Post on 13-Apr-2017
Por qué y para qué se hacen balances o informes de DD.HH. y DIH
APLICABILIDAD DE LAS ESTRATEGIAS DE MANIPULACION MEDIATICA (Noam Chomsky) a casos concretos en Colombia
Y
(Respuesta a las preguntas de Autoevaluación)
Actividad 1
Ensayo académico
Presentado a: Edgar Calderón Sanín.
Curso: Seminario Optativo: Balances nacionales conducentes a la defensa de los DD.HH.
MARTIN RESTREPO METAUTE
Maestrante de Educación
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE ORIENTE EN CONVENIO CON LA FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CATÓLICA DEL NORTE
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
LÍNEA DERECHOS HUMANOS MEDELLÍN
2014
Contenido1. APLICABILIDAD DE LAS ESTRATEGIAS DE MANIPULACION MEDIATICA (Noam Chomsky) a casos concretos en Colombia__________________________42. AUTOEVALUACION (Respuesta a las preguntas de Autoevaluación)_______82.1 ¿Qué pretenden los medios de información o comunicación cuando trasmiten su visión de los hechos?______________________________________82.2 ¿Qué buscan los balances en DD.HH y DIH cuando son presentados al público?___________________________________________________________82.3 ¿Cómo los medios de información como los balances en DD.HH y DIH pueden crear imaginarios sociales que beneficien o perjudiquen ciertas visiones, sectores sociales o estructuras?________________________________________92.4 ¿Cómo los medios de información pueden configurar imaginarios sociales convirtiendo a las personas en acríticas?________________________________102.5 ¿Cómo los medios de información pueden configurar imaginarios sociales convirtiendo a las personas en acríticas?________________________________102.6 ¿Cómo se relaciona la teoría de los filtros sociales con la versión oficial a cerca de la situación de DD.HH en Colombia?____________________________11Bibliografía_______________________________________________________14
1. APLICABILIDAD DE LAS ESTRATEGIAS DE MANIPULACION MEDIATICA (Noam Chomsky) a casos concretos en Colombia
Plantearnos un estudio en lo referente a la situación nacional y la participación
que tienen los medios de comunicación, con su objetivo de informar y dar a la
opinión pública los argumentos necesarios para cuestionar, aprobar o reprochar
acciones Estatales o sociales que ocurran y que por alguna u otra manera nos
compete como seres pensantes integrantes de esa sociedad en la cual
convivimos, puede ser complejo. Los matices que se pueden generar a partir de
este planteamiento pueden ser muchos, sin contar la polémica que se puede
generar al respecto y que, por supuesto, no puede excluir la discusión en torno a
los movimientos políticos u organizaciones sociales a las que pertenece los
medios de comunicación en cuestión. Caso evidente de lo anterior, parece ser
nuestro país vecino Venezuela, en donde las noticias internas son diferentes a las
observadas en el exterior; los impases o disturbios acaecidos entre las fuerzas
gubernamentales y los grupos estudiantiles, generan abismos ideológicos entre la
clase obrera y la estudiantil que luchan por un bienestar socio-económico,
mientras el gobierno intenta asegurarse el poder y mantener al margen a la
oposición.
Lo anterior es un claro planteamiento de la disparidad entre el Gobierno y el
pueblo; pero no lejos de esta realidad social nos encontramos los colombianos, en
atropellos entre la fuerza pública y los mal llamados los grupos de izquierda, cuya
disidencia armada no reconoce al gobierno legítimo. Al respecto de esto último,
haré una reflexión por lo demás cuestionada, pero aun sin tener una respuesta
satisfactoria que permita hacer equitativo el hombre por el hombre, espejo del cual
Levinas de manera acertada plantea el manejo del Yo y el Ser, el individuo
participativo frente al yo racional; para aclarar este punto, merece la pena afirmar
que estamos en un estado de derecho y la participación ciudadana es necesaria
para contrarrestar acciones desiguales, sin embargo, el gobierno es injustamente
criticado cuando ejerce su pleno derecho de poder e interviene en las acciones
delictivas; para idealizar lo anterior, se me viene un recuerdo de un soldado que se
encontraba evidenciando la extorción de un ciudadano, increíblemente el Estado
es enjuiciado por la baja de un facineroso que está haciendo mal a la sociedad, sin
embargo el mismo Derechos Internacional Humanitario (DIH) ataca con crueldad
al soldado que estaba realizando su acción de protección a favor de los derechos
protección de la vida y vienes del ciudadano en cuestión.
