don Julio N
ougués, daba ocupación a no m
enos de 600 operario
s cig
arreros de hoja. "La B
ella Po
rteña", de don José V
arela, se dedicaba a cigarro
s de ho
ja de diversas calidades, dando ocupación a unos 400 obreros.
"Man
ufactu
ra R
ivadavia"
del señor P
rand
o,
casa im
portan
te que explotaba la marca de su nom
bre, que fué de
gran
con
sumo, daba trab
ajo a no m
enos de 500 operario
s. "L
a Balanza", de A
ntonio AIfon
sín, situad
a en la esquina de B
uen Orden y A
lsina,
fabricab
a exclusivamente cigarro
s y vendía ram
as, ocupaba a uno
s 50 operarios. "M
a..rtín Fierro
", famo
sa man
ufactu
ra de don Eliseo P
ineda, con local propio en la calle S
armien
to 1346
, ocupaba a no menos
de 200 obreros de cigarro
s finos y de tipos medianos; fáb
rica que inició el trab
ajo a dom
icilio dando así ocupación a muchas
decenas~obreros, a los que les com
praba su producción casera. "L
a Pro
veedora" era la m
ayo
r casa del
país en
tabacos elaborados; adem
ás de sus picados
y cigarrillos famo
sos "L
a P
roveedora", NQ 1 Y N
Q 2, fab
ricaba cigarro
s de ho
ja, ocupando varios cientos de obreros y o
breras
; esta casa ocupaba el actual g
ran edificio de B
artolomé M
itre y Carlos P
ellegrini. A
ntonio Peco
, conocido fab
ricante de d
amitas, rabillo
s y
productos de pacotilla, dapa trab
ajo a no m
enos de 40 ó 50 obre
ros. "La C
omercial", de don José M
aría Suárez, situada en la
114 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
calle Lim
a 1170, cig
arrería po
r may
or y fáb
rica de cigarros,
donde regu
larmen
te trabajab
an uno
s 70 u 80 obreros. "La L
uz de la E
speranza", de don A
ntonio Dom
ínguez, situad
a en la calle C
hile al 1300, de elabora.ción m
ediana, ocupaba unos 40 ó 50
obreros y se caracterizaba por ser u
na especie de escuela
del oficio; allí fuí a ap
rend
er a liar cigarro
s cuando apen
as tenía
11 años; de esta casa salían anualmente m
ás de 200 obreros que luego trab
ajaban
en diversas fábricas.
"La M
eridiana", de Eu
sebio San
Marco
, modesta casa que
producía im
itaciones holandesas
y h
amb
urg
uesas,
situad
a en
Matheu 52, ocupaba reg
ularm
ente uno
s 40 ó 50 ob
reros.
"La C
iudad Condal", de A
. Fu
ster y Cía., situ
ada en T
ucum
án al 700, producía tabacos finos y eran
famo
sas sus "Bre
vas de la
Condal",
ocupando no m
enos de 70
u 80
operarios. "L
a Honradez", de don F
ernan
do
Cam
ps, en Veinticinco de M
ayo a la altu
ra del 250, producía imitaciones h
aban
as y trabajab
an
unos 30 obreros. "L
a Sin B
ombo",
famosa
y podero
sa m
anu
factura de
los acreditados
cigarrillo
s "L
a Sin
Bom
bo", "Id
eales" y
"Su
blim
es", que tenía la m
arca de cigarro
s pu
ros "E
l Globo", ocupaba
en sus talleres de pu
ros a 70 u 80 operario
s. Su fab
ricante, don
Juan
Canter, au
n conserva el prestigio de h
aber sido el p
rimer
tabaquero del país.
"La A
bundancia", la famo
sa fábrica de los cig
arrillos "Ex
celsior", que elab
orab
a cigarros imitaciones h
aban
as mu
y finos,
dab
a ocupación a unos 80 operario
s, muchos de ellos proceden
tes de Cuba. "E
l Olim
po", del seño
r Santo
s Benítez, cubano, que
elaboraba habanos de lujo, estab
a situad
a en San
Juan
y San
Jo
sé y dab
a traba)o
a unos 30 ó 40
obreros, muchos
de ellos de origen cubano y canario.
"La H
abana", de Ib
arra y Pagola, hacía puros h
aban
os de
calidad y ocupaba unos 40 obreros. Villalba H
nos., fábrica de
los cigarrillos "T
eléfono", "P
ierrot" y
"Tóm
bola", situada en
· F
lores, tenía su casa central en la
esquina de Flo
rida y R
ivadavía, denom
inada "Cig
arrería de Londres", tam
bién
fabricab
a p
uro
s especiales de tipo
pequeño y empaquetados: "C
azadores", "L
ondrecitos", y dab
a trabajo
en este ram
o a unos 50 obreros.
"Cristóbal C
olón", de done P
edro
Cab
rera, situad
a en la
calle
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
115
San
Juan
1270, empleaba a
unos 30 obreros cigarreros. Elías
Pidal, en M
éjico 1460, fabricab
a cigarro
s de todo tipo y ocupaba unos 60 ó 70 obreros. Ju
an L
ópez, fábrica de im
itaciones hab
an
eras, que estaba situ
ada en S
an Ju
an en
tre Solís y C
eballos, ocupaba com
únmente unos 40 óbrero
s cigarreros. N
uestra
mem
oria nos
es infiel
para
recordar decenas
de o
tras man
ufactu
ras de cig
arros, diseminadas por la capital
y sus alrededores; luego, en la zona sub
urb
ana y en las ciuda
des del litoral y de las provincias existían
centenares de estas m
anu
facturas p
ara el consumo local e inm
ediaciones, que dab
an
ocupación a miles de obrero
s de ambos sexos.
En
tre estas man
ufactu
ras recordamos las de P
eirano
Hnos.,
de San
Nicolás, que ocupaba a no m
enos de 70 u 80 ob
reros; la
firma R
ebidiego, en Paran
á, casa muy im
po
rtante y
de vasta
producción de cigarros. A
demás, debem
os ag
regar las fáb
ricas de toscanos y otros tipos especiales com
o la man
ufactu
ra de los cig
arros "G
uazú", u
n tip
o filipino, cuya casa estab
a en la calle California y
de la que era dueño don Ju
an O
tero, y otros talleres más que se h
an
bo
nad
o de nuestra m
ente. y
bien, ¿ qué queda de toda esa vigorosa ind
ustria de ciga
rros puros, que hace 30 ó 40 años atrás ocupaba tan
tos m
iles de h
om
bres
y m
ujeres
en u
na
elaboración m
agnífica que
ya
no existe, puesto que nuestra
industria de puros, propiam
ente dicha, ap
enas tiene m
edia docena de reducidos talleres que vege
tan .en el
olvido de
nuestras actuales
actividades fabriles
del tab
aco?
De todo eso sólo queda un triste recuerdo y b
asta saber que
su to
tal destrucción se debe a la com
petencia inaguantable de
los ci~os im
portados y a las infin
itas trabas y rigores a que
fueron som
etidos esos
industriales por
la fiscalización
inadecu
ada de los im
puestos altos y estrictos que im
pusieron nuestro
s elementos fiscalizadores.
A los cinco años de la im
plantación de los impuestos in
ternos sólo quedaba en
pie un reducido número de buenos talleres.
La in
du
stria se disolvió literalmen
te y los miles de obreros, p
ara no perecer, se refu
giaro
n en sus casas y d
esde éstas com
enzaro
n a lan
zar sobre el mercado m
iles de cigarros de pésim
a ela-
116 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
boración y
sin impuesto,
a precios
de im
posible com
petencia. D
e esta form
a se trocó aquella próspera indu
stria en un
"modus
vivendi" de infinidad de "matu
fieros" (1), que al reb
ajar categorías y vender sin
impuestos asolaron la in
du
stria, que ya casi
no existe, todo en detrim
ento del trab
ajo, del
consumo y
del fisco, que secó u
na de sus m
ejores fu
entes de in
gresos.
(1) C
on "m
atufia"
se desig
na
en la
A
rgen
tina
a la
. tramp
a, al
eng
año
; d
e ah
í q
ue
"matu
fiero"
sea aq
ue! !n
div
idu
o
qu
e SIn
lleg
ar al
delito, ejerza un
comercio
al
marg
en d
el. codlgo y
de las
leyes de
honorab
ilidad
y
respeto
in
heren
tes al
com
ercIante
honesto.
XV
I
CO
MO
DE
SA
PA
RE
CIO
LA
IND
US
TR
IA N
AC
ION
AL
DE
C
IGA
RR
OS
DE
HO
JA
El
número
de ju
nio
de
1926 de
la revista
tabacalera
"La V
erdad", que d
uran
te mucho
s años
dirigió el m
alogrado escrito
r D. Ju
an P
on
te López, publicó uno de sus notables ar
tículos, el que comenzaba diciendo:
"Lo que h
a pasado con la industria de
los cigarros tiene
todos los caracteres de un mito h
elénico; pareciera que un Dio
s, acaso Jú
piter T
onante, se h
ub
iera obsesionado en perseguir y
de struir esta indu
stria tabacalera caída en
desgracia. La adm
inistración fiscal y su burocracia h
an dejado arrin
con
ada a esta
industria, facilitando la expansión y progreso de los productos
de competencia ex
tranjera.
"La in
stitución del Jurad
o y su fo
rma de o
perar h
a sido la llave m
aestra de la ruin
a de esta industria nacional.
Este Ju
rad
o estuvo com
puesto du
rante uno
s lustros p
or una m
ayo
ría de im
portadores de nacionalidad extran
jera y siendo importa
dores'4.e cigarros y no argen
tino
s ob
raron
en consecuencia arri
mando 'ta bm
sa a su
sardina ... "E
stos jurad
os debían pro
tegerse a sí m
ismos e in
ventaron
la "Tabla de aforos al peso para ~os cigarros extra
njeros
y el
impuesto a
l precio de venta al consumidor, pw
ra la producción arg
entina" . E
sta ap
arente
trivial disposición
determinó
el sigu
iente trascen
dental resultado práctico y totalm
ente negativo p
ara la producción nacional:
Mientras los cigarros im
portados pagab
an el impuesto por
118 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
su peso, quedando libres p
ara expenderse a cualquier precio en el m
ercado del país, con gran
conveniencia para los im
portadores y
detallistas, los cigarro
s de producción a'rg
entin
a debían
pag
ar sus impuestos en
relación al precio de
ven
ta al consu
midor.
Veam
os ah
ora
cómo
funcionaba esta
verd
adera
tramp
a co
ntra la producción nacional; tom
emos la tab
la de aforo
s decretad
a el 11 de jun
io de 1905 y verem
os el modo de o
perar, p
or
ejemplo: 1000 cig
arros im
portados de La H
aban
a, tipo
"Excep
cional", cuyo peso es de 10 kilogramos, a
los que corresponde
Un aforo de $
0,12 po
r unidad, p
ara venderse a $
0,60. E
sos cig
arros,
un
a vez
despachados así,
se vendían
al precio
mí
nimo de $ 0,90 m
oneda nacional. E
n cam
bio, 1000 "Excepcionales" eláborados en el p
aís, con p
uro
hab
ano
y con 10 kilogramos de peso, exactam
ente idénticos a los im
portados de Cuba, deben p
aga'r la estam
pilla fiscal correspondiente al precio de' ven
ta de $
0,90, ó sean
$ 0,18
de im
puesto. D
e este man
era, el cigarro
elaborado en el país en
igualdad de precios p
aga $ 0,06 m
ás que su rival ex
tranjero
, lo que sign
ifica un grav
amen
de $ 60
.-p
or m
illar de ciga+rros, o lo mis
mo,
un
a mu
lta de $ 60
.-por el delito de ser
elaborado en la A
rgen
tina ...
El sistem
a de aforos según la tabla del 11 de ju
nio
de 1905, d
uran
te muchos años h
a dado marg
en a u
n ju
ego
de aforos y v
entas que h
a relegado defin
itivam
ente la producción nacional
a su mínim
a expresión. S
e trata
de un
a de las ingénitas fórmulas de la "m
atufia",
que ha sido la p
laga m
ayo
r y más constante co
ntra esta indus
tria tab
aqu
era. En
tre los num
erosos ejem
plos v
amo
s a ofrecer
el más sim
ple y usual, que consiste en lo sigu
iente: u
n im
portad
or, m
anu
facturero
o cigan
ero expendedor vende 100 ciga
rros
"Co
ron
as" h
aban
os, despachados
con los
llamado
s "im
-'
puestos bajo
s" y que po
r ello sólo pag
an un
a estampilla fiscal
que corresponde al precio de ven
ta para el cual h
an sido afo
rados esos cien "C
oronas". Esos 100 "C
aron
as" valen en realidad $ 2
00
.-m
/n., pero llevan un
impuesto de 16 centavos cada uno,
en vez de 90 centavos, que es lo legal.
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
119
Ah
ora bien, la "m
atufia" se hace de la siguiente m
anera:
el vendedor escribe en su recibo de v
enta lo siguiente
:
Po
r 100 "Co
ron
as" hab
anas .. , . . . . ..
$ 4
0.-
Po
r u
n estu
che de lux
e ......
...... ,,1
60
.-T
otal $ 2
00
.-
Com
o podrá apreciarse claram
ente, con esta fórm
ula p
erm
itida p
or el
sistema del
aforo
a
base de la declaración
del precio al con
sumidor y no p
or el precio de v
enta según el peso
y catego
ría fijado po
r el fisco, hay
en esta operación un fraud
e al fisco de 74 centavos p
or cad
a cigarro
, o sean $ 74
0.-
po
r m
illar. C
on esta artimañ
a no solamente se realizaba un frau
de a
vista y
paciencia del fisco, sino que
el operador tenía am
plio cam
po de acción para ab
aratar deslealmente sus cig
arros fren
te
a la
elaboración arg
entin
a, som
etida al
rigo
r de
un
a ley
que le impedía h
acer ese juego. C
uando reg
ían
los im
puestos provinciales
era im
posible a
un
m
anu
facturero
nacional
man
tener
abierta
su fábrica.
He aquí lo que sucedía
: 100 "Co
ron
as" de elaboración nacio
nal de tabacos m
ezclados Brasil, nacional y S
u matra, se venden
a $ 70
.-el cien. E
sos 100 pu
ros deben ser vendidos al com
ercian
te distribuidO'f a
$ 5
8.-, correspondiéndoles u
n im
puesto de $ 2
8.-
m/n., y si esos cig
arros eran
vendidos en la provincia de B
uenos Aires ten
ían adem
ás un impuesto provincial de
$ 25
.-m
oneda nacional. Ej em
plo :
100 "Co
ronas"
(imp
uesto
n
acion
al) ............
$ 28.
-100 "C
oro
nas"
(imp
ues,to p
rov
incial)
.......... 25.
-C
osto, tabaco, man
o de o
bra, envase, etc.
.....
... "
30.-
\ Ven
ta al po
r may
or
Total
...
Si 8
3.
" 5
8.-
Pérd
ida
..............
..................
.......
$ 2
5.-
Se p
od
rá argü
ir que entre el fab
ricante y el com
erciante hay
u
n m
argen
de 12 centavos y este m
argen
es ínfimo, sobre todo
si se calcula que un "matu
fiero" cualquiera ofrecería sus "C
oro
nas"
sin-im
puestos, solucionando
así to
da
dificultad y
ga
nando mucho am
bo
s: ind
ustrial y
comerciante.
Se "tragab
an"
120 J
UA
N
DO
ME
NE
CH
el impuesto
a m
edias y de ah
í el aug
e enorme del
fraud
e que m
ató to
talmen
te la
ind
ustria
legal, pues,
como
qued
a paten
tizado, el comercio honesto en cig
arros de h
oja estab
a realmente
imposibilitado
de trab
ajar y vivir.
:;:
*
Es inexplicable el proteccion
ismo sostenido d
uran
te varias
décadas a fav
or de los
productos tabacaleros im
po
rtado
s. Es
tas mercad
erías han
tenido ven
tajas fiscales y técnicas que les
facilitaban
el
p'fedominio
de n
uestro
buen
mercad
o
nacional, m
ientras, h
an perm
anecido man
iatadas y
perseg
uid
as nuestras elaboraciones que, a
no ser así, h
ub
ieran lograd
o hace tiem
po el im
inar p
or su p
rop
ia grav
itación
tod
a competencia ex
traña.
Al p
rom
ediar el m
es de agosto de 1922, frente a este problem
a se formó u
na com
isión de tabaq
ueros
a la
que
tuve el h
on
or d
e pertenecer, p
ara elevar una n
ota a la A
dm
inistración
de Imp
uestos In
terno
s y, con tal motivo,
recorrim
os v
arios n
egocio
s de ve nta al d
etalle en esta capital y lev
antam
os u
na pla
nilla de concretos, que vam
os a ofrecer
en parte,
para dem
ostra
r nuestras afirm
aciones. E
n este cuadro p
resentam
os varios productos imp
ortados,
la cantid
ad de cigarrillos que contenían los envases, su precio de v
enta al consum
idor, los impuestos qu
e pag
aba cad
a envase y
los im
puestos que ten
ían que p
agar los
mism
os pro
ductos o
similares elaborado
s en el país. Po
r sí sola surg
e la diferencia fiscal
favo
rable
a la
imp
ortació
n:
Añ
o
19
22
Com
parativo de los Í1npuestos abonm
los PO?" los cigarrillos
importados y la
mism
a calidad y tip
o elaborad
a en
el país
Ci g
al"'1'illos
PT
ecio de Im
pu
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Imp
. elab.
Mal'cas
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arta
ga
Coro
nas
....
0,90
0,25 1,40
0,45 G
rán co
ron
a de la Coro
1,25
0,35 1,80
0,65 P
arta
g. C
rema de la G
r. 1,35
0,40 1,90
0,70
Creem
os que bastan
estas tres planillas de cigarrillos, tabacos
y cig
arros
para que
quede p
atentem
ente dem
ostrado
el raro
proteccionismo
de n
uestro
fisco a los
productos
imp
orta
dos, im
posibilitando la elab
oración en
el país de
estas
merca
derías fin
as.
122 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
Estas planillas, que revelan el precio de v
enta, el afo
ro y
el im
puesto p
agad
o tan
favorablemente,
evidenciando el
duro castigo im
positivo que grav
itaba sob
re los productos similares
nacionales, iban
acom
pañ
adas de un inform
e, del· cual vamos a
extractar algunos
breves párrafo
s, que en
cierran todo en sus
pocas líneas:
"No
encontramos ju
stificativos que defiendan esta arbitra
riedad
y sólo cábenos pedir, con todo nuestro m
ás legítimo de
recho, que p
or lo m
enos se establezca la igu
ald
ad
de impuestos
entre la im
portación y la elaboración nacional". E
l lector se explicará m
ejor ah
ora las causas de la ru
ina
total de la que fu
era otro
ra la rica y pró
spera indu
stria de cigarro
s de ho
ja del p
aís y tam
bién
comprenderá el
po
rqu
é de la producción de m
uchos tipos de m
ercadería tab
acalera que no se h
an desarrollado en nuestra in
du
stria fabril y pO
Tqué esta indus
tria, tan perfeccionada y
moderna,
está tan lim
itada de utili
dad
es y ago
biad
a de impuestos y gabelas, en fo
rma tal, que en
realidad no existen actualm
ente más de m
edia docena de fáb
ricas en to
da la R
epú
blica, siendo las restantes pequeñas y ago
biad
as ind
ustrias de poca y localizada producción.
* *
* y
aho
ra vamos a
echar un ligero vistazo so
bre el
campo
activo y feraz del con
traban
do
tabacalero
, cuyos contornos son g
igan
tescos en la Arg
entin
a; actividad ésta, neg
ativa, que con
tribu
yó
poderosam
ente a la ruin
a de la industria de cig
arros y
que grav
ita pesadamente sobre el fisco y
la industria honesta
y legal. M
ientras escribim
os estas pág
inas dedicadas a d
ar su exacto
valo
r y situar la posición económ
ica y comercial de la indu
stria
tabacalera nacional
señalando a
la consideración
pública y al E
stado sus m
éritos y sus vicisitudes, especialm
ente en lo
que se refiere al gran
con
traban
do
y la "matu
fia", nos complace
gran
dem
ente sab
er que nuestrl:ls auto
ridad
es fiscales están rea
lizando u
na
ímp
rob
a y ten
az persecución
de esas
plag
as que
defrau
dan
al fisco y arruin
an la econom
ía y la mo
ral de la tan
noble y fecun
da in
du
stria argen
tina.
XV
II
EL
CO
NT
RA
BA
ND
O D
EL
TA
BA
CO
El contrabando del tabaco en la A
rgen
tina constituye un
a vigoro
sa y floreciente plag
a que flagela sin cuartel a la indus
tria honesta que trab
aja en plena obediencia de la ley. Ind
ustria
qu
e sufre doblem
ente la acción n
egativ
a del contrabando,
po
r cu
anto
no puede competirle p
or estar atad
a a la ley nacional. E
l con
traban
do
de materias p
rimas es la fuente in
ago
table
de la llam
ada "matu
fia" y que en parte y
a hemo
s explicado en p
ágin
as anterio
res. P
ara darnos cu
enta de la ex
tensión y actividad del contra
bando vamos a
repro
du
cir con tod
a su veracid
ad y elocuencia p
árrafos del
editorial publicado en "La P
rensa" del
miércoles
14 de noviem
bre de 1934, y que dice así:
"El sorprenden
te caso del P
uerto
de Posadas
"No
paran
en eso, em
pero, las denuncias formuladas an
te el M
in~sterio de H
acienda. El m
emorial es rico asim
ismo, en
infor:rnationes
relativas
al ex
traord
inario
desarrollo
del cO
Iltrabando, convertido en aquella zona en actividad
a la
que bien
cuad
rarían los
calificativos de n
orm
al y tranquila.
