Post on 12-Jul-2020
Poesía
Antología de otoño
Jaume Leal
Índice
1. Tangencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
2. La duda infinita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
3. Inercia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
4. Intervalo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
5. La hoguera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
6. El que queda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
7. Dones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
8. La cuna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
9. La casa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
10. Hospitales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
11. Para que los niños no miren . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
12. Tristeza transitoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
13. La vieja y la noche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
14. Abans del silenci . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
15. Libertad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
16. Dos filos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
17. Escarcha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
18. Otoño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
19. Nana de la barca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
20. Fill de la terra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
21. Impostor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
22. Treva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
23. Compañera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
24. Última parada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
25. Monstruos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
26. La herida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
27. The unseen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
28. Cuaderno de bitácora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
29. Texto en el que el poeta divaga sobre la inspiración
y esas cosas mientras el café se enfría sobre la mesa . . . . . . . . 34
30. Creador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
31. Huir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
¿Qué no es poesía?
Antología de otoño Jaume Leal Esteve
4
Nota preliminar
“Antología de otoño” es una recopilación de poemas escritos durante
los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2019, siguiendo las
premisas del reto Plotober.
Dicho reto consiste en, a lo largo de octubre, elaborar un texto diario
siguiendo una lista de premisas preestablecidas, la cual es previamente
compartida a través de la red.
Debido a que las premisas de esta edición eran muy abiertas,
sugiriendo únicamente conceptos en lugar de presentar argumentos
elaborados, opté por variar la tónica de años anteriores y abordar el
género lírico, dando lugar a los treinta y un textos que -habiéndose
compartido ya a través de las redes sociales- hoy se recogen en este libro.
Quiero agradecer a todos aquellos que me leyeron en su momento,
por su apoyo y paciencia (puesto que, de nuevo, incumplí el plazo por
escasez de tiempo y, para que nos vamos a engañar, de ideas), así como
a quienes ahora, por algún motivo, están dispuestos a leer esta obra
diversa y extraña.
De aquí en adelante, “Antología de otoño”. Ustedes sabrán.
Antología de otoño Jaume Leal Esteve
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1. Tangencia
Se cruzaron dos cuerpos inconexos
con las primeras luces del alba.
Quedó llano, entero el silencio,
y un sonido preso en las gargantas.
Caminantes hacían camino,
regreso y vuelta hacia sus casas,
de poco despiertos o no dormidos;
sueño en los ojos, noche la mirada.
Oro rosa engalana el cielo,
azul y blanco; morado, naranja.
Las nubes prendidas, nuevo incendio
ilumina el mundo en la mañana.
Una sonrisa asoma en sus labios,
promesas sus lenguas no arrancan.
Una duda dormita en la boca.
En lo más hondo del pecho, una palabra.
Se marchan ahora, ya se alejan;
sin volverse quedan mudas las espaldas.
Sueñan que sueñan y sólo esperan,
mientras el tiempo, sobre las vías, pasa.
Antología de otoño Jaume Leal Esteve
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2. La duda infinita
Deshojando margaritas, impasible, las mutilo.
Las arranco; el suelo seco, los dedos ennegrecidos.
El otoño llegó a las calles, y ahora a mis oídos
no llega certeza desde de mis labios, sólo ruido.
No cuento ya los pétalos ni tampoco los latidos.
La guerra se alarga pero aún no la he perdido.
Monedas en el aire, insomnio, sinsentidos.
Como un funambulista, siempre recorriendo el filo.
Ya ves. Dudo y pienso pero nunca me decido.
Superposición de estados; gatos muertos, gatos vivos.
Incerteza cuántica, mentiras que no distingo.
Esperando que colapse sin importar que salga sí o no.
Hojas arrugadas, secretos que no he dicho.
Tachones, pedazos, borrar los archivos.
Quemarlo todo, beber por el olvido
y brindar a solas; vasos llenos, besos vacíos.
Y no sé. Lanzarme o marcharme.
No tengo plan A, iba a tener plan B…
Me quedo sin opciones y sin descartes.
La duda metódica, infinita, incontestable.
Antología de otoño Jaume Leal Esteve
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3. Inercia
Sabes que me cuesta empezar
pero si me das impulso casi que te alcanzo el cielo.
Tampoco es que lo quiera forzar
pero mañana será tarde y hoy quiero ser sincero.
Aún no nos conocemos
pero creo que ya te echo de menos.
Arráncame los peros
que ya me encargo yo de quitarte los miedos.
Nunca soy el primero en decir te quiero
pero si sonrío hasta cuando callas sígueme el juego...
Cógeme de la mano
que te traigo el verano en enero.
