Post on 11-Jul-2022
La invención del 19 de Julio: El “memorial day” colombiano
Federico Álvarez Botero
Monografía de Grado para optar por el título de Antropólogo
Directora: Ana María Forero Angel
Universidad de los Andes
2017
Bogota D.C
2
Agradecimientos .......................................................................................................... 3
Introducción .................................................................................................................. 4
Primer Capítulo- Fundación ......................................................................................... 7
Segundo Capítulo - 19 de Julio ................................................................................. 21
Tercer Capítulo- Héroes ............................................................................................. 35
Conclusiones ............................................................................................................... 44
Bibliografía ................................................................................................................... 47
3
Agradecimientos
Aunque soy el autor de este documento, el mismo no sería posible sin la colaboración de muchas
personas. Los más importantes son los funcionarios de Colombia Herida y la Fundación Ejército
Celestial. De manera puntual quiero reconocer los aportes de Rodrigo Obregón, César Mora,
Diofanny González, Eloísa Cárdenas y Sandra Gil. Es en gran parte a partir de los relatos de
ellos que se construyó y articuló el documento. También tengo que agradecer a mi padre sin el
cual no me hubiese aproximado a este contexto etnográfico. A mi mamá, la primera lectora de
esta investigación. Finalmente, tengo que agradecer a varios amigos que me retroalimentaron
mientras escribía versiones preliminares de este texto, especialmente Alejandro y Rafael.
4
Introducción
El contexto etnográfico de esta investigación fue la fundación Colombia Herida. Esta Fundación
existe desde 1990 y sus oficinas se ubican en el barrio Nicolás de Federman de Bogotá. El
objetivo de la Fundación es ayudar a los miembros de la fuerza pública y sus familiares,
brindando apoyo jurídico, capacitaciones laborales y realizando actividades de integración entre
los miembros de la población que desean ayudar. Aunque se realizan distintas actividades
durante el año, el evento insignia de la Fundación es el “19 de Julio: Día de los héroes de la
Nación y sus familias”. Una fecha que se inventó en 2001 con la intención de crear un día
conmemorativo para los miembros de la fuerza pública heridos o muertos en combate y sus
familias. Conmemoración reconocida mediante la ley 913 de 2004.
La investigación se centró en analizar este evento: su historia, los intentos de difundirlo,
los sentimientos que se intentan evocar en el mismo, las estrategias que se utilizan para recordar
a los muertos y heridos y las tensiones entre los funcionarios de Colombia Herida para alcanzar
estos objetivos. Más que presentar una radiografía del día, se privilegió aproximarse a cómo los
miembros de Colombia Herida otorgan significado a esta conmemoración e intentan que más
gente participe en la misma. Mi pregunta de investigación se aproxima a los procesos que
vehiculan la creación de una fecha conmemorativa. Teóricamente, se inscribe en tres ejes: la
antropología del Estado, la antropología de los eventos, e investigaciones sobre la invención de
la tradición. La tesis retoma los postulados de Das y Poole (2004), Aretxaga (2003), Abers y
Keck (2009) sobre los difusos márgenes entre Estado y sociedad civil. La Fundación existe en un
estado de ambigüedad. No hace parte del Estado pero ha tomado una responsabilidad que en la
teoría weberiana se ha considerado como función del Estado, cuidar de los representantes del
Estado. Entre los representantes del Estado (particularmente el Ministerio de Defensa) y la
Fundación se construye una serie de relaciones plagadas de tensiones relacionados a temas como
quién debe ser honrado en el día, qué rol deben asumir los integrantes de la Fuerza Pública en la
conmemoración. Sin embargo, hay puntos de encuentro, por ejemplo: el Estado ha adoptado la
5
lectura que la Fundación ha realizado sobre el 19 de Julio como la adecuada. La Fundación
también se ha beneficiado, sus oficinas se ubican en un edificio otorgado por el Estado.
La investigación también es heredera de los trabajos desarrollados por Dan Handelman
(1990) sobre la antropología de los eventos. De esta corriente, se rescata la idea de estudiar los
eventos como espacios en los cuales se transforman los significados que las personas utilizan
para aprehender la realidad. Se recurre a esta tradición para aproximarse etnográficamente al 19
de Julio, como un evento en el cual se intenta crear un sentimiento de comunidad entre los
asistentes. Por su parte, se retoma los estudios sobre la invención de la tradición para entender
cómo se recurre al pasado intentando buscar una esencia atemporal de los miembros de la fuerza
pública. El elemento que cohesiona los distintos tiempos es la idea del sacrificio.
Metodológicamente para desarrollar la tesis recurrí a tres herramientas en campo. La
primera, fue la realización de una serie de entrevistas semi-estructuradas con los miembros de la
Fundación y con algunos de los asistentes a distintos eventos que está realiza. Dando mayor
relevancia a los miembros de la Fundación, con quienes compartí más tiempo. En las entrevistas
se encontraron una serie de divergencias en las formas de entender el rol de la Fundación y del
19 de Julio, por parte de los miembros de Colombia Herida. En el documento se ahonda en estas
tensiones. De manera general existen dos grandes tendencias en los relatos de los miembros de la
Fundación. Una corresponde a las posturas de sus directores que no son familiares de miembros
de la fuerza pública heridos o muertos. Estos, son considerados como los portavoces autorizados
(Bourdieu, 1985), cuando hablan lo hacen en nombre de la Fundación. La otra postura, en
términos generales corresponde a las viudas que allí trabajan. Ellas enfatizan sus propias
experiencias. Los dos tipos de narrativas no son contrarias, hay puntos de encuentro y al interior
de cada tendencia existen divergencias.
La segunda herramienta consistió en dibujar planos de la plaza de los Héroes Caídos.
Desde 2004, el 19 de Julio se conmemora en la Plaza de los Héroes Caídos ubicada sobre la calle
26 de Bogotá en el CAN. La finalidad de estos planos era identificar los elementos que son
importantes para los participantes. Esta herramienta me permitió entender cómo los asistentes a
este evento otorgan significados al escenario donde se realiza la fecha. Se averiguó por cómo
aparecen los combatientes en este monumento y que imagen de la fuerza pública se quiere
exhibir . La tercera herramienta fue la revisión de algunas producciones audiovisuales realizadas
por la Fundación sobre el 19 de Julio. De manera particular, analicé dos vídeos que se produjeron
6
en los últimos años que tienen el fin de difundir la fecha. Revisé estos cortometrajes con la
intención de analizar los discursos sobre el heroísmo y cómo se recurre a la historia para
argumentar una supuesta esencia universal de la fuerza pública.
El documento resultante se divide en tres capítulos y las conclusiones. El primero es una
puesta de escena, se indica qué es la fundación, sus objetivos e historia. En dicho capítulo se
pone un énfasis en Rodrigo Obregón, el director de la Colombia Herida y el único funcionario
que ha trabajado con la Fundación desde su creación. El capítulo procura explorar la relación
ambigua entre Estado y Fundación. También se explora de las actividades que la Fundación lleva
a cabo más allá del 19 de Julio enfatizando el evento que se realizó el 2 de septiembre en
celebración del día de la familia. El segundo se centra en el evento del 19 de Julio. Las lógicas
que lo estructuran, cómo es llevado a la práctica, los intentos de difundir la fecha, y las tensiones
que se generan alrededor de esa fecha. Se argumenta que en la fecha se intenta inventar una
tradición alrededor de la historia de la fuerza pública colombiana borrando las diferencias
temporales y argumentando que existe una supuesta unidad entre todos los ex-combatientes. El
elemento que cohesiona a todos estos combatientes es la capacidad de sacrificarse por los
colombianos “de bien”. El tercer capítulo, posa la mirada en el concepto “héroes”. Comienzo
preguntando por quién recibe este título. Se analizan dos grandes bloques de tensiones. El
primero, tiene que ver con las distintas concepciones de héroe que tienen los funcionarios de
Colombia Herida. Se mira las divergencias y puntos de encuentro en estas definiciones En
segundo lugar analizo cómo el Estado define quien es un héroe. Se aborda nuevamente el
problema de forjar una distinción clara entre el Estado y la Fundación y se presta atención a los
difusos márgenes entre los distintos grupos de combatientes en el conflicto colombiano reciente.
7
Primer Capítulo- Fundación
El martes del primer encuentro hizo frío y llovió. Conocí a Rodrigo Obregón por casualidad y un
poco de desesperación. En nuestra primera reunión parecíamos opuestos. Él hablaba con
propiedad, se movía por la oficina donde nos encontrábamos y golpeaba la mesa para enfatizar
sus puntos. Yo me limitaba al silencio y sólo copiaba notas de algunos de sus comentarios, más
que todo para aparentar que tenía ideas claras, pero realmente no sabía qué esperar ni que estaba
buscando. En los meses anteriores había pensado realizar una tesis sobre cómo los militares
recurren al pasado de su institución para negociar los cambios que se están realizando en el
Estado colombiano en la actualidad1. La oportunidad de llevar a cabo esa tesis se había
extinguido el jueves antes de la reunión con Rodrigo. Mi último contacto había dejado de
responder mis mensajes y por razones burocráticas los demás no podían seguir participando en la
investigación. Rodrigo es un conocido de mi papá, a quien llamé al sentir que la tesis se cerraba
antes de comenzar. Se concretó la reunión en las oficinas de Colombia Herida, fundación que
Rodrigo creó en 1990.
El día del encuentro llegué hasta el Estadio “El Campín”, bajé unas cuantas cuadras hacia
el occidente hasta que me encontré frente a un edificio que por su fachada parecía residencial.
Toqué el timbre, entré y me dirigí al cuarto piso donde se encontraba Rodrigo. Mientras subía las
escaleras noté decenas de fotografías de niños, militares con graves lesiones físicas y mujeres
que celebraban días de la familia sin sus esposos. La oficina donde nos reunimos es pequeña y
austera. Sólo tiene una mesa redonda con tres sillas, un mueble casi vacío donde sobresale un
adorno elaborado en plastilina de soldados que han perdido sus piernas. Unas amplias ventanas y
el cuadro de un cóndor decoran las paredes. Rodrigo se sentó perpendicularmente respecto a mi y
sólo necesitó una pregunta “cuénteme de su Fundación?” para iniciar un monólogo de casi una
hora de duración. Me contó de su infancia, su experiencia como actor en el extranjero, su periodo
como miembro oficial de reserva del ejército de Colombia y finalmente la creación de la
1 En la actualidad el Estado colombiano está experimentando un periodo de transicionalidad como consecuencia de
los acuerdos de El Teatro Colón realizado por el gobierno de Colombia y la guerrilla FARC-EP
8
Fundación y el proyecto principal de su vida durante los últimos 16 años el “19 de Julio: Día de
los héroes de la Nación y de sus familias”. Cuando terminó la entrevista sentí una claridad que
contrariaba la frustración con la cual había entrado a la oficina. Mi tesis había tenido su
momento fundacional. Un momento claro de partida resultado del azar. Esta relevancia de la
contingencia generó el primer punto de empatía entre Rodrigo y yo.
Mi pregunta de investigación se aproxima a los procesos que vehiculan la creación de una
fecha conmemorativa. La fecha que trabajé fue el “19 de Julio: Día de los héroes de la Nación y
de sus familias”, actividad que los miembros de la Fundación consideran como el evento más
importante que Colombia Herida realiza. Una fecha que se creó en 2001 y que desde el 2004 es
reconocida por el Estado colombiano como un día de conmemoración. Pero ¿quiénes son
exactamente los héroes de la nación? y ¿qué significa ser un héroe? La ley 913 de 2004 rige este
tema, más es bastante ambigua en este punto y no da una definición concisa. Su artículo dos
indica que son héroes las personas que se han sacrificado por la libertad. Esta respuesta incierta
es un preámbulo de la relación turbia que hay entre la Fundación y el Estado colombiano. Un
vínculo en el cual Colombia Herida en ocasiones busca alianzas con diversas instituciones del
Estado, al tiempo que intenta asumir funciones -particularmente la de cuidar de los veteranos de
guerra- que en la teoría social clásica de Weber se han considerado como competencias del
Estado. Esta tesis retoma las ideas de Taussig (1995); Aretxaga (2003); Das (2004), y Abers y
Keck (2009) que se aproximan al Estado como una institución que no es homogénea. Las
diversas instituciones del Estado se contradicen entre ellas, y sus representantes no actúan de
manera racional. Para estos investigadores, la mejor manera de estudiar al Estado es a partir de
las relaciones que este forja con ciudadanos y otros Estados. El Estado constantemente se
encuentra en transformación por lo cual, se tiene que aproximar a este como una entidad
dinámica y que no se puede disociar claramente de la sociedad civil. La fundación Colombia
Herida ha tenido un rol central en la creación, implementación y divulgación del 19 de Julio, por
lo tanto, estudiar este evento es una oportunidad para indagar sobre las contradictorias relaciones
entre el Estado y la sociedad civil, y ahondar en sus difusos márgenes.
Pero para entender qué es el 19 de Julio: Día de los héroes de la Nación y sus familias, y
qué significa ser un héroe, es necesario comprender primero el contexto desde el cual este día se
gestó. Es decir, hay que aproximarse a la fundación Colombia Herida y prestar especial atención
a Rodrigo Obregón su fundador, un sujeto que se considera y es reconocido por los demás
9
miembros de la Fundación como el principal motor de este día y los demás proyectos que esta
articula. Dar a conocer la historia de Colombia Herida es el objetivo de este capítulo.
Rodrigo Obregón es un hombre de convicción y resolución fuerte. Es hijo de artistas, se
ha desempeñado como actor trabajando y ha vivido gran parte de su vida en Los Ángeles,
Estados Unidos. En la década de 1980, fue corresponsal de guerra en Centroamérica y desde los
años noventa vive entre Bogotá y los Ángeles. En mi campo, él de cierta forma ha jugado un rol
de autoridad y fantasma. En mi primera visita a la Fundación, hablé con él y autorizó mi campo
en Colombia Herida. Ese mismo día me presentó a varios de los funcionarios y les comentó que
iba a estar yendo a la fundación para que me ayudaran. Todos aceptaron el pedido sin reticencia.
Después de esa primera reunión, Rodrigo ha jugado el rol del fantasma, alguien que aunque no se
ve está presente. A las dos semanas de iniciado mi campo Rodrigo viajó a los Ángeles donde
continúa desarrollando su carrera como actor, allá se encuentra mientras escribo estas palabras.
Sin embargo, los funcionarios constantemente lo referencian.