En Colombia podemos decir que la injusticia hace su aparición ante una
supuesta democracia participativa a favor de delincuentes que desangran al país.
Claro ejemplo de lo anterior, es la siguiente historia que viví mientras era asistente
técnico veterinario en el municipio de Frontino Antioquia, donde trabajaba para la
Cooperativa lechera COLANTA y atendía un grupo de campesinos asociados en
una zona rural, fui llamado para asesorar una finca de más de 100 hectáreas la
cual tenía un inmenso lago con peces en regular estado, una construcción en
concreto con todos las normatividades para procesar la caña de azúcar y extraer
panela, una sólida instalación para el beneficio y proceso del café, un tanque de
enfriamiento de leche con capacidad para 1200 litros y un equipo de ordeño
tecnificado con puesto para ordeñar 6 vacas a la vez de las 120 que tenían en
producción, construcciones que se encontraban en las más lamentables
condiciones de mantenimiento; todo este predio pertenecía a un grupo de 4
guerrilleros desmovilizados y a los cuales el Estado Colombiano le había “donado”
para que produzcan y se mantengan en la sociedad –quiero aclarar que los
propietarios vivían en Medellín y pagaban a un administrador para que les
manejara su propiedad, sin que ellos estuvieran al frente del negocio de forma
directa-.
Al salir del lugar, me encontré con un grupo de campesinos a los cuales
también atendía y que en promedio tenían 20 vacas cada uno; la actitud de
rechazo hacia mí fue evidente, pues manifestaron no entender el por qué se
atendía a un montón de bandoleros que no hacían sino desangrar a la sociedad,
no pude más que quedarme callado ante el argumento “ignorante” de uno de ellos:
“mire doctor”, me dijo mi interlocutor, “estos señores han asesinado no sé a
cuántos campesinos y soldados, han violentado mujeres y ultrajado niños y ahora,
sólo por la entrega de un fusil, el Gobierno les recompensa con la entrega de una
de las mejores tierras de esta región para que ni siquiera la usen y aprovechen,
¿no cree doctor que es injusto que de los impuestos que me saca el Estado por
cada litro que produzco, se le pague a estas personas en representación de
sueldos, tierras e instalaciones mientras que mis hijos no tienen más que comer
que lo que puedo llevarles, mientras la educación de ellos se deteriora cada vez
más?” esta misma pregunta la trasmito a quien lee mi caso y pregunto
adicionalmente que hace los DDHH y las asociaciones para esta realidad social.
Esta situación, que ahora trabajando en el Cauca me entero no es atípica de
la Antioquia, sino que parece ser común el resto del territorio nacional, se ha
mantenido acallada por los medios de comunicación, que no parecen mostrar
interés en publicarla y responden a ella con un silencio sepulcral, permitiendo que
el tiempo pase sin que la sociedad en general conozca lo que se vive en cada
rincón de nuestra nación. Esta situación parece estar soportada en las palabras
de Noam Chomsky (Chomsky & Timsit, 2013) en referencia a las estrategias de
los medios, quien habla de cómo las grandes cadenas noticiosas, tan sólo para
mencionar un aspecto, difieren la comunicación, circunstancia que parecer marcar
la historia de los últimos 50 años, donde la desviación de los hechos reales
adormece las mentes de la población y distorsiona la realidad que vive el pueblo
colombiano, provocando lo que Eduardo Galeano ha denominado realidad virtual y
realidad real (Galeano, 2007).