"En
dos catego
rías divide el
info
rman
te oficial la org
ani
zación del con
trabando: la p
rimera, com
prende las actividades en
gran
escala que abarcan
tod-a la extensión de las costas y las fro
nteras terrestres de aquella región arg
entin
a, y la segunda, es
limi~da
a producto
s de
men
or cu
antía
y denom
inada con
acierto lu
gareñ
o "co
ntrab
and
o h
orm
iga", d
ada la sim
ilitud que
124 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
sus características presen
tan con la paciente y m
inuciosa labor de las horm
igas. "T
abaco y cigarrillos, alcohol, tejidos y productos de factura
casera constituyen la carga con que las "h
orm
igas" p
asan cons
tantem
ente a poblaciones arg
entin
as, mien
tras el tabaco, el azú
car, la yerb
a y el alcohol, en m
ayo
r escala, form
an los carg
am
entos de las embarcaciones dedicadas al co
ntrab
and
o de vo
lum
en m
ás apreciable".
El diario "E
l Mundo" del lunes 23 de diciem
bre de 1929, en
un
a de sus camp
añas co
ntra el co
ntrab
and
o decía en
un edito
rial a tres columnas
:
"El cont1'"abando
de tabacos
es u
na
industTia en n
uestro
país
"CO
MO
H
AC
EN
L
A
PR
OP
AG
AN
DA
L
OS
Q
UE
E
ST
AF
AN
A
L
FIS
CO
"Com
o hab
rán com
probado nu
estros lectores, "E
l Mundo"
no ha iniciado u
na cam
pañ
a sobre las man
iob
ras que hacen con el tabaco, basad
a en sospechas antojadizas. T
odo cuan
to hem
os dicho en artículos
anterio
res ha sido
perfectam
ente docum
entado,
dándose
po
r ello
detalles com
pletos de to
das
las opera
ciones. "D
ecíamos ay
er que, deliberadam
ente, algunos importado
res son los prim
eros com
plicados en lo de la estafa al fisco, p
or
ello hay
varias clases de cigarrillo
s ingleses y no
rteamerican
os
que no pag
an el im
puesto que lógicam
ente les corresponde con respecto al precio a que se venden al público.
"Muchos im
po
rtado
res eluden el verd
adero
impuesto, colo
cando estam
pillas de 3 centavos para que el paquete de cig
arrillos se venda a $ 0,10, com
o dice en la m
isma faja, p
ero en
realidad ese paquete se vende a $ 0,30 y el
fisco resulta p
erjud
icado en 7 centavo
s po
r atado, que sum
an m
uchos miles de pesos
en la v
enta an
ual".
Pero
no es solamente el fisco el perjudicado, sino la indus
tria nacional, a
la cual se le exige el
total im
puesto sobre su precio de venta.
El m
ismo diario en esa cam
pañ
a denuncia hechos notorios
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
125
y que son los m
ismo
s que hem
os
evidenciado en las
planillas precedentes.
Veam
os lo que sigue diciendo dicho diario
:
"Propaganda sin
escrúpulos
"Pero
esos im
po
rtado
res deshonestos
van
más lejo
s aún,
es decir adem
ás de estafar en 7 centavos al fisco, por paquete, to
dav
ía' colocan dentro
de los
mism
os uno
s papeles
imp
resos que dicen así:
. "C
alcule bien: que
le resu
lta más
agrad
able
y ventaJoso
"fum
ar p
or 60 centavos 24 cig
arrillos "X
" de garan
tida pro
" cedencia no
rteamerican
a y no cualquier m
arca que sea ame
" ricana o tip
o am
ericano". "E
sto se le dice al con
sum
ido
r para "calm
arlo", pues él ha
tenido que pag
ar 60 centavos po
r el paquete, a pesar de q
ue la
faja fiscal dice que el atado
debe venderse al precio de 20 centav
os". L
o que acabam
os de leer es sum
amen
te claro para c
om~r:n-
del' cuánto mal se h
a hecho a nu
estra industria con ew
s vieJos procedim
ientos que
ha
sufrid
o
un con
stante
agobio m
oral y
económico.
Tan
enorme desarrollo adquirió el fraude tabacalero en lo
s añ
os 1930 a
1935, que el diario "L
a Nación", en
un ~dit?rial
aparecido el 2 de septiembre de 1935, p
ágin
a 8, hace la SlgUlen~e reseñ
a, del
cual tran
scribim
os
algu
nas
partes,
dad
a su
conSI-
derab
le extensión:
~ide la
industT
ia del tabaco acción contra el f1·aucle
"DE
SA
RR
OL
LO
A
LC
AN
ZA
DO
P
OR
E
L
CL
AN
DE
ST
INIS
MO
"El com
ercio de las man
ufactu
ras clandestinas de cigarro
s y cigarrillos h
a alcanzado desde hace algú
n tiem
po un desarro
llo
tan intenso y
creado u
na
situación tan
irregu
lar, en
esta cap
ital y fuera de ella, que es necesario ad
op
tar las medidas ~
ás
eficaces de represión y de persecucióJl en con
tra de los que abiertam
ente y sin
nin
gú
n disim
ulo, lo
practican
. Y si se con
sidera
126 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
que esta situación se emp
eora aú
n m
ás po
r la importación ile
gal que se hace de numerosas m
arcas extran
jeras de conocido arraig
o, introduciéndolas de contrabando p
or la m
ayo
ría de los p
uerto
s fluviales y marítim
os, h
abrá que reconocerles a las m
an
ufactu
ras serias -que h
on
ran a
la indu
stria arg
entin
a, que aseg
uran
el d
estino de los productos de
la producción tabaca
lera nacional y que d
an trab
ajo a
millares de
obreros, contribuyendo de este m
odo al desarrollo económ
ico del país -
el derecho que les
asiste de ped
ir protección con
tra las consecuen
cias perniciosas que este estado de cosas determ
ina".
La revista "V
ida T
abacalera" de esta capital, en un
edito
rial a tod
a pág
ina con notables titu
lares publicado en abril de
1935 explica
bien claram
ente
toda esa
traged
ia del
comercio
honesto del tabaco en su cru
enta lucha, defendiéndo
se del fraud
e·
y el contrabando que la ahogan cada d
ía mucho m
ás. V
amos
a rep
rod
ucir
algunos de
sus p
árrafos
sobre esta cuestión cap
ital de la industria tab
acalera.
"El contrab
ando de cigarrillos, cig
an"os
y ta
bacos 11U1/Jvufactu
rados alcanza en la R
epública A
1'gentina
contornos escandalosos , constituyendo unc~ verda
dera
catástrofe pGlra la in
du
stria honesta
y legal y el fisco
"El
con
traban
do
del tabaco,
especialmen
te el
man
ufactu
rado, alcanza en la R
epública Arg
entin
a proporciones asombro
sas po
r su inmen
sa imp
ortan
cia y la facilidad con que esa ind
ustria ileg
al desarro
lla sus actividades, aniquilando cad
a día
más a la indu
stria legal y al fisco en más de 20.000.000 de pe
sos anuales. "E
l con
traban
do
se hace en
form
a tan
libre
que todo el
mundo lo ve en las calles, oficinas públicas y h
asta en aquellas m
i smas fiscales
; escritorios particu
lares, negocios y lug
ares de población o
brera,
en los
conventillos donde
los detallistas
del frau
de desplieg
an actividades para cap
tar clientelas de kilos de cigarrillos sueltos y tabacos picados; en los palacios señoriales y edificios públicos, donde se co
rretean habano
s y pu
ros de to
da
laya y vitola. M
illares de hombres y m
ujeres ejercen
ese oficio de co
rretaje de "m
atufia" tab
acalera, tipo distinguido p
or su
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
127
especial ind
um
entaria en
los arrabales con la bolsa al hom
bro, y
en las zonas céntricas con
sus ab
ultad
as valijas, todos
van
sem
bran
do
la cotidiana producción elabo
rada en
centen
ares de pequeños talleres y de decenas de fáb
ricas bastan
te imp
ortan
tes que tienen m
aqu
inarias m
od
ernas y de alta
producción fabril. "E
n lo
s aln~dedores,
suburbios y en las cam
piñ
as provinciales, innum
erables distrib
uid
ores de tabaco de "m
atufia" reco
rren los cam
inos y poblaciones empleando carrito
s y automóvi
les con los que hacen largo
s recorrid
os dejando en los n
egocios d
e camp
aña su
mercad
ería sin
impuestos, haciéndoles
la m
ás ru
in com
petencia a aquellos ind
ustriales que honestam
ente p
ag
an sus trib
uto
s, excesivamente m
uy
altos.
"Po
r las provincias de Córdoba, S
alta, San
Juan
, San
ta Fe,
La R
ioja y T
ucumán, este negocio del co
ntrab
and
o y fa "m
atu
fia" se realiza
descarad
amen
te y
existen m
uchos cultivos
de tabacos criollos que abastecen p
arte de la demanda de esta in
du
stria al marg
en de la ley. E
n las sierras de C
órdoba hay
"veg
uero
s" acl hoc, que venden sus tabaco
s a $ 1.-
el kilogram
o. y
lo extrao
rdin
ario es que las ram
as mu
y su
periores de M
isiones, S
alta y Corrientes, donde los cultivos están m
ás adelan
ta., dos
y se
han
g
astado
m
illones p
ara obtener
su perfecciona
miento, el tab
aco en g
eneral no se p
aga m
ucho más de 45 ó 50
centavos po
r kilogramo. .. E
s que el con
traban
dista, el "m
atu
fiero", pag
a bien las materias p
rimas que puede obtener fu
era de· todo co
ntralo
r fiscal. Tal es el secreto de este buen precio a
las ramas de co
ntrab
and
o ...
"En
los ferrocarriles, cam
iones de carga y otro
s vehículos, circu
lan
diariam
ente
infin
idad
de
bolsas llenas
de tabaco
de con~bando,
que nadie
vigila, en
su lib
re distribución
hacia
todos los focos del clandestinism
o industrial tabacalero".
. Haciendo cálculos con p
eritos en
la materia llegam
os a las sig
uien
tes conclusiones:
Co
ntm
ba
nd
o en la
República
Me1'caderías q
ue se expen
den
y con
sum
en an
ua
lmen
te sin el m
eno
r g1'ava
men
Cig
arrillos
sin
impuesto
..................
15
.00
0.0
00
atado
s T
abacos picados
....
.........
.......
.....
150.000 kilos
128 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
Cig
arros tip
o to
scano
.....
....
......
.... . C
igarro
s de h
oja,
menos
rabillos ........ .
Cig
arros tip
o rab
illo, An
ís, Dam
itas ..
.... .
3.0
00
.00
0 unidade~
1.0
00
.00
0
4.0
00
.00
0 " "
El valor fiscal que rep
resenta esta m
asa de productos de contrabando p
asa de los 20.000.000 de pesos anuales. A
estas cifras hay
que agreg
ar el valor que
represen
tan
los centenares de miles de atados de cigarrillos y tab
acos pica
dos que se introducen desde el exterio
r fuera de todo co
ntralo
r fiscal y que ag
ravan
el mal a n
uestra indu
stria legal y aumen
tan g
rand
emen
te el imp
orte del frau
de al fisco.
Esta im
portación clandestina es ejercida po
r muchos pro
fesionales y po
r con
traban
distas de ocasión. L
legan las merca
derías
en buques
de N
orteam
érica y E
uro
pa
y p
or
distintos procedim
ientos pasan
a tierra de la noche a la mañ
ana.
No h
a 'mucho se
nos in
form
aba sobre u
n
procedimiento,
consistente en dejar caer en el río
en las entrad
as de los puertos de la C
apital, Rosario, L
a Plata y B
ahía B
lanca, latas bien soldadas que ib
an ap
arejadas de hilos con flotadores de corcho
o mad
era desde los ojos de buey, siendo pescadas po
r botecitos que,
inocentemente "p
aseaban
o hacían sp
ort".
Hay
en esta visión exacta de nu
estro co
ntrab
and
o tabaca
lero un
aspecto psicológico y m
oral m
uy curioso
y universal,
consistente en la ay
ud
a que siempre y
en todas partes ofrece
el buen público a todo aquello que es mercancía de contrabando.
Tan
es así que _hay
muchos países donde se ex
plo
ta el título
de "p
uro
s de co
ntrab
and
o",
"seda de
contrabando", "som
breros, alh
ajas, guantes,
armas,
licores de co
ntrab
and
o" ... ; etiqueta
ésta que desp
ierta dormidas actividades, quién sabe en qué rin
cón del
subconsciente..
. C
om
prar cosas de
con
traban
do
pone u
na nota de m
érito exótico en el comprador, que así se siente
un
tantico
émulo de "E
l Vivillo", "P
aco S
ierra" o "Po
rpo
rino
" ... E
s ello un candoroso ensueño que a muchos seres deleita y
que en gen
eral existe en un
a inmensa can
tidad
de personas que p
refieren p
agar m
ás caro .y ob
tener peor calidad
adquiriendo productos del "m
atute" y de la av
entu
ra con visión de carabineros, pesquisas, p
erros de policía y ríos y sierras cruzados a
caballo entre tiro
s y olor de pólvora ...
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
129
Es p
or esta in
gen
ua razón ética invertida, que g
ran p
arte del pueblo se com
plica con los "m
atutero
s" y con
traban
distas,
prestándoles un apoyo que en realidad carece de todo fondo y
disculpa moral. E
s así, pues, como en to
das p
artes los con
trab
and
istas de muchos productos de g
ran consum
o log
ran reali
zar buenos negocios al am
paro
solapado del m
ismo público, a
quien se perju
dica con este delito tan
difundido y nocivo para
la organización social y estatal.. E
n lo referen
te a los mecanism
os o técnica de nu
estra "ma
tufia"
criolla, h
ay m
ucho que
decir y
po
r ello sólo vam
os a
mo
strar algunas de sus fórmulas m
ás usuales practicadas desde hace decenas de años h
asta la fecha, en que nuevas reglamen
taciones impositivas y un m
ayo
r celo de la burocracia fiscal han
lim
itado bastan
te el abuso del clandestinismo tabaquero. P
ero, el m
al inmenso causado a n
uestras honestas in
du
strias rurales y
fabriles del tabaco nadie lo p
od
rá resarcir jamás, adem
ás del atraso
muy g
rand
e causado al buen desarrollo normal de estas
ind
ustrias que, com
o decía un ministro
y hemos leído an
terior
mente, son u
na h
on
ra del país. D
esde luego, para que ex
istiera la gran
"matu
fia" era me
nester que fu
era alimen
tada p
or m
aterias prim
as librad
as del co
ntralo
r fiscal. E
sa fuen
te que era inagotable y que aun
persiste en
buena cantidad, nacía de
varios puntos, al igual
que u
n río se fo
rma de la confluencia de m
últiples arroy
os y m
anantiales.
La
base principal era el tabaco circulante sin fiscalización y el tabaco proveniente de su
stituciones y de las llamadas "in
u
tilizaciones de tabaco", de los sob
rantes de elaboración sin de
clara~ de las fam
osas y con
stantes "d
escargas".
Buena p
arte de las inutilizaciones era debida a la fabricación
' de antisárnicos. E
l fabrican
te de
estos específicos estaba en com
binación con los "matu
fieros" o lo era él m
ismo
y pedía perm
iso al fisco para in
utilizar p
artidas de tabacos p
ara fabri
car antisárnico, y en vez de emplearse el auténtico tabaco indus
trial, éste era substituído po
r palos, polvo y tierra saturad
a de polvo. E
l antisárn
ico era u
n "cu
ento
chino" y el tabaco en rama
era pasadQ a los "m
atufieros", que lo convertían en cig
arros y
cigarrillos.
130 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
El m
ayo
r volumen de ram
as ha provenido del sistem
a llam
ado
"men
or im
pu
esto".
El negocio de la v
enta de
tabaco y cig
arrillos p
or kilo, rad
icaba en
la descarg
a po
r elabo
ración
de cig
arrillos, po
r ser el que tribu
ta may
or im
puesto o sean $ 2,50 p
or kilo, qu
e corresponde al tipo
de cigarrillo
de 10 centavos y $ 5
.-al cig
arrillo de 20 centavos.
El mecig~ismo
consiste en descarg
ar con u
n
imp
uesto de
$ 1.60 como tab
aco picado, d
estruir ese im
puesto fiscal y ven
der ese kilo d
escargad
o en
cigarrillos. A
dem
ás de ese im
puesto de $ 1,60 com
o tabaco
picado hab
ía otro
imp
uesto d
e $ 0,03 para
cigarrillo
s que perm
itía un
a descarga m
ucho más
barata, pues
la Adm
inistración
adm
itía un
máx
imo
de 4
kilos
200 g
ramo
s com
o peso del millar de cig
arros a
descargar, lo cual p
ermitía
al "matu
fiero" d
escargar con $ 3
0.-
más de 30 kilos de tab
aco
en b
ruto
, calculando palo, polvo y
fermen
tación. A
dem
ás, debe agreg
arse que en la p
ráctica el "matu
fiero"
se acogía a todos los beneficios posibles para h
acer estas op
eraciones de "d
escarga".
Seg
ún
los libTos oficiales de estos m
anu
facturero
s, todo el tab
aco
que em
plean sale
despalillado, lav
ado y
dep
urad
o del
may
or p
orcen
taje de palo y polvo, que para ello acu
erda la ley.
Esclarecidas las fuentes d
e abastecimiento de m
aterias pri
mas a los "m
atufiero
s", aho
ra vamos a
echar u
n vistazo so
bre
la poderosa organización de esta industria
en la cap
ital y sus
alTededores.
En
el añ
o 1934,
para elev
ar un
info
rme so
bre ésta p
laga
ind
ustrial a
un
a institución que p
retend
ía llevar u
n ataq
ue al
con
traban
do con el apoyo del S
up
erior G
obierno, hube de ase
sorar en la p
reparació
n de u
n in
form
e a esa institución indu
strial, y en
tre mis d
atos h
abía los sig
uien
tes: "E
n la zona de esta cap
ital y sus alreded
ores existen actual
men
te varias docenas de m
anu
facturas que proveen d
entro
del p
erímetro
de la ciudad y
suburbios
a m
ás de 300 cigaTr~rías
"sui g
eneris" y
a u
n ejército
de co
rredo
res o vendedores po
r cu
enta propia, que expenden y p
rop
agan
a plen
a luz del día, po
r escritorios, casas de fam
ilia, conventillos, talleres, fábricas, es
taciones ferrov
iarias, p
uertos, tran
vías y
. ómnibus, la v
ariedad
de cigarrillos, cig
arros, tabacos picados n
egro
s, turco
s y am
e-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
131
rica nos, etc., que elabo
ran los "m
atufiero
s" en gran
escala. Y se
llega a la coquetería de ofrecer cig
arrillos de to
das clases y ca
tego
rías llamándolos con el n
om
bre de las m
arcas más aC
'reditad
as de nuestras fábricas de m
ayo
r prestig
io y au
n se o
frecen tipos de cigarrillos con el m
on
og
rama del cliente, que p
aga p
or
ello un
may
or precio
. "E
n esta o
bra desastT
osamen
te destructiv
a de la industria legal, los ag
entes de la "m
atufia" ib
an visitando clientes a lo
s que m
o straban
diversas marcas de g
ran p
restigio diciéndoles:
esta es la marca tal y cu
al y aqu
í tiene la sim
ilar nu
estra, que es m
uy
sup
erior
j pru
ébela u
sted! ...
"Y lo
gracioso y curioso de ésto era que la v
íctima CO
m
prad
ora d
e un mal p
rod
ucto
hecho fu
era de todo control higiénico p
or p
iratas de la in
du
stria, pag
aba esos cig
arrillos y
puro
s a ig
ual o m
ayo
r precio que los
legítimo
s, sin
fijarse que
esos falsos cig arrillos y cig
arros no ten
ían estam
pillas fiscales.
Y que, p
or lo m
enos, tales pro
du
ctos d
eberían
tener el descuen
to del im
puesto defraudado ... " E
n la fech
a en que
trazamo
s estos
renglones la
column
a b
arom
étrica del comercio y la in
du
stria "matu
fiera" ha b
ajado b
astantes
grados, debido
a u
n
hecho inesperad
o
que le
restó
gran
parte de la clientela p
ecamin
osa que su
stentab
a estas nega
tivas actividades indu
stTiales.
Al desarro
llarse en gran
escala y g
eneralizarse el sistem
a de prem
ios diversos y valiosos en la venta
de casi tod
as las mar
cas de cigarrillos, el público op
tó p
or con
sum
ir cigarrillos con prem
ios, d
ejand
o a
los "m
atufiero
s" en
un
a crítica
situación qu
e ha m
atado
a muchos y a los dem
ás los tiene en
un estado d
e anem
ia pro
gresiv
a que posiblemente los
exterm
inará
aun
-.