Cuando participé en una actividad que se realizó el 2 de septiembre para celebrar el día
de la familia, César Mora, el anfitrión del evento y sub-director de Colombia Herida, dio excusas
por la ausencia de Rodrigo y dijo que este último los acompañaba desde la distancia. Comentó
que fue gracias a la labor de Rodrigo que se concretó el evento. La figura de Rodrigo se expresa
en otros espacios. En entrevistas con varios funcionarios me han respondido “yo no sé, eso lo
mejor es que se lo pregunté a Rodrigo, él sí sabe cómo es”. Rodrigo es un portavoz autorizado
(Bourdieu 1985) sus palabras cargan un valor que representa a la institución y se toma como la
visión oficial de la Fundación. Ocurre algo similar a lo que Caroline Lentz y Trevor Wiggins
(2017) han descrito para entender cómo se construyen los eventos públicos. Estos autores
analizan un festival en Ghana que pretende buscar construir una identidad colectiva entre los
participantes. Los autores fijan su atención en Nandom Naa el creador del festival y el sujeto que
define cómo, quién y cuándo participa en el festival. Rodrigo cumple un rol similar en los
trabajos de Colombia Herida. Sin su presencia, se considera que nada se logra. Cuando hablamos
sobre el 19 de Julio él declaró:
“Los militares siempre se me rebotan, que eso qué. Yo les digo ‘no señores, es una
ceremonia cívico-militar’ que ha crecido y he luchado y he luchado y lucho. Me la tratan
de cambiar, pero no, se hace así. Y así lo logro” (Comunicación personal Rodrigo
Obregón, 2017)
10
Aunque el objetivo principal del 19 de Julio es honrar a los militares caídos en combate y
heridos, la voluntad de Rodrigo se impone a la de los militares que representan a estas
instituciones ¿De dónde proviene esta autoridad? Del hecho de que el evento del 19 de Julio es
una conmemoración inventada (Hobsbawn y Ranger 1983, Yanik 2006, Theodossopoulos 2007)
por Colombia Herida. Que, aunque hoy en día se ha convertido en un día de conmemoración
nacional, continúa vinculado a la Fundación.
Colombia Herida es una fundación que existe desde 1990 y en sus cartillas y página web
indican que desde entonces han tenido la labor de defender la democracia. Nuevamente palabras
ambiguas. Desde su creación hasta la actualidad el único funcionario que ha permanecido es
Rodrigo. Él ha construido toda una narrativa (Herman 2005, Hyvariven Hatavara, & Hyden
2013, Ryan 2007) sobre este proceso. Un relato que al ser proferido por un narrador autorizado
se puede considerar como una narrativa oficial incuestionada (Forero, 2017) a la cual, otros
funcionarios recurren para explicar el quehacer y los objetivos de la Fundación. La historia de
Obregón como esta inicia por casualidad:
“En uno de esos viajes de descanso, salíamos de Valledupar a Bogotá y en al avión venía
un muchacho muy mal herido, venía en silla de ruedas, estaba vendado, enyesado, hecho
mierda. Estaba en el pasillo. Era para la gente complejo pasar. Él no cabía en ningún
otro lado, entonces le tocaba en el pasillo. Yo pensé ´a este pelao, lo atropelló una
tractomula´ en el viaje me acerqué, le hablé él me dijo ´yo soy soldado, estábamos
patrullando la Sierra Nevada y fuimos emboscado por una cuadrilla del ELN a mi me
abalearon y me caí por un precipicio´ Entonces todo hizo sentido. Me hice amigo del
pelao, cuando llegué a Bogotá le pasé un dinero y me despedí de él. Pero yo
imperceptiblemente en ese viaje había pasado de fase actor a fase corresponsal. Yo ya no
me pude alejar del avión. (...) En esa época nadie sabía la cantidad de heridos que
había. Iban al hospital los médicos y las familias de los muchachos. Yo dije yo ´quiero
visitar a este muchacho´ y ellos [los del hospital] confundidos porque hubiera un actor.
Me dejaron subir al sexto piso y me encontré con la realidad de Colombia. Eran cuarto,
tras cuarto repleto de pelados destrozados, quemados, cuadripléjicos, ciegos, explotados,
reventados sin miembros, reventados intestinalmente. Cada cuarto tenía seis muchachos.
Había cuartos repletos. En este momento yo dije ´hijueputa’, si yo soy una persona
informada, que lee periódico de izquierda y derecha, que me informo y me cogió de
sorpresa esa situación. Yo dije ´cuál conflicto. Esto es una guerra. Igualito a lo que viví
en el Salvador o Nicaragua´. Entonces yo me dije ‘si a mi me coge de sorpresa, la
sociedad colombiana es ignorante de este hecho’. La sociedad colombiana es como una
persona que está vendada y encerrada en un closet oscuro, no tienen idea de lo que está
pasando. Ahí fue cuando yo me comprometí con esta labor. Yo dije, tengo que hacer
11
algo, informar, sensibilizar y solidarizar. Yo tengo que hacer algo por estos muchachos
heroicos” (Comunicación Personal Rodrigo Obregón, 2017)
En su relato, Rodrigo construye un punto claro de partida. Durante un viaje de avión su función
en la vida cambia. Ser actor se convierte en un punto secundario. Decide que debe tomar
acciones para mejorar la calidad de vida de los militares que se encuentran heridos. En la cita se
indica un punto que se ha repetido en la investigación, el sistemático desconocimiento de la
población civil colombiana del conflicto que se ha vivido en el país. Esta idea del dolor y horror
que viven los miembros de la fuerza pública y no es reconocido, se conserva hoy en la
Fundación. En una cartilla informativa que Colombia Herida ofrece para familiarizar a la
población civil en los trabajos que están realizando, hay un acápite titulado “Porque mueren los
soldados” que indica:
“No llores sobre sus ensangrentados cuerpos, no llores sobre sus frías tumbas, mejor
llora por ti, que aún no mueves tus manos para ayudar, no mueves tus labios para
informar, no haces una llamada para denunciar, no diriges tus pies para alertar, no
haces comentarios para alentar, y aún así preguntas, por que mueren los soldados.
¡Mueren Por ti!” (Cartilla Fundación Colombia Herida)
En la Fundación constantemente se hace referencia al abandono del Estado y el resto de la
población civil hacia los militares muertos, heridos y sus familias, población que Colombia
Herida desea ayudar. Este desconocimiento que se siente más como indolencia e ingratitud, no se
dirige sólo a los civiles, es la misma moneda con la cual se considera que el Estado les paga a los
militares que dieron su vida o se sacrificaron por Colombia. En su texto, Aretxaga (2003) indica
cómo la concepción clásica del Estado tiene limitaciones por la aparición de ONGs, e
instituciones supranacionales que han tomado algunas funciones que se consideraba que
pertenecían al Estado. Colombia Herida es una fundación que intenta asumir una responsabilidad
estatal: velar y ayudar a los veteranos de guerras y sus familias. Se da una situación interesante,
los miembros de las fuerzas pública son el Estado encarnado (Taussig, 1995) que es herido y
luego olvidado por el mismo Estado. Son los civiles de Colombia Herida, y de otras fundaciones
aliadas, como la Fundación Ejército Celestial, una fundación de madres y viudas de miembros de
la fuerza pública, quienes se apoderan de esa responsabilidad. Este ejercicio de cumplir una labor
asistencial similar a la del Estado es indicada por Rodrigo:
“Se hicieron convenios con los mercados de acopio para que los vegetales y las comidas
que iban a descartar nos lo dieran. Esa comida se las entregamos a las familias (...) Yo
12
había visto cosas tan terribles como la esposa de un soldado que estaba agonizando en el
Hospital Militar pidiendo limosna para comer. Yo veía padres de soldados campesinos
durmiendo en la silla toda la noche. (...) Tenía que hacer algo” (Comunicación Personal
Rodrigo Obregón, 2017)
Ayudar con asistencia judicial, realizar actividades de integración y duelo para los
heridos y familiares de los veteranos, son algunas de las labores que la Fundación desarrolla. En
campo, estas se aprecian cuando se está en sus instalaciones. El edificio que sirve como oficina
de Colombia Herida está ubicado en el barrio Nicolás de Federman y está lleno de fotografías,
notas periodísticas y condecoraciones que han recibido por parte del Estado estadounidense en
las que se reconoce la labor con las familias de los militares. Estos elementos han generado
sentimientos disímiles durante la investigación. En las primeras ocasiones me generaron tristeza,
particularmente unas imágenes de soldados que han perdido sus piernas. La fundación quería
construir un discurso sobre el dolor. Según algunos funcionarios, tomar esta ruta es necesaria ya
que sólo mostrando el dolor se sensibiliza a los civiles para ayudar a los veteranos. El dolor en
esta ocasión es reificado para construir un discurso de lástima que pueda beneficiar a los
veteranos. Esta realidad se evidenció en campo:
La entrevista con César fue cortada ya que se iba a realizar una actividad en la
fundación y César tenía que asistir a ella. Me invitó a que los acompañara. Acepté. La
actividad consistía en la entrega de un par de sillas de ruedas a dos niñas -de unos 9 y 7
años de edad- que tenían una enfermedad huérfana y que son hijas de un miembro de la
Fuerza Aérea. Me pareció de mal gusto tomar notas de la actividad, por lo cual no pude
anotar el nombre de la enfermedad. Ellas habían llegado en una silla de ruedas que tenía
bastante uso, las ruedas no se movían bien y a las dos les tocaba usar una silla. La más
pequeña sentada todo el tiempo en las piernas de su hermana mayor. César entregó las
sillas de ruedas y se pusieron bastante contentas, corriendo a sentarse en sus obsequios.
Vi en la mayor una sonrisa mientras ella observaba a su hermana, imagino que parte de
su felicidad provenía de no tener que estar cargando en sus piernas a su hermana. Entre
la alegría del evento se le pidió a la mamá de las niñas que sí se podía grabar un vídeo
de la actividad. La madre y las niñas aceptaron. Me impresionó toda la escenografía que
se montó para la realización del vídeo. Se empezó a grabar “la llegada inicial” de las
niñas. Se me pidió ayudar a ordenar el comedor donde se recreó la escena de las niñas
recibiendo las sillas, los funcionarios de la fundación que estaban ese día estarían en
13
escena para entregar las sillas (César se encargó que los funcionarios se pusieron en
orden viuda-funcionaria-viuda). Corrimos las sillas y mesas del comedor, se creó un
guión de lo que debían decir las niñas (siempre era César quien tomaba la decisión, los
demás miembros, todas mujeres, sólo daban sugerencias). El objetivo del guión era
enfatizar la dificultad de la enfermedad y lo difícil que era la vida de esas niñas, sólo
para mostrar a la fundación siendo este gran proveedor que ayuda a las familias de los
militares. (...) Con una sonrisa, Eloisa, una exsargento del ejército y una de las
psicólogas de la fundación, me dijo que en unos diez días el vídeo iba a estar en la
página de Facebook de la fundación y la gente se iba a alegrar de verlo. (Diario de
Campo Federico Álvarez, septiembre 15)
La anterior entrada indica la dimensión performática (Turner, 2008) que tienen los
eventos que se realizan en la Fundación, y que se presentan a los civiles y a la población que se
busca ayudar. Aunque existe un trabajo que mejora la vida de las personas de manera concreta -
la entrega de las sillas de ruedas-, hay un fragmento comercializador en la labor. Nuevamente,
reificar el dolor. No veo esto como algo totalmente negativo, aunque sentí desagrado al estar en
la creación del vídeo y descubrir que las niñas tienen un largo historial de aparecer en actividades
de este tipo, es una de las estrategias a las que pueden acudir desde su condición. Para la mamá
de las niñas hay que hacer lo que se pueda con la situación en la que se vive. Para ella, ésta era
una actividad de resistencia. Una forma de obtener asistencialismo y beneficios para sus hijas.
Sus afirmaciones de cierta forma siguen la línea que Daniel James (2004) esboza sobre cómo las
poblaciones marginadas o sin derechos aprovechan su condición para conseguir beneficios. En
su texto, James trabaja la historia de vida de Doña María Roldán una trabajadora de frigorífico,
líder social argentina y activa peronista. El objetivo de dicha investigación es presentar cómo se
relaciona la narrativa de la vida de doña María con las narrativas más grandes sobre qué es ser
mujer y trabajadora en la Argentina pos-peronista. Uno de los segmentos más interesantes es
cuando doña María habla de los beneficios que traía trabajar antes de que se reconocieran los
derechos laborales a las mujeres ya que no tenía que pagar impuestos (James, 2004). Este caso,
al igual que el de las niñas apuntan a lo mismo, se es consciente de una situación en la cual se es
considerado como una población marginada pero más que quedarse limitado por eso, se procura
encontrar los beneficios que se puedan conseguir.
14
Después del evento fundacional, la narrativa de Rodrigo se divide en dos bloques de
tiempo que se muestran claramente diferenciados. Los elementos que sirven para realizar la
distinción temporal son el lugar donde se encuentran las oficinas de Colombia Herida y la
creación del 19 de Julio: Día de los héroes de la Nación y sus familias. Aunque estos dos
procesos no ocurren al mismo tiempo, son considerados por Rodrigo como procesos
relativamente simultáneos y que de cierta manera van de la mano. El primer período de manera
general coincide con la década de 1990 e inicios del primer decenio del siglo XXI. En este
periodo lo más relevante fue el cambio de una fundación para militares heridos a una fundación
que se preocupa también por las familias de los militares. Al referirse a estos años se indica la
precariedad y contingencia de las oficinas de la Fundación:
“Eventualmente [en 1990] una amiga abogada me dijo ‘Rodrigo, eso que tu haces
porque no lo vuelves fundación?’ Ella me contó los beneficios que traía y que no era
complicado. Entonces lo hice fundación. La fundación se constituyó como "Solidaridad
Militares y Policías Heridos" y continuó la tarea. En el curso de la primera década de
labores, cuando visitaba los heridos, había al lado de la cama un señor, una señora, un
niño, gente humilde, campesinos, gente de estrato humilde de la ciudad y ahí se creó una
disyuntiva: ¿cómo así que yo apoyo al herido pero no al papá y a la mamá? Son unos
campesinos que llegan de Guatapurí, por allá, gente que llaman en la mitad de la noche
y les dicen ´su hijo sufrió un accidente´ aquí en este país hay esa dicotomía, a las heridas
de guerra las llaman accidentes. Entonces los campesinos abandonaban su ranchito se
venían a Bogotá. A veces no conocían el frío, llegaban en camiseta y pantufla.
Terminaban viviendo en sitios horribles donde los robaban. Ante esa realidad yo hice
una toma de consciencia y dije, no puedo apoyar a los heridos y dejar por fuera a sus
familias. En ese momento la fundación cambió, pasó de ´Solidaridad Militares y Policías
Heridos´ a Fundación ¨Colombia Herida¨. Eso fue como en el..., por ahí el 95, 96 (...) No
teníamos este edificio. La fundación funcionaba en un garaje, o en una oficina de un
amigo. La labor era inmensa.” (Comunicación Personal Rodrigo Obregón, 2017)
El relato de Obregón vuelve a elementos previamente tratados. La idea de una sociedad que se
aprovecha de los familiares de los militares y no reconoce el sacrificio que han realizado los
miembros de estos hogares. Otro punto al que retorna es la de su propio rol como el sujeto que va
empujando la construcción de la fundación y va asumiendo un rol asistencialista cada vez mayor.
Ante la ausencia de un Estado o una entidad que cuide de los familiares de los heridos, unos
civiles deciden cumplir la labor. En el relato se presentan unas fuerzas públicas que, según él, no
15
reconocen los terrores que sufren los combatientes y llaman sus heridas como accidentes. La idea
del desconocimiento es exacerbada al presentar la imagen de unos familiares de los combatientes
que no entienden las dinámicas de Bogotá. De cierta forma juegan el rol de los mártires, de unas
familias que aman a Colombia, que sus hijos, esposos y padres se sacrifican por el país y que el
Estado no es capaz de nombrar sus heridas por lo que son, los civiles incapaces de mostrar
agradecimiento.
Sin embargo, la relación de Colombia Herida con el Estado colombiano no es una
relación de oposición ni de lucha. En campo se han visto múltiples ejemplos de cómo la
Fundación tiene alianzas con el Estado y en ocasiones se hacen difusos los límites entre los dos.