Venga, vamos a escaparnos;
escondernos del frío, arder en invierno.
Dejarse caer hacia atrás.
Con los ojos cerrados también podemos vernos.
Si das tú el primer paso
nos ponemos las alas y alzamos el vuelo.
No me pidas promesas, no las tengo.
Sólo un puñado de poemas y algo de tiempo.
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4. Intervalo
Si el lugar
donde todo empieza
es el mismo
donde todo acaba,
dime,
¿ de qué sirve
el espacio
que queda
entre
la nada
y
la nada ?
Antología de otoño Jaume Leal Esteve
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5. La hoguera
La luna juega a esconderse entre las ramas
mientras el viento silba y corre por el bosque.
Gatos y cuervos con ojos de estrellas callan
entre columnas de pinos, olmos y robles.
De un claro se levanta humo de leña.
Una hoguera brilla con la luz de cien soles.
Sombras bailan al calor de su vera
portando antorchas y cantando canciones.
Porque las brujas se han cansado de esta guerra,
de esconderse y correr cuando prenden los faroles.
Que ahora van juntas, todas hermanas, todas a una
y no existe el miedo; vuelve a ser suya la noche.
Las brujas de ahora, herederas de aquellas
que ardieron en la hoguera y murieron sin honores,
están hartas ya de jaurías de lobos y manadas,
de ser otra más, una menos; rabia sin nombre.
Por eso se han adueñado del fuego y del hambre,
cansadas de estar a la sombra del hombre,
de ser el fruto de la costilla de nadie,
prenden el mundo con sus gritos feroces.
Y queman y luchan y claman y muerden.
Que las están matando por brujas y por mujeres.
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6. El que queda
Em deixares una cicatriu als llavis
i l'esquena plena d'arrapades,
foc i mar sobre els llençols
i un buit al pit quan marxares.
Només roman el teu record,
cendra d'un incendi sense flames.
Vas tallar el fil vermell
i emmudiren les paraules.
Però encara queda una escletxa;
miratge de les promeses trencades.
L'espai que ocupa el buit de l'absència,
la cicatriu de les teues mossegades.
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7. Dones
Si yo no pedí estos dones que tú me has dado
-si es que allí me escuchas, si acaso hay algo
al otro lado de mis cartas a nadie-,
¿eres tú entonces,
de mi suplicio raíz, origen y culpable?
Me das lo que no pedí,
y al tiempo me lo quitas;
cuando lo busco no lo hallo, y luego me visita
en un vaivén caprichoso, como del mar las olas,
que me ahoga hasta en la calma
de las altas horas.
Ya no conozco el silencio,
todo son ecos que me habitan,
ruidos que no cesan,
esquizofrenia ininterrumpida
de una voz perpetua que jamás se apaga.
Si no es tuya, dime, ¿quién habla?
Sin ella sucumbo ante el lienzo implacable;
hoja vacía, infierno blanco y abismo delante.
Pero si no es mía la lucidez efímera
que fugaz impregna mi aliento
no es regalo esto que me das, sólo tormento.
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8. La cuna
En la esquina de la alcoba
el polvo duerme en la cuna.
Móviles de estrellas,
y cajitas de música,
caballos de madera
esperan y se ensucian
con el tiempo y la escarcha.
Las paredes de la casa, mudas,
callan la ausencia grande,
lloran la espera desnuda;
humedad en las esquinas,
rocío fuera, niebla y bruma.
La noche se quedó despierta.
Luz de velas, luz de luna.
Mar de plata en calma,
frío y silencio sobre la cuna.
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9. La casa
Como una vieja cara llena de surcos
la casa resiste colmada de grietas,
vestigios de días que fueron mejores,
arrugas que el tiempo dejó en la piedra.
Todas las ventanas son ojos que miran
con la mirada vacía de quien nada espera.
Luceros que antaño rebosaron de vida
hoy son escombros detrás de las rejas.
No se escucha música de voces alegres
ni hay lumbre en la chimenea desierta.
Sólo flota el silencio entre las paredes
y se acumula el polvo sobre la mesa.
Ruinas de una vida que ya no existe;
el mundo pasa sin rozarlas siquiera.
Las estaciones se arrollan unas a otras
mientras la casa, vacía y muda, observa.
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10. Hospitales
No me gustan los hospitales.
Me repugna su hedor aséptico,
las paredes con carteles imperantes
y el blanco de los fluorescentes fríos.
Me irrita el silencio que no es silencio;
los murmullos ajenos e inacallables,
el costoso pitar de las pantallas
y las máquinas de café y su ruido.
No soporto las salas de espera
ni los asientos desconsiderados,
las puertas cerradas y mudas
y el ajetreo lejano de voces que nunca va contigo.