, que
no totalm
ente, porque
pareciera
que estas
plag
as deben
perd
urar con alg
ún
fin bíblico, com
o el de las famo
sas plag
as de E
gip
to.
Su
prim
ido
s los prem
ios, po
r decreto del P
od
er Ejecu
tivo,
no se rá n
ada ex
traño
que vuelva a recobT
ar algu
na v
irulen
cia este viejo y arraig
ado
mal.
El co
ntrab
and
o es
fruto
directo
de los altos impuestos y
como n
uestro
s grav
ámen
es fiscales son enormes, de ah
í que el co
ntrab
and
o su
bsistirá, to
man
do
nu
evas form
as po
r vía de adap
tación al m
edio en que se desenvuelve.
XV
III
TO
LE
RA
NC
IAS
FIS
CA
LE
S Q
UE
HA
CE
N E
L JU
EG
O D
E L
OS
"M
AT
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IER
OS
" D
E L
A IM
PO
RT
AC
ION
CO
NT
RA
LA
IN
DU
ST
RIA
NA
CIO
NA
L
Este conjunto de adversid
ades con
trarias al desarrollo de n
uestra indu
stria tabaq
uera fu
é agravado
aun
más con dispo
siciones reglam
entarias que tenían un rig
or estricto
para nuestra
producción, m
ientras daba am
plia tolerancia a los produc
tos de im
portación, como
si en el fondo de ello hubiera existid
o el raro
propósito de beneficiar a los obreros de lejanos paí
ses en pu
ro detrim
ento del trabajo y la riqueza
industrial ar
gen
tina.
Se trata de la ley que ord
ena que nu
estros cig
arrillos sean
vendidos en
atados de 10 unidades con un peso exacto de 12 g
ram
os, mien
tras que pára los cigarrillo
s importados quedó esta
blecida la libertad de unidades por atado y peso libre. E
stos dos
hechos, por sí solos, son suficientes com
o para
dar u
na g
ran
ven
taja comercial y
técnica a los
productos
importados
sobre los del país.
\ E
n el orden técnico, especialm
ente en los cigatrillos y ta-bacos "ru
bio
s", la cantid
ad de unidades envasadas y el volumen
, beneficia la calidad
, ya qué ese tip
o de tabaco aco
ndicionado en
los paquetes en varias hileras,' en latas o cartón, mantiene to~a
la frescura .y tu
rgen
cia del cigarrillo que al conservarlos m
as fresco
s evita se desmoronen las p
un
tas y pierdan h
ebras secas.
Todo lo contrario sucede con el envase en p
aquetes, que h
ace sufrir m
ucho al contenido y que además se reseca m
uy fác
ilmente.
Si del orden técnico p
asamos al com
ercial, el resultado de
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
133
estos privilegio
s no puede hab
er sido de peores consecuencias en co
ntra de n
uestra indu
stria f~bril. L
a ley que ha regido h
asta
la fecha dice:
"Para los
cigarrillos de im
portación se tolera
rán paquetes de m
ás de 12 cigarrillos, considerándose cad
a 15 g
ramo
s de peso neto o fracción excedente un paquete, y se cob
rará el im
puesto fraccionando el peso en la m
isma form
a, a
menos que al precio total de v
enta del
paquete le corresponda
un
impuesto m
ayor, según la escala, en cuyo caso se lo liqui
dará sobre el precio total de venta".
Com
o se ve, desde el prim
er mom
ento esta ley
es de su
ma
flexibilidad para con la im
portación, mien
tras deja com
primida
en los férreos m
oldes fiscales a n
uestra producción arg
entin
a. y
bien, esta elasticidad
perm
ite a los
importadores
que ten
gan
pocos escrúpulos hacer u
n juego fácil del llam
ado "im
puesto bajo". La fo
rma m
ás común de esta m
anera de b
urlar
la ley .y ob
rar como "m
atufiero
" es el siguiente ejemplo:
Si tom
amos 4 paquetes de u
na m
arca nacional del precio
de $ 0,35, esos
4 paquetes nos cuestan $ 1,40 y contienen po
r ley 48 cigarrillos, percibiendo el fisco p
or esos 4 atados 62 cen
tavos. Ah
ora bien, si adquirim
os un
a lata de "Park
Drive" im
portado, la pagam
os en el com
ercio desde $ 1,60 a $ 1,70 m/n
; esa lata contiene 50 cigarrillo
s y pag
a $ 0,54 a impuestos inter
nos, es decir 8 centavos menos que los 4 atados de producción
nacional. Y de este tenor es todo el régim
en que rige esta fo
rma
solapada de competir deslealm
ente con la ind
ustria nacional y
defrau
dar al fisco, sin ser descarad
amen
te defraudadores. A
dviértase que estos cálculos están hechos en el año 1934,
antes del aum
ento de los actuales impuestos. E
llo no altera la realid
ad y si hoy día hay im
pedimento legal p
ara esta form
a de com
erciar con cigarrillos, ello no deja de ser la verdad histórica
y d
eja constancia de lo mal que h
a sido tratada nuestra
producción por quienes m
ás debieran hab
er velado por su eng
ran
decimiento.
Anteriorm
ente, en pleno año
1929, fué
elevada
una nota a la A
dministracción correspondiente p
or varios m
anu
facture
ros nacionales, en cuyo escrito se hablaba del siguiente problema
de aforos favorable a la importación, de cuyo docum
ento copiam
os algunos párrafo
s:
134 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
"El afo
ro y derechos específicos señalados en
nu
estra tarifa de
avalúos para los
productos man
ufactu
rado
s en el
extran
jero: cigarrillos, cig
arros y tabacos elaborados, es com
pletam
ente desproporcionado con su valor real, específicam
ente en
lo que a cigarrillos se refiere. El aforo de o$s 2
.-el kilogram
o y el derecho específico de o$s 1
.-con m
ás sus adicionales, rep
resentab
a aproximadam
ente un valor despachado de $ 7 m/n.
po
r cada kilogramo, o sea a razón de 70 paquetes por kilogram
o a
$ 0,10 cada paquete, agregándose el
impuesto
interno y la
utilidad de los vendedores se llegaba a u
n precio de v
enta de
$ 0,20 po
r cada: paquete. Este erá un aforo iú
isorio
, en cuanto es sabido que los cigarrillos de procedencia ex
tranjera se h
an
vendido y venden siempre arrib
a de 40 centavos el atado o paquete. Y
un
a buena parte tienen precios com
o ya hemos visto,
que alcanzan a $ 3.-
el atado
o latita". E
n esa nota de los m
anu
facturero
s se pedía al
Superior
Gobierno que desglosara de las p
artidas 311,
312 Y
313 de la tarifa de avalúos, los tabacos picados en
heb
ra o cuerda que se estaban introduciendo del
extran
jero p
reparad
os p
ara ser entregados al consum
o, sin ninguna otra elaboración hecha en el
país. Porque al am
paro
de esa clasificación hecha para los tab
acos destinados a la elaboración de nuestras in
du
strias, se estab
an introduciendo g
rand
es cantidades de esos tabacos ya elaborados,
acogiéndose a la circunstancia de
un m
enor impuesto.
Se trató
de favorecer a nu
estra ind
ustria y resu
ltó al revés esta
protección. y
como
corona~piento de todas estas desventajas, en
ores
y contrariedades m
anifiestamente adversas
a n
uestras
industrias
del tabaco
-in
du
strias fiscalizadas
po
r el E
stado
que
tom
a de la producción fabril más del 50 %
del importe de las
ventas, sin el menor riesgo ni ap
orte de capital y ad
min
istración -
vamos a d
emo
strar otra de las dificultades que presenta
el Estad
o al desarrollo de n
uestra producción nacional:
Mien
tras los productos elaborados
del tabaco,
cigarrillos, picados
y cigarros,
pero especialm
ente los
cigarrillos, se ven
gravados con derechos específicos que oscilan entre el 30 y 50
po
r ciento del valor muy b
ajo asignado p
ara su aforo, en cam
bio, las materias p
rimas destinadas a ser elaboradas p
or nues-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
135
tras ind
ustrias nacionales, que son fuente inagotable d
e recursos fiscales y de trab
ajo p
ara nu
estro pueblo, se ven recarg
adas
con der~chos específicos que varían
entre el 55 y el 150 %
del valor aS
Ignado para su aforo.
Este
procedimiento fiscal,
esta interpretación
estatal de
ayu
dar al progreso de n
uestras in
du
strias, es realm
ente arbi
trario y siem
pre incomprensible. E
s en verdad todo un
disparate de la econom
ía industrial que el Estad
o debe co
rregir sin
demora alguna. P
ues ¿ sobre qué fundamentos, antecedentes o ejem
plos se b
asa este error de fijar en la A
qu
ana N
acional derechos del 30 %
a los tabacos elaborados en el extran
jero y a la p
ar imponerle
derechos hasta del
150 % a
las materias prim
as que nuestra in
du
stria necesita sin remedio alguno p
ara man
tener su
elaboración de productos finos de alta jerarq
uía y precios? ¿ D
e modo
qué se protege el trabajo
y el capital de lejanos países mien
tras se ponen b
arreras muy altas al trab
ajo y capitales arg
entin
os?
j Inexplicable! .
Y aquí p
areciera que surg
e un
problema difícil y no lo es
Parecería que elevando las b
arreras adu
aneras a las materia~
prim
as se produciría el adelanto de los cultivos tabacaleros argentinos, cosa m
uy lógica de pensar,
pero en realidad no son así las cosas.
Con un solo ejem
plo americano vam
os a exponer con la ma
yor simpleza cual es este p
rob
lema:
Estados U
nidos produce un
a gran
variedad de tabacos la
may
oría de buenas calidades del tipo rubio. L
a ind
ustria a~e
ricana se ad
aptó
a sus materias p
rimas, creando una variedad
de cigarrillos y tabacos que tienen ven
ta y fama m
undial. Pero
n.o sucede así .con la g
ran in
du
stria de cigarro
s puros, que necesIta
h?banos, bahías,
portorriqueños, dom
inicanos, m
ejicanos y dem
as tabacos negros. El país produce algunos tabacos negros
de semilla h
aban
a y tiene un
a capa Pensilvania y S
ilex, que la aprovechan en sus elaboraciones de puros. P
ero el habano y los
sum
atras eran necesarios p
ara man
tener las g
rand
es fábricas de T
amp
a y o
tras regiones. Es así com
o allá po
r el año 1929
se rejllizó un gran
congreso tabacalero que asesoró al Gobierno
respecto a la necesidad de rebajar derechos aduaneros a ciertos
136 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
tabacos indispensables para sus fábricas que la naclO
n no pro
ducía. A
sí lo entendió el Gobierno, rebajando notablem
ente los aforos de las tripas h
aban
as y otros tabacos y alg
un
as cw
pa
8
necesarias para la buena presentación de los p
uro
s de clase me
dia y populares. E
ste éxito, surgido de la buena inteligencia de aquellos gob
ernan
tes e industriales, creó un
estado de may
or p
rosp
eridad
in
du
strial y el presidente de la República, am
ante d
e la industria y buen fum
ador, pidió a los fabricantes que crearan el ci
garro
nacional a 5 centavos, para el pueblo. E
n el acto, fu
eron
cread
as varias vitolas y el jefe del E
stado
aceptó un
a de ellas, que sirvió de m
odelo "stand
ard" p
ara todo el país. Pocos días
más tard
e el presidente apareció en un
a fiesta de tabacaleros, fum
ando el "cigarro
nacional" e invitando a sus am
igos. Está
demás decir que el éxito fué inm
enso y al final del año las estadísticas oficiales pudieron com
probar la sum
a eno
rme de m
illones
de "cig
arros
nacionales" que
se hab
ían
consumido en
el
país. Para la A
rgen
tina no deseam
os otra cosa. N
uestras indus
trias de cigarrillos, cigarro
s y picaduras necesitan para m
anten
er su rang
o elaborando productos de buena y
de sup
erior ca
lidad, que ciertas materias p
rimas en
tren al país a
un módico
precio. E
l habano, el Su
matra y Jav
a, son indispensables para h
acer cig
arrillos finos y cig
arros buenos que satisfag
an la dem
anda nacional y au
n p
ermitan
a la in
du
stria argen
tina alcan
zar los planos honrosos y benéficos de la exportación.
No es posible explicar el
po
r qué de la discrim
inación de procedencias tab
acaleras para la fijación de los derechos adua
neros. El
tabaco p
ara n
uestro
país,
cuando llega
del ex
terior,
debe ser simplem
ente "tabaco" y no parag
uay
o, B
rasil, habano, n
orteam
ericano
o m
ej icano. D
ebería existir la igualdad de aforos p
ara la mism
a mate
ria prim
a sin distinción de nacionalidades.
Nad
a m
ás lógico
y sobre todo cuando en n
uestra tierra no se p
rod
ucirán
jamás
las ramas especiales de
Cuba, que sirv
en p
ara ento
nar y
dar
arom
a y calidad sup
erior a la producción arg
entin
a.
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
137
El problem
a no es complejo sino m
uy sencillo y claro. A
l su
prim
irse la discriminación de procedencias del tab
aco
nuestro
s industriales
po
drán
ad
qu
irir en
fo
rma
fácil la
s' ram
as habanas, orientales, ru
bias de N
orteamérica,
para sus m
ezclas y calidades superiores, robusteciéndose n
uestra producción na
cional que, a su vez y a medida de su progreso, irá consum
iendo
las ram
as arg
entin
as en
las producciones
medias
e infe
riores, tanto
de cigarrillos como de cig
arros y picaduras.
Mien
tras tanto, la industria rural
de n
uestro
s tabacos
con
tinu
ará sus
progresos basad
a en el
consumo in
terno
que crecerá
por el m
ayo
r desarrollo lógico de la producción fabril. y
a m
edida que nuestros cosecheros obtengan ramas m
ejo
res o nuevos tipos para nuevas creaciones, el m
ercado intern
o
las irá absorbiendo
po
r razones de
la eficaz
suplantación de
ramas ex
tranjeras y p
or su precio m
ás bajo. T
al es el problem
a, que sólo necesita ser equilibrado
por las instituciones agrícolas tab
acaleras de las que ya hem
os tratado. Y
a en Corrientes y S
alta se logran ramas m
uy aceptables -
como ya hem
os dicho -p
ara ser empleadas en d
etermin
adas
proporciones: en productos rubios las de Salta y en p
icadu
ras y cigarrillos de b
ajo precio las de C
orrientes. P
ero au
n hace falta m
ucho tiempo y experiencia p
ara alcan
zar este alto pleno en n
uestra producción ru
ral de
tabaco. M
ientras tan
to, no es posible d
etener la m
archa de nu
estra prog
resista ind
ustria fabril diciéndole: "esp
erad a que n
uestro
s colonos y nuestro E
stado
obtengan las ramas que necesitáis p
ara alim
entar v
uestras m
áquinas y satisfacer entonces las exigen
cias de nu
estro público
que p
aga
mu
y buenos
precios y sabe
fum
ar muy bien".
Y
po
r sobre todas las cosas:
jamás cosecharem
os ram
as h
aban
as y éstas
son im
prescindibles en
la elaboración de
cig
arrillos y cig
arros de alta calidad.
Otra fase
de este problem
a es que si
el E
stado
b
aja los afo
ros aduaneros a m
aterias prim
as de calidad que no produ
cimos, lo que d
eja de percibir aparen
temen
te por la vía adu
anerl! lo h
ará po
r la de los impuestos internos y dem
ás gabelas fiscales a la producción y consum
o si esas materias p
rimas son
138 J'U
AN
D
OM
EN
EC
H
elaboradas en form
a de producción superior, grav
ada con im
puestos los m
ás elevados del país y del mundo.
No olvidem
os que un paquete de cig
arrillos naciones de 45 centavos p
aga al
Fisco 22 %
. centavos y los atadol'¡ de 35 abonan 17 % centavos
(50
ro de su v
alor)
po
rcentaje enorm
e que da derecho al
ind
ustrial y
al público consumidor
a ser tenido
en cu
enta
po
r quien saca tan
altos intereses de esta in
du
stria. E
l ing
eniero
agró
no
mo
del M
inisterio de A
gricu
ltura se
ño
r Rom
elio J. Fern
ánd
ez, en un opúsculo publicado en ju
nio
de 1934, inicia su exposición sobre "E
l cultivo de los tabacos"
con estas palab
ras: "Este g
ran volum
en de imp
ortació
n puede
ser reemplazado con tip
os de tabacos sim
ilares de
producción nacional, recu
rriend
o a las d
istintas zonas tab
acaleras del país
con la convicción
de que
en
un fu
turo
no
lejano ten
dríam
os
nu
estros
tabacos "B
rasil -B
ahía"
y "C
ub
ano
s" arg
entin
os".
Sig
ue el au
tor diciendo que en V
illa Dolores .y
adyacencias se llegó
a o
bten
er un
pro
du
cto
con sem
illa im
po
rtada
"Brasil
Bah
ía", cuy
a degustación perm
itió establecer que "so
n suscep
tibles de ser empleados en la proporción de un 20 ó un 30 p
or
ciento en la elaboración de cigarrillos y aceptables en m
ezclas con el B
ahía im
po
rtado
". E
l ingeniero seño
r Fern
ánd
ez ha visto claram
ente este pro
blema que dejam
os arriba suficientem
ente planteado. E
sto es:
que será
materia
de tiempo,
y tiem
po largo,
tener
sustitutos
aceptables de hab
ano
s y Bah
ías y que las ramas nacionales q
u~
vay
an sobresaliendo p
od
rán ser em
pleadas en p
orcen
tajes hasta
un
a meta
determ
inad
a en
¡as calidades. M
ientras tan
to, ¿cu
ál es la razón
y causa p
ara no ayu
dar,
y más, sacrificar, el g
ran desenvolvim
iento, necesidades y progreso de
la ind
ustria fab
ril, en esp
era de que los ag
riculto
res p
ued
an lo
grar ram
as capaces de una bu
ena elaboración?
XIX
RE
GL
AS
PA
RA
EL
CU
LT
IVO
DE
L T
AB
AC
O E
N L
A
RE
PU
BL
ICA
A
RG
EN
TIN
A
Tipos
neg
ros
de las
clases B
ahía
y habano
El territo
rio de la R
epública A
rgen
tina se p
resta en casi
tod
a su v
asta extensión para el cultivo del tabaco, pero en
realidad sólo
son aptas p
ara el logro de
tipos comerciales v
arias regiones privilegiadas del
país. E
n estas regiones m
ás apropiadas los tipos más adecuados
para o
bten
er tabacos buenos y de tIpismv m
ás definido, deben cu
ltivarse los que el M
inisterio de Ag
ricultu
ra, po
r sus oficinas
técnicas, ha indicado y que son los
siguientes:
Misiones
Corrientes
Sa
lta
Tu
cu
má
n y
Ju
juy
C6rdoba
Catam
area
\ T
abaco
s de
orig
en. p
aragu
ayo
, chileno-guazú,
brasileñ
o,
¡ K
entu
cky
, M
ariland
, B
atavia y
Java.
Tipo
correntino-chileno, co
rrentin
o-K
entucky.
1 Vari.edad
de la
familia
Bu
rley,
Virg
inia,
amarillo
s, H
a¡
rnso
n.
Tipo h
aban
o, colorado.
Hab
ano
colorado, Bah
ía, cub
ano
y V
uelta
abajo
.
Hab
ano
colorado.
Los tabacos en
gen
eral que se cosechan en el país son los tip
os oscuros en la proporción de u
n 75 %
. D
e acuerdo a los
dictados de la D
irección Agrícola,
estos tipo
s oscuros
se dan
140 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
bien en las tierras livian
as, de fertilidad
natu
ral y de fácil dren
aje en C
orrientes, Tu
cum
án y Ju
juy
y los terreno
s de aluvión
de Salta.
Seg
ún
los in
form
es de la citada D
irección Agrícola,
en las zonas de C
órdoba (V
illa Dolores)
las exp
eriencias efec
tuad
as dieron un tabaco
con semillas im
po
rtadas B
rasil -B
ahía,
que muy bien -
según dicha in
stitución ofic
ial-
puede ser em
pleado en proporciones adecuadas en m
ezclas de cigarrillo
s de precios populares.
Terren
os tabacaleros
De acuerdo a lo
s preceptos de los técnicos del Estado, las
tierras más ap
rop
iadas p
ara el tabaco son
las de propiedades
físicoquímicas
a1·eno-arcülo-hum
ífM-as,
de cap
a vegetal
mu
y
pro
fun
da que no ten
gan
cal en exceso y sean de fácil dren
aje. L
a existencia de may
or proporción de nitrógeno es la que
da la m
ejor calidad y riqueza nicotinica y p
or lo m
ismo ay
ud
an
mucho al
crecimiento de
las ram
as. D
eb<:: ten
erse tamb
ién en
cu
enta el
potasio que es el que da la combustibilidad.
El ácido
fosfórico activa la
mad
urez y
produce el brilIo
de las
ramas.
Todo terren
o que reu
na estos elem
entos esenciales es apto
para
el cultivo
del tabaco.
Deben ev
itarse los cloruros que d
añan
las cualidades me
jores de esta p
lanta.
