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BERRUEZO, P.P. (2000): El contenido de la psicomotricidad. En Bottini, P. (ed.) Psicomotricidad:prácticas y conceptos. pp. 43-99. Madrid: Miño y Dávila. (ISBN: 84-95294-19-2)
El contenido de la Psicomotricidad.
Pedro Pablo Berruezo y Adelantado
3.2.- La postura y el equilibrio.
Las bases de la actividad motriz son la postura y el equilibrio, sin las cuales no
serían posibles la mayor parte de los movimientos que realizamos a lo largo de
nuestra vida diaria.
Quirós y Schrager (1980) definen convenientemente los términos referidos al
tema.
Para ellos postura es la actividad refleja del cuerpo con relación al espacio. La
posición es la postura característica de una especie. La actitud guarda relación
con los reflejos (de cierta intencionalidad) que producen la vuelta a una posición
específica de la especie. Equilibrio es la interacción entre varias fuerzas,
especialmente la de gravedad, y la fuerza motriz de los músculos esqueléticos.
Un organismo alcanza el equilibrio cuando puede mantener y controlar posturas,
posiciones y actitudes. La postura se basa en el tono muscular y el equilibrio se
basa en la propioceptividad (sensibilidad profunda), la función vestibular y la
visión, siendo el cerebelo el principal coordinador de esta información. La postura
se relaciona principalmente con el cuerpo, mientras que el equilibrio se relaciona
principalmente con el espacio.
El equilibrio útil es la posición que permite los procesos de aprendizaje natural:
aquellas habilidades necesarias para la supervivencia de la especie y la
incorporación de gran cantidad de información externa. Por tanto postura y
equilibrio son, a la vez que la base de las actividades motrices, la plataforma
donde se apoyan los procesos de aprendizaje.
Postura y equilibrio constituyen juntos el sistema postural que es el conjunto de
estructuras anatomofuncionales (partes, órganos y aparatos) que se dirigen al
mantenimiento de relaciones corporales con el propio cuerpo y con el espacio, con
el fin de obtener posiciones que permitan una actividad definida o útil, o que
posibiliten el aprendizaje.
Inicialmente, en el niño recién nacido existe un dominio interoceptivo (sensibilidad
visceral); luego le sigue el dominio propioceptivo (equilibrio, posturas, actitudes y
movimientos); y por fin le llega el dominio exteroceptivo (sensibilidad dirigida a
excitaciones de origen exterior).
El sistema postural es de formación muy primitiva ya que la vía vestibular es la
primera vía sensorial en formarse, junto con las vías sensitivas. La mielinización
de las fibras nerviosas del sistema vestibular y del sistema auditivo empieza en el
tercer mes de gestación y se concluye hacia el duodécimo mes de vida.
El oído interno humano dispone de órganos auditivos y no-auditivos. La cóclea es
el órgano dedicado a la audición, mientras que el aparato vestibular, también
llamado laberinto, es el órgano no-auditivo dedicado al control de la postura, el
equilibrio, el tono muscular, los movimientos oculares y la orientación espacial. El
término vestíbulo, se refiere sólo a una porción del aparato vestibular o laberinto:
la que está compuesta por el sáculo y el utrículo. El aparato vestibular también
controla los movimientos oculares, así como otras muchas funciones conectadas
con los movimientos corporales coordinados e intencionales. El aparato vestibular
responde específicamente a la fuerza de la gravedad y a los movimientos de
aceleración y desaceleración angular. En los seres humanos, cualquier
movimiento, cualquier modificación de la posición de la cabeza en relación con el
espacio, cualquier vibración ósea de la cabeza, puede estimular los receptores
laberínticos. Estas estimulaciones originan aferencias que participan en el control
postural y equilibratorio, en el tono muscular, en los movimientos finos de los ojos
y, secundariamente, en las coordinaciones visomanuales.
La postura y el equilibrio dependen de tres acciones principales. En primer lugar,
las aferencias laberínticas, en segundo lugar la visión y finalmente la
propioceptividad. Durante la infancia el cerebelo va aumentando su actividad
coordinadora sobre esas tres acciones. El sistema postural hace posible la
integración de los aprendizajes al liberar a la corteza cerebral de la
responsabilidad del mantenimiento de la postura a favor de niveles inferiores de
regulaciones propias de procesos automatizados. Es lo que Quirós y Schrager
(1987) han denominado potencialidad corporal, que no es otra cosa que la
exclusión corporal del plano de la conciencia como consecuencia de la
automatización de los procesos de reequilibración y mantenimiento de la postura.