Me cuesta lidiar con la soledad de los pasillos
y con el lento pasar de las horas muertas;
las malas noticias dichas con la boca pequeña
y la tenue decadencia de los paliativos.
Me aterran las despedidas,
los abrazos que se dan por última vez,
los nudos en la garganta
y las lágrimas cargadas de motivos.
No me gustan los hospitales
con sus líneas borrosas
que confunden los que siguen aquí
con los que no se han ido.
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11. Para que los niños no miren
Para que los niños no miren;
tapadles los ojos con bruma
para que los niños no miren.
Que se queden siempre en la cuna,
durmiendo entre algodón y nubes;
eterna caricia de luna.
Que su sueño nunca termine.
Guardadles del frío de octubre
que marchita todo lo que vive;
prended a su vera la lumbre,
que los niños no se resfríen.
Que no les roce la escarcha
que hiela todos los jardines,
y que no conozcan el hambre:
dadles leche si os la piden.
Afuera la noche es muy negra
y suenan gritos y relinches.
Afuera ha estallado la guerra;
que a los niños no les salpique.
Que no se despierte su llanto
con el dolor de este crimen.
Que el ruiseñor de mi pecho
vuela cada vez que ríen.
Tapadles sus ojitos tiernos
para que los niños no miren;
tapadles los ojos con bruma
que el mundo es demasiado triste.
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12. Tristeza transitoria
No sé de dónde mana esta tristeza
que se filtra por las grietas como el agua.
Yo que me creía pozo seco;
asoma el mar en el balcón de mi mirada.
Y sin embargo nada siento al vaciarme,
como si a la herida el dolor faltara.
Como si pese al lento pasar de los días
el tiempo no pasara.
El cuerpo tiembla y se estremece;
salinas en las mejillas heladas.
No sé de dónde mana esta tristeza.
Hacía mucho que no lloraba.
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13. La vieja y la noche
Con los cabellos de plata fina
del alféizar asomada al borde
un par de ojos en la vigilia
velan sin sueño la negra noche.
Las casas duermen y en los balcones
abren sus párpados los jazmines.
La luna está nueva y se esconde;
el cielo se llena de candiles.
La vieja lee por las estrellas
como si fuesen un libro abierto
cuál será mañana su porvenir.
El cielo le dice que de ella
no hay más que futuro incierto.
Pero ya es hora de irse a dormir.
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14. Abans del silenci
Tu, que has omplit els carrers
sense altra cosa a les mans
que la paraula sola i cruenta,
la paraula nua i el desig de dir-la
ben fort i ben amunt, incansable
i amb la ràbia dels qui són ignorats;
tu, que has omplit els carrers,
ara romans allí on pertanyeres.
Romans de peu, amb la dignitat
dels qui reben la pluja, estoicament
i sense intenció de retrocedir,
amb les cames fermament arrelades
al sòl d'una terra que és la teua.
Així, com un arbre centenari,
romans lligat a la teua terra,
immòbil, en un repòs imperant,
i udoles com udola el vent d’hivern
quan travessa les branques velles.
El teu és un crit que creua el temps,
un crit antic que naix de dintre,
calent com la sang vermella
que ara embruta l’asfalt.
Però tu roman, no estàs sol.
Escoltaràs veus que et diran:
“atura’t”, “marxa”, “calla”...
No importa. La teua convicció
serà més gran que el seu odi,
serà la convicció d’un poble;
un poble unit i alliberat.
I cauràs, o et faran caure,
i envestiran contra aquells
a qui tu anomenes germans,
però el poble dirà: en peu!
I tu t’aixecaràs una altra vegada
i cridaràs fort. Tant, que al món
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no li quedarà altra que escoltar-te.
Després arribarà el silenci.
Ara romans dempeus als carrers.
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15. Libertad (4 de julio de 2019)
La libertad, anhelo siempre, me aterra,
pues carece de la forma de las jaulas.
Libertad informe, eres extensa, larga;
alto el fuego y fin de guerra encarnizada.
Bandera blanca al son del viento,
grieta que parte la coraza;
campo abierto, mar abierto, pecho abierto,
júbilo que despierta en el alma.
Reo que abandona su celda,
y que hoy libertades abraza.
Ahora, que termina el martirio,
tenemos por delante mañana.
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16. Dos filos
Dos filos tenía tu mano.
Dos filos, uno a cada lado,
como detrás de la espalda
para no poder mirarlos;
los dos filos escondidos
en lo hondo de tus labios
son promesas de vacío,
embelecos en que caigo
por oír de tus palabras
la verdad tras la que vago,
por no ver el par filos
que tenías en la mano.