Analizando la problemática planteada bajo algunos de los 10 tópicos que
plantea Chomsky podríamos decir lo siguiente: La estrategia de la distracción
impide que el público piense razonadamente, pues por medio de ésta se realiza un
control social de carácter estratégico puesto que desvía la atención del pueblo de
los problemas importantes que conlleven a amenazar la estabilidad de un poder
político o económico; como lo dice Chomsky, este táctica se realiza mediante la
técnica de distracciones continúas, de las que hacen parte, y tan sólo por citar un
ejemplo, las noticias de entretenimiento y la sección de deportes de los noticieros
televisivos. Aunado a lo anterior, está la táctica de crear problemas y ofrecer
soluciones, también conocida como “problema-reacción-solución”, con la cual se
mantiene en hipnosis al público puesto que no se concreta una solución que
perdure en el tiempo; este táctica puede generar procesos irresponsables y
acarrear consecuencias graves como la que viven los campesinos vecinos del
grupo desmovilizado del caso mencionado inicialmente, donde la cólera y la
impotencia de una justicia ciega incrementa el odio y repudio hacia las acciones
equivocas del Estado.
Paralelo a lo anterior, encontramos la estrategia de la gradualidad, donde se
impulsa la repetitividad de las acciones a ser aprobadas, cuyo objetivo es la
aceptación de medidas que en principio fueron rechazadas y se aplican a cuenta a
gotas para que se acepten; en el caso propuesto como ejemplo en este escrito, sin
lugar a dudas se mantiene en pleno silencio y se realizan acciones distanciadas
unas de otras, las cuales si se aplican de manera radical y continua, conllevaría a
huelgas populares. Así mismo, Chomsky estudia el mantener a la sociedad
sumergida en la ignorancia, que para la historia traída a colación aquí consistiría
en unos campesinos que sólo ven el resultado de una medida Gubernamental, sin
ahondar en las consecuencias, un paño de agua tibia a un proceso que se
manifiesta doloroso para el Estado y es difícil de llevar ante la comunidad
internacional.
Ante este panorama, es válido preguntarse: ¿Qué pretenden los medios de
información o comunicación cuando trasmiten su visión de los hechos? A modo de
respuesta Freidenberg (Freidenberg, Revista de pensamiento iberoamericano,,
2007) argumenta que los medios de comunicación también son una industria o
una empresa, un poder importante en el espacio individual, familiar y social,
mediadores políticos que canalizan y crean opinión pública; En el caso expuesto,
la no publicidad de la realidad real que sucede en el país, no sólo evita comunicar
una acción, sino mantenerse vigente como industria generadora de opinión y
“educación”. Y entonces, ¿Dónde están los DDHH y Qué buscan los balances
sobre éstos y DIH cuando son presentados al público? Podríamos decir en este
punto, que en numerosas ocasiones parece que los Derechos Humanos (DDHH)
desconocen la realidad concreta de nuestro país y sus delegados son ciegos ante
el panorama de una nación en conflicto como la nuestra, utilizando métodos pocos
asertivos para levantar un plano real de una situación político-social en la que se
encuentra inmerso el país; sin embargo, es claro que estos documentos buscan
publicar una realidad mediante la publicación de evidencias que comprueben la
veracidad de los hechos y su respectiva solución social; el Gobierno da
participación y promueve la desmovilización de grupos armados, ofreciendo
recursos en sacrificio de otros asuntos sociales; esta acción le permite fortalecerse
ante la comunidad internacional; el Estado entonces hace uso los acuerdos
internacionales en materia de DDHH, así lo hace saber la Red de Seguridad
Humana al referirse a la acción propia de los DDHH adoptada por las Naciones
Unidas en 1948, instaurando los pilares del sistema de derechos los cuales son la
libertad, igualdad y solidaridad (Waldner, COMPRENDIENDO LOS DERECHOS
HUMANOS, 2013).
Sin embargo, es bien claro que los balances en DDHH y DIH puede, al ser
emitido con un sector concreto de la comunidad, ya sea nacional o internacional,
pueden crear imaginarios sociales que beneficien o perjudiquen ciertas visiones,
sectores sociales o estructuras, retomando nuevamente a Chomsky (Chomsky &
Timsit, 2013), a través de estas estregáis, los medios de comunicación pueden
alterar los conceptos sociales frente a un tema o acto en particular; si los medios
reaccionan de manera alienante o sutil, los balances se verán envueltos en una
realidad ficticia o sospechosa de realidad social. En este sentido Mac Luhan,
citado por Freidenberg, establece que los medios deben cumplir determinadas
funciones, entre las cuales se encentran la vigilancia social y política, que permite
el control de los poderes públicos y gubernamentales; de tal suerte que se permita
evidenciar lo que sucede, como actos de corrupción, de abuso de autoridad y
demás; permitiéndole a la opinión pública condenar el hecho y actuar
(Freidenberg, Revista de pensamiento iberoamericano,, 2007).