El punto de conexión más claro es el mismo edificio en el cual se encuentra Colombia Herida. La
dirección de Estupefacientes entregó a la Fundación su actual domicilio. El edificio que
anteriormente era propiedad de un narcotraficante ha sido el lugar donde se ha desarrollado la
mayor parte del campo. Elección tomada por los miembros de la Fundación que se han sentido
cómodos hablando este lugar. La edificación está compuesta por cinco pisos. Con cerca de una
docena de cuartos con sus respectivos baños, punto positivo a la hora de decidir instalar la
Fundación en este edificio en 2005, un comedor amplio, una escalera en forma de caracol y un
jacuzzi en el tercer piso que tiene una amplia zona que sirvió como área de baile y hoy en día ha
sido adecuado como un espacio de entrenamiento físico. La función de este lugar es descrita en
la cartilla de la Fundación de la siguiente forma:
Hogar de paso: La Fundación tiene un HOGAR DE PASO para acoger a los heridos y
las familias que lo requieran, particularmente quienes no viven en Bogotá. El HOGAR
DE PASO: Brinda hospedaje, alimentación, asesoría psicológica, jurídica y capacitación
a los huéspedes durante toda su estadía. (Cartilla Fundación Colombia Herida)
Nuevamente se recuerda el rol asistencialista de Colombia Herida. La institución brinda un lugar
de hospedaje para las familias de los miembros de la fuerza pública, mientras realizan los
trámites necesarios para obtener una pensión, buscar otros beneficios de carácter legal o de otra
índole. Durante el desarrollo de esta tesis dos personas que han sido las encargadas de
administrar el edificio: Diana y Diofanny. Diana estuvo laborando hasta el mes de septiembre y
esta función se le delegó a Diofanny, una viuda que trabaja con la Fundación desde mayo de este
año cuando se dio inicio a la alianza entre Colombia Herida y la fundación Ejército Celestial.
Diofanny es la persona con la cual más he hablado sobre la planta física de la Fundación. En
16
varias de mis visitas me ha saludado con amabilidad e intentando sonar de la forma más casual
pregunta “¿Qué nota diferente?” el comedor, la decoración en la zona de ejercicios, la
adecuación de una sala para un taller de confección donde puedan trabajar viudas y madres de
soldados heridos o muertos son las respuestas. Una sonrisa, siempre un cambio nuevo que noto,
otro que se me pasa y ella lo indica. Me ha dicho que quiere que la gente se sienta cómoda que el
edificio se vea limpio y bonito. Que no sea sólo un espacio, sino que sea un lugar que esté
cargado de significados (Withers, 2009) para las familias que se hospedan en la Fundación.
Además de entregar la planta física, miembros e instituciones del Estado colombiano han
ayudado a difundir las actividades de la fundación. Por ejemplo, la fuerza pública y el Ministerio
de Cultura han colaborado en la difusión y participan en el 19 de Julio. Para el 2 de septiembre:
día de la familia fueron representantes del ejército que llevaron un castillo inflable para que
jugaran los niños y si ellos querían les pintaban sus rostros.
El evento del 2 de septiembre es una ventana para observar las labores de la Fundación
más allá del 19 de Julio. Una oportunidad para ver cómo los miembros de la Fundación quieren
ayudar a las familias. También muestra las ambiguas relaciones del Estado con los civiles de esta
organización. La celebración del día de la familia fue una experiencia que me desgastó en
términos emocionales. Una de las primeras cosas que noté ese día, fue la ausencia de hombres en
la actividad, una situación que a medida que se desarrolló el trabajo de campo me di cuenta que
es la norma. Viudas, huérfanos y madres (sólo un par con esposos) cuyos hijos habían muerto se
reunían para compartir. Entre ellos yo:
Eloisa me presentó a un par de mujeres, no anoté sus nombres, y dijo “esta es ... a ella le
mataron a su esposo”, “esta es … perdió a su hijo”. Sin decir nada más, Eloisa se fue y
me dejó con esas señoras sin más información. Entré en un colapso mental. Mi
investigación me pareció sumamente ridícula. ¿Cómo les podía hablar a esas mujeres de
cualquier tema mientras celebraban un día que se centraba en sus ausencias? Me puse
blanco, la incomodidad era palpable. Un silencio sepulcral. Cuando uno sabe de alguien
algo tan íntimo como la muerte de un familiar y nada más, de qué se habla. ¿Cómo
hablar de algo tan íntimo con un desconocido? Más silencio. Lo único que pude decir
era que lamentaba su pérdida. (Diario de Campo Federico Álvarez, 2 de septiembre de
2017)
17
La primera propuesta de ayudar a las familias fue la que Diofanny y Sandra, otra viuda
que trabaja en Colombia Herida, pronunciaron. Para ellas, el día era una oportunidad de
encontrar alegría. De buscar que las familias se reunieran y que al compartir se volvieran a
conectar lazos (Albanese, 1974). Una apuesta de intentar pensar en otro tipo de familia, no la
familia nuclear que está rota por la muerte de uno de sus integrantes, sino en una familia
colectiva que no se une por afinidad ni por consanguinidad, sino por un dolor compartido
(Albanese, 1974; Davidson, 2016). Frente a este tema Sandra indicó:
“El 2 de septiembre hay unión familiar, hay mucha integración. Se viene con otra
expectativa, de compartir con otras personas. Es volver a encontrarnos con personas que
de pronto dejamos de hablar por motivos laborales, que de pronto estamos ocupadas,
por tiempo. Para mi esos espacios son muy importantes, para salirnos de la monotonía y
de nuestro diario vivir. Para mí eso es muy importante. Que se comparta un almuerzo, se
comparten alegrías y eso hace bien para el corazón. Es así de sencillo. Puede ser en un
parque, en una habitación, en un recinto, pero desde que haya esa unión y se comparta
el dolor. Uno sale de la monotonía de nuestro diario vivir. Así sean 10 segundos, para mi
eso es felicidad, compartir con nuestras compañeras, con nuestros hijos, eso da una
satisfacción que sólo se vive ese día o los días que uno comparte con ellas.”
(Comunicación Personal Sandra Gil, 2017)
En el testimonio de Sandra se aprecian varios puntos que valen la pena elucidar. En primer lugar,
la relación con el tiempo. Aunque ella trabaja en la Fundación, las actividades de la misma
rompen con la norma. Hay dos temporalidades claramente delimitadas en su discurso,
temporalidades que reflejan dos formas de sentir, la alegría de estar junto a las otras compañeras
contrasta con el día a día el cual sólo recibe el adjetivo de monótono. En segunda instancia, se
deben notar los sujetos que aparecen en el discurso. Los miembros de esta comunidad de
damnificadas por la guerra son madres e hijos, los hombres son ignorados. El testimonio de
Sandra se aproxima a lo indicado por Tanya Davidson (2016) en su investigación sobre el
Remembrance Day Canadiense, el equivalente al 19 de Julio colombiano en Canadá. En su
investigación, Davidson presta atención al uso de los espacios y los públicos del Remembrance
Day y argumenta que en estos días se quiere crear un sentimiento de comunidad entre los
asistentes y es la idea del dolor femenino uno de los puntos cohesionadores. Sandra habla de sus
compañeras, las cuales también ha descrito como compañeras de lucha, y las decreta como su
familia. Al hablar recurre constantemente a alegorías, se ha referido a las demás señoras como
sus compañeras de batalla y otras imágenes militares. En esas expresiones se encuentra la
18
continuidad con el mundo militar, una marca del familiar (hombre) ausente que florece al hablar.
Su idea de sociabilidad entre mujeres se lleva a acciones, en el mes de octubre participaron en el
programa “Soldado Por un Día” que realiza el Ejército de Colombia, otra señora que sabe de
confección ayudó con los disfraces de los hijos de varias para Halloween. Ellas, intentan crear un
futuro en el cual continúen conectadas y preparan proyectos productivos juntas: abrir un taller de
confección de ropa y formar vínculos con el SENA para realizar capacitaciones en informática.
Sin embargo, durante el 2 de septiembre hubo una segunda apuesta que fue liderada por
César y esta consistía en “hacer amigos”. Durante el día, múltiples políticos dieron discursos con
los cuales pretendían encontrar un nicho de votantes entre las personas que asistían a la actividad
de la Fundación. Son personas que ya hacen parte del Estado como Javier Santiesteban concejal
de Bogotá por el Centro Democrático, personas que han sido funcionarios de primer nivel como
el ex-procurador Alejandro Ordóñez, ex-militares que quiere formar un partido político llamado
“Alianza Republicana” con el cual espera conseguir curules en el Congreso para el periodo 2018-
2022. Estos tres sujetos querían armar redes clientelares alrededor de las personas que asistían al
evento. Todos comunicaron ideas similares: el temor al “castro-chavismo” y las injurias del
acuerdo del Teatro Colón entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC. En su
momento anoté:
El miembro de Alianza Republicana volvió a tomar el micrófono. Se dió cuenta que
recibía más hurras de la audiencia cuando hablaba de lo terrible del acuerdo y cómo le
daban beneficios a los guerrilleros y no a los familiares de los miembros del ejército.
Decidió enfatizar estos puntos. Entró en una tautología argumentativa, cada punto nacía,
legitimaba y era consecuencia del otro. Aun pensando eso, sentí una sensación de
empatía. Los asistentes sentían que la muerte de sus esposos, padres, hijos valían menos
que la de los enemigos que combatieron (...) Dijo [el miembro de Alianza Republicana]
que el ejército era donde se encontraba la esencia de lo colombiano y eran los mayores
amantes de la patria. Por su parte, la reserva del ejército y sus familias eran los más
cercanos a las Fuerzas Armadas, en un salto lógico que aun escuchando el audio no
entiendo, usó la ley de la transitividad para argüir, que estar con los miembros de las
Fuerzas Armadas de cierta forma atrae el amor a la patria, y que los familiares y
miembros de la reserva del ejército son por lo tanto lo más cercano a ese espíritu. Y
como tienen derechos políticos, deben votar siguiendo la voluntad del amor de la patria.
19
No explicó qué significa eso, pero por el contexto y los aplausos de la audiencia, el
mensaje se había transmitido correctamente. (Diario de Campo Federico Álvarez, 2 de
septiembre)
Como se indica en el fragmento del diario, la felicidad al escuchar estas afirmaciones era la
norma en el evento. Inclusive sentí algo de proximidad a las palabras. En ese momento pude
comprender (Asad, 1986) que para los asistentes del evento no es que se quiera la guerra, sino
temen que las muertes que marcaron a sus familias sean en vano, que su sacrificio no importa
(Butler, 2004; Vance, 1997). Las palabras de estos políticos tienen significado porque son el
reconocimiento de que el dolor propio sí tuvo sentido. La validación de un externo que
representa al Estado, sobre la tragedia personal.
En días posteriores hablé de forma separada con todos los miembros de la Fundación
sobre el evento, quienes reconocieron el rol político y clientelista de la fecha. A algunos no les
agradó. Sandra lo vio como algo normal de las fundaciones, César quien coordinó el evento,
reconoció su función clientelar. Cuando le pregunté por eso, lo afirmó:
“Sí. Era eso. A ellos les ayuda a armar su red. A nosotros nos beneficia en que
generamos apoyo. El próximo presidente es de derecha, Ordóñez, Centro Democrático,
Partido Conservador, de ahí sale. Creo en ellos, nuestro pensamiento es parecido.
Entonces nosotros seguimos esa línea. Entonces es bueno estar cerca.” (Comunicación
Personal César Mora, 2017)
La respuesta de César me pareció llamativa por dos motivos. En primer lugar, la manera cándida
en la que aceptó que la Fundación intenta formar parte de una estructura clientelar. Cuando le
pregunté sentía nervios y pensé que podría enfurecer, pero lo dijo con total normalidad y calma.
Aunque posteriormente comentó que no se debía hacer, dijo que la mejor forma de ayudar a las
personas de la Fundación era teniendo el apoyo estatal. El segundo punto, está relacionado con la
cuestión del apoyo, César, el cliente de esta relación, espera crear un vinculo de larga duración
con sus “patrones” y quiere que estos triunfen en la medida que le es beneficiario a las personas
que él representa. Sus posturas son cercanas a lo que Auyero (2001) ha indicado sobre las
relaciones clientelares. Estas no son de sólo un momento, sino son, el resultado de relaciones de
amistad o compadrazgo que se extienden en el tiempo. El evento del 2 de septiembre fue
realmente una oportunidad de “hacer amigos”. De asegurar una potencial ayuda en el futuro.
20
Realizando esta serie de eventos, buscando alianzas para la población, transcurre el día a
día de la Fundación. Colombia Herida ha mostrado lo difuso que son los márgenes entre la
sociedad civil y el Estado (Das, 2004; Abers y Keck, 2009). Los funcionarios se sienten ajenos al
Estado al tiempo que procuran cumplir algunas de las funciones que tradicionalmente se han
considerado como tareas de este último (Das, 2004). Quieren entrar a redes clientelares con los
representantes de este Estado, pero complejizan la relación de patrón-cliente. Las personas que
trabajan en la Fundación me han hablado de su cansancio, de las historias terribles, de las dudas,
de cómo intentan arreglar la vida de otros sin tener un norte en la propia. Me hablan de una
cotidianidad un poco circular. Un nuevo evento, una nueva ayuda, una nueva agenda se realizan
y se vuelve a iniciar. Un engranaje que nunca termina de encajar. Cambian los funcionarios. No
hay conformidad con el trabajo realizado. Se quieren incluir nuevos pistones a la tuerca, los
miembros de la Fundación quieren más, sienten que deben ayudar de otras formas. Pero ¿cómo?,
no tienen una respuesta exacta ni unívoca. Entre estas dudas, volvemos a hablar del 19 de Julio.
Sus objetivos, sus límites, las expectativas que tienen del futuro del día. Ese evento (Handelman,
1990) de cierta forma es un crisol para aproximarse al trabajo de la Fundación. Una oportunidad
de evidenciar cómo se intenta crear un espacio para honrar a caídos, muertos y sus familias.
Explorar la conformación de este día y las lógicas que lo articulan es el objetivo del siguiente
capítulo.
21
Segundo Capítulo - 19 de Julio
No asistí al evento, quería conocer el lugar. Cargado de imágenes provenientes de los vídeos de
la Fundación y de historias llenas de emociones que me han contado los organizadores de la
fecha, llegué a “El Monumento a los Militares y Policías Caídos en Combate”. Este monumento
se ubica en la plaza del mismo nombre sobre la Calle 26 en el Centro Administrativo Nacional
(CAN) inaugurada en 2003. Este es lugar donde se celebra el 19 de Julio: día de los Héroes de la
Nación y sus familias, el principal evento que organiza la fundación Colombia Herida. Durante
meses, múltiples mañanas habían transcurrido hablando de este día, viendo imágenes de la fecha,
leyendo actas protocolarias que existen de las conmemoraciones de años pasados. Con estos
elementos intentaba construir una idea de un evento en el cual no participé. Cuando estuve por el
CAN, quería sentir algo, darle significado al lugar (Withers, 2009). No lo logré. Fue poco lo que
sentí en la solitaria plaza en la cual ni siquiera una ondeante bandera de Colombia me hizo
compañía. Una asta vacía frente a un monumento solitario. Ingresé a la plaza por donde entran
las bandas militares el 19 de Julio. La voz de Sandra, una viuda, servía de hilo conductor, sus
palabras resonaban en mi cabeza como narrador de una película. Había una disociación entre lo
narrado y lo vivido. Sandra había descrito el 19 de Julio como una Navidad para las viudas. Un
momento de éxtasis total. En el cual, se unen lazos y se recuerda el dolor de manera conjunta.