Recom
endamo
s a todo nuevo cultivador de tabaco
que prev
iamen
te realice análisis quím
icos de
las tierras
si no
quiere fraca
sar en sus loables intento
s de ob
tener tabacos com
erciales. L
o prim
ero que debe h
acerse para p
lantar tab
aco es cui
dar y seleccionar las sem
illas. L
os técnicos acon
sejan el em
pleo de buenas sem
illas, convenientemente lim
piadas a las que se les h
aya quitado todo elem
ento extrañ
o que pueda serv
ir de cond
ucto
r de parásitos y que no sean sem
illas muy liv
ianas que dfln
malos productos.
Estas depuraciones se hacen p
or m
edio de aparato
s espé-' ciales y tam
izados que avienten o separen esos cuerpos y las se-'
millas pequeñas y livianas.
' y
el mav
or cuidado debe ser el de estar seg
uro
s de que las:
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
141
semillas
son realmen
te de p
lantas
elegidas y del
tipo
que
se desea p
lantar.
Hay
que reno
var las existencias de sem
illas cuidando
que sean
de rep
rod
ucto
res que h
an
adoptado las
pre
cauciones para m
anten
er la pu
reza de los tipos de tabaco
que se desea cu
ltivar.
Depuración de la
s plan
tas destin
adas a
producir bu
enas sem
illas
Cuando están
en pleno crecimiento las p
lantas se procede
a elegir aquellas más san
as y rob
ustas que deben m
arcarse con u
n hilo o etiqueta.
Esta selección tien
e que ser a base de saber
elegir los tipos más definidos al p
ar qu
e más vigorosos.
De esta
man
era el cosechero log
ra un lote de plan
tas de iguales características y lozanía d
entro
del tipo buscado. C
ada plan
ta produce de 20 a 30 gram
os de sem
illas y puede calcular fácilm
ente po
r las plan
tas elegidas la cantidad que necesita p
ara sus cosechas posteriores. T
amb
ién
el ag
riculto
r puede
no
tar algunas
plan
tas que
tienen
las características ideales que él quiere ob
tener y proce
der a ap
artar estos ejem
plares m
arcándolos. D
e este modo se
log
ra -evitando los
cruzamientos -
la producción de
semillas
de gran
"pedigrée". C
omo el tabaco es prolífero en sus sem
illas, puede
en un
par
de años
reun
ir la
cantid
ad
suficiente p
ara cultivos
ya im
po
rtantes y
cuidando siemp
re estos detalles
alcan
zará la producción de tabacos de la mejo
r catego
ría den
tro
del tipo común de cada zona o vega.
Al respecto débese ten
er en cuen
ta que, po
r ejemplo,
una p
lanta de chileno-correntino puede d
ar la cantidad suficiente de sem
illas como p
ara cultiv
ar un
a hectárea.
Hay
un
a notable propensión en el tabaco
a los cruzamientos
espontáneos e hibridaciones. P
aTa ev
itar este fenómeno n
atural
débense cuid
ar mucho las flores de las p
lantas elegidas p
ara el objeto an
teriorm
ente dicho.
Los órganos reproductores de la flo
r del tabaco están dis
puestos en form
a que puede producirse la auto
fecundación, sin q
ue m
edien agen
tes extrañ
os que so
n los vientos y los insectos.
142 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
La autofecundación produce
semillas
de excelente
calidad y que reproducen sin d
ud
a algu
na los caracteres m
ejores de la
plan
ta de que provienen.
Un
a
esplén
did
a p
lan
ta
de tabaco
san
a
y vigoro
sa
Para el logro de estos propósitos se procede colocando u
na
bolsa de papel antes
de que
se ab
ran las flores
prim
eras, de
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
148
man
era que queden libres de la visita de insectos y o
tros cuer
.pos que lleve el viento. S
i al hacer esta operación y
a hay
flores ab
iertas deben quitarse. S
i se desea se pueden hacer m
adu
rar las semillas
den
tro
de la bolsita de papel, pero si conviniera apu
rar la mad
uració
n
conviene qu
itar esas bolsas cuando la plan
ta ha dado el n
úm
ero suficiente de cápsulas, o sea unas 200 p
or cada planta procedien
do a q
uitar todas las
demás flores
no tap
adas
con tales
resg
uard
os y se d
ejan m
adu
rar así las flores. L
a cosecha se puede efectu
ar por racimo
s o po
r capullos. P
ero, salvo algu
na finali
dad, lo más conveniente es recoger los racim
os enteros. L
a experiencia aconseja esta cosecha cuando las sem
illas están
a media m
adurez. N
o conviene cortar m
uy
temprano todas las h
ojas de estas
plan
tas de semilla, pues es por las
ho
jas por donde respira la
planta, po
r lo cual
recomendam
os d
ejar un
a tercera parte de
las hojas. C
onviene al cosechero tener provisión de buenas sem
illas y d
ada la abundancia de su producción le conviene g
uard
arlas en pequeñas bolsitas de tela puestas en lu
gar
ventilado y seco y
previamente bien lim
piadas de cuerpos extraños. L
a División de T
abacos del M
inisterio de
Ag
ricultu
ra de la N
ación puede proveer de sem
illas buenas y seleccionad
as de la variedad que se desee a
cuantos agricultores las pidan p
ara su
s cultivos. Del cultivo del tabaco en
la Arg
entin
a
El cultivo propiam
ente dicho se inicia en el almácigo, pre
via selección de las sem
illas, según ya hem
os visto. E
l almácigo de tabaco debe hacerse desde agosto h
asta m
ediados de noviem
bre cuando ya no am
enacen las heladas tardías.
El lu
gar del alm
ácigo debe ser más bien alto y abrigado y
bañado po
r la luz solar. L
a tierra se trabaja lo m
ás hondo posible y se desmenuza;
luego, p
ara esterilizarla, se amontona
un
a cantidad de
ramas
secas y
se les prende
fuego, cuidando
que éste
no tu
este el
144 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
piso y vuelva duros los terrones. L
uego se da vuelta l'a tierra
nuevamente y se procede a quem
arla en la mism
a forma.
Final
mente, se hum
edece el suelo con agu
a hirviente mu
y abundante.
Hechas estas operaciones, se pulveriza la tierra h
asta unos 10 centím
etros mezclándola COn
estiércol bien mad
urad
o y pa-
sado por una zarand
a apropiada. ,
Se p
reparan
los canteros
que ten
drán
1 m
etro
de ancho
por 3 de largo y 10 centímetros de alto, buscando fo
rmar una
suave hondonada para que el ag
ua no se escu
rra pro
ntam
ente
y arrastre consigo las semillas.
Tam
bién se pueden rod
ear de tablones.
En
cada ángulo del cantero
se colocará
una estaca
para
que sirv
a de soporte
a las
esteras o
arpili"eras que
se utilizarán p
ara pro
teger a las plantas tiernas.
El tam
año
de cada cantero por hectárea es de
20 m
etros cuadrados y la cantidad de sem
illa es de 5 a
6 gramos.
Para
evitar
las acum
ulaciones de
semillas
se debe
zarand
ear con
ceniza de mad
era o arena y así se distribuye m
ás pareja.
Esta
siembra debe hacerse a m
ano y requiere mucho cuidado.
Luego
se rastrillará el suelo m
uy suavemente y
se le
hará u
n riego
con regad
era muy fina.
Las hierbas se q
uitarán
cada mom
ento y se regará u
na o
dos veces diariamente, por la m
añan
a y por la tarde, h
asta que las plantas ten
gan
3 centímetros de altu
ra. L
uego estos riegos
deben aminorarse y se cuidará de descubrir el
almácigo en los
días buenos o templados, pues el oreo les hace m
uy
bien. P
ara proceder al trasplan
te el suelo debe ser bien labrado con anticipación a la operación del trasplante.
Al efecto se h
ará u
na arad
a de 15 centímetros de
profundidad y rastrean
do
varias veces en sentido contrario.
Si se h
a de estercolar, el abono se ech
ará por partes iguales y se en
tierra con el arado. T
erminada esta labor previa se procede al arad
o que debe
hacerse con surcos distan
tes 1 metro
y en línea recta. L
as plantas se colocan a distancia de 50 centím
etros las unas de las otras. A
las cinco o seis semanas las p
lantas del alm
ácigo tend
rán
un
a altura de 7 a 10 centím
etros y la víspera del trasplan
te se rieg
a copiosamente el
almácigo.
Toda p
lanta que
teng
a ya 4
ho
jas será trasplan
tada m
ediante el empleo de u
na h
erramien
ta llam
ada cuch
ara o azada. E
sta labor se realiza cada cu
atro o
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
145
cinco días, ,escogiendo los días nublados o las primeras h
oras de
la mañana.
Al hacer este trasp
lante delicado debe cuidarse no
apretar los tiernos tallos y que las raíces ten
gan
un
a pequeña cantidad de su
tierra. E
s elemental que al sacar las p
lantas del alm
ácigo se coloquen
en canastos forrados de
tela húm
eda y
se g
uard
arán
en lug
ar húmedo p
ara que al ser plantadas puedan prender con m
ás vigor. L
a plantación es también delicada y debe hacerse en días
nublados o muy de m
añana. E
n los sitios donde se p
lanta se
,perfo
ra la tierra con un "p
lantad
or" a
distancias ya m
edidas com
o hemos indicado, en
terrand
o la pequeña planta con su tie
rra ad
herid
a a las raíces y se llenará el agu
jero con tierra fin
a apretándola un poco
con los
dedos y
finalmente
se procede a un buen riego fino.
Seis
días m
ás tarde se procederá a
reponer las p
lantitas
que se march
itan en el trasplante.
Luego sobrevienen los cuidados de lim
pieza de hierbas ma
las. D
espués corresponden no menos de dos aporcaduras a m
ano, u
na cuando las plantas ten
gan
ya unos 45
centímetros de
altu
ra y la otra cuando lo estim
e conveni·ente el agricultor.
Cuando una buena p
arte del tabaco empieza a m
ostrar las
yemas florales a los 35 ó 40 días, se ejecu
ta la operación llam
ada de
"capa" o quite de los botones,
no efectuándose esta
operación con las plantas que se gu
ardan
para sem
illas, como
ya lo hem
os expuesto. E
sta "capada" es el corte de la parte
sup
erior de la p
lanta h
asta la tercera ho
ja de yema dejando
en cada tallo de
10 a
15 hojas, según el
estado de
vigor de
cada planta. D
espués de esta poda aparecen en las axilas de
las ho
jas varios brotes, que deben ser sacados cuidadosamente
y lo mejo
r es a mano.
Dejar estos crecim
ientos es debilitar la planta.
Más tard
e se presen
ta la maduración que se m
anifiesta por el color verde am
arillento de las hojas, que suelen tener ciertas
manchas.
Estas h
ojas van doblando hacia abajo sus p
un
tas y se cubren de una fin
a pelusa poniéndose melosas.
Hay que v
igilar
bien esta madurez pues si se cosechan las ram
as aun no bien
mad
uras salen de calidad inferior.
146 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
Al igual de lo que sucede en la cosecha cu
ban
a y canaria, que y
a hemos descripto, la cosecha arg
entin
a tiene también tres
períodos:
Cortando las p
lantas a unos 10 centím
etros del piso se dejan
en el suelo hasta que se m
architen
; luego se form
an montones o haces
que son
llevados al
secadero, donde se cuelgan las hojas separadam
ente. E
l corte de los tallos de 3 a 5 hojas, para proceder en
la fo
rma an
terior.
La recolección debe hacerse h
oja a h
oja a m
edida que ma
duren. L
os procedimientos anteriores son p
ara ramas
de calidad ordinaria, pero para ram
as de buena calidad
es este
último
el m
ejor
procedimiento,
pues de la o
tra man
era se mezclan hojas buenas y
malas,
mad
uras y verdes.
Estas ram
as deben ser secadas al sol para que p
ierdan
gran
p
arte del ag
ua que contienen.
El proceso del
secadero al uso
de n
uestra cam
pañ
a es el
siguiente: una vez oreadas las hojas, gavillas o mancuernas, se
van
colocando en varillas de alam
bre, mad
era o caña, en fo
rma
que no se toquen y rompan.
El
secadero puede tener la fo
rma de
acuerdo al gusto o
según el capital del cultivador, al que solam
ente le interesará
el resguardo del sol, del aire y de la lluvia, interviniendo en el secam
iento el aire
que circula
suavemente
en el
interio
r del
local. El secam
iento se connce cuando el tabaco adquiere un
color achocolatado oscuro y el palo de la h
oja esté bien seco.
En
el secadero suelen pasarles percances a las ramas, que
sufren
de pelusilla, moho y m
anchas neg
ras y pard
as. S
e evitan
estos inconvenientes por m
edio de
un
a buena ventilación. S
i se producen resecamientos inconvenientes se procederá a una
ventilación h
úm
eda
dejando ab
iertas p
uertas
y v
entan
as del
secadero o produciendo evaporaciones de agu
a o empleando con
tino
el pulverizador. A
lcanzado el estado de secamiento necesario se procede a
descolgar las h
ojas
o m
ancuernas y
a clasificarlas
ho
ja por
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
141
ho
ja en "capas" que es la ho
ja entera, san
a y fina, y en tripas
que son las ramas m
ás pequeñas, rugosas y rotas. E
stas ramas son colocadas sobre planchadas de m
adera en
pilas de 1 metro y m
ás de altura y se cubren con h
ojas bien
secas y se les pone sobre cada pila un peso adecuado para que
se produzca la fermentación.
Aquí, se deshacen
estas pilas y se cam
bian de posición las
hojas haciendo
que las
de afu
era pasen al in
terior y viceversa, repitiéndose la operación varias
veces hasta que a los 35 ó 45 días los pilones no produzcan m
ás calor con lo cual se d
a por termin
ada esta últim
a operación de la cosecha.
Deshecho el pilón se procede en días húm
edos a la forma
ción de gavillas o manojos de 15 a 20 hojas, que se atan
por su p
arte superior o cabezas y se en
fardan
o encajonan para ser
ofrecidas al comercio m
anufacturero.
xx
UN
HE
RM
OS
O
EN
SA
YO
TA
BA
CA
LE
RO
E
N L
A
VE
GA
DE
SA
N IS
IDR
O
En
el periódico tabacalero "La V
erdad" del 15
de febrero de
1929, n9
247, publicamos u
n artículo describiendo
un
no:able
ensayo tabacalero que
realizamos
en u
na finca
del senor
Alvaro R
amos G
uillén, situada en Open D
oor, a 100 kilómetros
de Buenos A
ires. P
or su
extensión vamos a
extractar aquel
trabajo
perio
dístico que encierra una lección tabacalera que deseamo
~ conste en activo en los
anales de esta ind
ustria ru
ral argen
tma.
* *
'"
"En
la Argentina,
la histo
ria del tabaco
es u
na h
istoria
lamentable.
Desp
ués de
50 años
de cultivos
hechos al
acaso, sin
plan ni concierto,
entre la indiferencia
del gobierno
y el
desdén general, hemos llegado a
un
a situación en que lo
poco logrado se v
a perdiendo en calidad, cantidad y entusiasmo
(1).
Ya en
1916, según las estadístncas oficiales, se cosechaba me
nos tabaco que en 1915. E
n 1918 se com
probó un
a merm
a en la producción de ram
as que alcanzaba al 60 ro comparada c.on
1916. A
nte
este espectáculo
el m
inistro
D
r. L
e B
retón, hIZO
notables esfuerzos p
ara desarrollar esta ind
ustria agrícola, p
ara
(~) E
n ese añ
o el tab
aco nacio
nal su
fría u
na crisis ';ie ,p
rod
ucción
Y
calidad
que apen
aba
a cu
anto
s breg
ábam
os
po
r el
resurg
imIen
to
de esta
;nr1n
c::h·i~
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
149·
lo cual fomentó la "D
ivisión de Tabacos del M
inisterio de Agri
cultu
ra" y colocó a su frente a u
n técnico de reputación, inicián
dose labores muy apreciables p
ara el logro del fin deseado. "P
ero
10j! cosecheros de tabacos del
país sólo h
an encon
trado
trabas burocráticas, reglam
entaciones retardatarias y nin
gú
n verdadero y positivo estím
ulo a sus afanes e intereses. L
a p
rensa h
a denunciado repetidamente, la enorm
idad de ser tratados los colonos tabacaleros cual si fu
eran delincuentes, pues
denunciaba la prensa la prisión de varios colonos por el delito de o
mitir o no practicar algunas de las tan
tas disposiciones fiscales ...
"Po
r su parte, muchos colonos y aficionados inexpertos te
nían la pretensión de cosechar "habanos", "V
irginias" o "tur
cos", en donde debías e cosechar los tabacos oriundos, pero refinados
por selecciones
y procedim
ientos adecuados,
que se
llamaban "T
ilián", "Donselaar" o "S
an Isidro".
El tipo "T
ilián" fué logrado por el agricultor canario don A
. Martín
Felipe; el
"Donselaar" por don José C
abrera, quien el año 1923 obtuvo en sus cultivos del tipo cubano y canario de "D
onselaar", espléndidas ramas
del tipo habano, que exteriorm
ente confundían a los mejores expertos en ram
as. Y
los cultivos de "S
an Isidro" son los que vam
os a relatar. P
ero es que estas ram
as muy bien logradas, no son ni serán
nunca o
tra cosa más
que ram
as argentinas. A
quí sacaremos,
de nu
estras ricas y variad
as tierr3s, tabacos típicos argentinos, los cuales deben ser llevados a su com
pleta definición típica con la su
ma jerarq
uía de
calidad que pueda lograrse en cada tipo nacional.
Obtenida esta definición y jerarq
uía, debe ad
aptarse
la materia prim
a a u
na m
anu
factura apropiada, creando tipos
de mercad
eríá en base de lo característico de esa materia p
rima
especial. E
s por este camino que irem
os adonde han
llegado las indu
strias tabacaleras norteamericanas, país que nos da el ejem
plo
po
r los
éxitos logrados
por este
procedimiento
lógico y
natu
ral. C
uando los americanos lograron sus clases definidas de ta
bacos como ser el K
entucky, Virginia, M
ariland o Burley, no se
les ocurrió imitar las picaduras habanas, ni su
s puros y cigarri-
150 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
Hos; ellos crearon su
s clases típicas con sus materias p
rimas lo
grando ofrecer al consumo universal u
na variedad de m
arcas y productos n
etamen
te americanos, con el sabor, la fortaleza y la
modalidad aue resu
ltaba de
un~, buena ind
ustria cread
ora con
tabacos de un
a tierra que daba lo suyo propio, pero de buenas calidades, p
resentad
as con el sello del am
biente natu
ral norteam
ericano.
• •
*
La pequeña v
ega "S
an Isidro",
en Open D
oor, de tierra fértil, suelta,
un tanto
húmeda y am
parad
a de los vientos po
r fo
rmar u
na hondonada en
tre suaves colinas, fué el campo de u
na
experiencia de dos años, en la que tomé p
arte activa con el pro
pietario
del campo don A
lvaro Ram
os, director técnico de un
a g
ran fáb
rica de cigarrillos de B
uenos Aires.
El señor R
amo
s y el auto
r de estas páginas, nos propusimos
alcanzar en m
ateria de tabaco un
tipo definido y característico de la zona y que tu
viera las m
ejores cualidades en su tipo, para
ver la fo
rma de
utilizarlo ya fuera
en puros,
en p
icadu
ras o en cigarrillo
s negros de determ
inado precio o categoría.
Las tierras fueron p
reparad
as a fuerza de arado
s y relab
ras para desm
enuzarlas y dejam
os alrededor
de los
plantíos hechos en
cuadrones de media
manzana,
bastan
tes frutale
s y
donde no los había se plantaron, p
ara form
ar abrigo a los vien
tos y obtener su som
bra favorable.
Se hizo un
a no
ria y se emplazaron cañerías de h
ierro p
ara facilitar los riego
s a su tiem
po. N
o se emplearon ab-onos por
ser esto motivo de estudio posterior y p
or ser la tierra de sum
a fertilidad.
Las sem
illas fuero
n traíd
as de La H
aban
a po
r un
amigo y
eran ap'ropiadas. L
os almácigos fueron h
echos con la m
isma p
rolijid
ad que
en Cuba y C
anarias.
Mientras cr~cían las tiern
as plan
tas en el almácigo se ara
ron
las tierras con surcos calculados p
ara el
distanciamiento
necesario y pro
fun
did
ad m
ediana que estim
amos la conveniente.
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
151
Llegada la época del trasp
lante, éste fué hecho observando
el procedim
iento clásico cubano y luego se hicieron los riegos
periódicos y proporcionales al
suelo y edad
de las m
atas. S
e efectuaron las relab
ras y lim
piezas de
malezas.
Los
insectos fueron
perseguidos porque abu
nd
an en toda nuestra cam
piña y llegada la h
ora se realizó el
"descogollamiento" que hicim
os personalm
ente acompañados de varios peones.
El tiem
po realizó su o
bra creadora n
atural y con rara unanim
idad las plan
tas iniciaron su m
adurez pro
miso
na.
El d
ía 26 de enero del
año
1929,
empeZ
;lmos
la cosecha
recogiendo las
prim
eras ram
as clasificadas de "p
rimeras".