En virtud de este fenómeno, la atención y la conciencia quedan disponibles para
otras acciones, para iniciar o desarrollar nuevos procesos de aprendizaje.
El equilibrio está íntimamente ligado al control postural. Mientras que quienes
llevan a cabo el equilibrio son los músculos y los órganos sensoriomotores; el
control de la situación que rige la adopción de una postura económica de
equilibración antigravitacional recae sobre el sistema laberíntico (situado en el
oído) y sobre el sistema plantar.
El equilibrio para nosotros, los seres humanos, que nos mantenemos en posición
erguida sobre nuestras extremidades posteriores, consiste en una capacidad de
estar de pie incluso en condiciones difíciles. Claro que las situaciones de
equilibración se producen tanto cuando el cuerpo se encuentra quieto como
cuando está moviéndose.
Por ello hay quien distingue el equilibrio estático, que pone en juego el control
motor; y el equilibrio dinámico, que se une a la coordinación de movimientos
como un elemento más que se encarga de evitar la caída.
Intentando abarcar ambos aspectos Coste (1980) afirma que el equilibrio es un
estado particular por el que un sujeto puede, a la vez, mantener una actividad o un
gesto, quedar inmóvil o lanzar su cuerpo en el espacio (marcha, carrera, salto)
utilizando la gravedad, o, por el contrario, resistiéndola.
Debemos entender, con Vayer (1982), que el equilibrio es un aspecto de la
educación del esquema corporal, ya que condiciona las actitudes del sujeto frente
al mundo exterior.
Además, el equilibrio es la base de toda coordinación dinámica ya sea del cuerpo
en su conjunto o de segmentos aislados del mismo. Si el equilibrio es defectuoso
además de ocuparse de coordinar los movimientos, el cuerpo tiene que gastar
energía en una lucha constante contra el desequilibrio y la caída. Esto explicaría la
torpeza de algunas personas, la imprecisión, la presencia de sincinesias
(movimientos parásitos), e incluso la generación de estados de ansiedad y
angustia. De hecho se ha comprobado la relación existente entre las alteraciones
del equilibrio y los estados de ansiedad. Ello se debe a las relaciones entre la vida
afectiva y el fondo tónico, que hace que una actitud, además de una postura, sea
un estado de ánimo.
A)Equilibrio:
El equilibrio es la capacidad de mantener el centro de gravedad dentro de la base
de sustentación del cuerpo. Descubrir todas las posibilidades de equilibrio, buscar
los límites de este, explorar los factores que le aumentan o disminuyen, es tan
importante como mantener correctamente una situación de equilibrio.
El maestro debe conocer aquellas tareas que pongan en juego los factores de
equilibrio. Las caídas, las paradas bruscas, las disminuciones de la base de
sustentación, aumentar la altura, etc., suponen para el niño situaciones
problemáticas en las que el equilibrio es el elemento más importante.
No hay que olvidar que en esta edad mantener el equilibrio es una habilidad difícil
de dominar y que requiere, por parte del niño, un gran esfuerzo nervioso y de
concentración.
Aplicado a la didáctica, el maestro puede hacer que sus alumnos practiquen el
equilibrio con su propio cuerpo en el gimnasio, en el aula, en el patio... durante
mucho o poco tiempo, individual o colectivamente, y ayudado o no por diversos
objetos.
Los objetivos del maestro son los siguientes:
Dominio del gesto y del tono muscular para mantenerse.
Aprendizaje de la caída.
Sentido del grupo en la elaboración de un proyecto conjunto.
Respeto a las realizaciones de los compañeros.
A continuación expondré algunos de los ejercicios que el maestro puede
proponer al alumno para dominar la técnica del equilibrio.
1. Utilizando su propio cuerpo: el niño puede equilibrarse en el suelo con cinco
apoyos (cabeza, manos y pies; nalgas, manos y pies), con cuatro apoyos (dos
pies y dos manos; dos pies, una mano y la cabeza; dos manos, un pie y la
cabeza), con dos apoyos ( dos pies; una mano y un pie), con tres apoyos (dos
manos y un pie; la cabeza y dos pies; una mano y dos pies; la cabeza, una mano y
un pie), con un solo apoyo (un pie).
2. Sobre un objeto: el niño puede equilibrarse sobre un objeto sin desplazamiento
o con desplazamiento. Para el primero el maestro habrá de introducir diversos
objetos (cajas, sillas, taburetes...) y para el segundo deberá introducir gran
material (bancos, taburetes). Por supuesto, el material se escoge en función de la
acción a realizar.