En la parte frontal del monumento hay una figura que representa a las distintas ramas de
la fuerza pública de Colombia. El 19 de Julio las pantorrillas de estas figuras están cubiertas de
flores. En mi visita, un caballete sin dueño era lo único que cortaba la vista. No hay Navidad en
octubre, ni para creyentes ni para viudas. Fuera de la fecha el lugar pierde algo de su significado
(Handelman, 1990). Entre tantas personas que han participado en el 19 de Julio, me parece un
poco irónico que yo, una persona que sólo ha escuchado relatos de segunda mano del día, escriba
sobre el tema.
22
Imagen 1- Plaza de los héroes 5 octubre 2017
Imagen 2- Plaza héroes 19 Julio 2017- Tomada de la página de Facebook
de la Fundación Ejército Celestial
No asistí al evento del 19 de Julio porque como la mayoría de los lectores, no conocía, en
ese entonces, la relevancia de esta fecha, ni siquiera de su propia existencia. Empecé mi campo
en la fundación Colombia Herida a inicios de agosto. Por lo tanto, mi aproximación a esta fecha
se construyó a partir de tres tipos de fuentes. En primer lugar, las narrativas (Ryan, 2007;
Hyvariven Hatavara, & Hyden, 2013; Jimeno, 2016) que los miembros de la Fundación realizan
sobre el día. En segunda instancia, dos cortometrajes que los integrantes de Colombia Herida han
desarrollado para difundir el día. En tercer lugar, unos ejercicios de cartografía social de la plaza
que realicé en campo y durante mi visita a ese escenario. Se utilizan estas herramientas con dos
grandes objetivos en mente. Por un lado, entender cómo los miembros de la Fundación se
aproximan a este día, cómo lo recuerdan e intentan cargarlo de significado. Por el otro,
aproximarse a las estrategias que desde Colombia Herida se han desarrollado para inventar
(Hobsbawm y Ranger, 1983) y llevar a cabo esta fecha conmemorativa.
Teóricamente hay tres líneas que son de relevancia en este capítulo. La primera, es la
antropología de los eventos. En esta rama es fundamental el libro de Don Handelman Models
and Mirrors: towards an anthropology of public events (1990). Handelman considera que el
concepto “evento” sirve para referirse a cualquier acontecimiento de un tiempo y espacio
23
limitado en el cual existe un cronograma de cómo debe realizarse y una alta carga simbólica. Por
carga simbólica, se refiere a que son lugares en los que se quiere enseñar un ethos de cómo
comportarse. Se pretende forjar una serie de vínculos entre los asistentes y existe un claro
ordenamiento de cómo deben ocurrir las cosas. El método de Handelman consiste en estudiar un
espacio concreto en un periodo determinado para aproximarse a los paradigmas que un grupo
forma, cambia y negocia en un momento definido. Para el autor, el evento sirve como unidad
analítica ya que permite restringir temporal y espacialmente un contexto etnográfico. En este tipo
de investigación se le otorga importancia el evento por su propia lógica, cómo se coordina y que
espera crear. Aunque las ideas de Handelman sirven como trasfondo, su definición de evento me
pareció un poco laxa. Por ello, combino sus postulados con el trabajo de Kapferer (2010).
Continuando con algunos de los postulados de Handelman, Kapferer argumenta que en los
eventos se debe enfatizar el hecho de que son fechas de conmemoración y de carácter público.
Estas ideas son más cercanas a como me interesa abordar 19 de Julio: Día de los héroes de la
Nación y sus familias. Recurriendo estas dos bases, me aproximo al evento previamente
indicado, preguntándome por su carácter público y como intenta evocar y crear una serie de
formas de sentir y considerarse parte de una comunidad.
La segunda tendencia teórica que se debe reconocer proviene del estudio de Hobsbawn y
Ranger (1983) sobre la invención de la tradición. En dicho texto, y en otros que han incorporado
sus postulados (Buckner, 2006; Yanik, 2006; Theodossopoulos, 2007; Trevor y Wiggins, 2017)
se ha querido mostrar cómo distintos grupos argumentan la existencia de una continuidad
histórica entre las prácticas que celebran en el presente con procesos del pasado. En el 19 de
Julio: Día de los héroes de la Nación y sus familias, se procura crear un vínculo con el 20 de
Julio día de la Independencia de Colombia así como con otros momentos gloriosos de la historia
de la fuerza pública colombiana. Se unen a los honrados del presente, con otros sacrificados del
pasado. Utilizar los postulados de esta perspectiva para aproximarse al 19 de Julio es relevante
porque la fecha para legitimarse constantemente alude al pasado. El día intenta mostrar a los
combatientes del Estado del presente como los herederos de una tradición de más de doscientos
años de antigüedad. Al apelar al pasado, se procura brindar un halo de historicidad al evento, que
contrasta con la cercana creación del día conmemorativo. Seguir la línea de Hobsbawn y Ranger
nos ayuda a entender cómo un evento de 16 años pretende sostenerse en una historia que le
antecede, y que es presentada como si fuese continua.
24
Finalmente, existe una proximidad a los estudios sobre los días de conmemoración a las
fuerzas públicas en otros países (Albanese, 1974; Mosse, 1990; Vance, 1997; Davidson, 2016;
Frisk, 2017). Esta línea difiere con las anteriores ya que no existe un texto base, o una teoría
general que todos los autores reconozcan como un modelo que se deba continuar. Los agrupo ya
que el interrogante de las investigaciones es relativamente similar. Todos quieren entender cómo
son conmemorados los miembros de las fuerzas públicas en distintas naciones. Los resultados en
general se han centrado en el rol del Estado para definir si un combatiente es legítimo, y por ende
si es posible honrarlo. Otra perspectiva que he adoptado de estas investigaciones es pensar en el
sentimiento de comunidad que se construye alrededor de estos eventos. En campo, dichas
investigaciones me sirvieron para entender cómo se ha tratado el tema de los días de
conmemoración etnográficamente y fueron de ayuda a la hora de fijar la mirada en cómo
preguntar sobre este tema.
En el discurso autorizado (Bourdieu, 1985) de Colombia Herida, el 19 de Julio: Día de
los héroes de la Nación y sus familias existe para honrar el sacrificio que han dado los
representantes de la fuerza pública y sus familias para proteger a los colombianos de todas las
amenazas; particularmente de los grupos subversivos y los conflictos en el extranjero. De las
personas que hicieron parte del primer 19 de Julio en 2001, la única a la cual pude acceder fue a
Rodrigo Obregón, director de la Fundación quien recuerda la fecha de la siguiente manera:
“Yo comprendí que había un gran vacío moral, institucional en la Constitución colombiana. No
existía un día oficial para honrar el sacrificio de aquellos que han dado la vida o quedado
heridos. Un día que existe en todas las grandes democracias del mundo. En Estados Unidos es el
Memorial Day. En España es el día de los caídos. En Inglaterra Poppy Day. En Canadá se llama
Remembrance Day. Colombia no tenía un día oficial. Entonces consecuentemente las familias de
los heridos y los caídos sentían que la muerte de sus hijos era un accidente de tráfico, como si los
hubiesen atracado. No había conexión con un país. (Comunicación personal Rodrigo Obregón,
2017)
En su discurso, Rodrigo retorna a ideas que se trataron en el capítulo anterior. En primer lugar, la
incapacidad del Estado de honrar a las personas que hacen parte de la dimensión armada del
mismo. Las heridas y muertes en nombre de la patria son mostradas como accidentes. Sin
embargo, se recurre a un nuevo punto, el interés de emular a “las grandes democracias del
mundo”, aquellos países que decidieron honrar a las personas que han sufrido daños en su salud
o han muerto, siendo miembros de la fuerza armada de sus respectivos Estados. Durante el
campo, los directivos de la Fundación referenciaron en múltiples entrevistas, y con orgullo, la
25
historia militar de los Estados Unidos y el Reino Unido. Consideran que Colombia debe seguir el
ejemplo de estos países que han conmemorado a sus militares como héroes. Por lo tanto, el 19 de
Julio es una apuesta de colocar a Colombia en la talla de estas naciones. De ser un país que
reconoce el sacrificio que ciudadanos han realizado para defender la patria. En una conversación
con César Mora, subdirector de la Fundación, me comentó que el 19 de Julio es un intento de
hacer “un memorial day a la colombiana”. De crear un espacio donde los mayores amantes de la
patria sean recordados.
Aunque se quiere imitar a estos países, las condiciones históricas en las que surge el 19
de Julio contrastan con la de “las grandes democracias”. En la literatura consultada sobre el
Memorial Day estadounidense (Albanese, 1974) y el Remembrance Day canadiense (Vance
1997, Davidson 2016) se habla del origen de estas fechas. Los autores declaran que estos días se
construyen en periodos de paz posterior a conflictos: al término de la guerra civil estadounidense
y en los años siguientes a la participación canadiense en la Primera Guerra Mundial. La intención
de estas iniciativas es no olvidar a los veteranos de guerra. En ambos casos, los proyectos tienen
un apoyo estatal en su génesis. La experiencia colombiana es diferente. La idea del día se gesta
en 2001 cuando el conflicto colombiano se encontraba en uno de sus momentos más álgidos
(Ugarriza y Pabón, 2017). A diferencia de los países de América del Norte no se puede hablar de
ganadores claros del conflicto. De hecho, en 2001 existía el estigma de Colombia como Estado
fallido, particularmente en su dimensión militar ya que que se habían sufrido una serie de reveses
en la lucha contra grupos guerrilleros, principalmente las FARC (McLean, 2002; Martelo, 2014).
Lejos de estar inscrito a un proceso de paz o al finalizar un conflicto, el 19 de Julio nace en un
periodo en el cual aumenta el número de veteranos de guerra. Una fecha para honrar ex-
combatientes mientras otros jóvenes tomaban un fusil y se ponían las botas para iniciar sus
carreras militares. El uso del concepto veterano es otra diferencia en relación a la experiencia que
Albanese (1974) describe para los Estados Unidos. Mientras que en ese país se emplea el término
veterano para cada ex-combatiente, en el 19 de Julio se utiliza más que todo el término caído
para referirse al miembro de la fuerza pública que ha sufrido una lesión cumpliendo su deber
constitucional. La idea de veterano sólo fue utilizada esporádicamente en campo.
Otro punto de divergencia es el rol que juega el Estado en cada nación. Mientras que en
los Estados Unidos el Ejército tiene un rol protagónico en la creación y consolidación del
Memorial Day (Albanese, 1974), en Colombia la iniciativa parte de miembros de la sociedad
26
civil. Según la narrativa oficial, es el deseo de Rodrigo de que los familiares que se habían
aglomerado alrededor de la Fundación sientan que su sacrificio era válido. Que su muerto o
herido, era más importante que el de los otros bandos de combatientes (Mosse, 1990; Butler
2004). Aunque es la Fundación quien toma el rol protagónico, desde el 19 de Julio del 2001 ya
hay una presencia de representantes del Estado:
“Empezó la labor de crear ese día. Obviamente la forma fácil era buscar un congresista amigo.
Pero yo no soy de los que hacen las cosas fáciles. Lo que yo hice fue crear el día. Como si fuera
una obra de teatro. Cree el día. En base a milagros. Esta siempre ha sido una fundación pobre.
Celebramos el primer día en la Plaza de Bolívar. Con un acto, una misa en la Catedral.
Centenares de Familias de Caídos. En el momento de la ofrenda floral fuimos a la estatua del
Libertador. Símbolo de la nación que lucha por sí misma. Atravesamos una guardia de honor del
batallón Guardia Presidencial que me colaboró en eso. Había una ofrenda floral, nosotros
conseguimos las flores. En ese momento las familias cogían las flores y empezaban a caminar a
través de la guardia de honor hacia la estatua del libertador, ellos miraban alrededor como
diciendo ¨el país nos agradece, el país comprende, ¡somos importantes!¨ ¡MENTIRAS! Era una
obra de teatro. El país no estaba agradeciendo ni una mierda. Era una obra de teatro que había
hecho un iluso. Pero funcionó. Las familias empezaron a sentir un renacer espiritual”
(Conversación Personal Rodrigo Obregón, 2017)
En su testimonio, Rodrigo hace alusión nuevamente a la dimensión performática (Turner, 2008;
Goffman, 2009) del día. Pero es un performance que se construye recurriendo a símbolos ya
consolidados de la nación, los cuales están concatenados a los desafíos que viven veteranos y sus
familias en el presente. El escenario donde se “estrenó de la obra” es el epicentro de la nación
colombiana, la principal plaza de Bogotá. Los elementos de este espacio se convierten en la
utilería de la obra. La catedral primada de Bogotá es escenario de la primera escena en la que se
inviste el primer halo de espiritualidad al evento. Los intérpretes se desplazan hasta la estatua del
Libertador, quien es descrito como el ejemplo del país que está dispuesto a salir adelante.
Rodrigo en su posición de portavoz autorizado, recurre a un tropo utilizado por la fuerza pública
colombiana, la idea de Bolívar como el combatiente y ciudadano al que se debe emular (Forero,
2017). Frente a este héroe, se llega al clímax y al fin de la obra: el creer que hay un
reconocimiento de la nación. Sentimiento que en la narrativa de Rodrigo muere mientras se
cierra el teatro. Obregón sepulcra recordando la dimensión performática de lo ocurrido. Sin
embargo, los marcos de referencia de sus participantes han cambiado. Las familias se ilusionan
por el sentimiento de reconocimiento, un punto que en conversaciones y entrevistas algunas
27
viudas confirmaron, Por su parte, Obregón como representante de Colombia Herida advierte un
nuevo proyecto para la fundación.
Aunque sólo en una ocasión se celebró el 19 de Julio en la Plaza de Bolívar, la figura del
libertador y la independencia, constantemente son evocados en la fecha. La elección del 19 como
el día de conmemoración de los héroes no es arbitraria. Colombia celebra su día de
independencia el 20 de Julio. El 19 de Julio sirve como antesala a esta fecha:
“Cuando llegan las 11:57 de la noche [del 19 de Julio] la bandera hace su ascenso, se terminó el
día. Cuando llega al tope, comienzan fuegos artificiales y todos los presentes dan el primer grito
de independencia del 20 de Julio. Así hacemos la transición de un día de recogimiento a un día
de júbilo. Vinculamos el sacrificio de quienes nos dieron la independencia, con quienes nos la
defienden.” (Comunicación Personal Rodrigo Obregón, 2017)
El día es un ejercicio de hilar los sacrificios realizados en la gesta de la independencia, con la
actual fuerza pública y con otros procesos de gloria militar colombiana. Todas las personas que
se han puesto un uniforme del aparato público de seguridad colombiana son eslabones de una
cadena que atraviesa el tiempo. Esta idea es el argumento central del cortometraje “19 de Julio
DÍA DE LOS HÉROES DE LA NACIÓN Y SUS FAMILIAS2. Vídeo desarrollado por la
Fundación que circuló como cortometraje en Cine Colombia y CineMark, dos de las principales
cadenas de cine en Colombia, durante el primer periodo de gobierno de Juan Manuel Santos
(2010-2014). El vídeo de ocho minutos se centra en la visita de varios ex-combatientes al
monumento de los héroes del cual se habló en la apertura de este capítulo. Los veteranos, este es
uno de los casos en que si se apela a este concepto, son de la guerra contra Perú en la década de
1930, de la guerra en Corea a inicios del decenio de 1950, un represente del conflicto armado
reciente de Colombia y una viuda cuyo esposo era miembro de la dirección de antinarcóticos de
la policía y que pereció en un accidente de helicóptero. Además de dar una breve explicación
sobre el 19 de Julio e invitar a la población a participar en dicha fecha, el vídeo se centra en la
familia de los combatientes, la nieta que acompaña a su abuelo veterano de Perú, la viuda que
conteniendo lágrimas dice el nombre de su esposo. El vídeo es otra oportunidad para ver qué es
un “memorial day a la colombiana”. En los países del Atlántico Norte el foco de atención son los
veteranos y los combatientes muertos (Albanese, 1974), los miembros de Colombia Herida hacen
que las familias tengan un rol de igual preponderancia. La narrativa oficial no fracasa en esta
ocasión y el nombre del día toma una belleza que no había reconocido.