Luego recogim
os los cortes de "pies"
y "centros", tendiendo las hermosas h
ojas sobre los m
ismos su
rcos,
du
rante v
arias ho
ras para que el
sol las pu
siera manidas
y luego fueron transp
ortad
as al secadero especialmente hecho,
donde las matas eran
colgadas en pequeñas manillas p
ara que el aire las secara lentam
ente du
rante unos trein
ta días. T
erm
inado el secamiento las ram
as fueron llevadas al "pilón" donde el señ
or R
amos, excelente experto, cuidó su ferm
entación a trav
és de continuos cateos del calor y hum
edad hasta que fi
nalmente se dió p
or h
echo el tabaco, que se pasó a enfard
ar en su m
odesta cantidad de unos 1.5
00
kilogramos.
Todo
ese tabaco
se dedicó
a en
sayos y
en regalos
para
dem
ostrar el
producto y sus calidades.
Nu
estra opinión y
la del
señor Alvaro R
amos fu
é que se hab
ía logrado un tipo de ram
a especial para la elaboración de cig
arros puros, pues esas
ramas eran
muy ricas en buenas capas cortas, pastosas, oscu
ras y lisas con el mínim
o de venas y Dalos y d
e mucha elastici
dad. C
alificamos es tas capas de "p
rimera calidad", color
ha
bano colorado, de matiz opaco y aterciopelado, que son carac
terísticas del habano y de tod
a buena capa. B
uen arded
or p
or
la riqu
eza potásica de aquella tierra, que habíamos analizado;
ceniza blanca-azul tipo habano, y el arom
a tenía u
na caracterÍs
tica de finu
ra seductora. E
stamo
s frente a
la prim
era cosecha seria de un
ensayo hecho a conciencia p
or expertos que sólo am
bicionaban mejo
rar el tabaco nacional y que im
plicaba ~ creación de un tipo básico
argen
tino
para una m
anu
factura de
cigarro
s y
cuyas ram
as -clasificam
os con el nombre de
"San
Isidro Argentino".
152 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
Pero
estaba
escrito que
esa lab
or no
pro
speraría
po
r el m
omento, quedando suspendida p
ara tiempos m
ejores, pues, el señ
or A
lvaro Ram
os, en u
na últim
a visita realizad
a a la "Veg
a de S
an Isid
ro" sintióse indispuesto y tres d
ías más tard
e falleció de u
na apendicitis ag
ud
a en Buenos A
ires, donde su sepelio
constituyó un
a elocuentísima uem
ostración del
aprecio que
le ten
ían sus in
nu
merab
les amigos y los m
illares de o
brero
s que estab
an bajo sus ó
rden
es y que en masa lo aco
mp
añaro
n h
asta su
últim
a morada.
Au
n m
antenemos
la creencia de que
aquel b
uen
ejem
plo será un d
ía proseguido po
r quienes sientan
amo
r po
r estas tareas que reclam
an iniciativa, amo
r al trabajo
sin recompensas
inm
ediatas y u
na fe consciente en
el éxito
de emp
resas de bien
com
ún.
XX
I
EN
FE
RM
ED
AD
ES
Y P
LA
GA
S M
AS
CO
NO
CID
AS
DE
L T
AB
AC
O
Su
s remedios y
tratamien
tos m
ás eficaces
El tabaco es u
na p
lanta que su
fre varias enferm
edades y plagas que lo
flagelan con
stantem
ente dem
andando su cultivo
muchos cuidados si se p
retend
e ob
tener ram
as sanas y
de co
tización apreciable en los mercados.
Un
a de estas enfermedades m
ás comunes es la "anguilosis"
o en
fermed
ad de las
raíces, caracterizad
a po
r la aparición de tu
mo
res o nudosidades, que en los E
stado
s Unidos llam
an "roo
tk
no
t". L
as raíces presen
tan u
na serie de
quistes del tam
año
de un g
rano
de maíz y que produce u
na serie de trasto
rno
s en la n
utrició
n de la p
lanta, que decae y m
uere. E
xisten
o
tras enferm
edades confundibles
con el
propio "ro
ot-k
no
t", pero no tien
en su
gravedad. E
stas son el
"clubro
ot" y el "cro
wn
-gall"; estas
enfermedade~
atacan con p
referen
cia los tabacos Kentucky, V
irgin
ia y Maryland.
Toda p
lanta
atacada p
or estos m
ales se pone clorótica, amarillenta, cesa de
crecer y echa flores p
rematu
ras terminando, si no se atiende a
tiempo, p
or m
orir. L
a "Hetero
dera m
arion
i", que ya h
a invadido este país y
que causa estrag
os en
el Brasil, E
stado
s Unidos y otros p
aíses de A
mérica y del viejo m
undo, es un
a enferm
edad
parasitaria
cuyo sujeto
, macho y h
emb
ra, es de gran
proliferación y ataca las raíces "a las que ab
sorb
e su ju
go
vital. E
sta plag
a según datos
oficiales del
Ministerio
de A
gri-
15
4
JU
AN
D
OM
EN
EC
H
cultu
ra del Brasil, h
a causado en aquel país enormes daños pues
to que en algunas cosechas el 'd
esastre alcanzó a producir pérdidas valuadas en m
as del 40 por ciento. S
e cree que la "Hetero
dera" es de origen tropical y
desde esas zonas se h
a extendido hacia los otros
paíseR.
llegando a
un
a difúsión casi universal. E
sta enfermedad es reinfecciosa,
es decir que se rep
ite después
de la curación porque al salir
los insectos de la
plan
ta dejan m
icroscópicas h
eridas
po
r las cuales
vuelven a
pen
etrar J;:ts
pequeñas ]jarv
as p
ara :repro
ducirse en su gran
actividad y proliferación y así hacer reto
rnar
la plan
ta a su anterio
r dolencia. F
rente a esta característica de la plaga, los agrónom
os están
estudiando la man
era de hallar un
remedio salvador y se
piensa que la solución estaría en poder log
rar por selecciones
una plan
ta que teng
a el tallo lo suficientemente duro com
o para
impedir la penetración de la fatal "H
eterod
era". T
ambién, en v
ista de la predilección de este parásito
por ciertas p
lantas com
o el repollo, el nabo, la coliflor, etc., se aconseja la rotación de cultivos intercalando los de tabaco y estas o
tras plantas o colocándolas entre las plantas de tabaco.
Al m
ismo tiem
po se recomienda desinfectar las tierras de
los alm
ácigos con
vapor, fuego
o sustancias
químicas.
Para
esto último se aconseja el em
pleo del sulfuro de carbono a razón de 150 ó 200 e. c.
par m
etro cuadrado.
Este tratam
iento
debe ser dado cuando ex
ista menos hum
edad. E
l empleo del su
lfuro
de carbono sería ideal sobre toda la tierra, pero
ello es costoso. E
n la A
rgen
tina existe toda u
na tem
ible variedad de insecto
s que atacan al tab
aco; entre éstos los
más tem
ibles son la "cafañ
ota" y el "g
usan
o gris".
Este ataca a las p
lantas en su
prim
er crecimiento, cortándolas cuando son m
uy tiernas a
ras del suelo, en u
n perfecto degüello.
Esta plaga llega a m
alog
rar to
da u
na plantación obligando a realizar o
tras nuevas. E
l ataqu
e con
tra este parásito dañino es el siguiente, según d
atos oficiales de los laboratorios técnicos de B
rasil y la Argen
tina: 1 kilogram
o de verde de Paris y 50 kilogram
os de afrecho al cual debe ag
regarse u
n poco de m
elaza, cuidando de que no fo
rme una p
asta densa. E
sta mezcla debe b
atirse mucho y em
plearla a las v
einticu
atro horas de su preparación, no dejándola
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
155"
envejecer. A
lgunos ex
perto
s aconsejan
desp
arramar
a m
ano esta m
ezcla algunos días antes del trasp
lante, pero se requiere
que la tierra esté bien prep
arada y libre de todas las m
aterias que sirven de alim
ento a este parásito. N
o pudiéndose hacer esto se recom
ienda poner el dic~o preparado venenoso alrededor de
cada planta, lo que no es ob
ra mu
y costosa.
Conviene hacer estas operaciones por la m
añana temp
rano
an
tes de que los insectos se alejen o entierren
muy hondam
ente en el suelo.
La "cafañ
ota" es m
ás fácil de destru
ir con pulverizaciones de arsen
iato de plom
o. E
ste insecto ataca a las ho
jas y es de gran
voracidad, creciendo con su
ma rapidez.
Esta plaga debe ser p
ron
tamen
te contenida pues es capaz de d
estruir en m
uy poco tiempo toda una buena cosecha.
Los expertos del M
inisterio de Ag
ricultu
ra de los E
stados U
nidos, después de muy prolongadas experiencias han llegado a
las siguientes conclusiones sobre esta plag
a: cuando las plantas de tabaco no h
an alcanzado aú
n la m
itad de
su crecimiento y
la "cafaño
ta" es pequeña, se puede pro
teger el tabaco aplicando
3 1h ó
4 kilogram
os de
arseniato de
plomo
por hectárea.
Si el insecto aparece nuevam
ente, se renueva la aplicación de este rem
edio. Si al hacer la p
rimera aplicación la "cafañ
ota" es y
a grande, se pueden em
plear 4 % ó 5 kilogram
os por hectárea y
si las ho
jas son ya grandes se em
plearán de 5 % a 6 kilogram
os. Si las condiciones de 13, p
ostu
ra de huevos se escalonan en más
de diez días, se debe ap
licar de nuevo el
procedimiento,
para
así m
atar las
orugas nacidas
de esos
huevos
recientemente
puestos. P
ueden emplearse pulverizaciones líquidas,
con dosis de 3 a 4 kilogram
os de arseniato de plom
o para cada 1
.000 litros
de agua. C
onviene que esta mezcla sea ag
itada con
stantemente.
Estas pulverizaciones líquidas son de m
ejor aplicación cuando
las plan
tas hay
an adquirido u
n desarrollo regular.
Esto
s pulverizadores deben ser poderosos y se pulverizará en días de calm
a y de mañ
ana antes que el roC
Ío se hay
a evaporado.
En
Estados U
nidos se usa este procedimiento p
ara los ta-
156 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
bacos K
entucky. P
ara
los tabacos
del tipo
"chileno gran
de",
"Batav
ia", "b
rasileño
", etc ..
se puede
aum
entar
la do¡;:is
del arsen
iato de plom
o sin tem
or a cau
sar perjuicios en las hojas. P
ara este insecto no conviene emplear el verde de P
aris, porque d
aña las h
ojas
cuando su dosis es m
ayo
r de 1f2
kilo-g
ramo
po
r hectárea. .
Es aconsejado p
or los expertos que debe em
plearse sólo arseniato de plom
o biplúmbico, p
ara obtener la segu
ridad
de que este arsen
iato contenga por lo
menos u
n 30 %
de óxido arse
nioso del cual no hay
a más de 1 %
soluble en el agua.
De no
ser así se corre el riesgo de cau
sar daño a las ramas.
. En
Tucum
án apareció, hace ya más de trein
ta años, u
na
enferm
edad
del tabaco que se le llama el "corcovo" o "jo
rob
a". L
a E
stación
E
xp
erimen
tal A
grícola de
la p
rov
incia
de T
ucu
mán
se
dedicó al
estudio de
la enferm
edad
tem
ible que
se ib
a extendiendo
po
r las
provincias de
Tucum
án, S
alta y
Corrientes.
El año 1925, el L
aboratorio de Pato
log
ía Vegetal em
pren
dió el estudio de estas dos p
lagas; vam
os a exponer a lo que se llegado en esta m
ateria: E
l síntom
a del
"corcovo" que se inicia en el tercio de su obtuso pronunciado. '
es un
encorvamiento
del tallo
altura h
asta form
ar un
ángulo
En
este
estado, las
hojas am
arillean, se
caen y
cuelgan h
asta que un march
itamien
to total m
ata la planta. T
odos los estudios realizados para esclarecer la cau
sa de esta enferm
edad han
fallado, pues no es causada po
r parásito
s, ni m
icrobios, sean bacterias u hongos.
En
un boletín del Ministerio de A
gricu
ltura, publicado en
1925, los técnicos arrib
an a
las siguientes conclusiones:
Físicas
Ca
usa
s p
red
ispo
ne
nte
s
Na,turaleza del terren
o, com
prende las tierras arcillosas o
silicosas m
uy
finas,
qu
e no facilitan
la
infiltració
n,
ni
la circu
lación
del
agu
a prov.ocando
la asfix
ia de
las raíces.
Llu
vias
inad
ecuad
as o
años m
uy
lluviosos
que p
rov
ocan
tam
bién
la
asfix
ia de
las raíces
y se
hace sen
tir m
ás en terren
os com
pactos.
Quím
icas
Biológicas
Alm
ácig
os
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
157
Exceso de m
aterias azoadas, caracterizan m
uch
as veces a
los terreno
s vírg
enes y fav
orecen
el desarrollo del "mo
saico". E
scasez de elementos indispensables, en
particu
la
r el fósforo y el potasio, mu
y necesarios en los cultivos
de tabacos.
En
este orden se hab
la de los Nem
átodos, mu
y p
rop
agad
os
en tod
a la República.
Recom
iéndase la desinfección de los semilleros con la solu
ción comercial de
formol
(40 0/0)
al 1 %
y aplicado
en la proporción de 30 litro
s po
r metro
cuad
rado
de tierra. S
emb
rar las semillas después
de los diez
días de la esterilización del
almácigo, esterilizan
do
al formol las h
erram
ientas de trab
ajo, rastrillo
, plan
tado
r y dem
ás. A
l n
acer las matitas p
ulv
erizarlas con mezcla de caldo bor
delés y arseniato
de plomo.
La "p
ulg
a" o la "pu
lgu
illa" del tabaco, o sea la "En
itrix
parv
ula", está expandida en todas las regiones tab
acaleras de la R
epública. E
sta plag
a produce sensibles pérd
idas en las vegas tab
acaleras de T
ucumán, M
isiones, Corrientes y S
alta, donde causa
grav
es males perm
anentes. S
e trata
de un insecto que tiene la form
a de un coleóptero negro,
chico y
muy
alCtivo,
que se
alimen
ta com
iéndose las
ho
jas del tabaco que perfo
ra po
r todas partes dejándolas inúti
les para su consum
o. S
us larvas se alim
entan de las raíces de la planta. E
l tabaco su
fre este ataque desde abajo
hacia arriba, desde la raíz
, h
acia el tallo y las hojas. L
os agrónomos tabaqueros recom
iendan el empleo a tiem
po del
verd
e de
Paris en
la siguiente fórm
ula:
verde de
Paris,
1 kilo
gram
o; arseniato de plom
o, 5 kilogramos (en polvo).
Un
a plantación nueva puede ser tratad
a con un
a porción de 3 kilog
ramo
s de esta mezcla p
or hectárea.
Cuando los tabacos y
a son g
rand
es debe aum
entarse la can
tidad
de insecticida po
r hectárea. E
sta desinfección
debe ser
hecha en
polvo p
ara lo
cual deben m
ezclarse los elementos insecticidas con u
na m
ateria iner
te como ser ceniza de m
adera tam
izada. M
ezcla que se hace po
r p
artes iguales en volum
en.
158 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
La eficacia de estos tratam
ientos depende de su
op
ortu
na
aplicación que debe emp
ezar desde el mom
ento en que se inicia el ataque de la plaga.
La "p
ulg
a" ataca con frecuencia los almácigos, que deben
ser protegidos
por las
pulverizaciones indicadas,
en
polvo y
a razón de 300 g
ramo
s por cada 100 metros cuadrados de al
mácigo.
Muchas
veces es
necesario ren
ov
ar el tratam
iento
. S
ufre el
tabaco de
otras
muchas
enfermedades
pero las
anotadas son las que mayorm
ente causan estragos en este cultivo
de la solanácea nicotiana.
XX
II
SUB
PR
OD
UC
TO
S DE
L T
AB
AC
O
En
el llamado "P
alacio Filipino" de M
adrid, se comprobó,
el año 1934, que del tabaco se podían obtener subproductos valiosos que serían
una bu
ena fuente de riqueza en los países de
producción tabacalera. C
on tal
motivo
el ingeniero del
Centro de F
ermentación
de Málaga, S
r. Carlos R
ein, reveló datos de g
ran interés que
deben ser divulgados especialmente en la A
rgen
tina donde
es posible cosechar grandes cantidades de tabaco.
La p
lanta nicotiana, contiene p
rimeras m
aterias que pueden ser origen de in
du
strias de sum
a importancia en la econo
mía del país, obteniendo de aquellos
subproductos la nicotina, el ácido cítrico, la celulo~:;a y el aceite de las sem
illas de la planta. L
a nicotina, que aquí no se fabrica, tiene su aplicación en
la preparación de fórmulas de insecticidas y
como an
tiparasi
tario in
terno
y externo de los animales.
La propiedad de este
alcaloide para la extirpación de los pulgones de los frutales, las
hab
as y las plan
tas hortícolas y arbóreas, es de excelentes resultados en com
binación con el
jabón potásico que sirve p
ara darle adherencia a la nicotina.
El ingeniero R
ein hizo muy com
pletos
estudios en
sus experim
entaciones de
Málaga,
curando radicalm
ente esas plantas. E
n el m
ismo C
entro de Ferm
entaciones, se lograron fabricar jabones nicotinizados,
de excelente aplicación II todo
prop6sito de acción insecticida tan
to en el orden anim
al como
en el vegetal.
En
las experiencias
malagueñas
se h
a podido com
probar
160 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
cuán
satisfactorio y
productivo es ver a
los perales,
ciruelos, m
anzanos, atacados po
r varias generaciones de pulgones, reviv
ir y dar m
agníficas cosechas bajo la curación de un
a fórm
ula
de un litro de nicotina m
ezclada a 1 kilogramo de jab
ón
blando o potásico disuelto en
100 litros de agua. E
l ácido cítrico está contenido en el tabaco en la proporción del 4 %
a 5 ro y su extracción puede realizarse al m
ismo
tiempo que la nicotina, según se está practicando actu
almen
te en Italia, que
exp
orta cerca de
4.0
00
toneladas
anuales. E
sp
aña im
po
rtaba el año 1934, de Italia, B
élgica, Checoeslovaquia
e Ing
laterra, más de 3
.00
0 quintales m
étricos, valorados en más
de 400.000 pesetas oro. L
a celulosa se obtiene de los tallos de las plan
tas de tabaco. E
ste producto tiene características morfológicas sem
ejantes a
las reducidas del chopo y esta celulosa es excelente materia p
rim
a para las in
du
strias de la fabricación de papel, linóleo, explosivos, seda artificial, cintas cinem
atográficas y celuloide. E
l tallo de la p
lanta de tabaco no
se utiliza para fu
mar y
es un
m
aterial precioso de mu
chas aplicaciones valiosas; ello im
plica u
na g
rand
e y nueva riqueza tabacalera que debe ser inco
rpo
rada
a la explotación del tabaco. L
a extracción del aceite de la semilla del tabaco es o
tro rico
producto que apenas se explota. E
ste aceite está represen
tado
en la sem
illa por un
rendimiento del
38 ro. E
ste producto es U
n magnífico alim
ento para el ganado por poseer un 30 %
de m
aterias proteicas. A
demás, un quím
ico francés acaba de exponer en un im
po
rtante trab
ajo elevado a la A
cademia de C
iencias de P
aris, en el que man
ifiesta que de la semilla del tab
aco
ha obtenido un exquisito aceite com
estible perfectam
ente salu
dable y de notable rendimiento.
Hay
perspectivas de alcanzar la obtención de nuevas mate
rias prim
as de la rica solanácea del tabaco, con lo cual un
país
tabacalero tiene asegu
rada la producción de ingentes riquezas y
material p
ara alimen
tar varias in
du
strias y dar trab
ajo a m
u
~hos obreros sin que estas
actividade~ sean p
uram
ente p
ara el consum
o de los fumadores.
El polvo de tab
aco y las aguas resu
ltantes de sus lavados
bajo presión o cocimientos, son m
uy
excelentes elementos
in-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
161
secticidas especiales para curaciones vegetales y
especialmente
para la fabricación de antisárnicos, los que en su
may
or p
arte son elaborados a base de esto
s elementos tabáquicos.
El ácido nicotínico,
po
r último, está p
restand
o a
la terapéutica m
od
erna
excelentes resultados
en su aplicación,
para
com
batir diversas enferm
edades.
XX
III
EL
TA
BA
CO
AD
QU
IER
E C
AT
EG
OR
IA D
E E
LE
ME
NT
O
DE
G
RA
N
IMP
OR
TA
NC
IA
SO
CIA
L,
EC
ON
OM
ICA
y
CIE
NT
IFIC
A
Era de esp
erar qu
e un producto com
o el
tabaco, que ad
quiere en
todo el
mu
nd
o
una imp
ortan
cia tan
gran
de
en los
órden
es económ
ico, social y científico, determ
inara la aparición
de organizaciones
de carácter técnico,
económico
y científico,
que tu
vieran
por
ob
jeto
su estudio,
ordenación y
explotación económ
ica, priv
ada y estatal.
En
casi todas las nacion
es p
rod
ucto
ras de tabaco
existen
instituciones oficiales y
privadas que atiend
en a
esos aspectos de la indu
stria rural
y fab
ril tabacalera, destacándose
po
r su
im
po
rtancia y au
torid
ad las sociedades y la p
rensa tab
acaleras de E
stado
s Unidos
y C
uba, Italia y A
lemania.
En
Italia se pu
blica "Il T
abacco", órg
ano
de la cultu
ra de la indu
stria y del com
ercio del tabaco.