2.1 Sin desplazamiento: mantener el equilibrio sobre objetos estables (sillas,
cajas...) y sobre objetos inestables (balones, balones medicinales...)
2.2 Con desplazamiento: desplazarse sobre distintos objetos de formas
diferentes (taburetes, bancos, barras...), desplazarse realizando a la vez otra
acción, y desplazarse cerrando los ojos en algunos momentos.
3. Transportando o manteniendo un objeto: de la misma forma, el niño puede
hacerlo sin desplazamiento o con desplazamiento. El maestro deberá proporcionar
a cada alumno material de pequeñas dimensiones (aros, picas, cajas...).
3.1 Sin desplazamiento: mantener en equilibrio un objeto pequeño sobre la
cabeza o sobre otras partes del cuerpo.
3.2 Con desplazamiento: desplazarse manteniendo la pica en equilibrio o
desplazarse transportando otros objetos sobre el vientre o la espalda.
4. Colocando en equilibrio diversos objetos: en este caso, el niño puede
practicar el equilibrio tanto individualmente como colectivamente. El maestro debe
dispersar por el espacio la mayor cantidad posible de material.
4.1 Individualmente: colocar en equilibrio objetos de un mismo color, forma,
material, tamaño...
4.2 En grupo: realizar una construcción sobre la que el niño se pueda subir, más
alta que él, o con más objetos. También desmontar la construcción sin que se
caiga.
B) Carrera:
Es en esta edad cuando el niño puede comenzar a realizar “la carrera”, pues a
pesar de andar de forma apresurada en años anteriores, no se podía considerar
carrera, ya que el niño no tenía la capacidad de levantar ambos pies del suelo al
mismo tiempo.
Para que adquiera dicha capacidad, el niño ha de poseer la fuerza necesaria en el
tren inferior, y una vez que la posee, es capaz de realizar desplazamientos.
Desplazarse constituye el conjunto de acciones posibles del niño; acciones
corrientes de saltar, trepar, correr... o aquellas más específicas como patinar,
deslizarse... con las cuales puede relacionarse con otros niños.
Los desplazamientos le permiten un mayor conocimiento del objeto y del medio,
objeto y medio inducen a respuestas motrices ricas y variadas.
Aplicado a la didáctica, el maestro puede hacer que sus alumnos practiquen los
desplazamientos utilizando diversas partes del cuerpo, preferentemente andando,
corriendo, saltando, reptando, en cuadrupedía, rodando, etc; y pueden hacerlo en
el gimnasio, en la pista de atletismo, en el patio, en el bosque, en el parque... El
niño se puede desplazar rápido o lento, adelante o atrás, y lateralmente; individual,
por parejas o en grupo, y ayudado por diversos objetos. Los objetivos del maestro
son los siguientes:
Seguir un ritmo, una cadencia.
Seguir un recorrido.
Desplazarse con un objeto.
Franquear obstáculos.
Esquivando cosas o personas.
A continuación expondré algunos de los ejercicios que el maestro puede
proponer al alumno para dominar los desplazamientos.
1. Individualmente:
1.1 Sin material: El niño corre hacia delante y hacia atrás, en línea recta, en
círculo, con cambios de dirección, con diferentes amplitudes de zancada y con
diferentes tipos de apoyo (sobre las puntas y los talones).
1.2 Con material fijo: Carrera en ziz-zag, seguir líneas trazadas en el suelo, andar
por encima de un banco (de frente, de espaldas, de lado), saltar por encima de un
banco (apoyando un pie, con la ayuda de manos), deslizándose por encima del
banco (sobre el vientre, la espalda o las rodillas), pasar por debajo del banco,
pasar corriendo por aros poniendo un pie dentro de cada aro, saltar por encima de
cada aro, hacer un recorrido con los aros y pasar corriendo o saltando, pasar por
encima de un elástico corriendo o por debajo de ésta arrastrándose o en
cuadrúpeda...
1.3 Con material móvil: El niño corre al lado o detrás de un balón que rueda,
correr para recoger una pelota que han lanzado, correr con la pelota en las manos,
hacer rodar un aro y correr siguiendolo o adelantándolo, llevar una tablilla encima
de la cabeza...
2. En grupo:
2.1 Sin material: Los niños corren detrás, al lado o delante de otro compañero.
2.2 Con material fijo: Los niños pasan por encima de un banco o saltan por encima
de cajas cogidos de la mano.
MODELO DE CLASE: El modelo de clase más práctico y más eficaz para los
alumnos, será evidentemente uno que combine todos o casi todos los ejercicios
expuestos anteriormente. Para ello el maestro elaborará un recorrido con
diferentes materiales que los alumnos deberán realizar después. A continuación
dos ejemplos de dichos recorridos extraídos del libro “la actividad motriz en el niño
de 3 a 6 años” ed.cincel.