Adicional al planteamiento anterior, el poder de los medios es particular y
alcanza con efectividad objetivos sobre otros actores a voluntad de quien los
dirige, poseen o controlan, y quienes se valen de ellos para canalizar sus
mensajes. Sobre esto, Castillo hace una reflexión sobre el tema y nos dice que en
su forma moderna, el juego político se organiza y estructura, de manera creciente,
sobre la opinión pública y la contienda política de aspecto simbólico tiende a
reducirse significativamente en la batalla por conquistar la opinión, lo cual sugiere
los alcances y pretensiones que los grupos pueden llegar a obtener de ellos
(Castillo Esparcia, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN COMO ACTORES
SOCIALES Y POLITICOS, 2011).
Retomando todo lo anterior, no es descabellado decir que entonces los
medios de información pueden configurar imaginarios sociales convirtiendo a las
personas en acríticas, pues se encuentran preparados para desvirtuar la
información y diferirla a la opinión publica de acuerdo a unos intereses de los
grupos de poder económico y político. Esta situación no es nueva y a lo largo de la
Historia se ha observado cómo los diferentes regímenes se han apoyado en
información, e incluso propaganda, distribuida de forma masiva entre la población,
para que se sienta inclinada a apoyar o repudiar determinada ideología y/o
accionar. Este tipo de fenómeno, ha sido estudiado por pensadores no sólo de la
talla Chomsky en su estudio sobre medios de comunicación, sino también filósofo
René (Girard, 2002) , en donde establece la efectividad de “demonizar” al contrario
para generar repudio hacia él y hacer que la población lo ataque y siga la causa
contraria a la que representa.
Un claro ejemplo (Chomsky & Timsit, 2013) , cuando establece cómo la
Comisión Creel convence la población Estadounidense de la necesidad de
participar en la I Guerra Mundial, cuando seis meses antes se habían mostrado
totalmente apáticos ante la idea y se mostraban partidarios de una actitud mas
pacifista; la forma de lograrlo estuvo marcada por una amplia propaganda
mediática que incluía fotos de niños mutilados, mujeres violadas y poblaciones
enteras arrasadas por los alemanes, haciendo que éstos encarnaran todo lo que
significara la “inhumanidad” y la antidemocracia. Siguiendo con este último
pensador, un caso evidente del proceso de configurar imaginarios sociales a
través de los medios de comunicación, lo podemos observar en la Guerra Fría,
cuando tanto la Unión Soviética como Estados Unidos emitieron propaganda para
ganar adeptos a sus respectivas causas. Para el caso de la URSS, acusaron a
occidente de enajenar la conciencia de los individuos, acaparar la riqueza y
explotar al resto del mundo en su beneficio, mientras USA recalcaba la idea de los
rusos y sus aliados como símbolos de la antidemocracia y la coacción de las
libertades civiles, entre otros aspectos.
Para el caso de Colombia este fenómeno no es nuevo, a lo largo de la Historia
de nuestro país se pueden situar varios casos. Por ejemplo, en varios
documentos fuente de información lo acaecido en el país en la primera mitad del
siglo XX, es común encontrar alusión a sacerdotes conservadores que establecía
que los liberales eran la encarnación del mal, la inmoralidad e incluso, Malcolm
dice que San Exequiel Moreno obispo de Pasto, promulgó que matarlos no era
pecado e instaba a los conservadores a salir en defensa de lo que él y varios
dirigentes políticos consideraban el buen curso de la sociedad, discurso que no
sólo se daba desde el púlpito de las iglesias, sino que abarcaba emisoras y
periódicos de la época (Malcolm, 1993).