Revista am
plia y
bien
n
utrid
a de material selecto sobre el ram
o y en la cual se expone
la ob
ra intensa que aquel país h
a desarrollado para o
bten
er su
independencia tab
acalera. "H
aban
o",
es la
revista oficial
de la A
sociación de Alm
acenistas y C
osechero
s de Tabaco de C
uba, revista m
uy
imp
ortan
te y seria que defiende los intereses de esa
gran
riqueza cubana. "E
l T
obacco", im
po
rtante
revista
especializada de
Esta
dos U
nidos que men
sualm
ente expone el
pan
oram
a american
o
tabacalero. E
n el m
ismo naís se ed
ita la 'revista m
ensual "Th
e So
uth
ern
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
163
Tobacco Jo
urn
al", que como la an
terior tra
ta asu
nto
s tabaca
leros con su
ma pericia.
"El
Tab
aco"
es u
na
revista
publicada p
or
la U
nión de
Cig
arreros M
ayo
ristas de Buenos A
ires, editad
a mensualm
ente, que se p
reocu
pa de los in
tereses del gremio de d
istribu
ido
res de artículos de cig
arrería y ofrece un material serio, adecuado al
objeto de su
preferencia. "V
ida T
abacalera", revista m
ensual que defiende los
inte
reses de los cigarrero
s min
oristas al igual que o
tras dos revistas
del m
ismo
gremio,
titulad
as: "D
espertar"
y "L
a Voz
del
Cig
arrero",
amb
as coinciden en
los
mism
os propósito
s defen
sivos de ese num
eroso grem
io de m
inoristas. "E
l C
ron
ista Tabacalero", es
órgano de la A
sociación de
Cosecheros,
Com
erciantes y
Man
ufactu
reros
de T
abacos.
Su
actuación es
especialmente
defensiva de
los in
tereses de
los cosech
eros y comerciantes de tabaco en ram
a. P
ero la rev
ista tabacalera p
or excelencia es la ed
itada p
or
el M
inisterio de A
gricu
ltura de la R
epública Arg
entin
a, b
ajo
el título de "Boletín T
abacalero
". S
e trata
de u
na rev
ista de carácter técnico y de generalización del cultivo y
perfeccionam
iento de los tabaco
s argen
tino
s, al par que m
antiene u
na lite
ratura in
structiv
a respecto al estado, situación com
ercial y agrí
cola del
tabaco
en todo el
mundo.
El m
ismo
Ministerio
lleva publicados num
erosos folletos
sobre especialidades tabacaleras,
su perfeccionam
iento, su comercio, sus leyes y la patología ve
getal del tabaco, dando no
rmas sobre los procesos de
curación y ex
tirpació
n de las num
erosas plagas del tabaco. R
ecordamos
también
las desaparecidas
revistas
tabacaleras de B
uenos Aires, "E
l Herald
o T
abacalero" y "La V
erdad
", órganos q
ue co
ntrib
uy
eron
al pro
greso del com
ercio y las indus
trias rurales y fabriles del tabaco.
En
los E
stado
s Unido
s, F
rancia, Italia y
Alem
ania, exis
ten instituciones que se dedican al estudio del tab
aco com
o elem
ento higiénico, económico y científico. E
n N
orteam
érica Th
e F
edem'z T
rade Com
ission, ha reunido un g
ran caudal de testi
monios so
bre las v
irtud
es del tabaco, especialmente del habano.
La A
sociación de Alm
acenistas y Cosech
eros de Tabacos de C
uba es u
na in
stitució
n tab
acalera que controla el comercio, la ag
ri-
164 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
cultu
ra y la moral de la rica producción tab
acalera de la Gran
A
ntilla, ejerciendo un
a labor muy útil sobre esta riqueza cu
ban
a a la que orienta en su desarrollo, cuidando a la vez la m
oral
del comercio y la producción nacional.
Casi
no hay un
país tabacalero
donde no
existan
un
a o
varias de estas asociaciones tabacaleras.
Pero
recientemente se h
a fundado en A
lemania u
na g
ran
sociedad tabacalera
qu
e reúne
condiciones serias
y de
orden general p
ara el estudio del tabaco en todas sus manifestaciones
en lo com
ercial, agrícola, económico y científico. E
sta institu
ción se denom
ina Sociedad C
ientífica Intern
acional del Tabaco.
Desde el año 1938, funciona en B
erl{n la Academ
ia Nicoti
nian
a Internacional, que quiere realizar un
a colaboración mu
n
dial respecto del tabaco. E
sta sociedad, prim
eramen
te formada p
or hom
bres de ciencia de pocos países de E
uro
pa, ah
ora ad
mite en su
s filas a los
investigadores de no
ta de todas las naciones.
La asociación tien
e estatuto
s semejantes a los de las aca
demias científicas, h
ay m
iembros num
erarios y su
pern
um
erario
s; los primeros son elegidos por las asam
bleas generales y
los segundos por nombram
iento directo. L
os m
iembro
s num
erario
s son investigado-res y hombres de ciencia destacados. A
este in
stitmo
pueden ad
herirse
como
miem
bros su
pern
um
eraríos
todos los centros científicos, corporaciones, autoridades
y em
p
resas tabacaleras. E
l PTopósito p
rincip
al de la sociedad es recoger y exam
inar
el material de investigaciones de todo el m
undo. Para la reali
zación de su labor y difusión de conocim
ientos científicos la entidad posee y
a varios órganos de publicidad
de sum
a im
po
rtancia, que se titu
lan:
"E'! T
abaco", "Publicaciones de
la So
ciedad C
ientífica Intern
acion
al del T
abaco" y varios boletines
especiales. T
ambién h
an sido publicados en un g
ran tom
o los trabajo
s especiales
del sabio
doctor W
enush, que
lleva por título
"El
humo del tabaco". P
ara mayor 'rendim
iento técnico, esta sociedad ha dividido
su vasta labor en v
arias secciones, como ser historia, quím
ica, higiene, técnica, económ
ica, científica y finan
ciera del tabaco.
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
165
Adem
ás hay
otras tareas im
portantes que son
: la botánica del cultivo, cu
ya sede cen
tral está en Rom
a, la que form
a parte
de esta sociedad como m
iembro num
erario. L
a dirección de esta g
ran asociación
está compuesta p
or
una comisión ejecutiva,
integ
rada por el
presidente, el
secretario
general y tres vicepresidentes. E
l presidente está aseso
rado por un
· consejo actualmente com
puesto por los siguientes
hombres de ciencia y de
la ind
ustria tabacalera, form
ado por la siguiente nóm
ina: doctor Th. A
ndreadis, de Grecia; profeso
r doctor B
ernard
ini, de R
oma; señ
or L
. Cueva de A
Icover, de Gijón
Esp
aña;
seño
r H.
Grem
er, de A
msterd
am;
doctor F
arting
er, de B
ud
apest; doctor L
. Grau -
Agüero, de L
a Hab
ana; ingenie
ro P
. O. H
olsti, de Estocolm
o; profesor Dr. K
oenig, de Forch
heim B
. K
arlsruh
e; doctor
J. M
arkorie, de
Belgrado;
doctor C
. Pyriki, de D
resde; doctor U. R
ossi, de Rom
a; seño
r Aage L
. R
ytter, de Copenhague; doctor G
. Stahl, de B
erlín; doctor J. V
ladescu, de B
ucarest, y señor K. W
enkel, de Ham
burgo. E
ste cuerpo de asesores técnicos y científicos es la mayor
garan
tía de la ob
ra grande y seria que está realizando esta institución m
undial del tabaco. Notam
os, no obstante, que Sudam
érica no está rep
resentad
a en este cuerpo académico, siendo esta
parte del co
ntin
ente tan
rica en tabacos, no solamente por su
calidad, sino
po
r la
importan
cia g
rand
e de
su
producción y
sobre todo po
r el ilimitado p
orv
enir que ag
uard
a al desarrollo n
atural de la riqueza tab
acalera de todas las naciones sudame
ricanas. E
sta institución, como reza en sus estatutos, in
tenta resol
ver por estrecha colaboración internacional todos los problem
as que afectan
al tabaco para bien de los E
stados y de sus poblaciones, buscando soluciones que beneficien a cuántos hom
bres, países y
empresas se dediquen a la explotación de esta riqueza in
ternacional, cuyo aumento es visible cada día.
La sociedad había p
reparad
o
un g
ran
Congreso
Intern
acional del T
abaco a realizarse en el año 1939, pero los graves
acontecimientos políticos
han
aplazado p
ara otra
oportunidad su realización.
XX
IV
EL
TA
BA
CO
, C
OM
PA
ÑE
RO
DE
L
AL
MA
No es este títu
lo "E
l tabaco, com
pañero del alma" un títu
lo
baladí ni es el deseo trivial de o
rnam
entar u
na p
ágin
a con un titu
lar de relum
bró
n; es que, realm
ente, no hay
otra fo
rma de
exp
resar ese vínculo esp
iritual,
inefable, que
liga a
un ciga
rrillo, o un
a pip
a bien cargad
a de rub
ias heb
ras con ciertos estados del alm
a, sobre todo cuando estam
os mu
y solos, m
uy
preocupados o entregados al
enerv
ante trab
ajo intelectual.
Parece
como si el tabaco tu
viera en sus fib
ras arom
áticas un tónico que o
brara sobre el alm
a qu
e reclama este incentivo dulce, su
ave y
arom
ático
para d
espleg
ar sus recónditas
emociones,
ya
en la
soledad o bien en las exig
encias m
entales de aquel que reclama
a su alma algo m
ás espiritu
al que lo que p
ued
an d
ar sus sentidos ...
El escrito
r escud
riña en su m
ente; el artista, que an
hela
visiones de recuerdos
e im
ágenes,
en su
exaltación creado
ra; aquel que su
fre males de am
or o m
ales del destino adverso, llama
hacia su
s labios, en inconsciente gesto,
al am
igo cigarrillo, al confidente íntim
o, que en sus labios se consum
e dándole su esen
cia sutil y enervante, esa chispa d
e fuegt-y
espiral de azulino
humo,
en cuyas
vol un
tas el
genio h
um
ano descubre
aquellas im
ágenes y p
alabras ta
n necesarias a
sus ideales creadores. W
. F
ernán
dez F
lórez, el ilu
stre escritor español h
a dicho del
cigarrillo
estas herm
osas p
alabras:
"El
fum
ar constituye
un
a necesidad tan arraig
ada
como
la de
beb
er y m
ucho m
ás que la de com
er. .. Se h
an escrito num
erosas novelas h
ablan
do
de los su
frimien
tos de unos cuantos hom
bres abandonados sob
re
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
167
un
a balsa en la soledad de los m
ares. ¿ Po
r qué no se trata
con la m
isma can
tidad
de retórica y de sentim
entalismo a los m
illones de seres que hace m
uchos días que no fum
an?
"¿ Se h
an d
eterminado ustedes a ex
amin
ar las ang
ustias qu
e ex
perim
enta el fu
mad
or al q
ue se suprim
e de repen
te el tabaco
? N
o se conoce
nad
a más
horrible. E
l fum
ado
r saca
incesantem
ente de su
bolsillo la vacía petaca, palpa todas las faltrique
ras, susp
ira, aunque sea un
. polvillo de rapé. "
N o puede tra
bajar; las ideas son tru
ncad
as po
r esta otra idea sistem
áticam
ente rep
etida: ¡ S
i pudiera fum
ar! "C
oncluye po
r no pen
sar en otras cosas. L
a mejo
r comida
no le satisface. Gim
e: "¡ Qué bien vendría ah
ora un cigarrillo!"
Cuando to
ma el café la to
rtura se agudiza ex
traord
inariam
ente.
Está de m
al hu
mo
r, riñe con sus compañeros de oficina, altera
la paz del ho
gar, v
a y viene sin m
otivo justificado ... "
El tabaco, y
a sea gastad
o en
pipa, puros o cigarrillos, es
en n
uestro
s tiempos el elixir m
ás difundido en todo el globo y
su consum
o avan
za penetrando cada día m
ás en el seno de las
mu
ltitud
es hu
man
as, que lo exigen como un alim
ento indispen
sable, no solamente del cuerpo, sino del espíritu. D
e ahí su g
ran
invasión sob
re el mundo fem
enino, que se acostu
mb
ró a fu
mar
cuando la gran
gu
erra mundial cubrió a la m
ayo
ría de los pueblos con el m
anto
fatídico del dolor, la desesperación y la ner
viosidad p
rofu
nd
amen
te exten
did
a en
tre las
mu
jeres, novias,
hijas, h
erman
as y m
adres. ..
¿ En
cuántos ho
gares de E
uro
pa
y Am
érica la mu
jer que se quedó sola o perdió sus seres m
ás queridos no encontró o
tro m
ejor lenitivo a sus su
frimien
tos m
orales que el en
tregarse a la g
rata compañía de un cigarrillo que,
po
r lo menos d
uran
te unos min
uto
s, calmaba su
s pen
as? De ah
í la generalización sorprendente del consum
o de cigarrillos por la m
ujer, cuyo consum
o de tabaco
tanto
se desarrolló desde el año 1918 h
asta la fecha. F
um
ar es un
a cosa que agrad
a, que alienta, que acompaña
en el sosiego y en la batalla, que fo
rma p
arte de nu
estra actividad espiritual y que no podem
os dejar, porque es n
uestro
mejo
r com
pañero. E
l fum
ar pone en muchos h
om
bres y,
sobre todo en mu
chos gremios, su
no
ta característica. No es posible im
agin
arse
Es l!1'
o h01°a
de ola siesta
en
la ta
l ode estiva
l en
las a
ltul°as
pen
insu
lares;
el vteJo
y rectO
la
bra
do
r n
o
dUe?"111e
prefi1
oiendo a
rma
r su
"p
itillo"
de
gru
esa
hebrl!'
Vúoginia
que
le tien
e d
espierto
y
avispado,
pa
ra
cuid
ar
que sus oveJas no rnu
el oda
n los
brotes flo
recidos
de su
s h
orta
lizas
o o
o
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
169
al viejo marin
o inglés, alem
án, francés o nórdico, sin
sus botas
de goma, su
barb
a redonda sin bigote y su so
mb
rero co
ntra la
lluvia y en sus carnudos labios salitrosos la p
ipa echando hu
mo
. .. P
ipa d€
raíz de guindo o fresno, im
pr€
gn
ada de ran
cia nicotina
que huele a dem
onios o . o, pero qU
€ el
rud
o
marin€ro
chu
pa sin cesar en in
termin
able coloquio in
terior de su alm
a y su
cachimba pestilente.
Yeso
s hombr€
s de mar llegan a m
uy
viejos si no perecen en la trag
edia del cotidiano b
regar con las olas y las to
rmen
tas im
placables. Lleg
an a mu
y viejos siem
pre fumando, con su pipa
en la boca, su trago
de agu
ardien
te que limpia la nicotina, su
canción m
arinera y
sus interjeccion
es rudas, com
o lo
es tod
a su adm
irabl€ y fuerte salud.
Cuando el filó
sofo y filántropo alemán Z
eller se entreg
aba
a sus hondas labores tenía que fu
mar, y él h
a dicho lo sigu
iente:
"Cuando visito a
alguna personalidad para pedirle su coopera
ción y v€o sob
re la mesa de trab
ajo u
na pipa o u
na caja de ta
bacos, mis esperanzas se robustecen en seg
uida. Esto
y casi se
gu
ro del éxito". Indudablem
ente que Zeller, al v
er el tabaco y la pipa, suponía allí a u
n buen fu
mad
or y
sa~ía por experiencia qU
€ todo fu
mad
or de ley
es un ho
mb
re predispuesto a las comunicaciones
€spirituales que pronto abren
el cam
ino seguro
para to
da em
p
resa de bien al prójimo.
Un
distinguido escrito
r cubano, R
icardo A
. C
asado, refi
riéndose a este m
ismo tem
a dice respecto a estas p
alabras de
Zeller: "P
arece que efectivamente, el tabaco p
redispone al bien, al am
or, a la caridad, como todo lo que lleva al esp
íritu un placer
inocente" . E
s que el fum
ar y el sab€
r fum
ar buenos tabacos, de arom
ática y suav
e calidad, desp
ierta en el fum
ado
r un
a sensación de optim
ismo, de ín
tima satisfacción, que q
uisiera tra
sladar a
cuantos le rodean, porque el natu
ral egoísmo se desvanec€ en el
sujeto
extasiad
o en
un delicioso fum
ar y sobreviene en tal es
tado
de calma y dulzura del alm
a un
hondo deseo de que todos d
isfruten
un poco de su recóndito bienestar. E
l "Man
ual del V
eguero v"enezolano", de
1884, rep
rod
ujo
u
na frase del insigne patricio cubano M
artí, que encierra u
na
170 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
herm
osa apología del tab
aco en estas pocas y
bellas palab
ras: "j C
ompañero en
la org
ía, en el trab
ajo, en la g
uerra, en
la pri
sión, en el triu
nfo
y la derro
ta, en la risa jocu
nd
a como en
el duelo in
finito
. .. Ju
nto
al lecho de mu
erte de un ser querido,
jamás se nos o
currirá ab
rir las páginas de un libro, pero si en
cambio h
asta en ese mo
men
to de an
gu
stia sup
rema encendem
os u
n p
uro
o un
cigarrillo, el humo entonces nos invade, no sólo el
pecho, sino hasta el alm
a, y parece después como si en
las volu
tas blanquecinas alejárase disuelta alg
un
a p
arte de la p
ena
inmensa. "j C
ompañero fiel! E
s po
r eso que sin vacilación algu
na lo
podemos
decir: M
ejor amig
o que
el tabaco,
ni siq
uiera el
lib
ro ... "
El tabaco h
a tenido y tiene muchos y em
pecinados detrac
tores; sobre todo en el m
undo de los profesionales de la medi
cina se ha
puesto en
acción toda
una cru
zada an
titabáq
uica,
cuyas ondas de difamación encierran terrib
les anatem
as y pre
sagios para los fum
adores. E
n todo esto h
ay m
uch
a palabrería, mucho snobism
o cientificista
y tamb
ién b
astantes intereses
. " P
ara trata
r este últim
o aspecto sólo vam
os a record
ar un
a rev
ista de apariencia hig
ienista y m
edicinal que hace unos año
s levantó u
na tenaz cam
pañ
a con
tra el "funesto y
terrible vicio de fu
ma
r", anunciando en su
s páginas verdaderos ho
rrores can
cerosos,
escleróticos, m
entales
y nerviosos,
producidos p
or
el fa
tal vicio,
que estaba diezm
ando a la
hu
man
idad
contem
porán
ea ... y
bien, todo lo que pasab
a en este asun
to era que el p
ro
pietario
del h
um
anitario
órg
ano
higienista, prev
ia su p
rimera
camp
aña am
edren
tado
ra, fué
se a obtener de los gran
des fab
rican
tes de tabacos, sendos avisos bien pagados que no consiguió en absoluto. L
a camp
aña se extrem
ó po
r ven
gan
za y luego ante
su to
tal ineficacia cesó como p
or encanto.
Tam
bién
hay
realmen
te médicos que ven en el tab
aco u
na
~uente de m
ales modernos y
estos "sabios" no con
sideran
que el tabaco, com
o todas las cosas, aun
las más inofensivas, hace
daño si se abu
sa de su consum
o persistente. A
l respecto queremos reco
rdar una anécdota del sabio p
ro-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
171
fesor francés Ju
an M
artín C
harcot, que en u
na reu
nió
n de la
Academ
ia de Ciencias de P
arís, allá p
or el año 1870, al tratarse
del café y del tabaco, en su
s aspectos médico
s, se levantó p
ara rep
licar al imp
ug
nad
or
de esto
s productos
diciéndole: "Sí,
el café es
~m veneno,
peero q
ue tarda cien años en
ma
tar
(1 un
hombre" ... E
l tabaco
será tamb
ién uno de los tan
tos venenos que pro-
longan la vid
a si se sabe hacer de él un buen consum
o que no in
curra en
abuso y que el poco mal que p
ued
a llevar en su esen
cia sea altamen
te compensado con el g
ran bien que produce en
su d
istracción
esp
iritual
y entonam
iento físico.
Bienes
éstos, que no sólo co
ntrarrestan
el mal m
enor, sin? que supe~á,n~olo con creces ay
ud
an a vivir, a
pro
lon
gar la V
Ida, com
o IrO
l11Ca
men
te lo dijo
el sabio Cha'I'cot.
El tab
aco contiene tres elem
entos químico
s que le dan
su característica
: la
nicotina, los
aceites esenciales olorosos
y el
alqu
itrán, que es la m
ateria irritante:
,..