2 Se puede acceder a la versión en línea de este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=wJ1laHGGcJk&t=4s
28
En el vídeo se manejan dos tipos de temporalidades que a algunos antropólogos, entre los
cuales me incluyo, remiten a los estudios de De Saussure (2011) sobre la langue y la parole. El
registro de la parole se evidencia cuando se presenta a cada uno de los participantes del vídeo.
Estos, narran donde combatieron y a todos se les brinda la oportunidad de contar su historia en
dos oraciones. Sin embargo, como en los estudios de De Saussure el plano de la langue es
privilegiado. La idea del vídeo es mostrar la continuidad en el tiempo del sacrificio de los
representantes de la fuerza pública. De generaciones que continúan protegiendo a los
colombianos. De una comunidad que existe en silencio, sacrificándose en el anonimato por lo
demás. Estas ideas, han sido notadas en otras investigaciones como la de Anderson (1986) en la
que intenta descifrar qué hace heroico al soldado estadounidense, concluyendo que uno de los
elementos fundamentales es su capacidad de sacrificarse por terceros. Más recientemente, Calder
(2004) llega a una conclusión similar en su estudio sobre cómo se recuerdan a los combatientes
durante sus funerales.
Estos planteamientos se materializan en el vídeo, cuando recurriendo a un tono que
procura evocar tristeza, solemnidad y algo de rabia, el veterano de Corea declara: “Tantos
buenos hombres han dado la vida, sin que nadie los recuerde”. En el proyecto audiovisual se
recurre a la historia borrando las diferencias de los combates y atandolos en una hilera de
sacrificados, se ha inventado la tradición (Hobsbawm y Ranger, 1983). El evento de honra que se
celebre desde hace sólo 16 años ha unido todos los combatientes colombianos del último siglo.
Esta tradición reifica a los combatientes al presentarlos como iguales. Este proceso se evidencia
en los muros laterales de“El Monumento a Los Militares y Policías Caídos en Combate”. En
estas superficies se encuentran grabadas figuras de hombres sin rostro ni diferencias, los cuales,
forman hileras que me hicieron sentir como si estuviera ante un pelotón de soldados en
formación. No tienen ropas ni armamento que los distingan, todos son el mismo. Nuevamente se
sacrifica la diferencia por una supuesta continuidad.
Si la plaza de Bolívar es el lugar en donde se “inauguró” la obra que es el 19 de Julio, la
plaza en que se encuentra “El Monumento a Los Militares y Policías Caídos en Combate” es el
teatro donde la obra se consolidó y el lugar donde se han gestado múltiples de las tensiones entre
el Estado y la Fundación. Se puede considerar que en 2002 y 2003 la “obra” estuvo de gira por
cementerios militares de Bogotá y era una actividad que pertenecía únicamente a Colombia
Herida. Desde 2004, con la llegada del día a la “plaza de los Caídos” y la consolidación del día
como fecha de conmemoración nacional reglamentado por la ley 913 de ese año, el evento dejó
de ser una actividad de la Fundación y tomó un carácter nacional. César describe esta relación
así:
“Es que la fundación lo ha hecho. Pero lo hacemos es para la nación. La fundación cumple el rol
de coordinador del día. Nosotros somos los observadores. Los que se encargan que el día se
29
cumpla. Su protocolo. Que se siga como debe hacer. Los testimonios, la oración de Monseñor.
Nosotros somos coordinadores. Nosotros hicimos el día, pero ahora somos veedores. Nos
encargamos que las cosas se cumplan. Pero el día, el día pertenece es a la nación. (...) Lo que
pasa es que nosotros cuando dejemos de hacerlo, es todo un trabajo, nadie lo quiere hacer.
Cuando nosotros dejemos de estar encima de eso, el día deja de hacerse. Siempre lo quieren
cambiar.” (Comunicación Personal César Mora, 2017)
El testimonio inicia indicando el trabajo y las alianzas que realizan junto al Estado para llevar a
cabo los proyectos de la misma institucionalidad. Los límites entre Estado y sociedad civil se
hacen nulos (Das, 2004; Abers y Keck, 2009; Açiksöz, 2012). Las palabras de César representan
un sentimiento al que se ha aludido constantemente en campo, el potencial fin del 19 de Julio si
la Fundación dejara de cumplir su función. Cuando me hacían este tipo de comentario, les
preguntaba si los miembros de la fuerza pública no asumirían esta función. La respuesta de los
funcionarios de Colombia Herida a los que les pregunté fue unívoca: no. Según ellos, a los
miembros de la fuerza pública no les interesa asumir los planes logísticos del día puesto que
estas instituciones tienen una serie de programas para el 20 de Julio. Se me ha relatado la
existencia de tensiones entre la Fundación y miembros de la fuerza pública por la proximidad de
las fechas. Los últimos, quieren que la fecha del evento sea movida. Aun cuando hay un día para
conmemorar a sus ex-combatientes, no hay satisfacción.
Otro punto para notar de este testimonio es la relevancia de que el 19 de Julio haya sido
declarado día nacional. Esta situación otorga al evento una lógica que lo distancia de las demás
actividades de la Fundación. En el capítulo anterior hablé del 2 de septiembre: “Día de la
familia” y cómo César quería convertir al evento en una oportunidad de hacer alianzas políticas.
Cuando discutimos sobre la probabilidad de transformar al 19 de Julio en un día de alianzas,
César y los demás funcionarios negaron rotundamente esta posibilidad, pues consideran que un
día sancionado por el Estado, no se puede politizar. Surge una nueva tensión, los representantes
del Estado pueden convertirse en aliados clientelares en algunos espacios, pero en otros no. El
demarcador es quien legitima al evento. Cuando el creador es un particular no hay problema, si
es un escenario estatalmente reconocido no se puede. Igual que en el caso de mi visita a la plaza
en octubre, el tiempo es nuevamente la variable que indica cómo se puede actuar.
Hay otras instancias en las que se revela lo difusa que es la relación entre la Fundación y
el Estado en ese día. El ejemplo más evidente es la plaza en la que se encuentra “El Monumento
a Los Militares y Policías Caídos en Combate”. Cuando fui escribí en mi diario:
30
Al entrar sentí como si cruzara una barrera invisible, si saliese de un espacio civil y entrase a un territorio
militar. Al mirar al lado oriental de la plaza veía la sede del Ministerio de Defensa de Colombia. Al
costado occidental estaba el Hospital Militar. Entre estos dos edificios de varios pisos, la plaza, rompiendo
la monotonía entre los edificios. La plaza parece un punto medio donde se pueden encontrar las personas
que acaban de salir del hospital y los líderes que los van a condecorar (Diario de Campo Federico Álvarez
octubre 5 2017).
La plaza se encuentra incrustada entre los principales edificios de la parte militar del aparato
estatal colombiano. Sin embargo, el monumento está marcado por la Fundación y por ende por
los civiles:
“Cuando esa plaza se hizo, el Viceministro [Andrés] Peñate se acercó a mí y me dijo ´Rodrigo,
yo se que usted trabaja con las familias yo quería mostrarle los planos de la plaza para que usted
me dé el visto bueno´. A mi todo me pareció bien menos una cosa, el monumento, eran unas
figuras amorfas. Unos hombres como parados en la cabeza. Un diseño bonito. Pero yo dije ´No,
las familias de los caídos son gente simple, ellos quieren sus símbolos y sus símbolos es la foto
del muchacho con la M-60, su boina, su uniforme parado desafiante´. Empecé a pelear. Tiene
que ir la imagen de los muchachos en la parte frontal. Que el diseño artístico este a los lados.
Luché un año. (...) Entonces yo estoy en esa plaza. Esa plaza es parte mía” (Comunicación
Personal Rodrigo Obregón, 2017)
En la cita, declarada por un portavoz autorizado de la Fundación, nuevamente se presenta la
ambigua divergencia entre Estado y civiles. En este caso, no es la iniciativa del civil que intenta
suplir una necesidad del Estado, sino que es un representante de la institucionalidad quien
procura una alianza con un particular. El testimonio es una oportunidad de ver cómo los sujetos
cargan de significados los espacios y se apropian de los mismos3. Vale la pena notar que se
recurre a un tropo de la narrativa autorizada que es la condición de “humildad” de los
combatientes, y sus familias. La arquitectura se torna en un tipo de demarcador entre las
personas que asisten al evento.
Es a partir de estas relaciones tensionantes que se realiza el 19 de Julio. Pero ¿cómo es
ese día? Como coordinador del día, la Fundación ha construido un organigrama sobre cómo debe
desarrollarse el evento. De manera general el programa divide al día en tres momentos. El
primero, consiste en la llegada de los veteranos, sus familias, las familias de los “caídos”, la
población civil interesada, y los miembros de la cúpula militar en representación de la fuerza
pública. En ese momento, se iza la bandera que hay en la plaza a media asta para simbolizar que
3 Para un breve resumen de las investigaciones sobre cómo las personas cargan de significado los lugares, revisar
Withers, C. (2009) “¨Place and the "Spatial Turn in Geography and in History¨”, Journal of the History of Ideas,
Vol. (70),637-658.
31
se está en un momento de conmemoración. La segunda parte del día inicia con una ceremonia
alrededor del mediodía. En la cual se exclaman las siguientes palabras:
“Que cada colombiano eleve desde su alma una oración por aquellos, oficiales, sub-oficiales,
soldados, e infantes de Marina y Policías de la patria, víctimas del terrorismo por sus familias
que han sido el más grande apoyo y ejemplo de templanza para los colombianos de bien. Es
grato en el día de hoy evocar sus memorias, hoy hemos querido que aquellos que partieron
durante el cumplimiento de su misión perciban en la distancia la sensación de este homenaje
lleno de sentimiento y la nostalgia que produce el recuerdo. El gobierno nacional mediante la ley
913 de 2004 ha establecido el 19 de julio como el día de los héroes de la Nación y sus familias.
El inicio de tan especial día da comienzo con una ceremonia para la izada del pabellón a media
asta. Una ofrenda floral y los testimonios de las víctimas y familiares como un sentido homenaje
a nuestros héroes del ejército nacional, armada nacional, fuerza aérea colombiana y policía
nacional, caídos en cumplimiento del deber” (Comunicación Personal Cesar Mora, 2017)
En las palabras se indica el objetivo de la fecha: recordar la memoria de los colombianos que se
han sacrificado siguiendo el mandato estatal. Sin embargo, ese sacrificio es sólo por unos
colombianos. Hay una división entonces en la población civil: aquella que hay que proteger y los
agresores (guerrillas, paramilitares y delincuencia común). Se hace una división moral, la fuerza
pública es presentada como el guardián de los ciudadanos buenos. Su combate es legitimado ya
que el accionar de estos combatientes parte de un principio loable. Las palabras con la que se
abre el día muestran una continuidad con los testimonios que Mosse (1990) analizó sobre cómo
son recordados los combatientes franceses y alemanes de la Primera Guerra Mundial. En los tres
casos, se intenta demostrar al combatiente no como alguien que desea luchar, sino que lo hace
para defender a otros. Este principio los diferencia de sus contrincantes, los cuales se considera
que no tienen una razón legítima de combate. En las palabras de inauguración se hace una
precisión, no todos los miembros de las cuatro fuerzas se honran, son sólo aquellos que han
“caído” (ya sea una lesión física o muerte) cumpliendo su deber. Se genera una jerarquía entre
las muertes (Butler, 2004), aquellos que se sacrifican por los colombianos de bien, son los más
importantes.
Con posterioridad a las palabras ingresa una banda militar (la banda proviene de una de
las cuatro fuerzas y cada año se rota la fuerza que la envía) y saludan a los asistentes. Cuando ha
concluido este fragmento de la ceremonia, se entona el himno nacional y se prosigue a una
ceremonia religiosa. Una vez terminadas las palabras del representante de la iglesia católica, se
lee la “Oración de Guerra” un escrito del Teniente Nelson Darío Bedoya Zuluaga, un militar que
murió en combate en el Caguán en 19814. Oración centrada en cómo debe comportarse un militar
4 Para una lectura de la oración de guerra se puede revisar el siguiente enlace
http://militaraquileoparra.edu.co/oracion-de-guerra/
32
en combate y el honor de morir por Colombia. La siguiente etapa del día, es la lectura de
testimonios. Se les permite a ocho personas hablar. Cuatro veteranos de guerra y cuatro
familiares de caídos. Un veterano y un familiar por cada fuerza. Cuando pregunté por lo que se
busca en estos testimonios, César respondió:
“Nosotros lo entrevistamos. Buscamos una persona que sea capaz de expresar sus sentimientos.
La gloria de un soldado es una buena muerte. Una muerte que haga recordarlo. ¿Qué busca un
soldado? Una buena muerte. Esa es como la idea, morir de forma digna. Siempre de pie. Los
heridos que han estado ahí, uno encuentra la generalidad siempre la idea ´yo fui herido, pero si
yo tuviera que volver a nacer y volver a ser soldado lo haría´. Ahí hay una simbología y un amor
patriótico. Una convicción muy fuerte (...) Nosotros mostramos el dolor, tenemos la necesidad de
mostrarle a los colombianos, usted muestra el sufrimiento porque es una forma de captar la
atención de las personas”. (Comunicación personal César Mora, 2017)
Hay dos puntos llamativos de esta respuesta. El primero, es la existencia de un discurso
autorizado para el 19 de Julio. No todas las experiencias se pueden contar, sólo se permiten las
de personas que están agradecidas con la fuerza pública y con el sacrificio realizado. Las voces
del desencanto, de la duda, de la rabia son silenciadas. Hay un prototipo de combatiente que se
quiere construir. Un objetivo que Açiksöz (2012) ya describió al estudiar cómo se auto-
representan los grupos de veteranos de guerra en Turquia. El segundo elemento notorio, es la
decisión de presentar a los ex-combatientes a partir del dolor. Elección que parte de un problema
ya enunciado, el desconocimiento del dolor que viven los “caídos” y las familias que han perdido
integrantes. Se produce un choque. Se apuesta por mostrar a la población que se quiere ayudar
como víctima abandonada al tiempo que se quiere honrar su fuerza. A los de la Fundación les
desagrada que se use el término víctima para los ex-combatientes, pero mostrarlos sufriendo ha
sido la apuesta que ellos han adoptado5. Una vez se acaban los testimonios, se realiza una
ofrenda floral al monumento. Con eso concluye la segunda parte del día.