Por otra parte, y si analizamos el uso de los filtros sociales con la versión
oficial a cerca de la situación de DD.HH en Colombia, es evidente que las noticias
que circulan a nivel nacional por los diferentes medios de comunicación nacional,
pasan por diferentes filtros, ya sean gubernamentales o empresariales. Estos
filtros determinan, en gran medida, los temas de actualidad que se discuten en el
país y la relevancia que opinión pública da a los mismos. En este sentido, las
noticias relacionadas con los Derechos Humanos no son la excepción, prueba de
lo anterior parecen ser varias noticias sobre desplazamientos forzados, causados
por grupos de extrema derecha y extrema izquierda que se dan en diversas
regiones del país y que, en muchos casos, solo circulan brevemente en emisoras
locales, puesto que en varias ocasiones van en contravía de políticas estatales
mostrando una perspectiva de la realidad diferente a la que se emite de forma
masiva en los medios de circulación nacional.
Sin embargo este fenómeno no es una particularidad específica de los medios
de comunicación actuales. Haciendo un recorrido por la Historia nacional, en 1985
en un periodo reconocido por un amplio accionario guerrillero y los carteles del
narcotráfico, se da la toma del Palacio de Justicia los días 6 y 7 de noviembre
efectuada por el grupo guerrillero M-19, con una complicidad aún no comprobada
con el Cartel de Medellín quien al parecer contribuyó con armas y dinero a cambio
de que fueran destruidos expedientes que los implicaban. De esta forma, una
célula de dicho movimiento insurgente desarrolla la “operación Antonio Nariño por
los Derechos del Hombre” y logra hacerse con el control de dicha edificación,
diferentes cadenas de televisión y radio interrumpieron su programación para
cubrir la noticia paso a paso, siendo así como la mayoría del país se enteró de los
hechos y empezó a seguir los eventos que se emitían en directos desde el lugar
de los hechos.
A medida que la toma avanzaba, la situación se hacía cada vez más
preocupante: los magistrados de la Corte Suprema de Justicia habían sido
tomados como rehenes, al igual que los demás empleados de la edificación,
mientras el grupo insurgente amenazaba con tomar medidas más drásticas si el
presidente del momento, Belisario Betancurt, no se hacía presente y se sometía a
un juicio político. Por su parte el mandatario citó al Palacio de Nariño a todo su
gabinete ministerial y a los altos mandos militares, actualmente se desconoce lo
que ocurrió de forma exacta al interior de dicha reunión, incluso se ha hablado de
un golpe de Estado momentáneo en donde el Presidente de la República se
convirtió en convidado de piedra de las decisiones que se tomaron, lo cierto es
que el Ejército Nacional organizó la retoma de la edificación, que dio como
resultado la muerte de varios civiles, entre ellos la mayoría de los magistrados y la
desaparición de varias personas que se observa salen vivas en custodia del
Ejército Nacional y de los cuales aún no se tiene reporte de su paradero.
En este punto vale la pena resaltar que si bien, y tal como lo he mencionado,
en un principio el país tuvo la oportunidad de seguir la noticia, posteriormente el
gobierno a través de la Ministra de Comunicaciones del momento, Noemí Sanín,
ordenó suspender el cubrimiento de la noticia y trasmitir en su lugar el partido de
fútbol entre los equipos Unión Magdalena y Millonarios, que no estaba
programado para ser emitido en vivo. En vista del caso omiso que hicieron varios
periodistas de la petición de la ministra, ésta amenazó con clausurar cadenas de
televisión y emisoras que continuaran con la trasmisión en vivo de los eventos
suscitados en la Plaza de Bolívar de Bogotá los mencionados días, bajo el
argumento de salvaguardar la democracia, el orden público y evitar que los
insurgentes se enteraran del accionar del Ejército. Sin embargo, ante estos
hechos 29 años después la opinión pública aún sigue sin conocer exactamente
qué pasó con los desaparecidos puestos en custodia por el Ejército, entre otros
hechos graves, que fueron opacados por la Avalancha de Armero, ocurrida el 17
de noviembre del mismo año, que fue utilizada como cortina de humo distractora
para apaciguar a la opinión pública y hacer que los eventos del Palacio de Justicia
fueran “olvidados” por los colombianos.
Sin embargo, a pesar de lo anterior, los medios de comunicación siguen
ocultando información a la opinión pública para favorecer a un sector específico.