Antología de otoño Jaume Leal Esteve
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17. Escarcha
El frío vino a recordarme que no estás
y el silencio entró sin llamar a mi puerta.
Ahora hay demasiadas canciones tristes
y ningún modo de paliar tu ausencia.
Náufrago en el mar de esta cama desierta,
mis dedos no logran aferrarse a nada.
Preso del insomnio de las noches largas
ya no eres tú quien mi sueño despierta.
Los días son del plomo de las balas
y nunca tuve las manos tan vacías.
La escarcha de este hielo me recuerda
al polvo sobre una caja de cerillas.
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18. Otoño
Oro entre el ocre
de las hojas del árbol.
Ya atardece.
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19. Nana de la barca
Sobre las olas suaves
se mecía la barca
despacio y sin romper
el espejo del agua
allí donde la luna
reflejaba calmada
un abrazo de noche
del color de la plata
con forma de onda
y fragancia salada.
Duérmete niña
que la marea baja.
Que la brisa te trae
cinco sueños sin mancha
para henchirte las velas
y agrandarte el alma;
y al cerrarte los ojos
con su caricia blanca
cesará ese llanto
que empapa tu cara.
La luna y la brisa
te harán de almohada
sobre las olas suaves
donde yerra la barca.
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20. Fill de la terra
Veu de barranc,
cavallons a la pell;
com la vella olivera,
com el vell ametler:
tu sempre has estat
resistint contra els vents
-tramuntana i llevant,
migjorn i llebeig-.
Fill de la terra,
de lligams i d’arrels,
home de camp,
llaurador i hereu
de la toscor de la rella
i del zel al sarment;
de l’antic costum
de bancals i conreus.
Amb les mans endurides
i els cabells com l’argent,
darrera frontera
del saber de les gents
no et sotmet la tempesta
ni t’ajeu el pas del temps.
Tu sempre tornes a la terra
perquè -per damunt de tot- ets fill seu.
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21. Impostor
Como alejarse del espejo en el techo
de no ser yo con el descenso mi piel
sigue indemne reacio a no ser sujeto
de las cadenas que abrazaban ayer.
La espiral va huyendo del centro
así dudo en frenar y a su vez
soy incapaz de evitar el siniestro
con la curva la tangencia después.
Desconocido queda aquel recuerdo
con el dilema de si se es quién ser,
si ser yo significa que miento
decir la verdad implica no ser.
La certeza se esconde en el silencio
de la pregunta imperante en la sien.
Cómo iba a alcanzar el reflejo
si todavía no he acabado de caer.
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22. Treva
Interludi naixent enmig
dels actes d'una obra funesta.
El moviment únic del calfred
cessant per un instant
i l'aresta invisible que ara
dibuixa el contorn de la boira
tallant aquest fred intransigent,
com una sola esperança
neguitosa i rebel;
una flor que brota entre el ciment
i la inconsciència.
Un raig de sol calfant la meua pell,
una veu trencant el silenci.
Un poema.
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23. Compañera
No sé cuánto hace ya, compañera,
que marchaste sin harapos blancos,
que murió tu voz y quebró mi llanto
y quedé huérfano de alegría y pena.
Como se van las nubes, compañera,
sin más eco que la sombra al paso,
un murmullo en el hueco, acaso;
vacío el pecho no hayo palabra certera
que nombre esta agonía que me queda.
Tanto me duele tu destierro, tanto
que sin tu calor siento que me apago,
y me ahoga este mar de silencio de piedra.
Dime cuánto hace de tu ausencia
que en la desidia te olvido
y en la vigilia te espero -por si regresas-,
compañera de las noches largas, compañera.
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24. Última parada
Volverás, algún día, por mis calles
y entre párpados y persianas cerradas,
y alientos suspendidos ante el desastre
encontrarás mi puerta abierta.
Terminará la perpetua huida y,
con el acortar de los pasos y el peso
de lo que dura una vida a las espaldas
acabará la larga carrera.
Te recibiré sentado y con la paz
del que todo ya lo espera;
buscando la sorpresa última,
la respuesta a la pregunta sin respuesta.
Y no habrá súplicas ni reproches.
Una cálida sonrisa y dos vasos que,
sin prisa, apuraremos lentamente
mientras nos ponemos al día
y me dices cómo te va el trabajo
y yo te cuento lo que no sepas de mi vida.
Brindaremos por el fin de la guerra
y el fin de toda incógnita en favor
de la que nos queda, ahora,
que muere la noche
y se apaga mi voz con ella.
Sólo espero que quede un eco
en el ancho silencio de la tierra.