El tercer momento de la fecha es una ceremonia que inicia a las siete de la tarde. A esta
ceremonia se le llama “Concierto del Primer grito”. Se invitan a varios artistas musicales los
cuales realizan espectáculos que concluyen a las 11:57 de la noche. En ese momento, la bandera
empieza a izarse hasta el tope de la asta y se recrea el primer grito de independencia con los
participantes exclamando “Viva Colombia” o “Independencia”. Nuevamente, apelando al pasado
para justificar el evento. Ese es el programa del día. Pero ¿qué parte del día son significativas?
Con ese interrogante abordé a los funcionarios de Colombia Herida y a algunas madres y
viudas con las cuales trabajé. César como portavoz autorizado considera que todos los puntos
5 En la parte más tardía del campo, César y otros funcionarios empezaron a hablar de una nueva propuesta para
mostrar a los ex-combatientes y las familias. Este tema se trata en el tercer capítulo.
33
son de igual relevancia. Las viudas en cambio fueron más precisas, la ofrenda floral y los
testimonios son los temas que recordaban. Diofanny me comentó:
“Pues uno piensa, pues estoy feliz porque lo estoy recordando como héroe, pero también estoy
triste. Por ser héroe falleció y no está con nosotros. Son sentimientos encontrados. Es un día que
se merecían. Los testimonios son duros, la ofrenda floral también. En los testimonios, me pareció
que prácticamente es como si los que hicieron los testimonios hablaron por nosotros. Son muy
parecido a lo que a nosotros nos ha pasado” (Comunicación Personal Diofanny Gonzalez, 2017)
Aunque las historias de los combatientes y sus familias son diferentes, todos han tenido una serie
de experiencias compartidas que los vincula entre ellos. Ocurre algo similar a lo que Albanese
(1974) describe sobre el Memorial Day. Se unen unas personas al compartir un vínculo de dolor,
formando una comunidad de dolientes. Las emociones son puestas en el extremo, se combina la
tristeza de recordar al ausente, mientras existe la alegría de tener el espacio para compartir ese
recuerdo. Incluso se da una abrebocas a la tensión de ser un héroe, por tener esa categoría merece
ser recordado, pero conseguirla significó su muerte. Aunque en este caso se muestra una
sincronía entre el discurso oficial y las percepciones de las personas que se pretenden honrar, no
siempre existe una equivalencia. Una de las personas más críticas es Sandra:
“Que el 19 se conmemore, pero saber que ese día le dan cinco casas a cinco familias. Excelente.
Aparte de que lo conmemoren y sea una fecha importante, que sea importante para esas familias
ayudando en sus necesidades básicas. Lo que es una vivienda, que le den trabajo, oportunidades
familiares”. (Comunicación Personal Sandra Gil, 2017)
Este deseo de ayudar de manera directa genera una tensión con la narrativa autorizada la cual ha
considerado que el día sólo tiene la intención de honrar la memoria y con eso es suficiente
colaboración. Se genera una disyuntiva, Sandra como miembro de la Fundación quiere más de lo
que se ha logrado, pero ¿quién debe asumir esa función?, ¿La fundación como coordinadora del
día o el Estado por ser una fecha consagrada por el mismo?, en la respuesta a esa pregunta se
vuelven a hacer borrosa la distinción entre los dos. No hay concordancia. Sandra muestra la
heterogeneidad de las posiciones al interior de la misma fundación, los trabajadores quieren
ayudar a las familias, pero tienen múltiples ideas que son disonantes entre ellas.
El último punto que trato en este capítulo se relaciona con la audiencia del día.
Nuevamente hay tensión. Los miembros de la Fundación quieren que el día sea más reconocido y
viven con cierta frustración de la poca difusión de la fecha. Para intentar solventar este problema
han recurrido a alianzas con el sector privado como el almacén Éxito y la Fundación Arturo
Calle, llevando a cabo una campaña donde a través del saludo militar se invitó a la población
civil a participar en el 19 de Julio. También se han realizado una serie de vídeos, como el
mencionado previamente en este capítulo. También hay aproximaciones a la fuerza pública
empleando la radio y las redes sociales de estas instituciones para difundir el día. La ambición de
34
la Fundación es que todos los colombianos nos solidaricemos con la fecha, que saquemos
banderas con listones negros para demostrar el sentimiento de conmemoración, que vayamos a la
plaza. Sin embargo, no todos los combatientes pueden ser honrados en ese día. Los funcionarios
de la Fundación son claros, si se hace parte de un grupo al margen de la ley, la fecha no los
incluye:
“En nuestra población hay mucho dolor y odio contra esa gente, llamémoslo FARC, ELN, toda
esa gente. En nuestra población hay odio y rencor contra ellos. Respetable que quieran hacer su
partido político, mientras nos respeten a las familias. Respeten nuestro dolor. Respeten ese día,
ellos podrán tener sus días conmemorativos, pero que respeten.” (Comunicación Personal
Sandra Gil, 2017)
Como lo dijeron las palabras con las que se inaugura la ceremonia del mediodía, son los
colombianos de bien las personas que la fuerza pública protege, son a estos a los que se quiere en
el día. Después de todo, es por estos colombianos que se realiza el sacrificio. Las personas que
han sido enemigos no pueden entrar en esa fecha. Son otro tipo de ciudadanía.
Constitucionalmente la fuerza pública debe defender a todos los colombianos, pero en la práctica
es difícil. Esperar que los grupos que han causado tanto dolor a los heridos y a las familias de
militares sean aceptados inmediatamente me parece ridículo. Otro reto para el denominado pos-
conflicto colombiano.
En el inicio de este capítulo reconocí la ironía que es escribir sobre un día sobre el cual
sólo he escuchado historias y en el que no participé. En campo, intenté resolver esta debilidad
preguntando por el 19 de Julio de 2018. Desde finales de septiembre se me dijo que prontamente
iba a iniciar la planeación de la fecha. Mientras escribo estas palabras, no he asistido a ninguna
de estas actividades. Si no ha comenzado la planeación o no se me invita, no sé, es otro punto
ciego de mi campo. Frente a este vacío, me limito a valerme de las narraciones de los miembros
de la Fundación y los vídeos que han realizado. No he intentado encontrar una verdad unívoca,
sino queriendo aproximarme a cómo los miembros de la Fundación entienden ese día, cómo
intentan generar sentido (Handelman, 1990; Hyvariven Hatavara, & Hyden, 2013). De cómo se
procura inventar una tradición que una las experiencias de la fuerza pública de Colombia por 200
años en un día. El lazo que los cohesiona, el sacrificio por los colombianos “de bien”. Unas
fuerzas que no están compuestas por hombres, sus combatientes son héroes. Pero ¿qué significa
realmente ser un héroe? ese es el interrogante para el próximo capítulo y una de las preguntas
con las cuales he pasado algunas mañanas.
35
Tercer Capítulo- Héroes
Para una clase de literatura se me pidió que escribiera una letanía sobre cualquier tema. Terminó
siendo sobre el 19 de Julio. No es especialmente buena. Cuatro estrofas que pecan por la
ausencia de rima y el exceso de aliteraciones y paralelismos. Sin embargo, la escribí con
facilidad, recurriendo a algunas de las ideas que más han aparecido en mi campo: sacrificio,
dolor, sentirse olvidados por el Estado y la población civil. Nadie en la Fundación sabe de la
letanía. He pensado leérselas el día en que me despida de ellos. No sé si llamarlo un obsequio de
despedida. No sé por cuánto tiempo sea el adiós. En las últimas semanas casi no he pasado
mañanas con ellos. He seguido la propuesta de Taussig (2011) sobre cómo realizar el trabajo de
campo y me he desempeñado en otra parte del campo, la escritura. He cambiado la plaza de los
héroes caídos y las instalaciones de la Fundación por un escritorio en una oficina. Un escritorio
que se llena de hojas impresas que contienen esquemas de los diversos capítulos, de las ideas
principales de las referencias bibliográficas a las que me remito, de los fragmentos de mi diario
de campo que he puesto en este documento. Entre esas hojas, la letanía. La releo en un intento de
dejar de pensar en la escritura. Me enfoco en la cuarta estrofa, se centra en qué significa ser
héroe. El epíteto que se le otorga a las personas honradas el 19 de Julio. El tema con el cual se
termina la letanía. Vuelvo a pecar con los paralelismos y decido escribir este acápite sobre lo que
significa ser un héroe en Colombia Herida.
La categoría héroe ha sido abordada por varias ciencias sociales. Una de las que más ha
trabajado este concepto es la psicología. De esta disciplina, el texto más relevante para esta
sección de la investigación fue “Military Heroism: An Occupational Definition” (1986) de
Jeffrey Anderson. El autor es un psicólogo que trabajó con el Ejército Estadounidense y publicó
dicho artículo con el apoyo del U.S Army Research Institute. En el documento se indican una
serie de elementos que un sujeto debe tener para ser catalogado como héroe. Aunque se señala
que es relevante el sacrificio por terceros, Anderson decreta que hay dos puntos fundamentales
para ser un héroe militar: ser devoto a la causa y ser es un ejemplo moral de cómo actuar. La
persona que reúna estos atributos es entonces considerado como un héroe. Procurando una
bibliografía más reciente se recurrió a trabajos de psicólogos sociales que han indagado por el
heroísmo (Allison, y Goethals, 2011; Franco et al, 2016). Estos textos se refieren a los elementos
36
indicados por Anderson (1986) pero se da mayor énfasis a la idea del coraje y de tomar riesgos
por terceros. También se indica que existe una divergencia entre héroes militares y civiles. La
distinción es que los héroes civiles deben inspirar a la gente, por su parte los héroes militares
luchan es por los diversos Estados.
En los textos de los psicólogos que revisé, las definiciones de héroe eran de cierta forma
como una lista. Es decir, había una serie de elementos que se tenían que “chequear” para ser
considerado héroe. Se daban unos parámetros de cierta forma atemporales de qué facultades se
necesitan para ser considerado como un sujeto heroico. Esta forma de acercarse al problema de la
heroicidad dista de cómo el concepto ha sido tratado en trabajos de corte etnográfico a los que
me aproximé (Açiksöz, 2012; Davidson, 2016; Frisk, 2017). En estos trabajos se ha procurado
entender cómo se legitima la idea de héroe en diversos contextos. Se indica que es mediante las
condecoraciones que los Estados definen la heroicidad (Davidson, 2016; Frisk, 2017). Por su
parte Açiksöz (2012) al estudiar a los veteranos de guerra considerados héroes en Turquía,
argumenta que estos veteranos recurren a ideas de corte religioso para argüir que existe una
especie de espíritu que comparten los ex-combatientes y es la presencia de ese espíritu el
determinante de la heroicidad.
En campo una de las preguntas que realicé en la gran mayoría de entrevistas fue “¿quién
es un héroe?” No hubo una respuesta unívoca. Decido seguir con las ideas de Bakhtin (1981)
sobre los distintos tipos de lenguajes, enfocándome en la polifonía que existe alrededor del
concepto héroe en Colombia Herida. De manera general encontré dos tipos de posturas. Los
testimonios de: César, sub-director de la Fundación y Sandra, una viuda que también hace parte
del equipo de Colombia Herida son las fuentes que utilizo para mostrar los dos
posicionamientos. No intento argumentar que estas tendencias son opuestas o que las personas de
cada grupo piensen lo mismo, seleccioné estas dos posturas porque fueron las personas con
quienes más traté el tema y en las que se encuentra con mayor facilidad los matices que quiero
elucidar. La posición que aparece en la narrativa de César he denominado “oficial” ya que es
proferida por un portavoz autorizado (Bourdieu, 1985) de la Fundación:
“En sentido estricto nosotros consideramos que los héroes son los heridos, o los caídos, que en
cumplimiento de su deber constitucional fueron heridos o murieron por acción del enemigo, en
combate, por que pisaron una mina, en una operación. (...) Héroe no es el que se pone un
uniforme, eso es un soldado, héroe es el que entregó su vida para defender a su familia, el que
vio una mina y se tiró encima de la mina para defender a los demás. Héroe es el que puso el
37
pecho. No todos los soldados son héroes. Es que la misma palabra de héroe no es para todos los
soldados” (Comunicación Personal Cesar Mora, 2017)
El testimonio de César es consecuente con la oración con que se inicia la primera ceremonia del
19 de Julio, abordada en el capítulo anterior. Existe una jerarquización entre las personas que se
unen a la fuerza pública. Son héroes aquellos que están dispuestos a realizar un sacrificio. La
definición se aproxima a la utilizada recientemente en los estudios psicológicos (Allison, y
Goethals, 2011; Franco et al, 2016). Sin embargo, se aleja de los casos analizados por Frisk
(2017) y Açiksöz (2012) quienes argumentan que héroe es todo miembro de la fuerza pública. Es
notorio que se habla del héroe de una forma un poco abstracta. No se recurre a un sujeto que sea
el modelo del héroe sino se habla de una serie de comportamientos que al ser emulados generan
la condición de heroicidad ¿qué se debe imitar? Estar dispuestos a sacrificarse cumpliendo la
labor constitucional. Las palabras de César de cierta forma remiten al estudio de Donoghue y
Tranter (2015) sobre los héroes militares en Australia. Investigadores que argumentan que en
dicho país la gente cuando piensa en los héroes militares se remite a los ANZAC los
combatientes de esa nación en la Primera Guerra Mundial. Estos héroes de cierta forma son el
modelo de cómo los australianos deben comportarse, pero la gente no tiende a pensar a un
combatiente específico, sino a la colectividad de los ANZAC. Al igual que el caso colombiano se
trae a colación la figura del héroe en la medida que es miembro de una colectividad de personas
dispuestas a sacrificarse. La dimensión individual se delega a un segundo plano. Esta apuesta no
es sólo de la Fundación, también la ha realizado el Estado colombiano. El ejemplo más claro de
esto son las figuras de “El Monumento a los Militares y Policías Caídos en Combate”6. Sin
embargo, esta postura es matizada por Sandra quien declaró:
“Para mí, héroe mi esposo Julio César Lara. Quien en vida creía en la paz. Pero que la paz
empezaba desde la casa. Desde la crianza. Él quería contribuir a esa paz de Colombia.
Lamentablemente dio la vida. Perdió la vida. Héroe, Julio César Lara. Así de sencillo. (...) Hay
una ofrenda floral en el Monumento de los Héroes. Uno pone la flor allá, eso significa mucho.
Para mí eso significa mucho, es recordar los héroes. Yo puse dos flores, la primera para los
héroes, la segunda para mi héroe Julio Cesar Lara.” (Comunicación Personal Sandra Gil,
2017)
6 La forma en que el individualismo es suprimido en el “El Monumento a los Militares y Policías Caídos en
Combate” fue tratado en el capítulo dos.
38
A diferencia de César quien define la heroicidad a partir de una guía de cómo los miembros de la
fuerza pública deben comportarse, Sandra encuentra dos tipos de héroes. Para hallar al primero,
recurre a su experiencia personal, no necesita una figura amorfa, su esposo es la representación
de la heroicidad. El ciudadano que ama la patria y quiere lo mejor para ella. Sin embargo, la
postura de Sandra no es ajena a la de la Fundación, después de todo dejó dos flores, una en
memoria de su esposo, otra en relación con los demás combatientes que se han sacrificado. En
esta tendencia cohabitan dos tipos de héroes. Un Héroe, con H mayúscula que representa esta
colectividad de personas sacrificadas, algo similar a la comunidad del dolor que Albanese (1974)
describió para el caso estadounidense, y un héroe más personal. Las viudas y madres con las que
trabajé tendían a privilegiar este segundo héroe. El día y la conmemoración son experiencias que
aluden a sus propias vidas. Encuentran significado al recordar las tragedias personales. Quienes
no honran heroes específicos el 19 de julio como Cesar, se enfocan en el Héroe.