A modo de ejemplo, citaré el caso del reconocido periodista Enrique Santos
Calderón, hermano del actual Presidente de la República, quien recientemente
publicó su libro “Así Empezó Todo”, en donde confiesa, al igual que lo ha hecho
en algunas entrevistas radiales y televisivas sobre el tema, que se enteró del inicio
de los diálogos del proceso de paz actual mucho antes que la gran mayoría de los
colombianos, pero que decidió callar para favorecer los planes del gobierno y
evitar posibles sabotajes (Davila, 2014).
Para concluir, después de exponer todos los argumentos anteriores, es
evidente el papel que ha jugado los medios de comunicación como creadores de
realidad y conciencia en la población, proceso que es anterior incluso anterior a la
declaratoria de los DDHH de 1948, la cual permanece en nuestra Constitución
política. Donde diariamente observamos como el decálogo de Chomsky se
cumple a cabalidad en especial a lo referente a la problemática social que sufre
nuestro país.
2. AUTOEVALUACION (Respuesta a las preguntas de Autoevaluación)
Con el fin de dar claridad a este proceso, daré respuesta a las preguntas
utilizando el ejemplo claro que expuse; no sin antes aclarar que los DDHH
desconocen de la realidad de nuestro país o sus delegados son ciegos ante una
realidad de un país en conflicto o utilizan métodos pocos asertivos para levantar
un plano real de una situación político-social que tienen el país.
2.1 ¿Qué pretenden los medios de información o comunicación cuando trasmiten su visión de los hechos?
Ante esta pregunta, Freidenberg (Freidenberg, 2007) argumenta que los
medios de comunicación también son una industria o una empresa, un poder
importante en el espacio individual, familiar y social; mediadores políticos que
canalizan y crean opinión pública. En el caso expuesto en el capítulo uno de este
ensayo, la no publicidad de lo que sucede en el país, no solo se evita comunicar
una acción, sino mantenerse vigente como industria generadora de opinión y
“educación”.
2.2 ¿Qué buscan los balances en DD.HH y DIH cuando son presentados al público?
busca publicar una realidad mediante la publicación de evidencias que
comprueben la veracidad de los hechos y su respectiva solución social; el
Gobierno da participación y promueve la desmovilización de grupos armados,
ofreciendo recursos en sacrificio de otros asuntos sociales; esta acción le permite
fortalecerse ante la comunidad internacional; el Estado entonces hace uso los
acuerdos internacionales en materia de DDHH, así lo hace saber la Red de
Seguridad Humana al referirse a la acción propia de los DDHH adoptada por las
Naciones Unidas en 1948, instaurando los pilares del sistema de derechos los
cuales son la libertad, igualdad y solidaridad (Waldner, 2013).
2.3 ¿Cómo los medios de información como los balances en DD.HH y DIH pueden crear imaginarios sociales que beneficien o perjudiquen ciertas visiones, sectores sociales o estructuras?
Recordemos de nuevo a Chomsky (Chomsky & Timsit, 2013) en su decálogo;
a través de estas estregáis, los medios de comunicación pueden alterar los
conceptos sociales frente a un tema o acto en particular; si los medios reaccionan
de manera alienante o sutil, los balances se verán envueltos en una realidad
ficticia o sospechosa de realidad social; para Mac Luhan citado por Freidenberg,
los medios deben cumplir determinadas funciones, entre las cuales se encentran
la vigilancia social y política, que permite el control de los poderes públicos y
gubernamentales; de tal suerte que se permita evidenciar lo que sucede, como
actos de corrupción, de abuso de autoridad y demás; permitiéndole a la opinión
pública condenar el hecho y actuar (Freidenberg, 2007).
Adicional al planteamiento anterior, el poder de los medios es particular y
alcanza con efectividad objetivos sobre otros actores a voluntad de quien los
dirige, poseen o controlan, y quienes se valen de ellos para canalizar sus
mensajes, Castillo hace una reflexión sobre el tema y nos dice que en su forma
moderna, el juego político se organiza y estructura, de manera creciente, sobre la
opinión pública y la contienda política de aspecto simbólico tiende a reducirse
significativamente en la batalla por conquistar la opinión, lo cual sugiere los
alcances y pretensiones que los grupos pueden llegar a obtener de ellos (Castillo
Esparcia, 2011).