. "T
he L
ancet", la fam
osa rev
ista medIca m
glesa, dIce res-
pecto del contenido
de nicotina
lo sig
uien
te: "L
a nico~~na se
encu
entra
en las
picad
uras
para
pipas en
la proporclO
n del
2,40 al 2,85 %. L
os cigarrillo
s egipcios y griegos contienen el 1,38 al 1,70 %
; los cigarrillos v
irgin
ias dan
el 1,40 a 1,60
7'0;
los tabaco
s ingleses, el 1,24 %; lo
s cigarrillos negros, el 1,15 ro, y los p
uro
s hab
ano
s dan
el men
or porcentaje, con el 0,64 %
. E
l tabaco
fumado en
p
ipa es
el que produce m
ayo
r por
centaje del alcaloide, dando h
asta el 1,90 ro. A
lgunos tipos de tabacos, si se absorben en fo
rma preci
pitad
a, p'l'oducen el fu
rfuro
l, que es irritante de
las muco
sas, p
ero y
a hemos indicado an
teriorm
ente el
arte de fum
ar, p
ara ev
itar estos
inconvenientes. L
a autori~ada revista n
orteam
ericana "T
he A
merican
Mer
cury
", de Nu
eva Y
ork, ha 'I'ealizado u
na encuesta en
tre hom
bres de ciencia sobre el café, el tabaco y el alcohol, p
ara saber
prácticam
ente que objeciones caben h
acer al consumo tan
univ
ersal de estos tres productos y de ello resu
lta lo de siem
pre:
que son nocivos cuando media el uso y
abuso, pero
no siendo
así esos tres productos son buenos elem
entos y hasta m
uy
conve~ientes si se em
plean en dosis mo
rigerad
as y en determ
inados
172 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
casos patológicos pueden p
restar muy excelentes resultado
s. A
bu
nd
a la opinión de médicos e higienistas en que el ta
baco, el café y el alcohol so
n determ
inantes de afecciones
del cerebro, del corazón y las arterias, pero los m
édicos saben qu
e estas dolencias en su m
ayo
r parte so
n causadas por otros agentes y p
or los años. P
ero au
n no se h
a podido demostra
r que el café y el tabaco produzcan esa dolencia del endurecim
iento arterial. E
l alcaloide del café es la cafeína, del gru
po
de las purin
as, y la cafeína se usa mucho en el tratam
iento
de las enfer
medades
del corazón,
causad
as precisam
ente pO'r
la arterioesclerosis: L
os conocidos profesores doctores G
ilbert y F
enn, de C
hicago, son los que h
an dem
ostrado
mejo
r la bo
nd
aa de este
tratamien
to
cardíaco.
Seg
ún
el
doctor G
ilbert, estas
dro
gas
pueden ser recetadas en largos tratamien
tos sin p
rod
ucir efec
tos nocivos. E
l mism
o profesor dice en "The A
merican M
ercury
": "He
estado trabajan
do
siete años
en un
sanato
rio antituberculoso
y he observado allí qu
e el cigarrillo no
causa efectos
dañinos en los
pulmones
; los fu
mad
ores reaccionan
de la tuberculosis
con tanta rap
idez com
o los que no fum
an. En
mi propia p
ráctica he visto casos de enferm
edad del corazón del tipo que afecta a p
ersonas de mediana edad, tan
frecuentemente en
tre fumado
res como en
tre los que no fum
an". Hace poco, el doctor K
arsner, uno de los m
ás eminentes patólogo
s de Estados U
nidos, dijo en
una notable conferencia: "S
olamente sé do
s cosas respecto de
la arterioesclerosis
: un
a es que el alcohol no cau
sa esa enfer
medad, la o
tra es que tampoco la causa el tabaco".
En
resumen: el tab
aco es
un buen tónico estim
ulan
te de la fatig
a nerviosa y el íntimo placer que causa a quien lo sabe
fum
ar de buena calidad, ayu
da a vivir porque esas dos virtu
des
esenciales, tan
to
la tónica confortante como
la compañía
que p
resta al alma solitaria, en sus estados de ánim
o creados po
r el
sufrimiento,
el pensam
iento y la creatividad,
son en
ergías
suficientes que levantan al sujeto haciéndole traspo
ner las di
ficultades m
omentáneas
determinadas
po
r el viv
ir angustioso de nuestros tiem
pos. E
l cigarrillo es, po
r lo tanto, nuestro gran
compañero del
alma.
xxv
LA
"
LE
YE
ND
A
NE
GR
A
DE
L
TA
BA
CO
" Y
S
U
INC
ON
SISTE
NC
IA R
AC
ION
AL
Y C
IEN
TIF
ICA
El
tabaco h
a tenido el
raro
privilegio de
estar rodeado
, desde su
aparición en Europa, de una aureola de hechicería y
bru
jería que determinó,
desde el p
rimer m
omento,
un choque
moral co
ntra las acendradas ideas religiosas tan
predominantes
en aquella época.
La clave
del m
ovimiento
antitabáquico m
edioeval estab
a en
el fondo místico del pueblo, y ello explica la intransigencia
y las violencias de muchas p
ersecuciones que sufrió
la "yerb
a hechicera" .
En
aquel
"mare m
agn
um
" en
tre tabacófilo
s y
tabacófo-bos, sucedió 10 que siem
pre acontece con todas las persecuciones
injustificadas Y
exageradas, pues
el consum
o del
tabaco fué aum
entando en proporción a sus arbitrario
s enemigos. R
eyes y papas, obispos y
sabios, bu
rócratas y
snobistas, charlatan
es y ganapanes,
unidos en
general concierto, l.levaron
un
a tenaz y
prolongada camp
aña 'co
ntra el
tabaco h
asta alcanzar proporciones
criminales.
Ora era
un p
apa que
anatem
atizaba
el tabaco y el vicio de fum
ar, bien eran u
n obispo que arro
jaba
del templo a los que g
astaban
tabaco o allá, en Rusia y T
ur
quía, absurdos
soberanos cortaban los
labios y
lengua al
infeliz
fumador,
cuando no
era la inquisición
que ap
resaba
y castig
aba al sib
arita que se deleitaba con
un
a tagarn
ina hu
mean
te de mal tabaco ...
y el
caso de C
romw
ell, m
andando a
las tro
pas
arrancar
los tabacales
y castig
ar ru
dam
ente
a los
fumadores,
pin
ta
174 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
aquella exacerbación
fanática
fruto. de la
prédica o
rgan
izada
con
tra el tabaco po
r un
a cantidad de sujeto
s que, en realidad, n
ada sab
ían de
las cualidades especiales de esta solan
ácea recién im
po
rtada en E
uro
pa.
Pero
j oh!, el tab
aco
se difunde,
trepa a
todos los
planos sociales y,
como por capilaridad
, sube y
se infiltra en
el seno m
ismo de las cortes eu
rop
eas y satura todas las clases sociales
que en privado o en p
úb
lico fum
aban
o gastab
an rap
é po
r lib
ras. .. F
ué así com
o un
a gran
reina de Fran
cia, Catalin
a de M
édicis, abrió al tabaco
las pu
ertas de su fastu
osa corte, con
sagran
do
de hecho y desd
e las alturas a la "b
ruja y
erba" q
ue
por anto
no
ma:;¡ia se denom
inó luego "yerb
a de la reina" ...
Pa
só la
época esa
y con
ella m
uchos
de sus
preju
icios
y obscurantismo y p
ron
to el consum
o del tab
aco se h
abía ge
neralizado
po
r todos
los pu
eblos del
Viejo
Mundo.
Fren
te a
esta im
posición
tabacalera,
estadistas
inteligentes en
vez de
perseg
uir al
tabaco lo
exp
lotaron com
o un
elemento
fecundo cread
or
de ren
tas fiscales.
Desde
ese m
omento
la solanácea
antillan
a pasó a ser un
elemen
to de ren
ta estatal consagrado p
or la ley y en m
uchas n
aciones defendido po
r el Estad
o com
o un
bien nacional.
Es
así com
o v
arias nacion
es europ
eas h
an
creado los m
onopolios tabacalero
s del estado
como
parte in
teg
rante d
e la estructu
ra económ
ica del
país. O
tros estado
s, la
mayoría,
han
adoptado el
sistema
de la
ind
ustria
libre, p
ero fiscalizada por regím
enes im
positivos de
acuerdo a la capaci
dad de la
política económica de cada uno
de esos p
aíses. Los
Estad
os U
nidos son el m
odelo de este régim
en de explotación
fiscal del tabaco por un gobierno que ha sab
ido robustecer
las indu
strias p
rivadas y
po
r 10 tan
to
el rendim
iento fiscal, g
racias
a u
na sabia legislación
protectora y elástica que
ha p
erm
itido las expansiones, tanto
en el orden de la in
du
stria agrí
cola como en
el de la fabril, al p
ar que el comercio goza de u
na
ductilidad que le da v
italidad expansiva constante. Es así com
o los E
stado
s Unido
s ob
tienen
del tabaco un
a renta anual inm
ensa y
pro
gresiva.
Nu
estro país,
que adoptó la form
a no
rteamerican
a de ex
plotación estatal
del
tabaco, h
a 'obrado 'en
fo
rma
un
tan
to
"criolla" y ha contenido la espontánea expansión de estas fu
en-
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
175
tes de
riqueza, apretan
do
eno
rmem
ente el to
rniq
uete fiscal
al p
ar que creand
o trab
as, po
r un lado, a lo nacional y dando ventajas, p
or o
tro lado, a la com
petencia extran
jera. Com
petencia que ah
ora, g
racias a un
a mejo
r comprensión de la realidad eco
nómica,
está siendo
desalo
jada
por nu
estra
producción ar
gentina. E
l tabaco,
pues, se
ha
impu
esto en
todo el
mu
nd
o y
su consum
o ha adquirido proporcio
nes g
randiosas en su
constan
te aum
ento vegetativo
del 20 ro
anual. Y
e~,
curioso el
hecho
que desde que la solanácea tabáq
uica h
a alcanzado esa mundial
difusión,
el prom
edio de
vida del
ho
mb
re contem
poráneo es
may
or que el
de nuestro
s abuelos
vírgenes del
contacto nicotiano ...
Lo
s tabacófobos
argü
irán q
ue esta may
or lon
gevidad del
ho
mb
re se debe a una v
ida m
ás higiénica, a mejo
r alimentación
y al progreso de la medicina. P
ero no estam
os
conformes con
tAles
aseveraciones. Si el tab
aco es
un flagelo tan terrib
le com
o lo
afirman
los
tabacófobos, éstos
deb
erán
explicar cóm
o es
que a
pesar de
la satu
ración
tabáq
uica actual, la
hu
man
a g
rey prolonga su existencia envenenada por la
nicotina. A
dem
ás del au
men
to de
vida de nu
estros
pueblos, h
an desapare
cido con la gran
difusión del tabaco v
arias epidem
ias y dolen
cias que h
asta hace cien años diezm
aban a las
mu
ltitud
es. Y
conviene
record
ar que las pob
laciones autóctonas
de A
mérica,
en un radio comprendido desde
Virginia h
asta el B
rasil y del
Atlán
tico al
Pacífico,
gastab
an
tabaco en
gran
des
cantidades p
ara curarse diversas en
fermed
ades,
para activar sus en
ergías
y po
r placer de gu
starlo en
cigarros y en pipas. H
istórica y estadísticam
ente no
se puede asegu
rar que la introducción del tab
aco en los pueblos civilizados h
aya desm
ejorado la salud ni dism
inuído el promedio de longevidad, la que
aum
entó
apreciablemente.
Seg
uram
ente,
con u
na
finalid
ad
bien intencionada,
pero
no b
asada en estudios profundos, se h
a vuelto en estos tiempos
a reviv
ir la antig
ua leyenda n
egra del tabaco. C
omo en los tiem
pos
de C
rolnweIl,
porción de
higienistas, m
édicos, literato
s y
charlatan
es, están realizando u
na tenaz cam
pañ
a en <contra del tabaco,
al qu
e acusan arbitrariam
ente de
pro
du
cir .determ
ina-
176 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
dos males, de reb
ajar la men
te y la energ
ía del ho
mb
re y de
ser el agen
te incuestionable de la producción del cáncer, que se h
a convertido en plag
a de la época: Y ahora, com
o en los viejos tiem
pos, el consumo del tabaco se aviva y difunde en proporción
de estas nuevas
prédicas antitab
áqu
icas: las
mu
jeres se
alistan
por legiones en las filas cada vez m
ayores de fum
ado
res aum
entando así el con
traste entre el ataq
ue de los tabacófobos
y el crecimiento de los consum
idores de tabaco ... E
stas leyendas co
ntra determ
inados productos
o costum
b
res son ya m
uy
antig
uas y gastadas. A
l correr de las p
ágin
as de
este libro se describen
las feroces persecuciones. co
ntra el
tabaco y sus consum
idores y tamb
ién sus defensores notables
desde las coronas
reales h
asta la tiara papal,
desde C
atalina h
asta Gregorio X
III, qu
e le dieron a la notable solanácea su alto
rang
o com
o elemento de sano y discreto placer del hom
bre. D
espués del tabaco le tocó su turn
o a otro producto am
ericano:
la p
atata. L
os m
ismos
higienistas, m
édicos, literató
s y charlatanes, se asociaron -
muchos años m
ás tarde -
para
declararle la gu
erra ciega a la rica
y n
utritiv
a "p
apa",
her
man
a am
eriéana del
tabaco. P
ara aquellos
impugnadores
del sabroso tubérculo, éste era un producto nocivo que producía flatulencias, indigestiones y m
ales graves. Las gentes rep
ud
iaban
el nuevo alim
ento y se decía que tales raíces eran com
ida para
cerdos. .. F
ué
necesario que
las autoridades
\realizaran u
na
larga cam
pañ
a para que el pueblo, b
astante h
amb
l'iento, consum
iera la patata. Y
en esta lucha se llegó al extrem
o de que el m
inistro
de Fran
cia se pu
siera en el ojal de su casaca un
a rama
de pap
a que tamb
ién u
saron
ilustres señores, tratan
do
de ese m
odo de darle alcurnia real al tubérculo repudiado por el ch
arlatanism
o incontenido de los
que siempre em
plean su
s actividades en cau
sar daño y confusión en las colecti vidades.
La p
atata triun
fó sohre todos sus enem
igos porque era un
a realidad p
ráctica y nu
tritiva, m
ientras que su m
ala leyenda fué sólo un ard
id inconsistente.
i y que vengan hoy los
sabios y literatos a d
ifamam
os la
santa p
apa cotidiana!
Después de la g
uerra de T
urq
uía se propagó p
or to
da E
u
ropa el c0I!sumo del café y paralelam
ente a su diario aum
ento
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
177
de consum
o se formó en su co
ntra la "leyenda n
egra"
del ca
fé. .. T
an in
tensa fué
la camp
aña d
ifamato
ria en co
ntra del
café que pro
nto
terciaron en ella infinidad de sabio
s, m
édicos, higienistas, literatos y ch
arlatanes d
e toda laya. Pero
en razón de esa g
uerra sin cuartel, el arom
ático gran
o au
men
taba enor
mem
ente su consumo y se llegó a crear un ruidoso debate ge
neral en
tre cafeístas y anticafeístas.
El
grav
e problem
a fué
llevado a
la A
cademia
de C
iencias de
París
y se
entabló la
ardu
a polémica que cada vez adquiría contornos m
ás hondos y com
plejós, h
asta que el
más
ilustre m
édico de
Fran
cia tom
ó la
palab
ra en m
edio d
e la
más
profunda atención
de tan
tos
sabios y letrados. El ilu
stre prohombre se levantó y dijo a un
contrincante gritó
n: "S
eño
r académico, p
ermitid
me: el café es
segu
ramen
te un
veneno, pero
que m
ata tan
len
tamen
te que
necesita cien años para acab
ar con un hombre" ...
Se acabó la polém
ica, se acabaron los panfletos y discur
son an
ticafeístas y así,
tan elegantem
ente, terminó
un día la
"neg
ra leyenda del café" ...
A
fines del
pasado siglo
apareció la
anilina com
o tin
te excelente y b
arato p
ara telas. D
e inmediato los
cosecheros de coohiniU
a y otro
s elementos tintóreos se
pusieron en
gu
ardia
y org
anizaro
n la terrib
le leyenda neg
ra de la anilina. Du
rante
varios años el nuevo tinte no podía extenderse porque ten
ía en su co
ntra el poder de u
na g
ran publicidad d
ifamatoria. S
e contab
an m
il casos en que personas saludables hab
ían perdido su
salud e intoxicadas m
orían
sin remedio.
Algunos
diarios
contab
an cosas espeluznantes, com
o ser: "Un
hermo
so niño al que sus p
adres com
praron u
n p
ar de m
edias teñidas con
anilina, presentó al poco
tiempo señ
ales de u
na g
rave intoxicación de
la sang
re y se le hin
charo
n las p
iernas que se llenaron de lla
gas
pu
rulen
tas, m
uriendo en
tre atroces
dolores pocas
sema
nas m
ás tarde ... "
Así ::le p
rop
alaban
histo
rias de personas que sufrían
gra
ves dolencias po
r el uso de rop
as teñidas con la fatal anilina. L
a experiencia fué en este caso el defenso
r de los nuevos tin
tes que hoy coloran y dan
esplendor lum
inoso a la totalidad de
las rop
as que usa to
da la hum
anidad. E
ntre
estas num
erosas
leyendas
neg
ras las
ha
habido
178 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
políticas, internacionales,
económicas,
sociales, literarias,
históricas,
geográficas, alim
enticias y
hasta
vecinales y
personales. ¿ Q
uién no conoce la leyenda acomodaticia, en política eco
nómica,
de la
"mosca
del M
editerráneo" ... , algunas
"epizootias" ..
. , la leyend
a neg
ra de las carnes congeladas, cuando la im
plantación de los frig
orífico
s iba a trastorn
ar intereses crea
dos an
tigu
amen
te... y
finalmente
la leyenda neg
ra del vino, que surgió paralelam
ente con la gu
erra antialcohólica? E
l vino, el divino vino que G
animedes escanciaba donosa
men
te a los dioses, tam
bién
ha sufrido los rigores d
e su n
egra
leyenda. Hace apenas unos trein
ta años, en todo el mundo culto
se desarrolló la g
ran cru
zada contra el
alcoholismo.
La
lucha fué
un
iversal
y enérgica.
Esa
lucha ten
ía un
fondo de razón m
uy gran
de y el
pueblo, poseedor del
sentido com
ún, supo seguir los
consejos de los
hombres
de ciencia
y de las autoridades. E
l alcohol decayó grandemente, pero el vino
se afianzó en form
a notable. Ello era la obra del b
uen
sentido de las m
ultitudes: "V
ox P
opu¿i, V()X D
ei". Pero
, como siem
pre, los
sabios, higienistas,
escritores y
charlatan
es, confundieron
las cosas y el buen vino se vió perseguido ferozmente. P
ero h
e aquí que el
vino vuelve a reco
brar su fam
a milenaria. S
u in
ven
tor fué N
oé y así, casi, procedía de lo divino el zumo d
e la u
va bíblica ... E
l vino de pro
nto
se ve defendido y con
sagrad
o
po
r los m
ismos
que h
ace seis lu
stros lo
denigraban. E
l vino
es aho
ra anunciado en gran
des carteles de reclam
e por los mis
mos gobierno
s. Los m
édicos lo recetan con marcado eufem
ismo,
pero
lo elogian como "u
n alim
ento tónico y digestivo del hom
bre" . ..
En
la Arg
entin
a, al igual 'que en Fran
cia, el E
stado costea anuncios p
ara que el pueblo consum
a los buenos vinos nacionales. N
uestra "Jun
ta Reguladora de V
inos" publica elogios de nuestros sanos y n
utritiv
os m
ostos nacion
ales. Y así se
ha evadido la n
egra leyenda que hace pocos años nos h
ablab
a tan
mal del vino propio com
o del ajeno ...
* *
*
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
1~
Estam
os ah
ora en p
lena "leyenda n
egra del tabaco". P
od
rá esta cam
pañ
a estar insp
irada en buenos
propósitos, p
ero
lo indudable es que hay
exageración y a;rbitraried
ad en la m
ay
oría de los im
pugnadores del tabaco. R
evistas, estudios, conferencias,
cátedras,
panfletos y
pasquines, su
rgen
p
or
tod
as p
artes conteniendo tod
a clase de acusaciones con
tra el consumo
del tabaco, al que se presen
ta como un terrib
le tóxico causan
te de
males
y del
enigmático cáncer.
El "cuco" p
ara asustar a las gentes es el cáncer, que com
o no 'se sabe lo
que es ni com
o se cura, adm
ite cuantas teorías
y suposiciones le cuelguen los sabios cancerólogos y n
ada m
ás cóm
odo que hallar tan
sorpresivam
ente al diabólico agen
te cancerino en
las verdes y m
elosas h
ojas del
tabaco aromático
y confortante. P
ero algunos sabios piensan que las m
ujeres p
adecen m
ás del cáncer que los hom
bres y las mu
jeres no fum
an
(salvo la reciente afición fem
enina que es
un "snobism
o" de p
ostg
uerra). A
lguien argü
irá que hay
el cáncer del h
om
bre y
el de la mu
jer, el cáncer del sol y el del tabaco, pero siguiendo esta m
archa vam
os a to
par con el
cáncer del ag
ua...
y no
estamos m
uy
lejos, pues si a los conejos se les aplica d
uran
te u
n tiem
po u
n chorro de
vap
or de
agu
a a sus
orejas,
pro
nto
ap
arecerá el dichoso cáncer que también obtienen algunos sa
bios con la aplicación del alqu
itrán de tabaco sobre la m
isma
orej a del roedor ... T
od
a substancia
irritante
en contacto continuo
con las
muco
sas es capaz de crear estados degenerativos
en lo
s conju
nto
s celulares
y a
las sub
stancias
irritantes
es necesario
agreg
ar los agentes físicos, tales como los rayos actín
icos del
sol, que al actuar sobre la colesterina producen estados conges
tivos de
las células, quizá los rayo
s cósmicos; el
quimism
o de
gran
parte de los elem
entos de consumo, la conservación ap
areate
de las carnes, ho
rtalizas y
frutas
de n
uestra alim
enta
ción, el
abuso de dro
gas activas que se inyectan a
g'ranel en
nuestro
organismo,
a despecho
de no
hab
er com
probado su
eficacia
muchas
veces, y
la satu
ración
de
gases tóxicos
de nuestros
ambientes
irrespirab
les de
los g
rand
es centros
ur
banos. L
a circunstancia de no h
aber sido
suficientemente 'd
ete'r-
18
0
JU
AN
D
OM
EN
EC
H
minado el origen real
del proceso degenerativo de las células
de ciertas
partes
del organism
o h
um
ano
m
antiene planteado
un
interro
gan
te ansioso en los dominios de la ciencia que sólo
un
a imaginación calen
turien
ta puede alcanzar a atrib
uir a
determ
inad
o factor.