Entre estas dos formas de aproximarse a los héroes existe una relación un poco
tautológica. El héroe personal es la representación física de ese Héroe, es el sujeto en el que se
encarnan los ideales de la heroicidad. Por su parte, el Héroe sirve como el modelo al que el héroe
personal emula, el canon que enseña un ethos de cómo actuar (Anderson, 1986). La perspectiva
de Sandra problematiza las recientes investigaciones realizadas por psicólogos (Allison y
Goethals, 2011; Franco et al, 2016) sobre el heroísmo. En su postura no se puede aplicar la
división entre héroe civil y héroe militar. Su esposo, su héroe, la inspira a ella a intentar ser
mejor ciudadana, al tiempo que este murió por defender a Colombia. Cumple los dos requisitos.
En la práctica la división que realizaron estos investigadores se vuelve inoperante.
En el discurso “oficial” de la Fundación, el término héroe se construye alrededor de una
serie de tensiones. La primera se encuentra ligada al interrogante ¿quién debe ser conmemorado?
En un primer nivel, la respuesta es aparentemente sencilla, los miembros de la fuerza pública que
han realizado algún sacrificio defendiendo a Colombia. Sin embargo, en una conversación con
César sobre me dijo:
“Los veteranos de la guerra del Perú ganaron la guerra cuando nos querían quitar la
zona sur de Colombia. Los veteranos de la guerra de Corea, tienen un espacio en el
corazón de los veteranos Americanos. Eso es la gloria. Tener el espíritu grande. Son
héroes. (...) El tema con las FARC, por ejemplo, es que no se ha cerrado. Entonces uno
39
no puede decir que es una gloria de nosotros. No se ha acabado. No hay un ganador
claro. Tiene que acabarse primero.” (Comunicación Personal César Mora, 2017)
César recurre a una característica que se ha elucidado en artículos sobre heroísmo y es la
importancia de declarar un ganador en los conflictos para considerar a los combatientes de ese
bando como héroes (Roper, 2000; Donoghue y Tranter, 2015; Davidson, 2016). La tensión
subyace en que desde esa lógica sólo se pueden considerar como héroes a los ex-combatientes de
“victorias claras”, de conflictos que ya se encuentran resueltos. Según César, quienes cumplen
estos requisitos son los veteranos de las guerras de Perú y Corea. Sin embargo, estos veteranos
casi no tienen preponderancia en las actividades del 19 de Julio y de la Fundación. No se recurre
sistemáticamente a estos episodios. Los combatientes que son reconocidos son los miembros de
la fuerza pública que se han sacrificado en el conflicto colombiano reciente. Los cuales, según
César, no se puede considerar que han tenido una victoria clara sobre el principal rival de esta
lucha: la guerrilla de las FARC. Se conmemora a veteranos de una victoria tenue, mientras se
deja en segundo plano a los “ganadores” del pasado.
La tensión no termina ahí. El discurso del portavoz autorizado no es consecuente con lo
que sucede en la Fundación. Para aproximarse a este punto, es útil recordar la historia del 19 de
Julio. Como se dijo en el capítulo anterior, la fecha se inventó (Hobsbawn y Ranger, 1983) en
2001, un momento de alta hostilidad en el conflicto colombiano (Ugarriza y Pabón, 2017). La
población que atiende a la conmemoración son los heridos, sus familias y las familias de los
muertos de la fuerza pública que han vivido este conflicto que continúa hasta el día de hoy. A
ellos, les interesa que se reconozcan sus hijos, sus esposos, sus propias experiencias y que exista
un lugar donde se valore el sacrificio de sus seres queridos (Butler, 2004). Los miembros de la
Fundación saben eso, y en las actividades adoptan una postura que niega lo pautado por la
narrativa autorizada. La victoria no será clara, pero para los trabajadores de Colombia Herida, los
veteranos y las familias la respuesta lo es. Es preferible conmemorar a estos “caídos” recientes, y
no a unos que prestaron el servicio militar hace más de 60 años.
Los directivos de Colombia Herida recurren al Estado constantemente en un intento de
encontrar una respuesta legítima al interrogante sobre quién es un héroe. Con esto, entra a
colación un nuevo foco de tensiones. De hecho, es el Estado quien define la legitimidad de los
combatientes, quien determina lo correcto y lo errado (Trouillot, 2011). Me interesa dilucidar dos
de esas tensiones. La primera, está vinculada a la ley 913 de 2004, que regula el 19 de Julio: Día
40
de los héroes de la Nación y sus familias. Es el intento más claro del Estado por definir quién es
un héroe. Como se anotó previamente, los miembros de la Fundación se auto-consideran como
los coordinadores de la fecha. En los tres artículos que conforman la ley 913 de 2004 además de
declarar la fecha como un día de conmemoración nacional, se presentan unos lineamientos
ambiguos con relación a quienes son los héroes que se debe honrar. En el artículo segundo se
indica:
ARTÍCULO 2o. A partir de la vigencia de esta ley, se exhorta a toda dependencia
oficial, privada y eclesiástica de la Nación y en general a todo el pueblo colombiano, a
que el día 19 de julio de cada año ice el Estandarte Nacional a media asta en
conmemoración de esta significativa fecha y como preámbulo del Día Nacional de la
Independencia en homenaje a aquellos que se han sacrificado por la libertad (Resaltado
mío). (Ley 913 de 2004)
En ningún momento la ley declara que el día es para conmemorar a los miembros de la fuerza
pública, o que los miembros de estas instituciones son héroes. Las distintas ramas de la fuerza
pública sólo son referenciadas al indicar que deben honrar a los sacrificados por la libertad, la
misma obligación que deben cumplir demás instituciones del Estado, como las de carácter
eclesiástico y privado. Una nueva tensión. La Fundación legitima sus labores argumentando que
están asegurándose que dicho documento legal sea aplicado, pero no es así. Se ha realizado una
lectura en la que se iguala “sacrificado por la libertad” con ser un miembro de la fuerza pública
que ha sido herido o ha muerto mientras cumple su labor. Lo que me parece más impresionante,
es que los mismos representantes del Estado han aceptado esta lectura y participan en la versión
que los civiles han construido. Los civiles se han aprovechado de la ambigüedad con la que el
Estado definió la actividad, la han resignificado y ahora su versión es la oficial. Hay un
paralelismo con el caso estudiado por Abers y Keck (2009). La investigación de ellas consistió
en analizar las políticas de agua en Brasil en cuatro estados. En uno de estos estados, fueron los
civiles quienes decidieron cómo se deben tratar los ríos para evitar polución en el agua. Al final,
el Estado brasileño decidió que en ese estado se continuaría con la iniciativa privada con el
apoyo estatal. En ambos casos, los civiles son quienes deciden resolver un tema de interés
público y el Estado termina delegando esa competencia.
La segunda tensión que quiero traer a colación se relaciona al fenómeno del
paramilitarismo, especialmente los vínculos de algunos militares con estos grupos. No todos los
41
miembros de la fuerza pública hicieron parte de las alianzas que en su momento representantes
del aparato militar del Estado realizaron con grupos paramilitares, pero no se puede negar la
existencia de la misma. Para abordar esta tensión, considero que es útil indicar que a medida que
preguntaba ¿por quién es un héroe? se iba construyendo otra figura, la del otro combatiente,
aquel cuya lucha se considera ilegítima. Un contrincante que por la ausencia de mejor término
decidí llamar el “antihéroe”. Aquel otro con el cual la figura del héroe se construya de manera
relacional (Sokefeld, 1999). Frente a este otro se ha declarado:
“Cuando uno dice que hay unos héroes, es porque hay unos hijos de putas o contra quien
combaten los héroes. Los héroes no combaten contra héroes. Los héroes combaten contra
alguien que está cometiendo actos de delincuencia, a cualquier nivel: terrorismo, delincuencia
común (...) Un soldado tiene honor, usted va a casa y dicen ¨mi hijo mayor fue soldado y cayó en
combate¨, y ellos tienen la foto, el uniforme, la pañoleta, ¨mi otro hijo también cayó en combate¨,
y todos los nietos, familiares, todos orgullosos de ser familiares de soldados. Hay una llama que
les alimenta el alma, que dicen, ¨yo voy a defender a mi país¨. Me han dicho que los guerrilleros
sienten el mismo honor, y no es así. Los guerrilleros no son los mismos. Ellos no pueden tener
héroes. Los héroes de Colombia son necesariamente quienes nos defienden. No pueden ser ni
héroes ni veteranos de guerra. Son delincuentes.” (Comunicación Personal César Mora, 2017)
El antihéroe es el opuesto al héroe. Mientras que el segundo protege, las acciones del
primero son totalmente deslegitimadas. No combaten para proteger a nadie. Mientras que hay
una especie de espíritu que une a los combatientes “legales” que conlleva a que generaciones de
las mismas familias decidan portar el uniforme, el antihéroe es descrito como si no tuviera nexos
familiares que lo unan a la causa. Este combatiente ilegitimo, no puede apelar a la historia en
busca de héroes, ni esperar ser un veterano de guerra en el futuro. Es sólo un criminal. Se retorna
a la división moral entre contrincantes a la que se aludió en el capítulo previo. Esta escisión entre
los combatientes tiene cierta funcionalidad. Reconocer algo positivo en el otro podría significar
que los miembros de la fuerza pública no son héroes, sino que luchan contra otra población. Los
excesos de los soldados se pueden tolerar si están aniquilando “monstruos”. Si se le reconoce la
humanidad a ese otro, el héroe pierde algo de su heroísmo. Es preferible considerar que se mata a
un hijo de puta que a un campesino.
El antihéroe no lucha sólo por ideologías de izquierda. En el discurso de los directivos de
la Fundación, los grupos paramilitares reciben el mismo tratamiento. El elemento que determina
la legitimidad del combate es tener el aval estatal:
42
“Cuando uno habla del paramilitarismo, se habla al fin y al cabo de delincuentes. No te hace
menos delincuente pertenecer a las FARC o a las AUC. No importa la razón. Tomar las armas
para delinquir es igual de un lado o del otro. Entonces uno honra las personas que han dado la
vida o sacrificado en orden del cumplimiento constitucional. Todo el que esté al margen de la
ley, hay que juzgarlo por eso”. (Comunicación Personal César Mora, 2017)
Frente a esta división supuestamente tan clara se retorna a la tensión. Si el Estado define qué está
bien, ¿qué sucede cuando es la misma institucionalidad la que se alía con grupos ilegales? Todas
las personas a las que le pregunté sobre esto aceptaron que este vínculo existe. Con César
conversé de esta relación en el caso de Hugo Aguilar. Aguilar es un ex-policía que fue
considerado héroe por su rol en la operación que abatió a Pablo Escobar. Posteriormente, entró al
mundo de la política y en 2003 ganó las elecciones y fue elegido gobernador del Departamento
de Santander durante el periodo 2004-2007. Años después, se descubrió que consiguió su
victoria en alianza con grupos paramilitares y estos fueron beneficiados durante su gestión (Corte
Suprema de Justicia, 2013). “El dejó de ser héroe, ya no se le reconoce como tal” fue la respuesta
que César ofreció. En ese momento sentí que la dinámica de la conversación cambió. Se dio un
punto de inflexión. Él reconoció que el héroe se podría convertir en un “hijo de puta”. Que no
eran categorías totalmente disociadas como lo había defendido previamente. En su momento
escribí en mi diario:
César parecía un poco consternado por lo que acababa de afirmar. Su esquema cerrado se había
roto. Hubo silencio. Tenía la siguiente pregunta en mi cabeza, pero temía que al decirla César
podría reaccionar mal. Igual consideré que era el mejor momento. Con cierta velocidad, como
quien no quiere decir algo pregunté ¨ ¿si se puede dejar de ser héroe, puede un hijo de puta
convertirse en héroe? ¨ César me miró en confusión. Más silencio. Él intentaba postrar la mirada
en cualquier sitio, pero no lo lograba. Me parecía que colapsaba en silencio. Finalmente dijo con
voz temblorosa ¨no sé¨ (Diario de Campo Federico Álvarez, octubre 19 2017)
La tensión llega al punto máximo. Se supone que el héroe cumple una función estatal, la cual le
otorga el carácter heroico (Davidson, 2016; Frisk, 2017). Es lo que lo diferencia de los demás
combatientes. Pero en la práctica los miembros de la fuerza pública se han aliado con
paramilitares. Las categorías cerradas de hijo de puta y héroe no funcionan. En su momento me
sentí mal, por poner en tela de juicio uno de los marcos de significación de César.
La pregunta sobre si los ex-combatientes ilegales se pueden volver héroes cambió la
dinámica de las conversación con César. El ¨no sé¨ se volvió una respuesta más común. La
43
certeza anterior había cambiado por la duda. Me hizo pensar en la reflexividad del trabajo de
campo. Empezamos a hablar más de ese tema desde ese momento. De mi propio rol en la
Fundación, de cómo habían ocurrido cambios relacionados con mis visitas:
“Usted siempre me pone contra la pared. Pero es chévere. Me hace reflexionar mucho sobre lo
que hacemos. Por ejemplo, cuando hablamos sobre cómo presentar a los héroes. Sus palabras
me han hecho reflexionar y la nueva apuesta que tenemos es en parte por lo que usted dijo. (...)
Somos diferentes, yo soy abogado, en Estados Unidos, o en cualquier otro país, me toca estudiar.
No soy nadie. Uno aprende las leyes del país. Los antropólogos pueden ser antropólogos en
cualquier parte. [Entre risas] Es hacerle a la gente preguntas incómodas” (Comunicación
Personal César Mora, 2017)
La nueva apuesta es un tema que se ha tocado cuando he preguntado por el futuro del día
y de la Fundación. Un tema que se ha expandido en la medida que ha aumentado la intimidad
etnográfica (Jimeno, 2017) con las personas que laboran en Colombia Herida. De una manera
sucinta se puede decir que la apuesta consiste en dejar de reificar el dolor de los “héroes”. De
centrarse más en los ejercicios de resistencia. Prestar atención y celebrar cómo los distintos
veteranos y las diversas familias han intentado sobrellevar la tragedia que les sucedió. Es un
cambio que me alegra. De pronto, la letanía no es la mejor forma de “devolver” algo a las
personas con las que realicé la investigación. De pronto, el mejor beneficio que pude brindar fue
abrir un espacio en el que se discute sobre cómo ha actuado la Fundación y los proyectos que se
quieren realizar a futuro. Me siento conforme con esa retribución, es consecuente con las
palabras que dije en mi primera visita a la Fundación cuando declaré que la investigación no
indicaría cómo realizar el 19 de Julio en el futuro, que no sería una consultoría, ni traería una
atención masiva a los proyectos de Colombia Herida. De pronto logré cambiar algo, o de pronto
es sólo otra oportunidad de ver lo dinámico del concepto héroe y cómo son rememorados. Igual
que César, sólo respondo con un “no sé”.