2.4 ¿Cómo los medios de información pueden configurar imaginarios sociales convirtiendo a las personas en acríticas?
La respuesta nos la da el mismo Chomsky en su decálogo de manifestación
de los medios de comunicación, los cuales están preparados para desvirtuar la
información y diferirla a la opinión publica de acuerdo a unos intereses de los
grupos de poder económico y político.
2.5 ¿Cómo los medios de información pueden configurar imaginarios sociales convirtiendo a las personas en acríticas?
A lo largo de la Historia, los diferentes regímenes se han apoyado en
información, incluso propaganda, distribuida de forma masiva entre la población,
para que se sienta inclinada a apoyar o repudiar determinada ideología y/o
accionar. Este tipo de fenómeno, ha sido estudiado por pensadores de la talla de
Noam Chomsky (Chomsky & Timsit, 2013) en su estudio sobre medios de
comunicación e incluso el filósofo René Girard establece la efectividad de
“demonizar” al contrario para generar repudio hacia él y hacer que la población lo
ataque y siga la causa contraria a la que representa (Girard, 2002) .
Un claro ejemplo de esto no lo muestra Chomsky en El Control de los Medios
de Comunicación, cuando establece cómo la Comisión Creel convence la
población Estadounidense de la necesidad de participar en la I Guerra Mundial,
cuando seis meses antes se habían mostrado totalmente apáticos ante la idea. La
forma de lograrlo estuvo marcada por una amplia propaganda mediática que
incluía fotos de niños mutilados, mujeres violadas y poblaciones enteras arrasadas
por los alemanes, haciendo que éstos encarnaran todo lo que significara la
“inhumanidad” y la antidemocracia.
Siguiendo con este último pensador, un caso evidente del proceso de
configurar imaginarios sociales a través de los medios de comunicación, lo
podemos observar en la Guerra Fría, cuando tanto la Unión Soviética como
Estados Unidos emitieron propaganda para ganar adeptos a sus respectivas
causas. Para el caso de la URSS, acusaron a occidente de enajenar la conciencia
de los individuos, acaparar la riqueza y explotar al resto del mundo, mientras USA
recalcaba la idea de los rusos y sus aliados como símbolos de la antidemocracia y
la coacción de las libertades civiles, entre otros aspectos.
Para el caso de Colombia este fenómeno no es nuevo, a lo largo de la Historia
de nuestro país se pueden situar varios casos. Por ejemplo, en varios documentos
fuente de información lo acaecido en el país en la primera mitad del siglo XX, es
común encontrar alusión a sacerdotes conservadores que establecía que los
liberales eran la encarnación del mal, la inmoralidad e incluso, San Ezequiel
Moreno obispo de Pasto, promulgó que matarlos no era pecado, discurso que no
sólo se daba desde el púlpito de las iglesias, sino que abordaba emisoras y
periódicos de la época (Malcolm, 1993).
2.6 ¿Cómo se relaciona la teoría de los filtros sociales con la versión oficial a cerca de la situación de DD.HH en Colombia?
Las noticias que circulan a nivel nacional por los diferentes medios de
comunicación en Colombia, pasan por diferentes filtros, ya sean gubernamentales
o empresariales. Estos filtros determinan, en gran medida, los temas de
actualidad que se discuten en el país y la relevancia que opinión pública da a los
mismos. En este sentido, las noticias relacionadas con los Derechos Humanos no
son la excepción, prueba de lo anterior parecen ser varias noticias sobre
desplazamientos forzados, causados por grupos de extrema derecha y extrema
izquierda que se dan en diversas regiones del país y que, en muchos casos, solo
circulan brevemente en emisoras locales, puesto que en varias ocasiones van en
contravía de políticas estatales mostrando una perspectiva de la realidad diferente
a la que se emite de forma masiva en los medios de circulación nacional.