C) Trepa:
Con un año de edad aproximadamente, el niño intenta trepar por un objeto de la
misma forma que repta por el suelo, levantando una pierna y la otra a
continuación, ayudándose siempre con las manos. Más tarde el niño desarrollará
fuerza en las piernas, coordinación y equilibrio suficientes para trepar por el objeto
sin ayuda, lo que ocurre sobre los tres años de edad aproximadamente, aunque
hasta los cuatro no sabrá descender del objeto que anteriormente ha “escalado”.
Los ejercicios que expondré a continuación ayudarán al alumno a desarrollar más
ampliamente esa capacidad de trepar, y realizando estos ejercicios
reiterativamente, el niño sabrá salvar obstáculos trepándolos tal y como si de un
adulto se tratase. Estas actividades precisan de un acuerda suspendida desde el
techo, y unas colchonetas colocadas debajo de estas cuerdas.
Como modo de exploración y descubrimiento: Los niños...
Suben por las cuerdas de trepar.
Suben por las cuerdas y se dejan caer en las colchonetas.
Utilizan la cuerda a modo de liana.
Quedan suspendidos de la cuerda y el resto le empujen balanceándole.
En carrera, saltan a coger la cuerda y quedan suspendidos en ella.
La actividad en cuestión: El niño...
Parado en el suelo, utilizando la cuerda como liana, se desplaza del suelo a la
colchoneta.
Lo mismo pero con carrera.
El niño se sube en la cuerda y otro le empuja.
Con dos colchonetas, balanceándose en la cuerda va de una a otra.
EQUILIBRIO:
Referirse al equilibrio del ser humano remite a la concepción global de las
relaciones ser-mundo. El "equilibrio-postural-humano" es el resultado de distintas
integraciones sensorio-perceptivo-motrices que (al menos en una buena medida)
conducen al aprendizaje en general y al aprendizaje propio de la especie humana
en particular, y que, a su vez, puede convertirse, si existen fallos, en obstáculo
más o menos importante, más o menos significativo, para esos logros.
El sentido del equilibrio o capacidad de orientar correctamente el cuerpo en el
espacio, se consigue a través de una ordenada relación entre el esquema corporal
y el mundo exterior. El equilibrio es un estado por el cual una persona, puede
mantener una actividad o un gesto, quedar inmóvil o lanzar su cuerpo en el
espacio, utilizando la gravedad o resistiéndola.
El equilibrio requiere de la integración de dos estructuras complejas:
El propio cuerpo y su relación espacial.
Estructura espacial y temporal, que facilita el acceso al mundo de los
objetos y las relaciones.
Características orgánicas del equilibrio:
La musculatura y los órganos sensoriomotores son los agentes más destacados
en el mantenimiento del equilibrio.
El equilibrio estático proyecta el centro de gravedad dentro del área delimitada
por los contornos externos de los pies.
El equilibrio dinámico, es el estado mediante el que la persona se mueve y
durante este movimiento modifica constantemente su polígono de sustentación.
El equilibrio está vinculado directamente con los siguientes sistemas:
El sistema laberíntico.
El sistema de sensaciones placenteras.
El sistema kinestésico.
Las sensaciones visuales.
Los esquemas de actitud.
Los reflejos de equilibración.
Los trastornos del equilibrio afectan la construcción del esquema corporal,
dificultad en la estructura espacial y temporal. Además, provoca inseguridad,
ansiedad, imprecisión, escasa atención y en algunos casos, inhibición.
En el momento en que el equilibrio se altera, una de las manifestaciones más
evidentes que surgen es el vértigo. El vértigo se define como una sensación falsa
de giro o desplazamiento de la persona o de los objetos, en otras ocasiones lo que
aparece es una sensación de andar sobre una colchoneta o sobre algodones, que
es lo que se conoce como mareo.
Para estimular el desarrollo del equilibrio de manera adecuada se debe:
Evitar situaciones que generen ansiedad e inseguridad por parte del niño/a.
Educar a partir de una progresión lenta.
Trabajar el hábito a la altura y la caída.
Disminuir la ayuda o la contención paulatinamente.
Introducir juegos, movimientos rítmicos que favorezcan el balanceo.
Posicionarse, cada vez más rápido, en un primer momento con ayuda y luego
sin ayuda.
Supresión de los ojos en cortos períodos de tiempo. Juegos con ojos cerrados.