Los bacteriólogos
no h
an encontrado todavía a
la may
or
parte de los v
irus filtrab
les que provocan infecciones en m
iestro
cuerpo y ¿ po
r qué entonces nos vamos a
anticip
ar a atri
bu
ir la formación de la célula g
igan
te a productos com
o el ta
baco, cuyo uso es estimulador, provocando sensaciones de bien
estar? T
ales son las conclusiones a que llega uno de los cerebros m
ás robustos que tiene la m
edicina contemporánea: el
ilustre
doctor Alexis
Carrel, h
on
rado
no hace m
ucho con
el P
remio
N
obel: en su obra adm
irable, "L
a incógnita del hombre", cuya
lectura reco
nfo
rtante
nos perm
itimos
sug
erir a
nu
estros
lectores. E
studiando los
más
reputados tratad
istas de
Eu
rop
a: A
dolf Wenusch,
Rudolf
Scoller,
Sch
rum
pf P
ierron
y T
rendelen
bu
rg sobre el tab
aco y sus efectos en el organism
o humano,
han
puntualizado
perfectam
ente
los efectos
de la
nicotina y
demás productos de la solanácea so
bre los
aparato
s digestivo, resp
iratorio
, sanguíneo
y nervioso,
sin darle
imp
ortan
cia al
cáncer, en tanto
que encu
entran
en el tabaco elementos que si
con el abuso producen afecciones, son más bien tónicos con el
uso moderado y h
asta producen placer y b
ienestar cuando el
hombre fatigado necesita ese estim
ulante compañero.
El tabaco, com
o tod
as las cosas, hace mal a
quienes abu
san
de su consumo y no sab
en fu
mar, pues p
recipitan
el ardf>1" del cig
arro o de la pipa, donde algunas veces h
ay productos de
no mu
y buena -calidad; p
ero no al que fu
ma con v
erdad
ero de
leite, saboreando las bocanadas que
constituyen un
verd
adero
p
lacer y uno de
los alicientes m
ás amables,
íntimos e
inofensivos del m
undo. "L
a leyenda negra del tabaco", com
o todo lo que es desme
dido, falso, arbitrario
o unilateral, desap
arecerá como todas las
otras leyendas n
egras
que en
el m
undo han
sido ... L
a nicotina, tan calu
mn
iada por los tabacófobos a outrance,
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
18JJ
está ah
ora
en plena
rehabilitación g
racias a
su poder
vita
mínico.
En
el fam
oso Hospital
Hillm
an, de B
irmin
gh
am, E
stado
s U
nidos, el
emipente D
r. T
om
D
ouglas S
pies, hace
diez años
que está
realizando so
rpren
den
tes experim
entos y
log
rando m
ilagrosas curaciones de mu
y graves enferm
edades po
r medio
del empleo de v
itamin
as con su método especial.
Muchas g
raves y m
ortales enferm
edad
es ceden y desaparecen con su tra
tamiento.
La terrib
le pelag
ra, azote del
sur del
país, ha sido
vencida fácilmente con
vitaminas. O
tras grav
es enfermedades
de índole
nerv~osa y
. de la nutrición, son m
uy bien curad
as y se siguen m
étodos para lleg
ar a dom
inar plagas de la hu
ma
nidad doliente. U
na
verd
adera legión
de hombres de
ciencia están
dedi
cados a
estas labores científicas en
medio
de un
silencio so
lemne que aleja todo ch
arlatanism
o hoy tan
en boga en algu
nos centro
s titulados científicos ... E
n W
isconsin, Illinois, Ca
lifO'rnia, T
exas, Duke, N
uev
a York y otros centros de estudio
s, em
inentes investigadores luchan sin descanso po
r alcanzar so
luciones ya en vías del m
ayu
r éxito. Y
a se han
logrado las vitam
inas K
, que salvan a los recién nacidos
de las
hem
orrag
ias in
ternas;
el ácido
ascórbico, que
cura C
nleJeS enferm
edad
es de la piel y fo
rmas del
artritismo
; la
vitam
ina
E
-el
tocoferol -, que
cura
gran
des
enferme
dades de
la degeneración
nerviosa y
atonías m
usculares; la
adm
irable tiam
ina,
que cu
ra el delirium
trem
ens;
la ribofla
mina, la piridoxina y el ácido nicotínico, todos de
suma efica
cia en
el tratam
iento
de
las m
ás g
raves
enfermedades
que aco
rtan la vida h
um
ana.
El
destacado m
édico D
r. C
onrad A
. E
lvehjem,
de W
isconsin, está cu
rand
o la "glosofitia" del
perro
(lengua n
egra)
empleando el á,cido nicotínico.
Ho
yes y
a" com
ún el uso del ácido nicotínico en la cura de
varias enferm
edades de la circulación y nerviosas y acaso, no
esté lejos el
día en que este calum
niado alcaloide del tab
aco
sea un
a pan
acea con
tra males tan
grav
es como el m
ismo c¡'m
cer. E
s aún
reciente la tremen
da lucha sostenida por el
sabio ingeniero T
ellier, inv
ento
r del sistema del en
friamien
to de
las
182 .JU
AN
D
OM
EN
EC
H
carnes p
or ~
edio del éter sulfúrico, p
or lo que fué p
erseguido com
o u
n m
alhechor público y m
ás tarde
al in
sistir sob
re los
frigo
ríficos
po
r el am
oníaco, fué
perseguido, insultado y
llevado a
los tribu
nales y
condenado a
un
a mu
lta de 6000 fran
cos o p'risión. T
od
a un
a malig
na leyend
a n
egra lo
rodeó difamándolo y
haciéndole pen;ler cu
anto
ten
ía en
su defensa.
La
justicia
le propuso el perdón si se com
prometía a ab
and
on
ar sus ideas de la
conservación de
los alim
entos p
or
el frío. P
ero, h
om
bre
dig
no
y valiente, lo rechazó y fué a
purga'!' su culpa como
un
v
ulg
ar delincuente b
ajo el núm
ero 72 a cambio de su nom
bre. L
a "leyenda
neg
ra co
ntra
el frig
orífico
", sostenid
a p
or
los in
teresados en :rtan
tener la
vieja ru
tina y
los in
tereses a
su
som
bra
c'reados fracasó
, com
o to
das
estas leyendas
hipócritas y sin razón, o
rgan
izadas p
or la envidia, el
interés eco
nómico y la m
aldad hu
man
a. Tellier, al fin, triu
nfó
tras in
nu
m
erables dificultades
y p
ersecuciones, quedando
con
sagrad
o
su invento el año 1876, en M
ontevideo, donde fué com
pro
bad
a la in
mensa trascen
den
cia del frigo'rífico en la vida económ
ica de estos países y
de Eu
rop
a. T
od
a aquella baja
y p
ertinaz . leyenda negra,
para
evitar
este progreso,
fué b
arrida
po
r la
luz de
la v
erdad
y
de la
ciencia. y
para term
inar este capítulo so
bre la
leyenda neg
ra te
jida alrededor del
tabaco, podem
os aseg
urar,
parodiando u
na
frase de Rouget de l'Isle, que el
descubrimiento del tab
aco h
a am
pliad
o el cam
po de la ilusión y ha aseg
urado el im
perio de la esperanza.
XX
VI
EL
T
AB
AC
O:
ES
TIM
UL
AN
TE
D
E
LA
IN
TE
LIG
EN
CIA
Y
D
EL
PR
OG
RE
SO
DE
L M
UN
DO
Un
notable escritor cubano h
a dicho que "El tabaco es el
fiel acom
pañ
ante del h
om
bre en todos sus cam
inos esforzados". F
rase exacta, en cu
anto
realmen
te no se ve un ho
mb
re de acción,
un
p
ensad
or
y cread
or
contemporáneo,
que no
hay
a realizado su o
bra co
tidian
a en medio del
sahu
merio
excitan
te y an
imad
or de un cig
arro, u
na p
ipa o un cigarrillo.
Las azulinas volutas del arom
ático hu
mo
del tabaco constitu
yen
parte de
las energ
ías mentales y
espiritu
ales con que los h
om
bres de valía em
pren
den
sus mejores em
presas, aquellas que in
mo
rtalizan su fam
a y su ob
ra trascend
ental.
Es que u
n p
uro
o un
cigarrilo
encendido op
ortu
nam
ente,
con su tan
débil como b
rillante chispa, puede d
espejar los peo
res nu
barro
nes que obscurezcan el horizonte de u
n esp
íritu atri
bulado en el minuto de lan
zarse a resoluciones heroicas que pued
an d
arle el apetecido éxito buscado. De ah
í que vemos m
uch
as veces, a trav
és de nu
estra vid
a a ciertas perso
nas de g
ran re
lieve, de acción directiv
a o creadora, calmar sus nervio
s, ap
acig
uar su
s impulsos inciertos, prendiendo p
restamen
te, temblo
rosam
ente, un blanco cigarrillo
y llevarlo repetid
as veces a sus labios, resecos p
or la p
asión
interio
r, y al dar v
arias pitad
as a su
mágico com
pañero de papel y
tabaco, an
imarse su
ro
stro, clav
ar la vista en el
lejano
horizonte de sus
pensamiento
s y
son
reir satisfecho como si y
a tuv
iera en sus man
os la solución
del pro
blem
a tan an
siado
y an
tes tan borroso ...
Es que el tabaco es el centinela de las vigilias, del
pensa-
184 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
mien
to y de las g
rand
es y chicas ang
ustias. E
l nos perm
ite la fijación de las fo
rmas e ideas v
agas que bullen en el
cóncavo de n
uestra im
aginación y que se evaden an
te nuestro requ
erim
iento mental p
ara aprisio
narlas en la
creación de tod
a ob
ra de arte, de ciencia y litera
tura. El cigarrillo suave, de
luz escondida en la ceniza opaca, es el señero
que atrae esas fanta
sías volanderas e im
palp
ables y no
s las acerca al imán
cerebral
que las atrapa, las in
tuye, las digiere y las conv
ierte en realidades positivas de la v
ida p
rop
ia y de la comunidad social en
que hab
itamos ...
El hum
o oloroso y sutil que se nos ad
entra hasta los in
tersticios del esp
íritu es el m
oto
r humilde, silencioso,
íntimo, q
ue
ha im
pulsado a tanto
s hé'reos y b
atallado
res a ab
rir tod
as las ru
tas del mundo, y
a sean ellas las geográficas, las científicas o
las filosóficas. P
ríncip
es y reyes, nav
egan
tes y gu
erreros, n
au-
litas o av
iadores, "p
ion
eers" del progreso,
hom
bres de trab
ajo,
p sabios de labo
ratorio
y obreros de talleres, todo
s los h
om
bres
. activos que dem
and
an en
ergías a su cereb
ro en la univ
ersal ta-rea cread
ora del p
rog
reso infin
ito y com
plejo de nu
estros tiem
pos m
odernos, todos ellos fu
man
y en el aro
ma cariñoso y alen
tado
r de sus pipas o cigarrillo
s encu
entran
el estímulo ideal q
ue
les h
ace m
archar adelan
te en
la sem
pitern
a o
bra
del m
undo portentoso de creaciones en
que viv
imos.
En
la hora d
e la concentración y de la soledad porque pasam
os to
dos los
ho
mb
res sen
sibles a
los acontecim
ientos que
nos rodean, surg
e siemp
re e inv
ariablem
ente la predisposición
, la necesidad luego y p
or últim
o la acción de llevar las m
ano
s a la p
eta
ca y ex
traer de ella el níveo cartuch
o carg
ado con la poten
cia de las ambrosías de la veg
a trop
ical que, en sus volutas
perfu
mad
as, contiene almacenadas las en
ergías p
orten
tosas del
sol en todas sus plenitudes.
j Potencias y excitantes que, al ento
nar nuestros n
ervios, llegan al
alma para
calmarla y
fortale
cerla, dándole to
da la seren
idad
que reclama to
da h
ora difícil
de nu
estra existencia!
El hom
bre que espera
, el
que ansía
la realización de
su sueño o ideas, el
que siente el agobio de la exteriorización de
creaciones mentales, el filó
sofo, el poeta, el investigador, el hom
bre de m
ando, en el mom
ento
álgido de la concepción sup
rema
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
18
o del gesto
orientador, maq
uin
almen
te posa sobre sus labios la pipa, el p
uro
o el cigarrillo
y, mien
tras las azules volutas giran
en
derred
or de su cab
eza, el pensamiento su
rge claro, la im
agi
nación se multiplica y b
rota, de lo m
ás hondo del alma, la im
agen, el problem
a, la resolución y el gesto, que im
prim
e el avance
El
Gene1'a
l L
assa
lle y
el F
eldm
arisca
l prusiano,
discutien
do
el
valo?'
de u
na
pip
a ext1'aordinaT
ia
definitivo de los hechos que fo
rman
la trabazó
n de la estru
ctu
ra del mundo ...
Cuando -la g
uerra
ruso-japonesa estab
a en todo su
furo
r destructivo,
un
gen
eral jap
on
és fué g
ravem
ente herido
y fu
é necesario am
pu
tarle un
a piern
a.
186 JU
AN
D
OM
EN
EC
H
Pró
xim
a la operación de urgencia, los médicos no se atre
vían
a realizarla, p
or no existir en todo P
ort A
rthu
r un
solo g
ramo
de anestésico, p
or estar agotadas m
uchas medicinas, sien
do imposible ad
qu
irirlas de inm
ediato po
r las batallas que a
diario
se libraban. -
General -
le dij ero n los
médicos -
su excelencia va a
sufrir m
ucho en operación mu
y cruel, sin anestésico ... -
Bien,
amigos
míos
-dijo el
apuesto m
ilitar n
ipó
n-
La
ma
gn
ífica pilJa que
, C
01
1W
b
'ofeo d
e venced
01', llevó n
su
can
tpa
men
to
el G
enC1'al
La
ssalle
desp
ués
de la
victol'ia soln
'e su
adveTsario
alem
án
Se
la
obseq
uió
al
auto
r d
e este
libro el
señor
Ho
ffman
stal q
uien
la h
abía
adq
uirid
o
a u
n
an
ticu
ario
en u
no
de
sus
viajes
po
r el
Tirol
aus
triaco
tráigan
me un cig
arro de m
i tabaq
uera y corten pronto, que no
hay
tiempo que p
erder.
El general encendió u
na g
ruesa corona h
aban
a y fué operad
o sin que en
su complaciente ro
stro ap
areciera el menor ric
tus del dolor horrible que estab
a sufrien
do
, . , E
sta verdadera anécdota, simboliza en fo
rma herm
osa todo
el inefable
poder ético
espiritual que
encierra
en sus
ho
jas tiern
as y melosas el tabaco, hijo del sol, n
acido en las tierras
exu
beran
tes del trópico americano,
HIS
TO
RIA
D
EL
T
AB
AC
O
18
Es al respecto notable la leyenda del general L
assalle, exaltado fu
mad
or en pipa. E
ste célebre general fum
aba con
stantem
ente en enormes p
ipas que eran
famosas en
todo el ejército,
que se disp
utab
a el ho
no
r de poder poseer un
a de esas eno
rmes
cachimbas, después que el jefe las h
ub
iera cambiado p
or o
tras m
ás novedosas,
aunque eran
p
or lo
general m
ás g
rand
es ... y
era proverbial en la arm
ada, el
que el bizarro
LassaIle,
pitara en cualquier p
ipa que u
n jefe estren
ara, pues así "quedaba co
nsag
rada en fo
rma altam
ente honrosa p
ara su dueño. U
n d
ía se hizo un armisticio
entre prusianos y fran
ceses y el
gen
eral Lassalle,
recorrien
do
las líneas militares,
se topó con
un jefe teutón
que estab
a fumando
en u
na
colosal p
ipa
admirablem
ente tallada. Ver la g
ran pipa y en
amo
rarse de ella fué todo u
na m
isma cosa.
Lassalle, en
frentán
do
se con el militar enem
igo le propuso
de inmediato el cam
bio de su pip
a po
r uno de sus dos herm
osos caballos de batalla. E
l extran
jero no aceptó la p
rop
uesta y son
rió sarcásticam
ente. -
Bien
-díj ole
el g
eneral
francés
al co
man
dan
te ale
mán
-le doy dos caballos ...
-N
o -contestó rien
do
el dueño de la codiciada pipa.
-B
ien -in
sistió L
assalle -le
daré
tres, cuatro,
cinco caballos ...
-N
o -volvió a responder el recio prusiano, retirán
do
se m
uy orgulloso de aquella victoria m
oral-o
A
irado, el gen
eral Lassalle le g
rita: -
i Adiós
! Recu
érdate que m
e la tom
aré mañ
ana, , ,
Era
po
r la mañ
ana que term
inab
a el armisticio y no bien
asomó
el sol
el general
Lassalle
prep
aró
dos escuadrones
y, com
o si fuera u
n m
eteoro fulmíneo
, atacó al enemigo p
enetran
do
furio
samen
te en su campo y
abriéndose paso entre las águilas
pru
sianas alcanzó al F
eldm
ariscal teutón, al que rodeó y obligó a en
tregarle a la fuerza aquella codiciada p
ipa d
e que se hab
ía prendado tan
grandemente, E
ntre am
bos contendientes no m
edió
renco
r ni venganza
y L
assalle retornó
a su
camp
amento
vencedor, llevando com
o trofeo
la estupenda pip
a del g
eneral
alemán
., , A
quella extrao
rdin
aria pipa, que se con
sagra en la histo
ria
188 .J
UA
N
DO
ME
NE
CH
militar europea con un episodio tan
pintoresco como rom
ántico, tiene todo el
hondo significado simplista del
amor al
tabaco, que cobra todo su inm
enso poderío simpático en ese artefacto
sim
ple y útil por m
edio del cual muchos hom
bres de g
rand
es pasiones y em
presas valerosas como el general L
assalle, pueden gu
star en m
omentos de reposo la placidez de unas cu
antas pi
tadas que son un bálsam
o para sus ru
das alm
as de luchadores heroicos por los g
rand
es ideales humanos y patrióticos.
IND
ICE
PÁ
O.
DE
O'IC
AT
OR
IA
5
PR
ÓL
OO
O
DE
A
LB
ER
TO
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SÚ
A
7
AD
VE
RT
EN
CIA
D
EL
A
UT
OR
11
Pan
oram
a histó
rico
15 L
a ruta
histó
rica del tabaco
26
El tab
aco; su
s características div
ersas y su un
iversalid
ad
35 E
lementos
clásicos del
consumo
del tabaco
. 45
El consum
o y man
ufactu
ra de los cigarrillo
s .
62 E
l "rape" y las p
icadu
ras para
pito
y cigarrillo
s 65
El
pap
el, el
eng
rud
o
y o
tros
elementos
en la
fabricació
n
de los
cigarrillo
s .
70 E
l tab
aco
y su
s in
du
strias en
la R
epú
blica
Arg
entin
a .
77 E
l m
ejoram
iento
sistem
ático
del tab
aco
y su
s cru
zamien
tos
para
lo
grar tip
os
perfecto
s y
de ad
aptació
n
. 84
Lo que reclam
a el fomento
y protección de la in
du
stria ru
ral taba-
calera nacional, para su
desarro
llo de calidades
y can
tidad
es 91
Orígenes y
prim
eros tiem
po
s de la
ind
ustria cig
arrera argen
tina
94 L
a fam
ilia tab
acalera arg
entin
a .
98 A
nálisis
de n
uestra
ind
ustria
fab
ril cig
arrera 102
El p
rog
reso técnico de nu
estra in
du
stria tabacalera es o
bra ex
clusiv
a de
la in
iciativa
priv
ada
105 E
l desastre total de la in
du
stria de los cigarro
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111 C
omo d
esapareció
la ind
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ja 117
El co
ntrab
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del tab
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. 123
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lerancias
fiscales que
hacen
el
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o
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fieros"
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ortació
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con
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132 R
eglas p
ara
el cultivo del
tabaco
en la
República
Arg
entin
a 139
Un
hermoso ensayo tab
acalero en
la veg
a de San
Isidro
148
En
fermed
ades y
plag
as más
conocidas del
tabaco
.
153 S
ubproductos del
tabaco
159
El tabaco ad
qu
iere catego
ría de elem
ento de gran
imp
ortan
cia social, económ
ica y
científica
. 162
El tab
aco:
Com
pañero del
alma
. 166
La "ley
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ra del tabaco
" y su inconsistencia racio
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El tab
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