Sin embargo este fenómeno no es una particularidad específica de los medios
de comunicación actuales. Haciendo un recorrido por la Historia nacional, en 1985
en un periodo reconocido por un amplio accionario guerrillero y los carteles del
narcotráfico, se da la toma del Palacio de Justicia los días 6 y 7 de noviembre
efectuada por el grupo guerrillero M-19, con una complicidad aún no comprobada
con el Cartel de Medellín quien al parecer contribuyó con armas y dinero a cambio
de que fueran destruidos expedientes que los implicaban. De esta forma, una
célula de dicho movimiento insurgente desarrolla la “operación Antonio Nariño por
los Derechos del Hombre” y logra hacerse con el control de dicha edificación,
diferentes cadenas de televisión y cadenas de radio interrumpieron su
programación para cubrir la noticia paso a paso, siendo así como la mayoría del
país se enteró de los hechos y empezó a seguir los eventos que se emitían en
directos desde el luchar de los hechos.
A medida que la toma avanzaba, la situación se hacía cada vez más
preocupante: los magistrados de la Corte Suprema de Justicia habían sido
tomados como rehenes, al igual que los demás empleados de la edificación,
mientras el grupo insurgente amenazaba con tomar medidas más drásticas si el
presidente del momento, Belisario Betancurt no se hacía presente y se sometía a
un juicio político. Por su parte el mandatario cito al Palacio de Nariño a todo su
gabinete ministerial y a los altos mandos militares, actualmente se desconoce lo
que ocurrió de forma exacta al interior de dicha reunión, incluso se ha hablado de
un golpe de Estado momentáneo en donde el Presidente de la República se
convirtió en convidado de piedra de las decisiones que se tomaron, lo cierto es
que el Ejército Nacional organizó la retoma de la edificación, que dio como
resultado la muerte de varios civiles, entre ellos la mayoría de los magistrados y la
desaparición de varias personas que se observa salen en custodia del Ejército
Nacional y de los cuales aún no se tiene reporte de su paradero.
En este punto vale la pena resaltar que si bien, y tal como lo he mencionado,
en un principio el país tuvo la oportunidad de seguir la noticia, posteriormente el
gobierno a través de la Ministra de Comunicaciones del momento, Noemí Sanín,
ordenó suspender el cubrimiento de la noticia y trasmitir en su lugar el partido de
fútbol entre los equipos Unión Magdalena y Millonarios, que no estaba
programado para ser emitido en vivo. En vista del caso omiso que hicieron varios
periodistas de la petición de la ministra, ésta amenazó con clausurar cadenas de
televisión y emisoras que continuaran con la trasmisión en vivo de los eventos
suscitados en la Plaza de Bolívar de Bogotá los mencionados días, bajo el
argumento de salvaguardar la democracia, el orden público y evitar que los
insurgentes se enteraran del accionar del Ejército. Sin embargo, ante estos
hechos 29 años después la opinión pública aún sigue sin conocer exactamente
qué pasó con los desaparecidos puestos en custodia por el Ejército, entre otros
hechos graves, que fueron opacados por la Avalancha de Armero, ocurrida el 17
de noviembre del mismo año, que fue utilizada como cortina de humo distractora
para apaciguar a la opinión pública y hacer que los eventos del Palacio de Justicia
fueran “olvidados” por los colombianos (Chomsky & Timsit, 2013).
Sin embargo, a pesar de lo anterior, los medios de comunicación siguen
ocultando información a la opinión pública para favorecer a un sector específico. A
modo de ejemplo, citaré el caso del reconocido periodista Enrique Santos
Calderón, hermano del actual Presidente de la República, quien recientemente
publicó su libro “Así Empezó Todo”, en donde confiesa, al igual que lo ha hecho en
algunas entrevistas radiales y televisivas sobre el tema, que se enteró del inicio de
los diálogos del proceso de paz mucho antes que la gran mayoría de los
colombianos pero que decidió callar para favorecer los planes del gobierno; ante lo
cual me pregunto si es pertinente o no ocultar detalles que compromete a la
sociedad en general que se dice participativa en opinión (Davila, 2014).
Bibliografía
Castillo Esparcia, A. (Febrero Abril de 2011). Los Medios de Comunicación como actores Sociales y Políticos. RAZÓN Y PALABRA(75). Obtenido de RAZÓN Y PALABRA.
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