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25. Monstruos
Monstruos muerden manos
-como brasas- al tocarlos.
Duele el tiempo a balazos.
Los párpados que pesan, los párpados.
Se te escapa la vida por los labios
y niego, y niego, y niego y marcho.
Infiernos de carne anegados;
monstruos y viento de la mano.
Sobre mi cama -nada debajo-,
sobre una cama de guijarros:
sangre y bilis y sal y ácido.
Las horas pasan despacio.
Me arranco el sueño sin usarlo.
Los oigo cerca, están acechando
y gritan sin voz y ahogan sin brazos.
El silencio, mis monstruos y yo conversando.
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26. La herida
La herida es arrancar la última página de una biografía,
el polvo acumulado en las ventanas,
la grieta en el vaso que no se llena.
Sobreponerse a duras penas a los días
y buscar por los cajones de siempre las ganas.
Empezar mañana a contar estrellas
y llegar a casa con las manos vacías.
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27. The unseen
As a rush of colored wind,
the glow underneath the skin
awakes the question
that quiet remains
in the mind of blinds
and on the frozen lips.
Nothing to tell the child;
the door, the path, the key.
The truth hides behind,
on the sudden night
beyond the unseen.
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28. Cuaderno de bitácora
Miércoles, 4 de diciembre de 2019.
Hoy he decidido darme una oportunidad.
La tormenta parece remitir por fin y el océano en calma y los
charcos restantes me recuerdan que también existen espejos
amables. Es difícil librarse de la humedad, pero ya no siento el
frío en los huesos y el olor a sal ha abandonado mis ojeras. Las
grietas que dejaron los escollos y otras guerras empiezan a
taparse, y ya no es necesario achicar agua todos los días. El viento,
siempre tan caprichoso, ha empezado a soplar de popa, las velas
resisten a base de parches y los atardeceres en medio del mar y
la brisa suave me llenan de recuerdos, y me pregunto si se puede
echar de menos el mismo presente mientras sujeto el timón, aún
sin saber muy bien si seguimos la ruta correcta pero con la certeza
de que llegaremos. Se adivina un pedazo de tierra a lo lejos.
Después de tanto tiempo vuelve a salir el sol.
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29. Texto en el que el poeta divaga sobre la inspiración y esas cosas mientras el café se enfría sobre la mesa
Apatía (n, f):
1. Gris de los días que pasan.
2. Vacío.
3. Tristeza.
La ausencia de vértigo al borde.
¿Dónde encontrarte?
Ruido blanco que no cesa;
la lluvia lejos
y el silencio no está roto.
[Mariposas muertas]
asfixia / el fuego no nace ya
¿y el frío?
Desdén, desidia y la primera ley de Newton.
Echarte de menos.
Me pregunto para qué sirve la poesía
(mientras cavo mi tumba en la nieve).
Pienso en los puntos comunes entre
el océano, el espacio y 62.370mm2
:
nada.
No sé qué hacer
cuando no estás.
Antología de otoño Jaume Leal Esteve
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30. Creador
Ando recorriendo los escombros de una ruina desierta,
buscando la idea, arrancando la idea, extirpando la idea;
la palabra hecha carne, la carne muerta y realidades
y otras mentiras de cartón-piedra hechas pedazos.
Con los dedos ensangrentados la herida es negra
y la luz sólo existe como herramienta del deseo
de ser más que un eco de esta guerra que termina
con el silencio y una triste mención en los periódicos.
A veces creo, y de rodillas me encuentra la noche
con los ojos abiertos y hay un destello e intento
-tal vez sin éxito- tantear el suelo en busca de certezas
y cajas de cerillas e ideas y creo, sí, creo que hay algo
en esta voz, algo en el verbo y me levanto y miro a Dios
y pienso que basta con nombrar para serlo y digo:
soy uno de ellos.
Antología de otoño Jaume Leal Esteve
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31. Huir
vivo en una huida constante
escapo, postergo lo impuesto
llamada en espera y espero
el tiempo me apunta y no quiero
aplazo el momento y dudo
si no decidir es hacerlo
me quedo en lo inerte
especto y observo
el silencio me asfixia
el vacío tan quieto
apneo secretos
regreso al verso
al beso del verbo
y no sé qué debo
si sirvo, si quedo
si sólo me pierdo
yo mismo me asedio
en el miedo el espejo
la guerra de siempre
si siento, si pienso
si quiero, si tengo
hidráulico, eléctrico
y al final un erial
más cerca del vértigo
y de nuevo otra vez
tierra, cielo y suelo
púlpito el pálpito
sucio el reflejo
tan lejos me veo
huyo de mí y vuelvo