44
Conclusiones
Pensar cómo cerrar la tesis ha sido un trabajo difícil. No estoy muy seguro de qué escribir. He
decidido que hay tres temas que me parecen relevantes y me limitaré a dar unas precisiones sobre
cada uno. El primero, es con relación a lo que fue mi trabajo de campo y lo que escribí en este
documento. La investigación se realizó entre agosto y noviembre de 2017 mientras tomaba
algunas clases para terminar mi pregrado en antropología. Esta investigación no tiene el interés
de ser holística. Sólo quiso entender cómo los miembros de la fundación Colombia Herida
intentan otorgar significado al 19 de Julio: Día de los héroes de la Nación y sus familias en un
momento particular. Un campo que parte de las teorías sobre las narrativas (Herman, 2005;
Ryan, 2007; Hyvariven Hatavara, & Hyden, 2013) para realizar el trabajo etnográfico. En la
investigación, más que entender si lo narrado es cierto, se privilegió saber cómo los miembros de
la Fundación intentan generar significado de lo vivido. Una apuesta metodológica para
aproximarse a un evento en el cual no participé.
La pregunta de investigación se aproxima a los procesos que vehiculan la creación de una
fecha conmemorativa. Procurando analizar las distintas estrategias empleadas por los miembros
de la Fundación para consolidar y llevar a cabo el evento del 19 de Julio. La investigación es
heredera de varias líneas investigativas. Las más importantes son: los estudios de la antropología
del Estado, la antropología de los eventos y los estudios sobre la invención de la tradición.
Inicio dando una breve síntesis de cada capítulo. El primero: Fundación, sirve para ubicar
al lector en el contexto etnográfico de la investigación. Se indica qué es la fundación Colombia
Herida, se relata su historia, sus objetivos, algunas de las actividades que realiza y se empieza a
dilucidar la ambigua relación entre el Estado y la Fundación. El segundo capítulo: 19 de Julio, se
centra en la fecha conmemorativa de los héroes de Colombia. Se buscó presentar cómo se planea
el día, y cómo en el mismo se intenta apelar a una supuesta unidad histórica que hermana a todas
las personas que se han sacrificado. Para el personal de la Fundación esto equivale a decir que
son los ex-combatientes que han sufrido heridas o han muerto cumpliendo su labor en alguna de
las instituciones que conforman la fuerza pública colombiana. Se crea una doble relación con el
pasado. Es la inventada unión a este, el que legitima al evento. Al mismo tiempo, este se intenta
homogeneizar y reificar a los combatientes del anteriores. El tercer capítulo: Héroes, plantea
45
interrogante de ¿quién es un héroe? El capítulo se construye a partir de la exploración de
múltiples tensiones alrededor de este concepto. Especialmente, la divergencia en definiciones
que dan los miembros de la Fundación, y la dificultad de encontrar una autoridad que legitime a
los héroes. En el capítulo se retorna a los difusos márgenes entre Estado y Colombia Herida y la
relación tautológica que se construye entre estas dos instituciones para definir quién es un héroe.
El segundo punto que me interesa abordar es en relación a los problemas que afronté.
Creo que el mayor, fue encontrar un contexto etnográfico para desarrollar una investigación.
Como indique en el primer capítulo esta tesis es el resultado del azar y de la desesperación. Mi
tema original de tesis era cómo los militares recurren al pasado en la actualidad, en un momento
de transformaciones a causa del acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP. Entre
los meses de enero a agosto probé seis escenarios etnográficos diferentes en distintas
instituciones militares de Colombia. Por diversos motivos, se me negó la posibilidad. En cada
ocasión, se combinaba la rabia con la frustración. Inicié este proyecto sabiendo que algunos
compañeros ya llevaban meses realizando sus investigaciones. Lo cual generaba más ansiedad y
hacía cada cierre con los militares peor. Por eso, quedé tan agradecido con Rodrigo Obregón y
las demás personas de la Fundación por su amabilidad y buena actitud para trabajar.
Una vez iniciado el trabajo en Colombia Herida hubo dos grandes retos. El primero,
consistió en saber cómo hablar con viudas y madres que perdieron a sus hijos, sobre las
experiencias traumáticas que sus familias vivieron. Abordar estos temas fue sumamente
incómodo y todavía lo es. Las primeras veces que hablé con ellas sentía demasiada ansiedad al
preguntar y temía decir algo imprudente, un sentimiento que se puede apreciar al escuchar los
audios de sus entrevistas, los cuales están plagados de silencios. Sólo en una ocasión una madre
llegó al llanto. No escribí de ese encuentro en la investigación. Fue el momento de mayor
emocionalidad del campo y prefiero que sea privado. El otro gran desafío estuvo relacionado con
la bibliografía y el posicionamiento teórico de la investigación. Cuando inicié esta experiencia no
tenía ningún conocimiento de la antropología de los eventos ni de las investigaciones sobre
conmemoraciones. De los textos más usados sólo conocía el de Hobsbawn y Ranger (1983).
Mientras realizaba las entrevistas y luego las transcribía, iba leyendo sobre estas temáticas. A
medida que iba abordando nuevos autores me iba dando cuenta de vacíos y problemas que en
este documento son importantes pero que en su momento no pregunté. En ocasiones, no pude
volver a conversar con esas personas y sus voces por ende han sido un poco silenciadas.
46
Para dar fin a estos comentarios, indico potenciales agendas que se pueden desprender de
este trabajo.. Hay dos que me parecen particularmente relevantes. La primera, tiene que ver con
problemas sobre ciudadanía. En el texto indiqué como el 19 de Julio: Día de los héroes de la
Nación y sus familias es un intento de forjar un espacio de conmemoración. Las personas que se
honran son presentadas como héroes, son el ideal al que todos debemos intentar emular. He
considerado que vale la pena pensar cómo el día no sólo se realiza para honrar a unos
combatientes, sino de crear un nuevo tipo de ciudadanía. Un ciudadano que reconoce el valor de
“los mayores amantes de la patria”. Que decidió emularlos, que como indica la cartilla de la
Fundación, entiende los sacrificios que los otros realizan. Esta dimensión, que por falta de
mejores palabras, denomino pedagógica del día no fue abordada.
El segundo tema, tiene un componente espacial. La investigación se centró en Bogotá y
cómo se desarrolla la fecha en la ciudad. Sin embargo, este es un día de conmemoración
nacional. Valdría la pena investigar cómo se desarrolla este evento en otros lugares del país.
Compartiendo con el lector estos vacíos, de los cuales he sido consciente, cierro esta última parte
del campo.
47
Bibliografía
Açiksöz, S C. (2012). Sacrificial Limbs of Sovereignty: Disabled Veterans, Masculinity, and
Nationalist Politics in Turkey. Medical Anthropology Quarterly, 26, 4–25.
Albanese, C. (1974). Requiem for Memorial Day: Dissent in the Redeemer
Nation. American Quarterly,26(4), 386-398.
Allison, S. T., & Goethals, G. R. (2011). Heroes: What they do and why we need
them. Estados Unidos: Oxford University Press
Anderson, J. (1986). Military Heroism: An Occupational Definition. Armed Forces
& Society 12(4), 591-606.
Aretxaga, B. (2003). Maddening States. Annual Review of Anthropology, 32, 393-410.
Asad, T. (1986) The concept of Cultural translation in British Social Anthropology. En J.
Clifford y G. Marcus (Eds.) Writing Culture: The Poetics and Politics of
Ethnography (pp. 141-164). Estados Unidos: University of California Press.
Auyero, J (2001). Poor People′s Politics: Peronist Survival Networks and the Legacy of
Evita. Estados Unidos: Duke University Press
Bakhtin, M. M. (1981). The Dialogic Imagination: Four Essays. Estados Unidos: University of
Texas Press.
Bell, D. (2003). Mythscapes: Memory, Mythology, and National Identity. British Journal of
Sociology 54(1): 63–81.
Bell, M. (1997). The ghosts of place. Theory and Society, 26, 813-836.
Bourdieu, P (1985). ¿Qué significa hablar? España: Akal.
Buckner, P. (2006). The invention of tradition? The Royal Tours of 1860 and 1901 to
Canada. En C, Coates (Ed.), Majesty in Canada: Essays on the roles of royalty (pp. 18-
43). Canada: The Dundurn Group
Butler, J. (2004). Violence, Mourning and Polítics. En Precarious life. Inglaterra: Verso.
Calder, A. (2004). Disasters and heroes: on war, memory and representation. Gales:
University of Wales Press.
Corte Suprema de Justicia de Colombia. (2013). Condena por parapolítica al ex Gobernador de
Santander Hugo Aguilar Naranjo. Acta 263. En linea:
http://www.derechos.org/nizkor/colombia/doc/parapol80.html
Das, V y Poole, D. (2004). Anthropology in the Margins of the State. Inglaterra: Oxford
Davidson, T. (2016). Imperial Nostalgia, Social Ghosts, and Canada’s National War
Memorial. Space and Culture, 19(2), 177–191.
Dawson, G. (1994). Soldier Heroes British Adventure, Empire and the Imagining of
Masculinities. Inglaterra: Routledge
Donoghue, J y Tranter, B. (2015). The Anzacs: Military influences on Australian
identity. Journal of Sociology, 51(3), 449–463.
Fludernik, M. (2005). Histories of Narrative Theory (II): From Structuralism to the
Present. En J. Phelan & P. Rabinowitz, (Eds). A companion to narrative. (36-58)
Inglaterra: Blackwell Publishing
48
Forero, A.M. (2017). El coronel no tiene quien le escuche: una aproximación antropológica a
las narrativas militares. Colombia: Ediciones Uniandes.
Franco, Z. et al. (diciembre 21 2016). Heroism Research: A Review of Theories, Methods,
Challenges, and Trends. Journal of Humanistic Psychology, 1–15.
Frisk, K. (2017). “‘But when I tell them about heroes, then they listen’: The soldier hero and
transformations of the Danish welfare state”. Acta Sociologica, 60(2), 176-189.
Gerber, D (2000). “Introduction: Finding Disabled Veterans in History”. D. Gerber
(Ed.), Disabled Veterans in History (pp. 1–51). Estados Unidos: University of Michigan
Press.
Goffman, E. (2009). La representación de la vida cotidiana. Argentina: Amorrortu
Gusterson, H. (2007). Anthropology and Militarism. Annual Review of Anthropology, 36, 135-
155.
Handelman, D. (1990). Models and Mirrors: towards an anthropology of public
events. Inglaterra: Cambridge University Press
Hemmingson, M. (2009). Anthropology of the Memorial: Observations and Reflections on
American Cultural Rituals Associated with Death. Forum: Qualitative Social
Research, 10(3), Art. 6.
Herman, D. (2005). Histories of Narrative Theory (I): A Genealogy of Early
Developments. En J.Phelan & P. Rabinowitz. A companion to narrative. (pp. 19-
34). Inglaterra: Blackwell Publishing.
Herman, D. (2007). Introduction. En _______ (Ed). The cambridge companion to narrative. (pp.
3-21) Inglaterra: Cambridge University Press.
Kapferer, B (2010). Introduction: In the Event-toward an Anthropology of Generic
Moments. Social Analysis, 54(3), 1-27.
Hobsbawm, E y Ranger, T. (1983). La invención de la tradición. España: Crítica.
Hyvärinen, M; Hatavara, M & Hyden, L C. (2013). Introduction or another story of
narrative. En _______ (eds). The Travelling Concepts of Narrative. (pp. 1-9) Holanda:
John Benjamins Publishing.
James, D. (2004). Doña María. Historia de vida, memoria e identidad política. Argentina:
Ediciones Manantial.
Jimeno, M. (2016). El enfoque narrativo. En Jimeno, M; Pabón, C; Varela, D y Díaz,
I. En Etnografías contemporáneas III: las narrativas en la investigación antropológica,
(pp. 7-21). Colombia: Universidad Nacional de Colombia.
Jimeno, M (junio de 2017). Conferencia en simposio Guerra y Academia. En Restrepo, E
(Presidencia), 5° Congreso Asociación Latinoamericana de Antropología. Congreso
llevado a cabo en Bogotá, Colombia.
Lande. B. (2007). Breathing like a soldier: culture incarnate. The Sociological Review, 55, 95–
108.
Lentz, C y Wiggins, T. (2017). Kakube has come to stay: the making of a cultural festival in
Northern Ghana, 1989–2015. Africa, 87(1), 180-210.
Ley 913 de 2004: Por la cual se establece el Día del Héroe de la nación y sus familias. Cong.
(octubre 27 de 2004).
Lutz, C. (2006). Empire is in the details. American Ethnologist, 33(4), 593–611.
Martelo, C. (2014). Diagnóstico de la caracterización de Colombia como Estado Fallido en la
década de los noventa. (Tesis de Maestría). Recuperada
de: http://www.bdigital.unal.edu.co/45805/1/43159282.2013.pdf
49
Mclean, P. (2002). Colombia: Failed, Failing, or Just Weak? The Washington
Quarterly, 25(3),123-134.
Mosse, G. (1990). Fallen Soldiers: Reshaping the Memory of the World
Wars. Estados Unidos e Inglaterra: Oxford University Press.
Roper, M. (2000). Re-remembering the Soldier Hero: The Psychic and Social Construction of
Memory in Personal Narratives of the Great War. History Workshop Journal, 50, 181-
204.
Saussure F. (2011[1916]). Course in General Linguistics (W. Baskin, Trad.). P. Meisel, H
y Sauss (Eds,). Estados Unidos: Columbia University Press.
Sennet, R. (2003). “Reflections on the public Realm”. En A companion to the city. G. Bridge, y
S. Watson (Eds,). Inglaterra: Blackwell Publishers
Sokefeld, M. (1999). “Debating Self, Identity, and Culture in
Anthropology”. Current Anthropology, 40, 417- 448.
Taussig, M. (1995). “Meleficium: el fetichismo del Estado”. En: Un gigante en convulsiones. El
mundo humano como sistema nervioso en emergencia permanente. España: Gedisa
Editores.
Taussig, M. (2011). I Swear I Saw This: Drawings in Fieldwork Notebooks, Namely My
Own. Estados Unidos: University of Chicago Press
Theodossopoulos, D. (2007). Encounters with Authentic Emberá Culture in
Panama. Journeys, 8, 43-65.
Theodossopoulos, D. (2013). Laying Claim to Authenticity: Five Anthropological
Dilemmas. Anthropological Quarterly, 86, 337-360.
Trouillot, M F. (2011) “Antropología del Estado en la época de la globalización: encuentros
cercanos del tipo engañoso” en Transformaciones globales La antropología y el mundo
moderno. Colombia: Universidad del Cauca y Universidad de los Andes
Turner, V. (2008). From ritual to theatre: the human seriousness of
play. Estados Unidos: Paj Publications.
Vance, J. F. (1997). Death so noble: Memory, meaning, and the First World
War. Canada: University of British Columbia Press.
Ugarriza y Pabón (2017). Militares y guerrillas: La memoria histórica del conflicto armado en
Colombia desde los archivos militares 1958-2016. Colombia: Editorial Universidad del
Rosario.
Warner, W. L. (1959). The Living and the Dead: A Study of the Symbolic Life of
Americans. Estados Unidos: Yale University Press.
Withers, C. (2009). Place and the "Spatial Turn in Geography and in History. Journal of the
History of Ideas, 70, 637-658.
Yanik, L. (2006). 'Nevruz' or 'Newroz'? Deconstructing the 'Invention' of a Contested Tradition
in Contemporary Turkey¨. Middle Eastern Studies, 42, 285-302 .
50